sábado, 15 de agosto de 2020

La Inmensidad del Naipe

 



Creo que el silencio puede ser épico.

Que algunas de sus cotas son simultáneas o ávidas.

Inundadas por negros terciopelos.

Que debajo de cada noche de neón existe una mañana

de crucifijos.

De bosques que llevan prismáticos y sienes

como si tratarase de marinos o relámpagos de nieve en 

un rostro.

También creo en esa obra de la luz donde el brillo

cruza la realidad con una especie de metáfora en su boca.

-por más que parezca el asunto dejó por ello de ser poético-

Con una forma de definición llena de hélices

y espantapájaros.

Con un extraño mundo - si se quiere - de lechuzas que crecen

y alcanzarán un día no sé que inmensidad de naipes.

De neologismos.

Oprimiendo siempre una sentina de hollín en

la silueta que deja una xilografía o el acto de la sed

con reductos de algas y serpientes.

Y yo pienso en ello.

Con la percusión de un violín que humedece sus fibras 

hasta llegar al verbo o la carne.

Yo vivo en ello con esa consistencia

que hace de los objetos lo más vulnerable en el mundo.

Es así cuando son guiados por las palabras.

Toda palabras es un prófugo. También un rehén.

Existe en la posibilidad igual que los cometas.

Narra orillas donde la naturaleza es de acrílico 

y las figuras dormidas en ella

convocan fractales como si algo semejante al principio

sucediera.

Pero no.

Al igual que en este poema.

Es una herida la que se abre mostrándote el final.

Y el poema lo celebra.

Porque en ese instante se separa de los hombres.






viernes, 14 de agosto de 2020

El Triángulo de Polen

 



Hay una forma de habitación.

De lenguaje que se introduce en el principio de la hierba.

Existen elevaciones históricas de collares.

Exhortaciones en la profundidad de una mañana en que

eres el único prodigio y llevas una cebra en tu boca.

Un león invisible roza tu piel empero crees que es la brisa.

No te preocupes la belleza mientras más hermosa de manera

mas enorme nos traiciona.

Y nunca lo sabemos.

Longitudes de gravedad que transportan puñales.

Asociaciones de aire en los sonidos que oprimidos por 

las palabras no encuentran así las suyas.

En qué ciudad son hallazgos?

En qué vórtice donde semejantes a mánticas y espejos devuelven

a las sienes de una hormiga un crepúsculo.

Animalitos de brea en las mejillas

seguidos de neumáticos.

Una serenidad que filtra un yacimiento dorado

o una lírica penumbra en el cuello.

En el espejismo que seguidamente sin saber porque se

transforma en ángel insomne.

Espíritus que la inocencia desnuda en un trance mientras

la mirada envuelve una constelación que cala

en todo vellocino la ira de una pupila.

La condición del mar mientras resiste en el agua.

La naturaleza de la ola que cifra en cada una de sus crestas

un alfabeto diferente.

Propulsado por seres con cabezas de toros 

iluminados por laberintos.

Sólo por laberintos.

En uno de sus laberintos ellos saben bien que un 

triángulo de polen

es lo único que los espera.





jueves, 13 de agosto de 2020

El Rasgo Apenas

 




Siempre he observado la noche.

De alguna forma es semejante a la oscuridad.

Las imágenes danzan en ella sin aguardar la llegada

a la metáfora. 

Lo poético es un rasgo apenas.

Una bengala que humedece el silencio en que arcanos

y péndulos se materializan.

Todo es irreal.

Todo es real como un minarete o sinónimo que se tensa.

Los objetos aluden a aquello que no tiene tacto.

Y los pájaros saben que la pisada es una especie de barbarie

de la cual son salvados por las alas.

Eso puede ser muy subjetivo. No sé que piensan 

al respecto los pájaros.

El viento es nuevamente una reencarnación.

El primer diluvio que conocí despertó de tu pubis.

Los dioses resisten en una orilla donde los navíos sostienen

lo imposible. La llegada a la brisa es un fleco

y las improntas de un ángulo

crean una paraguas con crónicas de acrílico.

La antorcha en la nieve borra la seguridad de una montaña.

La cresta es un movimiento cuyo devenir embarra

de espuma el espectro de un universo

que refleja en nuestra mirada

determinada consistencia

una cierta consistencia propia de veleros y carne.

De un patio donde la piel elige sus fantasmas.

De una vereda donde de todos los pasos que nos acompañaron

tomamos sólo aquellos que vieron con nosotros

aquello que sostenía la realidad.

Y no era el rostro que ves.

El objeto que ves.

La superficie que ya sea la humedad o el calor devastan.















martes, 11 de agosto de 2020

Las Alambradas de Aluminio

 


Creo en un futuro de estelas en el presente de una nuca.

En el flanco sobre la desidia importunando a los prólogos

y creo en esa abstracción recorriendo el celaje.

Semejante al poema que nunca es alcanzado.

Recuerdo la impronta sobre lo dorado y sobre el jardín

un pájaro en su graznido alude al polen.

Yo vivía en una cascara entonces y a no ser por los dragones

los recipientes decidían sobre la hermenéutica

adherida a un soplo.

Las mitologías estaban compuestas de hígados.

También de pulmones.

En las corolas de los cráteres el destino arrojaba sus dados

a una cuchara de mantequilla.

Ensenadas de crestas para un relieve que despertaba

de un juicio mientras dios era

posible como el angulo de una mandarina que besa la fiebre.

Comportamientos entre la luz y el recodo donde

los nombres aprendieron que rasgar el velo de la vida

no es sino rasgar el de la muerte.

La incandescencia pasaba con un caracol dormido en la boca

y en la superficie de una serpiente los dirigibles

presenciaban el latido de lo que no puede verse.

Claro. Todo esto no pertenecía a la oscuridad.

Tampoco a las sombras.

Pero en su mágica penumbra despertaban

como hipotenusas elevando un arco en los ojos de un niño.

Y entre las silabas de un teatro griego un galgo es 

presionado por alambradas de aluminio.

Probablemente así.

Sólo quizá de esa manera sea devorado por la transparencia.

Tú y yo rodeados de espectros.

Diezmados por cachorros lo sabemos.







lunes, 10 de agosto de 2020

Estereotipos Culturales

 



Después de la palabra una lechuza.

Un recipiente crepuscularmente disciplinado.

Un gesto preliminar adherido a una franja.

Un palacio o un nómade.

El reguero en el que son sometidas las anclas

y son limadas por lo invisible hasta convertirse

en cotas o perímetros.

En estadio y molécula por la que 

la inercia coloca la gravedad entre las cosas.

Claro, hay eventos anti-gravitacionales.

El vuelo por ejemplo.

Cualquier estereotipo.

El indicio -cualquier indicio- cultural de la brea.

Y observa, una linea en el rostro puede dejar

que salga de nuestra piel un satélite.

De nuestro cráneo posiblemente un astro.

De nuestras manos un invierno que -como este-

pavimenta los idus.

Eso tan ebrio de leyes que es base de casi todos

los horóscopos. 

De inusualmente los tatuajes.

Goteo del zigzag en una copa dormida

en que electricidades y esporas escenifican

el culto a los relieves.

Esa llegada a un jardín donde se baten nuestros

antepasados con una jarra de falsos profetas

inundada de anilina.

De cartón o juramentos de plástico

sometidos por la caspa.

Por un vaticinio de multitudes

que reciben el horizonte de una noche.

Y sólo la mirada en lo más profundo sabe que en

ese horizonte jadean infinitas

las cenizas.

Y que cierta imagen oprimida en ellas

alude a una mañana.

Incandescente -como el sudor de toda religión- en las

copas de los árboles.

Mientras un brillo oculto en ellas digiere.

Y otro regresando a su enigma

empieza.



















Creación de la Píel

 




Aquello es posible.

El mar sobre la orilla arrastrado por un retazo

de polen.

El soplo que vuelve a los racimos

Mi álgebra pura por si acaso.

Enhiesto en la pira de un mito que cede pero nada

más en sueños.

O la idea de que la libertad es celeste igual que

toda renuncia es una provocación.

Una estética con dirigibles que llegan de lejos

como marejadas o trópicos.

Igual que andenes o lúmenes que incandescentes

giran al parpado de una silueta.

Y en las crestas algo inasible desciende

entre silabas propuestas por carbones 

diezmadas o

desfigurados por el pubis de un diluvio.


De pronto el celaje

revienta en un aluminio purpura y en toda ocasión

una huella devora orillas de arpas

e ineditas cucharas

ven el movimiento en los asteriscos en un átomo

el viceversa de una cruz  que responde a la aurora

con fronteras de barro

con una pálida cita arrancada al cuello

de eso tan doméstico como la luna.


