lunes, 29 de diciembre de 2014

Poema





A veces deberìa tener la convicciòn
por la cual vive un dinosaurio y la composiciòn
de una hormiga en amaneceres
de naranjas.

Y segùn el lenguaje 
volverìa a caminar por la vida
desde un contenido que pesa y aguarda en los
oràculos donde el agua y ninguna otra cosa
planta un oceano o una rosa que por el peso de
sus tallos, accede a extraños equilibrios del
mediodìa extendiendose.

Todo ello es extraño al reconocer en el 
crepùsculo, un verso sudorosamente
doloroso.

En dònde esa rosa que diariamente deja 
de tocarse. Una que se prolonga.

Cùal el nombre de quien la toma del oceano
con el eufemismo de un horizonte en los
parpados o la intensidad del calendario de 
vidrio en las ballenas.

Cùal cipres fijado en el poliedro.
En las palabras doradas de la teorìa. En el universo
relativo a los cisnes y los gemelos.

Què mundo de astillas es.
Què paradoja de crisolita. Cùal de todas las
convivencias -casi surrealistas- entre
los barcos que quedan y semejantes a un
preludio buscan la memoria en
el panal, el atardecer de los nombres al llegar,
dibujados, silenciosamente volteandose
a los liquidos.

En un azul que entonces sobre la soledad
empieza a ser purpura como 
el tacto de los mandarines.




Continuidad







En una luz pre-intuitiva bañada 
de semi-dioses, donde el eter no encuentra
lo divino. En ese brillo a pesar de los
inmensos senderos de arena que 
de noche por la playa lleva o imita el oceano
lanzado por el eter a la naturaleza.

En la destrucción de los tulipanes.
En esa conmoción donde los ritos se impregnan
de hermeneutica por la noche
y asi llegar a los lenguajes. A un trebol o 
el diagnostico del cipres cuando transmigra
entre la sintesis, lleno de radiografías.

Diagnostico donde agita lo boreal su corazón.

Y llega para oprimirse en la arena, en ese espíritu
de sacudidas silenciosas. En los faroles al ser
iluminados en cierta perfección que deja 
la escritura del sonido entre los arreboles.

En los prefijos de la continuidad y los seres
que lanzamos vestidos de color amarillo a las
sienes...

Mientras los árboles extienden sus manos
para tocar esas sienes y asi saber si
todo ello es cierto.






Los Peces al Tensarse






De acuerdo a la libertad o los peces que
son tensados entre la fantasía igual que un camello 
al ser herido por la percepción en la playa; esos
mismos peces brotan de los idolos.

Y entonces una remota idea del mar 
colmándonos, edificando
un soplo más antiguo para
un antepasado. El uniforme del coral
junto a un instante donde las 
cosas se convertían en objetos para equilibrarse.

Según los tornasoles, los pajaros llevan
yelmos en sus alas para un día lejano
en que los ficus pasearan idilios
en las manos llenos de 
anfitriones.

En medio de ese mundo que unía paladares
la oración de una mandibula se
desvanecía entre universos
donde escrupulos y jirónes
de arnes encontrabanse
semejantes a menguantes vacíos como los sinos. 

Luego el rostro de una marcha en el agua. Los
instrumentos de herradura y hierro que 
lograban explicar una lenguaje del
mundo entre los leñadores.

Siempre y cuando - también lo profanaba
el espíritu- estos descendieran por
las noches llevando constelaciones
del acero.











sábado, 27 de diciembre de 2014

Poesìa






Ayer sobre la racionalidad había un 
punto.

Una hoja de agua que el aceite ungía
a cada momento.

La versión que no era celeste del
mundo.

Un instante sin proporción a los
leones y árboles.

Una tierra conquistada por bosques
sin cipreses.

Una ventana que arrastraba el
placton.

El juicio del amanecer cuando el hemisferio
se llena de vaticinios.

Una tierra donde los diluvios son 
semejantes a los nombres.

Ayer existió un manantial con intuiciones
vacías.

Sobre la racionalidad algo real como
la espuma traía pájaros.

Sentimientos como la noche y la escama
eran sólo pronunciaciones.

La oscuridad traía el talante de una proporción 
en las tautologías.

El ave era una muestra de liebres y 
arquitecturas.

Los paises tenían faroles como los ciclos
y las jabalinas.

La sensibilidad dejaba un jirón de nieve
en sus arcos.

Entre las auroras ludicos pedazos eran
escafandras.

Hoy sobre los ríos el sudor presenciaba
inutiles emparejamientos.

Los orientes se derramaban perfeccionistas
y puros.

La flor angelical se deshace derramando
una copa.

Un libro de truenos como el que nunca duerme
busca equinoccios.

Ambares y huestes semejantes a los racimos
vuelven a la experiencia.

Silencios y vidrios se hacen inconquistables.

El pensamiento vuelve al poema.

La providencia presiona un ala entre su
adolescencia.

Yo quería mi amor para un semicirculo.

Uno pre-hispánico.

Donde los funerales de la mitografía abren
bengalas en las dimensiones de sus 
propios ojos.








viernes, 26 de diciembre de 2014

Astrofísica Verbal







Toda criatura que pasa por el corazón tiene 
un mundo. 

Al llegar allí lo pierde.

Toda criatura es una manzana con alas de 
velodromos.

Una nación primogénita de la pared que se
descalza.

Es pragmatica como el caos de la luna en 
un subtitulo de madera. Es una iniciación de
epistolas en ninguna vanguardia. Una frase que 
antes de llegar a los cabellos denomina por
su verdadero nombre a las plantas.

Debe tener -tal criatura- un reloj de
pared en sus ojos además de un verso que
declinará perpetuamente entre fragancias
de neones en su boca.

Tal criatura debe ser un objeto para llegar
al esgrima y los santuarios.

Tendrá claro que tanto cipreses como 
bibliografías jamás se multiplican entre
los árboles.

Vivirá siempre como una versión acustica
entre las liebres.

Debe fragmentarse.

Oir en sus capitulos amparada por la 
niebla.

Descifrará como lo hacen escasamente los
caracoles.

Dejará de lado su tarea con las serpentinas.

Tal criatura escribirá que está hecha de sólo
un pétalo, de un solo monasterio.

Se convertirá en persona para imitar el riesgo
pero nunca convivirá con él.

Mirará las lilas por los aires, se sujetará a la
brisa que camina silenciosa en los bolsillos de 
los pantalones.

Se transformará en persona y llegando a las
astromelias con un solo ditirambo
intentará elaborar las partes de su historia
con los sonidos que semejantes a
serpientes configuran palabras en una caverna.

Acompañará a la bruma con pocos 
virreyes.

Debe poseer teorías tal como la poseen los
cinefilos.

Será plusvanguardista como los plasticos.

Configurandose más y más en persona
será el personaje que nos propondra una visita
a los laboratorios, descansando en el fondo
de los vidrios.

Tendrá el ajuar de una mosca.

La invernación de una libelula.

Recreará contrastes para dejar de lado
las linternas.

Compondra calles de literatura como las que
exigen de noche los hipodromos.

Tal personaje guíado por criaturas escribirá
en las espaldas de los gasfiteros.

Para que lo último suceda no deberá tener
mas lenguaje que aquel que lleva en las uñas y 
mas espaldas, que las de un gasfitero y nosotros
-cada uno- veremos, observaremos. Quizá
esto sea algo evanescente y psicodélico pues no
aspirará a ser otra cosa.

Toda criatura debe haber vivido igual a una 
persona para llegar a concebirse como un
inutil personaje en los vidrios.

