jueves, 31 de julio de 2014

Ritual de Insinuaciòn






Aparecieron cual grandes candelabros. Era la 
hora de la nieve.

En un principio sòlo eran superficies, asi que 
caminamos sobre ellas, pensando en los objetos
que nunca nos pertenecen.

-es lo que sentimos al caminar por una superficie-

No dirè que estas superficies eran absolutas, porque
lo eran y no lo dirè tampoco a fuerza de forzar
esta contradicciòn. Ese es asunto del 
lenguaje, no de mi vida.

Se manifestaron. Eran como inmensas reliquias indefinibles.
Un universo indefinible, pero no por ello atroz.
Irreconocible tal vez como todo aquello
a lo que no puede darle forma una
silaba y lo deja errante entre misteriosos contenidos.

Eran como estremecimientos.
Iguales a un sol de pabilo en la resina.

Pero debìamos definirlo como 
dimensiòn - irreconocible tal vez- porque no era
una intuiciòn. Tampoco el ente junto al oceano.
Mucho menos el desastre de una oraciòn
al rozar el verbo.

Era un escrito que pasaba sus mañanas al pìe
de los lagos pensando en manantiales. Era quizà
la idea de lo dado al mirarse. Una lectura no
aguardada en el coral. La armònica 
buscando la flexiòn entre 
las claraboyas
entre la postrera luz que pasa.

Llegaron, no tenìan pasadizos.
Llenaron de galerìas todo aquello que podìa
conmovernos. Sitiaron al mar. Aplastaron
los acentos.

Y lo màgico es que como toda oraciòn en 
este poema.

Sòlo tuvieron que insinuarse.









miércoles, 30 de julio de 2014

Imagen de los Campos Extensos





Hay dioses en tanto idolatrìas transformàndose
en peces. Existen consteladas propiedades de arribar
a una cadena y mientras presenta lo estelar su minotauro, hay
casas iguales a los navìos del pañuelo y su nitrògeno donde
empieza la vida. Hay dioses. Alguno es màs antiguo
que otro dentro de un termitero. La ciudad,
toda ciudad es perpetuada por 
una avispa paralelamente. 

Pero hay versiones de aquel dios subiendo por las cartas.
Como hay versiones de la idolatrìa buscandose de
noche en las ruletas. El sentido en cada una puede acortarse
segùn la distancia del escrito al poema. Y un
poema no es el final. Generalmente el
poema no es màs que
un principio. Asi el texto se convierte mientras puede
en otra cosa. Un campo de golf serìa una demostraciòn de ello,
pero hoy los campos no son verdes ni extensos como
para que la imagen los tome.

Bajo ellas la espuma que deja la cresta 
en la orilla entrega un hexagono de neòn a la
electricidad.

Y una parte del manuscrito anunciado por 
las catacumbas se interna en esa energìa como
resultado de un eje.

Pero esto deja de ser ya un poema buscàndose en
la idolatrìa y las ruletas.

Asi como un texto.

Y se convierte en una inutil demostraciòn donde los campos 
no son verdes ni extensos.

Para que una imagen los tome.






El Arquear de Barro






Son pocas las personas que regresan del mar como
lo hace un antìlope.

Tambièn son pocas las cebras, las ironìas, alguna 
dedicaciòn.

La porcelana izada por una cascara en el vidrio.

El suelo de frutos podridos de fresas.

Tales personas son del ser pero tambièn son
de otras cosas.

Pertenecen ò suelen pertenecer a templos donde
las medusas terminan su viaje. 

Pertenecen o han llegado de ellos. En su camino
arrancaron las puertas de todo monasterio. Tambièn
de todo silogismo. Quizà de un santuario.

Variedad de una lira que con mucha atenciòn
desconocì en la hora de las curvas, cuando se agitaban
los conejos y llegando al frenesì humdecìan las
cupulas de los caballos.

Versatilidad del polen, mientras
las feromonas arriban a un mundo errante donde
no existen criaturas.

Versatilidad del horizonte sin craneos, donde la
figura crece sobre sì misma sin alguna disciplina,
porque es asi como la encuentra.

Sensualidad del hollìn olvidando su tarea de
enlazar auroras.

Crepusculo del hominido con sus inhospitas
gaitas.

Y un dios ecuestre, con alboradas casi marinas...

Buscandose entre terminaciones de 
elasticidad.

Arqueandose lo mas que puede en el interior
de una flecha.

Cuando el arco es de barro.







domingo, 27 de julio de 2014

Poema





Este poema es pequeño, por ende no tiene peso.
Si fuera extenso, lo obligarìa a arrastrar mucha vida.

Este poema -por lo general- se encuentra en la vida 
escribiendo el suyo, para què entonces, sumarle uno
personal, eso es innecesario ò inevitable.

Pudo ser sutil, eso percibo. Una amalgama 
adentrandose en una capital de cachorros, donde la 
lluvia no llegarà a ver el diluvio. Ni las catapultas.
Los ecos de oro...

Este poema que proporcionò -absurdamente- a un
genio una lampara y espera ante èl eternamente
esperando que pueda frotarla.

Enpero tal genio no està ligado a lampara alguna,
lo veo beber aceite y ha aprendido a separar tal aceite
del agua, eso es todo.

Lo observo relacionado a un loco, porque de alguna 
manera hace cosas fuera de lo comùn. 

Un loco es alguien que no despierta de manera lucida
en su mente y se entrega en ella al sueño.

Un loco puede ser un poema que ya no respira.

Y este poema ademas de ser pequeño deja lentamente 
de tener conciencia, hasta no tener percepciòn
-reiteremoslo nuevamente- del piso.

No tiene paredes. Su area no es cuadrada y como lleva
un tridente, supongo que podemos emparentarlo a la cicuta
y los aromas con grandes noches cromàticas.

-lo ùltimo disputa esquirlas a los colores-

No anduvo jamàs recorriendo el centimetro o el metro.

Sì se detuvo fue para mirar como organizaba en 
los àngulos el clan de la iniciaciòn una araña.

Veterinario, ventisca de tupilan y brea, este poema
no tiene algodones, es un nùmero masculino de
oxigeno intentando llegar a los ladrillos.

A la osamenta y a veces a la pesadilla.

A las grandes cofradìas de los huracanes, donde
es la poeticidad y no el poema quien versatiliza a 
sus muertos.





Doxa del Alga







Porqué el jardín florece con una pequeña intuición
sí la sensibilidad canta inmensa, en los
crepúsculos del olivo.

Qué clase de territorio pertenece a la mimesis ó los
grandes cuentos de amor o 
de odio cuando dejan a la conciencia disputar
a la arena cosas para las que jamás somos
preparados: un éxtasis, un mástil,
un fenómeno de sed
agitado por anguilas en grandes horas celestes
y remordimientos sobre planos descoloridos
como el hambre.

Porqué la oración es más lejana en cada alegoría
y las plantas tocan la disciplina de la razón
entre decimales esgrimas sin
expediciones.

Qué horizonte de sentimiento o daga. La expresión
dotada de aceite, el interregno de la fibra en 
un devenir donde el desmayo es también
de azufre como los finitos piélagos
del sueño.

Porqué este momento impregnando su pulso 
solamente de bocinas.

Heterodoxas y languidas como las
algas.













La Habitación de los Halcones







Un rugido de neón convierte el agua en flanco.
Un aliento de acero entre el vaivén y la antorcha
dejan allí el exhalo, donde un halito mora
con su serpiente roja. El otear de la 
imagen mostrándonos el desnudar
de una figura hispánica
con mensajes de instinto y los impulsos
toman forma de casa. 

El aposento nos habla con sus habitaciones de halcones.
Un relámpago aquí. Una sombra en el arrecife de 
la puerta donde astrofisicas enramadas 
escinden en la aurora
cualquier sacrificio tautológico, allá. 

El episodio de zinc
recreando la huella sobre
un ghetto de carne entre inspiraciónes de rosaleda
quitándole al hechizo una mirada.

Esos eran los ojos?
Esa la mirada profundizando en los apriorismos?
En la demiurgica sensibilidad del inocente con su tacto
de reptil entregándose al caos?

No, era sólo la respuesta de un dragón arrancándole 
al amanecer el más postrero de sus
horrores.

Ese que invisible dejaba al espíritu una caida
de lluvia y fiebre entre los
terciopelos.











sábado, 26 de julio de 2014

Caballos de Cera






Cuando el movimiento sea complice en tus dedos
y trazes nada mas emanaciones.

Cuando ni la intenciòn ni la palabra puedan ser
desnudadas por el nombre.

Y nuestra educaciòn vibre rodeada de lunas hasta
que su fulgor nos ciegue.

Cuando no tengas parpados y en su lugar vaguen 
abismos con otra conciencia.

Y en el deslizar halles las ondas que siguen al mar
convertidas en dialectica.

O los sonidos digan que tambièn un silencio es la
percusiòn de los pelicanos.



