domingo, 31 de diciembre de 2017

El Viento Luce Como una Llama






El viento luce como una llama.
En la orilla varado hay un navìo, uniforme aùn.
El silencio es una voz amarilla que
llega de las lamparas.

Junto a una duna se forma un hemisferio
de escarcha.

Ciertos rituales avanzan entre cadenas de fiebre,
debajo de ellas el desembarco pertenece a los
estallidos.

Las serpientes devoran ivertidos monòlogos y en las
melenas de un farol descansa una etica.

Separa para poder ser ondeado el espejo esa cavidad
en el sueño que proviene de la espuma.

Separa y ondea el menguante sobre una celula
de vinilo.

En la arcilla son creadas tijeras marrones. Ello se
debe a que un dìa sus cortes tendràn que avanzar entre
semidioses.

Las estirpes. La existencia. Ambas en conjunto son
como un pròlogo que maneja estadisticas.

Atavicos destellos con fantasmas desfigurandose en
los alfileres.

Igual que oriundos fragmentos de relampagos que
se arrastran a la deriva entre las olas.








sábado, 30 de diciembre de 2017

El Roce






La gota de aire duerme sobre el pàjaro.
-en una de sus alas-
La otra es amarilla y tiene el olor de la luna.
La silueta de aquel ave es sexual como una ventana
de iridio.

El idilio en ella proviene de un margen.
De una corola que aprendiò a describir el paraje donde
las estrellas creaban avenidas.
esquinas de alambre.

Mundos donde las palabras rotan entre frecuencias
de nieve asilan un parpado.
Un color decimal.
Una equidistancia que asciende por artropodos
y naves incrustadas en los tallos.
En las ramas.
En los nidos donde donde la espuma de una ola
aletea.

- o es la saliva de algùn oceano en la boca que no
conozco-

Dìas individuales de humo despiden una cascara.
La orgìa de un velero en un cirio.
El manto desfigurado de un conocimiento que excava
en las uñas.

En esa libertad con que una idolatrìa oprime
sus cabellos.

Y un jaguar entre la arena

un indòmito y esquivo jaguar la roza.







viernes, 29 de diciembre de 2017

Llegada a la Iridiscencia






El lance.
La llegada a la iridiscencia en epocas de vapor
en que el papel irradiaba formas boreales
al raspar el fuego. Misticos
paraderos.

Y sobre el adviento un conjunto.
Una primavera de nucleos afilados por un 
cuento democratico. Neoliberal dicen las cosas.
Los objetos que caminan por las calles.
Los niños que empiezan a formar hordas de
manera incandescente y amarilla.

-ello en edades tan lejanas-

El lance.
El carbòn y el hangar en las sienes
de un pàjaro.
La intensidad en forma de estrella repitiendo
los dones de una energìa que entre radios y coherencias
muerde el absoluto.

Y el agua que afina en las olas
su propio reventar sobre la 
orilla

convertida en ola.






jueves, 28 de diciembre de 2017

Algunas Cosas






Algunas cosas dejan su nombre al lado de una raìz
y luego lo abandonan al destino de la tierra.

Otras se encuentran en la memoria esperando por
la noche el recuerdo que las evoque.


Se hallan aquellas que nos transmiten la sensaciòn de
estar siempre en un puerto y esta realidad 
fuera sòlo la extensiòn del oceano. Quizà la sombra
del mar.

Algunas cosas estàn dentro de nosotros como una
lejana memoria suspendiendose un segundo en los àrboles
para conocer a los pàjaros.

Sòlo un segundo.

Otras se encuentran en la memoria.

Y tienen que enfrentarse a lo divino.

Para llegar a lo sagrado.








sábado, 23 de diciembre de 2017

Alrededor de una Fogata





No todo lo posiblemente hialino
escribiendo en una fisica donde se derrama
la oscuridad de una grieta.

Tampoco el cirio en espiral o una metrópolí de lobos
azules lamiendo el hollín en su piel.

-ello después de charlar alrededor de una fogata-

En los espejos llenos de tradiciones que no surgen de
la hierba. En las veteranas astrofísicas donde el
mundo vuelve a cotejar en la orilla
una que otra idolatría.

Una que otra luz.
Uno que otro bozal contiguo a los racimos.
Una que otra invisibilidad con relampagos y yelmos.

Entre estrofas que se apostan en la arcilla
sin ningún vilo de penumbra y toman astillas del crepúsculo.

Uno que otro asidero cubierto de placton
en el cual son cegados los hipopotamos.

O la extraña realidad de un hipotalamo que en este
instante cruza la escarcha atrayendo mi atención.

Y entonces debo volver a los molinos que no figuran en
este texto.

Yo debo volver a mis entrañas de las cuales no
he hablando.

Es lo único con lo cual vuelvo a sostener
que no todo lo posiblemente hialino escribe en
una física

donde se derrama la oscuridad de una grieta.







Los Atàvicos Paraìsos




El mar junto a una vispera.
O un circulo de politicos que piensan en una
manzana.
En un embotellamiento de analistas.
En una frontera que es observada por los astros
al multiplicarse.
Al calar telescopios.
Al sembrar miscelaneas en las sienes de un
fasciculo. De una membrana.
De una condiciòn que por naturaleza disemina
el silencio en una cascara.

En las corolas alimentadas por andanadas.
Por circulos encerrados entre esponjas
mientras se ciñe a la cupula un 
radio.
Un perimetro.
esa circunferencia donde se humedecen los
objetos hasta la llegada del verano
mientras a lo lejos
-en la distancia- el acontecimiento de un naipe
transfigura a un cometa.
A una llegada al conocimiento.
A un calar entre esa poesìa que destila o 
deforma entre
miticas abominaciones
esa historia en un color indeterminado
de hollìn en el pecho.
En el corazòn.

Sobre indomables desiertos de industrias
los peces tiñen inutiles veleros
con sobrenombres
y en la mistica de un àrbol con relieves
aquello denominado por la creaciòn en un ascua
recopila piràmides

copulas de prismas en el interior de una cebolla.

Bajo un invierno con reminiscencias
de atavicos paraisos.

Donde el polen alimenta de noche a los
demonios.











Sòlo por los Pàjaros





El viento apodictico.
Por momentos sudamericano.
Desertando en cada efigie.
En cada lunar.
En toda brùjula llenando de crestas la tierra.
En cada intuiciòn.
En todo minarete que la espuma coloca
sobre los plasticos del mundo
justo donde el nacimiento de una mandibula
pertenece a una horda o 
una planicie.
A un eslabòn donde las ballenas
recogen una multa.
Un tramite crediticio.
Una cola de ambar con cicatrices de hierba.

El viento metàlico.
Inspirador de inmensas bacilicas.
Conjuntamente en las bandadas con especies
de materiales azules que no siempre
llegan de la brisa.
Que riela intensamente.
Asistiendo a esas monedas que se apoderan
de las cruces.
Limitando al sur con granjas y multitudes.
Con escencias de nucas y 
poliedros 
que ejercen sobre la niebla
infinitos recogimientos de astral esoterismo
donde las nutrias regulan el
paso de la lluvia y 
las alturas.
Los asteriscos.
Los triàngulos.
Los vortices que naufragan
entre indices de polen.

El viento que incrustanse
en cada relaciòn de la arena con una boya.
En cada flor automàtico.
En un individuo que se peina debajo de
una anatema
con un pedazo de cera programada
para escoltar una ilusiòn de cera.
O un hilo de carbòn.
Con si talòn de madera que crece
entre las bocinas 
igual que un insomnio de luz.

En el cual el brillo es devorado 
por los pàjaros.








viernes, 22 de diciembre de 2017

Las Melenas de los Leones





En todas las hojas estàn los cabellos.
Forman melenas al final del mundo esperando
a los leones.

En todas las hojas.
En los capitulos que el agua toma de un diluvio.
En los ancestros oceanicos y puros que hay en un tallo
mientras los pètalos encienden un no sè què
de aparejos y velamenes
en sus coronas.

En todas las hojas se encuentran dinosaurios.
Sus veranos de sueño incursionando en las quemaduras de
los otoños, mientras las llamas encuentran un camino
hacia el sol que sea màs consistente de aquel
que las convierte en cenizas. Que no 
las mantiene mucho tiempo sobre la tierra.
Exactamente en las antorchas.
En las fogatas.
En los ruidos del carbòn cuando empuja hacia las
crestas algùn sueño.

