sábado, 31 de agosto de 2013

Coyuntura del Yelmo






Dejo a la casta una siguiente pua.
Al manifiesto, la lluvia en comùn.
Alguien que enarbola y junto a èl,
durmientes de aristas y contradicciòn
mutando en vilos de apariencia,
cuando el cefiro yerra en los jacintos.

Muy cerca el testimonio del velamen
convertido en acuario, el martinete 
del cirio sin mucha lejanìa, mientras
el universo duerme, pero cierto iris
empala en el misterio una habitaciòn
de ciencia sin palabras, dorada
por la libertad de un oceano que
porta en su albedrìo la talla de ningun
oleaje, mucho menos, el de inocencias
contiguas a la sangre, las que a veces
detienen el fanatismo, el desastre,
un terrorismo de aceite, envuelto por
llamaradas de subversibos giros
que la silaba diò al empezar
su camino.

Creyendo que el mismo habìa 
terminado.


Guillermo Paredes Mattos



El Sentido de la Trinidad en la Paràbola






Escribe ahora: Podrìa tener un dios
en mis dientes.

Si es que lo permite mi caries.

Digamos mejor, caries. Para què vamos
a generalizar.

Ironiza sobre ello cuanto màs 
puedas; cuanto màs se ironiza
uno de las consecuencias,
es la paràbola.

Otra es el sentido del rigor 
en el texto. Un rigor que sacrifica
el lirismo con que podrìamos
abandonarnos al mismo.

Pero no vamos a hacerlo.

Volviendo a la paràbola, 
ella està acendrada en la trinidad.

Para mì trinidad en este texto 
esta manejada desde tres òpticas.

La parabola como alegoria que tienta
una verdad.

Como curva abierta formada por
dos lineas simètricas, respecto de un eje.

Como una trayectoria parabòlica 
descrita por un cuerpo al ser lanzado.

Podrìamos seguidamente
hablar de paràbola desde definiciònes
que implique revelarla en otro sentido.

Yo recurrirìa al esotèrico.

Al sobrenatural-religioso.

Debo aclarar que lo religioso es
un àrbol donde el pàjaro
queda enamorado de 
un mito.

Tantas estrofas sòlo por intentar 
hallar en la ironìa el sentido
de la paràbola.

El primer sentido està ligado a
la trinidad. Una trinidad domèstica.

Debìa ser asi.

Porque ese sentido no es el 
ùnico.




Guillermo Paredes Mattos

jueves, 29 de agosto de 2013

Poema del Nictàlope






La velocidad es origen.
Una rotaciòn de 
nictalopes.
La gargola del alba sufriendo 
nuevamente ante su 
versiòn màgica.
La velocidad:
El naufrago del universo junto a
la memoria. 
Nosotros imploramosla romàntica como
los paneles.
O la turbina del galpòn justo en medio
del pànico.
Y cuando llueve...
Su final es de piano.
Del manuscrito entre articulos sin vigencia
domados por la pus o la elasticidad 
y temporales o ciclicos
enseñamos al poliedro
el lugar donde el hormiguero
exige una tomografìa
al publicista
con campañas de gas
y cojines
sobre rituales alfombras.
En todas, campanas y hombres
enviaron dotes de arcilla
e incredulidad
a las gaviotas.

Entonces estas tuvieron que volver
al granizo.

Pero nunca màs lo convirtieron
en arena.



Guillermo Paredes Mattos




Inocencia o la Comprensiòn








Comprenderse tanto como vida o
àtomo no es lo mismo
bajo una sombra.

Tampoco ante el destello.

Hay que llevar muchos soles
para ello.

Hay que poseer demasiados relampagos
en los cuales parafrasis y cacofonìas
lleguen a supurar elementos,
iones como la experiencia
de aquella comprensiòn,
cuando ante su gnosis
se evidencian otros objetos
y entonces
tocamos diferentes màquinas para
sostenernos...Si aquella comprensiòn
lo quiere.

Pero...O empero...

Analizar videos de algunos hombres,
donde se les ve
dormidos bajo superficies
no significa lo mismo que compartir la humedad
de un silencio. De alguna carta y
su especie de humanidad
cuando florece y los mitos
nos engañan 
desdiciendo 
su aliento en un portal
igual a una pretina...Donde
el sol es de radios y sus circunferencias
involucran la peste del amor
aplastando el requiem
la elipse del deseo,
mientras las pàginas de tu universo
acontecen
extasiadas, exactas como los techos de
una herida
donde dos vidas dejan jugar un alma.

La vida deja que ello pase.

Porque sòlo la inocencia encuentra
un juego en una herida.

Un juego practicado sòlo por
los àrboles y el amor.



Guillermo Paredes Mattos



miércoles, 28 de agosto de 2013

Sin Tocar la Tierra







Al menos siempre queda un centauro.
No està en tu casa por supuesto.
No posee la forma de una lectura.
Tampoco es quien brota de los
abismos de la tierra
buscando su espìritu, los nombres
del reves, los que tienen la
visiòn del plano, pero deciden
no llegar al mismo. Conjetura
en su inercia el aplomo 
y agonìa de su deleite: Ese gesto
que asciende lleno de estratosferas
a sus oidos, desde el interior; 
existe como el 
diario de una gravedad 
- algo asi como el golpe seco
de una carabina- 
dejando morir sus puntos en 
el corazòn del viento.

Y ese punto que debiò 
ser un poema muere.

Sin tocar la tierra.



Guillermo Paredes Mattos

Sin un Ala







Busca un pàjaro.
De esos que no se parecen al corazòn.
Anhela en su vuelo, la versatilidad con la cual jamàs
se teje. Busca un pàjaro. Desprèndelo
un dìa y otro ebrio entre sus alas - Que muestre
su dialèctica de lumen o de nube-
en el tiempo. Echalo a las cumbres
y sea su tarea, encontrar 
aprender a dejar una
el cielo.

De no lograrlo. Ve a èl. Habla
con su vuelo. Al despedirteasegùrate de arrancar una 
de esas alas.

Sòlo una.

-Arroja un pàjaro a las màs 
profundas alturas-

Y vuelve siempre a èl.

Sòlo para asegurarte que ya no
pueda volar.


Guillermo Paredes Mattos

martes, 27 de agosto de 2013

La Estadìstica del Muerdago






Bajo heuristicos 
cròtalos.

Entre demiurgicos vacìos, como el
arca del sigilo o la corriente
del niño oprimido a tu pelo
con una respuesta azabache 
y palida
llena de bacilicas.

En lanzas que urden bocas
y frìos
con el lamento de un nocturno
en el pecho
lleno de inundaciones
y flores 
que son vertigos.

En esa vertiginosidad. Digamos 
eròtica
y sensual entre anclas.

Bajo esos dirigibles que
interrogan la 
nieve
despuès de arrasar
una epidemia
de libro al arrojarse
en el aura.

