viernes, 30 de junio de 2017

Las Partes Amarillas





Linterna donde se unen ferias y monopolios
en lo màs profundo del destello.
Planos de exoticos lirios sobre otras aquiescencias.
Lugar donde el oxigeno forma una esdrùjula.
Un rascacielos de carbòn.
Un imperio de lagartos maniobrando entre àngulos
formados por sardineles y pistas.

Pavimentos donde la brea forma superficies.
Imperios de esa misma brea para el tiempo en que
la brisa lleve sòlo coeficientes y la marisma
en el soplo profetize la cultura de una 
axila.

Mensajes de nervaduras cargadas por el pelo.
Trompos en una isla de corolas.
Itinerarios para que ningùn pàjaro sea boceto
y las termites evaluen la inmortalidad
de un aparejo. De un velero que
asciende por el sonido de las citaras.

Incandescencias donde una calle muestra su orgìa.
Su lupa internacional.
Su frente raida de hermetismo sesgado por el
sueño y las formas de la experiencia
en un dije.
En un talisman. En un puerto donde desembarcan
los pliegues y tròpicos.
Las màs liquidas bicicletas de un ancla.
De una polisemia.
De un polinomio gestado por un limòn.

O por la llegada solitaria al oceano de un papagayo.

Un papagayo equilibrandose entre hemisferios
de sodio.

Y las partes màs amarillas de ese mismo hemisferio.

Esas donde a veces parece vibrar la poesìa.









Ciclopes





Sè que la sed es algo que se encuentra en relaciòn 
con el agua.
Que el algebra no es un producto colonial.
Tampoco mediterranea ni dramàtico.
El algebra es -por decirlo- una sintetica fabrica de la
razòn a donde -entre otras cosas- van a parar los
poligonos.

Luego.
Existiò una regiòn donde las brùjulas se extasiaban
al pensar en la direcciòn de los polos.
Una regiòn donde una de las coherencias llegaba del
viento.
Otra lo hacìa de los helices.
En ese tiempo nadie sabìa que iba a hacer una vez
llegado al horizonte.
Todos tenìan la esperanza de habitarlo.

Con el tiempo se revelo que esa esperanza se
cumplirìa nunca. No sè porque pero asi nacieron los
dados.
Los equilibrios al cual fueron llegando los hombres
desde esas orillas donde siempre se mira el horizonte.
Tambièn nacieron las selvas.
Los perdigones y los perdigonazos.
Centenares de eventos de espuma en las crestas de
las olas; llegamos a ellos con la mirada.

Sè que la sed.
Nuestra sed. La de las algas.
La de la contusiòn y el pecho. La del cuchillo en
la boca con una mandarina.
Aquella en la cual la ternidad se llenaba
de ciclopes.

Para evitar asi la parte izquierda o derecha de
la realidad.







jueves, 29 de junio de 2017

El Latido




El silencio es casi un contenido.
Una filarmonica que eleva en el sonido 
sus mitografìas.
Un jabòn dormido en el pelo.

Las brùjulas sueñan en la conciencia
de objetos que sueñan.
Un peine de nieve roza por primera vez
un elefante.
Entre territorios de plasmas un nucleo
de eter divisa la tarde.
Quizà eso sea todo.
Pero no.

Se prolonga la carne en un ritual de
escarcha.
La lluvia emerge en una señal 
de vidrio sumergida en indòmitos
panales de bronce.
La crayola vuelve a ser la policroma
edad de un horizonte
empinado sobre un azul.

Cartas antediluvianas en el pubis de
un genesis.
Las linternas apilando silabas en un
manantial. El helio buscando
extrañas coreografìas en el interior
ovalado de los dirigibles.

El prisma toma la direcciòn de los
puertos con una mandibula.
El prisma sueña en el desvelo sin
poder hablar.
Escribiendo encerrado en algùn 
tallo por la tarde.
Mientras tanto los jabalies.
Mientras tanto los numeros que
horadan el solsticio
y las prestidigitaciones.

Allì un ambar se mece.

No es aquel que nos acompañò
por la vida.
No es el que darà forma a la existencia.

Esa forma 
-es nuestra diminuta tragedia-
la darà el latido.





El Tambor de Agua





El tambor es de agua y configura un dìa.
El lenguaje devela un rasgo con extraños biotipos
de arena en el mismo.
El tambor por lo tanto es tambièn de agua.
Creciò entre los travesaños cedido por una percusiòn
a los astros.
Escencialmente a la luna.

Bajo esa luna hay una persona que coloca envases 
sobre una orbita.
Ninguno es material, todos son transparentes.
¿Serà esa transparencia lo material?
Bajo esa luna alguna redada en el interior de la
imagen buscando crear una metàfora.
¿Se desprenderà esa metàfora de la imagen?
¿Se dedicarà a vivir por perpetuidad buscando el
espìritu de las cacofonìas?
De las hiperboles
De los fasciculos donde los huesos muestran
sus salvoconductos a la carne.
De las venas que diariamente se sostienen sobre
la carne.

Habrà una gota de sangre para cada uno de nosotros
que nos empuje a una ventana de vidrio
donde aguardan muestras de perihelio. Estractos
de escarcha. Voces antiguas de arcilla
escoltadas nada màs que por 
relieves.

El tambor es de agua pero no por ello deja de ser
artistico. 
Lo artirtico proviene de los animales y arquetipos.
De la hermeneutica muy cerca de los limones
buscando el sabor del acido.
Todo es prefigurado aqui.
Todo sde agita entre sobrenaturales conceptos.

Sòlo algunos de ellos alcanzaràn las transfiguraciones.




miércoles, 28 de junio de 2017

El Corazòn del Estuario





Vi un mundo azul en el corazòn del estuario.
La ciudad màs dorsal en el sueño despertando en un 
baul lleno de exorcismos y pàjaros.
El velo en los ojos de un dragòn administrando
de noche el fuego.
El sueño de un tatuaje antes de llegar a una horda
de vidrio, iluminada por brillos y nucas.
Vì el craneo solitario de una aleta.
La mariposa en el sino.

El sonido del eje en una percusiòn de 
inauditos eslabones y me preguntè por la asonada
del reflejo.

El muelle donde se situaba el mar con su espejo
metàlico, sedado por el lenguaje de una rama.

Contemplè la colisiòn del papel de vidrio en la 
aurora, lleno de barbaries y maravillas atroces.

Escribì allì de los preàmbulos donde
el alfabeto precisaba del enigma para cerrar 
los ojos igual que un paisaje.
Que una penumbra colgada de bicicletas.
Que una sensaciòn de racimos compuestos por
velocimetros que eran casi una ranura,
un dìa coloquial.
Un nucleo con centros de gladiolos de carne
al amanecer.
Increibles estuarios descansando en el hilo
de un cometa llevaban una sola amapola.

Desertè a los himnos sin conocer que forma
del amor se esparcìa en las orillas, en las revelaciones
de una casco con transparentes paraisos
como los que tiene el infierno.

Supe del precio que cada espìritu tiene que pagar 
para llegar a la vida.

Para rozar la existencia.

Y todo comienza siempre asi: En un universo 
siempre azul en el corazòn del estuario.












El Mar de Alfileres





En un punto se encuentra el origen.
Semejante al fragmento perpendicular de una axila.
Al movimiento radical de una encìa.

Los platos se hallan en ese origen cultivando
osos. Todos sabemos que los osos no pueden ser cultivados.
A lo sumo los osos pueden ser vistos en los zoologicos
o en esas atmosferas -valga la redundancia radicales-
donde viven con supuesta naturalidad.

En un punto se encuentra el perimetro y el reguero.
La inteligencia de una pantera con el lenguaje de 
una cadeneta.
El brazalete rodeado por las flautas de un enigmatico
futuro en la luna. Donde alguna vez -cuando todos
los recursos sobre la tierra se hayan acabado-
iremos a vivir seguramente.

Pero hasta ese entonces recorreremos muchos
molinos. Para ese dìa centenares de naves en el cielo
habràn estallado antes de llegar a ella. 
Para ese dìa nos habremos alimentado de
millones de helices y muchos hombres diràn que 
son felices sobre la tierra con un hilo de goma en 
sus sienes.
Ya los niños nos daràn definiciones de 
de las abejas y reencarnaciones.
El polen divisarà una escayola.
Una andanada inutil de manantiales.
De borceguìes azules donde un eclipse supera
al caos entre condiciones poco imaginables.

En un punto se encuentra el origen Seguidamente
un escenario de leche
es un monitor pronunciando nombres muy cerca de
una alambrada donde ya siglos antes
los escalofrìos dibujaron conjuntos de raices amarillas.
Conjuntos con epilogos de catalogos ebrios
de espinas.

De oceanos completos de alfileres.

Donde jamàs encontraron la manera de llegar a la
orilla los peces.







martes, 27 de junio de 2017

Anhelada por el Nihilismo






Lenguaje a la deriva por el firmamento.
Lenguaje exponencial como un buho en las canteras
o una ranura convertida en peine
por la idiosincracia.

Ritmo de primate o civilizado gen en las corolas.
Fitoplancton donde un idilio tiñe de verde todos los
universos de las alcantarillas.