En las sinagogas que encierran en un parque
esos racimos que solamente encontramos entre la locura.
Entre aniversarios de escamas que no necesariamente provienen
del oceano, pero cultivan su corazòn en aquello 
que queda de la sangre en una paràbola.
En un hilo que antecede a un bosque.
A un contenedor.
A la cola donde un satèlite despide una araña.

O un àrbol con muchos zoològicos en sus hojas.
Allì puedes elegir.
Tomar una hiena o una lechuza con color de mantequilla
en sus ojos.
Con rasgos de granizo o piel.

Pero eso no es necesario.

Tù sabes que en todas las hojas se encuentran los
cabellos.

Forman melenas porque al final del mundo sòlo
las esperan los leones.








Radiaciòn Cartesiana






En el tacto amarillo de las sienes cuando los buques
emigran a lo lejos entre los sonidos de una
lampara marina. En las axilas doradas de esas 
lamparas.

En la hoguera donde un cuchillo es iluminado 

por la nieve.

En las estrellas cuyo ùnico destino es llegar
a una supernova. Eso es inevitable.

A una constelaciòn de aceite en algùn hemisferio.
Las hay.

Cuando los inedito rasga un centro de piel
en la arena. Un centro donde los contornos escarban
por la noche sus propias mitologìas.

En las rafagas que despeinan la aurora con
un trazo de vidrio. De iones religiosos.
De santuarios semejantes a los que encierra un 
espejo debajo de sus hojas.

En el destello que asciende amarillo por la ventana
anunciando el ocaso. No sè si la vida de los dioses en ello.
Hay tanto de tragico y mortal en los crepùsculos.
Pocas iguanas pueden separar la vida de esos dioses 
de lo divino allì.

Y todo dios es tragico y mortal.
Lleno de inspiraciòn, Euclidiano.
Cartesiano segùn la radiaciòn de un pan en 
la mesa.

De un ser sediento y radiante en el alba
arrancando industrias de platino a lo luminoso.
A los filos de los rangos.

A esa estetica que toca el papel simplemente porque
es el ùnico lugar 

el ilimitado lugar

donde se convertirà en metafìsica.







miércoles, 20 de diciembre de 2017

El Arbol que Camina por la Orilla





A esta hora hay un àrbol que camina por la orilla.
Tambièn un astro abandonado sobre la playa pronunciando
las palabras que los dioses
incrustaron en su silueta. Esos dioses
provenìan de la infancia. Tanto dioses como astros sòlo buscan
alejarse de ellas. Eso es inutil.
Las palabras son màgicos demonios que vuelven.
Espìritus inhospitos que regresan.

Los barcos se arrastran por primera vez entre los eslabones.
Un cocodrilo asciende al diario de un emperdible en la boca.
En los troqueles.
En el mito que conoce sus revelaciones sòlo para
desvanecerse.

Para arrancar una aguja de la oscuridad.
De la intensidad.
De los escalofrìos con los que conocemos a veces la razòn
o no de estar aquì.
Y de buscar con ellos los equilibrios que anhelamos en 
otras raices, allì donde la tierra
se despliega encerrada en si misma como una andanada.
Llena de lucidas intemperies.

En un mundo donde el sueño para mostrarse nunca
toma las figuras de su propia existencia.

Y elige aquellas que pertenecen a la realidad.









domingo, 17 de diciembre de 2017

El Invisible Plastico





Ya en otras ocasiones las raices se han elevado a
las superficies de la tierra.
No es una teorìa que sòlo provenga de dios.

El roce del mar es un extraño soplo que determina
el tiempo en esta orilla.
Mi vida llena de brùjulas en una ciudad de arena.
Tambièn de amapolas.
De noèticos vidrios detràs de las pustulas.

Ya antes he preguntado por la existencia en los relojes.
En los triàngulos. En los paramèdicos.
En esa modernidad de medioevo que llevamos en cada
relieve. Muy cerca de otros nucleos.

En ese cuerpo buscando el entendimiento en la sal
de la boca, cuando algo inusual es crucificado en ella hasta
el encuentro con las palabras de una lechuza.
De una pantera inmaterial.
De un bozal que gira como la sangre en las venas.

Entre primitivos carbones un espejo de brea luce
aniversarios de espinas.

Academias de barro escoltan tus legañas.
Sobre ellas hay un formato donde una mitografìa
presenta sus escalofrìos.

Su hermètico acento de fiebre.

Oscilando en todos los ladridos como un invisible plastico.






Plano de Yodo




Regreso a una idea
con una historia de carne siempre
adornada de circulos.

Como una promesa que alcanza
una nube por la noche
mientras las cascaras de las estrellas
rielan, mientras la luz
se desvanace entre la oscuridad 
igual que un himno ancestral en la 
memoria.

Como un poema que toca la luna.
Igual que otro que se alimenta de algas
y celebra la partida del sol
de un nihilismo. Digo uno. Nada màs
que uno encerrado en una
botella. En un plano
de yodo.

Entre edificios y circuitos que dan pie
a la hojarasca.
En las superficies de una plasma
con orificios de nieve.
En la metafora que se pudre entre
niveles orficos.

Oscilando entre envergaduras.
Tomando los fantasmas que yerran
detràs de los travesaños
como inmaculadas termitas 
alimentandose
de las gruas y porque no los sesos.

De los viandantes.
De los colores que forman sus pumas
debajo de las linternas.

En un universo fosforescente y macabro
como la encìa de una alquimia
o los ciegos pronosticos
de las axilas.

En los peciolos que emergen
de las venas diseminando pàjaros entre los
demonios y el placton de una
hoguera.

Buscando desesperada e inutilmente
su lugar en el agua.







sábado, 16 de diciembre de 2017

Idea Material





Una idea del agua. Material en las grietas de
esta noche.
Llena de menguantes y protocolos.
Tambièn de pergaminos.
Sobre una ventana sucia el nombre de un ala.
De un universo que vuelve a llenar la brisa
de legañas.
De prismas.
De contornos y decimales llenando un
espejo de animales vacìos.
De una especie de caos que tuvo en las naranjas
el color amarillo sus cascaras.
De un sitio de carbòn.
De un lenguaje donde el pez situa en el halo
a una araña sin dejar de lado
un vestigio o
una flota de rectangulos.
De jardines donde la resaca es posible como
un movimiento.
Como una escama que proyecta entre el
hemisferio sus acentos
sus rigores
el aluminio y la vida del mar llena de precipicios.
De acantilados colmados por ojeras.
Por luces ebrias destilando
entre los secretos de la nieve, aluminios.

Una idea del agua.
Una de la conmociòn y la fiebre con escoltas
de espuma y direcciones
de arcilla que toman lo boreal de
nuestras palabras.

Lo boreal porque sòlo entre ello
alcanzaràn sus gritos.








viernes, 15 de diciembre de 2017

Poema





Leer tiene un cuerpo.
Un pubis lleno de caracterìsticas donde hay una identidad
y una catedra.
Un recinto allende a algo semejante a los dioses,
a sus profesiones.
A sus volcanes.
Quizà a sus profecìas.

A la estructura del mundo cuando empieza a vivir
en una composiciòn.
Esos poetas expertos en ello lo saben.

Los poetas y tambièn los higos.
La trascendencia de parte del agua mientras la velocidad
pertenece a la luna
y èsta avanza entre la ciudad olvidando ceremonias
y buitres.
Por voragines y casos de leyendas invadidas de
caspas y plagas de orina.

Leer tiene una vida.
Una caminata cada dìa en busca de sus propios esquimales.
Hablo de aquellos que sin darnos cuenta tomaron
las piràmides antes que la lluvia
y guiados por el insomnio las convirtieron en 
prismas.

Y todo en esa vida està lleno de hojas.
De hipodromos y puertos donde los barcos se transformaron
en muelles de sepia para viajar por los ojos.
Para convertirse en el enigma de una
mirada.

Entre otras historias de hombres y pelicanos.

Incrustadas en misteriosas pàginas y eclipses
para siempre.














Disputa del Oxigeno




El espacio encuentra su actitud.
Los helices donde lo hace son reciprocas.
Podrìa hablarse con ello de opuestos, pero hay algo màs
en esa actitud. Algo ligado a los contrastes.
Entonces los opuestos conocen que no se habla de
su corazòn.
De sus àrboles.
De sus quimioterapias.

La palabra juega entre la linea como un hombre en sueños.
Los pàjaros meditan en las circuncisiones.
Junto al aceite un cometa recuerda algùn otoño.
El cometa se prepara entre la subversiòn.
La subversiòn es el ùnico animal que lo sostiene.

