lunes, 30 de abril de 2012

El Parpado de los Patriarcas






Asilas al plasmar un peso de escalada,
de niños ocultos para siempre,
la silueta que navega entre su efigie
buscando la escencia de los conjurados.

Eso es todo mientras giras entre nieves de agua
Eso es màs que peligrosas ruinas de seda
y entonces deliras mientras el parpado convierte
el ver en maleficio.


Y los patriarcas son devueltos en pedazos.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

sábado, 28 de abril de 2012

El Corazòn de la Silaba




He sido una palabra que alargaba su mano
sin saber a dònde.

Un rito de piedra y a veces de
topacio.

Escribì de la continuidad, caminè por el hecho
de saberme indeciso, porque la voluntad
conspira en la belleza antes
de despertar una figura.

Vivì en un desierto, lo elegì en una caverna
donde los mitos eran auroras.

Comprendì que ambos se unen
para buscar esa distancia, intentando
desaparecer su corazòn de los navìos.

Pero ello es imposible.

Soy una palabra.

Ni tan metòdica, ni centinela de su espina cuando
se convierte en arbusti este mudo.

Este hombre sin lengua que ahora te habla y me habla.

Ese aliento con mas indicios que tejidos
o epitafios.

Buscando descansar en esa horrible inspiraciòn que
ocasioalmente separan dos silabas.



Guillermo Isaac Paredes Mattos






Inspiraciòn Cabalìstica

Cuando el lenguaje no eleve la memoria de sus sonidos.


Y desde ese temple, pudrièndose en la lluvia su olor al fermentarse lleve tu alma tanto al pensar como a la reflexiòn.

Y tù creas que por ello en estelas de siluetas cercadas por una letra debajo de un nicho.


 Desde esos manuscritos que la divinidad desnuda en las piedras junto a triadas que navegan en grafitis como alardes de sobrias estalactitas de hambre.



De sospechas o juicios con el amor mientras sostiene el drama de una horda.




 En aquellos escritos donde el lenguaje va a morir, pero no por nosotros y cierta triada de sombra presenta su espìritu nuevamente en aquello que el espìritu dilatò hata la realidad.



En aquello que dilatò -digo- porque cabalisticamente se sigue dilatando.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

Desde el Barro

En el asilo secreto de las premoniciones. Cuando es antiguo el morral y un etico venus crea alabardas en el corazòn desde un impulso. Mientras una luz se diseca y la otra orienta la estirpe de su plenilunio a la atmosfera con una gravedad de botines vacìos. Y nosotros descubrimos en un halo la escencia que hierve disputando el ser a la palabra la divinidad a su conmociòn al hecho del manifiesto en la orilla llena de plagas y sujetos ardientes pensando en los primas del agua con un parpado iluso. En los durmientes bajando por la bulla del mar y las albuferas repiten en baladas de escolleras que toda armonìa es un hecho de agua una sorprendente desiciòn de caer buscando al hombre antes que creandose a si misma. Desde la inspiraciòn. Desde el barro. Guillermo Isaac paredes Mattos

martes, 24 de abril de 2012

La visiòn de la criatura

No puedes diseñar una sombra.

A lo sumo descubriràs el cuerpo convertido
en criatura de noche.


Aquel que el infinito y su logos
convierte en un hermoso animal.




Guillermo Paredes Mattos

El Caos del Brìo

Cerca de todo.

Junto a ojos deshechos.

En un lenguaje sin nociòn ni valles
atraviesas la grangena
de un polizonte
cubierto
de subversivas estrellas,
aquellas que defienden su brillo
enfrentràndose a otras
en lo màs lejano.


Tan cerca de ello, piensas en el rito
envuelto y equipado
por mla corazonada,
por esa labor de tierra inconclusa
o los dictamenes
que siembras
al lado de una sombra
un patriarca.

Un patriarca que mirando infinitas efigies
nunca màs vuelve a ser
un profeta.

Pero continua.

Llevado por experiencias que no
hablan de nombres.

Que insinuan o gesticulan
igual a un temblor
en el nervio.