El sueño orfico del pavimento en el interior
de una crayola. 
De un palco.
De un mutismo casi semejante a la reminiscencia,
salvo que la reminiscencia se agita sobre
algo alado.
Un crepùsculo puede ser?
Una gota de sangre en un pedal?

Lenguaje que deriva hacia la luz semirrelieves.
La idea del sol que en este momento es dogmatica.
Algo asi como un apellido en las cascaras
de la liebre.
Algo asi como un televisor que arrastra poligonos
pòr la noche.

Definiciones de sodio en un idioma.
Tranposiciones de un ambar esceptico dada las
propiedades de una aguja.
De un racimo sòlo con trapecios en el pelo.
En el vaticinio de un convoy sobre una plaqueta.
Entre las sombras de un higado
se mueven algunos peciolos llenos de sartas
y alambradas.
Llenos de pliegues.

De los mismos brota nada màs que una exòtica
jabalina.

Una exotica jabalina anhelada por el nihilismo.










Lenguajes de Esquinas y Veredas





Nunca he intentado dialogar con un triàngulo.
He hablado con las esquinas.
Con las veredas.
Con los frutos y los restos de algùn equinoccio
pero jamàs con un triàngulo.
Esa tarea podrìan hacerla con màs suerte las
lineas o puntos que viven dentro del mismo.
¿Su existencia acaso es una ilusiòn?

Pajaros de hierba descansan sobre un mito.
Liquidos comentarios transfiguran entre los 
espejos. En un pais de radas como el nuestro las
amapolas giran en funciòn de los tatuajes
y los paraisos son una esfera mediterranea
llenas de iconografìas, cuando no
de megàfonos.

Nunca con un triàngulo.
Lo he hecho con prismas y cuadrados.
Con las semànticas y dequeismos.
Con los disfraces de la palabra entre la
desolaciòn de una habitaciòn llena de arañas
y plataformas de caucho.
Fue hace siglos y recuerdo vagamente sobre 
què asuntos discurrìo el lenguaje.
-uno de ellos se expresaba de cuantificadores-
En ese tiempo -ademàs- a cada paso el destello 
era astrofìsico. Casi un tiroteo.

Aureos semidioses recorrìan las astronomìas
en busca de bozales.
Buques de nervaduras diseminaban su sexualidad
en los objetos de polen.
Nieves autènticas proferìan maleficios desde
el humo y esa silaba enteramente pronunciada en
un eco igual que la clarividencia, derramaba
heliotropos entre vagones
con un collar de helio en sus artropodos.

Herviboros con pulmones de escamas.
Higados escribiendo del cancer a las utopìas.
Cineastas con velos azules elegìan exorcismos
para una relaciòn con esgrimistas.

Llegaban a una oraciòn de lamparas los meridianos
distribuidos por el aceite en los andenes
de las mitografìas.

Todo espìritu era dorado antes de hundirse en
las cosas.

En los trances donde el dolor de las alturas 
empieza a corregir los de la realidad.

Y no son heridas semejantes a las que determinan
los tallos
en este invisible e inutil uso quimerico de lo
poetico.

Pequeño. Noelàstico. Intravenoso.

Lleno de linternas y tortugas de polietileno.








Posiblemente el Infinito de la Llanura





Cada estrella que recogemos tiene un limite.
-sus fronteras son pasteadas por la identidad-
Cada limòn es un verbo.
Una noticia con psicodelias.
Con inclinaciones al vertigo y cuando no es al 
vertigo el mundo roza el vapor
que emana una fabrica
o las llanuras con albedrìos industriales.

-!señor yo era sobrenatural una tarde en que
descubriste mis tijeras!-

A lo lejos una acuarela forma un tipo de
biologìa. Una especie de escarcha.
En ella las celulas vuelven a la conmociòn
y la multitud a las banderas.
Las banderas son izadas por formas de
regueros.
Sì, esos mismos que forman serpentinas
de polvora en el suelo.
Yo sè que los has visto alguna vez, sea en 
la realidad o algùn video.

Cada estrella que observas tiene un limite.
Estàs en el derecho de llegar a èl o de avanzar
pero ese es otro contenido.
Por lo general nos quedamos sentados allì
para siempre.
Asi empezamos a ver las cosas.
Unos lo llaman civilizaciòn.
Otros naturaleza.

Sucede asi.
Pero si reflexionas en cada estrella que tiene
un lìmite.
Si tu pensamiento alcanza un pueblo.
Una medida de costras.
Una frontera de conchas impregnadas
de decimales. 
Si piensas en toda esta espesura ese pensamiento
se convertirà en una pregunta.
Entonces diràs: ¿Porquè sucede asi?
Porquè cumplimos a diario con todos los
metodos.
Porquè los periodicos engañan
traicionando a las palabras que incrustan
sobre sus superficies.

¿Sabràn las palabras de los asuntos que ellas 
tratan en las superficies de esos periodicos?

Mientras tanto el hombre.

-animal psicomoderno-

Esta pasteando el lenguaje donde cada limòn 
es un verbo.

Una noticia con inclinaciones al vèrtigo.

Y muchas veces a los albedrìos industriales 
de posiblemente el infinito de una llanura.




lunes, 26 de junio de 2017

Constelación





Aquello en las sienes es una hiperbole.
Lo que corona el craneo un metabolismo que apila
los huesos de un anillo.

Existe también una cascara.
Un ser particular que no piensa más en evolucionar.
Un contenido de magma y especialmente de
locura. Desde esa locura alguna individualidad llega 
a sus metabolismos.
Luego la forma intelectual de esa locura alcanza
un vellocino. Un espesura como la razón.
Una herradura y la posición desde la que es
aprisionada una greva.
Un armatoste.
Una juventud del cielo que sin ningún pronostico
deámbula ortografica por las orbitas de los astros.
Creo en ello como un desvelo.
Una practica con el hermetismo del cemento a diario.
Un tráfico con la inspiración en los bolidos del
sueño.

Páginas con escenas y cronicas de dinosaurios
en los puentes. Siempre en los puentes.

Veleros con pedazos diminutos de una catalina
que sin embargo no espantaron a los circulos de las
bicicletas. 

Tramos de pimienta en un salvoconducto de hierro.
Lapices de arena que se perpetuan en un flanco.
En un reguero de prismas.

Allí -sin embargo- toda llegada al sol es boreal.

Y entonces nosotros.

-los que somos alimentados por el hambre-

Colocamos la semilla de una constelación en un
rostro.










En Busqueda de las Legañas








En una de las bolicheras hay un santuario.
-a veces tengo la percepción de que es un sepulcro-
Alguien en ella escribe por la tarde cuando los goznes del 
universo también crean en el horizonte.

-especulo ello y no porque posea algo de creador-

Desde una de las bolicheras desciende una especie de brillo 
justo donde terminan las sombras. Allí donde empieza
a buscar la luz sus sistemas.

En uno de los paises que tú siempre has pronunciado
con una yarda de trigo.
En un paseo de agujas limitando a cada momento
con el ser.
Con la existencia de una refrigeradora.
Con los atomos de un zaguan.
Entre hemisferios plastificados por la fosforescencia.
Entre capitales llevando regiones de asteriscos
y lechuzas.

En uno de los poemas creados por un preámbulo.
-también por los voceos de un epilogo-
Por una luna de cisternas con boletas de traficos
oficiales.
Con pormenores de escalas y ranuras que casi
observan el infinito desde un solo relieve.
Desde nada más que una mancha de hambre donde
estiran sus ojos los cocodrilos.
Las citas invisibles con la locura.
El infierno de toda apariencia.

Números llenos de sistoles en aquellas bolicheras.
Días completados por fasciculos donde las enciclopedias
empujan el diario de un artropodo.
Los semiastros enjuagandose en un caño.
Los cuervos arrancandoles sus legañas para alimentarse.

En una bolichera hay un santuario.

Y todos los amaneceres los cuervos buscan las legañas
en sus ojos.






El Contenido del Mar




En la espuma el contenido del mar no es el mismo.
Tampoco lo es el reflejo de cualquier astro.

Yo veìa las bandadas porque a cada instante eran
modificadas por el viento. Era como si dos fuerzas se
estrellaran.

La voluntad sobre la arena tenìa otros nombres.
Aquello que se mostraba diferente era pronunciado
por el pensamiento de un pelicano.
Habìa otro pelìcano pero este digerìa una duna.
Tambièn un medano.

Igual que los antepasados sentia una melodìa rozando
las piedras de los espìgones. El luto de las casas
con saetas ebrias de rascacielos.

En la espuma la conciencia del oceano no es la misma.

Sin embargo hay aletas que elevan el sentido
de una profecìa para nadie.

En la misma el contenido y la conciencia del mar
y del oceano empiezan a formar sobrenaturales partes de
algo infinito en el agua que respira.

En relaciòn al todo, este es devorado por el silencio.






sábado, 24 de junio de 2017

Los Contenidos del Acido





La silaba de un crater.
La grieta en las estelas del aire abandonadas
en la marea.
El solsticio rasgando un menguante que alguna
vez preguntò por los acuarios.
Esa vocaiòn tan particular de las corolas.
El ruido del aceite entre fantasmas.
Una intensidad propalandose en la incandescencia
de una fragua, donde los ritos empiezan.