El espacio.
El cual en apariencia ha llegado a una actitud.
Sus legañas que deberìan encontrase en los ojos descansan
en el pecho evocando anatomìas.
Indicios industriales.
Cuervos marcadamente siderurgicos.
Digo marcadamente porque sè que un dìa debe ser 
olvidado.

Y entonces pienso.
Por un instante pienso en las manzanas que preceden
a esta calle.
En la ideologìa que tendrè que buscar para llegar
a ellas.
En los vaticinios donde tiritan los preludios.

Un espìritu de aquello que conozco como realidad.

Sin otra posibilidad que esas donde son alimentadas
por las raices.

Todas disputando el oxigeno al presagio.






La Experiencia de los Idolos





Cuando los pàjaros ven el agua por primera vez.
Cuando el mundo tiene un color amarillo que recorre en principio
las playas.
Cuando ese descubrimiento es todo lo que cifran o
develan en sus alas.
Mientras tales alas llegan al conocimiento y transformarse
en pliegues.
En recorridos que algùn dìa llegaràn a la sal.
A los murcielagos que duermen sobre algùn desierto.
A las escamas.

Cuando las escamas avanzan entre teorìas que muerden
una efigie por la noche.
Y las sintesis recogen los ùnicos peciolos del enjambre.
De la via-lactea en el racimo.
En los prefijos con que suponemos la palabra elefante.
El cuento subliminal de la uva.

En las condiciones del aire para convertirse en hidrògeno.
En el viento alimentado de puas y novedades ardientes
en los flancos de los monopolios.

Cuando nos relacionamos con el humo de manera inequivoca
como lo hacen los fractales con el fin de las cosas, es 
decir ese espacio ùltimo donde hay un principio.

Cuando el manantial lleva equinoccios y los nombres
alojan perennes y sagradas astronomìas en un vaso.

En un mundo de cartilagos donde los pumas
escribend e equilateros por la tarde junto a una que otra
geometrìa.

Entre idolos que llevan la experiencia del uno.

Idolos que como unica diferencia llevan

la forma con que duermen en las cosas.










martes, 12 de diciembre de 2017

El Fervoroso Anhelo




Desde epocas de leviatanes hay animales enfàticos.
Ciudades de brea que alcanzan en el trafico una disciplina.
Todos sabemos que es una disciplina basada en
contenidos de encìas.

Todos sabemos y a veces no de donde proviene una idea.
Hay animales que lo ignoran totalmente para convertirse
en racimos. Esa ignorancia es la condiciòn.

Desde epocas de leviatanes las cigarras siguen a un
pelicano sòlo por la noche y el devenir es un salario donde
las monedas se amotinan en las manos de los hombres.
Tambièn lo hace el hombre.

Tambièn el rigor de un ala con escoltas de vidrio en los tallos.
Allì donde la clorofila enferma.
Donde los adioses tocan desesperadamente los semàforos
y las bocinas ensortijan en una cuchara sus
ejemplos.

Sus dìas ardientes que llegan tambièn desde el aura.

Con esa naturaleza donde su espìritu anhela
fervorosamente el eter.









Astronomìa





Creo haber seguido al viento durante edades de fiebre.
Durante ese apogeo que perteneciò a los mentones con
una manzana amarilla. De esa manzana emanaban 
pàginas y pliegues.

Creo que en ese tiempo las ciudades estàban llenas 
de pintas y leones.

No hay un leòn que no haya llevado un cuchillo en su boca.
No hay uno que haya tocado millones de veces 
una misma puerta.

No existe uno solo que imite el desamparo o la intemperie
mientras las palabras cruzan tales ciudades con ellos
e intentan edificar con su lenguaje algo sobre lo
determinado como vida. 

-tiene que ser sobre la vida màs que la existencia-

Es lo ùnico que hacen las palabras cuando descienden
de un leòn.
Tales palabras tarde o temprano regresan a sus
alfabetos con una moneda en sus labios.
Nadie conoce el sentido de esa moneda en la boca.

Algunas veces tomè la luz de una sombra lo cual es
siempre un error. Por alguna razòn la luz se encuentra 
varada entre las sombras. Por alguna razòn
alguna vez en nuestras vidas podemos mirarla.
Nada màs.

Creo haber seguido a la espuma.
A la conclusiòn que no siempre llega de la lògica,
tambièn lo hace de la sangre.
Del caos agitandose en una lechuza que corta un mundo de
limones.
En una regiòn donde las astronomìas desfiguran los
horizontes.

Màs no los astros -que casi tocando la locura- se dan
cita entre ellas.







Llegada al Abismo






El lirio en el espìritu de una mañana es
aùn un tejido.
Por momentos un extraño contraste.
Un relàmpago que duerme.
Un carbòn que roza la etica de una mandibula.
De un sol sobre el polvo desgarrando celulas.
El sur de los periodicos.
Tambièn de los estambres.
De uno que otro desencanto.

El lirio errante igual a un hombre que traza
eslabones en su memoria. La mayorìa buscarà
sus interrogantes en las mejillas. En los
teatros de un parpado emparentado a una respuesta.
A un moneda transparente en el pico de 
un cisne.

Diarios y protocolos en un farol creado de
noche por el aluminio.

Nombres de leche borrandose en las sombras
de una estrella. En el punto donde esa estrella vira.
En los flancos donde se diluye para alguna
vez convertirse en cometa.
En un extraño bolido.

Que con suerte o no descubrirà que la gravedad
de la tierra

es sòlo el significado de la llegada a un abismo.










lunes, 11 de diciembre de 2017

Alegorìa





Hoy salì apenas clareò de la casa que habito.
El demonio que por lo general llega a cierta hora en ella
hoy lo hizo màs temprano.

Poseo una extraña relaciòn con tal demonio.
En ocasiones hablamos. Incluso creo que hemos compartido
inevitablemente algunas cosas. Tratamos en lo mìnimo
de cruzarnos precisamente por ello.

Lo cierto es que hoy el demonio llegò muy temprano
a esta casa y escupìa. Los demonios no escupen màs que 
acido. Nadie en este mundo podrìa sostener un diàlogo
con el mismo cuando sus palabras tienen
envolturas de acido.

Por lo demàs en la habitaciòn y en la contigua algunas
cosas trotaban.

El ser con el cual hablaba en el amanecer en un sueño
era ya de harina.

El conjunto de legañas con las cuales incursionè en 
el carbòn meditaban en los cursos ahora.
En los heliotropos.

Los tejidos que muerden por la noche una encìa
eran tejidos-constelaciones que descendìan de los cometas.

El mundo en esta casa que habito no habìa cambiado.
Sus volumenes eran los mismos.

Hoy salì temprano de esta casa que habito.

Los pàjaros aùn se encontraban dormidos en las ramas de
los parques.

El mito que por lo general es el espìritu de un ritual
habìa dejado de sostenerse en las cosas. Por lo tanto no
habìa ningun ritual en ellas.

El demonio con el cual habìa colisionado en un mundo
que no era de àrboles y que pertenecìa a la
casa donde vivo.

Los habìa devorado todos.









Ese Hombre Sentado Sobre la Luna





Un hombre se encuentra sentado sobre la luna.
Todos sus pensamientos sin excepciòn son amarillos.

Desde la tierra otro hombre lo mira y piensa que ello
es imposible. Que eso es sòlo producto de
su imaginaciòn.

Sin embargo aquel hombre està allì. Igual que
una aguja infinita.

Con eso podrìa terminar todo, pero no.

Desde la tierra el hombre que lo mira supone que
ese hombre conoce otros astros.
Estima incluso que ha visto otras bandadas
de pàjaros en el cielo. Por un instante no sabe si debe
decir cielo o infinito.

El hombre sobre la luna tambièn lo mira.
Y mira a su alrededor. Todo alrededor es un confìn
de calles llenas de opuestos.
A veces de cosas hialinas que agonizan reciprocas
con un buho en la sangre.

A veces se dicen palabras.
La mayorìa han sido extraidas de sus monòlogos
con extraños cuchillos. La mayorìa proceden
del fìn màs que del principio.

Un hombre està sentado sobre la luna.
Otro desde la tierra lo observa.
El primero no sabe còmo ha llegado allì.
El segundo cree que ello es imposible, igual
que una aguja infinita.

Pèro tù y yo que no somos ajenos a todo ello sabemos
que es imposible.



jueves, 7 de diciembre de 2017

El Cometa Varado





La existencia crece en una calle donde las bocinas
hunden el silencio en el ruido. 