Recodo que desgarra un manantial

en las sienes.

Prólogos de una marejada

en los hilos donde bate un tridente su

flora estomacal o dionisiaca.

Su bronquial estrabismo donde anhelan

los peces un sitio de escamas.


Uno para esos prófugos que debajo del mar.


Que debajo del mar anhelaron la piel

en la superficie de los peces.


Pero no lograron crearla.
















El Lenguaje de las Cosas

 



Todas las cosas desprenden palabras esta mañana.

Hasta antes de ella sólo habíamos oído aquellas que pertenecen

a los hombres.

Todo -en consecuencia- es distinto.

Ya nada es natural.

Y si natural es lo contrario de aquello que hoy se da?

Si son las cosas quienes tenían el derecho al sonido del lenguaje

y no los hombres?

Cómo saberlo?

El hecho de que los objetos se encuentren en este instante

atravesando el silencio sólo es eso.

Y una de las preguntas es:

Qué sucederá cuando sus palabras colisionen con las de los

hombres?




sábado, 8 de agosto de 2020

Cuántica de Plastilina

 




Esta es la memoria.

No es un plástico que oprime un borrador

ni el naipe que cita a un dios que habla de si mismo

como un reflejo celeste o un ignorado alfabeto.

Eso se llama narcicismo.

También posee ya tecnicismos más modernos.

Al final todo es intelectual como un pedazo de oso.

O un luminoso veneno.


No es la afirmación 

con la dialéctica de una pantera que elige

el relieve de una flauta.


No es el remanso al final de una herida donde se oye 

un gemido que emana de la hierba.

O las superficies donde el enigma es un rayo.

Una barbarie que humedece por la noche latitudes y anclas.

O prototipos de sienes en una burbuja.


Prosas de ladinos estandartes donde

un génesis elabora sobre cuánticas de plastilina

la teoría de una manzana.


Crónica de un horóscopo que en uno de sus minaretes

detiene el flujo de los maleficios.

Algo como la raíz en el aire desfigurada por un corazón

amarillo.

O ese imán que proviene de los suburbios con un puente

de escarcha en sus labios. 

Desfigurado por la fiebre de la realidad

o ese torpor que ahoga el espejismo de todo solido en

la distancia.


Más no en su cercania.

De esa tarea se encargan las venas.


Guiadas por fieles oráculos de sangre que

desconocemos.










Los Hombres que Habitaban los Cuchillos

 




Son estos hombres los mismos que habitaron el interior

de un cuchillo?


Son los que despertaron en la orilla descubriendo que el

mar no había sido un sueño?


Son los universos de los que provienen caballos sin alas?


Luces de iris en un perímetro donde el invierno se transforma

en libélula o araña.

Diarios de piel que asemejándose a un acertijo colmaron de

veleros la ira.

Un punto más allá habitaba la sed. 

Vivía rezagada en un los nidos de un árbol marino.

De una sentina boreal.


Es este el lenguaje de esos seres que encontraron sus monólogos

en las células del granizo?

Los que se hicieron semejantes a la mirada del alba

cuando las constelaciones aún tensan

sus figuras en el infinito.

Todo ello para qué?

El devenir continuará la obra del vacío.


En los pétalos del caos un jaguar

imitará el filo del acantilado lleno de agujas y gestos

propios de la ruina y la miseria.


Esa que como un roce imperceptible

te engaña.


Casi te traiciona.


Y te hace decir que todo.


Absolutamente todo es quizá poético.












miércoles, 5 de agosto de 2020

Paisaje Contemporaneo






Ese silencio en el cual las estrellas descubren
su soledad. El paisaje de sal que era casi un pseudónimo.
El pacto con una amapola.
El verano en el roce de toda superstición.
Y el hambre.
El hambre con su máscara de vidrio en el lomo de una
cebra.
Por supuesto que no es ninguna absurda vanguardia
ni contemporánea treta.

Con exactitud las improntas tejen sus dioses en una mañana
en que los apogeos persiguen esgrimas y son ecuestres
los latidos de la transparencia.
Todo aún es cristiano.

Los paraguas siguen a las cucharas como si se tratara de
dioses y hay un hélice que destaca en sus círculos
las contorsiones de la sangre
en las venas.

Los hombres miran y otros trazan agujeros
en recipientes de niebla.

Los huesos dispersos se unen nuevamente pero sin
permiso de la carne. La carne continúa su historia
en otros albedríos.

Algo contrito y sucedáneo evalúa la naturaleza
del diluvio en las sienes
y mientras ellos sucede una jungla descubre el sesgo
de un jardín entre sus cenizas.
Despierta el fuego con un arcano en su saliva.
O la pantera examina el detalle de la oscuridad 
durante el sueño.
El detalle o la característica. Da lo mismo.
Su nombre por ahora es el de la penumbra.

La modernidad parece segura en una
espora de vinilo y bandadas de acrílico exhortan
el vicio de una palabra en un
reguero.

Es demasiado pronto para decir que es marginal.

Es demasiado pronto a pesar que lo sea.

Y por mas que los muertos estén colgados de las anclas
que arrojaron los navíos en el hemisferio.

Antes de descubrir que ese es el único infinito
que queda.












Los Virreyes Invisibles





Hoy estoy en el jardín.
Hay menciones al ave que se convirtió en arpa.
Hay referencias a un universo donde los paralelos indican
que el agua proviene del lenguaje allende a una
serpiente y que el viento
es la extensión sagrada de algo que lleva la apariencia de un
polinomio.

La hierba es verde.
Los aves que cayeron de los nidos se convirtieron en huesos
o xilografías.
El hombre que observaba aquello llegó a más de una conclusión.
Pero no hubieron estatuas ni pirámides que lo 
atestiguaran.

Volvimos a ser concebidos con ese poco de utopía
que hay en todo nihilismo después de la aurora.
Luego de una cabeza de tigre.

Hoy me encuentro en el jardín.
Resulta que el jabalí descubrió la filosofía un poco tarde.
Resulta que los gnósticos no pueden abrir sus alas
y esa imagen es exagerada como un
destello que proviene del azúcar o una sílaba arrojada por una
carta de limón en la espuma. 

Territorio -claro está- de margenes y veleros.

De virreyes invisibles.

Naufragando en sus propios reflejos.








jueves, 16 de julio de 2020

Constantemente






Constantemente pensamos que hay ídolos.
Que recogemos a diario sales de aluminio en las calles.
Con persistencia inhalamos el vapor de otra piel
y es un vapor con reminiscencias de ángulos
y collares marrones.
De druidas de papel en los cabellos.
Con frecuencia
el sudor que posee un conocimiento
se ignora tanto como aquel que desliza sus sienes en 
una metáfora.
Con persistencia elevamos una mimesis
sin ser conscientes de ello. 
Veteranos y puros en una extraña realidad.

Constantemente.
Como si la luz fuese a la vez una sombra
y las siluetas que proyecta sobre la oscuridad nos son 
vedadas igual que el prodigio en los ojos de
una palabra.
En ese punto donde inventamos mástiles
para reconocernos.
Mástiles y hojas.
Serpientes que descubren el mito o el ritual 
en ellas como reductos propicios a una andanada.
A un temblor que conduce girasoles
mientras duermes la exacta naturaleza de un mar
que aún esconde sus heridas.
Debo añadir que el mar resiste en ellas.
Debo concluir que en cada etapa de arroz
el polen es continuo a la lluvia
o algo despunta al poniente
con estandartes de un insomnio sagrado.

Sí.

-también lo has adivinado-

Semejante al que posee todo maleficio.







domingo, 12 de julio de 2020

La Magia de las Sombras





La ceniza o el silencio que cae de las uvas.
Mientras contemplas un dios desciende por las mejillas
transformado en liquido. Tiene como base una
emoción.

El mar duerme como un espejismo en el corazón
del heliotropo. Nuestros huesos lo miran.
Desde un guetto amarillo una cascara de nieve
lanza su grito con una duda gramatical
posterior a los parpados y los
relatos del sueño.

Indicios de arena entre calles de dirigibles
donde el ser de la poesía distancia sus conjuntos
de los parpados
tal como lo hace una visión de la realidad.

Es decir.