Naves de zinc con un mensaje de hiedra.
Brillos invertebrados de artropodos debajo 
de la luna.
Paginas de intersticios en una catalina humedecida
por la saliva de un rumiante.

El torpor del frìo.
La nave de una memoria junto al carbon donde
un matìz oscuro se desliza a su antojo.
Forma un negro todo asi que es dificil saber en que punto
de ese carbòn empieza el movimiento.

-¿ porquè buscaba mi corazòn el movimiento?-

La silaba del crater donde los reflejos empiezan y
los satelites muerden.
Donde la luz es un unisono y los preambulos entre las
palabras dirigen un contenido de acido
tensandose en el azufre.

La calle entre la lengua y un rinoceronte.
Nosotros lo amabamos porque pertenecìa a una
edad de hielo.
A una caminata de esquimales en el interior
de una burbuja.

Allì el mediodìa habìa encerrado el oxigeno.







La No Certeza del Arbol





No tengo la certeza de este àrbol que acaba de pasar por 
la ventana.
Quizà fue mi fantasìa.
Debo estar atento ante ella. Reconocerla para diferenciarla
de la imaginaciòn.
Reconocerla hasta lograr separarla tambièn de la intuiciòn.
En este tiempo de cavidades tantas cosas pueden ser
posibles.

Pero la imagen de un àrbol cruzò la ventana.
No fue una yuxtaposiciòn ni el gesto de una alambrada.
No fue el brillo del tomate en un puesto del supermercado
ni el fulgor de los ojos del ser que lo ofrecia.
En realidad era asi como un camello
que llega a una hoja.

No tengo aquella certeza, pero pienso que una hora diaria

sumido entre los objetos puede crearla.
Y si no fue asi?
Si realmente un àrbol atravesò mi ventana, con sus
respectivas hojas y nidos?
Con sus exactos pàjaros y prismas.

Tengo que recrearme esa pregunta nuevamente.
Tengo que volver a buscar un sistema que me dè el sosiego
despuès de haber visto en todos sus
descelances...

Y ahora mirando la misma ventana veo que un bosque
con millones de àrboles van detràs de ese 
primer àrbol.

Despertando con su imagen el espìritu de una ventana.










Temporada de Plancton





Detràs de la arena caminan garrochas medievales.
Ontologìas de bronce corriendo por los epiteleos.
Camisas de nieve entre travesaños y algoritmos.
Particulas de agua desvaneciendose entre escoltas.
Practicas de esgrima con un dirigible colorado.

Tambièn hay pergolas violetas.
Libres enciclopedias de racimos sin ser aureas
dirigiendose a un mercado.
Siluetas donde un dequeismo muestra la parte
juvenil de su aurora.
Lecciones de un seto lleno de psicodelias iguales
a amaneceres donde el mar es luminoso.

Como una temporada de plancton conjurada por
linternas. Por aniversarios de luz en la orilla.
Allì los mastodontes escriben sobre los rascacielos
y es entendible. Comprensible hasta una edad
de dios con un telefono. Con recados de sal. Me 
pregunto si ello tiene que ver con la independencia
del sulfato.

Señores con libros gigantes testimonìan veredas.
Imperios de la razòn en el oido diseminan fantasticas 
ortigas; desde ellas nos desprendemos como
una siesta sobrenatural donde volvemos a una
vision del diluvio. Tal visiòn tiene un sauce en los 
dientes.

-las cenizas a lo lejos completan su rastrillaje en
las axilas de otros cuerpos-

Movimientos de estacas oprimiendose entre 
microfonos.

La sequedad entrabierta del hado en un paìs
de laca. La crayola en el opalo de un crepùsculo
con aviones insomnes.

El prologo para el electrodo que cruza la carne.

Para el viento que atraviesa una raìz doblandose
en la inclinaciòn de una barbarie.

Sumando a los entrecejos de la piel habitaciones
y prismas.

Lenguas increibles de piràmides.








El Enlace de los Jaguares





Algunas de las casas son imaginarias. 
Algunas de las barajas.
De las cartas cuando caminan hacia el sur
con un tallo moderno. Lleno de escarabajos
y daguerrotipos.

Posiblemente tal imaginaciòn dota de sufijos 
a una alhambra. Quizà sea una profecìa con las
caracteristicas de toda maldiciòn.
En todo caso no lo sabemos.

Repito esa mirada hacia el sur con un tallo.
-el tallo dejò de ser moderno, porquè no
sabìamos su significado-
En realidad me importaban las escamas de
sus huesos entre el aire.
-los seres del mar fueron los primeros en
presentir esas escamas-
Las improntas de hule en uno de sus desvìos.
Las menciones de una dialèctica en tiempos
en que se profanaba.

Situaciones de luz en una caracola que
dobla la esquina. Estaturas de yescas que
un nimbo colgaba en su desasimiento.

Escalofrìos y partes de un eden donde el
espìritu partìa hacia un alfiler de yodo.

Existencia en las que somos enlazados a
los jaguares. Los jaguares llevan un jiròn de 
naipes en sus pupilas.

Los naipes son devorados por la realidad 
de una clarividencia cuando no es anunciada.
Cuando no logra rozar esa realidad.

Asi emergen tragicos santuarios en los 
parpados.

Entre los cuales el viento recoge por toda la
eternidad una ola.
















viernes, 23 de junio de 2017

El Arco de Hollìn





Es viernes.
La ciudad huele a plastico quemado.
En las calles puedo ver arcos de hollìn todavìa.
Desde ayer un incendio en alguna parte
de esta ciudad sigue delineando sinuosas piramides
de fuego en el aire.

Algunas han tocado el cielo convertidas en
humo. Es decir, conocieron la transformaciòn.

Algunas se quedaron adheridas a los tallos.
Otras lo hicieron a los petalos.
Una nervadura guarda idiosincracias de selvas
en un secreta liana.

Los pàjaros cruzan el cielo y algunos llevan
grietas helicoidales.

Los pàjaros lamentan el sentido de
la helice en un rasgo de oceano.

La metàfora busca la carne entre gnosis
de collares.

Seguidamente hay un curso de espirales
en el corazòn de una mimesis
en los muelles donde es creada una reminiscencia.

Es viernes. 
Es un prodigioso viernes de astillas de
humo en el aire.
De obeliscos de carbòn y prismas de ceniza
colocandose de manera oblicua en 
los ojos.

En las agujas que duermen negras en el agua.

Cerca. Muy cerca del lugar donde el
fuego diò origen a arcos de hollìn y piramides
de fuego en el aire.






El Otro Mundo




La hoja duerme sobre la hierba.
La rama que habitaba se encuentra desnuda 
porque tambièn las otras hojas han caido.
Un dìa caeràn las ramas que 
habitaban.
Luego lo que era un àrbol se convertirè 
en tronco,
Pero serà realmente su nombre.
De no ser asi que clase de palabras lo 
formaran.
Còmo denominar a una especie de tronco 
que seguramente tambièn caerà.
Y luego la tierra a la que se ciñe.
Y luego el mundo al que se ciñe esa
tierra.

-pero eso es algo que està destinado
a los hombres-

Al margen de ello.
Yo sè que nadie piensa en una hoja en
esta hora del universo.
Mucho menos cuando abandona una rama.
Mucho menos cuando las ramas empiezan a
abandonar el àrbol.

Y el àrbol llega un instante a la luz y los cometas.
Què extraña es la luz y los cometas.
Que misteriosas desembocaduras poseen.
Que sobrenaturales gestos.
Hermafroditos y puros forman sus falanges
sobre territorios de radiactividad.
Sobre dimensiones de razones transparentes.
Como aquellas que tienen las crestas
cuando rozan calles invisibles.

Calles transparentes.

Empezando a caer formando asi el final
del otro mundo.







jueves, 22 de junio de 2017

Las Ciudades Transparentes





Veo el rostro de una muchacha.
La parte crepùscular de toda realidad que amaba 
en uno de sus periodicos.
En una de sus transparentes ciudades destruidas
por la inocencia.
Veo los barcos de carbòn en su cuello inspirados
por los balcones.
Ella ademàs estaba involucrada con los fasciculos.
Con la existencia de las crayolas
en los peines.
Su pelo era màs claro entonces pero tenìa la
hermosa oscuridad de ningùn hemisferio.
Dejè una primavera escritos de agua con
azul-papel en una de sus ventanas.
Todos yacen decomisados por sus yemas en
algùn abalorio.
Estaba compuesta de medialunas.
De ancestrales sextantes donde se comparan las
naranjas con sardineles amarillos de 
madera.
Por los mismos hallaban una manera de pasar
los acantilados a su casa.
La veo y me remonto. Estoy convencido que en
ese mundo habìan palabras que no eran
las de ahora.
Eran como el sonido de las pergolas y las flores
transparentes que habitan los peces.
Me pregunto. Còmo un lenguaje presente puede
volver a uno del pasado sin amar desesperadamente
la intemperie. La desolaciòn.
Ese romper del mar tan cercano a una geografìa
depilada por hidrocarburos.
Por coeficentes de aluminio donde
crean quistes de espuma
las pronunciaciones. El nacimiento de garfios
sombreados por las voliciones.
Por los firmamentos que jamàs volvieron
a los nudos.
Veo tu rostro.
Hay una aguja en èl que toma el olvido.
Que inspira el petroleo y la desolaciòn.
Y todo lo que rodea este 
universo lo transforma en carbones.