La ciudad deja de ser esotèrica.
Sus lupas recogen circulos incandescentes de los prismas.

Tambièn se encuentran las silabas de los pàjaros que se
unen creando el verbo. No sè si anclarà en
las manadas del eter.

Profanos epilogos en el espìritu de un nucleo
con bacilicas donde es proyectada la vida de un parpado.
El tejido de una andanada.

Nucleos de azufre en el viento que trazan lineas
o cucharas.

Planteamientos de sal entre los abalorios con un mentòn
donde los siglos empiezan.

Donde los vidrios escalan entre peregrinajes semejantes
a encabezados de espumas con maravillosas trayectorias de 
humo.

Solidos de cera con crestas cientìficas alojadas en el
vuelo de una lechuza.

Una que empuja la sintesis de un sueño.

Hacia el prodigio de una mañana entre la realidad.

Trazando el pulso de un cometa varado
en las legañas.











Cuando una Palabra Empina





No todos los àrboles poseen incrustaciones.
Algunos descienden de las bahìas portadores de extraños ecos
en sus troncos.

No todos alcanzan la arena vestidos de nueces ni se 
multiplican en las corolas. Algunos toman en la aurora eventos
marinos en sus ramas. Indòmitas curvas de celajes.

Viven en la memoria renovando dijes de cigarras amarillas.
Se esconden en las manzanas despuès de rozar un 
piano por la noche, entre mitologìas donde agitan
el prodigio los peces y alguna vez
los monòlogos.

La mayorìa duerme entre escarchas donde la libertad es una
nociòn del crepùsculo. Un acantilado de puros decimales.

De vertientes que dejan de empinar sus palabras para no 
llegar a la duda y quedarse entre verdades de nieve.

No todos los àrboles con fragmentos de sabias primaveras
que llevan la inversa de los colores. El silencio
de un mentòn donde se hunden los prismaticos y lucen
las antinomias doradas calaveras.

No todos. Las voces se incendian en un candado
y en las prendas de un fusil hay un onomàstico que sueña
con los ineditos buhos que sangran.

Circuitos de anis llevando contenidos de fractales
en lo profundo de las islas.

Espejos con rituales de moscas en las trasciendas de las
plazas donde empujan aùn las puertas de un otoño las hormigas.
Esas que crecieron entre laminas. Las que se alimentaron
sòlo de carbones en las calles.

Y se encaminan cada mañana a los astros que cuelgan
transparentes en las arterias del cielo.

Llevando màstiles infinitos en sus bocas.







miércoles, 6 de diciembre de 2017

Principio Azul y Dialèctico






Lo invisible se multiplica en la lluvia junto a los leones.
El diario de una hoja representa un microcosmos anhelando
en los destellos.
Temporadas de celulas se hunden entre la hierba y en un invierno
de sal la escritura se aleja de aquello que denominase
prodigio. Surge un vòrtice.

La piel se oprime a los huesos para cubrir su existencia en el espacio.
De esa manera lo harà tambièn ante el tiempo.

Los carbones son como equilateros ahora. Lumenes que
surgen de las silabas de un jabalì.

La inspiraciòn busca un principio azul y dialèctico.
El pàjaro-luna busca en su frente fragmentos de sirtes.
La inspiraciòn es una hormiga devorada por el sol durante el dìa
en el cual el ser muestra equipajes. Esa continuidad
por la que desciende con un adorno.
Con una extraña coreografìa de sangre en los labios, eso
sucederà siempre porque asi nace una palabra.

Los barcos forman capitulos.
Selvas cubriendo habitaciones de lamparas.
El eter es una respuesta con adoquines y menguantes
en una corola.
Un concepto sujeta los astros ahora. Esa es toda la
sabidurìa que tenemos.

Y vive nada màs un instante.

Por la noche.

Cuando algo desde el interior de nuestra mirada eleva
la misma hacia el cielo.








Estètica




La estètica camina por la arena.
Desde hace dìas el viento sopla en su rostro.

A veces lo hace la brisa, pero la brisa por lo general se 
encuentra empeñada en otras cosas. Arrastrar una moneda
de una duna por ejemplo. 

La estètica se sienta en la orilla para percibir las
astillas del agua cuando revienta una ola.

Cuando la arena humeda levanta una cruz o edifica
los origenes de un filamento azulado a lo lejos.
Desde este lugar tiene un ùnico nombre.
Se llama superficie.

La estètica posee un dado en las manos.
No es su ùnica religiòn.
No los arroja a los medanos cuando sigue a los camellos
o sabe que es hora de alimentarse de las algas.
De los vaticinios.
De los preludios que sueñan en un puerto.

Entre asteriscos cuya inspiraciòn data de un tiempo en
que los muelles mordìan poliedros, surge un lobo.

Lleva el biotipo del dequeismo.
Algo opuesto a las mejillas en sus helices 
es una de sus caracteristicas.

La estètica camina por la arena.
Hace siglos los dragones escribieron a su lado e
incluso regaron harina sobre sus pergaminos.

Roces que el ambar descifrò cada noche
porque escoltaban minaretes.

Cada uno era una brùjula.










Nuestra Propia Sombra





El fruto se encuentra sobre una pieza de agua.
Una que pertenece a un rompecabezas que en conjunto
forma una laguna.

Pareciera que en la orilla donde duermen los hombres
terminara. En realidad allì empieza otro.

La ilusiòn arrastra su barco de humo en los ojos.
de un niño. En una de sus manos duerme o sueña un 
pelìcano. Todo esto acontece en una orilla.
Es una manifestaciòn.
El arco de un ministerio. La hoja donde el juego
empieza extendiendo un limite.
El seno de una frontera.
El signo en el pubis.

El fruto se encuentra sobre una pieza de agua.
Una mirada se encuentra sobre ella,

Una mirada que sòlo puede ser observada por nuestra propia 
sombra.








martes, 5 de diciembre de 2017

Las Ciudades de Aluminio






La constelaciòn sobre la punta del farol.
El mundo con aparejos y velàmenes que todavìa duermen.
El lenguaje que sueña.

En uno de esos sueños una figura.
El deseo patrocinada en la misma por un pèndulo.
Por una abstracciòn de colores desde el
cual un arcoiris emana.
La tarde en los cirros obviamente es policroma.

La constelaciòn porque hay avenidas con àrboles.
Iglesias con vitrales que algun dìa se alimentaran de
dagas y por supuesto el horizonte que de una forma
nos impresiona por la distancua y la cantidad 
de navìos detràs de èl. De rigores.
De panteras.

De yacimientos con travesaños de anilina
y fasciculos de sirtes 
desplazandose entre las empuñaduras.

Laminas mediterraneas en una colonia
de mitones.

Linternas como las que rozan el ministerio
del sufijo. El misterio de la gravedad en una franja
magnetica. 

Conduciendo hacia los manantiales de nuestras
entrañas nada màs que ciudades de aluminio.




La Bicicleta Dorada





La luna va dejando su estela en el hemisferio.
Sobre los ojos de un racimo hay una manada que
canta. Un pedazo de espuma con el que los seres
inventaron alguna vez sus bocinas. Los hologramas 
que habitaron sus reminiscencias.

En un anillo hay una bicicleta dorada que
pertenece al fuego.

La intensidad sueña en los labios con un dirigible
que muerde los astros.

Diarios de sed en un poema se humedecen en
el barro justo en el punto donde crece una mandibula.

Las silabas llegan al recogimiento con un
enhiesto panorama sobre aquello que define lo
inaudito.

Pero. Què es lo inaudito.
Què cosa une lo maravilloso para tocar lo irreconocible
y devolverlo a una orilla de agujas.
A un alfabeto de reflejos.

La luna y su estela.
Subsidiando sombras.
Enquistando en las sienes escalofrìos.
Serpentinas que se descomponen hasta transformarse
en cometas.

Barcos que encallan entre rastrillajes 
entre los relàmpagos
donde basicamente se busca llegar a la luz de un
polinomio.

De uno que solitario cuenta la historia del clima.
Del aceite en las primaveras del caos.

Donde dios llega por la noche a una idea.

Rodeada de jardines de brea.

De pètalos donde se desvanecen insòlitos 
neologismos.












lunes, 4 de diciembre de 2017

El Dìa




El dìa se compone de orgìas.
De un algebra en el sueño que busca en el alba
un corazòn.
Un candelabro.
Una metàfora que posea esa fuerza para decir que
cosa es un pàjaro.
Una manada de sirtes.
Un margen occidental. Un suburbio que a la larga
podrìa ser esotèrico.