En ese pulso metòdico que sigue
la corriente de un halo.

El hilo del eter.

Sobre los caos del brio.





Guillermo Paredes Mattos

Guillermo Isaac Paredes Mattos

Estadio Natural

El estadio es otro tiempo.
La metafìsica del diluvio juntando descenlaces.
El otro yo del confìn practicando entre movimientos
de puñales. Entre porcelanas de agua.

La linea del destierro, la cimitarra del exilio.
Comparando èsto con un animal el viento
llena de exodos los àrboles
y algo, algo desafiado por deuteronomios
cimbrea lo hialino como un rostro en la piel
como un esqueleto encerrado en el cuerpo.

Puedes escribirlo mientras no hayan palabras.

Mientras la subjetividad suba al destino
con esa cualidad de organo y papel
que sumerge la brea, el ocio
ese rehen dentro del àtomo
transformando en obediencia
las celulas.

Ese presente donde la evoluciòn
vuelve a llamarse.

Donde la confusiòn de sus halos
derrama la ilusiòn en una etiqueta.

Y entonces gritamos estadios y naturaleza,
pero sòlo un instante.




Guillermo Paredes Mattos

lunes, 23 de abril de 2012

Estadios Zarinos II

Es claro.

La llegada del mar, la extinciòn del planeta
en las aguas, ese coloquio de aventura
con una expresiòn en el sìmbolo
cuando los bosques transforman su dìa
en inteligencia.

Y al caminar, estelar es todo conjunto
que llega del temperamento, que deviene con
su austral premoniciòn
de sueño en la boca, de cefiro aturdido
por lenguajes de plagas.

Pero tù ofreces a lo zarino otra calle.

Otro estadio.

Otra tradiciòn de formas
en tus ojos.


Y con ella te ahogas para siempre en
en el mundo.





Guillermo Paredes Mattos

lunes, 16 de abril de 2012

El Fuego Metafìsico

Cuando el contenido muerde tus citas con la idea
Y la hora del pajaro es azul como terminologìa
o ciencia profana que llama al acecho, a la
forma de los vàndalos un dìa espumoso con el secreto.

Mientras la carne abre el milagro de lo enhiesto
en una costilla de madera igual al sudor o la bruma
y reconocemos las partes del oido en notas de hambre
como la serpentina o la perversidad.

Y alumbrados por eventos de psicodelicas auras
entrenamos biotipos de ardientes estrellas
ofreciendo praderas, encaminando botes
insinuando que el sol era de agua antes que el oceano.

Y entonces miràndolo, te preguntas.


Còmo llego el fuego allì.





Guillermo Paredes Mattos

viernes, 13 de abril de 2012

Las Sombras de Los Ojos

Con su traje de vidrio la luz desvanece un contrario.
Dos lineas de araña cruzan las orbitas con juegos
de deseo.
Señala el hermetismo la hora fugaz del entredicho.

Nosotros raros narcicistas de la violencia
empujamos acidos y constelaciones.

Despiadadas manchas de volumenes, ignoramos
que tan pàlidas pueden ser las sombras de los ojos.

Ojos sempiternos mùsicos de cabellos.

Citaras arcanas sobre un empedrado de agua
donde recitamos la tristeza
sobre baldosas de luminosa retòrica
como la nieve.

Y èsto llega a colaciòn por que lo
vivimos hace siglos.

Cuando eramos poetas.





Guillermo paredes mattos

Situaciòn Lògica del Amatista

Situa desde la lògica un elemento del amatista.

Toma otro...

Se filòlogo de esta estrofa, con la estructura
de quien calla para siempre.

Recogela desde esa situaciòn nuevamente.

Dale la ignorancia de la inspiraciòn
en otra regiòn del poema.

Elevalo a la trascendencia como si un astro
tuviera la perversiòn
de la individualidad cuando descubre un puerto.

Situa lògicamente un amatista.

Quizà esa situaciòn pueda darte la conjugaciòn
para encontrarlo.

Que sea indispensable cada dìa...Cada noche.

Porque la belleza de esa piedra
no te llevarà a una sola de sus dimensiones
jamàs.