Astrologìa de las Hiperboles





De acuerdo a los circulos, aquì deberìa existir un cuadrado.
La sociedad biblica de un adolescente que grita a los àrboles.
El mundo constituido de misticas dimensiones
transfigurando hacia las techos, donde conmemoran 
extraños animales alquimicas edades de 
hiedras.

Segùn los circulos aquì y seguramente mucho màs allà de
los telefèricos.
Màs allà se hallan los alfileres.
Las posesiones de los radios y omoplatos.
La escatologìa y el sol con una puerta de uva por la que
cruzan algunos marineros.
En conjunto son una imagen de helio.
Del màs puro hidrògeno.

Arcillas de agua en las cisternas con movimientos de
liebres. Eclipses de mandarinas con la circunferencia de
un cometa teñida de radares y orbitas escolasticas.
Nitidamente rosadas para los satèlites.

De acuerdo a los cìrculos toda prolongaciòn es un cirio.
Un destello por el cual arriba la mente a una nebulosa de ballet.
A una fosforescencia propia de las citaras.
De los velos.
De la quiromancia al partir del acuerdo en un traje
con las agujas para ver las inmediaciones
de los hilos al atravesar el mismo.

Inmediaciones llenas de pequeños relojes.
De templos y navìos que cruzan onomatopeyas.
Que unen dieresis.

Y en el lugar màs profundo de una silaba.

Deforman astrologìas de las hiperboles.


















miércoles, 21 de junio de 2017

Performances de Apolo






Eran antiguos fervores. Allì cruzaban los mitos.
El hule de una mascara convirtiendose en agua.
El tono displicente de un vagòn conquistando aletas 
de color rojo en las escamas.
El matìz del desencanto en un escalofrìo de nieve.

Fachadas por donde el viento huìa a la longitud
ofreciendo una lupa,
El viento donde un universo sostenìa una catarata
de arena repetida por un espejo.
El tono blanco de la lluvia en un latido de piedra o
una orbita donde esbozaban los anfiteatros
un hermetismo con texturas de anclas.

Con estertores de algo sagrado conducido por 
las llamaradas hacia nuestros primeros espejismos.

-no era el horizonte como creiamos-

Tampoco las bahìas con un tono irremplazable
de dicotomìas.

Mucho menos el silencio donde los satelites
esperan.

Las manchas de calor con galaxias de soledad.

Era tan sòlo una estadistica llena de azoteas
por donde descendìan entre filas rosadas extraños
animales.

Llevando desesperadas performarces de apolo en
el pecho.







El Invierno de Carbòn







No existìa la luz.
Tampoco el plano de dios con un atisbo.
El plano con hormigas bronceadas por el verano.
No habìa un pàjaro con recorridos intensos entre
el brillo buscando ser irracional como el
azucar.

Ni los segmentos donde se juntaban los marsupiales
buscando ir en compra de los venenos.
Ninguna de las linternas rozaba un virus.
Ninguno de los mamiferos recorrìa sus actos con una
bengala de arsenico en sus uñas.

Mucho menos diques y dedales.
Tautologìas al lado de la actividad boreal
en una ranura o un sesgo.
Tampoco mandibulas decimales.
El astro desplegando criaturas de escarcha en un
fruto rosado.
En un sol atlantico tomado por los dados.
No existìan las calles, tampoco los suelos donde se
recogìa el plastico con una cascara propia de aquello 
llamado revelacion.
Ningun vidrio de papel.
Ninguna encìa de bronce mas allà de los articulos.
El universo no recorrìa los adjetivos como
lograba hacerlo el verbo.
Y lo que hacìa el verbo se estaba dando en un principio.
Sòlo que el mismo verbo no lo sabìa.
Tampoco ese principio.

No habìan agujas para èse verbo.
Plataformas o aposentos de esquirlas.
Sonidos de saliva incrustada en la yesca.
No habìan ciudades. Los leviatanes dejaban promesas
de leña entre fantasticos quistes de espuma.
Lo que era simiente interrogaba las figuras por
el lugar de las siluetas.
Allì la tristeza se componìa de hambre.

De esquinas con inviernos de carbòn.

Absolutamente de carbòn como aquellos que
tiñen las ojeras.




La Celula de Leche






No he comprendido mucho del aire.
Tampoco he interpretado las cascaras sobretodo
en epocas de bacilicas cuando son alcanzadas por los muelles.
Creo que alguna noche vì pasar un vaticinio que màs 
tarde llegarìa a convertirse en presagio.
Espero que ello haya sucedido.
Caso contrario...

Pude entender cosas diminutas.
Los parpados como zona de una alameda por ejemplo.
Las cigarras en alguna parte de la noche imitando los ecos
de la tierra.
Sè que estar solo es vivir siempre desafinado.
A tres cuartas partes de un tropo. Esperando islas o conjuntivitis.
Enfermedades de azul, que màs da.

No he llegado a la inteligencia como lo hacen las cronicas
y los acertijos. Vì el caos sumergirse en el halo.
Comprendì que el eter no era el uso ni el desuso.

Postee una luz con direcciòn a las grevas.
Razone como un mamut con heliotropos.

No he comprendido mucho del aire.
Hay mucho de mucosa y saliva en èl.
Mucho de entretiempos y cojines de lejìa.
De detergentes y posibilidades relacionados a los prefijos.
Mucho de antemano mistica o cerebral
durmiendo en los dientes.

Igual que una microscopica y nuclear celula
de leche.











Agrestes Civilizaciones de Lenguaje




Es como hablar o digitar algunas cosas del agua.
Como hablar o digerir un palo.
Corregir el elevamiento de la plastilina.
Imprimir una gota de limòn en un voceo.
Trepidar y ser trepidante entre aquellas mismas cosas
del agua.

-no todas son semejantes a las formas-

Es como respirar. Dirigirse con una huella diferente
a aquello que siempre perteneciò al humo.
Nosotros sabemos que en el humo hay portaviones.
Un iòn que se humedece.
Una cascara suspendida por un rumiante en 
un hemisferio de pavimento.
De brea occidental-crepùscular.
Nosotros sabemos de la energìa electrica que corre
encerrada por los cables o a menudo hemos oido
hablar de ella.
Sin embargo jamàs oimos sus palabras.

Alguna vez estuvimos ante los adioses.
Sus rostros de betun aùn llevaban animales
cazados por los pàjaros.
Detràs de esos pàjaros habìan dromedarios con la
mitad de una media en cada una de sus jorobas.
Tambièn habìan indandescencias
y fotosintesis.

Cupulas de arroz siguiendo a los goznes.
Esferas de geometrìas entre cinicas alabardas de
sueño con estaciones de plasmas.
Piràmides al borde de un trapecio arrobado por
astronomìas de pus.
Nùmeros de coral centrados por una ostra de vidrio
entre jardines de acido.

Es como escribir o preguntar.
Denominar a un paìs por sus hordas.
Terminar de encontrarse con el espacio al final de la
hojarasca, donde los espejos caminan
entre extrañas alambradas
confeccionadas desde la brisa por el musgo.

Un musgo lleno de alfabetos.

Buscando peatones de carne en sus àngulos.

Trazados por esquimales de agrestes
civilizaciones.








martes, 20 de junio de 2017

Llegar al Oceano





A veces llegar al oceano es determinante para
ver una ola. A veces sòlo lo es la memoria.

Calles de aire desprenden espejos del hemisferio.
Otras calles lo haràn del sueño con toda seguridad
pero ello es irrelevante en este momento en
que el horizonte empuja su cuarto velero.

Un cuarto velero es un diario de multiplicaciones
entre los edificios. En una rubrica heterogenea.
Un ejercicio de brea en el interior del insomnio.

Una frontera de polos llena de contradicciones.
Un semimario de opuestos con exoticas reyertas
de espinas. 

Creo que todo velero es cuarto al evocar alguna
identidad reñida a las linternas. Alguna identidad
que no sòlo tiene a la realidad como un color
o un jabalì.
La realidad termina siendo una alternativa.
Una sustancia en el corazòn de un litro.
Un mundo de adioses con errantes frecuencias.
Un zoològico de arena donde guardamos ya
no a los animales y los mismos hombres llegan
para verse.

No. No es determinante. Como no lo es comer
a diario un pedazo de papaya en una esquina o
creer en los fragmentos de manera 
noetica, puramente helicoidal.
Casi radical como un tomate que se pudre
en las ojeras de un hermoso nihilismo.
No todo nihilismo lo es.

Por lo general un nihilismo vaga en la arena
anhelando sus carbones.
Pronunciando los nombres de las playas a las que
llegan porque cada uno encierra un rasgo.
Un matìz.
Un extraño paracaidas.