Mientras tanto tal suburbio es reciclable.
Porta dijes de anìs.
Veleros que llenan de nucas alguna travesìa.
Alguna expediciòn a los astros.
Asi ese suburbio seguirà siendo a la larga
esotèrico.

No lo veremos porque
està lleno de candados y bujìas.
De bacilicas en el pelo buscando anfiteatros.
Teorìas que llevan una nutria 
como principio.

Teorìas con vastos aprendizajes
en ese poema de zinc desnudandose en el caos.
En las profecìas.

El dìa està hecho de orgìas.
De piscinas que conceptuan el lenguaje de 
los dequeismos.
De los espigones y los elixires
de carne en ellos.
De las nervaduras que este amanecer dejan
ver sus hiperboles.


Es decir un mundo de jinetes sentados en el agua
oprimidos por los brillos del infierno.









sábado, 2 de diciembre de 2017

El Enves de la Cascara





El oceano està compuesto por millones de litros.
No sè si es algo asi como escribir de la fiebre en un aniversario.
O hacerlo de la luz mientras las mejillas son fijadas
en el rostro por el infinito.

La experiencia sigue a una carta de arroz en los peces
y entre la magia multiplican un eco
de eter 
destellos de monopolios transparentes.

Hacia el enves de una cascara dirigese un iòn.

Las estaciones giran de manera particulas en los cometas.
En el rostro del azufre.
En las orbitas con academias de salitre.

Con un atlas de hierba devorando superficies de nieve
asisto a un culto de granizo entre dorados esquimales.

El tejido y la sed opinan sobre los opuestos en ese
culto.

Sobre los àrboles que constituyen la intensidad pero
no siempre.

La noche lo sabe.

Mi corazòn lo sabe.

Hay un buho escalando en todo eslabòn de las cadenas
de hierba.

Y ese fragmento de poesìa es todo lo inevitable.






Aquello que Besa el Precipicio





De acuerdo al horizonte la vida siempre es de los pàjaros.
O empieza en ellos.

Segùn el ambar desconocido de las cosas.

Y la sal en la coronas impregnadas de imagenes donde el
ser se dirige a un crepusculo.

En un crepùsculo dios y su sombra cuentan las cenizas.
Sòlo dios conoce el secreto para que una sombra encuentre
una palabra en las cenizas. Nada màs que èl colisiona 
en ellas.

En las citaras de un parque los sabuesos muerden uvas.

Debajo de los àrboles donde las colillas de cigarros impiden
la entrada a los hormigueros, hay una corola.
Un mandatario de pus.
Un parlamento de constelaciones que llegaron a la abstracciòn
junto a un espejo.

De acuerdo al horizonte o un principio de cachorros
allende a metafìsicas que suspenden escenas de humo.
Escolasticas quimeras con una moneda.
Con un acantilado.

Con un hueso.

O una raìz de sangre que besa el precipicio.






viernes, 1 de diciembre de 2017

Sobre lo Hiàlino






No se sostiene el pàjaro sobre un destello.
Siempre lo hace sobre lo hialino.

Y tampoco ilumina las cosas igual a una mañana en
que los pliegues son de arroz en el sol
y caen sobre la tierra como 
racimos.

No sè sostiene ni toma las paràdojas con
las raices que cubren una mañana el infinito. 
Lo que falta es que la tierra se eleve hacia ese 
cielo. Para respirar en èl.

Ese mundo de raices en el cielo es todo lo que
la mirada de la piel sostiene mientras el viento rasga
un rostro. Colocado en la espuma
por martillos.

Tampoco los jardines llegan con un silencio en
sus ojeras debido a ciertos fenomenos electricos.

Demacrados y puros como la valija de un diente
alrededor del humo, dirigense a a los carbones las
encrucijadas.

La materia que pasa por allì.

Ascendiendo entre pubertades de bronce.

Y caravanas de meteoros.








El Nombre de las Cosas





Igual como corolas que besan la sangre.
En tanto la realidad es inaudita semejante a un pelìcano
de nieve que recorre los sesos.
Un pelìcano que encuentra el diàlogo.
Una ira magnifica.
El violeta de un silencio encallado para siempre
en la arena.

Como una dinastìa coloquial que arroja un plumòn
de nieve a los talones. En los acertijos que esos talones 
incrustan en las calles.

Historias que son conquistadas por planetarios 
de hilo, en los trazos donde viven las sombras de las cosas.

Inexactos parajes donde vibran idolatrìas.
Maleficios de un leòn para cuadernos de madera donde
escupen los truenos. O en el cual los manantiales
agitan sus linternas. Sus ponientes de cera
despiertando en una vereda llena de 
de coeficientes.

Donde evocamos imprescindibles martillos que llevan
en sus picos ciudades de polen.
Conjuntos de nervaduras que llegan a la sal
con un destello occidental en sus formas.

Mediterraneos como una coreografìa que sigue a los
solidos. Que busca cristos entre la porcelena

O principios en un amanecer de siluetas que
empiezan a separar los objetos.

Y asi entre la existencia poder
nombrar las cosas.









jueves, 30 de noviembre de 2017

Las Otras Escamas





Creo que se vive haciendo precisamente lo contrario.
Siempre rodando entre pàjaros y opuestos.

Que la luz es un extraño comentario que proviene
del agua. 

Que en la arena los galgos se alimentan de invisibles
pètalos. A ello se deben sus misteriosos metabolismos.

Creo que el mar es un punto infinito encerrado en
un dirigible que no vemos. Que la composiciòn de la brisa
no es una postrera paràdoja. 

Que el fuego llega de las locomotoras anunciando
insòlitos paises en donde el silencio o la ira de otro lenguaje
espera.

Que el àrbol es un cromosoma.
Que un helice es una celula. Un largo celibato en
un pensamiento que separase de las sienes buscando
su propia corola.

Que el aliento nos separa pero en dìas gelatinosos
semejantes al amor nos une.

Que los himnos son mandibulas que ascienden por
el fuselaje de una nave anhelando el màs ardiente sol.

Creo que un pez es naturalmente dionisiaco.

Lleno de fronteras y limites que existen en el interior
del oceano.

Y sòlo èl puede hablar en ese oceano de otras 
escamas.









El Oceano de Arcilla






La piedra se encuentra rodeada de cabellos.
El limòn sugiere que los abecedarios se encuentran sòlo
en las esquinas. Ebrios de ejercicios y prismas.

Por lo demàs el dìa parece indiferente.
Todo en èl nos observa con extrañeza. Las monedas
han fijado puentes en los cuchillos
y en un abecedario de selva, los nomades manifiestan
que toda escolta precede a un exorcismo.

Los nombres llegan de una dorada hipnosis con la
cual jugaba un niño en uno de sus acentos. El rostro
de aquel niño tenìa un ala roja.

Los bocetos con como epigramas con luces de colores
que sueltan andanadas. En una de esas andanadas
duerme un vilo. Una azotea de plumas.
Un horizonte con barbas donde giraba el desprecio.

La piedra se encuentra rodeada de cabellos pero
si aguardas una noche llegaràs a esa definiciòn
donde se habla de las sombras como si
fueran secretos.

Y volveràs a creer con todo el derecho del universo que
ese oceano que has contemplado desde tu infancia

Aùn es de arcilla.








Sin Embargo





En ese entonces las cenizas tenìan un rostro.
En el mismo se podìa ver aùn el relieve de un 
extraño animal.

Una enciclopedica figura paseaba por los muelles
con la ignorancia de un reloj. Con la belleza de un mitico
fragmento de carne. Uno encerrado en la piel.

En ese entonces porque cuando hablamos de reminiscencias
lo hacemos implicitamente de buhos.
De pàjaros que durante el amanecer no pueden ser celestes
y se conforman con el vaciò absoluto.

Yo no sè sin embargo si el vacìo lo es.


miércoles, 29 de noviembre de 2017

La Estela Frente al Corazòn





Cualquiera llega a una letra. La misma anida 
otra para ser llamada silaba. La sìlaba hace lo mismo.
Entonces empieza a moverse entre sus propios universos.
Los hemisferios frente a ellas ahora
conjuran palabras.

Toda palabra es un dios solitario.

Un viento azul de estadisticas reciprocas.

Un lobo sin manada.

Extraño origen en ello. Como el de cierta revoluciòn 
que se extingue en nuestras manos con una textura de nihilismo.

Como un dirigible de carbòn que ha visto las orbitas de
los cometas. 