-Caballos de cera donde las venas vuelven a inclinar
entrè angulos sus equilibrios.

Caballos como quìmicas de calles designdas por el
confìn de algo finito-


Y cuando la insinuaciòn tenga moradas como el rìo y
los helechos deriven a las frentes.

Y mirar en la naturaleza sea emboscada de la ciencia
y nuestras conjunciones.

Conjunciones de hilo, de astro, de patologica distancia
en los crepùsculos.

Cuando creemos que todo es astrològico y sòlo es un
desplazamiento inasible de la vida.











Antepasados Violetas






Temer a una ciudad diamantina.
Llenar de plaquetas un amanecer de herraduras.
Mirar entrenamientos de jazmines.
Llegar a una torre donde todo es creador
como la noche.
Ahogar un bàlsamo.
Imitar a ese resplandor donde los azahares
vuelven a germinar inauditos.

Luego abecedarios de centinelas y lluvias.

Expresos de himnos
con plazos brillantes de retòricos cementerios.

La irreversible piel del aliento
con su barro marginal, dispersandose entre
infraestructuras de nieve. La soledad
de la intuiciòn. Los halcones
del espejo.

La palma de un sueño 
destruido por trapecios y en las calles
lenguaje tras lenguaje los abecedarios ensortijan
un observatorio de punas donde el incienzo
vuelve a la brisa
con su trance 
amarillo de acantilado.

Rozado violentamente por las iras.

Y cremando instantaneamente nuestros
antepasados violetas.









viernes, 25 de julio de 2014

El Activista Archipielago





Era un libro.
Equivalente a lo arido.
Era un libro tan amado por las uñas y recogimientos.
Considerado hiperbolicamente por las agujas.
Lleno de espoletas. Creado por las nubes
y el trigo. Caminando al son de galgo o
el birreme. Profundamente elixir de 
epopeya, casco marino del coral.
Acto de sol en el linchamiento
y el mensaje de un equinodermo. Rigor
de santos ocupandose del hemisferio. 

Activistas de origen solitario en aquel libro
decían que todo es archipielago.
Que el fanzín del nilo termina en los contenedores
que aguardan el fín de las piramides.
Que la faena de una trompeta es ajena
como la religión de la carne en 
el pecho.

Un libro.
Una vía lactea de pez.
Una orbita de volcanes optando por el mar.
La naturaleza de plastico viajando acompañada.
Celebrando el estampado del oxido al disecarse entre
los infinitos y aureos sufismos de una
corazonada.





El Bozal de Limón






A veces está la vida.
Sus horizontes y también sus páginas de sed.
El fluorescente de vidrio al fín de sus escaleras donde 
las luciernagas duermen. Aún no son lamparas.
También la muerte, como una sombra que
la sostiene. No siempre es su espíritu.
Pero lo es.

Ante ella hay un destino.
La existencia es uno de sus cantos.
La existencia es una de sus flautas. Y por el
sonido de las mismas desciende algo
fascinante como un pájaro de 
limón.
Como una estaca de fuego.

Y ante la vida y el destino una atronadora reliquia.
Un muñeco de barro junto al caballo.
Un bozal que une la triangulación de la 
lengua. Una melodía que en el verbo renace
hacia cosas paganas como la inspiración.

Mostrándonos el brillo de sus acertijos.

Las alquimias donde nace una suave conspiración.

Semejantes a las que somos capaces de amar 
al tocar una piedra.









Ensayo al Final del Dolor







La canciòn de la medusa elevò un plastico...
Veìa regiones que los mandarines mordìan hasta
el atardecer del agua. Yo veìa y pensaba en què momento
el universo dejarìa el dòn para dar paso a la creaciòn o
viceversa.

Extraña la hermeneutica del filo en el sudor.
La historia de Prometeo en valles de oxidos.

-racionalmente onirica era la lengua entre los apaches-

La canciòn de la medusa hasta que el corazòn
era el lacrimògeno vestuario, donde lo nocturno place
con su astronomìa.

Con su escritura de astros no-comtemporanea.
Con sus espirales de vertebra coloidal.
En esa hermenautica -otra vez- representada
por analisis de efigies. De aletas. De filtros europeos
versados por lingotes y entre ello el mecanismo
de lo mediterraneo, desciende entre
fluorescentes y continuidades. En todo ello
la lava origina concatenaciones.

Una marioneta de lunar surge entonces.
Un estudio con dinastìas de asbesto prodigiosas
que nuestras heridas -ya casi sin dolor- ensayan.







Poema







Cuando alguien logra situarse como una
bandera.

Cuando alguien baja de un termitero con
las palabras de ningun semi-dios.

Mientras nos rendimos a la temperatura.
A la lectura del mal.
A la memorizaciòn del tatuaje.

Cuando todo indoeuropeo es asilado por 
una aguja y un totem.

Y la sensualidad para encontrarnos deja 
la cresta para ser milenaria: objeto de hollìn
y fabula de volcàn.

En las noches de experiencia o planicie
arquitectònica donde la piedra
logra sentarse.

Cuando ningùn alba es objeto y la lluvia
cae, la estrella cae...Con lo cual
otra visiòn de los naipes se podrìa afirmar
sobre los galgos y la pretensiòn
de cualquier punto en la estadia del agua.

Un punto devorado por la conciencia.

Un punto que luego de escribirse
vuelve a ser trazado en un laboratorio.

En cierta manera de escribir con el 
minuto y el rigor de un nivel.

Que solitario interpreta desde la pureza
de la desolaciòn a los astros.







jueves, 24 de julio de 2014

Estadio de la Naturaleza






En determinado momento no habìa nadie
en esta galerìa.

Pensè en los hombres que hace minutos 
caminaban ò sentados en las sillas que hay en
ella, mantenìan un diàlogo.

Recordè - la imagen està situada màs allà en 
el tiempo- a la muchacha que explicaba a 
un nùmero la facultad para poder 
sobrevivir.

Veo -casi de inmediato- a uno de esos nùmeros
bebiendo del agua que caìa del nido.

Esta galerìa no es un jardìn, pero hay un
inmenso àrbol que la cubre y a veces 
-como el agua- se descuelga un pàjaro.

El agua es bebida por un hombre.
El pàjaro es honrado por el vuelo.

Y en determinado momento esta galerìa
empezò a convertirse en espacio. Debido a 
ellos surgieron implicaciones.

Ninguna tenìa que ver con el proposito de
mi cavilar en esta galerìa.

(asumiendo que tuviera un propòsito)

Intentè volver a ese momento exactamente 
construido, quizà perfecto. Momento en el cual
ahora todos los hombres desaparecìan.

Fuì conciente entonces que era exacto por una sola
razòn.

Todo ser se alejaba de èl.

Y se alejaban, pues habìa sido
construido por  la naturaleza.








Fotografìa del Aire







El triàngulo del pètalo elevado por
un rascacielos.

Un jardìn de mandarinas donde nuestros
antepasados sueñan.

El libro de la tempestad drenado por
los horizontes.

La aguja vestida de diluvio, unièndose a
una sensaciòn astral.

Una sed versada por el equilibrio de
la mantis.

Mantis que traìan el sur llenos de cordilleras
y flautas de nieve.

Luego las fotografìas del aire, para comprender
que sòlo podemos percibirlo.

Los libros religiosos de la hierba en
los espirales.

La iniciaciòn de una ola entre los 
arrecifes.

El hilo màgico entre tropeles de aceite
y lechuzas.

Hasta que nuestras caminatas se detenìan
en un acantilado.

Uno sin ser construido por las algas, ni el
corazòn de la tierra.







miércoles, 23 de julio de 2014

Poema






Reflexiono en la idea.
En aquella que no puedo alcanzar y como posibilidad 
cabalga en mis noches.
En la forma en que llena los amaneceres de posibilidad.
Yo pienso en la posibilidad porque despuès de ella
no quedan muchas cosas.
Una antinomia. Una bandada de frutos. Una oraciòn que
el vaticinio deja atras  quièn sabe dònde.

Reflexiono y pienso en la idea en el sentido exacto
de la abstracciòn, lo cual es un recurso irracional de una
gnosis. Pero no soy una gnosis y la posibilidad de ir una y otra
vez por la idea sòlo es un encuentro con ese silencio
que la poesìa deja en todo poema.

Y si hablè de abstracciòn fue para fijar al poema
cuando va cayendo en el devenir de sus palabras.

Y porque en lo màs profundo de su ser, a veces es un
misterioso pensamiento.







La Voluntad de la Imaginaciòn







A cierta edad los treboles nos llaman desde la imaginaciòn.
Despuès lo hacen desde los preludios.

Recuerdo que un dìa era adolescente igual que un canto celta.
Pero no sabìa porquè. Seguramente alguien me habìa hablado de
druidas.

Este dìa la verdad pasa llevando aquella imaginaciòn
pero no es lo mismo. 

