sábado, 30 de marzo de 2013

El Ser Numismàtico






Recrease el mismo paso.
El acento de una avenida
en una falange, el ser 
numismàtico encendiendo
el fuego de su cartografìa.

Un lampo de neòn halla la
identidad de sus cejas, el aplomo
de su carne con barbaries
inverosimiles.

Me uno a su espada cientìfica.

Al espacio de cromo
diseñado por una de sus elipses.

Me uno a esa confirmaciòn
de platino llena de dinosaurios.

Doy por hecho su lista
de cartas sudamericanas,
contemporaneas y frìas
entre conjuntos de sudarios
junto a cordilleras
de hierro, lo descomunal y lo simple
inundan la ira pagana.

Una intuiciòn bajo pulsiones
de precipicios, dan a la cosmogonìa
la caida de un acantilado, con ello voy a 
la caza de un fresno, arrobado de elixires
y trozos.

Testimonios y genesis, en cuya vida marzo
disfraza sus oidos.

Los nuevos tribunales de una època
doblada por inpulsivos escalpelos.

La sentina idiomàtica donde se 
pìerde el lenguaje.

Mi casa sin perdigones.

Y vuelvo a construir una recta
mirando el trineo de sus cometas
con un tunel divino a quemarropa.

Recrease el mismo aire
la salva de un pasajero
casi vagabundo del acero
hambriento de su humedad 
cada segundo.

Por ello algo se alza en los caballos.
Alguien con naturaleza de sendero y grapa.

Tan lìrico y cervical
al morir en su oleaje.




Guillermo Paredes Mattos


miércoles, 27 de marzo de 2013

El Brillo de las Insinuaciones






Las luces caen sobre vallas de cabellos,
se inundan los templos y extravicos 
vacìos, sugieren simulando relentes
decrepitos, donde baila un tisico.

Espìnas de inocentes respiran,
sus huesos por la tarde resisten
al tiempo, al milenario portavoz
de las astas entre huesos.

Dejamos una cadena conduciendo
el eslabòn del cartilago, el algebra
de una linea -evanescente- como
himnos y materiales.

Por un instante medimos la arteria,
la sonata del trueno, la serpentina
que busca tripulantes y gavieros.

En otro, instalamos escencias 
de indòmitas supersticiones, donde
la cresta del topacio se alarga en una
herida igual que el labio.

Dociles lunares de fusileros que
escatiman extorsiones y cultos,
la sobrevivencia de carne en
una ballena superando la intuiciòn
de la reminiscencia cuanto sume
en la apariencia un efebo.

Un craneo que va hacia una fàbula
llena de efemerides y anecdotarios.



Guillermo Paredes Mattos


Cuarto Creciente del Prefijo








El prefijo cae al bosque por iridiscencia.

No hay otros atributos de parte del lenguaje
cuando nos acercamos a ese momento...

Lo hacemos como si fueramos
parte del mismo...

Pero somos glaciares, desarticulàdos en
cada jardìn por un alba.

Lo que sigue a èl es parte de la inercia.

Una inercia premeditada en los contrarios.

Y una evoluciòn donde lògicas eras
siguen a los màstiles
con un pedazo de cera en los ojos.

Jamàs en los oidos.






Guillermo Paredes Mattos

Estrabismo de Venus IV






Grisaceas aristas de pardos
vasallajes.

Extrañamente bajo observaciones
de luces patològicas
a las cuales llega el brillo
como una conciencia que ve màs allà.

Asi no la alcanzamos nosotros.

Un eter carnivoro.


Junto a los tranvìas, una señal
es sentimiento que pregona
un formato,
dedicado a deducciones serenas
unièndose a volàtiles sembrios.


Metàlico el himno del trozo
El juego de medusas con adornos
y rasaduras con ciertos tejidos,
silvestres, lustrosos.

Surge un llamado, reflejando
un extasis para alcanzarlo,
una precipitaciòn y una rama,
con excelencias entre agujas
de caleidoscopios, el dìcese fijado
por la lechuza; esa obligaciòn
dispersando la altura del extemo.