Igual a una astronomìa que toma sòlo las corolas
de los pàjaros. El humo de las ciruelas a lo lejos. Granizando.
Siempre granizando. Oliendo el polen que en esta
primavera evolucionò hacia el trigo.

Fechas de algodòn en un edificio que recorre cicatrices.
Historias de plasma en una citara con ineditos bozales
en los suburbios.

Revistas que hoy reclaman siluetas de liendres
en una alambrada. Una alambrada donde los peces llevan
insòlitos tejidos de jabòn.
Idolos de pubis.

Enigmas de hierba en las pupilas con inciertos abecedarios.
Caminatas hacia una ojera de la tarde donde
el poniente coloca en nuestro corazòn una estela sin
decirnos el lugar en donde el camino de esa estela
empieza.

Y nosotros sobre la sombra de un àrbol la ignoramos.

Como si no hubiera sido suficiente el vivir toda nuestra existencia
alejados de ella.













Noticias del Desierto





Entre las cascaras hay un heliotropo.
Es uno que ha fundado el cosmos segùn las serpientes.
La tarde es antigua y policroma como una llama.

En los bocetos de sepia los espejismos llegaràn
al hollìn con una lengua de barro.

En los àngulos de este periodico una mosca dejarà
su excremento. 

Esa mosca jamàs leerà una noticia.
El anuncio de la llegada de un barco al desierto por ejemplo.
Creo que es la que destaca entre todas.
Supongo que nadie podrìa asumir la imagen de un barco
que ancla en el desierto.
Y si fuera asi.
A dònde irìa esa tripulaciòn.
Què cosas buscarìa en la arena.

Es una noticia que no todo el mundo asumirà.
Que descansarà entre la realidad sòlo el tiempo en que
viva como una ilusiòn.

Colgada entre escoltas de arena en los mèdanos
que màs tarde se multiplicaràn.

Se haràn quizà misterioros.

Como un templo o una cuchara.

Como un rostro de aluminio abriendose paso
entre falanges.





Llegada al Sonido





Han pasado algunos segundos desde que la palabra
rompiò el silencio y bajo la luna se convirtiò en sonido.

Era un sonido que en principio recorrìa la carne.

Luego tomò el sendero que alguna vez un espectro.
Asi llegò a las ciudades.

Entre las ciudades se despliegan volumenes.
Cuerpos constituidos por mandibulas.
Perimetros toraxixos de tijeras.

Entre las ciudades con un solo tallo.
Con el recorrido de la ilusiòn cuando incrusta sus
estacas entre la realidad y la idea es igual a un cometa
que se golpea con las cenizas.

Que muestra el nombre de las proporciones.
Que muerde todo aquello que llamamos corolas en
el mundo.

-las corolas no estàn sòlo entre las flores-

Que dan una interpretaciòn al mundo desde que este
se arrastraba entre algo arcano.

Con dinosaurios desnudos.

Colocando una ecuaciòn en la saliva.

Uno de sus gritos en nuestra boca en el instante
mismo que una palabra quebraba el silencio y bajo la luna 
alcanzaba el sonido.












martes, 28 de noviembre de 2017

Nacimiento de la Locura





Despuès de todo la levedad sigue al verbo.
A un diario de goma en ingles.
A la constituciòn de un velero que se ciñe o
simplemente evacua brujulas de los 
cisnes.

Despuès de todo cada simulacro en el misterio 
para aquellos que duermen sobre reinos de plastilina,
rodeados de anfiteatros.

Astillas de humo donde un mar encerrado
tipifica el olor de las focas.

El universo como una ilusiòn o una realidad que
empuja los relojes en una mañana hacia las mandibulas.

Entre jirones de lluvia el barro toma lo
policromo en una acustica pergola donde se incrustan
en la aurora las estrellas.

Los circulos de anis.

La representaciòn del perfume de una borda.

En un reflejo que manifiesta un indicio del bosque
màs lejano. En el mismo representan los muercielagos
locomotoras de insomnio.

Tejidos por donde camina un angel evaporando
trazos.

Y diciendole a las galaxias que allì en los puntos 
de esos trazos que no pertenecen a nadie naciò la locura.






Desde Ningùn Mundo





El viò el mundo en cualquier ciruela.
En cualquier bacìlica. Ese entonces el mundo
estaba tambièn hecho de hordas.

Tù preguntaràs cùal es la diferencia con èste que
se mueve en el presente. La diferencia es que hoy por la
luz ascienden manadas.

En una manada hay puntos de nieve.
Brillos incandescentes.
Silencios como los que estallan en los parpados
cuando cae en ellos la lluvia. Coincido conmigo en que
es un silencio extraño. Lleno de 
venas.

Con què otra cosa podrìa coincidir en esta tarde
en que el crepùsculo humedece todo analisis 
en los carbones.
Con què otra palabra en este mundo.
En esta cronica historia donde las palabras
incendian sus grietas. El rigor màs abstracto en una
de sus sombras en ellas.

Los cometas mientras tanto llevan himnos de nutrias.
Transparencias o equinodermos que no podràn ser profecìas.

El viò un mundo en todas las sombras.
Pero a veces sucede que una sombra es una cebolla.
El roce de un ancestral mito en los cabellos.
O la constelaciòn que se ovala ante la llegada de una
pesadilla.

Me preguntaràs si lo ùltimo es posible.

Y aquello que vive en mì desde ningùn mundo
lo responde.

Sin ese doloroso peso que significa pronunciar
una palabra.









sábado, 25 de noviembre de 2017

Poliedros





Ese oceano.
El pelicano desfigurado por un aliento.
El acantilado junto a un emperdible escribiendo entre
las cosas con una palabra.
Pero no es suficiente.
Siempre es necesaria màs de una.

La tierra y en sus fragmentos una ciudad
estructurada por el voceo. Compaginada por una
brujula metapoètica. Llena de entrañas o 
pàginas donde ubicamos de noche
una metròpoli. Un hueso celeste. Una caracteristica 
del ser cuando habla o troquela. Siempre
entre ansiedades. Cuando no entre
fragatas.

Luego la geografìa de un estambre ceñido
al velo. A la edificaciòn. A los yelmos o el dibujo
de una coraza que mimetiza y lanza
ardientes tesituras en un fruto.
En un elixir.

En la yesca donde revelan las astronomìas un
relente equinoccial. Un meridiano de 
lagos y curvas. Todos inherentes a una estaciòn
donde el caos escolta a una araña
por las alcantarillas
mientras el destino evoca precipicios
de yeso y mandarina.

De silabas casi proposicionales en el interior
de una geometrìa.

Donde vagan insomnios

Entre extraños y lucidos poliedros.








En Cualquier Pàjaro





En todo pàjaro una respuesta.
Una luz que llega del oceano en cada una de sus alas.
Otra luz cuando las mismas se pliegan.
Una intensidad siempre en movimiento dado el
devenir en esa criatura.

Y en la inmensidad un aparejo.
La linea de escarcha que observa de cerca el 
horizonte. Con un racimo donde escribe el
espìritu del infinito.

En cada pàjaro.
Justo en el espacio que el cielo deja para
los collares.

Con un diario de anilina donde las cenizas empujan
a las trayectorias con el aliento del trigo.
Y las trayectorias sugieren espejos.
Imagenes de un trance en las nubes.
En los ritos de los ponientes.

Soles de carbòn una vez construida la noche.
La imaginaciòn de una ruina en los estambres de un tallo.
De una veleta donde oscila el conocimiento.

O la iniciaciòn que deja la orilla para un
camello.

Y el silencio que toman de èl un conjunto de
druidas.

Ahora que desembocan entre ciudadelas. 









viernes, 24 de noviembre de 2017

Conclusion Lògica




Estoy hecho de pasos.
De costras que aprendieron a caminar entre el
misterio y la miseria.
Podrìa afirmarlo por esas gotas de calor que
golpean este rostro.
En este instante.
Por si acaso nunca cubro mi rostro con las manos.
Para eso estàn los gorros.

Crecì en mi nuca con la voluntad de un abecedario
que recoge el vapor de las calles.
Que describe la mirada de una cigarra
cuando evoluciona en el secreto.
Entre generaciones de trovadores que eligen
la harina para construir edificios.
Por supuesto nadie puede edificar un edificio
de harina. Es evidente.

Me detuve en los naipes igual que una brujula
que devuelve daguerrotipos al mar.
Totalmente cubierto de encìas.
De pergaminos o educaciones filtrandose
en el hollìn de una amapola cuando 
migra.
Cuando los objetos en ella levitan o devoran
los platanos.
Las ventanas donde lloran los limones.