Es una imaginaciòn que miles de noches aprendiò entre
teorìas -llamemosles de antorchas- porque tarde o temprano
quemarìan otros mundos.

Es una imaginaciòn de pocos cometas.
Oprimiendose contra los planos cognitivos, que ofrece el
agua o la idolatrìa. El tiempo. La soledad.

Y en aquella imaginaciòn de grillos y cuarzos, dejamos algo
para momentos como èste.

Instantes en que significamos algo màs que el recuerdo
o la verdad, sosteniendo una imagen de silabas en sus labios.

Todos sabemos que como palabra, tales silabas crearan
las que le pertenecen.

Seràn palabras que huiran a la lluvia.

Capaces de construir poemas, de decirle a
alguien que la copa del arbol, sòlo llega a
la absoluta belleza cuando deja filtrar un graznido.

Son palabras que se iràn a la noche igual que
nosotros. Sin saber nuevamente porquè.

Pero ello es indispensable.

Para que la imaginaciòn vuelva a crear su
voluntad a solas.









El Animal Ciego







Todo empezò con las cenizas 
cubiertas por sus ojos.

A pesar de todo tenìa una boca.
Un oido donde se agitaban pedazos de
agua y en el interior de ellos un pez tocaba la noche.

Escribìa palabras, algunas corrìan por la sed y eran consideradas
por una metàfora, otras iban sin habitaciones ni piel
buscando radioactividad. Yo pensè en
las nucleares. Pensè que podìa
deformar una atòmica.

Pero a pesar de no tener 
ojos, sacudìa una boca y se estremecìan
pedazos de peces. Los ùltimos se abrìan
para que hallara en
el interior esa longitud que desde 
la carne llegaba a lo carnivoro, a la seda, a los vidrios
y dromedarios. El paroxismo de ese interior -cabe decir-
era metafìsica.

Pero no me importaba lo carnivoro.
Tampoco me interesaban los mamiferos y si
alguna metàfora era nuclear o atòmica
ello significaba sòlo un par de descenlaces en
relaciòn a la metàfora.

Despuès vì el horizonte por donde vagaba 
su mirada. Tan solo vagaba.

Y tal hombre ciego, juntò sus manos para unir
todo lo que habìa creado -inutilmente- este poema.

Tomò una diagonal hasta desaparecer con ello.

Y tuve que cerrar mis ojos, para que las cenizas
con que empezò este tetxto
pudieran quemarme como se quemaban en èl,
bajo estos y otros mantos de realidad.





martes, 22 de julio de 2014

Cuando todo es Densidad








La suerte de liebre entre los lampos.

El universo de las boinas que yo desconozco.

El aulo de los buitres y las fosas tempranas.

Los sentidos de la inmensidad, las bengalas.

La soledad de los francotiradores por primera vez.

Es esquema huyendo de lo dinastico.

Los clanes de la espuma, el verano dormido en
las colinas mientras las piedras despiertan.

Los enchapados que observan las agujas.

Esa exposiciòn a los talones y la soledad.

El ondear del funeral y arrancadas de la existencia
ciertas palabras que sostenìan otras.

El destino de la clarividencia en los pàjaros.

La flor desnuda de toda belleza tocada por el polen.

La dimensiòn de los racimos y las lenguas.

El cortejo de libros sumergidos entre la carne.

La consistencia de una sombra al beber de 
sus sienes.

El lienzo de nihilismo sobre naves de polietileno.

Y sobre todo ello el dìa resistiendo en el pecho.

El invierno intentando dormir como conciencia.

En atardeceres cuando ello es imposible.

Porque la travesìa de nuestra densidad es pensamiento.







La Ciudad de las Raices








La tierra como un ojo adherido a los vidrios de la ventana.
Sucia y antigua despertando relaciones con misteriosos arquetipos.
Diríase que uno es el agua, otro el sueño que fijado yace
en nuestros lechos y no termina de alejarse. La tierra.
Como un sintoma de idiosincracia
y cuadros revolucionarios llenos de carne. Diríase que
uno es el mentón y otro las sienes; producto
o carta ideal, como las que diariamente humedecen
el universo los inocentes. Cúantos de estos
podrían decirme que ello no sucede
mientras encerrados en sus habitaciones, ceden a un
mundo con agujeros de osos. La tierra que nos
enseñó a maldecir o empequeñecer todos los frutos. El
país de la vela o el entendimiento. El paso como
una sonrisa de barro anunciada por los ecos. Por las
flores vacías del empedrado y los añiles que
como datos curiosos del estremecimiento
hablaron del éxtasis como
una forma escribir desde otra sensación, con un 
día velado, digamos. Un día de mástiles,
de intuiciones, como las que duermen entre jabalinas
o cadáveres. De expresiones como las
coloquiales o el espectro de un monólogo que
entre nosotros asiste a una función sagrada donde
el devenir muta el verbo
y lo conduce a una ciudad sagrada de raíces.





El Asfalto y la Brea






Quisiera encontrarte en una mariposa que
no fuera como la inteligencia.

En un destino que no tuviera que decidir entre
la voluntad.

En los àrboles de ninfas atadas por el sujeto
entre formaciones de piel sobre jardines silenciados
por amapolas.

Deberìa atravesar esta noche, para saber si como tù
existe una vida màs en la calle. Otro mensaje en los labios
como la abominaciòn o la demencia, otras aristas
talladas por la madera.

Y a la ves quisiera convencerme que toda piel no es 
de madera y que los siglos ingresan perpetuamente por
una parte de la luna imperceptibe.

Quisiera un pedazo de agua lleno de sotanas
y perdigones.

Que fueras envuelta por los fardos como hace siglos
lo hacìan otros hombres.

Quisiera tambièn ser ese fardo.

Buscarìa un leproso con el cual escribir el resto de
mi vida.

Quisiera estar convencido de que las perlas que llevas
en los labios son tambièn alambradas.

Que viviràs rodeada de opalos como los que lleva
todo ciudadano en su cuello.

Y al convertirte en ciudadano como èl 
me invitarìas un poco de brea y asfalto.

De ello estàn hechas sus calles.

Y serà todo nuestro alimento.







Titulo de la Rosa







En cuanto atardece o los vicios del mar
trazan en la arena su milagro.

Cuando es temprano en los equinoccios y los ruidos
impregnan sus condiciones hechas de lamparas.

Formas de tremantes y es espero el liquido
de una ciudad escarlata.

Junto a los estuarios los ventanales llenan de
elementos las pócimas.

Como siempre una torre despierta y alguien 
muestra en ella sedimentos.

Las algas toman la hierba de la arena; aquella
mirando lo estelar.

Alimentas de agua estos vestigios: lúdicas
esporas de sangre por donde el idioma bate su
conocimiento.

Yo creo en el alma me digo
pero en el  momento de escupir
percibo una cruz gamada por la rosa.

Y sí cae debido a ello como
un pétalo.

Estarán mis manos de barro para
devorarla.








La Quirománcia del Hipotálamo





Un arte microcéfalo.
-que no pueda ser mío- 
Su balada astrofísica y de microplásma. Mi
ortografía de puas con espinas. Sus paraderos de filmes
con temas de esquinas y semáforos. Sus criaturas de
visibles cronogramas de soledad, como
la mía. 

Allí los animales toman documentos de identidad
entre los hongos. Allí románticas entidades
conducen a la rosa, historias de fotografías, 
domicilios de viajeros en la transparencia
de una aerolinea con radiografías
del alias y tantas voluntades estrogenas,
profundamente pseudonimos
de los hechizos,
entre auroras donde mi corazón
arrojaba y arroja su vida entre
los telescopios.

Cometas.
Periodicas antenas buscanco un
otoño en los tuneles.

Esporas del dibujo a tientas entre
dramáticos organismos en lo epiteleal. El caso
es que lo omnisciente llegaba a las pupilas 
y nihilismos anegados de obuses...De laminas
pesadas en alas de todos los
gorriones.

De radiaciones en el humo.

Y las puertas oriundas de un abecedario.

Donde quirománticos violetas
eran subrepticiamente hipotálamos.








lunes, 21 de julio de 2014

Iniciaciòn Religiosa






No en todo. No en el elixir que precede a las
conchas mientras la conmociòn frecuenta los veleros.

Ni el paradero de la apariencia entre
la precisiòn y lo indomable.

Ni los vaticinios en cuyos mensajes el apetito
nos concede un formidable vaso
arrancandole la lluvia a las troneras en las cosas.

No en el milagro, tampoco en el prodigio 
del maleficio elaborando un aforismo, con tacto de 
aliento y decimal, con panlogismo de niño
sin equinos.

Como un pasajero que derrama su piel en los filos
del camino para terminar un viaje inconcebible
o el atareado crear del racimo cuando
eleva una pregunta sin final al
ideario de lo religioso.