Sólo entonces uno de sus ojos
compondrá astrofisicas.

Y el otro, develará
nirvanas.








miércoles, 24 de diciembre de 2014

Ejercicios Svasticos







Las practicas del lenguaje en un rostro.
La cabecera de mustios empedrados con hilos.
El desempleo tocando las dunas y los medanos.
El destello de aquello y algo multiplicàndose.
El ariete de brea junto al vellocino.
La balada del arnes en un soplo cualitativo
nuevamente.
El ejercicio svastico en el acantilado
cuando las medusas abren una puerta.
La divinidad apenas mostrada en las panteras.
El ciclope que extiende un valle rojo en la boca
mientras los planetas abandonan su
infinito en un pedazo de yesca.
El abalorio. El presente en
un sitio de cartilagos como la espuma y
entre todo ello la naturaleza del aire.
La religaciòn en ese aire.
La proposiciòn que lleva procolabismos
como el sueño y los jirones de
aceite, tomados de la espìga, de la anunciaciòn
y el relampago que mustias veces
es bengala y soplo de la originalidad tejido
por una carta,
un sauce o una avenida con litros de orejas
o el kilometraje del anda
a travès de los lustros y las premoniciones.
El palacio de lata. El tambor junto a 
los frutos que el elixir deja caminar con
un gitano. Gitano de las voces, de los equilibrios
y mustelidos y junto a tal equilibrio
el siseo del mustelido cuando
se acaba la tarde.
Y ella tanto como el corazòn de este poema
vuelven a la ceniza y los 
mamìferos.








Las Raices de los Cipreses





Pienso en las raices de los cipreses donde
la cultura està enterrada al igual que la sangre.

Evoco traslaciones de antimonio y junto al
cerco del aire, el cansancio del efluvio.

Salì al mar para beber del sol la postrera
figura que cuelga de mi casa.

Trasladè eso que vibra como ansia a traves
de las inmensidades y lo inhospito.

Pero pienso, menos humanamente que dios 
en un santuario repartiendo arboles.

Reconozco esa proporcionalidad o la 
travesìa de un arpa debajo del hierro.

He tomado una de las libelulas que en
manada convertìan en crucigramas los
templos.

Embarrè mi corazòn de proposiciones
en medio de las agujas llevadas por las
orejas.

Oi ese pedazo de mi corazòn donde los
cristales buscan en el espiritu algo de hierro
y porcelana.

Algo que se perdiò detràs de los rieles 
un dìa de climax donde la poesìa
no era todo.

Era un cuadrilatero, donde las funciones
del opalo se acercan a los rumiantes.

Era una situaciòn de membranas y yescas
de cartilagos.

Tambièn la posibilidad del arte que cae
de la niebla.

Medito en esa carta llena de inflexiones
y de glebas como ovulos.

Respiro segùn la cualidad de los jinetes
en una torre de plastico.

Menciono esa disposiciòn de los grillos
tambièn de las estalactitas.

Ambas componiendo un astro que al
final del poema busca en el principio de una
deriva nuevamente.

Y tampoco encuentra.



Y Una que Otra Estrella






Tú conduce de noche a la posibilidad.
Yo llevaré la intención de los mitos.
Seremos religiosos en cada una de nuestras
preguntas.

Y en cada de nuestras penumbras, también
seremos religiosos.

Escribiremos por ello a los idolos.
A los heraldos y las abstracciónes. Dejaremos
el verso absoluto porque nunca será libre
si viajas con él a los páramos.
No detendremos ninguna de nuestras conjugaciones.
No lo haremos debido a los arboles y el fruto que
cae de ellos convertido en mentón y parietal.

Tú escribe en cada nube donde se religa una
conciencia llena de craneos y mitades de hierba.
Yo buscaré el pétalo.
Llevará el signo de aquellos que levitan en la
escarcha.
De la espuma como una alarma diciéndonos 
algo del oceano que jamás 
comprenderemos.

Estudiaremos a las siglas y los comportamientos.
Las ordenes que hay en una puerta 
donde la abominación duerme en la hierba con
figuras casi exactas de belleza.

Casi exactas.

Tú escribe sobre en las solapas.
Yo buscaré el betún con que alimentaremos
todo eso tan revolucionario que hay en una honda.

Buscarémos un paseo de dios al lado
del liquido y los subversibos o escribiremos
del lado animal y las gargolas que también
son nictalopes surrealistas
de un lado.

Un lado gnostico con que pude terminar
este poema.

Pero no, por lo general el poema termina
en otro de los lados.

Arrastrado por otras estrellas.








lunes, 22 de diciembre de 2014

La Dialèctica de los Fiordos






La contradicciòn se apoya en uno que otro
acto. Uno de ellos es la dialectica en sì
descascarando una naranja.

Debo decir ademàs que como en una ilusiòn de 
brigadier, he intentado cubrir su poètica de gènesis.

- no de talismanes, ha sido escrito gènesis-

La genesis en un texto es lo dramatico 
como lo coloquial ascendiendo a la tragedia.

El aire lleno de contenidos posibles.

Un aire dormido en el tiempo. Reclinado
en una cordillera, donde los mandarines escriben
y lo hacen tan ajenamente a los reinos, que 
a duras penas piensan y definen la fantasìa.

La contradicciòn son bosques que dejan ver
los jacintos, esperado siempre en un sur de nictalopes,
cristalizàndose a cada momento en el eter, 
desesperandose a cada segundo en el
ingenio.

Màs allà de la contradicciòn, pienso en algo
màs primordial que los saurios.

Màs primordial que el canto hermafrodita del pelo.

Y todo en una luz venerea.

En la parte que no llega a componer el todo.

Y he pensado tambièn en la tristeza como una forma
mas de la tristeza, en un valle de agujas
y exterminios.

De colores tocando lo divino con lirios de trigo.

En los parapentes, tambièn he pensado.

En los idolatras niveles de una sensaciòn.

En los tantos tìmpanos que hay en el secreto.

Y en sus dimensiones que rompen el
sonido desde infinitos fiordos.







jueves, 18 de diciembre de 2014

Versión de una Pua







Tengo una casa, es mi versión de una pua.
Sumado a ello una teoría de sueño y la espectativa
de la visión al ensillar en sus alas un cometa.

Y veo un trueno en el relámpago.
Veo el pleistoceno con su función decimal en
otras calles donde el pavimento es una aparición 
y sindrome de un magnetico trance.

Tengo una casa donde soy igual a todo primate
y comparado con las reencarnaciones
lo vertiginoso es un prisma 
de azotes y colores 
acercandose a lo maginifico con toda la fuerza
que tenemos en esta ilusión.

Ahora también se puede ser una escala y una
mancha
el contenido de los grilletes y quizá esa tierra
con inspiración
semejantes a metáforas
-prestidigitadoras de industrias, fabricante nada
más que de radas-
sin frío
hipodermicas como todos los semaforos
donde el tiempo sólo dirige aerosoles.

Y en esa casa
por llegar a tener la versión de la pua
se llega por excepción a tener la del termometro 
y ocasionalmente ello es una sacudida
variando hacia la epistemología
de saurios y naturalezas
de cucharas. 

Llena de heliotropos
al formar su sinagoga. Su semántica perfecta
si asi lo quisiera el pensamiento.

Pero no, el pensamiento la quiere
en la fonética.

Y asi la arroja a los árboles.






Carbones






El primer movimiento es circunstancial.
Podríamos decir que existe un segundo, pero
no es asi. Todo se reduce a un primer movimiento,
movimiento que no es relativo a los 
gallinazos ni la dialéctica.