Ese realismo disminuido por
balsas y nombres en los faroles 
de venus.

Iluminando una y otra vez extrabismos.




Guillermo Paredes Mattos

lunes, 25 de marzo de 2013

Aproximaciòn Estructural del Sonido









Luminosa la tensiòn. Una palabra
en ella exhorta un iris.
Una comparaciòn
de sesgos reales entre luces completas.

Luego un presente
de retòricas y escaleras
asciende a la playa
de la melodìa
con resonancias de yugo.

Especies de flautas
asociàndose a las vibraciones.

A las fechas del verano en una ilustraciòn.

Junto a un laud, la constelaciòn
muestra ruidosas pràcticas de
sosiego.

Sabemos ahora que no somos diametràles.

No entre las traversas.

Pero acercamos distantes el culto
temàtico del rostro.

Sin referancias a transiciones 
con las que una crònica
acciona la intensidad
radical y emotiva
de esa parte astrofisica sin objetividad
de mi boca.

-Por ello es que poseo un lenguaje-

Sabemos y sè ahora porque no dejo de
aprender segùn la teorìa del esbozo
cuando mi ser y su saber parecen desencadenados.

Y ello conceptua 
inmensas proposiciones de 
agua.

Un ciclope. Un proverbio de relàmpago
y centurias
en una coartada melàncolica.

Y mi ser, deja a su todo ese
antropomorfismo
seguro de su traducciòn en un eco

Donde el ruido de las cosas
son marcados por la 
soledad.

No por las centellas que quiebra
la voz del relàmpago,

o el estrabismo de sus
sonidos.




Guillermo Paredes Mattos



viernes, 22 de marzo de 2013

Prolongaciòn de una Figura







El infinito por paràdojas
hasta volver a reconocerlo.

La creaciòn sedienta de 
los archipielagos.

El escrito nefasto del funeral
en la corriente.

La electricidad de una sombra
en los craneos.

La dinastìa de una ciencia
en los objetos al
caer.

El ocultismo del sol cuando
las cabalas
despierta morteros.

Mi ilusiòn, la ilusiòn del 
temperamento al 
doblegarse
en una bocanada.

La clase de lluvia medieval
junto al deseo.

La creaciòn del crear 
entre cabellos
de hunos.

El espanto metòdico del auge
en regiones sin 
calibre.

Donde sòlo la comprensiòn
deja en la cresta
su significado.



Guillermo Paredes Mattos








La Prolongaciòn de las Runas







Dedicì que èsta noche no fuera de aceite.
Que al quemarse, ese aceite no llevara redenciòn.
Que otros fueran sus hechos, los mitos de su juramento.
Decidì aprender solo.

Tomè la carta que a mi espiritu tocaba este dìa
para que evolucionara al crepùsculo.
En ese crepusculo donde naciencias y movimientos
caen desde las runas
junto a una situaciòn que forma lluvias
y hemisferios de escencias
sin lenguajes.

Pero el lenguaje dice: No existe sonido que en mi
corazòn no se convierta en palabra.

No existe palabra que en mi pulso no busque la arena.

Y la decisiòn es tambièn una palabra.

Una marcha funebre de sonidos
al verse estilizado de una u otra manera.

Y la voluntad debe hacerse inimaginable al
ser sellada por un verso.

Por una oraciòn tensada por el universo
de las consumaciones.

De las consecuencias.

De todas las posibilidades.

Examinar este momento es sòlo una manifestaciòn.

El termino en medio de una tipologìa inaudita.

Una estrella acorazada
con yelmos de agua.

Sòlo asi bebemos de ellas.

Sòlo asi volvemos a la prolongaciòn de 
las runas.




Guillermo Paredes Mattos

miércoles, 20 de marzo de 2013

Entrada a las Quimeras








Tù conoces un tallo, lo conoces
por la diferencia
que establece la naturaleza
entre èl y el follaje.

Diferencias que se convierten
en cualidades o temperamentos
segùn las ordenes
del tiempo.