Lo religioso con un acento formal de esquina
y espina. De palabras semejantes.
Espigandose como el inicio
del verano en el miedo
de los primeros
arbustos
acostumbrados a las sombras.

Los que sobrevivieron  al invierno.

Y no conocen esa luz que llega.







Cuando Arrancas tu Nombre






Da a la vida aquello que no vas a interpretar.
Un heliotropo por ejemplo.
Una forma de llegar a la oscuridad sin que la
oscuridad sea conciente.

Trata de acompañar a la naturaleza pero no 
tanto. Sobre todo cuando no te pertenece
y algo como el ruido llega de ella
algo como el sonido y los grandes halcones
del acido, como estandartes que nocturnos 
van por las ramas entre la ultima capacidad 
del dìa para reconocerse. 

Y halcones y
dìas dejan de hacerlo, acompañados
de husares y complejos mitones
de salvas; esto ùltimo sucede 
como ahora en otra
estrofa.

Y entonces son aureos.
-aquellos grandes halcones-
Como los violetas o algùn fìn del mundo
en el pubis. Como las herramientas
del aire al completar
la quintaescencia de abril con su mes
de ignorancia en la mente.
En la frente.
En la inspiraciòn sin acertar en las cartas
del vidrio o el don de los colores
ascendiendo hasta un mirador donde el sueño
replica con paciencia 
a la realidad con vastos clanes de jabalinas.

Ofrecete un soplo.
Un lugar donde puedas sembrar tù mismo
el barro.
No aguardes que nadie te llame por tu
nombre.
Sì es posible camina por tu ciudad y trata
de arrancarselos de los labios a 
todos.

Lo que venga despuès no importa.

Tù y tu espiritu.

Encontraron por fìn un sentido en los labios
de los otros.






Dado lo tan Imperceptible







Tan imperceptible. A veces una palabra 
forma un ojo y mil manos dado el hoy y el ayer
engullen como recopilan, escriben tanto 
como sujetan, todo techo de extenso dirigible.

Pero no deja de ser imperceptible
la hondonada desde al alguacil...

El sentido distinto y extraño que viaja
en el geranio con la pequeña fe que duerme
por doquier en los girasoles.

Y ello es semejante a un río
que encuentra sumido un puente en
el trance del polen, en el momento en que 
es arrancado de la flor por los vientos.

Y entonces geranio o alguacil las cosas
se reproducen de manera escarlata en
un eje que desconocemos, pero amamos.

Y dado tales ejes. Todo acontece como
si acontecieran los musgos en el murcielago
del tigre bajo una visión de cobre.

Entonces nos parece que esa estrofa ha 
creado una distancia.

Para desengañarnos, sólo hay que mirar
atras.

Y ver al ser que también camina a ella.



La Palabra del Izar






Un recorrido de siluetas.
La estalactita. Una herradura tomando el 
antiguo nombre del idioma entre las cabelleras
y entonces la cèlula detràs del orfico sendero
donde los tropeles abren espinazos
completando el circulo de atmosfericos nombres...

Pàjaros y memorias de seda como
un articulo de brisa original. Un ciudadano
de caidas y tropiezos suavemente entre los ruidos
que acaban con los himnos tensados en aquellos nombres.

Nombres que no igualan; sòlo propiedades azules de los techos.
Conjuntos donde la regiòn bordea los estrepitos
y estampidas con la misma ilusiòn que
la realidad al tocar los enjambres de las
amapolas o los cetros dislocados
en los hombros menos edipicos.

Valles de unciòn, morados tribunales donde el hoy
suelta el ayer como un vicio morado en cuyas balsas
los pergaminos anduvieron como lampas o gaviotas
-verosimiles al sol- impregnando todo lo que
tocaban de espejos; condiciones para 
que un reflejo ondeara
sus aliento como una
refriega, casi
un simulacro donde asciende con
nosotros el asesino del verbo con millones
de palabras en el filo del canto recitado por la noche.

Miles de palabras que no vuelven al universo.


Y se extienden sobre un tambor de lata como
ahora.

Izando inutiles archipièlagos.








Los Solidos entre los Trenes






A veces el equilibrio no es la unidad.

Ni el rìo se sostiene sobre la distancia
con la primavera del horizonte.

Ni podemos sustentar la teorìa de
la noche con las cenizas del rayo.

No existe una razòn para cruzar la
arena ni contarle al silencio que esta vez
era diferente.

No hay un porquè para que nuestra memoria
compare nuestras caminatas con alguna de ayer.

Todas son iguales y diferentes.


Pero a veces no hay equlibrio que no sea
fabricante de papel.

O estuario desde el pais de los osos
y mandragoras atadas por las sienes.

Ni la unidad voceando fantasìas de lunas
digeridas por un perro.

O una lechuza en las trenzas del mal
forma suavemente el desden.

La paciencia de una orquidea recitada
por otros colores.

Humedas lluvias forman reciprocos puntos
de albumina y electricidad.

Humedas formas de algoritmos sobre
las botellas vacìas.

Yo le pregunto a un hombre por ello.

Y el responde: Aquì vivieron los
solidos.

Algun dìa entre nosotros vivieron los trenes.







domingo, 20 de julio de 2014

Cierta Comprensiòn







Algunas hojas vagan entre volumenes.
Otras crean sus circunstancias.
Hay aquellas que elevan sus palabras 
quièn sabe dònde.
Un silencio espera.
Bajo el mismo, otro geometrico escribe
que los espectros evolucionan a una raìz de arroz
donde brotan los tallos.

Calan expediciones en los puntos donde el
amor quedo quieto.
Tal quietud es nocturna ahora que no hay
paises.
Tal quietud es condecorada por los sables 
ya que detuvo corrientes. 
No comprendemos esta historia de la desolaciòn
que algunos convertimos en ceremonia.
No entendemos què clase de acidos sacian su
sed ni su profesionalismo de polen.
A todo esto una abeja pregunta por la naturaleza
del oxido.
La sigue otra cuya pregunta està orientada a 
los acidos. 
Los vivos no responden pero llevan elementos
y escencias de cordura.

No servirà mucho esta noche.


Todos los entes anuncian que las cosas seràn
irracionales.

Sòlo asi podràn llegar a su beso.






Despuès del Rito





Hay dìas en que las cosas no tienen que ver nada
con lo que observamos.

Por ello acudimos a la ritualidad. 

La ritualidad es el ùltimo mito marino que nos
queda, trae consigo puñales yolas.

Lo que aùn sobrevive de algùn apogeo con las dimensiones,
eso trae.

La ritualidad es un dìa en el cual nunca terminamos 
de despertar y estàmos entre la sombra que
une el dìa y la noche...Pero tal sombra no
es una sombra.

Es el lado supersticioso
de alguna efigie en la belleza y para percibirla volvemos al amuleto, bajamos
a los templos que en las ramas no dejan ver àrboles
ni pàjaros. Què misteriosos son para nosotros
tales templos. Què extraño entendimiento
como para voltear nuestro craneo.
Asi que la tal nucanos
empuja.

Porque tal ritualidad en algun instante de la noche
buscarà el lenguaje de otro papel. Anhelarà otro miedo.

Para entonces habremos aprendido ya de ella...

Para entonces tendremos que encontrar el
nuestro.









Poema






No me dì cuenta que la habitaciòn
carecìa de un buho. Sin èl era imposible el
recogimiento.

Tampoco percibì que lo inasible se
despedìa a cada momento de una boca.

-nuestro interes no consistìa en saber 
que contenìan sus despedidas-

Asi que mi percepciòn de lo inasible 
era descontextual y errante.

Me disculpe con el hombre que habìa
llegado para conocer el recogimiento y que
mostraba su boca.

Sì mi percepciòn de lo inasible era ya
descontextual, què podrìa decirle a ese hombre.

Ese hombre que incluso anhelaba lo inasible.

Todo esto sucedìa en una habitaciòn.

Y percibì que sus filamentos estaban 
estructurados de manera inusual.

En uno giraba un manantial.

Lleguè a ello de manera casi imperceptible.

Mi yo recogìa hojas en el momento en què
ello sucediò.

Las mismas pertenecìan a los
àrboles.

Y entraban por la ventana que 
no debìa estar abierta.

En cuanto a mi individualidad seguìa
buscando en la existencia.

- el hombre iba tras el buho ahora-

Seguidamente esta mirada en mì volvìa
a perderse en el mar.

Y eso era todo.





























sábado, 19 de julio de 2014

La Porcelana y los Zafiros






El vaivén del agua forma un tulipan, tal 
vez el último.

Un fantasma toma el cuerpo de una ola
que no volverá al oceano y complirá otro
destino en la playa.

La orilla despierta como un puerto amarillo. Con
ella el malecón disputa al horizonte una liquida linea
que sólo la imaginación preludia en una cinta.

El devenir presiona en las crestas una postrera 
caverna de espuma donde nuevamente se
despliega mi ignorancia.

Marchas ahora de liquidos panteones donde
la desnudes es sagrada.