También existe la proposición. El color
lila del cielo. El anuncio verdadero del adolescente
cuando es agitado por la premonición o un 
día en el presagio.

Se encuentran también las astas y los dromedarios.

El libro astral de los semidioses y carbones
saludando a los hombres.


El primer movimiento lograría ser de escarcha
si viviera en las aguas o lograra ser una superficie
de casas o anzuelos, derivando a una
columna vertebral de gimnasia o tradición vertical
de los gnomos al percibir acusticas.

Y dado el caracter silencioso de ese movimiento
-no es el único- 
ya no podemos decir que en sí lleva nasciencias 
donde
se baten nuestros antepasados
entre estadios espirituales. Creo mas bien que es
un caracter relativo a la numismática. O un
caracter en función de lo apodíctico.

Da igual cuando de noche sembramos caracoles.

Y el amanecer nos encuentra en el mismo
hecho.





lunes, 15 de diciembre de 2014

Poema





La casa estaba dormida en el yeso. En un climax.
Sus pupilas se habìan desgastado en los equinoccios.
Yo vivì en ella por todos los perihelios posibles.
Por los indomables. Por aquellos que despuès
del rìo son trashumantes. Yo me encerrè en ellos
igual que el aceite en el agua y si ello era algo 
que correspondìa a la naturaleza, pedì permiso
una y otra vez a los brujos, hasta que la nieve
tuviera proporciones y tenazas. Pero esa es
otra historia.

Yo fuì una herramienta. Un galpòn que robaba su
silueta a su propia sombra. Me enamorè del jardìn
mistico, al cual siempre le sobraba una palabra o
era un junco de hierro que el kilometraje expendìa
entre los terciopelos. Incluso pensè en terciopelo
sin profundidad ni ambar. Hasta hoy pienso en ello
como un espectro, el cual nunca recogerà su sombra
de la realidad y deja a las palabras que logro manejar
un cometa, una bengala, un universo
de sidra y empedrados.

Y cada cometa, cada bengala.

No tienen titulos.





El Dragòn de Papiro





La noche escribe un comentario.

Es igual a una carta o una marioneta de
algarrobo, situada al final de las entrañas...

Nace el dragòn con su libertad de papiros.

Nace y està tambien y duerme entre los
espejismos de un tranvia llevando la piel en
una de sus bocas.

Ademànes llenos de cicatrices buscando 
convertirse en heridas. El dìa es proporcional por
ello. El dìa vuelve a un hipodromo. Es fantastico como
todas las cabezas que lo forman, bajo un aliento
de alfileres: Trasluce en su luz una tùnica
de verbos.

Su caja donde alguna vez un manto escribiò
vestido de claveles y un daguerrotipo sentenciò el
que poema algunas veces detiene un instante.

Comparamos su escrito a uno hecho de 
barro que dejàmos pasar por la nieve en una
mutaciòn y acaso tal levitar no pertenezca a los
craneos donde los màs artisticos musculos 
son bendecidos por un rapto.


sábado, 13 de diciembre de 2014

Rigurosidad





Hablar con un planeta.

Escribir de sus relatos como lo nocturno.

Arrancar el labio a un nictalope.

Estelarizar cuentos incompletos de lluvia. Dar a la sed
el ùltimo desierto que nos queda; tomado por cabelleras de
pubis.


Tener un diàlogo con los oceanos.

Proferir el maleficio en èl, pero desde la rigurosidad
o el arpa disciplinada por la lluvia.

Cortar en mas de un pedazo a un iman , creyendo
que eso ayudarìa al metabolismo.

Tragarlo entero acompañado de cocodrilos.

Los cocodrilos diràn: Los metales no son
alimento.

Nosotros sabemos lo contrario. Y no lo sabemos
por teorìa de opuestos.

Hay muchas cosas en la contradicciòn; la intuiciòn
dòlo completa el risco que hay en ella.

La intuiciòn llena la universal de sordidos enjambres.

Encima de un planeta donde el dialogo 
es un druida.

Una especie de casa por donde ascienden
despuès de los cristales, sòlo contenedores.






Proporciones Poèticas







Me hubiera quedado en el interior de esta calle.
Seguro entre pavimentos y asfaltos.
Percibiendo en lo màs profundo el color que 
nunca verè de la tierra.
Percibiendolo.
Manteniendome en una mascara como las que 
lleva el agua con o sin orillas.
Buscando alguna especie de cinismo o desprecio
en mi cultura de años con una ilustraciòn
llena de reminiscencias en sus proporciones.

Hubiera buscado un pino que desentierra la
lluvia.

Un nombre imitado por la perversidad.

Una circunstancia con grandes ballenas de 
polvo.

Hubiera descascarado las proporciones de 
los serafines hasta llegar a la divinidad con un
lenguaje de acuario, destruido por los 
veleros que no llegan a la noche.

Hubiera pensado en un limòn.

En sus atardeceres donde una caida al follaje
significa un punto y otro aleatorios.

Quedado en el confìn donde nace una plaga.

Donde la distancia termina pareciendose a nosotros.

Sòlo cuando refleja nuestra figura de muerto.





La Multiplicaciòn del Caballo






Era un caballo logrando multiplicarse.
Era claro que su corazòn habìa sido visitado 
por animales.

Ocasionalmente atravesaba la noche para
que nadie lo vea.

Era una diàstole.
Caminaba por el cuello como una analogìa.

-asi era posible que nadie pudiera sujetarlo-

Por las cosas que sabemos viviò en un àngulo
a veces en un paracaida o la sombra que 
ofrecen los dirigibles al atardecer.

Cedìa a astrologìcas barricadas.

Ampliaba cabezas, manejaba el criterio de
los embalsamados, describìa torres.

Guardaba citas con el infinito y con las nutrias.

Volvìa a troya cada vez que el universo 
donde vivìa se convertìa en piràmide.

Calzaba burbujas en las playas.

Buscaba pasadores en la espuma.

Nivelaba tradiciones.

Impregnaba de sistros la marea.

Alguno de nosotros sabe por los periodicos
que alguna plasticidad vivìa en sus orejas.

Sòlo uno podìa compilar en ella
todos los cuadros que el aceite recitaba
de sus entrañas.

Sòlo uno rigurosamente alejado de 
todo.




viernes, 12 de diciembre de 2014

Canto de Plastilina








El espacio, donde los ojos se mueven 
describiendo una piedra.

Donde los reptiles siguen caminando encima
de la lluvia.

Donde la sensualidad forma templos con 
lumenes y gametos, que llegan desde un madrigal
y las garrochas fundiendo con su sombra
un hilo pequeño de luz
meditabundo.

La efigie gregaria a lo lejos de un planeta que 
te devuelve la sensación de la piel
en los huesos.

El conocimiento poético que tenemos de esos
huesos.

La bengala señor de los husares...Y...

Veo el cirio tranversal y trigonométrico.

Asisto al aire mamifero de un pezón en el agua.

A una inteligencia acustica.

Y los piélagos.

La armonía del sol cuando barre estampidas
en ellos
como el flujo o la cavidad
como las ciudades y el jade
envueltos por papeles de plastilina y 
nictalopes entrañas donde cruzó la inocencia
un corazón tomado por la crisolita en
amaneceres de aceite.

En ellos la plastilina viraba hasta la 
forma de un horizonte.

Porque no era de agua.






jueves, 11 de diciembre de 2014

El Poema






Llevalo por este símbolo.

-la realidad-

Que antes de caer sobre la tierra sepa
que fué arquetipo.

Guíalo sin discutir por el fuego.