A veces llegar al oceano es determinante para
ver una ola.

Pero a veces sòlo lo es la memoria.














El Viaje del Limòn





La noticia de una serpiente perteneciò a los
faroles.
Alguien descendiò con ella hacia los simulacros
de los hombres en las goletas.
Seguidamente oimos las secretas palabras de un 
niño tomado una iconografìa.
Entonces hicieron sus apariciones los hilos.

Los hilos llegaron a la incandescencia surgiendo
miles de mascaras. Esbozos de animales entre la penumbra.
Variopintas señales de un pàjaro de vidrio
instalandose en el sueño.

Vortices entre un hoy de sinagogas y un ayer 
de aceite entre las calaminas donde
reclaman los carbones su
futuro con el agua.

Idilicas salivas con puestos de laca en sus
muelles. Cuellos de arsenico en una calle de este
paìs con pensinsulas eroticas.

Estadios del sol. Escalofrìos de sodio donde
encontrar por la mañana esquimales.

Desgraciadas edades entre las ruinas de un
escalpelo, mientras los muelles botan entre sus circos
naves empapadas de pelìcanos. Parecen
tomar direcciones de espuma.

Sinòpticas elipticas tomadas del ambar por
una interrogante.

Ciudades de ofertorios entre seres de crestas
y vacìos.

Naves entre la penumbra donde nace un deseo
y es poètico el vilo de la brisa sin sobrevivientes ni
colas de barro donde tirita un maleficio.

Suspendido en el viaje del limòn por la lluvia.



lunes, 19 de junio de 2017

Escena Particular de los Objetos





El universo sobre una hoja. Un diario
de eslabones. El principio de una manzana cifrada
por un collar en la arena.
La supuesta incandescencia en la liana batiendose
en el genesis.

Los mensajes trotan entre pàjaros de hule.
Disciplinas de eter en un perdigòn inclinado a una uva
forman la conciencia de un barco rojo.
Las tiendas vuelven a esparcirse igual que
una vereda ortogràfica.

La manifestaciòn de una noche despuès del agua ebria
de martillos.
Esa manifestaciòn suspendida en un teatro contemporaneo
de cigarras examinando.
El silencio que parece sabio y amargo como una tempestad.
Como un vortice. Como un espiral donde se
irisa nada màs que una astronomìa.
Una temporada de carne màs azul aùn que todas
las heridas.

La escena con la cual se difuminan esas heridas de
manera particular entre los objetos.

La distancia de un invertebrado en relaciòn a 
la espuma. El desenlace de vapor en una migaja.

Los estuarios donde reposan los cartilagos con sus 
zapatos de nieve.

El universo con una botella en los sudarios
y una reencarnaciòn del oceano en las cupulas.

En los cuerpos que giran en la noche buscando
sus organos.

Verticalizados, siempre longitudinales como 
un anònimo hemisferio.











El Rigor del Humo






Las puertas son celestes. Ese es un rigor que 
llega del humo. Un sonido es empujado por la
corriente.

Cualquier historia es semejante a una cabellera
inundando veredas de escamas. En alguna de
aquellas veredas, en alguna de esas
escamas un pez. 

Su cabeza no formaba un triàngulo, pero sus
ojos se aproximaban a una piràmide.

En la apariencia el mundo era particular
como el verano en los bosques.

En ella los animales despedìan a las cosas.
No era un asunto de adioses.
Màs bien parecìa la figura de algunos cometas
intercalando sus alfabetos en un pubis, mientras
caen de la noche.
Un poniente azul rozaba ello.
Un conjunto de dinosaurios que aparecìan llenos 
multitudes.
Alguien preguntaba por los vilos. Respondìan
los ejes.

Prodigamente los anonimatos
de la fiebre, escoraban en el eter buscando su 
definiciòn.

El silencio en un periscopio
conjuraba menguantes. Un heliotropo. Un
ser oprimiendo teorìas.

El devenir consumaba una dialèctica mas
entre la realidad.

La silaba llegaba una boca pero tambièn
sucedìa lo opuesto. 

La silaba era un vaivèn con un puerto
que sumaba a un continente de alambradas
los tejidos de su nihilismo.

Las puertas son celestes, pero ese es un

rigor transformado por el humo.

Un sonido llegando de las brùjulas y empujado
por la corriente.

Hacia un horizonte de preàmbulos y 
deseos.












sábado, 17 de junio de 2017

Construcciòn de las Palabras





Algunos seres estàn encerrados dentro de una mandibula.
Pero no es por ello que se relacionan a lo andrògino.
A lo lejos una gaviota escribe sobre una zona de telas.

En estos dìas la ciudad donde camino ha tenido màs
de un incendio. Los pelicanos siguen esperando en los muelles.

El dìa -el que fuè un incendio- hablò de articulos y parajes
de plastico. Lo enigmatico es que mencionaron el neòn.

La desolaciòn sale lentamente de un bozal donde ya antes
esa desolaciòn se ha extinguido.

El mar es lacteo como todos los papeles.
Seguramente en otro sueño el mar fue cinico o plural.
En ese otro sueño el testimonio del jabalì dormìa
sobre el aceite.

Algunos -no todos los seres- recogen la espuma de sus
cuellos y otros entre freneticos actos citan lo material como
un asunto estrechamente ligado a las corolas.

Los tallos cocinan alquimias entre santabarbaras.
Aunque no lo creas hay seres que se alimentan de polvora.
En el mediodìa de sus plexos llegan a la luna.

Sobre mi calle hay deslizadores aerovisuales cuando
se trata de ver què cosa es aquella que trastoca o transfigura
el aire. Por lo general son alveolos. Formas sintèticas
de otro mundo. De igual manera tenemos que
ascender a ellos. 

Las constelaciones sostienen que eso no deberia ser asi.
Pero las constelaciones no forman parte de 
este mundo practico-cosmetico. Equinoccial y lleno de
energìas algo exoticas. Tambièn trashumantes.
Por momentos -debo admitirlo- llenas de miseria.

Algunos seres estàn encerrados en una mandibula 
porque peregrinan aùn a los hocicos.

Su propia saliva no les es suficiente para construir
sus palabras.







Condiciòn Para Existir





Creo que en ese entonces no existìan historias
de hadas y ninguno de nosotros pensaba en las tijeras.

El oceano se pronunciaba como una misteriosa
provincia a la cual llegaban sòlo las legañas.
Tambièn los leñadores.

-despuès de tantos años medito en què cosa podrìan
cortar en el mar, allì no hay bosques de madera-

Con màs frecuencia llevabamos tenedores y
llaves. Con màs frecuencia preguntabamos en el interior
de un cordero. 

La savia era marròn.
Los buques llegaban a la corrupciòn al leer una hoja.
Yo era una esquina o una cosa que se acoplaba
a sus escrùpulos.
Un cuarto menguante o una mañana de acido.

Creo que invariablemente lo que veìa eran territorios.
Sòlo que en ese entonces eran otros los pedazos
de harina.

No sè si el trigo era una ceremonia de polen.
No sè si desde las ventanas el nombre programado por
el sonido era el que evoco.
Percibo esta mañana que era otra evocaciòn.

Las plantas estaban en su sitio.
Los orificios entre la luz se preguntaban en què lugar
habìa quedado su oscuridad.

El humo era presuroso. Pero el humo siempre
fue presuroso y escribìa con un tumor en la boca.

La realidad empezaba a pertenecer a las transnacionales
pero habìa una que no.

Los ministros ascendìan a los dirigibles porque
sòlo desde ellos se podìan oir y comprender sus discursos.
No decìan nada diferente a lo que ahora. 

Una estampida era un manantial.
Un alfil arrancaba los cabellos a lo hiàlino y eso
era natural y propio entre los alfiles y lo 
hiàlino.

-era su condiciòn para existir-

Creo que algunos lo llamaban magia.




viernes, 16 de junio de 2017

Cada Volcan Lleva un Lazo







Cada volcan lleva un lazo.
Una ignorancia envuelta en espirales en cada uno de sus
pasos. Cada volcan es un fasciculo de herbivoros
que usan trasplantes.

Una ciclo de azoteas que de alguna manera poseen la luz
en el instante donde cae incrustandose
entre superficie de polvo.

Cada jiròn. Cada lima. Cada acto de papel entre tejidos de
porcelana. Cada nudo en una botella donde el eter
es incandesecente como un vagòn entre las
rotaciones. En las emanaciones.

En las estèticas al final de una manada que camina a
travès de la lluvia con una amapola.
Con un almanaque de cobre gestado por las anatomìas
entre incalculables oficinas de fosiles.

Y en esos oficinas de fosiles un mar sin huesos cautivo.
Una profanaciòn en un cubo de hielo.
Una aproximaciòn a un viento hermafrodito uniendo
clanes de añil en un tarro.
En el desliz de una bocina cuando recoge cofres
o alienta ensueños. Nùmeros y litros de sal en 
una calle o la silueta de un neumàtico.

Lugar donde se forman los circulos.

Las esferas allende a los tatuajes de la brea.

Con llegadas al oceano entre ebrios trajines.