Y tù sabes que es indispensable
la necesidad, pero debes sentarte
mucho tiempo en un punto
para descubrir que ello es real como 
una idea.


Mientras tanto puedo escribir en una
casta sobre ese linaje, incluso
sentarme igual que tù en
la nieve y describirlas alquimicamente,
no sin antes
haber llevado al deceso
a una dimensiòn
como la ràfaga,

elìptico, apocalìptico como una puerta
de argamasa
en un saludo de liquenes.


Mientras tanto, digo...
porque la continuidad acelera
entre cùpulas una bicicleta de hilos,
la ancestral intuiciòn donde se crispan
alimentos, un sobretodo, un sustantivo dirigiendo
el adjetivo al infinito.

Donde nos aguardan las quimeras.



Guillermo Paredes Mattos

La Reencarnaciòn de los Juguetes





El agua al ser deforestada.
Bajo esa saeta de luces leporinas
y liceos.
Bajo jueces de brillos anatòmicos
los epìtetos lapidan 
mareas.

Ya pasaron los exodos y los antònimos.
La imprecaciòn danza en una botella.
Los retablos de convierten en
espinazos, donde transportan
columnas,
asuntos sinòpticos; hasta un nùmero
cobijando el huerto disfrazado
de cuchillo.

Dìas de escamas sostenidas y encajando
en un templo de extraña dialèctica
con un equipaje.

Dìas audiovisuales con el tropo
o la miseria destinada al rango del destino, 
allì la casta meridional
del sentido 
camino hasta la intenciòn 
del juego
entre la narraciòn o la fàbula.

Dìas quimèricos,
como un edicifio de los ojos.

Buscando la voluntad
del ente 
sobre los nichos de la reencarnaciòn.

Donde sòlo se reencarnan
juguetes.



Guillermo Paredes Mattos

lunes, 18 de marzo de 2013

Vesperal Barranco










He descrito lanzas.
Conservado sesgos descoloridos
de farol cuando se admira.

Las caracterìsticas del olèaje
siguen sièndome ajenas
como un delta
o un circuito de
violentos ditirambos
donde un archipièlago
descubre un artròpodo.

Estructure el latrocinio
unido por la espuma y me atrevì 
a tocar una calle antigua, muy antigua
de nombres italianos
como sus acantilados
donde esos nombres se despedìan
para que conociera la nostalgia.

Pero la nostalgia para mì es una
vaga iluminaciòn.

Un concepto guìado por vertebras.


Parsimonias de catalejos
en franca decadencia
en lo visible.

La màxima apariciòn
de funebres suministros
adaptandose
a una meditaciòn
muy clasicista bajo la brea,
entre cantaros sin monumentos
pero llenos de obeliscos; bibliografìas
de flores cotiledoneas
entre indicios
de estrellas
cortadas por juramentos de màstiles.

Allì lleguè a lo indispensable. Eso creìa.

Pero sòlo habìa llenado puntos
de kerosene. Un salòn mutando
entre plasticos
de azufre
una mañana en que todo era 
tarde como la noche.

Tarde muy tarde.

Como para ser nocturno.





Guillermo Paredes Mattos

domingo, 17 de marzo de 2013

Composiciòn del Pedal







En esas cartas se pierde el mineral.
Una expresiòn de oxido.
La carabina de hierro.

Con precisiòn, frente a ello un espejo borra
territorios, donde aquello al trepidar
encarama situaciones
de extraña composiciòn
como el arte y el sumergirse del invierno
en la lluvia.

Tù, lo esparabas junto a un trazo.
Dormiste en èl como el cimbalo despertando
en la bruma. Despejaste de escudos
la menciòn. La proa hipotermica,
el pinaculo puro
donde los iconos soltabhan las amarras
del hombre en un bolido de
arena.

Ese hombre sigue encontrando cartas
donde menos lo espera.

Y sigue - inutilmente - soñando en ellas.