Guillermo Paredes Mattos

miércoles, 11 de abril de 2012

El Caràcter Literal entre Dos Afirmaciones

La existencia puede hablarnos,como lo hace
un artificio.

No se parece a la necesidad pero lo hace,
su canto ilumina nada mas que coronas. Estas
son de entrañas y viven nada mas entre los hombres.

En cada hombre hay coincidencias
de muchas calles que habitan el corazón,
de luces - ocasionalmente- desgraciadas.

Podemos hablar de un hombre tambièn como
una luz mortal.

Acabamos de arrebatar dos caracterìsticas
mientras un ser derramaba una huella.

Escribir de él como una definición que muerde
los puentes, puede ser temerario.

Un afirmación dentro de una cultura
de una culata
cuando las palabras van y vienen como una ola.

Pero tú estás sentado en la orilla.

Y lo ùnico que te queda es preguntarte
porquè.







Guillermo Isaac Paredes Mattos

sábado, 7 de abril de 2012

La Casta de los Muertos

En la casta de la soledad están los muertos, llevan vidrios de mieses cuando todo cae entre sus dirigibles, conducen estrellas de nórdicas albuminas en el sentido tendencioso del vertigo.

En la casta de la soledad cualquier palacio muerde y todo aquello obligado por las sombras está cruzando su llamarada, con esa certeza de quien no tiene convicciones.

Estética de un aro sobre la madreselva, asciendo sobre mis brazos para hurgar en mi cabeza, en ellas hormigas y arañas tejen profecias y telas.

Canción de una mordaz liberación de columnas, hace tiempo quemé sin convertir las cosas enceniza, la ráfaga que ululaba en mis asteroides y dí de beber a los aros.

En la casta de la soledad estan los alveolos, aguardan espinas porque la rosa en un criminal que mira el tiempo desde extrañas brújulas y revoluciones. Seguidor de corales inmundos, sopla en el barro porque el agua está confundida allí con la tierra.

En la casta de mi soledad despiertan hechiceros, todos son de plomo, escriben de juicios pero jamás son jueces ni verdugos, entablan campanas donde el prodigio tiene calaminas como el genio. Y el universo, el universo es un homicida rojo.

En la casta de la soledad donde trato de caer para no repetirme, veo el huracan sin esconderme pero me escondo y doy el tajo en la vida que no supo defenderse, porque escribir es confesar inconfesables trenes, músicas de sangre que siempre se van, entonces de ciencia se hace el abandono. Yo nunca soy la misma episteme.

Has mirado el cielo esta noche, es como una ofensa de latitudes amarillas, una carcel de ventanas sin colores, puñales que cortan rocíos, contempla, mis manos los quiebran cada noche, cada madrugada sólo el insomnio puede contar los números de la luna.

En ella nada huele a poesía, a iconografías, a tocar peciolos donde no se puede, allí se dice que sentir es de maestros, yo creo que sentir es finalmente de dioses y de ladrones, de cualquier forma algo invisible y rabioso nos invita su saliva.

En ella hay realidades que caminan lustrando sus ojos, inmensidades de raciocinios excitados por cualquier pradera, los bosques cabalgan entre sus enemigos. En ella legiones y barcos caen desde voces enfermas y algo como el sutil equinoccio de la aguja recuerda que puedo también ser de arena.

Y todos los nombres pierden el que los denuda. Un aire de aguilas llega al gatillo entre sus madrugadas y entonces desnudo a la idea de cualquier ideal latrocinio para ver como empieza a caminar con su alma, pero ella, ella sin un eco no puede arrastrarse. Cualquier intención es abortada primeramente por el sonido.


Y esa intencion viaja del dedo a la columna y es epiteleal el amor, como un cuaderno de maldiciones y lúdicos conocimientos de piedras. Yo abro alquimias dice la intención, yo sé de liebres y zorros que sólo lee la propia mano y me deslizo, sobre todo me deslizo, en un día cuando el huracan presiente que un pubis es liquido como mi ignorancia.