Ofrécele un lugar entre tus sacrificios.

Observa y si quieres contemplemos
su dinastía entre la yesca.

Invitalo de noche a la imaginación.

Intenta que ese momento esté marcado por
las estrellas que se filtran desde otra noche a ésta.

Camina sesgada y directamente con él.

Llevalo porque no es ataraxia ni catarsis
bebiendo de las hordas del mundo.

Que escriba tranquilamente en tu espíritu
como lo hace la poesía.

-en este instante es indispensable -pero
no necesario- separarlo de la poesía-

Que duerma en la escarcha y siga el rumbo 
de las olas.

Dejalo que sea ola y llegue a la orilla 
para arrojar sus palabras.

Toma una si puedes.

Basta aquella para llegar a la noche.

Ten en cuenta que la palabra y el hombre 
son los que arrojan al poema el riesgo.

Por lo general el poema no se involucra con
nosotros.

El poema sólo escribe. Toma la 
lluvia.

Y al final extiende un paraguas.

En amaneceres donde no aguardamos
el agua.






Ancestral la Noche






Ancestral la noche con sus telegramas poéticos.

Eriacea la espada con sus cabelleras azules.

La vejes del mitón hoy se pierde en los cocodrilos
donde la piedra sube con cenizas de anguilas
plegadas a uno de sus filos.

Escribimos con esas cenizas en la boca
mientras otros brillos se detienen en un mundo que
casi es romántico según longitudes y perfiles
del cometa que pasa.

Magneticos soles apodados por atomos en el fín de 
los acuarios.

Terrestres citas con la imaginación en ordenes
de salvas.

Menguante la heroicidad que calza aún los
idolos.

Terrestre la silueta del pañuelo en los ojos de un
follaje demacrado, donde igual alistamos
la pasión del objeto.

Vidrios de nacar sobre la abominación del
enjambre copulando en el salitre.

Ventanbas donde anunciabase la expedición
a los huertos.

A esos jardines llenos de follajes-sonidos
donde aún duerme un alma.




miércoles, 10 de diciembre de 2014

El Crótalo Relativo a la Tarde





Tienes un crotalo relativo a la tarde. Uno que
anuncia la destrucción o el final de los pájaros.
Uno que tiene en su boca leones o cipreses.
Uno que cae en el agua para ceder a la metamorfosis
y convertirse en demonio.
Un demonio que absorve el aire hasta convertirlo
en agua. Nosotros bebemos de ella.

Hay una aguja en ese mundo que busca rediles.
Una boina de aceite donde nacen los
acantilados. Un soplo o un halito donde lo aereo
se extiende como una granada de perlas
hacia un diminuto universo sin edades, ello es 
otra conmoción, un suspenso de limón junto
al vidrio, mirando detras de la ventana
la manera en que por la noche se 
unen los animales.

Te pertenece ese aroma con lampos arteros.
El universo del petroleo en una casta de
unigenitos, mientras el oceano es posible con
lineas azules de dromedarios. Es tuyo la ráfaga 
que desciende con aroma a prostibulo
a carta volatil o número gaseoso 
donde no empieza la vida.

Sin embargo algo amarillo y sucio es terminado
en ella y escrito por la existencia.






Sanscrito






Desde este lugar recuerdo un pedazo de crepusculo.
A su lado nubarrones y cirros emprendían la huída.
Sobre un verso tardecino los dragones pasaban
y una flota de nieve llevaba la de circos.

También recuerdo la imagen del sanscrito sobre
la piedra, buscando idiomas nuevos; "Sólo soy una
raíz" decía, no exijan de mí debido a ello.

Y era verdad, las raices se hunden hacia el fondo 
de la tierra.

Jamás hacía el fondo de los hombres.








Minotauro






Es toda la tempestad que conozco: está hecha de carne.
Sobre ella, los minotauros han girado hasta el amanecer
igual que las veletas y el giro se ha sorprendido de que
cosas mitológicas despréndanlo hasta el alba. 
Lo desprendan y manténganlo en movimiento.


-maquinas sagradas como los racimos
movimientos en ellas en favor del agua y el pez
de la tierra o el sueño, de los colores con 
los cuales la crayola desciende hasta
el laberinto donde aquel minotauro convertido
en hombre espera-

-no aguarda un matiz del color, sin duda-


Es toda la tempestad que conozco. Sé que ha muerto 
como un río cuando llega a la orilla. Sé también 
que llevaba una nación de tigres en el pecho.
Una donde las espinas rugían.

Pero un minotauro está unido al laberinto por razón
de sacrificios y altos jirones de madreselvas.

Un minotauro puede alinearse y ser centrado en 
insignias de agua donde el corazón se deforma.

Sí, también existe Adriana.

Pero este es un minotauro que pertenece a un
laberinto, donde no llegan los heroes.






martes, 9 de diciembre de 2014

Bibliografia del Agua





Hace mucho que no estoy en tu lenguaje como
lo està una de tus palabras. 
Tampoco me he ceñido a tus paredes como lo
hace algùn tañido que llega de la poesìa
cuando descuelgase fanàtica de los apogeos.
-hay que preguntarnos de cuales-
He pensado mucho en la ilusiòn para romper
alguno de tus cristales. He pensado que la 
geografìa es como un cronometrico daguerrotipo
llenando de estampas la bahia, el nudo de una
costa cuando se trata de izar un globulo
o intentamos extinguirnos en la conciencia, para
narrar desde otra, el contenido del espacio.
Hace mucho que dejè la exegesis y hallè una
pantera en la bibliografìa del agua. Es posible
que en ella, los epitetos y consumaciones tomen
el sentido del numero para disecarse, que la
autoridad de los himnos sea una saeta. Es
posible que los baules sean cerrojos. Hace
demasiado tiempo que pensè en el secreto 
como quien se abre paso en la unidad de los
caracoles, segurò de esa inspiraciòn que brota
de la nada. La nada no es lo mismo que el vacìo.
La nada es un ser que se desprende de los
imanes. La nada es el tacto del sortilegio que
llega desde las maldiciones del triangulo.
La actitud de la nada es de cadaveres.
Sus solsticios generalmente son empedrados.
Su amor por la cicuta data de dialogos
enciclopedicos con las agujas y los hombres,
aquellos hombres que para buscar la belleza
hunden sus manos en los agujeros de los
alfileres.

En esos alfileres donde nacen.




Figuras






A veces sòlo sales del ancla.
Y en ocasiones -a partir de ese a veces- lames
el barro, con la apariencia marina 
de un pez o una linterna.

Pero somos de fosforo segùn las raices
de una palabra, adherida a lo empirico en la
flor donde la realidad desata huestes
como lo inmediato. Huestes
y huesos.

Halcones donde los minerales escarban
el sueño del torpor y las luces que
oscilaban en la metafìsica
del talòn
cubren el universo que exploras desde
la reminiscencia.

-algo vuelve a la pureza como un animal-

Algo te lleva al conocimiento semejante a un halo
donde la identidad del pàjaro
somete las regiones donde el alga se mostraba
màs naturaleza que regular y homogenea
en los fondos terrestres en
relaciòn a una figura.

O un fondo de escencias en el reflejo.