Al encender una marcha
de polìticas quìmicas,
acompañadas
de nitrògeno;
en versiònes electricas
de dioses.

Y esos dioses nos
conmueven
con la alquimia
del indice
rompiendo
miscelanias
de opalos que dirigen
tu cuello...

Hacia una avenida
de cadaveres.

Cadaveres
y estadisticos
muerdagos



Guillermo Paredes

La Creaciòn de Polvora







Une el anca.
Cuelga la pinza nuevamente
en una que otra cornea. 
Hazlo de modo que
lo vea una estrella.
Salta de un tranvìa
a otro.
Busca un fosil. Anhela
el farol. Bajo luces y arcos
recitale a la soledad
cuando estè sola.
Recuerda que a veces existe una
que no nos quiere acompañados.
-Contrariamente a otra, que cifra su
espìritu en los tèmpanos, para que
seamos su irònica perpetuidad,
su antonomasia-
Y no es terrible ni dogmatico, ni cientifico
ni lleno de plasticidad va tras
astilleros o espigones: Sòlo es.
Resiste igual 
que el rocìo en la imaginaciòn
o los margenes del làtigo
que especula
por seguir a un espejo.
Busca ese sentimiento que forma
el horario bañado por un voluptuoso
equipaje. El màs voluptuoso
del mercurio
y junto a èl vuelve a ser
forastero.
El extraño demente del hilo
y de las balas.
El que se alimenta de juicios y 
velames creados por
la polvora.



Guillermo Paredes 

La Peninsula del Archipielago






Allì empezaba el archipièlago. Lo habìa
escrito una peninsula.

Yo habìa comparado a los trenes 
y escrito en ciudades de
agua antes de
dormir
en ellos, pero no encontraba 
el sueño.

Era entendible. Lògico. Pero lo
lògico y entendible
son tesituras 
que no
llevè jamàs en mi rostro
y oì de los ficus,
remordimientos
mas ancestrales de los cuales
guarda nociòn 
un hombre.

Y me hice culpable junto a los
brocales, donde la imaginaciòn deja
atràs el enigma. El culto completo 
a las agujas y los esquimales.
Yo supe de ello, hasta esa 
especulaciòn que empuña
el vaticinio de la
merea antes 
de la locura y los faroles.

Antes del sol cuando cita al universo
acompañado de dioses y puñales.

Todos formados por asteroides
de nieve.

Todos ultimados por mancias
de granito.

Allì donde sòlo la piedra
graba su lenguaje.



Guillermo Paredes



sábado, 24 de agosto de 2013

El Intelectual de Plàstico






Que no sea la inspiraciòn, la que despierta, vea pasar
a la creaciòn llena de sangre en la aurora.

Que ello se cumpla en mi destino.

Que despierto, mirè la inmensidad borrarse por
capitulos. Que jamàs el hombre me 
muestre que en sus 
ojos se borra
por completo.

Que sea el eter, quien edifique estructuras, mientras
me desvanezca en el tiempo tal y como lo
escribiò mi uña.

Que no sea yo, màs que un individuo de violines
y estepas. Que aprendiendo a conjugar la saliva
en las lineas, tome nuevamente 
del labio màs insòlito, algùn remordimiento
ese que por pudor no deja
avanzar al poema
entre la poesìa.

Que no sea ese escrupulo que transforma la
poesìa en cualquier cosa.

Que no encuentre alquileres ni hospedajes,
mas que en mi corazòn y no tenga
que mostrar la forma en que 
su latido llega a ello.

Que no sea el intelectual o el plastico.

Ni la plastilina donde se seca un temario
como la vagina o el iridio
plagado de titulos.

Que la necesidad no baje del mito y nos encontremos
tal como nos hemos buscado
y asi llegar al habla.

Que su ser y el mìo sigan
caminando entre especulaciones doradas
y mortales que el diàlogo
deja en la puerta
del halo.

Sì, del halo.

Y que todo ello, sea contemplado sòlo
por el eter.




Guillermo Paredes Mattos

La Soledad del Pronombre





Normalmente un gènero.
El daguerrotipo de lumbre 
como
un biotipo 
ilustrandome en la ilusiòn 
donde cartografìas apolineas son
de acero.
Y allì vuelvo al individuo
de los pocos acentos
de la serpentiina o la miscelanea
en los dìas
donde la locura
es el primer amor...Inconquistable.

Yo supe ser lunàtico, quiero hoy
que èste poema no lo sepa.

Acaricie al barro como si conociera
la ternura.

Invadì los precipicios donde el suspenso
conducìa millones de obreros.

Su trabajo era que ese precipicio no 
cayera.

Escribì de los nombres para saber 
que un mago no siempre lleva
la profecìa que rompe y devasta 
los veleros. Me basta acercarme a un
muelle para verlos convertirse
en fantasmas en la distancia.

Lo han hecho durante siglos.

Lo seguiràn haciendo.

Y siempre sin necesidad o el silencio
de este pronombre.



Guillermo Paredes Mattos

Un Simil del Movimiento







A menudo considero mi vida.
Cuando ello sucede debo explicarle las
cosas como lo hace la realidad.
Por lo general estoy en mi vida
sòlo cuando escribo. No al considerarla
o pensarla. Un simil de ello puede ser
denominar aqui una fibra. 
Es un poco extraño decirlo y seguidamente
creer que mi miedo tiene una hoja
y que soy socio de algun
cadaver que observo
desde esta madreselva
en la dinastìa del acantilado.
He arrojado piedras desde esa altura
que no me han servido sino para amanecer
interrogando tantas veces
a la gravedad
porquè esa actitud tan letal ante las cosas
pequeñas...La piedra en menciòn por ejemplo.
No comprendo la razòn de no atraer un astro.
Otra galaxia. El complemento de una via
mas lactea ahora que nunca.
No comprendo con exactitud còmo
explica las cosas o las entiende.
No sugerirìa a nadie la irracionalidad de
algùn mensaje sostenido
por este encuentro
con mi vida y con su realidad.
Finalmente es algo personal.
Tan personal como una zancada o una
biografia.
Mientras tanto vuelvo a considerar este
inutil trabajo, esta isla.

Y lo hago porque todo seguirà
su movimiento.



Guillermo Paredes Mattos



Geometrìa Existencial del Punto I





Yo estaba en el centro.


-Geometrica y existencialmente 
escribiendo-


Habìa una ciudad. Empero.
Un centro no es necesariamente
el punto equidistante
en relaciòn a la circunferencìa de una ciudad.

-Asumiendo que una ciudad es un circulo-


Pero no lo es: Nada màs un conjunto de
muchas calles y hombres deconocidos.

Nada màs un estandarte de piedra besado
por un nombre antes de morir.