Los azulejos del oceano se extinguen
entre buques quimicos.

Los muertos en la orilla observan tal espectaculo
pero siguen fascinado por coliseos romanos
debajo de la tierra.

Tales muertos aún conjuran tigres de oxigeno
con trapos de hollin en sus garras.

Quizá era la última vez que contemplaría tal
ceremonia en el mar, asi que arroje una historia
de porcelana que habitaba en mi corazón.

Asi, a tal corazón y a mí, sólo nos queda ahora
caminar a los zafiros.






Los Huesos Rojos






Nunca he reconocido una iguana por las espoletas
que hay en sus patas.
Jamás he caminado como los elfos con tal agilidad
que deje mi corazón de conmoverse
al convertirse en elasticidad
entre grandes universos que escondieron sus cadenas
para días de barro
cuando el mundo deja lo completo para ser
objetivo.
No tengo nombres como las cenizas o tambores
de soledad borrando sus redobles hasta
que alguien como tú descubre
que el armiño no es
diferencia
es sólo una condición cuando los ficus se elevan
al arrobo.
Y en ello hay adjetivos como la religación o 
las habitaciones de grillos
al despejar guijarros de emplazamientos 
como la situación o
necrologías en la vereda de la sensibilidad
antes de trazar un sentimiento. Aqui la verdad 
de cierta naturaleza abándona 
al hombre. Aquí la estrella
del metal vuelve al hemisferio
estirando aún más la voluntad de lo invisible.
Las ranas ven en ella. 
Pero nunca he reconocido
una iguana ni me condujo a la hojarasca 
con esa serenidad que posee
el verano cuando reclina su paciencia en
las cupulas de los árboles, con el sentido ardiente
que tienen los navíos, cuando adentranse
en algo tan ajeno y contrario a ellos
como las aguas.
Jamás desaté los nudos de mis timpanos, no pude 
hacerlo ni logré saquear el velero otomano
que encierran el corazón de las
garzas.
Yo busco nada mas que orillas mentando
que los muelles no agonizan sino es en otra perspectiva.
Donde el mar muestra huesos rojos.







viernes, 18 de julio de 2014

Espiritualidad de la Línea y los Ciclopes






Hemos ido detras de una línea. Ello no dice nada
de nosotros ni de la linea. Lo único cercano aquí a la
realidad es el movimiento del verbo.

Detrás de una línea. Sin el propósito de cerrar
algún circulo - inevitablemente lo hicimos- pero buscábamos
el espiritu -no otra cosa- que sostenía esa línea. Que 
sostiene todas.

Hemos sido máscaras detrás de una linea.
Aposentos de caracol. Habitantes sin condiciones debajo
de los faroles. Atravesamos los naipes, vimos al
pelicano sentado eternamente en un atomo.

Lo curioso es que a su lado había una silla.

La finalidad de una silla es convencer
-durante siglos- a un pelícano que los atomos no 
son una silla.

No lo hizo.

A nosotros nos sucedió algo semejante.

Vivimos en una linea convencidos que en ella sólo
habitaban palabras.

Y que el espíritu del verbo solía llegar como en
una redada de ciclopes bajo la atmosfera
de una dimensión mitológica.

Solía llegar como en una redada.

Y durante miles de primaveras es igual que
ahora

Yo sigo desnudo como una silla. No tuve la
visión de mi proposito.

 Y paralelamente sigo sin intrerpretar el universo 
espiritual de las lineas y los ciclopes.









jueves, 17 de julio de 2014

Odradek






El árbol giró a las formulas del neón.
La estrella dibujo su mafia entre los nenufares.
Los esqueletos seguían al sol con una catarata rosada.
Los alpinistas llenaban las conchas de paracaidas prológicos.
Mundos como la trascendencia y el titanio anunciabanse.
Transmigraba Odradek en las escaleras con una voz fría,
sin pulmones.
Los fundamentos se escondían en la opulencia
de una rodilla.
Diluvianos y sumergidos los volcanes eran estampidas
de lavas sobre las naciones.
Reptiles de lujo sobre desconocidas frondas y helechos.
Mi ocultismo de ciudad radioactiva, eso
tan sobrenatural donde tú eras purpura. Por ello
no te veía entre la iridiscencia.
Quizá tú eras purpura y completamente la iridiscencia
no perseguía con sentidos a los protozuarios.
Pero indagué el flujo visitado por los alamares.
Arrimé a las selvas el heterónimo.
Lo industrial era verdad a pesar del corazón.
Y en ese corazón sólo faltaba que estallará una vena
para que todo sea real.





Las Luces de los Pianos






Un piano consagra sus luces hasta devolver
un espejismo.

Un piano espera en los manos aquella armonìa
que el destino guarda a los dedos.

Tiene voz y garganta; ruidos de arenas y pelo.

En su pecho hay una flor y està colgada del mar
igual que nuestros ojos.

No busca sorprender a nadie. Busca luces que 
la distancia para èl esconde.

Libera acusticas mareas, tensa evocaciones.

Està sentado a nuestra izquierda y no posee intenciòn
de juzgar vivos o muertos.

Sus teclas dicen todo lo que un hombre puede dar;
llevan ademàs contusiones.

Libre de pecado, pero pudoroso a la hora de su 
idolatrìa.

No deja de observar en sus luces las manchas
de un universo dormido.

Presenta fàbulas, derrama actos y espirales.

Un piano es teatro que se acerca con filigranas
a las sienes.

Mira siempre hacia abajo. Comparte el tiempo
con leñadores.

No deja de azotar a la espuma cuando se disuelve
en uno de sus ecos.

Està cerca de los ojos, pero sòlo cuando contempla
su deriva.

Oye en el instante aunque no tenga percepciòn de
los relojes.

Formula piedras.

Camina de noche en noche, sin saber porquè y sin
saber porquè es una garganta.

Una primavera...

Una serpentina donde es devoto.

Un piano es una brillo sin resplando ante una 
calavera.

Sòlo un intervalo.

Y màs allà la llama de una vela. 








miércoles, 16 de julio de 2014

Triàngulos de Hilo





Aprendiste de los hilos.

Sì alguien puede ser observado aùn desde el
mar, pregunto.

Y sì algo convierte en sujetos los sentidos
respondo.

No me convencen los trìangulos ni las trayectorias
pero a veces sucede.

En la arena dejo palabras que sellan lo 
siguiente: el agua no decide la suerte de los labios.

Lo hace el verbo.

Pero sobre el agua vuelve a danzar lo que no 
decide la suerte de una boca.

En el agua vuelve a descansar esa lucidez 
del que espera. 

No tiene sòlo el nombre de palabra.


Aprendì de los hilos.

Llevo un juicio en cada edad para la
epoca de las arañas amarillas.

Un lenguaje de tordo sobrenatural para
todo aquello que se diseca en una citara.

Existe un sueño en mi puerta que se
convierte por la noche en niebla y sombra.

En buho y horoscopo.

Decidiendo la suerte de los metales
en mi boca.





Antes del Bolido






Tiene la tarde el eco
sobre la hoja de su resurrecciòn.

La presencia de un hilo existiendo
sòlo como reflejo.

La elipse de una red en el jardìn de
orbitas fondeando una figura.

Tiene la tarde una sentencia
de vaticinios suspendidos
por la espuma o las raices de las
cordilleras.

Tiene el lumen la sal que lima durante
siglos los guijarros, hasta convertirlos
en arena.

Posee la humedad cuando las estrellas
son azules como los desiertos y algo funebre 
como la maravilla es un màgico desastre
en ellas.

Es su derecho una distancia que no 
comprendemos y que es pequeña si la medimos
en relaciòn a los pàjaros.

Tiene el dìa un equilibrio de vertebras
en sus oidos.

El ruido de una boca que asciende hasta una ojiva
hasta comtemplar su plenilunio.

Tiene corceles 
no derramados por la eternidad.

Un travesaño de sombras preciosas.

Un ejemplar que llega para desvanecerse
entre escencias.

Y puedo pensar: sì tiene el dìa todo lo que
es incomparable.

Sì està lleno de cristales como un atlas
o la anatomìa del legamo.

Sì sus flautas y sus palcos vagan entre las 
ojeras como delicados horrores.

Sì todo esto tiene el dìa, porquè no deslizar
una clorofila que sea aurea
en el sudor del viajero.

Porquè no ser educados como el mutismo
o el rojo pigmento de una uva.

Y seguir llegando a una mesa con
esa vibraciòn que otea manchas de antorchas
y destellos.

Todo esto, todo esto; eso sì, antes de 
que caiga un bòlido.








martes, 15 de julio de 2014

Ejercicio Ortodoxo






Pienso en algo ortodoxo.

En la conjunción de mi apriorismo
con lo sintético.

En la demostración de ello 
entre plastilinas sedadas por el rostro.

Ebrio de trapecios o análisis con
lo formal del río o el genérico equipaje
de mi boca.