Suspendido entre la realidad por otra magia.







lunes, 8 de diciembre de 2014

Los Monosìlabos Ardìan




Has puesto al alcance de èsta ave, la plaza donde 
los monosilabos ardìan como un holocausto.
Coloreaste el diluvio universal porque no era de focas.
Insinuaste que los duendes no poseìan tejidos y 
sus huesos eran una conmociòn pero nada màs,
acompañada de antonimos y overoles. Tambièn
acompañada de cromosomas.
Viste el significado de una genetica rosa, liberal
en los jardines donde la hueste era de energìa
segùn las cabelleras descendiendo de las arengas 
donde un bosque duerme para despertar siempre
en un idilio. Como no, tambièn el drama.
Denominaste al filo como posibilidad del poema
subiendo por la encrucijada hasta el lugar
donde los àrboles formaban escaleras; algo de
providencia como las escalinatas en ellas
definìa tu momento ante la divinidad y una
clara llamarada; tambièn ruidosa.
Escribiste en la arena que el paseo por la orilla
era un origami donde la acupuntura bajaba del 
hemisferio teñida de helio, pero tù 
arrancaste a tal helio la constituciòn de las algas
o el cabezal donde las mandragoras recibìan
la descripciòn del vortice y la vaina.
Provenìas del sujeto y sin embargo el ser de 
tus veleros rompe hoy el vertigo con los colores
de una ciudad perdida en las uñas
o el cromatico sudor de la sensibilidad cuando
acompaña de noche un candil en sus ojos.
Uno conducìendonos entre paraisos de penumbra, 
E infinitamente enseñandonos todo esto.







El Vidrio de Hierro





El vidrio es de hierro.
Lo sabemos por ese animal que recoge de
noche sus cruces y entrega una flor a cada uno
de sus movimientos. Es aprehensible porque afirmamos
que para llegar aureo, tuvo que crecer hasta desprenderse de cada 
una de nuestras agujas. Lo advertimos por desplazamientos que
deja el eter en su silueta, en la distancia de tus espaldas
cuando el conocimiento cala en los horizontes
performances de aguja y plata. 
El vidrio es de hierro. Pudo
terminar con un sentimiento de arnes
junto al ala-delta de un dormitorio, en èste las edades
prehistorìcas se secan como en un acento de jardìn
sumando el albedrìo, a lo exacerbado
el genesis, al trance en su anonimato terrestre
en su patio universal donde pesas tu fragancia de cuello
a un infinito, parecido a las anclas y periscopios.
Tambièn es de humedad.
Lo escribimos por el calor que clama desde las edades
hasta un supuesto de virgenes corrompiendo la
nieve con prostibulos vagando en sus sueños; era
errante y sucio, era el relato del estrabismo que
desnuda el himno para reconocerte y saber
que esa desnudes daba paso tambièn a un
nihilismo, a una anarquìa en la cual
sòlo eran decapitados los relojes.
Recuerdalo.
Cuando dormimos todos nos alimentamos de ellos.






Poema







Estás representado por los pájaros de una isla.
En el tono psicodélico de dios en una probeta.
O la noche de antropomórficos dialectos con una
mañana, enterrarada en el tono de un cosmos
donde la dialéctica devora sus reptiles.

Fiel a la inocencia de la temperatura, olvidaste
la silaba donde denominaban los oxidos, el nombre
indomito o increible en las saetas, allí los sinos
y las cartas del hambre, enmudecían sobre aún la
tautología, donde cavas meridianos de pozos.

Diseminada la aguja que trae el alhelí, los adioses
de oro sobre la arqueología, donde se citan los
eslabones para cultivar en el rostro de los simios
esa religión sin edades, donde los sueños aluden
a esa tragedia de ceniza entre los resplandores.

Vaga la cita del heliotropo cuando masca el origen
y los principios por donde la desfallecencia capta
una religión de escarpines entre sus adentros; en sí
lleva el cronograma de un hombre adherido a los
estandartes, devorados por todas las maderas.

Misteriosa sobre los grandes torreones, diste a la
almena el siglo de las inquisiciones modernas, las que
citan oboes y patios transgredidos en la iridiscencia
del oceano, expresado por una orilla y un niño que
responde a su soledad con un juguete.

Yo te llamo desde los últimos mastiles con una hoja,
en mis manos llevo sólo apriorismos y dientes de agua
solsticios que muerden cada amanecer la geografía
donde la manguera cae con su cordel espumoso
despuntando hacia temblorosos enjambres
donde se unen aún tus semejanzas con los bolidos.

Sólo ellos aún muestran los relampagos de tu nombre.






domingo, 7 de diciembre de 2014

El Travesaño de la Iguana






Conozco una iguana por el reflejo 
del agua en la raìz del tronco, emergiendo
del barro, en un amanecer. Y encontrando en
los continentes de ese tronco nuestra 
mirada. Conozco ese espejo.

Conozco ese dirigible de barro que aùn
algùn jardìn construye por ella.

Sè del portaviones con tigres de leche en
sus garras descoloridas.

Conozco el aeropuerto para las luciernagas
en la rama de tal jardìn.

La muchacha con su falda de vidrio-àtomo.

- Indòmito es el verdor que sostiene estas cosas-

Sè de otra iguana por sus ojos de dinosaurio
tocados sòlo por opalos; por un canto de
estalactita y caverna. Por el glosario
de oboes cuando muchas noches
se unen, para decirnos que tambièn significan otra.

Veo en sus superficies la confecciòn del girasol.
La carta de tierra con astrofisicas buscando constelaciones
debajo de la piedra, donde el follaje dejaba de ser
auroral para construir su cayado.

Veo tambièn un travesaño.

Ambos nos sorprendemos del cayado en los ojos
de la iguana.

Ella vivirà entre la hierba y las piedras.

Es muy dificil que aqui tengamos que dejar
la figura de un profeta, para entregar un
significado al poema.

No es necesario.

El mismo poema es su desierto.






Ontología Verbal





Haberse estrellado contra la realidad.
Poseer una versión del granizo cuando es de carne.
Devorar una película.
Ser carnivoro y occidental.
Juntar mamiferos muy cerca del meridiano.
Observar las notas al pie del agua
donde la corriente no aprisiona las palabras y 
las conduce hacia el oceano en esa
otra unidad de las letras.
Tener la existencia de tal letra.
Preguntar a las gaviotas por algo desconocido 
lo cual no nos tenga mucho tiempo en los muelles.
Y luego preguntar en la divinidad por
aquello que extienden los papiros
Escribir en el iceberg de carbón.
Disecado el horizonte.
Humedecida la sed.
Haberse aplatinado o emprender en el uno.
Mantener la identidad en ese hoyo
donde deliberan los pájaros.
Ser costumbrista, no-inquietante
como una historia donde se ahogan en el 
aire las luciernagas.
Llevar el pulmón a los muerdagos.
Ser motorizado o nivelado en una angustia seca.
Llenar de saxofones la
composición del gas.
Dejar de ser elemental. Documental. Vocear en 
la promiscuidad, una metafisica
que estará siempre llena de piscinas.
Mirar en la electricidad de una peluca,
las subversiones en ella orientadas a la cohorte
y la fantasmagoría con que abandona las 
venas una pantera en el aire.
Ser todo esto.
Tener la conciencia de ir un poco más 
como lo anuncían las ranas.
Y al final.
Al final sólo preguntarse porqué.






Canto





Acaso buscar en el espácio
sea un lirio, interpretar las claves que
deja el menguante en la duna, cuando
las cosas y los seres cambian de colores.
Acaso el espíritu...

Y en un supuesto modo de equipajes
la continuidad relata el moho y la circunferencia
de los edificios nos vuelve a un diametro
crepúscular de cera, donde duermen 
los atomos; el final del papel,
el diario antonomasico del
tallo según el verde
de una catalina, preñada por el tiempo
y hundiendose entre elásticos
follajes.

