domingo, 1 de febrero de 2015
La Visiòn al Contemplarse
Animal de agua que iniciaste el
resplandor y diste de beber a las aguas.
Que dormiste sobre el fluir de una trama con tu
ojo vacìo en las carabelas de un marzo incandescente.
Comparaciòn celeste desde un equilibrio que
toca desde la fe en algùn puerto, el muelle o la albufera
donde se despiden dos cartas y el secreto labra
su siniestro ofertorio.
Acuario de la noche por el que
se escriben dos gaitas y un mediodìa de papel sube
a las cebras
al fulgor de la serpiente
al hemisferio del albatroz cuando duerme.
Satèlite de escama por donde las marionetas
escapan hasta un confìn de hielo y cinismo.
Explicaciòn antigua de nictalopes, de ventanas
e ingenios en ellas, desnudadas por escolleras de plomo.
Interpretaciòn del universo desde las escaleras.
Pulsera boreal del anden en una lanza escandinava.
Prototipo de nebulosa sobre la raìz de aluminio
en tiempos donde la estela del erotismo queda hechizada.
Imagen de felinario en las botas.
Espìritu de leprosario y morgue que viaja
cada noche por los astros.
Estela que cuenta pendulos.
Que escribe de los acantilados y garrochas.
Que vuelve de las islas con
inmensos dromedarios de peces.
Y tiembla y se estremece, como en cierto momento
lo hace una visiòn en el sueño.
Solamente para contemplarse.
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