martes, 24 de febrero de 2015
Los Arboles
Los àrboles piensan en la originalidad.
Se vuelven cuadros donde danzan las gravitaciones.
Aspectos que mastican las quejas y los patriarcados.
Los àrboles situan terrenalmente junto a los hombres
toda la radioactividad que poseen, para no ser conjugados
por termòmetros.
Son amazònicos y tambièn septentrionales.
Demagògos ante la llegada de una serpiente.
Decorativos y omniscientes como los bozales.
Verdes partidarios de las nubes.
Objetos colgando de lo decoroso.
Destacamentos de matrices que imprimen su espìritu
en los bosques.
Los àrboles son grupos sociales sin necesidad de
democracias.
Se matriculan y educan afirmando espiritismos.
Viven cerca del topacio y los sacramentos que se agitan
en los zafiros.
Concentran su verticalidad en tipos de letras que
jamàs se imprimen.
Los àrboles son fracciones y ruidos de rigurosos
movimientos
y extraordinarias frecuencias en el interior de
los tigres.
Disputan caballos a las sociedades ocultas.
Disputan cabelleras cada amanecer a la osa mayor
y menor.
Son maxilares de un universo que desconocemos y eso
significa probablemente un alveolo.
Tienen aspectos hereditarios de ramas y cierta xilografìa
de madera en ella que debemos sumar a lo
que no comprendemos.
Los àrboles sin embargo emanan civilizaciones de
papiros que no pueden dejar su existencia.
Y esa -silenciosa- es desgraciadamente toda
su cultura.
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