Guillermo Paredes


sábado, 16 de marzo de 2013

El Manantial del Pergamino








Al margen de un clavo un pètalo abre su presentimiento.
Dosis urbanas son reiteraciones.
Los caballos se unen como cabelleras de plata.
Entre rosaledas formamos campanas
que doblan la noche. Inauditos rìos
conservan el cobre de plutonios apagados;
junto a ellos, el tiempo decide què serpiente
inunda el cuello de una hoja.
De un templo en ella.

Y entre ambos la inundan entre 
pergaminos.



Guillermo Paredes Mattos


La Identidad del Mar Celeste








Al fondo del mar los dìas son celestes.
Como una linea ecuestre. Como una flor marina,
donde amortiguan los tallos
el peso del oceano
hasta el encanto del halo
hasta el sobrecogimiento de un ruido
invisible y silencioso 
como un ruido
encerrado en el barro.


En su superficie, una prolongaciòn
como la pubertad
vuelve a descubrir palacios,
durmiendo sobre ramas de aceite
del sonido
donde extravismos y mirras 
ofrecen  un objeto, la cualidad en su corazòn
de enjambre, de hipocampo y
bastion sin dinastìa
ni perros.

Al fondo del mar el dìa entre los dìas.
Los otoños pasan como
un temperamento que busca el invierno.
El cantaro de piel
del arabezco.
La sotana de una cueva
con astrolabios
de agua.

Y ese devenir lleva sòlo el sìmbolo
de lo celeste.




Guillermo Paredes Mattos


 

jueves, 14 de marzo de 2013

Lucidez






La lucidez es patologìa
de gnosticos albedrìos.

El proceso lògico del iris
cuando no cruza la estrofa.

La lucidez es un halo, la serpentina
de una premisa uniendo torres
de carne a un vigìa
donde un arpa
es aerea igual al comportamiento.


Elabora raptos, cubre de inocentes
el estandarte del diluvio,
donde una superficie
reconoce en
el infinito
el primer futo del ràcimo.

La lucidez es la dinastìa
de la providencia.

Algo asi como la ùltima eternidad
que nos une.

Y a la vez nos separa.



Guillermo Paredes Mattos

Manadas Estrùcturales







Escribo de la tierra, hoy que el oceano descompòne
un àtomo en mi boca y un funeral
de luces quìmicas
lucen bordes fosforecentes.

Busco en ella un alfabeto.
Una cripta de piedra.
Una manada estructural como el viento.

Mis manos desembocan
en sagrados pèndulos de aire.

Desde ellas se elevaron pendientes.
Suspensos de naipes y lineas de pàjaros
arrancaron a la eternidad
una andanada
un gesto insòlito de encomios
y fragatas. Una barbarie de intensidad
y sueños.

He caminado entre ella, con los sonidos
que el tìmpano cuelga
sobre una roca, hasta que el sol
bebe su postrero
encanto con lengua de manantial
y quimera.

Marche a sus grutas, con el enigma
de una deriva
que aplasta en
su epitafio
la raìz descolorida del poniente;
sus sartas de violines.

Se concebìan mandolinas entre 
poligonos, 
asediaban los cultos la libertad
de la transparencia
en los cristales.

Intentè pertenecer a ese vidrio.

Interprete a mi conciencia
nuevamente
hasta oirme muy distante.

Ajeno a las lluvias y sus corrientes.
Ajeno a los màstiles y los parpados cerrados
del horizonte.

Ese horizonte que al cerrar sus parpados
esconde las regiones del crepùsculo.

Y sòlo nos ofrece el canto de langosta 
una noche.


Guillermo Paredes Mattos



lunes, 11 de marzo de 2013

La Subjetividad de los Molinos







La responsabilidad es del silencio.
La subjetividad me pertenece.

Como me pertenece el derecho a una palabra;
sin arte, ni experiencia, ni fàbricas en los hombros.

Y se debe colgar signos en ellas.
Para luego ir tras su espìritu como lo harìa 
una fàbula. Una narraciòn cuesta abajo.

Y en este escrito democràtico y subversivo
debajo de una duna, trato de encontrar mi sitio.