Dejándonos ver su rostro entre la magia de las
sombras.

miércoles, 8 de julio de 2020

Hacia el Cielo








Dado este país macizo y crepúscular en los ojos.
Dada esa intermitencia con la que asciendo a tus pupilas
con una serpiente emplumada en mi sangre.
Según esa teoría en las venas desde la cual este recipiente
recibe en el instante una palabra.
-Una palabra que en el momento 
de ser nombrada pierde su significado-
En esta ciudad boreal en la cual tú y yo presentíamos
y en sus orillas la ilusión de un oráculo
reiteraba la esencia de un día luminoso en la carne.
Con apariencia de verbo.
Con apariencia de relieve o vellocino.
Con semejanza de trigo o carbón que inunda la hierba
de espejismos. Tanto o más como lo hace una 
poética. En el sigilo o la renuncia a una andanada.
A una capital sin tropos ni hipérboles
que hoy en los collares despiertan la memoria de
un pubis. Entre la ira y la sal desfiguradas 
por reencarnaciones que descuelganse de los
pájaros con un carbón amarillo
en su cuerpo.
Con un trazo que alude a polinomios
o la vertical de mi sed cuando oprime en la pregunta
una respuesta.
Dado este recipiente que en vilo es un trance.
Un exorcismo que proviene de una estela.
Según la continuidad y el deseo en un broche que
circunvala muelles de algas y a partir de otra trama
la hojarasca es un desvelo.
Una cita con el sol.
Una maldición de ámbar o el itinerario
con que una cúpula borda en nuestros tejidos
un canto.
Desde una replica o una lamina
que colisiona en la intuición con un lápiz de papel
o el roce de una citara.
De toda superficie.
En las cuales descubro que las cosas que dejaste 
tienen alas.
En el momento de intentar tocarlas.
Se elevan hacia el cielo.




martes, 10 de marzo de 2020

De Todas Estas Calles




Creo que de todas estas calles hay una que desemboca en el mar.
A excepciòn de aquella todas desembocan en su narcicismo.

La naturaleza de ese narcicismo es poètico-intelectual.

Pero no hay de que preocuparse. 
Hay otro pàjaro en las alambradas al que podemos saludar.
Es un pàjaro que a diario se enlaza a las corolas.
Que describe un sueño en el que la ciudad donde vives
ha variado en absoluto su morfologìa.
Sòlo sabes que es ella por un màstil en la parte
donde se desarrollo la arena.
Uno en la cual hay un hombre atado ante ese mar ardiente
de un desierto puro.

De todas estas calles se escribe.
Sin excepciòn.
Elegidas por esas raìces que llevas en el pecho.
Por el latido de ese corazòn que a cada lugar mas alejado
o cercano de esta tierra nos acompaña.
No nos guìa -ojo- sòlo nos acompaña.
La naturaleza de algo ajeno es quien toma una desiciòn.
De esa forma emerge un cartòn o un juguete.
Una parsimonia.
Quizà una serpiente elèctrica.

Creo que de todas estas calles.
De todos esos movimientos donde el devenir no se involucra.
Donde los fenòmenos vuelven a los lìmites.
Es decir a la condiciòn de la cual partieron.
Enajenados.
Llenos de insomnios.

Igual que aquello que profundamente conocemos.

Eso que nos empuja diariamente al destierro.











Desengaño





Algunas respuestas descienden del tiempo.
Por ello sus palabras estàn constituidas por relojes.

Tambièn por brùjulas dejando asì sentada su
relaciòn con el espacio.
Todo lo que es fìsico -paralelamente- lo sabe.

Algunas respuestas trazan con otra intenciòn sus 
llegadas al mar. Las nuestras son siempre racionales.
Lògicas. Lucidas hasta la saciedad.
Lucidas en ocasiones.

El mar es un ejemplo coloquial al contemplar la sangre.
La magia en ella alude a los relieves del desierto.
Alude a ellos porque las imàgenes dejadas por los profetas
nos engañan.

Y siempre serà asì.

Esas imàgenes no fueron escritas para nosotros.

domingo, 8 de marzo de 2020

Gnòstica Versiòn





Tienes a un navìo que en noches de crestas es una
hipotenusa.
Un lenguaje con adioses con cartas de esquimales 
en el pecho.
Indicas regularmente a la luz donde empiezan las 
sombras y sin iluminarlas totalmente cubres
el hollìn de carbones.

Has predicado ebrio de esencias en el àlgebra que
une los solsticios y reencarnandote en los seres
mas liquidos de la existencia oprimiste vortices.

Lleno de alquimias despuntas a los cursos de
helio en un trompo.

La brisa irrumpe ocasionalmente la tabla periòdica
de las abstracciones, Las que no corresponden
a la realidad. Esas que son del pensamiento.

Tus teorìas de aluminio regresan de las coronas
con bòvedas donde agonizan serpientes.
Donde el ladrido de la hiena es divino.

Anidas la resaca de todo lo sagrado en un tejido
de àmbar. Locaciòn para nàufragos.
Bajel donde residen los paraguas.

Aquellos que de noche rozan inutilmente los
limites del universo.







De Aquì al Hemisferio





De aqui al hemisferio hay probablemente
màs de una esfera. Miles de cìrculos.

Un ser atraviesa la calle y de su boca cuelga
una palabra. Instantes despuès se une a ella otra.
Entre ambas se preguntan còmo es formada
una oraciòn.
El hombre que observa tambièn se lo pregunta.
Un destello -que empieza a ser poètico- ronda
ese escenario.
Un destello tan profundamente con rostro
de araña.

Otros seres se mueven entre palabras y hojas
que conmemoran lo posible en una ciudad.
Una gesta digamos.
El drama de las cenizas.
El bùho que escatima.
Una linea horizontal alcanza los cordeles
tensàndolos. En esos cordeles
viajan entre otras cosas mensajes telefònicos.
Allì existen cementerios de excrementos
que pertenecen a las aves.
El calor del sol los transformo en piedras.

De aquì a un hemisferio siempre a cuentagotas
hay un enlace mìstico.
Un ancla que no logra proporcionar un aleteo.
El ditirambo con que los niños juegan
en el interior de un pètalo.

Guiados siempre por bandadas.

Semejantes a las que oprimen la sed de nuestros
velos.








sábado, 29 de febrero de 2020

Crucigrama Onto-Semàntico del Alba




El plano donde el futuro duerme
esta compuesto de vìnculos.
Tambièn de bolicheras.

De un ser que despierta pero en el interior
de un sueño.
El sonido de sus palabras en ese sueño
son diferentes a las nuestras.
Nosotros creìamos que la percusiòn era una.
Que no habìa otra fonètica.

Barcos de papel inundan la orilla
en la que somos ajenos.
La estela que sigue a esa orilla posee imàgenes.
Provienen de un extraño espejo.

Las dimensiones son fìsicas.
Una reliquia de nieve ocupa el cèfiro por
donde los candelabros pronuncian 
un nombre.
Tardaron siglos en unir sus sìlabas.
Como una iniciaciòn mas que un pronunciar
este mediodìa se elevan.

El espacio es lìrico.
Femenino- masculino en esta època
de industriales parajes.
Noèticos con algunas bisagras.

Los paisajes tienen apariencias remotas
nuevamente. Arcanas.

Lo mitològico es el llamado de ese bùho
que desayunaba a mi lado esta mañana.

Experto en resolver crucigramas me
mostraba aquel del dìa de ayer en el periodico.

Uno que no terminaba de resolver.

Y tampoco yo conocìa el significado 
de aquello que sugerìan las palabras.






viernes, 28 de febrero de 2020

De repente la Palabra es Boreal






De repente la palabra es boreal.
Por ello en el sonido se eleva.

Quizà las escoltas de humo que rozan la 
tierra son la falsa
hermenèutica de quien se alimenta
de bozales.

Y en un sudario el resplandor de la idea
se alinea al hollìn en su trayectoria
de òpalo.

Posiblemente el horizonte escupe en el
infinito porque nosotros por lo general lo
hacemos sobre la tierra.

Y en las ciudades de arena perfiles de sangre
confunden sus mandìbulas
con el iris diminuto que escapa de los ojos
de un murcièlago.
Emanando asì lo sobrenatural.
Eso que escapa a los oràculos y profecìas
sin decirnoslo.

De repente eso que te acompaña 
como un sigilo en tu soledad es el canto
que en el vacìo espera nada màs
que tu llegada.
Te hablo de esas cosas que son
para nosotros.
Para cada ser sobre la tierra.
Eso que nos configura sobre un hemisferio 
individual lleno de ventanas y
mariposas.

De carbones y cigarras que a veces
naufragan en la magia de tu sangre.
Huyendo hacia el aire

Incrustàndose  asì en el otro.

Y despertando asì al amor.









miércoles, 26 de febrero de 2020

El Arpa en tu Boca





Vivo en el interior de una muchacha que es inverosìmil.
La veo caminar llena de contrastes.
Posee un arpa en su boca.