Y en esta ciudad todo hombre esta a 
punto de morir  y lo hace de manera
contemporanea. Metropolitana,
lleno de abordajes y sitios de
piedra, en este preludio
de cemento y carne,
se pueden estampar conocimientos
desde el aire hasta sonatas 
hechas de ilusiòn y ceniza; canteras
de polvo que emergen
con lo nocturno desde 
un planetario vacìo
en el cual un ser
recoge sus escombros.

Y un escombro es siempre la leyenda
de la piel
entre las periferias del carbòn.

Un carbòn convertido en simbolo, por la 
geometrìa de un centro
para seguir viviendo.

Para exponer que una noche es 
la potencia del misterio
extendiendose
en un poema.

Y con ello en devenires donde agita
regiones de algebraica existencia.



Guillermo Paredes Mattos



viernes, 23 de agosto de 2013

Donde Termina el Universo






Hemos oido de mundos sin esperar otros.
Impulsamos noticias muy viejas tropezando
con lo moderno.
Rozamos una visiòn.
Ante nosotros formas desprendieronse;
doradas y extrañamente sacrilegas
describian objetivamente 
el fanatismo,
que cunde de la supersticiòn al ejemplo.

Cruzamos frìamente sus halos.
El advenimiento que supone el despertar,
el fetichismo, la palmera. El adivino del espolòn
en cuyas noticias nos encontramos
como ecos, semejantes a bordas
bendecidas por cosmogonìas.

Despuès la lucidez
que termina con los hombres, 
la fortaleza entre el vivir y el llegar, 
las diferencias màs que las semejanzas 
con el eter y en ello nuestro destino
imaginado por el canto
de la greva en lo desconocido,
entre maquinarìas de perros
y mestruaciuones de acuarios: Ciertas mentes
se hospedaban en ellas.
Intentaron destruir ideas mas que ideales
cerca del mundo, allì entre
el lirismo sangriento de los pàjaros
lugar mas seguro en donde empieza el universo.

Y no pudieron.



Guillermo Paredes Mattos

jueves, 22 de agosto de 2013

Estructuras Sintèticas







Como una realidad el color
develando estrùcturas sintèticas,
semejantes a la reencarnaciòn
o la opulencia...esta aurora.

Junto a ese estìo de
sartas y experiencias con
el brillo, allegas
al platino del aura, sembrìos
inhospitos y escarlatas. Cansados entre la verdad
o el bien, dormidos entre planeadores
donde el mal, lleva citas de dios
bebiendo nuevamente 
de la providencia. Todo esto
sigue las estelas del aire.

Y algo entre los cefiros
pregunta por tu corazòn al destino.

Algo natal como un pontificio.

Que tiembla en la especulaciòn.

Que no sabe llegar a 
la noche.

Ni còmo transcurriràn en
sus hombros cada hora.

Cada equipaje o alimento.

Toda libertad resuelta por el mar
o las ruletas.

Por el sexo o el cosaco de un seno
exiliado en los sesos de
la flor asaltada
por una caravana de nieve.

De la cual desde hace siglos intentamos
tomar un material...

Algo màs sintetico que todo lo que entraña esta
definiciòn...

Entre nosotros sòlo un àngulo sin horizontales
ni raices
agitandose entre hiedras.




Guillermo Paredes Mattos



miércoles, 21 de agosto de 2013

Consideraciones Espirituales-Estèticas






Es el ùltimo reino.
No hallaràs otro.
Antes se insinuaba.
Los objetos y las cosas lo sugerìan.
Sensualizado por el brillo
del alma
despertaba en todos los cardos.
En un principio llevaba una
espìna. Poseìa
en ella himnos de ancestros
que la sangre no pudo
disecar
comprender
cederlos a la inteligencia
como lo hacemos con una idea
desde una subversiòn
eròtica o real. Social como
un pensamiento
se detuvo a la altura de 
la mente para
decirnos 
que la filosofìa del sol
era cierta como
una nube despiadada
o el talante
de un iris salado en la
lengua 
en los momentos
en que el sinònimo de nuestra
voluntad sucumbe
pero no el instinto
de su espìritu:
Callado y silencioso en las
piedras,
cazador de ojeras y misòginos
astrales
continùa en la arena de todos
los desiertos
y ni su propio torbellino
logra detenerlo.



Guillermo Paredes Mattos




martes, 20 de agosto de 2013

El Logos del Crepùsculo







Soy un paciente.
Una especie de hoja bajo
ese criterio me convierte
a veces en relato.

Pero no narro nada en absoluto, 
asi que la pregunta es de
què.

Tambièn miro el criterio de un 
lago. Su desconcierto.
El periodico vacìo de sus alas.
Ese dramatismo que lleva 
similitudes 
de espantapajaros con el mìo.

Claro, mis similitudes intentar 
estar o desprenderse de un logos.

Segùn ello, hay ordenes de logos.

Apostoles y epistolas crepùsculares
en ellas.

Allì los dioses han muerto.

El logos lo sabe.

Individualmente, no lo sè tanto como
èl.

Pero me basta morir en cada poema
-como este-
intuyendolo.

Percibiendolo.

Cerrando los ojos incluso, para que no
huya entre la oscuridad.



Guillermo Paredes Mattos

Y en la Aurora, Reconocì otras Palabras





Y en la aurora, reconocì otras palabras.
El cèfiro era pàlido como un higado. Desde
un antiguo paisaje, llegaban muestras de
itinerarios y cetros, igual que multitudes
ebrias de orgasmos. Vigìas de atmosferas
dormìan buscando indiferencias, entre
palmeras de aceite y crudos espacios. Palmeras
del dìa anterior a la barbarie, reconociendo
centellas que - ya anecdotas- bajaban por
los acantilados. Yo era pobre entonces, como 
ahora. Sin embargo el olmo empezaba a cremar
esa situaciòn de clavel y tallo, esa movilidad 
de luna y alcohol: Tridentes y cardos como ellas
construìan sus ojos debajo del cemento, la
expresiòn de una sonata era escritura descifrada
por el fuego y el advenimiento, dioses de tabu
entre los berberiscos eran inteligencia del
temple y la noche del ruido como un poro
despidiendose de la luz antes de abrirle 
la puerta de su canto. Huesos que hoy
se desvanecen ante la magnitud del iman,
pesebres donde el infinito se repite entre
conjeturas de citaràs bañadas por una pecera,
mascotas y animales antarticos que como
una marea, recogen toda sensibilidad que 
queda de nosotros conduciendola hacia 
pièlagos sin ninguna eternidad, sin ningun
infinito. Y sereno, en tregua con esa eternidad
mi corazòn concuye.

Nada, nada sobre esta creaciòn
en su espìritu necesita de nosotros.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

El Antimonio Espartano






En una especie de oceano donde las flotas dudan,
por lo tanto tienen el derecho a elegir. 

Una serpentina donde sòlo los asteroides son
liberados.