En la tremula visión del parque
donde otro sentimiento en otra vida
continua su historia por los pergaminos.

Por las brújulas.

En la inspiración, cuando una galería
de hierro imaginada por un canto es una balada 
de robles difuminandose en las
dimensiones.

Con la misma intensidad que una circunstancia
en el tiempo, cuando muere.





El Verbo Terrestre





Yo vivo en puentes.
Uno más ajeno que otro.

Yo vivo en puentes. Es la manera en que los crepúsculos
pueden convertirme en modificación
mientras rielan y la coherencia
es el prefijo del demonio para fijar palabras.

No es lo mismo que vivir en la mente.

No es tener pavimentos sin habitaciones
o andenes.

O arrastrar fiebres en una escarapela.

O detenerse con un mineral en los labios.

No significa tener un funeral para cada parlamento
o mimetizar la identidad con una
historia de esmalte.

Es un poema que a veces llega.

O simplemente calla.

Con grandes anuncios de miserias terrestres
en el verbo.







Gris Quiromántico





La luz recala en una habitación; lleva el 
exilio de un alba. Derroteros hilando en una mantis
deterioran lentamente la fortuna de ese insecto
hasta una entraña donde algo más se forma. Lo inasible
está ahora completo.

La mantis vuelve a encontrarse con la muerte
en aquello llamado existencia.

Por otra parte la naturaleza es el semen
describiendo condiciones de un rito donde los
carbones asoman sus mástiles.

Y, el estío, el silencio.
El dón de ningún martir
silueteando un universo quiromantico
como las balsas: una efigie
a través del ruido y otra donde una
piramide es el lado orfico
del manantial.

Teoremas de distancia, que vuelven 
asi a la apariencia.

Donde el infinito es gris, sin
retorno.






Alineamiento de la Uva






Sí, afuera está la afirmación, el lado verde
del brillo, el lirismo al que no llegaré o el porte suficiente
para abandonar los astros y dejar de soñar una palabra
una palabra entera de morgue.

Afuera las agujas, los vilos herméticos y las arenas
que parecen repetirse mientras caminamos
el sol de interminables paises
que se disecan en un campo de manzanas y huesos.

También el entendimiento, el que quise retratar cuando todos
son reyes y la asonancia del oceano en la imagen del
velamen acompañado de una hidra.

Afuera y muy lejos, como si la distancia fuera lucida como 
algo en nosotros, invitandonos nuevamente al desplazamiento
al brocal de los púñales o algo mas certero aún pronunciandose,
algo como la vida digamos.

Dias de heteronimidad, claro.
Dias de persecución con localismos de verde
sepultandose en el acto vandalico de una libelula.

El diario ser de monasterios.
De santuarios rindiendose en un fruto de huellas.

Donde los monasterios de la uva dejan de alinearse
en las manos.






lunes, 14 de julio de 2014

Metalògico Racimo








Derivò a la hegemonia
de un combustible meta-logico con
el azor.

Comprendiò la escencia sin 
largas residencias entre plataformas 
y nueces.

Decorò elementos verdiaureos
y ofreciò a los salites el ciempies
del petroleo.

Atribuyò a los pinos una recoleta
en las rendijas de la espuma y 
astromelias acrobatas.

Compuso dictaduras con un poco
de kerosene en sus ojos y dejò que la llama
fuera quien incendiara la llama.

Todo està compuesto de fuego. 

Eso lo sabemos. Pero no buscamos ello.

Buscamos que nos muestres poesìa como 
llega de la ironìa al azor.

Y de la hegemonìa a los racimos
metalògicos, purificada por
la llama que te conduce 
a las cenizas.










Era Frecuente





Era frecuente llegar a este paso con mas proclividad.

Asi el ojo, la mente en los mùsculos o el arte dividido
por los meandros cuando me acercaba a la orilla lleno
de casas o un periòdico creado por astilleros; asi el
recuerdo del bozal o la ilusiòn esparciendo quimicas,
leguas de ellas entre condiciones invadìendo rìos
donde el estro u overoles detenìan una escena;
una que no terminaba de iluminar un sabueso con el
relàmpago con que ocasionalmente duerme un contraste, 
asi el ojo representando con la mirada un cuerpo,
colonialmente un ser de avenidas. 

Era usual llegar a mi alma como si fuera yo mismo.
Preguntar a alguien por la noche donde la rosa concebìa
un planetario y los observatorios tocaban enjambres
o los alunizajes eran tan comunes como los hilos que
hoy buscan una trompeta en la tierra, una opera
de tormentas y algas, una forma de predicar sin que 
los nocturnos confesaran que estaban hechos tambièn
de tendencias como la nebulosa del heliotopo a la
estalactica, con una balada pagana como un angel.

Errante entre maldiciones y profecìas.

Poema






Harás la misma pregunta una y otra vez, hasta 
que se convierta en otra.
Dormirás en ella hasta que la interpretación en
sus ojos se convierta en lumen.
Querrás leer en sus ríos como en la existencia
de un mastodonte.
Colocarás un martillo en el brio y junto a ello
amatistas.
La forma pensará que es infinito y por eso
tomarás alguna de sus inmensidades.

Tensarás lo entrecortado, el "nuevamente" del 
sino cuando dejamos de fabricarlo.
Oirás el examen y la evolución, miraras los axiomas
del helecho en los tallos.
Creerás que la hoja era todo lo que brotaba en el
jardín de tu pecho.
Notarás que existe una sensación muy diferente
cuando decimos adios a uno mismo.

Imitarás al sol intentando alimentarte de sus
legañas. Soñarás leñadores.
Acaso el poema recogerá esa sombra donde el
día es conciencia o portatropa.
Intentarás domar un parlamento que nada tiene
que ver con la cinética.
En los congresos del aire la imagen derivara a
la noche profunda de la idolatría.

Suavemente.

Como a veces lo hace el pecado.








Organicidad de la Espora






Epitafio donde el sacrificio vuelve al
pàjaro.

Donde las lecturas de apolo son como
un ayer màs aureo.

Lenguaje que puedese imaginar en
el lirio o la interpretaciòn.

Sentencia que convierte el aura
en nictalope.

Màs allà la ciencia del pròlogo en la
expresiòn. La sensaciòn del
cuervo en la armonìa.

Observo...el acromiòn es mandragora y 
esbirro o pentateuco.

Misionero de las flautas entre los ojos
del valle que pisa un oriente.

Relatos donde la fe concibe narraciones
y luego esa sed inconquistable
donde se inspira un poema.

Un poema ya inspirado antes por una
caminata.

Por la contradicciòn y los acidos.

Nunca escribì uno como ellos. Pero lo
vì cruzar entre anhelidos cubierto
de hexagonos. Arranquè uno
para descifrar un nombre
que vibraba
entre geometricas dimensiones.

Pero es inutil.

Todo ello es inuti cuando se
vive entre esporas.






La Humedad Hialina






Sì escribes elasticidad 
para interrumpir el viaje de
los nùmeros.

Para caminar por una
casaca igual al eje de los
truenos.

Con fundamentos y 
especimenes de cera, dotando
al mar de plastico.

Sì tienes algo como
una cercanìa en un pièlago
de noches formidables.

Y te diriges sideral al
caos de nieves reminiscentes
y puntos sirgadores.

Sì en los kilometros 
desciendes con aerodromos
de cartulina naranja.

Sì los atardeceres cuelgan
en los semaforos, historias que
jamàs conoceremos.

Y la geografìa es un barco
de extrañas dinastìas donde
los circulos esbozan.

Sì las medialunas no son
menguantes, pero reconocen
galaxias ò efigies...

Marchitandose entre 
trincheras de plastilina y 
sueños amarillos de 
de ostras.

Sì todo esto acontece.
Yo puedo alejarme de los 
mandamientos.

Hasta encontrar la 
humedad de lo
hialino.









sábado, 12 de julio de 2014

Datos Empiricos







El primer dato del oceano es la experiencia con
la orilla. Para llegar a ella, está una ola. Tal ola debe
regresar a ese oceano: en consecuencia nace la resaca
acompañada por la espuma.

También el oxido del hierro con un pedazo de buque
que naufragó un verano. Eso sucedió muy lejos. Nosotros
no lo supimos ese día. El mar lo trae para que sepamos que 
siempre pasan otras cosas. Una llegada solitaria 
a la playa. Este sentarse en ella y la mirada fijamente
en aquello que llega sin saber porqué.

El otro dato es más empirico en este instante.

- ello en alusión ya no al mar, sino al hombre-

Se divide en dos partes. Una nos dice que fue escrito
para que podamos por un segundo memorizarlo.

El segundo es para que lo borremos para siempre.









El Poema y las Constelaciones






Creo que allì viviò un poema.

Los druidas lo buscaban para recordar las
cosas que habitaban sus versos.

No sé si llegó a formar manadas.