Entre vaporosas puertas donde anidan los 
talismanes.






Adjetivaciòn a Partir de un Instante





Determinado instante puede ser una trayectoria.
Un vicio magnetico avanzando a travès de la penumbra.
El fuste seco de una mancia en el relive donde creas.
En cada pañuelo lleno de limones, allì portatiles
runas se comercializan
y nace lo convencional entre sobrenaturales
desarrollos.

Y este pedagògico instante no es sòlo el dialogismo
en un otoño de madera.
No sòlo el espacio donde se resiste o sobrevive
igual que una araña.
No sòlo el plano donde una mosca parece desatar
millones de ojos intentando crear la mirada.
Ese teatro del ver con un nudo.

Inviernos de flautas entre lo siniestro copulan
con las agujas.
Miembros de ofertorios son terrestres si se imprime
en sus superficie un caracol, una rada.
El impetù de la sed es la energìa que despuès
de las preguntas adquiere una cosmologìa primitiva.
Un referente del sino con abreviaturas de color
azul en una media, marròn fantastico.
Diàspora donde los osos abrevan o los festines
caminan hacia una medula.

Raices con opuestos transparentes en un elixir.
Humedades que abdicaron del trueno un amanecer
de naves purpuras. Propiedades de ambar a partir de
un girasol que muestra sus escamas o
diseca el silencio de una reyerta
de sueño en un alfabeto bàsico, elemental.

Propio de la naturaleza cuando se alimenta sòlo de
raices.





Escolasticidad de un Buho





Igual que una extraña coherencia en el pulso o 
un megàfono que relativiza la llegada del sueño entre
las fotosintesis.

En el diario del plasma arrojando algunos
artificios a los rascacielos. En un plano de agua
con movimientos.

En los estigmas con sus metamorfosis.

En el sol oculto de una medalla ascendiendo
a los colores, a la vida de un prismatico en la arena
observando este dìa viernes reñido a una actividad
de plastico, bajo una hoguera
en celo.

Semejante al velamen o el aparejo que llega
del ser intelectual. Del ser ideologico en una mascarilla
lleno de escalas y manifestaciones de probetas.
En ese ser que inocula un puente y permite
a la inocencia un peldaño.

En el castigo.

Igual. Igual que realidades de plata en el borde.
O tipicos anuncios de idilios y desbalances.
De perfiles y propositos.

En el rango del oceano con una utopìa y el cromo
en la piel vaticinando edades del zinc
en los brazaletes.

Durante la existencia de un gurbiòn porque es ajeno
entre las balaustradas e inevitables
espejos de ancas.

En el buho escolastico. Con escolasticidad si se
quiere. Anglicano. Ansiolìtico.
Ese buho que se mueve debajo de las maderas 
que me alimento.

Igual que una extraña coherencia o una teorìa de
dios en los atomos.

-es una teorìa que data de bicicletas-

Por donde -curiosamente- esta mañana no vibra
una celula.
















jueves, 15 de junio de 2017

Nociòn Urbanistica





Se es una criatura si alguien escribe que el tiempo
es una peninsula sobre las chompas y una brida es un
yelmo lleno de trasatlanticos.

Se es criatura, una nociòn urbanistica editada por un
epilogo en los tallos.

Como el lunar que orbita el aprendizaje de una uva
o la expediciòn a un grano de orgia, se es un helicoptero
casi sin ningùn racimo o el atlas rasgado de todo
fuselaje.

O de repente nos trasladàndonos sobre iconos
porque oimos citaras demasiado
materiales entre el sueño, los perimetros y 
escencias.

Quizà eso de estar allì es un sequito de arroz
con ciertas ideologìas sobre el esoterismo en una hora
membranistica, tomada del petroleo.
De la ubre.
Del torporismo ontologico.
Tal vez.

O sabrà el viento que corredores pueden desnudar 
inmanencias o atrapar uno a uno los cirios
de plastico en la mesa.
Uno a uno los àngulos inmediatos.
Las manadas del gorjeo.
El ciclo intuitivo del pez en una colonia boreal.
Las citas de los electrodos entre codicias marrones 
de iguanas.

Todo ello que vive entre zonas de epiteleos mediterraneos.

Se es un espacio para caer en otro.
Una prisa neurologistica propia de la silaba cuando
busca una palabra en el meridiano.

Y entre las sombras extraños lenguajes le dicen que
sòlo desde el anhelar se llega a ella.












La Interpretaciòn de la Luna





Digamos que el recorrido de la entraña es un 
tacito animal. Que la idolatrìa es sòlo una interpretaciòn
de la luna.

Que entre numismaticas y albedrìos tejen los
corredores una llanta con presentes de algas y algunos
dibujos orientandose a las oligarquìas
representan argamasas.

Digamos que el dìa es un marsupial.
Que la herencia del polen es ambidiestra y marginal.
Que los craneos y lupas.
Que en cada cubierta el trigo seguramente elaborò alguna
de sus escaleras. Que el pergamino es gris
en una caminata de acido.
Que cada vereda es un yacimiento de fosforo con
increibles semejanzas con los alunizajes.

Y en esa brisa que recorre simetrìas
el conocimiento de una jaurìa es una reyerta de papel
ebria de sinagogas.

Allì las luces caracterizan la llegada a un zoològico.
La llegada a la existencia del peine y el amor.
A la retorica màs verosìmil de un menguante forjado
por los crateres en un simil o un corte
fidedigno
de esos -por ejemplo- que habitan las pergolas.
Los suburbios enarenados.
La elaboraciòn de las cigarras por un niño que
asumimos
como un evento industrial en los palcos de las
ortografìas.

Donde algo simetrico como el napalm se yergue.





Los Paraguas de las Agujas




La configuraciòn del naipe en un exodo.
El calado de un edificio en una pàgina llena de 
aniversarios.
El gesto coloquial-monologal de una oruga.
La semirampa o el dequeismo de una marioneta.
La ruleta entre manifestaciones de leña gestada 
por encrucijadas y peciolos.
El crucifijo de hollìn convirtiendose en pàjaro.

La soledad precedida de una urna de sal antes
de insinuar una aleta en los crateres.
Ese pronunciar del viento cuando toma los collares
de un resorte.
Ese alargar la lectura de un periodico cuando 
sòlo quedan las bancas y àrboles detràs de ello.
-tambièn los sonidos del gorjeo-
La arcilla dirigiendose entre duplicados de aceite
a ningùn cometa
y los barcos enclando una primavera en ese
vacìo.

Y desde luego una piràmide.
Un lenguaje con la estètica del acertijo dentro del
plasma.
El sol verosimil en la mejilla
y allende una peninsula de liquenes  empujada
por el sueño entre la inercia.

Tambièn el diccionario en una membrana con
postreros repertorios dialècticos
llevando focos de goma y alabardas en sus
trapecios; fieles versiones de una variante
del sino cuando 
devana en la màs cruda piel un horizonte,
una màgica vispera mientras un algoritmo
enciende en la mente
platanos de adobe marcados por las bocinas.

La configuraciòn.
El escrito representando cualidades de tachos.
Tendencias de alfileres.

En los silenciosos paraguas de las agujas.










Esta Mañana




Hoy despertè un poco tarde.
Muy cerca se encontraba un significado.
-no todos los dìas acontece-
Por lo general el significado no todos los dìas aparece
a mi lado.

Algunas palabras se encontraban en el aire
y provenìan de un extraño aroma.
No sè porquè pensè en primer lugar en la armonìa.
-fuè subitamente- 
De esa forma aparecerìa el caos.
Seguidamente meditè en alguna paràdoja.
En las fibras de algùn sueño con una pizca
de doquier.
Con un diccionario magnetico.
Con un conjunto de prolongaciones.

Hoy despertè un poco tarde.
Sin embargo las cosas a mi alrededor aùn parecìan
tener la conciencia del amanecer.
Los estadios de su color semiazul.
Intentè penetrar esa apariencia antes de que se 
convirtiera en una nada.
Pero no pude.

Los significados de la mañana empezaban a poseer
mi espìritu.

Y entre ellos pensamientos que sòlo pueden 
ser creados en la conciencia de una mañana empezaban
a trazar su camino.








miércoles, 14 de junio de 2017

Metabolismo






Ciudades extrañas donde el ser regresa a una gasa.
Explanadas semejantes al origen y sus performances.

Ciudades donde la perpetuidad maneja los faros
suspendiendo entre la gravedad
un limòn que grita desorientado en sus ramas.

Los faros -a todo esto y a veces- poseen la extraña
apariencia de una rama.

Y no. No se trata de la acustica de un unicornio.
Pero parece.
Tampoco se trata de un peciolo.

Medialunas en aquellas ciudades donde las casas llegan 
a las reencarnaciones.
Soledades de elixires con una utopìa en el pelo.

Improntas en la melodìa de un satànico gurbiòn
empuñando en sus ojos los desastres.

Dioses de escarcha sobre cualquier etiqueta donde
se desvanecen en un alfiler los apendices
y tambièn sus armonìas.

Futuros de armònicas para un pais de cuchillos
y gentilicios.