Mi trama que dure lo mismo que mi vida
en las orbitas que sacrifican un planeta.

Y hablo de sacrificios igual que un diàlogo,
con un manifiesto en su corazòn y otro en 
la ambiguedad con que su lumen
lanzase ortopèdico
a un coral esceptico
invadido en los yelmos o luces
donde crecen esporas.

Sè de donde descienden.
Vi sus morrales entonar la melodìa del esbozo
o destruir un naipe de sangre.

Un cesto cabal o cabalistico.

Una espiga cretacea entre aspas de
tiburones.

Y los molinos - lejanos - que en sus 
desiertos las buscan.



Guillermo Paredes Mattos




sábado, 9 de marzo de 2013

El Mirar del Cigueñal






Antes de dejar un ejemplo entre la realidad,
lo pensamos màs de una vez. Ha de perderse
entre ella.

Pero despuès de haber encontrado un àrbol, 
no importa tanto, como el ver del himno,
el coral efèbico o la voracidad
del infinito
en relaciòn a los astros.

Pero nosotros, hemos creado tantas cosas
que deberìan encerrarnos en algun monasterio,
en algùn conjunto de plata,
a nadie le interesa los lugares o las manifestaciones
narradas en nuestros ruidos y silencios
sobre todo cuando se trata
de poesìa.

Y no es que la poesìa estè condenada
a màs de una vez junto a un topo.

A la poesìa le toca el lugar
del pretoriano 
en un lecho.

El borde sagaz y astuto del campanario
cuando acierta una nebulosa
de espantapajaro
en un milenario y ajeno desierto.

Todo en ella es cirugìa
de un verbo que ciñe.

Que aprende a oprimir cuando
no es observado.

Pero, eso ha sido todo el continente 
para mì.

Todas las regiones.

Verla modelando entre el oprimir
y el ceñir fue una de todas mis
busquedas en su interior.

Hasta hoy sòlo he hallado
su vida.




Guillermo Paredes Mattos

jueves, 7 de marzo de 2013

El Terciopelo del Prisma




                                               



Compartía auroras.
Algunas respondían con una pregunta.
Otras colocaban vaticinios. La medida cerca del limbo
desempeñándose entre aguardientes de calles enteras
y torbellinos de metros absolutos.

Estaba solo, sólamente la melodía del mar 
proponía otro hecho; un acontecimiento donde
un planeta conjuraba. Era tal vez la cita, un trepanar
donde velocidades de lamparas
acoplan su puente en numeros antiguos
y sinópticos.

No habían cartas para las parábolas.
El artificio era una plaga donde podía indagar
o recoger el sino de una carabina
devolviendo al oceano
una casa.

El piso segundo de un verbo. Ese que siempre 
miramos desde el primero.

La huella dogmática de su nacimiento, donde lo
ardiente se nombraba a punta de cadenas.

En ese momento el derrotero decía
que hay cosas indeterminadas y puras
cuando percibimos.

Semejantes al tacto en una puna
gaseosa.

Contando el oxigeno o desangrandolo
según los planeadores.

Según la forma en que los sentidos
entraban a la palabra...

Para no volver.





Guillermo Paredes Mattos

miércoles, 6 de marzo de 2013

El Conocimiento de la Estela







No creo en alguna palabra, porque la otra
duerme eternamente con la definiciòn.

Despiertan cuando volvemos mezclarlas
en un acto extraño y maravilloso
llamado abstraer. tambièn lleva otro
sonido.

Hoy quiero escribir de sonidos, simplemente
porque no son palabras.

Este acto proviene de un reloj donde
los relojes inspiran.

Inspirar es un acto del menguante antes de
convencerse que el hombre no
tocarà su lado escenico.

Ese lado donde se oculta Apolo.

Apolo es inasible porque es un momento
en que la razon deja atràs, muy atràs
la balada y construye
la ilusiòn de Edipo en el conocimiento.


Y hay formas que el conocimiento deforma
al derramar entre glosarios o copulas.

En el gorjeo que asciende desde 
lo màs terrenal de las ramas.