Un planteamiendo de carne que respira sòlo
llegando al trance.

Viejos idilios de resortes.

Sinòpticas lumbres de hidrocefalia
y carbòn.

Al acuñar balaustradas cerca del fragor
nacen dìas fervientes,
espectros cubiertos por el alma, por 
vèrtigos de centinelas derramados entre astilleros
por negros espartanos de patriarcas.

Cielos desalmados de resplandores y demonios.

Torpores con ilusiones de granitos hasta no
ser inspirados.

En una tipologìa, la cultura extiende una temporada
de espectadores y frecuentes estructuras de
lampo en el poema
van a rebelarse como en la marea
el antimonio.

Y sea en este mundo o en otro.

Algun dìa habremos de
beberlo.



Guillermo Paredes Mattos


lunes, 19 de agosto de 2013

La Mutaciòn de la Esquirla







El dìa como ninguna palabra,
tal vez como otra, el el interior de una decisiòn
muy personal que me sigue siendo desconocìda.
Aprendìz.
Astrofìsico.
Donde las cosas resplandecen o viajan.
La primera nube sintomatica de sus cuadernos
llegàndo a mi mente; Esa nube nigromante, pudorosa
atendiendo a la magia entre las coordenadas
y todavìa sobre un fondo el camino estelariza
un universo
una mutaciòn de àrbol en pàjaro.
Entonces
se dice que las cosas iluminanse continuas,
que los barbaros son tambièn brùjulas
con una manifestaciòn incomparable 
en cada fabrica. 
En un pañuelo.
Bajo los signos de un movimiento.
De un deseo o un himno.
De una traiciòn en el orgullo o las cartas.
En el esgrima o la nociòn de la esquirla
cuando acompañada
de una estrella
baja de los cielos para morir
en un pecho.

Pero tù crees que vivir es otra cosa.

Y no la esperas.



Guillermo Paredes Mattos


El Aura de la Chimenea






Debemos creer en un libro.
Creer por inercia o por convencimiento.
Por unidad y fantasìa.
Por terminos irracionales o imaginarios.
Vivir detràs de conmociones, màs que de pautas.
Besar panteras siniestras.
Colgar un bunker.
Es necesario alimentarse de necropsias
huir con un lampo 
a los mas extraños eslabones.
Ser misterioso sin adjetivos, ello
nos recuerda la capacidad
de ser nuevamente
expresivos,
tormentosos,
culpables del aura que nunca llegò
a la represalia,
del juramento màs vicioso del amor.
Ese que eternamente yerra
entre barricadas y chimeneas.




Guillermo Paredes Mattos

El Re-crear y el Aquelarre





Hay cosas que el poema no puede responder.
Tù citas a un palacio por la noche.
Re-creas criaturas de aquelarres.
Besas el diluvio mientras vuelve al aprendizaje,
el que proviene del mirador, del templo antiguo
y humedo del cual desertamos,
de la linea ancestral donde los forasteros
nos mostraban el universo del
que procedìan. Era otro;
Sin pàjaros ni constelaciones.

Y te oigo, nada màs. Ninguno de los dos
desea una lirica que no pueda
preguntar en sus sombras.

Una sombra es un universo que
ya no puede elevarse. Pero esto es 
sòlo una definiciòn

Con muchas semejanzas pero con muy
pocas diferencias en relaciòn a la 
vida.

Ahora nos toca elevar alguna manta.

El corcho de mi noeticidad.

El juego en la pocilga de alabastro
y del obrero.

Nos toca jugar con una figura de aluminio.

Sòlo para llegar a ese equilibrio
donde el poema no
responde.


Guillermo Paredes Mattos

sábado, 17 de agosto de 2013

La Danza de la Yesca





El retrato cae por el dìa
como una forma del comportamiento.

Despuès las hojas
toman una melodìa;
un muerto en comùn en las palabras
la particularidad de 
mi fragilidad hecha de aceite.

Tambièn un resultado.
El universo donde el poema acude
a una iglesia buscando ser atletico
igual que una orgìa.

Semejante a una hoguera que danza en 
el fuego en medio del oceano.

En amaneceres en que debes
encender toda  la yesca
que existe en el
universo
para contemprarlo.

Y al convencerte de que no podràs
lograrlo.

Atraviesas la orilla para ahogarte
en las aguas.

Y ni aùn asi sabes si alcanzaràs
ese fuego.



Guillermo Paredes Mattos




viernes, 16 de agosto de 2013

Polisemias






A cada instante nos divide una saeta. Pero
no lo sabemos.

Sòlo el òpalo en la oscuridad conoce esa
cultura empirica de cada ser,
cuando nos toca deletrear una estrella. 
Un manantial. El asidero purpura de
cualquier estela.

Y hablar de nuestra divisiòn, de la capacidad
que poseemos para ser polisèmicos
-cuando todo en la creaciòn
es polisèmico- posee
una relaciòn con la naturaleza.

Pero conocemos nictàlopes con otra omniciescia.

Llevan barcos de papel en sus ojos.
Aprendieron a beber de fuentes vacìas.
Despuntaban sòlo a los elixires
y el frenetismo de una metàfora
camino al cromosoma.

Cultivan otros brocales cada noche
y es justo como 
el derecho de un abismo
para ellos
alimentarse de la frente
de algun hombre.

Sobre todo de aquel que no la 
convierte en pensamiento.



Guillermo Paredes Mattos







Talamo de Horizonte y Corazòn






Una palabra como la noche es el frìo.
Tambièn un prisma.
En ellos atestiguamos la forma en que
transcurren inviernos y 
onomatopeyas.

-Ciclos de barro y peyorativas 
maquinas de sudor 
en los dedos.

Esquemas como un santiamen.
Logìsticas igual a brùjulas
igualmente iniciadas-

Sobre aquella palabra, los parpados 
son simbolos 
de miedo y una tijera
se apresura
de manera siniestra
en buscar otra belleza de la misma
fraguando 
pensamientos de agua.

Asi algun sentido
de esa belleza despierta.

Yo fuì un estètico sin muchas cadenas ni
eslabones.

Me apresurè entre ejes y palacios
a derramar cicutas en todas las partes de
mi cuerpo.

Creyendome sensual invadì el erotismo que
llega de lo sobrenatural
con un sacerdote sin agua.

Y.

No es que camine liquido o semejante al
desastre; me dedico a cortejar
horizontes.

Ademàs soy un poco màs conceptual si han 
percibido.

Y lo que pasa, es que este invierno
la linea que crea el horizonte no està allì
en el hemisferio...

Eso es todo lo que no puede resistir
el corazòn.



Guillermo Paredes Mattos

jueves, 15 de agosto de 2013

Del Verbo Haber






Hay, de haber.
Lo dice el verbo.

Y al mirar, ambos podemos
decir que procedemos
de alguna ezquizofrenia.