Cruzè desiertos de manzanas para ver
si llegaba el paraiso.
El mismo se encuentra en algunos de esos
desiertos.

Creo que la conclusiòn es lògica.

Que yo lo haya perdido es otra cosa.





Escencia de Arboles




Primero eran los pàjaros, con superficies de humo en
sus alas.
El viento entonces raspaba los huesos de un pìano.
De un arte con entrañas en cada movimiento donde la
luz descendìa por la arena. Entonces era creada
la sombra de un medano.

La sombra del medano no es como un pan, eso
debes entenderlo. No es igual a una lluvia donde crees
que los objetos se multiplican junto a un atlas
perfilandose entre poliedros.
Formando conjuntos.
Planeos de fragmentos.

Tal planeo indica modificaciones.
Un ajetreo verbal que no siempre intuye en la
escritura sus pasos. Sus sienes.
Lo complicado que es separarse a veces
de los tallos que arrastran un poco de lenguaje
en sus parpados.
De las ramas esotericamente crudas en los 
àrboles donde viven.

Esos que en lugar de madera decidieron
que su escencia fuera de piel como los hombres.











Acariciado por el Polen






Algunos seres colocan una corola en el aire.
Entre las corrientes que humedecen los pàjaros.
En los travesaños con siluetas.
En la percusiòn de esta mañana sobre un analisis.

Entre concentraciones de paràbolas o
raices con una astrologìa de cola dada una simiente.
Dada una flor hermetica.
Enigmaticamente vapuleada en un horario lunàtico
que desarrolla puentes.

En los plasticos que tambièn se disecan.
En los repliegues.
Durante la existencia del humo en la hiedra
sobre un infinito caos.
Entre cronicas de miticos leprosarios.

Algunos seres colocan una bujìa.
Algunos hemisferios que incrustan para siempre en el
cosmos sus constelaciones. Una de sus exilas.
El logos de una invicta penumbra.

Entre las cosas basicas de las ecuaciones ciertos
momentos como la ubicuidad trazan imagenes o el himno
del fuego se descascara. 

Se llenan de incursiones y rangos los molinos
al transfigurar. Periodicamente un
buho muestra la saliva de sus sinopsis en el
pico. Pregunto si es necesario saber si ello
podrìa ser antediluviano

si gira como los astros debajo de los camellos en 
los desiertos.

O aparece y desaparece como la mistica en
las reencarnaciones de una cresta.
En las ceremonias ovaladas de los gallos.

Cuando los mismos llevan un cuchillo negro en sus 
ojos.

Acariciado por el polen.








jueves, 23 de noviembre de 2017

Horizonte Verbal





Ese equilibrio.
El epicentro de plastilina en èl con un fervor purpura.
Junto a una criatura de aluminio.

Ese horizonte.
-siempre de carne-
Anhelado por las sinagogas.
Tensado en las ramas por un exorcismo de
nieve. Aparentemente dotado de portaviones y talones.
Supurando extrañamente en su humedad.
Cortejando hiperboles.

Ese voceo de la lluvia. Sus gotas cetrinas donde 
lo liquido enumera las estrellas. Las formas curvas
de sus semicirculos. El eje de su pez.

Escarbando en la orilla.
Junto a un nombre metàlico denominado
en principio cresta u ola.
Seguidamente marea.

Remota superficie de humeda soledad en la arena 
donde empiezan las pisadas.

Y tambièn -despuès de esta visiòn- terminan.







Paisaje de Cera en las Venas





La luz eleva el brillo de una cabellera.
En los molinos son otras las helices esta mañana.
Desde una de ellas se suspende un semàforo.

Los emperdibles en la sangre escalan sobre 
algùn diluvio que no conoceremos. Es un diluvio inmovil.
Igual a un paisaje de cera en las venas.
Esos que intuimos.

Entre la noche existe màs de una constelaciòn que
sueña. Sòlo el viento se reclina en sus imagenes.

Sòlo el viento y las escamas en un amanecer
donde una criatura desprende de sus abanicos de piel
un velero. Una citara. Una penumbra de goma.

Diagramas de arena en la cubierta de un 
prologo. 

Veredas de alambre por las cuales escribìa de noche
un lampo. Un iòn electrico. Una navegaciòn de 
cròtalos.

O esos ciertos espirales que emergen entre enigmaticos
vilos.

Para sugerirnos la vida de un estambre.

Dentro de un unicornio infinito.






martes, 21 de noviembre de 2017

Los Cementerios de Moscas





Sobre el silencio una generaciòn.
El desarrollo de la gravedad por supuesto.
El astro que duerme en la hierba esotèrico. Sì.
Quimicamente fantasmagòrico.

Y luego una imagen entre crepùsculos de arcilla
en que los tejidos del suelo conmueven por sus
secretas transfiguraciones. Algunas son como las
escrituras de una araña.

Pero eso no es posible.
En los angulos de las paredes sòlo hay redes tejidas
por esas arañas y cementerios de moscas en ellas.
Lo importante a veces son los cementerios.

Desde la ventana la luz muerde la superficie del mar. 
Justo donde extrañamente se ha citado con una ballena
la corola. Las crestas de ese mar en sus olas lucen
en este mediodìa, aproximativas.

El pàjaro cruza un àrbol pero en realidad hay una
ilusiòn en ello. Una ilusiòn de acero que se deshace.
Escencialmente su vuelo parece cohesionar una
fragua donde los equilateros son 
transparentes.

No seràn de magnesio acaso?

No tendràn dudas desde sus manantiales con
innumerables coronas donde se despliegan otras cenizas?

Allì acaso la individualidad no es un martillo.

O un cipres de zinc que materializa entre sus hojas
el encuentro con una palabra.

Una cuya finalidad es llegar a los angulos de 
los paredes.

Entre cementerios de moscas.

Tejidos durante siglos por las arañas.














lunes, 20 de noviembre de 2017

Edificaciòn de la Distancia





La armonìa es boreal.

Una idea es lo primero que se desprende al
observarla entre las constelaciones.

El aceite no posee luz para que puedan
comprenderlo las sombras.

Toda ciudad lo objeta con su fìsica.
La materia forma en la arena parpados-cometas.

El amor describe la vida de una metàfora.
De un eslabòn.
De un manantial lleno de radiactividad.

Alguien sostiene: ello se debe a que en cierta època
allì oscilaban astronautas.
La radioactividad es lo que ùnico que
ha quedado de ellos.

Telescopios.
Civilizaciones de maderas que aùn
son ensortijadas por la luz.

Puentes con escaleras donde los himnos recogen 
leviatanes con peces de color purpura.

Edificios que alargan su sombra en el pavimento
mientras el sol desciende hacia los ultimos puntos
del oceano.

Donde es la linea formada por los mismos y no
el mar quien edifica el horizonte.







La Unidad Poètica




El horizonte es una unidad poètica.
Un àrbol dialectico.

Uno piensa que toda dialèctica es una
manzana.

Una serpentina oriunda.

La existencia de un tallo en el sueño
cuando llueve y sòlo los dirigibles en la 
distancia nos lo anuncian.

Toda unidad poètica es un trote.

Un jardìn que llega a la sal de manera
mitogràfica.

Empujado por relieves.

Por las siluetas de eter que forman los
objetos.

Por las astrologìas siempre camino
de un pubis.

Encaminandose secretamente entre 
hordas.









viernes, 17 de noviembre de 2017

La Mirada de los Jaguares





El oleaje presenta una amapola.
Un preambulo de serpentinas.
El niño recorre las brujulas con una intuiciòn
en las manos.
Una forma de agua convertida en raìz mientras 
la primavera se convierte en tintineo
deforma todo eco.

Casi un lumen nos equidista ahora.
Alguien a lo lejos desearìa que fuera un equilibrio.

El rigor desciende de un pàjaro con una cuchara
de goma.

Con una visiòn del sol sobre una mandibula. Lugar
donde se dora la sal. Donde llega a una
tragica versatilidad el poema.
La direcciòn del humo.
El telescopio habitante de un pubis en
una caracola.

Virgenes piedras que ascienden hemisfericas 
hacia las miradas de los jaguares.

Dirigibles de arena escapando en el humo
de un cigarro sin pronunciar jamàs su destino.
Eso es para el instante en que nada en
el universo es pronunciado.

El destino es aquello que precede a una
intuiciòn sobre las hojas.

En el radio donde se forma un àrbol cuando
la humedad es transparente.

En un esotèrico resplandor.