Y desde ello, asumimos el mal
con cierta axiología bañada de paredes
o hasta la ironía sepulcral de una silaba
llena de puertos donde nace un poema
o brota sin ninguna luz, el día
junto con el sobrenombre del
idilio en alguna epifanía
de gorros. A esto lo llamamos desde lo
esotérico siempre.

Y entonces reverberan las notas de un
muerto en los espigones, donde a la 
soledad llega el énfasis de una flauta
de una dinastía de
arpas; también antepasada alguna de 
la ley y las primeras cimitarras donde surgían
los eucaliptos en una conmoción de
cipreses.

Pero ello fue hace siglos.

Y la única forma que tenía de la silaba en
mis manos era procolabica.

Algo asi como muchos muertos que duermen
en la hoja....





                                 Continualo porfavor...De acuerdo Guille?...el final no està bien







sábado, 6 de diciembre de 2014

Los Minerales Secretos





Era una pauta.
En el origen habìa sido de helio.
Caminaba por las raices pero no como lo hacìa un girasol.
Describìa objetos semejante a una iguana.
Disolvìa la memoria de todas las infancias.
Guardaba objetos de crisolita y segùn las improntas
migraba a los àrboles.
Creaba de manera diferente: segùn el corazòn o segùn
la realidad. Llevaba como pendiente un campo de 
carbòn destilado.
Diò a la noche cerezas, flores de titanio y valles
de magnesio.
Acariciaba litorales que por lo general eran hierros.
Estilizaba nombres en tales litorales que por lo general
nunca eran sagrados.
Tomò la hipotenusa del hipocampo, lo cual tambièn es decir el 
futuro de algo por el dìa.
Buscaba aulos por la noche y con ellos descendiò a
lo hermètico. 
Fue nigromante antes de ser
estadistico.
Tuvo como patologìa el significado del hombre en
la playa, allì donde los oboes terminan 
crucifico gaviotas.
Respiro en las puntas del alma.
Con el grisaceo planear de la ponciana alimentò a los ficus.
Respondiò al invierno con jardìnes de plasma
que por la mañana dormìan y al amanecer imitaban.
Adquiriò el comportamiento del gas neòn.
Dejò un racimo de titanio junto al suicidio.
Hubiera atravesado el invierno si ello 
hubiera sido predicado.
Tomò la insensibilidad del mineral. Errante en los 
carbones, tan errante como la lluvia al caer en las cosas.
Atravesò el granizo en diluvios de yesca.
Fuè una de sus ùltimos hechos.
Al menos uno de los 
ultimos que conocimos.
Y si antes de su llegada, todo era de madera, ahora que 
no està todo cierra sus ojos 
entre los minerales secretos de la tierra.


Las Ràfagas Marrones







A un milimetro de las constelaciones
estàn los hilos, desde ellos zarpan 
ignotos dìas jackeados por los flancos
llenos de carabinas y xilografìas.

La edad de los adioses ha pasado
rodeada por navìos y circulos. Quebrò
la brisa ese ayer que era frìo
en dimensiònes de rafagas marrones.

Las historias pasaban con su anhelido.
El solsticio quemò hojas de serpiente.
Sobre los puentes el rìo profiere de otros
valles, donde reinan las algas.

Advenimientos son los celestes hoyos,
piràmides de sol como una abreviatura,
donde arrastra griales y estremecimientos
el divino mensaje de los muertos.

Lumenes de menguantes, el aura
desciende entre temporadas de oxido
llevando nubes de reencarnaciones
entre elixires nostalgicos.

Reflexiones de musgo entre nieblas
Conspiraciones de sol en una avenida
donde los pajaros se alzan veridicos
en anocheceres sin expediciones.

Se adhireren las flores al record de
multitudinarias estelas dogmaticas
y entre los aceros y los velos, los
papiros son ahora crepùsculares.

Azoteas y sotanos donde anduvo el
sueño, dispuesto a travesaños y liras,
golpes de agua sacudidas por larvas
junto a las historias del ozono.

Ambos nos levantamos desde ellas
buscando lo que era verdad. Ambos,
para que la posibilidad de que uno 
ante la lluvia y el azufre viviera.

Y todo lo que nos ha tocado a cada
quien en el universo, fuera cierto.







viernes, 5 de diciembre de 2014

Poema





El expresionismo de alguna ballesta; roja en 
las paradojas del viento azul. Las barcazas inundando 
de piedras, la sensaciòn de una corola que fotografiaba las 
pupilas, donde el misterio desembocarìa en una mimesis
de colores, aquel lenguaje igual a un
enigma, en alguna de sus silabas. El peso del velero en esa imagen
ya convertida en cuadrado, otrora
transformada en segmento;
violacea tanto como escarlata,
difuminàndose en las 
notas de los fuselajes del agua y las austeras 
colinas donde el sol era mustio como una pantera.

Y esa pantera de agua rodeada por el mundo.

El aguila de un brazo en la serpiente, recogiendo el
veneno de los veranos, doràndose incandescentes
en alguna chimenea donde los ojos de la 
humanidad se juntaban esperando el 
diluvio.

Aquella circunstancia de rosicler
o angustia donde tus bolidos eran como aquellos
que dejo mi carne en los adioses.

-aùn veo tu cabellera entre los colores de las
escaleras, modificando el deseo a su antojo-

Aquella circunstancia dije de rosicler o esos saltos
al vacìo que pregonamos cuando el suicidio llegaba completo
a alguno de nosotros.

Y sabìamos que una historia de amor entre colores y panteras
sòlo tenìa un sentido; encontrar su destino en el suicidio.

En esas banderas que la muerte nos da como posibilidad
de elegir.

Y elegìamos, caminando hacia una oscura gruta 
elegìmos.

Ensayos Entre la Metafora





Una estampida purpura entre juicios de nieve.
Un espolon nihilista sobre naves abstractas.
Y sobre dìas de espuma un canto seco.
La libertad druidica sobre aquella sofistica.
El diàlogo violeta en los cabellos-megafonos.
Una estaciòn de buques sobre los solsticios.
Y sobre solsticios una primavera de bujìas.
Una prisiòn de hierba para el eco y el magma.
Para lo volcànico una estaciòn de hombres.
Todos comparando la noche con el polipo.
Todos inundados de pesebres y barros.
El barro indecible de unisonos dolorosos.
El barro solitario de universales palacios.
Palacios que conmocionan el ir de una hormiga.
Inmateriales como un cuaderno de pieles.
De pieles que incendìan y despedazan.
De huesos en ellos que constituyen plazas.
Donde la sangre se reune a escribir del agua.
Una estàmpida purpura con hojarascas-bocetos.
Una representaciòn del amor y rios de hilos.
El numen sobre el probeta y el brillo errante.
Forasteros del agua en el pilòn iluminado.
Donde las sienes toman un sol empedrado.
Una señal magnifica de cinicos tratados.
Donde empiezan los simbolos o los horizontes.






jueves, 4 de diciembre de 2014

El Lenguaje sin Yelmos






Recuerdo una brujula que el viento habìa
llenado de escencias. Vuelvo a la aguja a vapor 
en su valle de cisnes, donde las clepsidras eran
decapitadas. Las clepsidras y los verdugos
perpetraban en la inspiraciòn ese hecho
que da lugar a la ignorancia. No sè si
la ignorancia sea una ecuaciòn 
para comprenderlo.

-siempre son otros los nùmeros deslizandose
entre las ecuaciones-

Y llego nuevamente a esa pregunta donde los relojes
caminan con su craneo a los parques y la 
nebulosa guiandolos es una crispaciòn entre los 
automoviles, semejante ahora a un dicho 
dorado; debemos recordar que el
craneo es su mirada. Que no
existen ojos ni boca en
ese hombre llamado 
por las fogatas.

