martes, 10 de marzo de 2020

De Todas Estas Calles




Creo que de todas estas calles hay una que desemboca en el mar.
A excepciòn de aquella todas desembocan en su narcicismo.

La naturaleza de ese narcicismo es poètico-intelectual.

Pero no hay de que preocuparse. 
Hay otro pàjaro en las alambradas al que podemos saludar.
Es un pàjaro que a diario se enlaza a las corolas.
Que describe un sueño en el que la ciudad donde vives
ha variado en absoluto su morfologìa.
Sòlo sabes que es ella por un màstil en la parte
donde se desarrollo la arena.
Uno en la cual hay un hombre atado ante ese mar ardiente
de un desierto puro.

De todas estas calles se escribe.
Sin excepciòn.
Elegidas por esas raìces que llevas en el pecho.
Por el latido de ese corazòn que a cada lugar mas alejado
o cercano de esta tierra nos acompaña.
No nos guìa -ojo- sòlo nos acompaña.
La naturaleza de algo ajeno es quien toma una desiciòn.
De esa forma emerge un cartòn o un juguete.
Una parsimonia.
Quizà una serpiente elèctrica.

Creo que de todas estas calles.
De todos esos movimientos donde el devenir no se involucra.
Donde los fenòmenos vuelven a los lìmites.
Es decir a la condiciòn de la cual partieron.
Enajenados.
Llenos de insomnios.

Igual que aquello que profundamente conocemos.

Eso que nos empuja diariamente al destierro.











Desengaño





Algunas respuestas descienden del tiempo.
Por ello sus palabras estàn constituidas por relojes.

Tambièn por brùjulas dejando asì sentada su
relaciòn con el espacio.
Todo lo que es fìsico -paralelamente- lo sabe.

Algunas respuestas trazan con otra intenciòn sus 
llegadas al mar. Las nuestras son siempre racionales.
Lògicas. Lucidas hasta la saciedad.
Lucidas en ocasiones.

El mar es un ejemplo coloquial al contemplar la sangre.
La magia en ella alude a los relieves del desierto.
Alude a ellos porque las imàgenes dejadas por los profetas
nos engañan.

Y siempre serà asì.

Esas imàgenes no fueron escritas para nosotros.

domingo, 8 de marzo de 2020

Gnòstica Versiòn





Tienes a un navìo que en noches de crestas es una
hipotenusa.
Un lenguaje con adioses con cartas de esquimales 
en el pecho.
Indicas regularmente a la luz donde empiezan las 
sombras y sin iluminarlas totalmente cubres
el hollìn de carbones.

Has predicado ebrio de esencias en el àlgebra que
une los solsticios y reencarnandote en los seres
mas liquidos de la existencia oprimiste vortices.

Lleno de alquimias despuntas a los cursos de
helio en un trompo.

La brisa irrumpe ocasionalmente la tabla periòdica
de las abstracciones, Las que no corresponden
a la realidad. Esas que son del pensamiento.

Tus teorìas de aluminio regresan de las coronas
con bòvedas donde agonizan serpientes.
Donde el ladrido de la hiena es divino.

Anidas la resaca de todo lo sagrado en un tejido
de àmbar. Locaciòn para nàufragos.
Bajel donde residen los paraguas.

Aquellos que de noche rozan inutilmente los
limites del universo.







De Aquì al Hemisferio





De aqui al hemisferio hay probablemente
màs de una esfera. Miles de cìrculos.

Un ser atraviesa la calle y de su boca cuelga
una palabra. Instantes despuès se une a ella otra.
Entre ambas se preguntan còmo es formada
una oraciòn.
El hombre que observa tambièn se lo pregunta.
Un destello -que empieza a ser poètico- ronda
ese escenario.
Un destello tan profundamente con rostro
de araña.

Otros seres se mueven entre palabras y hojas
que conmemoran lo posible en una ciudad.
Una gesta digamos.
El drama de las cenizas.
El bùho que escatima.
Una linea horizontal alcanza los cordeles
tensàndolos. En esos cordeles
viajan entre otras cosas mensajes telefònicos.
Allì existen cementerios de excrementos
que pertenecen a las aves.
El calor del sol los transformo en piedras.

De aquì a un hemisferio siempre a cuentagotas
hay un enlace mìstico.
Un ancla que no logra proporcionar un aleteo.
El ditirambo con que los niños juegan
en el interior de un pètalo.

Guiados siempre por bandadas.

Semejantes a las que oprimen la sed de nuestros
velos.