De dìa limita con algunas cosas. 
La mayorìa de ella expèdiciones.
Incursiones.
Esferas donde el pètalo en las manos se
vuelve contraproducente.
Como un cascara de frìo quizà.
Igual a algo que no es oriundo tal vez.

Vivo en el interior de alguien con pocas palabras.
Tengo uno o dos contrastes en relaciòn a ello.
Apenas unas cuantas alegorìas.
El ser del cual hablo camina llena de aquellos.
Millones de arpas giran en su boca. Miles
de alegorìas.

Barcos de miedo para las multitudes que
se pudren en las calles. 
Enciclopedias con referencias atroces a la luz.
Incandescente brillo -todo brillo lo es- que humedece
con su lampo eso que denominamos estrellas.
Habrà un genitivo en todo esto?

Declina el sol en una puesta de alhambras
su bar y su densiometrìa. Escala la sal de una urna
el prìstino reflejo que cae del gorjeo de 
los pàjaros reencarnando en los sacerdotes
cèfiros que oscilan.

Vivo en el interior de una muchacha.
Ella tiene hilos y bùhos de escarcha en sus venas.
Paradigmas con bozales.
Alquimias de uvas.

Sus estelas han sido enumeradas por las resacas.
Su sombra es la identidad del aluminio
cuando se desliza en la resaca.

Lo cual es nada màs que un despliegue.

Uno que a veces es imposible seguir debido
a los pocos contrastes de los cuales estoy hecho.

Y ella.

Ella camina creando sus vòrtices en esta ciudad.
Llena de alegorìas.

De millones de contrastes.

Y un arpa en su boca.
















lunes, 24 de febrero de 2020

No Es Exacto




No es exacto.
El viento golpea mi rostro y hace bien en decirlo.
-todo golpe es una extraña pronunciaciòn-
Algunas cosas son determinantes y en lo absoluto una
manada se define. Asì por un instante se separa
del significado de horda.
El asunto es que en dos palabras que definen lo mismo
el asunto termina siendo relativo.

No es exacto pero tù sigues limitando con lo atroz
y en cada campana de cera el sol toma su tiempo para
demostrar uno de sus axiomas: Todas las cosas
a la larga se derriten. Incluso las màs sòlidas
seràn devoradas un dìa por aquello
que no naufraga debajo de las placas tectònicas.
No naufraga.
Sòlo espera el tiempo.
Debajo de esas placas hay mares de lava.

Oceànos que siempre seràn incandescentes.
Con esa incandescencia nunca fregarèmos un plato.
Tampoco nos servirà para conducirlas por antorchas 
entre aquello que nos queda del mundo.
Una civilizaciòn o dos o tres.
La occidental. 
La oriental.
Aquella que prensa la carne de sus seres queridos
hasta convertirla en atùn en las urnas.

No es exacto.
El color del sueño en el dìa.
Las cenizas de un invertebrado que pesa su corazòn
en la superficie del agua.
Su arpa mientras sìlabas de color azul recopilan
axilas y piastras de sed.
Rumbos desolados por los cuales girò el hambre
con su castillo dorado.

Hasta encontrar al hombre.

-quizà el hambre huyò del paraìso-

Para demostrarle de què absurdas monarquìas
desciende.







lunes, 17 de febrero de 2020

Las Cenizas de las Cúpulas







Las cenizas de las cúpulas se trasladan
por las calles.

Llevan la apariencia de rosadas 
criaturas.











Habitaciones Purpuras




Hay brùjulas que son navìos.
Bogan sobre las superficies de tu piel.
En tu piel existen ocèanos.
Sòlo tus sueños por la noche los habitan.
En ocasiones dialècticas  y vilos
incursionan en ella.

Reencarnaciones de magia en la inocencia
de un vuelo que tiene raìces profundas.
Minaretes en la silueta de un adagio 
que sòlo es completado por esferas.
Alguna astrofìsica.
Alguna arrastràndose del polen a las urnas.

Vientos de arena que toman
las cùpulas de las iglesias para conducirlas
a lo inasible.

Disciplinados idus.
Habitaciones purpuras.
Desarrollos de sombras y algo macabro en el
lugar màs oscuro de una palabra.
Allì los enigmas levitan como paìses antiguos
donde escarba una araña en al aire.
Prepara el terreno para su tela.

Hay brùjulas que son navìos.
Respiran en los umbrales.
Alguna vez miraron sobre lo atroz hasta llegar
a la belleza.
Lo atroz es una burbuja que cae de tu pelo.
Un dirigible que se levanta de tu cuello.
Un pergamino 
que cubre eventos periodìsticos
inhalados por un racimo.

El ser al final del planeta al descubrirlo.

Adquiere la apariencia de un zodiaco por ello.







Idilio




Alguna noche estaràs aqui.
Los pàjaros habràn evolucionado.
Las puertas que nos llevaban a ellos seràn de agua.

El idilio -como todo idilio- rozarà el vuelo de un bùho.
En las pupilas de ese bùho elipses o cìrculos
mostraràn sus reencarnaciones.
Cuidado con confundirlas. 
Ten en cuenta que no son exorcismos.

El mar alcanzarà la orilla guiado por otra fuerza.
Algo abstracto y escèptico se desprenderà de 
las religiones. Tù volveràs a creer en una alhambra.
Fiel a los pètalos y las hojas desgarraràs
todo abecedario en el mundo.

En los cuellos de los cisnes un ritual semejante
al que poseen los labios inundarà la noche.
Tendràs el derecho a los castillos mientras son azules.
Iràs por el brillo y esa miseria del diamante.
Seràs hojarasca pero no dormiràs sobre
la hierba.

Tù ascenderàs desde la tierra a las ramas.

Ningùn ser en el universo lo verà.

Y cuando te unas nuevamente a ellas.

Sentiràs unos extraños labios como
algo invisible en los tuyos.

Porque perteneceràn a la magia.




jueves, 13 de febrero de 2020

Angulo de 45 grados





Entre la lluvia hay escondido un minotauro.
Durante dìas lo miro. En vano intenta edificar un
laberinto. En esta vida al menos eso serà
imposible.

Entre la lluvia lo cual significa que toda superficie
es hùmeda a esta hora. El gallo en una de barro
intenta dibujar un cuadrado. El mismo
se desvanece. Una o dos lineas de tal figura
forman diminutos riachuelos.
Justo donde se unen dando vida a un àngulo.
El àngulo en menciòn es de 45 grados.

Entre la lluvia hay un minotauro.
Por momentos lacònico.
Por momentos triste.
A veces lleva un piano.
En ocasiones tiene un arpa en su boca.
Sus cuernos llevan sangre seca y es que desde
su llegada desde el mito nadie se ha molestado
en pasarles un trapo.
Parece por instante un dios malsano.
Inverosìmil. Extrañamente tierno.
Ansioso de tener locura.

Ya olvido a Teseo.
Dejò atras el hilo con el cual ariadna lo entrego
al hèroe. Los hèroes son seres extraños.
Deben a sus extraordinarios actos
un culto por maravillosas idolatrìas.
Todas son secretas.

Entre la lluvia lo que nos traslada
a esos metabolismos de la naturaleza, ajenos
al hecho de vivir en un laberinto
de piedra.
Aguardando sacrificios.

No.
Este es un minotauro posmoderno.
Neoliberal si se quiere en uno que otro sentido.
Cuàntico. Habla sostenidamente de
redes sociales.

Y sus ojos escupen
arañas.




En la Orilla del Mar






En la orilla del mar.
En la orilla porque no es un castillo de piedra.
Tampoco una daga con pròlogos.
Aquiescente como esas auroras que unen el brillo
a la claridad formando un maleficio.
Un presagio.

Cuando las explanadas lucen su mariposa de 
nieve en el pecho. Pero lo hacen porque ella crearà
las raìces del latido y el latido es el diario
de un bùho en el corazòn. De un conjunto de hordas
pero constituidas por papeles.

En las peninsulas donde el sueño
toma un molino de las veredas y lo transforma
en poètica. En silo con generalidades
o telescopio que inunda una bòveda.
Un cràter.
Un pez de barro.
Un vocablo en esos juramentos donde 
un demonio intenta cumplir sus promesas
y descubre que tiene la superficie
de la punta de un hilo para
hacerlo.
Eso no sòlo significa un desembarco.
Ello no es esa incursiòn que
recogemos de un adolescente plano.
Es nada mas que un ruido.

Una caracola.
Una inaudita subversiòn en los collares.