De los datos estadisticos
de un psiquiatra.

De las composiciones y las
flautas.

Del equinoccio y sus valvulas
entre pabellones.

Donde la locura, pero no nosotros.
Donde nosotros, tanto como la locura.
Vivimos y caminamos como lo harìa 
posiblemente un sueño.


Hoy, eso llega del tiempo.

Tiene las mismas cartas que los menguantes.
Conquista orificios.
Recopilaciones.

Inteligencias como el infinito.
Terminos cuanticos.
Un naipe de mal aguero.

Igual, denodadamente igual que
un manicomio.




Guillermo paredes mattos




miércoles, 14 de agosto de 2013

La Fe Poetica de las Memorias






Duerme la arena.
Una campana a su lado es de lluvia.
Estrictos pigmentos
azulados por 
una tiza o el carbòn -en apariencia
la dualidad de la melodìa-
entre la perversiòn
o crueldad, seràn nuevamente
una balsa.

Llevo uno de tus vientres en ella
y lo dedico a ese pubis
silencioso como un
palacio de espinas
en las astillas
del trueno, ese pubis
que serà el demiurgo
màs profundo en
este 
archipielago. 

-Artilleros de plata
recorren doricos juicios
de polvora
buscando un mortero-

Fusileros de cobre
indican a los navieros
los volumenes que sindican el tiempo
como el lugar del cual
llegaran las mentiras
y las aspas.

Las carretas. Los ferrocarriles
donde espolones
e industriales noviazgos
tocan otra vez
los entretiempos
donde las pasarelas
orientaran todo intento
de aplastar
esa intuiciòn en la arena.

La arena que es sonàmbula.
Que destripa cantos.
Que no aguarda morteros.

Y se desliza en el tiempo
sin sospechar que 
un pubis se encuentra
en una balsa.

Buscando terminar con la
poètica fè de la memoria.




Guillermo Paredes Mattos

El Atlas del Poema





Hasta donde el amor lo sostuvo 
era ambar.

Un atlas de cometa.

Una circulaciòn de 
geografìas.

La condiciòn de una estampa
merovingia
unida a un color pardo.

Despuès ocurriò que encontràmos 
un rito.

El astillero de una
logia.

El muelle de la disciplina
y el estrepito.

Las saetas eran febriles 
entonces.

Evanescentes; semejantes
al calculo.

El fluorescente del nombre
disecaba sepulturas.

Alias de cetros.

Pseudònimos que son 
deliberados al pie
del edredòn, caminando a
un expreso.

Incinerabamos todo estocolmo,
el goteo de la runa lo
ignoraba.

Pensabamos 
-al llegar la aurora-
que la poesìa habìa abandonado
esa supersticiòn.

Lo cual es imposible:

Encaminandote a una garrocha,
te dice: Es todo lo que 
sostiene mi 
espìritu.



Guillermo Paredes Mattos

Dimensiones Poèticas





Al despertar del vaticinio
el grial era quien objetaba,
los dìas comunes del hemisferio.

Bajo esa coyuntura, anhele vellocinos.
La copa de sangre del adivino.
El palco de otra fisonomìa en ello.

La gravedad surgìa como desdecimiento.
La hiena, una intuiciòn prohibida.
Apaguè algùn cuello logistico.

Me alimentè nuevamente de geranios.
Concursè entre vidrios. 
Amenazè flotas y telefèricos.

Frente a mi corazòn era todo oleaje.
Lo inèdito, la quimera, el polvo.
La boca antediluviana en los fosiles.

En vano conjugaba polinomios.
En vano el hermetismo habitaba.
Las nucas eran ya prodigiosas.

Brotaba la crispaciòn como sigue:
Proselitista y lacustre, andina
como amarra de nudos y banderas.

Luego de ello empalaba piedras.
Buscadores escatolòjicos de amarras
entre carnivoras venas.

Las liebres seguìan muriendo.
Lo extraordinario era organizado
en monumentos de dìas sin territorios.

Al despertar lo nostalgico era lacrimogeno.
Algo reciproco como la abdicaciòn y las
ciudades del ovulo, anudandolo.

Contestaba a las cupulas: No eran sacerdotes.
Invadìa el infinito detràs de  enfermedades.
Palidos alfiles, evocaban una vela.

Anhelaba tradiciones sin figuras.
Vaivenes de estacas escondidas.
Mayorìas absolutas y homegeneas.

Yo era una persona sin naturaleza.
Vivìa entre poco y era poco el instante
de mis temperamento, quirurjico siempre.

Tocaba raices, siempre cautivado.
Colgaba sustantivos, enumeraba yescas.
Decoraba usos demogràficos-mentales.

Al despertar sin nada en las manos.
Al tener solo un paso y una miseria
en los castillos del lenguaje.

Al propalarme a veces reflexivo.
Empujando al sueño en los detalles.
Invadiendo generos superdotados.

Callado como el sonido del ladrido.
Practicando entre virgenes y anatemas,
ese sol que va del plano a las dimensiones.



Guillermo Paredes Mattos


lunes, 12 de agosto de 2013

La Libertad del Hades





Aquello que vuelve a descarrilarse.
La gaceta de sal
junto al eden de su envoltorio.
El crotalo atòmico
apoyado por un mayordomo; sinònimo
o cercano al galeòn
y la arcana fragata
del erario.
Ese canòn de impronta.
Yo no entendìa de vellocinos...
Como un pseudonimo me impresionè
en caletas de buganvillas
por los dominios
del tallo, despuès fuì indolente
y fugaz en el polen y las feromònas
juntando pergolas y semen.
Nuevamente el resumen oteaba.
Y diriendome al torpor castellano
de los alisios
acaricie los cristales de caronte
mientras terminaba asi
su agonìa.

Pero ni de esa forma ni de 
otra.

El hades serìa liberado.




Guillermo Paredes Mattos





La no Soledad del Poema






Mañana al despertar.
Cuando los acertijos sean de tahur.
Y todo crezca en tu boca.
Sin una ceremonia o un sacrificio que alimentar.
Cuando lo fulgiente fuerze una humareda
y en los brocales, la idolatrìa enumere la escarcha
como alguna vez los torreones,
el acero del anatèma.

Hoy cuando la soledad del poema te siga a 
todas partes y para seguir viviendo
tendràs que unirla a la tuya.
A tu soledad màs simple.
Sencilla como una antigua evoluciòn.

Cuando despiertes y alguna magia lea
en las mechas, en la construcciòn
de la imaginaciòn, 
entre rabinos acicalados por un reloj
por un acorde
mientras los relàmpagos parecen divinos
allà afuera.
Dictatoriales como un muelle.
-Organizaciones mentales dictadas 
por un maniatico-

En las mochilas, hoy en los estereotipos
cuando los burdeles
sean el espiritu de un eslabon.

De alguna ortografìa de 
legiones.