No sé si vagó igual a un nimbo por los
acantilados del mundo como una burbuja.

Pero llego al mar.
Lo puedo afirmar por el recuerdo de 
la espuma en sus ojos.

Lo sé porque de sus brazos 
bajaban a sus manos mareas.

Era un poema pequeño como un lazo.

Un poema comprometido con las
cosas que suelen suceder en el aceite
y los nombres del encantamiento.

Un poema ancestral como las pisadas
del agua.

Convivió con las lámparas y fué
unigénito de los faroles.

Descendiente de arcas en 
diluvios de arena.

-Aquellos que resistieron a ese diluvio,
preguntan aún por los oceanos-

Allí vivió un poema.

Puedo creerlo igual como mi caminata a
un patio por la noche.

A un mausoleo donde las runas aún atisban
su canto entre la realidad.

Puedo convencerme de su soplo sin
esperar como ayer casi nada.

Nada que no sea una realidad
trazando los hemisferios
de los planetarios.

Y entre ellos la esperanza cada noche
de que otro destino formará
constelaciones.














Continuidad





Siempre he pensado en un poema.
A la manera en que pueda dejarse o no de escribirlo.
De plantearlo hoy que ya casi no quedan palabras ni
estrategias. De caminar con él como dos extraños forasteros
buscando manadas de nieve. Clanes.

Fuí tras él desde la infancia. Ustedes dirán: los niños van
tras cualquier cosa. Pero pierden el gusto tarde o temprano por
las cosas. Yo sigo detrás de ese poema. No sé de algún
amigo que me hable aún de sus manías infantiles. La
mayoría viven ocultos en el parietal o el occipital de una
ciudad -tan inmensa ahora- como esta. Y encontrarlos
es cosa de camellos: un asunto de alamedas más
grandes de aquellas en las que vivo. Las que
logro pisar.

Con frecuencia pienso en un poema y hasta en ocasiones
puedo escribirlo. Tal acto me trae recuerdos de una
flauta o un oso que llega de lejos. Tal oso posee
en sus ojos, las extravagancias de algunos
moribundos; hubiera querido tener la
experiencia del oso y las
extravagancias de aquellos moribundos.

Pero no. Este es un poema que cuelga medias en
cualquier enredadera.

Este es un poema que sigue pensandose desde un hombre 
que intenta escribir mientras ninguna conexión
anuncia sus extravagancias.

Porque sencillamente no soy un muribundo.


-debería serlo-


Y mucho menos un oso.







viernes, 11 de julio de 2014

Los Nombres del Abismo






Sè que hay cosas que no podrè hacer.
Relatar por la noche como se construyen alfileres en el agua.
Pensar como dios hsta ponerme en el lugar
de un demonio. No entiendo para què
pero llegar a ese punto al fìn y al cabo tiene que ver
con las ventanas, con un ritual atroz y tal vez con el reloj de 
un atardecer, en que los arreboles terminan de 
llamarse por su nombre.

Asi son conquistados otros.

Asi, vuelvo a saber que la alegorìa puede ofrecernos
por un momento su caida y en la misma sòlo hay
que raspar sòlo un pedazo de sus paredes
y ello siempre en el brillo de 
un abismo.

Sè que la alegorìa colgarà abismo tras abismo
en su lengua para que los nombre puedan decirse.

Los nombres siempre tienen que ser
dichos, no necesariamente verse.

Pero es indispensable decirlos.

Y de ser posible, al decirlos muestren
un pedazo de las paredes de
sus abismos.





jueves, 10 de julio de 2014

Poema






A veces he mirado los àrboles para reflexionar sì fuì o no
un nido. A veces. Lo digo porque descubrì muchas veces
una pluma de rama o de ave en mi garganta. Por ello màs
de una vez he preguntado al gorjeo y las enramadas porquè
aparecen en mi garganta estas cosas. La funciòn de mi
garganta presuntamente es otra.

Y me he quedado largas horas pensando frente al àrbol.
Todos sabemos que hay hombres que no sirven para nada
que no sea mirar un àrbol eternamente y descubrir porquè
en lugar que crezca en sus ramas ciertas cosas-como una
pluma o un ala de rama- crecen en su garganta.

Alguien deberìa persuadir a esos hombres que dejen de
hacer nada. Algo como caminar al mar podrìa alejarlos
de tales àrboles y tales circunstancias en sus gargantas.

Yo sugiero -claro està- pero es el sistema quièn decide.

Despuès de todo èl los ha creado.






Crepùsculo de lo Contraproducente





No puedo comportarme siempre como una
serpentina.

-ello serìa contraproducente-

Puedo imitar el sonido de algunas consonantes
tanto como vocales, pero en ello la
experiencia màs pura es de los animales. Y màs
exacta.


Contraproducente. Como el hemisferio donde 
el hombre y el cielo no pueden sucederse
con derecho en una mirada.

Pero se dà tal mirada.

Y es semejante a una prolongaciòn del eje
cuando silba.



Es semejante a mis intentos de equilibrios y
desequlibrios.

Y no deberìa vivir pensando en el sentido
de que las cosas pueden ser escritos con materias
o partes de la lluvia.Tambièn son escritas
sin nada. Nada en absoluto.

Ello es un desequilibrio. No puedo responsabilizar 
al lenguaje. No puedo escupir sobre el amor.

Y esta es una tarde.

Tan contraproducente como todas las
serpentinas del mundo.

Sòlo porque acontece en algùn 
crepùsculo de mi vida.


























Sistematicidad Grial del Zafiro





Haber admitido un idioma, algo asi como tener una llave.
Introducirnos en èl.
Mirar un meandro o el peso de dios en las ruecas.
Imaginar una cabellera con dias jueves de agua
y el observatorio donde toda astrofisica reclama 
tambièn su silueta.

Caminar en una tragedia dimensionada por un
animal fraguado por un cisne.

Observar en la izquierda ahora que lleva ojeras.
Conservarla politicamente como un ejemplo
de lluvias y derechas revolucionarias. 

Caminar
con el norte a pesar de este cansancio cultural,
de este ateismo fisico en 
los musculos.

Agitarse muy temprano en las flautas.
Ser bastidor o panegirico de los relaciones
con el tiempo. Ser normal como estadisticas o
truenos. 

Llegar a un porcentaje. Tomar
el omnibus en las esquinas casi disecado.

Caminar una tarde evitando que ello
se cumpla. Pensar 
que por cumplirse viviremos
un poco mas humedos 
que ayer; gigantes 
o colosos que no aprendieron a
mostrarnos las cavidades del miedo.

Haber admitido un idioma. Una flauta
que a veces es traversa. O un heroe dedicado
al temblor. Sistemàtico y grial 
como un diamante.

O un zafiro aburrido de toda sistematicidad.





Poema





Vienes desde el lenguaje
con un libro de sudor.

Asolado por olas que rielan
o làtigos de poesìa.

Llegas con un poema o la 
ciencia de algùnos eslabones.

De manera antigua.

Donde la cita con la vida no 
detiene el viaje de la flor.

Y todo exodo es transito 
equidistante y subjetivo
de una faena
entre la estrofa.


Mensajeros.

Verbales hominidos
en el paseo del exordio.

Interrupciones de calcio 
entre palacios de aluminio.

Todo llega al mineral
despuès de conjugar una escencia.

Todo llega a los pabellones
vestido de inercia y estandartes.

Como lo hace en un espigòn
un unicornio.





Las Columnas de los Llanos







Mi vida se encuentra a un paso de la conciencia.
En un adios como esos profanos, empujando el mundo
al diálogo. Mi vida de capitulos inhospitos a
través de su espiritu, entre los nombres
esporádicos de los ventanales, donde
mi idealismo saluda la fragancia
de cualquier exorcismo.

Mi vida como una idiosincracia
sin independencias. Voluminosa al
llegar al peaje. Insospechada como el
flanco de una curva, buscando la razón
en un jazmin sometido por los pliegues.

Sin sentidos a veces y sin laminas. Sin
más ojeriza que aquella llegando a una mesa
sin maquinas de traducir o birremes
disecando las moscas al deformarse
o en su defecto el aeropuerto
del aire, junto al adoquin
del espectro que une
decimales mientras
el voltaje sube 
al bolido
con los ruidos sonambulos que
al tocar los gorjeos
vuelven a desvanecerse rigurosos, igual que
una primavera de fiebre.

Semejantes a sílabas de salmos.

Por donde corre la epifanía como los 
arenales en las columnas de 
los llanos.





La Mandibula en el Amanecer







El amanecer es una 
mandibula.

Crecen entre los mentones lenguajes de
lirios reproduciendo virgenes. Tomas el sol.
Vibra un prefacio.

El sentimiento es una legaña y un barrote.
Una piel de mar en celo.

Procliticas cordilleras son llamas 
fugitivas.

El diagràma en el agua pierde
su estaciòn de ariete
y musculo.