De la primera hoja que cae
anunciando que la otra...Es el mediodìa
de un hombre continuando
en la estela de un encantamiento...

Sòlo en la estela...

Porque los dioses llevan consigo a la
eternidad aquello que
las forman.

Y en la pàlida sabidurìa de una estela
moriremos...

Soñando aquella que arrancaron a la
vida los barcos.




Guillermo Paredes Mattos




La Naturaleza de lo Volatil






La pira en silencio. Cigueñales de tropos
inundan los barcos con iris
de enfebrecimiento en las cejas.

Profanàmos el ciclo de las circunferencias
y èstas unen el èsto al aquello,
nuevamente el estilo no requiere del gènero
y el gènero pregunta en què voces
se despierta un hechizo
tan docil,
semejante al purgatorio
o la continuidad del lenguaje.

El tramo. Màs allà el iris reclama
esa continudad con un exhalo profundo,
ese exhalo tan propio de lo que
no puede ser nombrado en
ciertos momentos
porque su deber es vivir.

Ahora la voluntad del tiempo inunda de
arpas una montaña.

Arcos y bicicletas inundan las uñas
.
Veo predestinados de ciencias
quebrando un juguete, relacionando
la energìa con esa pretina
que llega de escaleras no indòmitas,

escaleras que por no ser indòmitas,

adquirieron la naturaleza de
lo volàtil.





Guillermo Paredes Mattos


Las Voces de Granito






La casa es de elementos y agujas.
Llena de consonantes, ebria de ritos
con la inteligencia. No nos sirven cuando
llegan los pàjaros. Los pàjaros existen porque
sòlo arrancan aquello tan màgico en el hombre
y lo elevan al cielo. De eso se alimenta el infinito.

Despuès, tengo un pedazo de orador.
Estoy hecho de significados que a veces encuentran
un sìmbolo. Quizà el sìmbolo estè buscando otra cosa
en mi espìritu, quizà posea la visiòn de un destino
que no entreveo. 

Cùando se visualizan esas cosas pregunto.
En què momento.
Bajo què planetas.

Todos despertaron o durmieron a mi lado
mientras me sostenìa en este cuerpo
con el brocal de un martillo
en la boca
y un relente de mensajes en un huerto.

Desde entonces los jardìnes han pasado
por mi corazòn
con el mismo vaticinio de una piedra.

Y la interpretaciòn es la misma.

El màs hermoso verso
està sellado en el granito.




Guillermo Paredes Mattos

Esbozo Esquizoide del Destino







He vivido en diversas historias como quien
existe.

Y recoge una nociòn en ellas que pueda
convocar espirales. Torcer una rada, disipar el
lenguaje del diàlogo, cuando intenta
desvanecerse.

He intentado. Nosotros los entendidos damos por
sentado lo contrario, serenamente estùpidos 
de que todo està cumplido,
de que enumerar ha llegado a su objetivo
y sòlo los cometas necesitan neuròlogos.

Postrè liricamente todo lo que hay 
en una guarida,
donde los sonidos resisten al ser entre
convocatorias,
de cirujanos y moviles expertos
en geografìa.

Y sì, fuì sòlo un gramòfono entre
los insomnios.

Un azul al corromperse en su gramàtica.

Un libro en demasìa esquizoide
para quien no forma parte.

Yo crecì bajo territorios con leyes
nigromantes.

Con murallas corroidas por poema 
y poemas.

Salvas y centellas siempre los 
acompañaron.

Esos poemas yacen ahora entre el
silencio.

Y cuando una cosa queda atrapada 
eternamente en su silencio.

Significa que no llegò a su
destino.



Guillermo Paredes Mattos


El Niño-Màstil







Eran muchos los nombres; como en todas
las edades, no encontraban sus puertas.

Mi aliento volvìa a sumirse en el
vidrio.

Desde un andamiaje de ecos,
un marsupial recreaba carnivoras 
herencias.

Masacres de luz en la infamia.

Brillos de desprecio anudaban sus runas.