En la casta de la soledad nos llaman automoviles, cuadernos de espuma para que se detenga la mano y finalmente observe, químicas como la voluntad, instalando espacios de pesebres para la medialuna, es decir esa prosa de naves que engañan juguetes, laberintos que invaden mejillas de auras sobre sus percusiones.

Hay un espacio y hay un gran espejismo, hay un prejuicio de arpas intelectuales, son ecustres como el barro y escupen su paciencia para llegar a las sonatas de todas sus presunciones, su cansancio acumula cabañas, diestras de rocío, una lumbrera que asigna insinuaciones en los barcos y percibe que sólo el sueño es de cera.

En la casta de los muertos desciende sobre una metáfora la calles neuronal, muy artista de amaneceres aún dialoga, aún separa y muerde caprichos de crestas y distancias.

Todo antes que llegue este buho.





Guillermo Paredes Mattos

jueves, 5 de abril de 2012

Balada para los Tremantes

Tridente del retorno
anciano niño de la soledad,
enseñame en esta noche un cometa.

Vàstago de un crepitar junto al pájaro, irradiando
el mar en un crematorio de duendes.

Todos habitados por mis celos.

Pupila que marchas hacia el escrutinio
como una estirpe rosa.

Astro de vertientes que olvidaste la hiedra
cuando suena como heraldo de espuma,
cae un àtomo cruzando las formas del aire
y esa es toda su existencia.

Música de todos mis alamares,
cetro de mito, en cada pensmaiento
mis lunares se deforman,
y algo como un río invoca a esta plaga
a esta manía que devela su unicornio
y en él una febril magia.

Alado pliego de galaxia,
mis labios no dicen ya más palabras
todas viajan hacia dentro.

Mi boca es sólo un puerto.

Tuve que vivir para descubrirlo
y ahora sumergido en el carbón,
puedo quebrar cada latido
cada aurora,
cada tregua de rayos con el sol,
cada burbuja salvaje evocando un pleito
de jínetes,
de liras con el sonido.

Yo sólo sé que derramaban música.

Maritimo despliegue de una cerbatana
asolando el fulgor, hay quienes danzan
cada mañana
y un desierto de pubertades cuelga
en sus sombras como un rito,
como un palacio que junta reyes abjurando
celestes como los idolos que al incendiarse
una torre no hay ya màs corazòn
y todo en el universo se emborracha
de termantes.




Guillermo Isaac Parades Mattos

Pergaminos

Aquí desnudo en los corceles silbo de nuevo a un pergamino.
Mis bosques empiezan a recordar sus veleros
y tengo un ansia que inverna cada tarde, sumergida como un cristal,
que reta lluvias, granizos dentro de mis ojos
vapuleos de helechos.

Quisiera, pero la voluntad es la de un aro
y a veces la de èsta perpendicular
rendija de bujias y breas.

Presiento tanto como una ventana o ese preludio
conjurando una noche el amor,
no existo como la luz en los cristales, concibo la ilusiòn
como un resplandor respondiendo a la noche.

Y medito esa escena mientras algo como la oración
descifra una plegaria
un aire de piedra, trashumante como rocío
solsticio de imagenes dentro de la arena.

Y no logro responderme, cuando un corazón
ha destrozado pubertades
solo debe ir.

No puedo arrancarme, vivo como un rehen
pero mi presidio es una cítara, una goleta, una herida con alas
que llevan la verdad hacia las olas,
y después el sol, su anuncio de un cardo en la rada
donde besa la espina tu cuerpo amarillo,
criatura de espadañas, hoy como el secreto
de un átomo, encierras cada latido en la arena,
en el reino sumergido
que una batalla eligió para tí.

Criatura de estelas, sólo el ave se convierte en pájaro
sólo la esquina dobla su ciudad antes que quemen los barcos
el pièlago por cual ha sido tomada
la imaginación por el oceano.

No vayas por lso laberintos buscando una gruta,
en ti descienden y respiran todas las cavernas
aqui en estos sienes sólo caminan mis pasos
y en mis pasos -cabe una duda- se levantan mis huesos.