Manuscritos que en nuestro corazòn
inmovilizaban el universo con
ejes diabolicos de arena
en los cabellos del
desierto.

Pergaminos donde el cielo nos buscaba
en otra parte. Una de acuarios; casi ajeno
a la estilistica y los panes de mercurio.

Manuscritos que no sòlo contaban la 
historia de la arena. Tambièn contaban
los, capitulos de los escolios encerrados
en èl.

Instalaciones donde los pàjaros se abrian
subliminales a tempanos, en ellos
la memoria resistìa convertida
en mente, a los alimentos 
de las gruas. En ellos la memoria 
descartandose entre las elipses.

Grevas de focas donde los pastores
nacìan hacia una noche desquiciada en los
acantilados del cuello y esta imagen
desquiciandose en los albores del mundo
era la parte exacta del lenguaje sin 
yelmos.

Todos los que habìamos  conocido se 
quemaban entre la hojarasca.







Retrato de los Pètalos






Es un retrato del pètalo.
De las calles en èl mientras son infinitas
e incandescentes.
De los terminos en el tronco del arbol que no son
màs que otra implicaciòn presagiada por la lluvia.
Era el movimiento del concepto y la expresiòn en una
soledad de lunares. Impecablemente de lunares.
Es una lògica que muerde el retrato del sobreviviente
sobre un musculo azulado de cera.
La imaginaciòn que roza el zancudo con un hueso que
es siempre de agua.
El mundo y el universo sobre èl han diseñado 
cofradìas de mercurio y ya que ninguno de nosotros
fue convocado por el tamaño de la curva, puedo ahora
presumir del oxigeno o la ciudad de gas, donde
las bengalas se descubrìan con voces de bocinas
y adulterios sobre un fondo de la noche
que se depilaba 
que reunìa monstruosos capitulos con un parque y
todo parque es el lugar donde el lumen
nos resume y el prologo de la providencia
es rosado como los escrùpulos; yo aprendì en èl.

Y ahora belleza automàtica
de la espina, del barro donde nace
un poema, con o sin destreza de esa imagen donde paraiso
una manzana aùn desnuda veredictos,
voceos èticos sobre la filigranas y
las esquinas de la indiferencia.

Es un retrato del pelo que se convierte en pelo
al morder una manzana.

Y todo lo que existe aùn allì.

Incluidos Adan y eva. Son desterrados
hacia el horizonte.

Y tal horizonte es desgarrado.




La Otra Historia







Símbolos de estrellas que los circulos en 
los cielos extienden; cabelleras que jamás se
descolgarán a los estambres; inutil eficacia 
sobre el universo de la belleza.

Píenso en ustedes llenos de cadenas detras
de mis ojos.

Yo los pienso como errantes semidioses que
jamás descenderán al barro para convertirse en
hombres.

Asi el poema empieza otra historia.





El Nacimiento de una Flauta







La noche es natural como algo que se
desploma o desvanece, en el interior de una
ciudad amarilla.

La incandescencia descubre nefasta, el hilo
de una sala, donde reconocemos la dirección de
los barcos.

Vemos una marioneta regida en la
subjetividad por los cabellos o una reminiscencia
donde los cisnes elegían sus brazaletes.

Ensenadas de hierro sobre escritos de barcos
donde la voluntad extiende la ley
del hipocampo en una
marea de 
sepia.

Mercenarios de espuma
llenan el sol de bacílicas, junto a un puerto donde
la noche es el valle irregular de la idea.

Mitones de sueños y convencionalismos
entre apellidos de niebla
son inexpugnables preguntas y estructuras
de sirgadores
emanando del sueño.

Balticas columnas de hipocampos
describiendo estrepitos de lamparas; menos concretos
entre la luz que sensualiza un dibujo, hasta
los standares de una madrugada
disecandose en flores
magneticas.

Relatos fantásticos de luces
reencarnandose en el vuelo al desprenderse de
una hegemonía, llenas de arcos industriales
penetrando un patio.

Marchas irónicas de piedras
yacen en la conmoción de algún barco
describiendo navegantes y aguas con asombrosos
cultivos, como la gravedad y la justicia
en paramos de femur.

Plasticidades secretas donde relampaguea
la experiencia con su flauta
portando invalidos oceanos.

Ciegos oceanos donde silenciosamente nace
una flauta.





miércoles, 3 de diciembre de 2014

La Disciplina de los Cipreses





Estoy en relaciòn directa con un farol.
-los àrboles son trashumantes ahora con su oficio
de nictalope-
Semànticamente uno de los sentidos de la noche
es una clasificaciòn de mustèlidos.
El canto del ave se alarga sobre el parque igual
que las sienes.
Todos los hechos de este dìa se repiten ahora en
la mente. Todos desafectados, silenciosos, guiados 
por la esgrima de un jardìn o los helechos que
recopilan dagas.
Vuelvo a esa distancia que sòlo mira un farol 
-los calendarios ya han cumplido su destino en la
atmosfera y en los relojes-
Los objetos siguen gravitando como quien emigra
al talante o la fuga de los dones. Frutos de arcas
se mueven entre las esporas, respiradores de 
agua entre quimicas de soledad como un juicio
recrean entre los ciclos del verbo un vaticinio.
Uno que no pudo eludir a las goletas.
Los vidrios terminan su viaje entre los templos,
lo ùltimo es una sincronìa muy ajena a mis zapatos
u hombros.
Pero estoy en relaciòn con un farol, mientras se
forma el barro bajo la disciplina de los cipreses,
lo veo ahora lleno de màstiles y hogueras; estas 
presenciaron ya antes el mar acompañadas de
fogatas. 
Las artes de los canibales trajeron ahora tu cuerpo.
Tu te dedicabas a la adrenalina y los escarabajos.
Tù describìas el ùnico tropo que camina en un 
pubis. 
Y escribiendo de un mundo solar como la tierra
dejabas de ser contemporanea a lo remoto y lo
transparente, con una bocina.
Una que desde la respuesta invisible de tus 
palabras a este poema, dejabas derramar
en una tradiciòn vacìa.
Una donde seguìan brotando incandescentemente
los àngeles.





El Desarrollo de las Uvas






Mi estado no es de algo que se dedica a las cosas.
-los estadios y procesos de ese estado, tampoco-
Existe un remordimiento que significa libelulas.
Un castillo de escencias bàsicas como la nieve.
Esos son versos y podrìan decirme de que manera
se sostiene un estadio en un poema, pero creo que
el poema puede escribirlo de manera independiente,
guiado por muselinas o sedas. Tambièn guiado 
por pianos y escafandras.

Pero escribir en un poema, diciendo que no me dedico 
a algunas cosas, no significa ni ello ni lo contrario, es 
sostener el mismo poema de manera elastica y equinoccial,
tal vez de cabeza. Puramente quizà en los racimos.
Absolutamente en una alegoría.

!Tan relativo es el lenguaje cuando lo acompaño!

Y ya que descubro lo contrario como una ciudad
de celulas epistemològicas en este poema, escribo
de èl atandome a una bolichera y a los cantos tan
lejanos de un cartilago. Casi dormido y dominado
por la niebla. Finalmente compuesto de audifonos 
y polvo.

Un poco màs allà de la fisica de este poema hay un
enjambre. La idea que tengo de èl es tambièn un 
tanto crepuscular como la lluvia o las gaviotas que
duermen encerradas en el pico del pelicano.