A la salida de un teatro donde los actores
no pueden abandonar sus personajes.

Y vociferan.

Gritan.

Anhelando volver a los mismos.









martes, 11 de febrero de 2020

Dos Cabezas





Por la mañana la humedad en la hierba se une
formando centenares de copos.
Algùn pàjaro descenderà de las ramas para beber
de ellas.
O el calor al mediodìa lo evaporarà esparciendo
sus cenizas en el aire.
El viento las devolverà a una nube o conducirà
al ocèano.

Un ser contemplarà aquello y pensarà en otros
tèrminos.
La luz serà un micròfono en sus manos con la
que se comunicarà con los cometas.
Ya no habrà realidad y todo finalmente
-tal como fue presagiado-
estarà hecho de apariencias.

Un niño lanzarà un grito desde un telefèrico.
Llamarà a los còndores.
Pero los còndores no responden.
Son carroñeros que viven en las alturas.
Llevar un collar blanco que parece hecho de nieve
sòlo que el sol no puede deshacerlo.

A todo esto ese sol tiene dos cabezas.

Una se dedica los sòlidos.

La otra a lo ideal.




Existencia de un Crepùsculo





Existen crepùsculos a los que nos asomamos
de manera espiritual.
Tienen mandìbulas en sus celajes.
Poseen rituales.

Poseen mitologìas de escarcha en cada soplo
que preludia o profana.
Monòlogos que deja una estela
conformados por lenguajes de brillo.
Un indòmito resplandor se filtra en ellos.
Parece un harapo.
Un trajìn de juguete.
Una veleidad con la cual la sensualidad
cruza el vèrtigo.
La intensidad.
Eso que los bùhos entienden de noche
como desesperaciòn.

Espirales de ensueño con largas peninsulas
en sus mejillas.
El roce de la piel en ellas imagina
el alabastro. La llegada al pubis de una
mariposa donde la inspiraciòn rasga una luz
de porcelana.
Un paisaje de carbòn donde vibran metàforas
de hierro. Sobre superficies
de zinc.

Existen crepùsculos.
No enumeran ni narran historias en 
la madrugada.
No imitan los velos que hay en la llama
de los candelabros.
Se extienden como plagas doradas
en un parque.
En una singularidad que los idus
perciben.
Que ciertos preàmbulos
intuyen.

Buscan hematòmas y metabolismos.

Confieren a todo sesgo o eje una imagen.

Imagen gnòstica siempre.

Acariciando superficies trascendentes por 
la noche.

En cada una de ellas el velo ha sido 
colocado allì por el amor.















lunes, 10 de febrero de 2020

Aquel Extraño Espacio





Aùn.
Todavìa sobre aquel sigilo donde el mar postra
su imagen.
En la misma no sè si descansa o sueña
un horizonte.
Pero algo se agita allì en silencio.

Entre las palabras que viajan
por el rostro del poniente.
Palabras que separan su significado de aquel
que poseìan en la aurora.
-cosa improbable para el hombre-
La intensidad del dìa en el poniente quizà sea
otra. A otra intensidad otras 
pronunciaciones.
Otro verbo.

Sacerdotes de polen a esta hora
en que las oscuridades de la noche 
fueron seducida
por la claridad del dìa y se convirtieron
en sombras.
Todo ser. Todo objeto sobre la tierra lleva 
una.

Pàjaros y druidas en descarte.
Performance de un dìa tembloroso en un
cachorro.
Fantàstica continuidad de un gemelo que cuida
el azùcar.
Es asi?

Aùn sobre cada intemperie.
En cada ceniza de hierba quemada por el fuego
de la lluvia.
En esos diluvios que amamos y eso es todo.
Muy cerca del mar donde se anhela
la narraciòn de una legaña.

Apostados en aquel extraño espacio que separa
el vacìo del todo.









jueves, 6 de febrero de 2020

Formaciòn de un Relieve





La aurora tiene un pàjaro.
Es elìptico en su vuelo.
Una que otra coordenada lo guìa.
En rigor podrìa hablarse de èl.
Decir que es màntico.
Pseudo masòn. 
Hiperbòlico.

Una cebra se oculta en su sueño.
Cubierta de mandìbulas y papagayos.

Las hordas lucen imàgenes
en cada uno de sus poros. En las 
mismas vibran trasatlànticos.

Seres de nieve y precipicios
ascienden por una mirada de iones
hacia los dirigibles.

Contenidos de òpalo 
en la dialèctica de un gallo edificado
por el polen, descubren acertijos
en sus amapolas.

La aurora tiene un pàjaro.
Llegò con el final de una constelacion
anhelada por la fiebre.

Descubriò el sentido
de un alqumista suspendido en alguna
punta de la arena.

Y no exactamente donde el desierto
se empina.

Sin heridas. Sin necesidad del dolor.

Para formar un relieve.







miércoles, 5 de febrero de 2020

El Enigma del Ladrido




El mes se aleja.
Un dios abandona mi mesa y otro llega.
Todos miran el pan que hay en esa mesa.
El perro al lado del mismo duerme.
Sus ojos se abren para mostrar imàgenes
y luego se cierran volviendo al sueño.

Una de las caracterìsticas de dios es un hecho
en el cual trata de imitar el ladrido
de ese perro. Cosa inùtil.

-dios no sabe que se trataba de todo lo contrario-

La espera en la cual descansaban sus esperanzas
se fueron desvaneciendo.
Desde hace siglos viniendo cada mañana buscando oir
el sonido de ese ladrido.
-tendrìa que saber en primer lugar que es el sonido-
-tendrìa despuès que saber què es el ladrido-
Todo para nada.
Estimo que un dìa dejarà de hacerlo.
Supongo que algùn dìa -salvo yo- nadie sabrà
cùal fue el destino del pan que hay en la mesa.

Y cuando ello sucedas.

Cuando ello suceda el perro despertarà.







Nuestras Venas





El viento no era un lugar seguro para la brisa.
Por eso se desprendiò del mismo.
Golpea desde entonces en nuestros rostros.

Golpea como un roce.
Un roce que busca unirse al espacio de
la mirada.
-es un roce suave-
Como esa caricia que evocamos del amor cuando
no estaba unido a alguien. 
En el principio.
Durante su llegada a cada vida, tiempo en el cual 
las cosas aparecen en nuestra alma alejadas
de las otras.
Y el amor semeja una linea que esperaba 
una palabra.
Un canto que anhelaba una flauta para
encontrar su melodìa.
Un metabolismo semejante al vacìo y los
eclipses.
Un dìa de rasgos.
De leyes al final del crepùsculo donde la noche
empieza.
Y es semejante a un rayo entre nosotros.
Uno que nos separa.

El viento no era un lugar seguro para la brisa.
Pero en las calles hay materiales 
sordidos y luminosos que atraviesan el corazòn.
Birremes que se arrastran como barajas
entre la magia o la silueta 
de un velo.

Son ceremonias donde el brillo
se confiesa pero lo hace ante el destello.
Y lo secreto cuenta su enigma
pero a lo màs profundo de la aurora.

Lugar donde los màstiles yerran
incandescentes.

Entre insaciables bandadas de algo que no
podemos determinar.

Algo que sòlo puede correr en nuestras venas.



Las Señales que deja un Jaguar





El lenguaje nos encontrò una mañana.
Tenìa ìdolos de barro.
No lo sabìamos entonces pero tales ìdolos
eran adorados por espìritus.
A veces por demonios.
De cualquier manera nunca dejò de ser
una extraña escena.
Todo un espectàculo.

El mar es septentrional pero no roza una hoja.
La experiencia es un hilo que se
sumerge en un enjambre donde la realidad
desaparece. Prontuarida y sutil
como los elementos.
Como las señales que deja un jaguar en la arena.
Un jaguar beodo. Peritoneal.
Deduciendo siempre entre limones de hierro.

El lenguaje nos encontrò una mañana.
Tenìamos en nuestra boca las palabras que iban
a ser pronunciadas ese dìa.
Habìa en la metàfora un ansioso vilo con
el que mordìamos violines o
ascendimos a las estelas.

Oh adolescente animal que llegas
de la apariencia con un mitòn en tus sienes.
El pàjaro que naufraga en tu silencio 
es aùn de menta porque ese silencio existe
como un daguerrotipo
donde ocultan los brazaletes
el rostro amarillo de 
una araña.

Y los flancos de eter incrustados como
oràculos en sus talones.







jueves, 30 de enero de 2020

El Enigma del Ladrido






El mes se aleja.
Un dios abandona mi mesa y otro llega.
Todos miran el pan que hay en esa mesa.
El perro al lado del mismo duerme.
Sus ojos se abren para mostrar imàgenes
y luego se cierran volviendo al sueño.