La armonìa avisora el trueno quebrado de
la fàbula. Tendencias y repertorios
de plasticos se confunden con una fragata 
junto al velo donde visibles asomanse 
a las uñas
pequeños alfileres.

Los suburbios navegan con un farol en
el pecho.

Recordamos la espina en la cabeza de aquella
mariposa untada de lava.

La distancia donde se confesaban himnos de
lenguas y dormitorios.

Recordamos el niño antiguo del pavimento y 
elaboramos grutas para que busque
un salmo. Una oraciòn sin patriarcas.

El salmo del piso
donde se orientaba un mitòn
llega a la playa.

A nosotros nos toca llegar antes 
de èl.

Quizà sepamos què poema
lo espera.




miércoles, 9 de julio de 2014

Definición del Infinito







A cada uno el preciso manantial, el aire que recogían las
ciudadelas de trapo e inviernos de opalo, donde un arpa
sostenía el vacío descomunal del acento: largo el iris, la
noche del caballo construida por las páginas y más allá
la narración del mal en verdes sidras y aún mas allá, esa
contusión de albergues sinopticos como una plaza o una
estrúctura que descendía a nosotros con plagas y clanes
de tordos en los arboles somnolientos de la astronomía.

Y allí tocamos el pelo, el molino invernando como el papel
en los pensamientos del dinosaurio herido por una flecha,
concentrándose en la realidad como algunos cometas o las
cosechas de barro que en el jardín una noche de lluvia un
ángel recogìa; libros de equinoccios, flautas a traves de 
un paso conmoviendose nuevamente como el elixir del
fruto en los morteros donde vemos pasar con la tarde hacia
el conjunto de noches sobre la inmensidad formando ya 
el infinito y los heraldos....

Y dormidos sobre algun lugar del mundo, casi temblando
nosotros les llamamos bengalas.

A cada uno el destierro y la educación en las colinas; ciego
el alba, vago el desenterrar de una y otra tempestad en las
torres, donde un piano humedece sobre tu corazón el brillo
y la identidad del otro...

Para cada uno un limite. Para que encuentre su propia 
definición del infinito.







Alineación de la Palabra y el Horizonte







Yo puedo decir que poseo muchas ventanas, por más
que ninguna esté compuesta de vidrio. 

También diría que no me ensordecen los minerales, pero
por estadistica, un grillo puede ser una lampara.

Yo poseo miles de ellos.

Los he coleccionado según la forma y la rosa de mis ratos
a solas con el movimiento. Me he desplazado
en sus colores según la estetica de la
oscilación. No es necesario muchas franjas para llegar a ello.


Y medito en la proximidad del tiempo que me pertenece
cuando todo era entregado desde un
paso a la ilusión. Asi no llego a convertirme en concepto.

Pero la ilusión es un concepto-neologismo que va detrás
de las selvas. Siempre esgrime un boceto. Pero eso
no es importante.

-en sus espaldas hay pilares de bosques-

Y yo puedo decir que duermo un día mas sin  la vida,
pero no sin la existencia.

Que paseo de manera diferente igual a los poetas cuando 
pasean sus fantasmas.

Y soy necrológico o poseo esa alineación en los labios para
la palabra o el horizonte.

Hasta que puedan alejarse de mi vida.

Y encuentren en el hemisferio su figura.









Alegorìa del Tallo y el Mamut





Nos parece que el agua es talentosa.

Que las torturas unen, sòlo cuando deben terminar con
un hombre, verdugos.


Creemos en las articulaciones luego de habernos arrodillado
en la arena; un punto en las misma nos devolverà
a una ceremonia.

Pensamos en imprecaciones y actos de coral antes de
razonar como lo hace un anarquista. Y en ello estàmos solos como
las màquinas o el cuaderno ancestral de un humanismo
buscàndo entre los tejados y mancias 
la idea primera de la lluvia: moderna y fìsica como los
dones: ancestral y monòdìca como 
los artefactos.

Racimos talentosos colgando de la ojiva.
El pubis del aliento recoge su aroma acido como la
madreselva sexual de una axila; azulada y semejàndose
asi al gènesis expulsado por el diluvio.

Ese contado en otra tora.

Leida en la noche por un tallo y su mamut.









Intenciòn






La palabra habìa creado una noche.
La  noche tuvo como descenlace una vena.
Entre ambos versos reencarnabanse cosas 
iguales a una veste.
Mirè hacia alguno de los lados donde fungìa
lo imcomparable y luego escribì en uno de mis dedos
que aquello reencarnandose entre las manos
lograba ser lo que duerme 
eternamente mientras
escarbamos en un
pedazo de luna
despuès de mostrarse en la espuma
hecho millones de pedazos.

Yo recogì uno de esos pedazos.

Y aunque no pude reconstruirlo.

Intentè devolverlo al
universo.








Dioses de Porcelana






La huella no vive sobre la porcelana.
Es matemàtica del frìo sobre los nùmeros.
No es destino del sol cuando presiona en la proa, de
una manifestaciòn diferente a la luz y los hombres
que calan en la marea las redes y màs allà las
boyas de un sentido que miramos -no como
mimesis- y los puertos acuñados en las yemas
crean finalmente la galaxia donde
nace una estrella -dioses de porcelana- dicen
los mitos. Dioses de porcelana porque jamàs habremos
de tocarlos.

Relaciòn de botes y astros 
que en la oscuridad de la noche se guìan
mutuamente, conocen muy bien que si
ello no sucediera, sus superficies tomarìan
la espiral que a todo ente espera
en el diluvio, decorado por la
noche por inclitas marismas
donde la poesìa de inmensidad alguna
toma las manos de algùn poema
para desdecir que esto o lo otro ha sido
verdad o misterio.

Pero aùn dirigiendose al espiral.

Esos dioses de porcelana hunden sus vidas
en el misterio.




Poema






Descubrir la soledad no significa nada.
Descubrirla significa que dejaràs los archipièlagos.
Que caminaràs unos metros para crecer entre jardines
y llorar en esa experiencia que es saberse un poco màs a
costa de todas nuestras cosas. Descubir la soledad  es dedicarse 
un poco a uno mismo -un poco tarde tal vez- pero no importa, finalmente
tendràs algo què decirte cada noche, sin tomar las palabras de un dialogo con
alguien o recordar un hecho con un personaje, recuerda que afuera 
todos lo son- y tù debes hallar una especie de parafernalia
capaz de inventarte a cada instante un eslabòn, una forma
de constelaciòn que sea capaz de brotar bajo la tierra y cree una
figura paralelamente a las raices.Tu ùnica labor
es observarla.No importa si llegan a decirte 
que es tiempo de respirar o alimentarte.
No importa si llega  a gozar de neumonìas.
Total llegaràn tarde o temprano por las
escaleras.
Tù sòlo debes esperar como
los recipìentes o la arena.
Dada las circunstancias debes esperar como el
antes o el despuès del hecho.
Y dada esa circunstancia respira por penultima vez a la existencia.



Encontrar la soledad significa que vas a 
respirar pero no como el significado quiere y especularàs
hasta convertirte en camello que dobla esquinas
de arena en ciudadelas de mercurio. Pero descubrir la soledad no es
significado alguno. Sòlo tendràs la soledad.

Y algo como una historia de mercurio.









martes, 8 de julio de 2014

El Apostolados de los Peces







Nunca me he sostenido mas de un leve tiempo en
la intensidad.

Tampoco he escrito en el oceano aquellas palabras
suspendìa en la espuma como si se tratara de
un niño y un juguete.

Tuve el ingreso a una nupcia entre marionetas
y sombras. La ùltima era quien escribìa. De ella debì
aprender, pero fuì invitado por una marioneta.
Las sombras no invitan. No nos llaman.

No espero ir muy lejos. Yo siempre quiero
estar parado sobre mì mismo. Ese es todo mi
naufragio.

Y sòlo tengo el peso de un punto en el nombre
para sostenerme.

He observado contenidos, uno tras otro abandonar
el agua en busca de lo oblicuo; para ello fueron 
sus vaticinios.

A pesar que esta mesa esta llena de lapices y hojas
casi nunca he visto que hay dejajo de ellos. Como todos
escribo sobre superficies.

Hay un murcièlago que entra y entra por la ventana
y perpetuamente vive electrocutandose. Nunca muere
pues debe repetir hasta el final ese acto. Asumiendo
de que exista un final.

Tal murcielago antes de abandonar la habitaciòn me 
dice que no todas las cosas son poeticas. ademàs estàn
los manantiales, el equilibrio por la noche de lo
sobrenatural.

Creo que desde allì hay algo que no sòlo reflexiona
hasta llegar a una conciencia. Creo que es un mundo de 
peces en cada rafaga para que ello sea absurdo.

Si yo dejara vivir miles de peces en una ràfaga
tal cosa se convertirìa en un apostolado.

Y en lo que concierne a mi razòn, habria
sido conquistada por la locura.