En èl vivì hasta oir el desarrollo de las uvas. Allì
como un metodo de peregrinaciones ejercitandose
en misteriosas palabras. Algunas forasteras como
el sueño. Otras prontas a disecarse como algunos
recuerdos en la memoria.

Mi estado -reitero- es sòlo la llegada a las uvas.

Una conmemoraciòn de la gaviota encerrada en
el pico del pelicano en mi memoria.








El Oceano de Lata





Es un dìa.
Una labor de pàjaros entre las cosas me devuelve 
al oido y las cupulas. Tambièn a la realidad.
Al sentimiento de piedra en una campana.
Al conocimiento del aire mientras desciende su  acustico ajuar
de inmenso monasterio en los timpanos; venerando èstos
uno de los sonidos. Venerando en cautividad
perpetuamente.

Un dìa donde el arte es proscripto y la herencia del
oceano es de lata.
Los dinosaurios llevan tambores y mensajes de luces
indòmitas en el pavimento de cera.
Los dinosaurios escupen en la modernidad de dios
con su estilistica de bruces. Agujas y
capitolios son nuestros mientras ello acontece y acontece
tambièn en la imaginaciòn del oceano, en las olas
recreandose al reventar en la orilla
de infinitas formas. En la fantasìa impregnada
de metafìsica porque las palmeras parecen de oro.

Yo miro esas formas sin estar triste.
Acompañado de un movimiento de aguja.
Sombreado por una historia de aceite semejante a los
vuelos de una lechuza en el barro.
Dotado de equinoccios y perihelios disecàndose en 
los fuegos transparentes de los eucaliptos.
Miro sin tristezas este tumbo en tumbo de mi
inteligencia en esa naturaleza, sofocado
por la niebla de una cabellera entrenada en las
piscinas de los huesos sin equilibrio alguno.

Yo miro esa garrocha que intenta buscar
equilibrio mediante la llegada del verso.

Porque tambièn me pertenece.













martes, 2 de diciembre de 2014

Estadio Poetico de la Raìz entre las Cosas






Ahora que veo al caballo, pienso en una raíz.

Extraño totalmente a mí mismo pienso en una raíz.

Tanta extrañeza me lleva a orientaciones de salitre. 

A paises construidos como orillas en versiones de petroleo y
algo más semejante a un valle de leche, donde se ahoga el trigo.

Aquella raíz tiene el comportamiento del sueño.

-no sabe donde termina ni empieza la realidad-

El idioma del hada llena de latigos y panegiricos.

Una profecía ademas bañada de polietileno y los cefiros
de misteriosas torres.

No podía compararla sino describía alguna de sus
transcripciones.

No tenía mas imagenes  que un mapa transcultural en
su figura.

Ahora que la tranculturalidad es un jinete, vuelvo
para interrogar en los muelles, sobre aquella.

Seguro de ninguna intensidad, totalmente superficial
de su realidad cuando inmersiona.

Cuando arrastra un papiro.

Allí la raíz vuelve a la escencia o termina de enviar
cristales a los pseudonimos.

Y una tabla de agua la uniforma, totalmente lirica
en la fantasìa de sus abetos.

Aqui nuevamente la raìz junta los pelicanos en la
sensaciòn del jardìn menguante.

Ahora que las raices abandonan su canciòn e itsmo
en los jinetes.

Tomando las sensaciones de la tierra mientras 
deja florecer otra cosas.











lunes, 1 de diciembre de 2014

Adoradores Sinuosos





Quisiera ver.
Preguntar a un fruto por la clase de inspiraciòn 
que vive en mì y de suceder lo contrario tambièn preguntarlo.
Contagiarme de algo. Suspirar como el roble
cuando planea entre alguna ciencia; elegirè la astrofisica.

Desearìa desprender aquellas cosas que elevan
una de mis cicatrices hasta lo fantasmagorico. Incendiar un
puente, borrando asi un camino que conduce a los hombres a
alguna parte -los mìos no conducen a ninguna-
los mìos siempre estàn quemàndose. Esta es una
situaciòn casi utopica y no sè porquè. Ademàs quisiera voltear un
triàngulo en el extasis de la bocamaza
justo en el momento cuando los grillos
aprender a cantar como los
trenes. 

- ellos -me digo- deben llevar una cìtara-

Pero yo, en el mediodìa del tremante imploro por
las cosas imposibles de mi casa. Por ejemplo, la diarìa
creaciòn del unguento para la gasolina -es la ùnica manera
de resplandecer que hay en ella- los ejercicios didacticos
del ùnico helecho acompañando una boina, la fotografìa a diario del 
aire y la brisa. Lo ùltimo sigue siendo una ironìa a diario
compartida con los hombres, pero nadie me ha dicho
que comparte cnmigo esa absurda preocupaciòn.

Quisiera existir en una pregunta sin tener que responderla.
-¿Digamos porquè tener que fotografìar el aire?-
Ser prehistòrico como el pubis que ahora toco en la astromelia.
Ser prehispànico.

Completar la fantasìa de un ente dogmatico en mi pecho
adormeciendo el corazòn. Y dado que estàn los silbidos 
y la realidad, mi corazòn no tiene derecho a
adormecerce ante los aires o brisa,
puedo adormecerme tambièn 
ante una historia de entrañas
-sòlo ante ello- empezando a develar
su carne; adoradora sinuosa de la brisa y el aire
al fotografiarlas infinitamente entre la
realidad.








El Corazòn de Petròleo






Somos irreconocibles entre los fragmentos.

Entre horarios estrùcturales de dispersiòn
dejàmos uno que pudiera ser el nuestro.

Colocamos el sol dentro de un pàjaro pero
eso no tenìa significado.

Asedìamos gargolas en horas de nictalopes
y zafiros.

Llegàmos al cuarzo con la flora de una 
expediciòn que aùn permanece en las bengalas
con una abstracciòn completa de
los cisnes; nuclear dicho sea 
de paso.

Lo ùltimo parecìa tambièn estructural, semejante
a todo abrevadero. A mitad de un torbellino.

Los abrevadores caminan por la noche calzando
boinas.

Despiden las leguas y tecnicismos, llenan
de cartas los latrocinios.

Un abrevadero puede ser un pulgar.

Una cebra que muta en el interior del lago.

La lengua del àrbol inventada por una raìz.

Quisiera quedarme en una raìz como el lenguaje
de lo imposible.

Desearìa preguntar en lo imposible por una
caracteristica, una de sintesis y circunvalaciones,
una llena de globulos como la sangre.

Somos irreconocibles entre los fragmentos.

Todo fragmento en cualquier parte del universo
se reconoce como parte y todo.

Entre nosotros jamàs sucede ello.

Y no sucede porque nuestro corazòn de 
pantera es tambièn de petròleo.





Azul






Tenìamos un silencio que era un casco.
Tambièn poseìamos un edificio que dormìa entre la 
cultura que separa el dìa de la noche; estaba compuesta por
el atardecer y en ella develabanse mitologìas.
Las conocimos por historias de azucar.
Supimos de ellas por patriarcas
que unen territorios por la noche bajo el azul.
-bajo ese azul no hay oceanos ni horizontes ni cielos-
Todo no es màs que un color.
Uno compuesto de virgenes porque es invisible.
Embalsamado por liebres que no viajan demasiado.
Dinosaurio de tactos celestes en el atardecer
escondidos en alguno de los cirros.
Composiciòn del universo cuando debe transformarse
en mundo.
Y deja lo astral en el hemisferio.
La pregunta es: Què hubiera sucedido si tanto el azul como
lo astral hubieran caido con el universo
a nosotros.