Una de las caracterìsticas de dios es un hecho
en el cual tratò de imitar el ladrido
de ese perro. Cosa inùtil.
La espera en la cual descansaban sus esperanzas
se fueron desvaneciendo poco a poco.
Desde hace siglos viene cada mañana buscando oir
el sonido de ese ladrido.
Estimo que un dìa dejaràn de hacerlo.
Supongo que algùn dìa -salvo yo- nadie mirara
el pan que hay en la mesa.

Y cuando ello sucedas.

Cuando ello sucedas mi perro despertarà.








Las Bòvedas en el Crepùsculo




A veces es imposible empezar a escribir.
Eso es un hecho.
A veces es imposible lo cual no quiere decir
que el vuelo de un bùho en la aurora
me sorprenda. 
O el lìmite del vacìo camine en una vereda
con un salvoconducto.
Es una imagen extraña aquello. Una
comprometedora. Involucrada con las sirtes.
Llena de incursiones.

A veces 
esa vida que conociste roza las puertas
de los muelles preguntando por otros navìos
dado que la poesìa no responde.

Y en los crepùsculos bòvedas de nieve
se confunden en el purpura de los cèlajes
igual que antiguos candelabros.

A veces aquello que nombras es
la ceniza de aquello que lo sagrado
te ha dejado ver.

No es ninguna profecìa.
Ni dramas ni tragedias en ello.

Patèticos y -eso sì- un poco abstractos
somos forasteros de este mundo.

Nada màs.





miércoles, 29 de enero de 2020

Febrilidad de a Pocos





Quizà el navìo sea como un dìa en las entrañas.
Un paraìso donde los àngeles olvidan en la aurora los
griales tejidos por la noche.

Tal vez ese navìo posea una manzana que no fue 
tomada por Adàn. Una que se hizo terrestre y fiel a la
gravedad dejò como herencia a la tierra nada màs
que hordas de gusanos.

Probablemente el latido en el pecho nos pertenece 
cuando es de alguien. Entonces el mìo ya no
me pertenece.

Quizà.
Es una palabra que lleva cierta angustia.
No exenta de una calmada desesperaciòn.
Febril como pocas.
Febricente digamos aunque ello en este contexto
es sòlo un recurso literario.
-a quèin voy a engañar-

Yo he vivido siglos engañàndome.
Me hice experto en ello.
Mi engaño creo su reino. 
Tal reino trajo consigo una inùtil dinastìa.
Un conjunto de palabras que reinan
sobre nada.

Y ahora hay sòlo un navìo en las entrañas.

Uno que pronuncia lo inasible.

Se encuentra en el lenguaje.

E igual que el misterio es algo que puedo ver.

Pero no puedo habitar.







martes, 28 de enero de 2020

Lògica Simple





El barco se encuentra en el interior de un sueño.
Para llegar a èl atravesamos la tempestad.

El miedo es una calle con veredas amarillas.
En uno de sus pubis florece la hojarasca. 
Florece el don inùtil
de aquello que transparente en una aurora
se reencarna en el fuego y es por instantes lampo.
Yesca o tribuna.
Desesperada intemperie encaminándose a
una órbita.

Un grito se oye entre acantilados purpuras.
Uno que fue tomado por la divinidad.
Por ende mortalmente sagrado.

Los hemisferios escupen.
Veo un rostro que seguramente ha transfigurado.
En sus ojos vibra la coherencia de esa mirada
que aprendiò de toda ceremonia
la lògica simple con que sentimos el latido
del otro. Con la cual sentimos 
el nuestro.
Eso -hasta cierto punto- es euclidiano.

Las cosas llegan al equilibrio
pero ello en cierta medida es opuesto a todo 
lo que acontece en la naturaleza. Por lo general la
naturaleza llega al equilibrio como un
desenlace. Uno que proviene del
hastìo.

Sinònimos y parpados en mis hiperbòlicos actos.
Periòdicos que arrastran una moneda de arena en sus
ojos. Libélulas que celebran la llegada de dios.
El viento como un forastero
que aprende idiomas. Que lame daguerrotipos.

Y en la puerta de tu casa un limòn.

Escoltado por un tenebroso oìdo.




domingo, 26 de enero de 2020

El Resplandor de Aquello





Aquello entre el fruto.
En los paisajes de un fracaso.
El elixir que la transparencia desprende en un evento
allende al éter.
Eso tan invisible que hace que las cosas se vuelvan reales.
O tengan en ocasiones mas de un ángulo. 
Más de una raíz.
Mucho. Mucho mas de una cebra.
O un eco donde eventualmente el péndulo que tomamos
del sonido tiene rostro de hollín.
Sienes de papel.

Aquello que no es el futuro.
Que presenta sus animales pero confundidos entre el ser
y la niebla.
Que cita mandíbulas en el pubis.
Que descubre dialécticas en las llamaradas de un dragón.
En la magia siempre y cuando incrusta en un poema
sus cuchillos. Profundamente transversal sobre 
la sepia de un crepúsculo
en los que acantilados y diluvios reconocen
que sus pensamientos por la brisa
la brisa son materialmente 
sexuales.
Pero. 
Qué es lo sexual para acantilados y diluvios?

Y que profundamente corta un génesis
los horóscopos que sirgan en ellos.

Que ululan.

Y toman los gemidos de una hiena 
a contraluz.

Bajo un fondo de violines.

Emitidos por las alas al batirse de los
gallinazos.










sábado, 25 de enero de 2020

El Parpadeo de la Linea




Entre la realidad.
-¿còmo es la realidad?-
Entre sus objetos y màs allà de las pronunciaciones.
Acaso es fosforescente como un àngel caìdo?
Tiene el brillo de la transparencia que posee un talòn 
de agua'

Pregunta por los equipajes y las sombras 
de los paraguas?
Va al cine o devora pop-corn en las tribunas?
Observa a los animales cuando se reproducen o
interroga a las algas por la noche?
Es sirgadora como un violento cèfiro 
que separase
de una cometa?
De ser asì, còmo pudo acercarse tanto tal cometa
a la orbita de la tierra?

Entre la realidad.
Porque entre ella y no en su contrario?
De ser asì cùal y còmo es?
De què forma se estructura?
Como es inspirado por sus iniciaciones?
De què manera colisiona con las profecìas?
Tiene protocolos?
Què nombre adquieren allì las palabras que
no pueden encontrar el lenguaje?
Esas que terminan en un extraño sacrificio.

Uno que se agita en uno de los àngulos de
un prisma.

Y colisiona y colisiona con dos lineas.

Golpease por toda le eternidad porque nunca
abandonara una imagen.

Una imagen donde esas lineas parpadean.







viernes, 24 de enero de 2020

A Partir del Ambar




La realidad es un conocimiento del àmbar.
Un teatro con orìgenes.
Su profundidad la debe a todo aquello que es
invisible o marginal. Una corona de 
luz entre la penumbra digamos.
Una mañana que ancla en el vacìo igual que
una sìlaba dorada.
Una sìlaba dorada no entrarà jamàs al lenguaje.
Es dificil que con ese matiz alcance una
de sus superficies.

El dolor es una herida que llega del dìa o la
noche. Una àlgida cèlula.
-porquè es mencionado el dolor?-
-porque la cèlula?-
Un anfiteatro donde la duda encuentra al final
sus ramas.
Su horizonte con corolarios de escarcha.
El pàjaro sin renacimientos.
El oleaje que arroja los dados entre la lluvia
anhelando con especificidad
un nùmero.
Una abstracciòn quizà.
Un deterioro mientras la resaca muestra el destello
del relàmpago en el cielo.

Y el pez que agoniza en esa resaca.

-casi con la violenta indolencia de un postrero
estertor-

Muerde ello.


La Estrella de Sal




Durante hoy viernes la estrella es de sal.
Lo digo porque otros dìas es de azùcar.
Ignoro si sus desplazamientos son de polen.
Puedo afirmar -en todo caso- que uno y tambièn
otro travesaño observan eso que no puedo 
manifestar que sea
un desplazamiento de polen.
Nada màs lo ignoro.
Hay una extraña lògica en todo esto.
Debe provenir de los idus a pesar que no es marzo.
De aquellos que nos pertenecen.
Pero...Lo idus nos pertenecen?

Hoy viernes todo es central.
Los navìos que dejaste sobre la lluvia trajeron la arena.
El sol que gemìa en tu pelo sûbitamente decidiò
marcharse. Un prontuariado bùho evocò un tatuaje en
el mercurio. Oscila y oscila asì que lo veo
apenas porque dada la luz intuyo una gramàtica.
Con ella regreso
a una especie de zodiaco que se incrusta en las 
palabras.
Se incrusta en las palabras pero no en el verbo.