Son radares finalmente
en el jardìn de un murcielago.





Guillermo Isaac Paredes Mattos

El Pètalo de la Oscuridad

Como en todo movimiento, el brillo
que desciende mostrando su habilidad entre los cielos,
un camino de seda donde sólo tiene existencia los cirros
y una nave de pájaros confundiéndose entre otras
invisibles, llevando la transparencia como una condena,
el hilo de los sentidos que toman el mar de noche
pero no pueden robar su espíritu
y añoran desde otras brújulas,
la tradición hundiéndose en un verbo
formándose en distancias de arenas y de savias
inclinàndose al corazón que eriza en sus calles,
coincidencias de sangre con el latido.

Será como una luz, arrastrando el sueño
que va hasta la oscuridad porque ella es un pétalo
y los cristales empiezan donde se apaga el encantamiento,
el elixir de una mañana que es sólo para cada uno
y donde nadie puede acercarse,
es como un deseo conquistando en la piel una aurora
como un astro invernando en las alas de una mariposa
como el desvelo uniendo voces dentro de la arena
para un día sumergido, lleno de cortezas
que anhelan como hombre una orilla,
una expedición sin mas alas que el hemisferio
o ese tiempo dorado por alguna quimera,
maldición de sortilegios que escriben en una marea
el sino que trota como un indicio de estridencias,
como un galope de savias cuando caen en una corriente
y sólo el piélago, sediento de su soledad las espera.


Pero el hombre no està hecho de oceanos. Y en la distancia
lo ùnico que queda es mirarlo.






Guillemro Paredes Mattos

miércoles, 4 de abril de 2012

El ala de los Hechos

Musitando un cuerpo descendemos a un hecho.
Un hecho herido por la manifestación.

Se dice que cuando pronunciamos perdemos
todo derecho a la vida.

Y esa pronunciación purifica cualquier necesidad
del ejemplo, del brillo en el agua
de un artificio acuatico.

Y se dice que entre adioses y tempanos se tensa
el hilo de ese conocimiento borrado por el agua.

Que hay titanes huyendo con voces
de estrepito y extrañas parafrasis.

Temblorosos como un símbolo
levantamos una carta
y etiquetamos su vuelo
para que llegue a una calle
a una avenida de plomo
a ese sentimiento donde descartamos
toda esperanza de colocar un arbol
en nuestras manos.

Para que sean sus manos y no las nuestras
quienes devanezcan la flor.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

lunes, 2 de abril de 2012

Los Eslabones de Barro

Atras camina mi yo, está hecho de cenizas y no puede alcanzarme.







He formado planetas dentro de una estela
y he asaltado espumas para arrancar jardines,
en ellos también resiste un pétalo.

He dirigido coros hasta sorber la sombra
de un dirigible premunido de infames dominios.

Mi voz ha pastado junto a animales
criaturas que antes de la piel caminaron entre la sangre,
no quieras tú amor despertar una tiniebla
nos conocemos como mi dedo y su uña
como los ojos y aquello que ven,
aunque sepa que detrás de esa imagen hay otro camino
una silueta, un icono, hasta una llama de seda
invernando en el suplicio que labia un espectro
un sendero de jirones
escarbando profundidades de arena, longevos
conocimientos de algas que no me conocen.

Y sin embargo he dejado este grito
esta noche comparada con la albumina
o una canción de acero,
dividida por la nostalgia de todos los demonios,
sin embargo amor hemos tocado un regreso
y sólo habitan planeadores junto a la sabiduría,
artificios de luces que impregnan de coros todo viento,
la corriente de ese inmenso responder con las venas
disponiendo un día de entrañas,
una muralla transformada por el plomo
por glicerinas de caravanas formandose en el tiempo
de un cielo que clama hasta plegarias
de insurgentes murcielagos.

Sin embargo hemos ido, iremos
estàmos ahora en cada respiro musitando mundos
desconociendo tropas huyendo en nuestros veleros
estàmos separando horas de centellas
y nos retamos como a cada naipe
el que sólo puede escribir entre las runas de un río.






Guillermo Paredes Mattos