De una religiòn tormentosamente lunàtica
llenado un pedernal de submarinos.

De carbones.

Mañana al despertar,
como hoy.



Guillermo Paredes Mattos




Solidamente Epidermicas





Cumple con algunas cosas.
Objeta otras.

No sigas al mar, nunca vas a alcanzarlo.
Sentado en este astillero, al observar
la lìnea de lo remoto
escrita por sus aguas, concluyo que lo hizo
separandose del hemisferio. La escribìo, evitando
que ese hemisferio se devaste en ellas,
la lìnea es complice de ese remoto mar
y no lo sabìa. Yo conozco cosas domèsticas 
con las cuales evito o enfrento 
un hecho, el placer demoniaco por 
la luz, el trecho silogistico
entre un vagòn y otro;
al mirar los ferrocarriles
percibo màs la bala que terminarà
con la existencia de ese hombre
que el revolver
o la piel. Yo deberìa sentir 
mucho màs que una 
zancada. 
Llegar al entendimiento como el
cosmopolita
de una faja
donde un globulo rojo se alborota ante
la llegadas del blanco.

Y al comprender el oxigeno
dejo de escribir sobre el pulmòn
o la enciclopedia de
los cigueñales.

Aqui...

Donde los ciclos se bañan y donde quizà tengan
la ley y el decreto.

Pero es tan subjetivo ahora.

Eso es tan horrendamente subliminal
como el diagnostico del periodico.

Como la parafernalia de todos los centros
que en esta mañana llevas en tu mano.

Solidamente epidermicas; desconocidamente
aereas.




Guillermo Paredes Mattos

El Tràfico del Mercenario





Busco un planeta.
No es algo nuevo para mì. No
siempre logro encontrarlos, por lo general
mis ojos se golpean contra las estrellas.
Como hoy, no hay nada que mirar
ni que golpearse,
mientras busco. Organizo una idea,
el invierno ha cubierto
con la espesa niebla de Lima su cielo y
con ello crea las condiciones para el
nacimiento de ese deseo.
Mi idea proporcionalmente a mi vida es un deseo.

Repito, diariamente lo hago. Ese es un acto
que me salva sobre todo de mi mismo. 
-Debo decir que todo esto es a tìtulo personal-
Cada quien debe saber como se salva o no de 
un poema...La vida es sòlo el màs largo.

Y debemos recordar que el mundo 
a veces se convierte en sòlo un accidente,
una circunstancia donde los protopitos
de lo hialino
son un diafragma.

Eso que acabo de mencionar es toda mi cuarentena.
Mi silencioso festìn.
Mi pelea con los nichos.
Yo siempre peleo con las tumbras, sobre todo
cuando sus melodìas
se elevan hacie el tiempo sin ofrecerme un boleto.

Asi que me convierto en espectador de su tràfico.

Creo sin embargo, que deberìa ser màs honesto con
sus melodìas. No me pertenecen. Fueron creadas 
para esos seres cuyos cuerpos yacen 
bajo la tierra. No fueron hechas para mì.

Pero yo estupìdamente creo que es asi.

Y escribo, hablo sobre ellas.

Igual que un mercenario.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

sábado, 10 de agosto de 2013

Las Ruinas de los Oràculos






Hoy si soy nictàlope y escribo de inocencias.
Si vuelvo a ser terrestre o culpable como la ciencia.
En este instante, de repente, con el quizà de mi mano
ante segundos de decisiòn entre las hojas. Cuando se
es gamado o arquitecturas que transgreden el sol
recogen la aventura de esa palabra, mientras
es nombrada o escrita por el apocalipsis.

Cuando se nos diga; no hay mas trineos
de los que se recojen y efectivamente el latido
del trueno, suena incomparable, mientras sentimos
su conocimiento, abriendo el prostibulo
que deslizamos dentro de un punto y otro en la nieve,
como si despertaramos las cosas.

Este dìa si esas cosas vuelven al granizo
o en las direcciones, indicamos que iridios
y vigias son temporadas de centinelas
en el esplendor del desencanto.

Cuando volvamos del aura
igual como de un invernadero
con un oso en las pupilas
o el meridiano de alguna pelìcula
ofrecida e los gavieros
en una mañana de primogenitos
y antimonios.

Una mañana cuando tu derecho a redactar
un volumen de escorpiones,
se deba a la contusiòn del obrero
en una pira.

Ante un inquisidor.

O las extraordinarias ruinas
de los oràculos.



Guillermo Paredes Mattos




viernes, 9 de agosto de 2013

Nihilico Infinito









Te escribo con la tendencia
del sol sin libertad
cultivando hegemonìas.
Lleno de coherencias como 
el vìnculo del eter,
dotado de fàbulas.
Llevado por el razonamiento
de que toda avenida debe
caer igual que 
el agua.
Desde alguna concepciòn
o precisiòn.
Con materialidades de
husares y huestes
ningunas.
Sin opciones poèticas
quemàndose en el tiempo; es una
forma de no tener futuro ni 
pasado, asi nacen simbòlicas figuras
como el colico o la nausea.
Y ya no importan los claveles
o los dirigibles.
No es necesario inventar una polea
junto al drenaje.
Seguimos existiendo como el ciempies
del mito y exponemos
la eternidad de su hierro en el horno
donde el instinto es posterior
a la premoniciòn
y las revelaciones.
Ya no tendràs que buscar 
mas indicios
ni multiplicar.
Ya en los estadios, las
bacìlicas en comun
te recitaràn navìos
en particular
y el olor a chimenea 
de tu boca, serà el alimento 
postrero de alguna
gangrena
un tanto intelectual si
se quiere.
Entonces;
la habitaciòn del fantasma
a la salud del obituario,
convocarà monarquìas
zohares y colecciones
exhortaràn autarquìas,
donde la lengua es otra sombra 
y la escena del infinito;
su propio nihilismo.



Guillermo Paredes Mattos

jueves, 8 de agosto de 2013

Origen Mùsical de los Lobos







El ser creado por isocronìas.
Ser creado por la temperatura o el odio.
Oir en voz baja como los arsenales.
Dirigirse a dios sin objetivos.
Caminar del estreno al estro, pero deformado
por la fonètica.
Escribir crepuscularmente del complice; diariamente
sobrepasar los mensajes profundos.
Convencerse de medianìas o engaños.
Recopilarse en una tumba como lo hace una flor.
Elegir las venas de una primavera para morder
y asi cazar una onda, revelar la nutria sòlo nuestra,
esa nutria que fuìmos o somos capaces de amar,
al margen de correspondencias y lucidez. Tan ajenos
a la dieta o la exageraciòn.
Heredar nada. Implicar nuestra presiòn
en cualquier existencia, vivir arterial y arteramente
por ello. Dedicarse al crimen y la promociòn
de los audifonos y los neociclos
como todo antepasado.
Ser casi un megàfono.
Imaginar ese antepasado, pero esceptico.
Agnostico de las plagas mayores donde alguna
ocasiòn fuimos tan justos como desconocidos.
Quemar un buròcrata ideal, no sin antes haber 
decidido a su lado la dicha del termitero,
el complemento del lobo porque no es esmeralda.
Ellos escriben encarnizadamente.
Ellos a veces ni siquiera logran edificar el
diente de una palabra.
La uña calva.
El monòlogo artificioso con que suelen
leerse en sueños cuando 
duermen
Y el rìo de la verdad los mantiene sonàmbulos
entre carbones egipcios.
Rebuscar nuevamente en el complemento
de ese lobo porque no es esmeralda - està escrito 
unas estrofas màs arriba-
Casi narrado para que nunca logre ser escarlata.