Los mùltiplos recogen.
El àrbol intenta imitar los movimientos de una
serpiente pero descubre que tales movimientos 
son decididos por la corriente del aire.
-cosas de la naturaleza-
Uno que oto tropo corre por el deseo.
Uno que otro va por el anhelo y en un rigor celeste
la claridad muerde el horizonte de una ballena.
La sal que crea un desierto en su pecho.

Si fuera en el de un hombre.

-indudablemente no es el caso-

Si fuera en el del hombre tù y yo lo llamarìamos
corazòn.




jueves, 23 de enero de 2020

Sólo en Sueños





Aquí el verbo contrasta uno de sus movimientos
en la arena. Surge un relieve. El contraste tiene la 
naturaleza de aquello 
que la realidad incrusta en si misma como una
apariencia. Igual -más o menos- a una
forma.

El mar es azul. Pero no hay mar que no sea azul.
No hay estrella que sirgue.
Ni núcleo que se tense en la albumina con sus racimos
de plástico.

No existe el poema que haya colocado en la lengua
el latido de una hoja. Mitad del corazón escapa en aquello
que escribimos. La otra mitad es un bucle.
La silueta de un pergamino que corre tras un niño.
Tras un otoño de cera con andanadas boreales.
Esas las que arrancan el sueño del polen.
Y seguidamente devoran brazaletes.

Aquí el verbo es opuesto a cualquier animal
y existe en toda aquiescencia eso que pronunciamos
de manera absoluta cuando oprimimos un ala.
Con suavidad.
Quedamente. 
No se puede hacer otra cosa con aquello que suspende
en la brisa a una luciérnaga.
Sólo se puede ser vil.
Llegar a la miseria a diario.
Compararme a mi mismo en ella.

Se puede asímismo ser de leche.
Criar una nutria de noche. Tener miles de vicios
o ser elemental dadas las circunferencias.
Según las estrellas que devoran pero sólo un punto
de esa infinita oscuridad por la noche.

Y los pájaros dormidos en los nidos de los árboles.

Esos pájaros duermen porque saben que sólo en sueños
asisten nuevamente a ello.







martes, 21 de enero de 2020

La Imagen como Principio de las Constelaciones




El viento. La brisa en el interior del mismo.
Los pàjaros irreconocibles y el origen del sueño en sus alas.
El principio de la mìstica en el cuello de una botella
y allende a la orilla el mar.
La criatura emergiendo de èl.
Asaltada por niños y cuchillos rojos bajo los àngulos de 
la lluvia. Entre urnas que recogen los
purgatorios de la hierba.
Cerca. Tan cerca de un iris de sangre.

El viento. No tan razonable. No tan elemental.
Escèptico como una pira en el deseo.
Una que toma nuestros pensamientos de una llamarada.
De un agnòstico lampo donde los acertijos
son semejantes a las reencarnaciones.
A los zodiacos.
A las estrellas que una imagen hace siglos juntò por la noche.

Creando asì las constelaciones.



lunes, 20 de enero de 2020

El Vacìo. El Caos y el Manantial






Han pasado algunos dìas desde que aquì nos hablò un manantial.
En consecuencia hubo un diàlogo.
Sobre què versò?
Algunas de las palabras en ese diàlogo discurrieron sobre la
naturaleza del vacìo.
Otras sobre la naturaleza del caos.
Creo que algunas preparaban una expediciòn a la luna.

No sè cuales fueron las conclusiones acerca del
caos y el vacìo.
La verdad no sè si tal expediciòn a la luna se llevo a cabo.
No lo sè porque el manantial y yo nos separamos.

El diàlogo quedo adherido a su propia realidad.
Las palabras continuaron hablando sobre cosas que ninguno
de los dos sabrà.

Por ello del vacìo, la luna y la posible expediciòn a la luna,
yo extraño ignorante sobre todo de mi mismo.

Yo.

-y debo añadir el manantial-

Jamàs podremos volver a decir una palabra.







sábado, 18 de enero de 2020

Una que Todos Pronunciamos




Una noche a la que todos pertenecen.
Una que todos pronunciamos.
Un mundo de cualquier forma unido a las hojas.
Los espirales en un punto de la arena
levantados por una ràfaga.

El cometa que descubre en su curso que si quiere
conocer una elipse tendrà que tomar 
el curso de una orbita.

Una noche con muchas reencarnaciones.
El alfabeto en los ojos de dios arrancados de 
los maderos una y otra vez por un cuervo.
La ironìa màs profunda por aquello que se ama
y se desvanece en una superficie de limòn.
En un otoño de cascaras. 

La libertad de un pròfugo. Veterana y lucida
como una manzana que Eva y Adan observan sin saber
que hacer con ella.

Esa temperatura del sol que la piel encuentra sòlo
entre los paisajes del albedrìo.

El racimo siempre dorado y en las melenas
la trayectoria de un cachorro
que vibra de acuerdo a la orientaciòn de sus parpados.

Y a todo esto el verano.

El verano es una màgica ira que pertenece a las
mejillas.






viernes, 17 de enero de 2020

La Habitaciòn del Sueño




Hoy no hay muchos seres.
La mayor parte de ellos se encuentran en el sueño.
Hoy no se completan los objetos que se dirigen
o se encaminan en busca de su corazòn entre la realidad.
Ninguno ha sido completados por el àlgebra.
Ni uno solo por la lògica.
Y quizà un àrbol Una amapola forman la luna.
El presagio boreal a las òrbitas.
Pero ello es otra cosa.

Hoy.
En los tallos hay xilografìas y puentes que 
enseñan un recorrido al poema.
Trazos de nieve.
Atomos donde el pavimento ha creado un
espejismo y luego otro espejismo.
En ambas circunstancias lleno de cosos. De atmòsferas
como aquellas que representan la acustica
de un nùcleo o una primavera que
desprecia el futuro.

Hoy. 
En que las ceremonias desde el aluminio
descubren productos de yeso en los carbones que
lleva cada ser en las rodillas.
Podrìa ser en vez de carbònes manadas de crucifijos.
Podrìa incluso ser aquella piràmide que desciende
de una rosa.

Pero bàsicamente es el fondo de un cuchillo.

El mismo que acaba de descubrir que
su destino es abrir las puertas de la muerte.





miércoles, 15 de enero de 2020

El Giro de la Palabra





En cuanto a la relaciòn con los parpados.
En cuanto a ello hay una flauta.
Un sonido fugaz lleno de arquetipos.
El lenguaje de una araña en el vapor. 
Muy cerca de una axila.
Muy cerca de un nivel a diario de cèlulas.
De equidistancias y crestas de biologìcas
hegemonìas.
De marsupios.
De pàjaros y cosmonautas.
De urnas que forman en un àngulo el delirio
y seguidamente se arrastran a un pètalo con
una visiòn de arena en sus pupilas.
Con una vsiòn de amarillo carbòn
o iridiscencia.
En cuanto a los espejos que descienden 
por la superficie de un rìo anhelando habitar
las ciudades, hay maquinas.
Un lenguaje que se reitera.
Una luna de làtex.
Un iòn. Un caracter de inasible fauno.
Un teatro de polen entre indicios
de azucenas. De girasoles en el cuello de
un venado cuando el silencio recoge
simulacros de anilina
en una estaciòn boreal llena de lampos.
De latidos.
Ebria de fluorescentes o industriales 
reformas desnudando una hoja ante una
presencia.
-indetermiada presencia al final-
Donde gira.
Perpetuamente gira una palabra.










domingo, 12 de enero de 2020

Maleficio





Todo lo elemental que ha podido ser esta tarde.
Todo lo elemental lo ha sido.

El viento duerme como una personaje lleno de humo.
En un lugar de su espìritu se agita una amapola.
El viento -que a decir de màs de uno- es una especie
de fracaso. Una absoluta derrota del aire en
su empeño de crear algo sòlido
en el movimiento.
Ello por supuesto es imposible.

Nada en el movimiento se detiene.

Todo en èl lleva la maldiciòn del devenir.