Botellas marinas que culpan de su deriva en el
oceano a los mensajes encerrados en ellas.

Gimnasias diagonales de un nocturno donde
un soplo manifiesta un opuesto.

Ciudades con ejercicios detràs de una hiperbole.

Detràs de una luz raida por cometas.

Donde metabolizan sus performances los cahorros,









Lumen





Sobre un poema hay un teatro.
-tambièn un anfiteatro, por las dudas-
Un dia sobrenatural y enteramente neològico.
Un verano azulado y magnetico en una variante
de porcelana.
Un trabajo de dimensiones 
policromas como aquellas que se extienden
entre los colores.
Sobre un poema regiones de oxigeno
enteramente irracionales como una zona de la 
razòn en el sueño.

-el sueño siempre data de si mismo-

Sobre un poema un teatro sin una determinada
perspectiva del sol o la tarde
donde las gradas de cemento forman combinaciones.
Donde sòlo las grietas 
pertenecientes a una vereda presionan un eje.
Una rotaciòn.
Una proporciòn que podriase llamarse primitiva
o denominariamos centellas a ello ebrio de visperas
y subsidios.
Y desde ello el vilo que no necesariamente serà parte 
de la experiencia ni del sentido de la lluvia con preambulos
llenos de antilopes.
Llenos de disturbios.
De eclosiones antiguamente sudorosas u objetos
que giran en una alambrada
con jardines de cuero o exposiciones al sol
propias de un lunar o las columnas donde jabalinas
y ecos prolongan imanes de sodio.
Piscinas de eter.

Sobre el mismo datan frisos o alfabetos.
Contenedores donde una mañana cayeron los diluvios
Auroras de sed imaginadas por las cebras.
Por las manadas.
Por las legiones en una reencarnaciòn hecha
de hisopos.
De lumenes.
De llegadas a los circulos con maquetas de barro
y vaporosas telemetrìas.

Sobre un poema el insòlito lumen a veces propio
del universo.

-enteramente suburbano-

Arrastrando bacilicas gelatinosas.












Contenido Mesopotàmico





Recuerdo seres porque tenìan una bujìa en sus rostros.
Otros llevaban el otoño de una bolichera en sus
sienes.
El contenido mesopotàmico del tigre.
Otros tan solo acampaban.

Tambièn se encuentran en mi memoria aquellos
que humedecìan sus cuerpos en las cùpulas. No todas
las cupulas descansaban sobre iglesias.

-¿Significa ello que el otoño conociò finalmente una
ceremonia?-

En el horizonte una sinfonìa de peces amarillos.
Alguno seguramente se marchitarà esta tarde.
Alguno volverà a cobijar la miseria.
El dìa de un resplandor.
La historia màs subita de algùn lenguaje.

Recuerdo seres que eran sòlo una ironìa.
Una parabola. Una metafora con algunos rasgos.
Una metàfora que elabora en el cuello de una gaviota
tal o cual galaxia.

-¿habrà llegado a ella acaso?-

Evoco seres en la piel de un martillo.
En las proporciones de una peninsula. En los idilios
de las teorìas incluidas en el agua.
Seres donde las epistemologìas empiezan con un
triàngulo en la boca
llenos de ideas y trenes que elaboran cometas
al ser presentadas como un idilio.
Como un muelle.

Seres que hoy no llegaràn a mi memoria.
Que probablemente despertaràn mañana en alguna
de sus imagenes.

Seres con circulos de caspa en un arpa.
Ductiles plataformas de carne donde la silueta de un
astro oprimìa una goleta o un dragòn.
Un prisma debajo del aire.
Entre sus sombras.
En uno de sus fantasmas.

Recuerdo seres porque la realidad se desvanece entre 
ella.

Asi nada màs.

Con la màs extraña lògica.





martes, 13 de junio de 2017

Perspectiva Virreynal del Cocodrilo





La brisa posee una composiciòn quìmica.
Todos los camellos descienden del azufre en este
mediodìa -por decirlo- de esquirlas.
Tambièn descienden los plantigrados.
El hipotalamo de un àrbol es continuo y una cigarra
de hidrògeno empuja clanes.
La mañana circunvala el oxido y como un sabio
planeta incinera sortijas.
El ruido de la madera en un carruaje semeja el
enigma de una metropoli.
Lo digo porque desde la misma extrañas brùjulas
ascienden hacia el hemisferio.
El curso en ellas lleva la apariencia de una
veleta.

Los menguantes no logran ser peciolos, sin
embargo, existe una frecuencia de espinas llena
de relatividad.

En las continentes algunas ciudades secretas
se queman. Algunas peninsulas a lo lejos enumeran
sus llamas.

El higo revienta debajo del neumàtico.
Y tambièn debajo de tal neumàtico en el interior
del sonido
emerge una palabra que 
es sintètica y  en princpio es dada sòlo a las percusiones.
-¿ Serà por ello primitiva?-
En el viento -no sabemos còmo- crece un pulmòn.
Las guitarras hacen transbordos.
Las definiciones llegan a los zoologicos, pero no
son las que aguardabamos. 
Aquì a nuestro lado miles de objetos
quedaràn desnudos.

La brisa posee una composiciòn quimica.
Un trebol de espadas.
La perspectiva virreynal de un cocodrilo.
Un epicentro colonial dentro de una medalla
de sienes.
De megaterios.
De fondos epidemiològicos donde se esparce un
algebra.

Llena de equilateros.

De izares que unen teleologìas.


O viven inutilmente esparciendo solares
comunicaciones en la arena.














Fijado Por el Albedrìo





Entonces la idea es la misma.
Màs allà de los plasticos. De los capitulos.
De las constelaciones.
De los faroles al pie de los cabellos donde los
dìas forman conjuntos y descienden hasta un 
almanaque fijados no 
por la realidad sino por el hombre.
Por el albedrìo.
Por las referencias a travès de la noche de
que aquello que se convierte en cenizas en el dìa en
el pavimento es lo que queda de la existencia,
màs no de la vida.

Luces de escarcha donde las conchas sobreviven
con una imitaciòn de fosforo.

Magnitudes de espejos hacia el sur con un
meteoro donde los espirales evocan el poniente
en el infinito de sus orbitas.

Algunas cascaras contiguas a lo inasible.
Algunos muelles donde el desdecimiento es 
llevado por el hollìn a un cine.
A un poligrafo.
A una nave hecha nada màs que de dientes.

Pero. Entonces la idea es la misma?
Depende de què se trate.
Màs allà de los plasticos podrìa caber un molino.
Una duraciòn diferente de la gravedad.
Una caracteristica del adjetivo que escupe sin
darnos cuenta sobre toda antonomasia.
Un animal azul recogiendo cofres.

Diarios de poèticas donde las fronteras 
presionan un limite. Un fractal. El itinerario
de una escencia que desarrolla un eco.

Una sociedad. Una civilizaciòn y una polìtica
con entrañas de ambar demàgogico
que resultaba ser un cuello de plata entre el
granizo.

Entonces la idea es la misma.

Y para que ello continuè de esa manera.

Jamàs alguno de nosotros llegarà a ella.











lunes, 12 de junio de 2017

Configuraciòn del Espacio






El espacio siguiendo la vida de un crepùsculo.
En ese crepùsculo los tornasoles reiteran que la noche
es un carbòn -muy en el fondo- de nieve.
El idilio de esos carbones es mediterraneo.
Esferico como un preludio.
Luego.
Un logaritmo deduce o implementa
una lògica en la hierba.
Tal hierba es como la coherencia del leòn en una orilla.
Como las palabras de una nutria cuando
provienen de los frascos.

Visitantes con reflejos de artropodos.
Visitantes con un mamifero en cada media disputando
un atlas con los eufemismos y rinocerontes.
Forasteros que entre las calles suspenden en las 
veredas una ostra.
-¿serà de carne?-
Un futuro de puentes donde llegaràn a interrogantes
de niebla los cartilagos,
Un astillero de bronce
y un desembarco de algas antes del meridiano
con navìos de polietileno en todos los
balcones de salitre.

Orgìas de humedad en un higo
donde las melenas atraviesan coliseos
de radiactividad. 

Centuriones de zinc ataviados en sus brazos
por el musgo.

Por la intemperie y los eventos de un reloj
al convertirse en mastodonte.

Tal como siglos antes 

-mucho antes de que existieramos nosotros-

Lo hicieron las langostas.









El Circulo Sobre la Tierra





Algùn lenguaje con sus bandadas.
-muy comunmente de lechuzas-
La historia llevando magnitudes en èl.
Magnitudes siempre de barriles.
De mandiles y aluminios de andamios.
Performances situadas al final del oxigeno.
Allì un grial formando un mensaje
antes de transformase en carta.
Es totalmente diferente.

Alguno con sus diseños y catapultas.
Con sus drenajes.
Con vagones y bolicheras buscando
sus visiones.
Con sus multiplos y coartadas.
Buscando semejanzas y diferencias
entre trìangulos.
Esquiando entre dimensiones de
lechuzas.