Guillermo Paredes Mattos




Iridiscente y Conceptual










Entiendo el silencio como una especie de trote.

Semejante a los tornasoles o las dedicatorias,
un tanto delincuente.

Igual que una cosa tan eterna o su fugacidad.

Buscando tramontina en los mercados.

Adquiriendo jueces o planetas de vidrio.

Gesticulando o anhelando muecas.

Divisando cordilleras de energìa.

Contusiones de poros y diversas formas de sombras.

Piramidal como una estrella periferica.

Siempre al inicio de los amuletos.

Siempre en la piedra, adhiriendose mortal.

Sin anàlisis, camino a una tragica expediciòn.

Pero hay que aclarar que una tragedia no
es dualmente una visiòn del existencialismo.

Es sòlo oraciòn con un solo verso.

La apoplejìa y la carabina de jerbos.

El occidente con su luna mas mediterranea
que jamàs esta noche.

Los arpones que levantan un ancla de otoño
sin reflejos a su paso.

Las astas del libro privilegiado del hierro.

Las partes bajas del humero.

El acromiòn a lo sumo iridiscente y conceptual.

Lo reitero por las plazas y lo noètico
dentro de todos sus velamenes.

Lo reitero antes de arrojar una pared a mi nuca.

Instalado por tablas medrosas y casuisticas.

Por musculos que trajinan por la nube con
una chalina en sus pedazos.

Vendados para sentir como el musgo.

-Vàndalos, inquisicidores de ensueños-

Como la percepciòn cuando deja de sembrar epilepsias.

Y recoge naipe tras naipe entre las olas.

Lo que la piel ha dejado convertidas ya en liquido
de ellas.



Guillermo Paredes Mattos

Por Escencia el Mar






Por escencia el mar escribe por la noche.
Se dirige a las cartas y los alfileres.

Asi llenamos de prostibulos
sus predicado, las sustancias verdes
de otro sol, actualmente en las ojeras.

Confìamos esa intuiciòn del oceano
al tahur, simplificamos  los oleajes
para que sus frutos puedan ignorarse
asi como un silencioso vèrtigo antes del 
conocimiento. Todo conocimiento
tiene como prologo a un
vaticinio.

Despuès de ello construimos un puerto
- es necesario un lugar asi donde
el mar pueda detenerse-
Es necesario e indòmito.

No sòlo para recordar quièn era el mar.

Tambièn para saber que no puede
ir màs lejos.






Guillermo Paredes Mattos


miércoles, 7 de agosto de 2013

Los Nombres y El Suicidio






Vivió dentro de una arboleda.
Allí porque en las hojas todo nombre
vuelve de la muerte buscando nuevamente un suicidio.
Literalmente es una segunda interpretación
de la carne en un texto. Un hecho potencial y fructífero
como la podredumbre. Toda muerte
es solitaria con frecuencia.

Estimo que morir otra vez encuentra
sentido cuando no se ha hecho nada. Asi que
la muerte devuelve -los nombres- a los pájaros
y papiros. A continuación medimos
las historias que hay en ellos,
todo lo que puede ser nuevamente evocado.
Construido como un alga de cera
por la boca o esa introducción
alfabética con que existimos
esta noche de agosto. Silenciosos
como un cometa que indica nocturno
en su caída, que allí en ese lugar
donde lo ha hecho,
vivía un valle.

Nosotros hablamos del nombre que regresa
formando un suicidio,
agolpándose nuevamente en el sentido
sin buscar el día del aquí o el allá,
el nombre que regresa
conoce exactamente el lugar de su diluvio.

Y su diluvio está unido por segunda vez al
suicidio.

Cosas como éstas sólo suceden
con las palabras.

Jamás entre los hombres.




Guillermo Paredes Mattos

Los Cuatro Puntos del Texto






Nos separaban piras y objetos.
Un maleficio.
El estanque del clarividente dormido
en el espacio.
Nos distanciaban tulipanes
y sudorosas siluetas de pavimento
siguen siendo oblicuas
mientras el eco,
bebe alguna colección de hierro
alguna ventana sumida en la inspiración
por la gravedad
de melancólicas hipocrecias.

Y al detenerme en la última oración
concedo esa
febrilidad con que
mi casa de desvanece mientras despierto
cuando la silueta de mi vida
pierde el color nocturno
de una hoja
en altamar
o la terraza donde la novedad
se une al hielo
para intuir por conocimiento
y continuidad un
relámpago
un susto que tenga la dirección
del miedo
una cabecera donde
todo devenir enumera cabezas
igual que un ideólogo,
con la poca mentalidad del doctrinario
tomado por los sentidos
que al crecer en las manos
abandonan una interpretación al desierto.

Y ello es absoluto como
toda idea.

Sólo basta observar un poco.

Necesario escribir
de nuevo al mito.

Sin esperar que
responda.




Guillermo Paredes Mattos

martes, 6 de agosto de 2013

La Boca Transparente







Lo escribiò tu boca.
Mutò en una especie de confìn.
Acelerò las cartas donde el
advenimiento separaba
una estratòsfera de 
otra. De fonema
en fonema
sitiò los ejemplos
del oceano
y sus veredictos
compuesto de victimas
o persecuciones.

Y de tu boca,
siguiò la ruta del aire
para golpearse con un astro
- de preferencia siempre
fue lunar-
y para ello busco un método,
una referencia en el viento
que tuviera una palabra,
un desasimiento
o el estremeciemiento
del bacilo mientras
cuelga o suspende
sus mitos de 
la muerte y del ente, en el
alma de los
hombres.

Lo sè. Sòlo lo sè.
Desearìa seguir persiguiendo
esta idea pero en este
instante es todo lo
que en este
universo
me toca.

Y no es invisible.

No es transparente.



Guillermo Paredes Mattos

Los Territorios Inmediatos







Nunca he encontrado la brùjula de un gitano.
Tampoco el reflejo de sus dunas son entre
mis eslabones, temporalizadas.
Lo que podrìa ser peor, no pude decidir 
sobre la voluntad de una sinopsis
con rostro de oceano,
llena de inclinaciones
y antimonios.