Un niño-màstil y extra, extasiaba
los postreros conjuntos
del aura.

Se recogìa entre ficus que la luna
olvidaba.

Se desprendìa del hecho amante y eròtico,
tan cerca de una espadaña.

Del canto del diablo sin medida.

Hablaba y conjeturaba de plexos
y picos tambièn llorando en la
nieve.

Dada la mediatez de su espacio
nunca pude detenerlo.

Dada la circunferencia de tantos nombres,
pienso que los objetos renacen
cuando los eleva una 
ràfaga.

Igual que a un neologismo.

Igual que un niño-màstil.





Guillermo Paredes Mattos



lunes, 4 de marzo de 2013

Los Antepasados del Agua








Todo lo que es original en el deseo,
es antepasado del agua.

Por ello el deseo se reconoce cuando 
en nuestra lengua el viaje al oceano
lo hace la saliva...La tomamos del mar...

Lo cual nos deja a veces en la marea...

Escribiendo. Contemplando si esa escritura 
debe o no buscar la vida.

Las ordenes de la existencia.

Las profecias de un cuento narrando
botellas de luz en la albufera.

Cartas de insurreciòn.

Presentimientos donde todo es encaminado
a un roquedal, al trueno
fantàstico del
sino
ubicado por una epifanìa
en el polen.

Aquello original, tan original como la ortiga
del templo velado por un ojo de Tiresias.

El otro ojo de ese oràculo està
encadenado entre la
realidad.




Guillermo Paredes Mattos

Paralogìsmos de mi Fe







Seguramente debe ser el oxido con el cual hoy
describo las cosas. 

El mismo que me lleva a deducir que todas 
estuvieron o estàn hechas de metales.

Y al escribir - estos en apariencia versos- 

-Asi lo creo, asi estoy casi convencido de ello-

Puedo concluir que deducir es el acto de la fe
por contricciòn. De una fe muy propia del desencanto.
Fe.
De una que logra batirse en las marismas
con una lògica al final
de los simbolos.

Y todos los sìmbolos llegan al final con una lògica,
ebria de excentricidad, casi borracha. Totalmente felìz
en ello.

Sòlo la memoria puede conducir esa felicidad
a la nieve.

Mirar como es llevada por el agua.

Y apartarse de ella.



Guillermo Paredes Mattos


viernes, 1 de marzo de 2013

El Plano de una Astromelia








Finales de equilateros.

Con tres puertas separadas y divididas
por el crespùsculo.

Con ellas una y otra torre.

Ardientes en el hecho y la vìctima del agua
subiendo a los girasoles.

A una amapola.


Sobre esa tumba analìtica, fuìmos vectores
de notas.

Algo relativo a la vida y las bahias.

A las quebradas o toda posiciòn del agua
al dejar sedienta una superficie
de tierra que pierde la perfecciòn
de sus planos.


Y junto a ello, un espectroscopio. Algo que tambièn
escribe de espectros, pero...

Se pierde en la astrofìsica...


No, en una astromelia.





Guillermo Paredes Mattos

El Màs Extraño Riesgo








Quisièramos que la palabra se detenga, pero
a costa de si misma.

Que no tuviera que elegirnos para ello.

Deberìa - y no otra cosa- que todas las
cosas sucedieran en su interior.

No deberìamos acompañarlas.


Nosotros sòlo deberìamos acompañar
algùn parpado.

Buscar en el parpadear.

Mirar el instante de la fotografìa.


Comprenderìamos -quizà- si esa palabra
nos explicara que sucede con ella.

Què clase de vida hay en ella que
necesita de otra para caminar.

Es decir la nuestra.

Y, no podemos afirmar que somos su 
otra mitad, pues no estamos hechos sòlo
de sonidos.

Carnalmente fonèticos no somos.

Ni siquiera la palabra lo es.


Quisieramos que las palabras nos hablaran
de un mundo donde ellas no necesitàran de
nosotros.

Donde la tilde y el rastrojo pudieran llegar.

Un universo donde 
quizà pudieramos
despertar.




Guillermo Paredes Mattos