Un lenguaje con sus disturbios.
Con sus planicies y corazas.
Tecnicamente en un rubro de peciolos.
En un tacto de extrañas estadisticas
sitiadas por la poesìa.
La verbacidad y verbaciòn de sus
amapolas.
La ciudad de porcelana en uno de sus
brocales de aceite.
De sus pàjaros de humo.

Con sus divisiones.
Con sus expediciones a una avenida
de cancer y polisemia.
Entre festivales de plata entre las
cavernas.
Con disposiciones milenarias como
aquellas diseminadas entre
eso que ocasionalmente se denomina
como arcano.

Algùn lenguaje con sus origenes de
reminiscencias entre perihelios.
Con sus hordas inauditas de cromosomas.
Con su -tan a menudo- vereda
de paraguas.

Donde el agua que se precipita sobre el 
mismo tiene que formar un circulo
para tocar la tierra.










El Nacimiento de la Palabra





Las palabras se encuentran sobre un tallo.
Alli fueron dejadas por la lluvia.

El invierno se alimenta de sistemas.
La coherencia viaja entre rehenes de sodio
en los astros.
La luna imagina centauros 
en uno de los pliegues creados por la carne.

Tacitas estrellas encerradas en el trafico de
las ciudades.
Domèsticas faldas de acido en la espuma
circulando por las ojeras
de un hilo.
El mito llega de una ciudad a otra entre
misteriosas membranas.
El rigor forma disciplinas permanentes
pero sòlo en los cultos de las hormigas.
Territorios donde la fe limita con las
entrañas
como un lejano arcipestre con la arena.

Nucleares luces avanzan entre los pronosticos
igual que un devenir.
Ecos de las cosas se perperndicularizan
o crean verticales.
Identicas longitudes de sueño para aquellos
que desprenden mimesis
sobre lo amarillo u oprimen un presagio
desde una rabiosa antropologìa.

Las palabras se encuentran sobre un tallo.
Pero yo recuerdo una infancia en que 
dormidas sobre la arena poseìan
nada màs que un romance con las olas.

Asi es como nacieron las orillas.
En ese tiempo las dunas donde el amor 
resistiò con un nombre en sus labios.
Un nombre que llevamos por edades
de cera o hidrògeno.

Un nombre que es pronunciado pero
nosotros sabemos que ese sonido llega
desde lo sagrado, aunque no sabemos
còmo.

Las palabras se encuentran sobre un
tallo.
Sobre el nacimiento de las orillas.
Entre el vientre de los alfileres.

Caminando ahora sobre la ello descubro
que jamàs encontrarè las que
me pertececen.

Que lo ùnico que tengo es quizà un
hemisferio lleno de metafìsicas.

Donde perpetuamernte lo ùnico que queda
es buscarlas.












El Nùmero de los Dados





El sonido de la piedra en el enves.
Los ciclos magneticos de una obra clasica en el pelo.
Las iglesias -esta mañana-con su traje de nieve.
La aurora filtrandose por cada ventana del mundo
y el doquier, el pasatiempo, la estela que
era equina o reinaba sobre 
encetrecejos invisibles.

Tal vez la puerta.
La llegada a la lluvia con un ofertorio.
El estrecemecimiento de un eslabòn ante el vuelo de
un papagayo. Ese silencio donde las cosas
parecen objetivas, pero no, esa objetividad es el respiro
de un cartòn que arranca raices a
las hojas.

La percusiòn del violìn una mañana de caracoles
en el verbo. La coronaciòn de un puercoespìn sòlo a travès 
del telèfono. La vertebra inaudita junto al resplandor
de la materia supurando en una
peninsula de atomos.

Màs allà la energìa.
La celula màs clara en relaciòn a los teorìas
en una escafandra en las dunas.
La sensaciòn de una grieta, del artistico pasado de
un fruto en un genero de luz
o sus limites
mientras las jabalinas van camino de los muelles
con un dado en sus bocas.

Sòlo la ira del silencio puede ver el numero
que es mostrado en ellos.






sábado, 10 de junio de 2017

El Tiempo Sobre la Tierra







Serìa un tanto indeterminado recorrer esta orilla.
Esa historia en ella catapultada por los azulejos hacia
dinastìas de carne.
Pero...
Quiènes son los azulejos?
En dònde se encuentran las dinastìas de carne?

Pedazos escarlatas de humo subiendo por 
manantiales donde son creados los sistemas.
Verosimiles goznes llenos de beduinos.
Crotalos donde duerme la ropa de los mandarines.

Serìa indeterminado. 
Y si es indeterminado podrìa ser 
una posibilidad.
La posibilidad es un universo de acertijos
explorados por los descenlaces.
En la orilla hay millones de ellos.

- a esta hora los buzos en el horizonte son 
alegòricos ya que llevan la identidad de un paraguas-

Serìa ideal recorrer esta orilla con una selva
frunciendo el ceño.
Pensar en el ente desde un alambre de nieve.
Darle la circuncisiòn a una grieta.

Serìa ideal, ciclista y magnetico.
Adulterado o frìo recorrer esta orilla.
- eso es algo erratico en un mundo de cachorros-
Interrogar en todos los segundos miles de
historias catapultadas
por azulejos hacia la carne.

Serìa lògico ademàs hacer millones de preguntas
en un instante.

Asi poseeriamos eso que podrìa ser absoluto.

Y nos dice casi como susurrando.

Que el tiempo del hombre sobre la tierra
no alcanza. para llegar a ellas.






Cococimiento Bàsico





No sè si todos existen de manera particular o
general.
-ese conocimiento deberia ser bàsico-
No sè mucho de individualidad ni auroras que
son desfiguradas al llegar a una 
botella.

-de alguna forma el suelo que es pisado en ese
tipo de llegada es atroz-

Ignoro los detalles por los cuales una ley se convierte
en preambulo y otra en racimo.

A veces procedo de los zoologicos y otras veces
de las orgìas.

Vivo entre las cartas a la manera de un loro.
Repito a diario las historias narradas como cronicas
en los peridiodicos.
Pero una historia es un peine.
Una pantera que no deja de circular en los espejos
de un craneo.
Un vacìo de identidad ascendiendo a los
fuselajes de los aeropuertos.

No conozco los adjetivos ni caracteres que
carcomen los fasciculos.
-los fasciculos yerran por la tierra envueltos
por lumenes-
Al parecer es un lumen que incendia microfonos.
Al parecer es uno que limita con megàfonos.

Tiempos de alveolos en un cristal con apariencia
de velero.
Tiempos que de acuerdo a la luz deberìan haberse
convertido en espacio.

Asi nadie tendrìa que contar los dìas de su existencia
cada dìa sobre la arena.

E igual que ella dormirìamos para siempre.

Despertando a cada instante en sueños por el
romper en la orilla de las olas.




Las Boinas Rosadas






Algunos esperan la llegada de un cartilago.
Se reproducen entre el sol.
Caen de las alas donde las industrias dieron
origen a una mosca.
Otros se separan de los equilateros.
Ofrecen a la distancia una luz neolìtica.
Una teorìa de liquidos llena de rasuradoras.

Tambièn estàn los que creen en las comparaciones
y diariamente conforman madrigueras.
Tienen dijes gamas.
Se encuentran entre el acido y los omoplatos.
Entre los acromiones y la carencia de pus en
los vilos.
Lo digo porque allì -entre otras cosas- aguardaron
la fermentaciòn de los osos.

Un oso no es un animal cualquiera.
Digiere arboles enteros y camisas de vapor en
los bosques.
-arrancadas inevitablemente a los salmones-
Es primitivo y lleva estrellas de carne en
su frente.
-eso llama poderosamente la atenciòn-
Segùn la mitologìa esas constelaciones estàn allì
desde hace siglos esperando dirigibles.
Cuantificadores e hipodromos.
Laminas existenciales.

Algunos seres esperan la llegada de un cartilago.
La actitud de las sienes en un mediodìa
en que -suele suceder- las cosas se emparentan
a lo sagrado con una pizca de erotismo.
Con un globo.
Con un tanto de expresividad o una herida
de magma.
En sus manos hay un crater abierto.

Y màs allà de ellos se hallan objetos que casi
son simetricos.

Circulos de carne.

Todos blindados por boinas rosadas.











Medanos





Detràs del sueño hay una palabra.
No importa si es una redenciòn o un culto entre
las piedras.
No interesa si llega de las agujas o los jinetes
de agua.
Tampoco si proviene de diminutas ocupaciones
que por lo general se originan en el barro.
Detràs del sueño hay una palabra, pero eso no
es todo.
En ella hay sìlabas con algunos movimientos
de vidrio.
Caparazones de huesos inventadas por lo
inasible.
Desprendimientos de sed y mielina segùn
un crepùsculo de saliva.

Tambièn un trasatlantico. Una flor-cigueña.

Un intercambio de presentimientos desde los
acantilados. Desde el espìritu de una reyerta 
en la niebla que desde aquì oculta la sabidurìa
de ningùn precipicio.

Uno podrìa cortar el viento con esa sabidurìa.
Uno podrìa elegir entre la perpendicular
o los àngulos de arena que deformaron la playa.

Pero despuès de uuos instantes uno se pregunta
para què.

Los àngulos de la arena ya fueron deformados
por los medanos.