No he arrancado el plural a las cosas mientras duermen.
El acero logra èsto cuando ellas estàn
en movimiento. No elaborè
entre lo siniestro, nada màs que nebulosas
buscando el rumbo inmediato,
de lo que puede ser
particular,
hasta un grado inmenso de cualidad
o existencia.

Existencia con las pistas.
Con el infinito del violìn y el grave rompimiento
de una fronda mientras teje
sobre los animales.

No poseo muchas palabras como la intensidad.
Ni tantos pasos como sì posee la desesperaciòn.
Es cierto, estoy atado a mì mismo,
bajo cualquier presiòn dinàmica
estoy atado a mì
y ello me transforma
en la esfera mas peligrosa de
mis venas.

Vivo en mis venas.
Soy un tema y un relato amarrado
a ellas dìa y noche. Todo lo que puede
escribir mi literatura al respecto
no es exacto. Es sòlo una conjugaciòn.
La velocidad con que cruzan mis 
nervios y tejidos es un misterio,
- no es un neologismo-
es un misterio que vapulea
todos los organismos en que creo,
todas las celulas que deploro.

Por ello, cierta vez, al canto de
la uva, precediò el platino y sentì que
el momento de las cuerdas y equilateros
habìa llegado y llegarìa a conocer
finalmente como lo hacen los
cadaveres, ofreciendo la
rutina de un hueso
a mi boca.

Por ello, hay ciertas medidas y son los
techos y las circunferencias,
quienes tiemblan
y dejan armar
sumarios
con un predio esqueletico
en cada boina que llevo puesta en mis
dedos, marino y sepulcral, totalmente hipnotico,
deletreando las esperanzas empiricas
del estro, mientras como
una bandada recuerda que su vida
es y serà nada màs que
suicida...Es como vive la experiencia,
asi acontecen sus boinas.

Igual a esta mañana
a esta luz
sin ningun interior que
llevo puesta.




Guillermo Paredes Mattos

sábado, 3 de agosto de 2013

Esotèrismo de la Palabra





Aquì empezaba. Era un pedazo de madera
donde la reminiscencia mostraba su
espìritu.

No conocìa las formas entonces. Apenas
el mar recorriendo el oceano. Apenas un
ancestro incrustado por la existencia en
la vida. Existencia de violetas y eufemismos.
Existir de plantas y mutantes decoros.

Irracionales, profundos y temblorosos
los velos encendìan a Apolo y daban muerte
sin sangre a los pàjaros, a la caverna de 
la belleza en los higados. Nada era aùn
el paradigma, en cada letra respiraban 
dictadores y extraños patriarcas nos 
amenazaban desde los sonidos.

Llegaba a las ciudades con una esquina
en las sienes, llegaba a ellas con disturbios
de algas o cicatrices de granizo encerradas
como galgos dentro de una trama
con el infinito; el helecho del aceite
derramandose en el mito
con su ideologìa de
espasmo y trance, del mismo modo
con que nace una coreografìa.

Epònimas idolatrìas olfateaban los raptos,
indolentes mensajes de hierro,
junto a ellos, el nihilismo esotèrico
de un horizonte limpiando el 
lenguaje del hombre.

Dejàndo nuevamente al hombre en
el desamparo.

Entonces dijo la existencia:

La palabra no puede existir sin el lenguaje,
pero el lenguaje lo hace sin 
la palabra.



Guillermo Paredes Mattos

viernes, 2 de agosto de 2013

Lenguajes y Heridas





El lenguaje planea un poema,
asi como el dolor planea una 
herida.

El lenguaje conoce perfectamente
que una vida puede terminar
en una palabra, por ello nos la entrega.

Proviene de un universo que no
conocemos, pero esa no es su ùnica altitud
sobre nosotros, es tambièn su
màs antiguo latigo.

Nosotros que hemos vivido de incògnito 
podemos afirmar cosas sobre esa ralea.

Al lenguaje hay que insultarlo sutilmente.

Llenarlo de dioses desconocidos
para ver como se mueve, grabarlo en la
brea para que alguien
pase sobre èl.

No existe uno que nos haya dado alguna
proposiciòn sobre còmo descubrir
las premisas de còmo està
hecha la creaciòn.

Y debemos crear esas mismas
premisas hasta que no pueda sostenerse
en una sola de nuestras figuras.

Pero nosotros somos sòlo una
de esas figuras.

Esa es nuestra gran dialectica.

Y como toda dialèctica en el lenguaje
hay otras cosas que aparecen
mientras el lenguaje
y nosotros nos denominamos.

Y en la noche, al igual que èl planea
un poema. 

El dolor planea una herida.




Guillermo Paredes Mattos



Los Planos Virgenes





En esa calle se esconde una teatralidad.
Es su contexto. En ella he visto miles
de suicidas acercarse 
como si fuera ella un lecho.
En los ùltimos las estrellas dudan.
Las galaxias dudan.
Y esporàdicamente
la teatralidad se hace sumisa para
llenar de represalias 
algùn perdigòn, ese calzado sumiso
con planear de goma; todo aquello
que se enlaza sin direcciòn a
un canto
a un placer de àtomos.

Esporàdicamente, como los mitos.
Como la fonètica de los centauros
cuando un laberinto mitològico
llena la noche de cuerdas
para subsidiarlos.
Cuerdas que ademas de tensarse,
vibran.
Cuerdas que ademàs de arrebatar
un pedazo de lucidez
a la luz,
dejan atràs la locura cuando escriben.

Creo que tù y yo sabemos que el
laberinto no lo defendìa un centauro.

Pero serà tu trabajo entender el 
sentido del mismo en el poema.

Mientras tanto, sigamos 
-a duras penas-
leyendo entre ellos. 

Sigamos con la sed del fuego
las dimensiones de 
eso virgen.



Guillermo Paredes Mattos


El Corazòn de las Palabras





Algunos terminos son binoculàres.
En otros circulan hipotermias.
A otros llegaron los bàrbaros.

No hubo necesidad de uno para 
comparar nuestra vida en el otro.

- La agonìa por experiencia està a un
segundo del aliento-

Ello los hace semejantes al corazòn,
màs que a la vida.

Los terminos escriben de una salud
segùn las leguas.

Llenan comportamientos
con el lenguaje del talmud
Instalan dentro de la mente
todo lo que puede ligarse
despuès de los sedimentos
a la esquizofrenia.

Los terminos son volumenes,
dentro de ellos
la fìsica
situa explanadas de vertigo
y traiciòn,
columnas y chimeneas
de engaño,
para asirnos como lo hacemos
desde hace siglos,
desde el principio de los
tiempos a ellos.

Y ello porque los terminos 
dentro de su espìritu.

Encierran el corazòn
de las palabras.


Guillermo Paredes Mattos