Sea esta Mañana




Sea esta mañana solo una escena.
Sea el fragmento en espiral un absoluto
e incomprensible lenguaje divino.
La escolta de vidrio de un ser en las calles.
-tambièn de todo ser-
Sea el pavimento con escalas de metafìsico idilio
en el sudor de una manzana.
La llegada al mar con otros bozales en la boca.
Esos que las palabras construyen
en la oscuridad
para la dialèctica de nuestra saliva; oràculos de 
un mundo que alguna vez
fue infinito.
Sea la proporciòn de la araña el lenguaje que añadirè
a la realidad cuando llegue al ocèano.
Un ocèano completado por àrboles.
Sea la intuiciòn ese asunto donde se despierta
en los objetos en el preciso momento en que los objetos
lo hacen.
El enigm; ese encuentro de mis escrùpulos con
una botella de arena.
Con una raìz de salvas donde el aluminio
embiste manadas de corolas de yeso.
Sean las calles confrontaciones de àngulos en las
esquinas que escupen de frente.
Las venas, el reflejo màs evidente de una
constelaciòn debajo de la piel.
-còmo llegò allì?-
Sea el oxigeno ese fruto donde otros se pudren.
Sea el oxigeno un principio lògico de follaje o
posiblemente una
llegada a los zodiacos.
Una expediciòn a la luna con la mirada.
De noche.

Para que los ojos sepan que lo ùnico que las une 
a ella es el reflejo.





miércoles, 8 de enero de 2020

Subversiòn






Te vì en una historia. Aquella que la realidad no puede
completar. Entrabas y salìas de la misma.
El hecho es que la historia no tenìa un desenlace.
Se mostraba como una parte y luego como otra de tu vida.
Lo cierto es que al final las cosas adquirieron
una naturaleza tràgica.

Pero. Còmo fue tu historia?
Se cubriò de mitos a veces.Tomò represalias de la magia.
Rozò aquello que ciertos hombres denominan
oràculos. Es decir. El gallinazo que cuelga de un talòn en
auroras de humo donde cìrculos y jabalinas
nos preceden, se agitaba de manera natural
y en las erupciones anunciaba el lampo
escalas de polen
con develados movimientos.
Màs de una elipse en los astros.
Un pubis morando en las hiperboles.

! Oh Eurìdice yo te vi entre calculos y gematrìas
modernas ¡

- en un parque Orfeo devoraba una papaya-

Te vi. Algunos rostros llegaran a la nieve cuando
seas celeste. Cuando los aparejos
muestren la sombra de un semàforo partir en el
lomo de una caracola apostada en 
la cùpula de todos los automoviles del mundo.

Y tù.

Y tù ya no tengas que regresar al infierno.









martes, 7 de enero de 2020

Formaciòn de los Opuestos





En la reencarnaciòn se encuentra
una laguna.

Visto desde aqui sè que eso es 
difìcil de sostener.
Es de conocimiento publico que 
toda reencarnaciòn 
màs que una laguna, posee cùpulas.

Ojos y pupilas a travès de la niebla.
Tambièn cuervos.
-uno de aquellos cuervos intenta arrancar 
los ojosa dios crucificado en el golgota-
Racimos o alguno que otro paso. 
Hermètico como
aquella muchacha que pasa de largo.
Ella mira con epistemologìa.
Ella ve con todos los secretos que 
hay en el mundo.
Tiene la mirada roda de los barcos.
Posee el alfabeto en sus labios que 
en muy pocas
ocasiones nos deja ver la saliva.
Posee en sus encìas los verdaderos 
puertos.
Sòlo en ella es posible.

En toda reencarnaciòn existe una laguna.
Es material. Es solida. 
Una de sus apariencias es la ilusiòn
 porque sòlo
aquel que cruza la ilusiòn puede 
contemplar el desengaño.
Otra es el desgano. El hastìo. Eso que
nos coloca en las sienes 
del crepùsculo para medirnos
entre rigores dorados.
Educaciones de sal.
Estampidas de polen.

A todo esto el hermetismo que 
acompañaba hace poco a la muchacha
dejò de hacerlo.

Y ambos.

Caminan inevitablemente
formando sentidos.

A la larga.

Muy a la larga los conoceremos
con el nombre de opuestos.








lunes, 6 de enero de 2020

El Latido Gemelo





Sal de la tierra imposible. Arranca tu corazòn
de ese mundo inefable. Que a tu lado
el idioma apagado en el silencio, lanze su grito.
Prepàrate para ese lenguaje.
Duerme bajo el sol hasta la llegada de una cigarra.
Muerde en su pubis la primera bocina.
El sètimo cnadelabro de la espuma.
Limita con el mar o el horizonte.
Al final es siempre lo ùnico que queda.

Mira lo inasible sin llegar a contemplarlo.
Ve en busca de las reencarnaciones incluso de
aquellas que memorizan en el oìdo las
profanas percusiones de la niebla.
Busca la rama de olivo en la cùpula de un huevo.
Sè abstracto a cada latido como la distancia.
En aquello llamado naturaleza nada se repite.
Que incluso el hechizo -si puede llamarse asì-
de una figura no sea semejante al que arrastra la
resaca.

Camina a los semàforos con un proceso de 
niebla en los ojos. Observa el crepusculo al morir.
Cada crepùsculo es una muerte distinta a diario en
tus ojos. Estrèchalo. Oprìmela. Sièntelo como sientes
el pulso del corazòn en tu pecho.

Y como ese otro pulso que golpea desde el
interior del pecho de un bùho.

Inevitable gemèlo buscando desesperadamente
-igual que aquel que te pertence-
fundirse con el tuyo.






viernes, 3 de enero de 2020

Al Despertar muy Temprano





Señor. Hay algo màs religioso mientras camino.
Pero no està muy bien especificado.
Se encuentra en todos los seres que pasan por
mi lado. 
En las muchachas esta mañana de granizo.
En los juguetes de escarcha que un mitòn crea.
En el autoparte que un ladròn olvidò en medio
de la acera y que el policìa en estos 
momentos recoge.
Hay muchos curiosos y testigos que dan su
versiòn del asunto. Una totalmente distinta de la
otra.

No soy siderurgico. Tampoco industrial.
Describo relàmpagos si ello tiene que ver con un
decreto. Con una ley de color rojo en el pubis
de una mariposa.

Señor. Debo decirte. No sè si confesarme o en 
todo caso responder a esa especie de neblina que 
envuelve los objetos si camino por una figura.
Te explico. Una figura es algo que
dificilmente reconozco, pero que dice de manera
diferente todo aquello que tocamos.
Està relacionada al velo.
De hecho creo que es el velo quien la pronuncia.
Quien dice su sombra mientras los gallinazos
llegan a mis manos.
Estas manos que no son mìas. 
Estas manos que no son de minotauro.
Manos que no son uñas.
Mucho menos alas de moscas
o una citara de neòn donde avistamos flautas
o posibles circunferencias.

Lado a lado a veces señor es como suceden las
cosas. Vientre a vientre. Pero esa eduaciòn està
compuesta de cùpulas que mantienes
en la superficie de las flores.

En ese oceàno infinito.

Aquel que -.si despertamos muy temprano- podemos
mirar en un pètalo.



El Arbol de Nieve





Las palabras son limites. 
Igual que toda realidad.
-toda realidad es un limite en singular-
Lo extraño puede -a veces- ser el significado 
que las sostiene.
Uno que està emparentado con esa 
realidad y corre paralelo a ella.
Ebrio de balsamos o tinieblas se despliega por esto
que es denominado mundo.
Pido disculpas por este animo peyorativo.
Pido perdòn al texto.

Continuo entonces.
Las palabras son lìmites que llevan significados 
emparentados a la realidad. Significados que 
-en ocasiones- la sostienen.
Ademas son nociones de neologismos.
De autoengaños.
Manadas de prefijos que no encontraron otra cosa.
Quizà su destino era llegar a una playa.
Eso hubiera sido adquirir la experiencia del desierto.
Pero dudo mucho que a un prefijo le sea vital
la experiencia del desierto.

Nosotros. Hombres; la mayoria de las veces solitarios.
Heterodoxos sin motivo alguno. Nihilistas
de planos y algodòn. Nosotros espejismos, caminando por
las calles intentando levitar entre represalias y cantos de
nàufragos, escribimos sobre todo ello.

No escribimos porque no haya quien lo haga.
Prueba mas que fehaciente de la escritura son los libros.
Los periòdicos. Los pròlogos de cualquier iridiscencia
que no es redactada por un hombre.
Lo ultimo no es el caso.
Lo ùltimo podrìa ser el detalle de una uva con zapatos.
O la equidistancia moderna que engarza
un alfiler en un hoja.

El asunto es que las palabras eran y son limites.
Que oigo un nocturno y hay una apariciòn mientras la luz
del dìa arranca la desnudes de los nombres.

Y sin entender muy bien porque
las conduce a un irònico sacrificio entre la claridad.