Donde a veces la lucidez lo confunde

con el presagio.






jueves, 16 de noviembre de 2017

Cuando el Viento Procede de las Corolas





Algunas veces pensamos que el viento procede de las corolas.
Luego llegamos a esa pronunciaciòn donde 
manifestamos lo contrario: El viento viene de cualquier 
lugar que no es una corola. Tampoco un poema.
Mucho menos una axila o una columna
de granizo disputada a un iòn.

Incluso despuès de su incursiòn en la existencia tal
viento se transforma y de su piel emerge un pelìcano.
El mismo se incrusta en los ojos de todo ser en el 
universo.

Eso sucede entre policromas variedades 
nunca alcanzadas por el humo.
Por la cinètico.
O el pudor de una caspa.

Nunca he visto un pelicano que se incrusta en los ojos.
En los ojos sòlo se incrustan hordas de brea.
Un sol o una moneda de jaspe.
Tales imagenes son inutiles sabidurìas que se deforman.

- a ello llegan con el devenir de los dìas-

Que se desfiguran entre los mastiles sin haber jamàs alcanzado
al oceano. Entonces suponemos que los màstiles
son invisibles. Luego de caminar algunas calles logramos
a veces afirmarlo.

Esa afirmaciòn no sirve de mucho en una realidad donde
las cosas estàn hechas de espigones.
Una realidad sopesada por particulas.
Por celulas que se alejan de lo verosimil para crear los
tallos. Las mandibulas.

O una especie de arboleda que junto con la noche

contemplan los circulos en los himnos de las 
cigarras.






La Ceniza en Cada Hoja




Un evento diferente para cada àrbol.
Uno por ejemplo donde en cada hoja de sus ramas se agite
una ceniza, para que el mundo sepa que allì extinguiò
su fuego una llama.

Esa llama perteneciò a un conjunto de antorchas.
Antorchas con expediciones a los bosques.
A las franjas con juguetes azules.
Allì la experiencia del hollìn fuè màs sui gèneris.

Y luego los molinos cuando beben el agua.
El tiempo cuando oprime una intuiciòn.
La misma intuiciòn oprimiendo el tiempo y los
carbones. El lucido rostro de un tallo en 
las cascaras de un trineo.
Los carbones casi invisibles, pero llenas de iguanas.
La imagen de una ciudad ebria de luces y veterinarios.
De versiculos que encierran en un mito sus peces.

Una constelaciòn que llega sin muchas diferencias
al presente. Una constelaciòn no puede mostrar màs
que semejanzas en relaciòn a otras.

De alguna manera eso puede ser demostrado por 
los nùmeros.

Y por una luna con himenes.

Batiendose en la soledad con un ancla.














martes, 14 de noviembre de 2017

Cuando Todo Objeto Abandona la Luz





El viento flota.
Es lo que sucede cuando todo objeto abandona
la luz. Podrìa ser el momento preciso
para que se sumergiera en èl una flauta.

El oceano parece diminuto.
Pero la distancia nos coloca siempre en ese
mundo cuando el ser se despliega entre las apariencias.

Tù colocas una legaña o un buitre.
Un jardìn de plastico donde las zoologìas duermen.
Yo te miro desde un mundo menos sintètico.
Lleno de abstracciones a veces.

El viento flota.
El llano o la ciudad parecen uniformes.
El espejo es ahora una ceremonia y en relaciòn a la brisa
encerradas en ellas hay coherencias que
describen un nombre.

Lleno de acertijos iguales a los que coloca
entre las lampara una bandera.












Viraciòn a los Bozales





Hoy dormìa un pàjaro.
En su pico pude notar equidistancias.
Notas en las mismas de un diario de arena 
donde las silabas llegaban a la 
materia. 

El futuro escribìa en las cosas con un peciolo.
Los castillos entre aquellos que adivinaban
se volvìan de polen. Supuse que ello tenìa que ver
con la creaciòn. Con eso que de noche
a veces es inspirado.
Supuse algo semejante tambièn a toda
metamorfosis.

Aparte de ello vì la soledad de un alfiler en mis manos.
Un prototipo del aire en una curva.

Hoy dormìa un pàjaro pero era igual a una tarde con
origenes tectònicos donde los epicentros viran.

Viran enfebrecidamente hacia los bozales.

Con una extraña conmociòn ebria de
jabalìes.




Los Otros Elementos





El rostro de la luna se dirige hacia la luz
como un episodio. El oceano se alarga en un fìn
compuesto de poliedros donde las sortijas
navegan.

El mundo se arrastra en una gazeta.
El idilio posee la apariencia de un pronostico.
Acaso una incrustraciòn de vidrio que lleva un girasol.

Con grandes diferencias el mundo se arrastra.
Algunos objetos respiran sobre rituales
Otros descubren el oxigeno.
Da igual para una hoja.

Da igual para los cabellos en una direcciòn que 
aùn es azul y sostiene. Basicamente sostiene
un reloj.

Una extraña brùjula.

En la cual vibran otros elementos.





lunes, 13 de noviembre de 2017

EL Lugar de las Palabras





Sè de un corazòn escribiendo en un tallo.
En un pensamiento sobre una bengala que emana
girasoles. De los continentes en una flauta.
En la extraña silueta de una bocina.
En la antropologìa sexual de un racimo.
O el silencio dormido en el oxigeno de las llamaradas.

De toda existencia que hoy pasa por una vereda donde
la experiencia toma una intuiciòn por la tarde antes 
de convertirse en crepùsculo. Entonces
la intuiciòn toma de la realidad otras 
palabras.

Libros de pàjaros asi como equilibrios de polen
entre las superficies. Ciudades con extensos recorridos
de solitarios acantilados. 

Diarios de legañas para una historia cubierta
de manantiales.

De auroras rectangulares que suspenden su
espìritu entre los bergatines. En la cronica de algun
birreme con extraños relieves.

Sì. Quizà no haya necesidad de escribirlo.

Pero en esos relieves en el silencio esconden
sus palabras los dioses.









Poema





El poema vuelve a circunvalar una nube.
Es una nube compuesta de escamas. Adherida a la
misma un reflejo. Todo reflejo como se sabe es rojo.
Vive y se humedece en la intemperie.
Describe columnas celestes por lo general y de
manera particular sujeta una antorcha.

Todo reflejo se inspira. Se alimenta de
esquinas y profanaciones. Mira el oceano hasta la llegada
de una ola a la orilla. Eso lo conoce casi con exactitud
la arena. La sal en los pedazos de vidrio
entre los medanos.
La autonomìa de la mirada en una pupila.

Luces de escarcha y antimonio sobre indicios
precolombinos donde otras generaciones de lluvia giraban 
sobre la tierra.

Eran generaciones que volvìan del humo con
una cuchara. Con un tenedor. Con una silueta donde
el opalo era tambièn de salitre.

El poema vuelve a una campana.
Al viento que se retuerce en los travesaños.
A la brisa que cuelga su moneda incognita.
A la incandescencia sin titulos en una amapola donde
se encuentran varadas las estrellas.
La continuidad del polen.

Ese que imita la llegada de un pàjaro amarillo
en el destino crepùscular de una botella.











sábado, 11 de noviembre de 2017

Lo Que Devuelven Las Langostas






Sobre un àngulo el vidrio.
La narraciòn de la transparencia llevando una sien
en el mismo.
La copula celeste de un perimetro que algunos recogen de lo
ardiente e incrustan en un circulo para siempre.
Asi nace una visiòn del horizonte.
Tambièn una distancia.

Sobre un àngulo los anillos y estandartes que cargan
almanaques. Que emergen contemplando el pubis de una araña
suspendido en los vilos. En los astros con caracteres
de destellos y manzanas. Siempre oscilando.

Y en cada oscilaciòn un encuentro con antorchas.
Con faroles deambulando entre escamas.
Cuando el viento deja caer una flor de todo dirigible
en el doloroso ambar que lleva en su 
pico un pelìcano. Desde el mismo se derrama
un inutil destello. Creo que el ocenoa
a veces lo oprime.

En los lugares donde los hombres se juntan por la noche
para que la penumbra no haga màs profunda
sus soledades al apagar cada sombra de los mismos
entre la oscuridad.

Hablo de hombres que viven lejos de los faroles.
De los reflejos inauditos de las ciudades.
Y ello es extrañamente inevitable.

Hombres con tienen la visiòn de un desierto en 
cada uno de sus monòlogos.

Y preguntas cuyas respuestas sòlo pueden
devolvernos las langostas.




















La Direcciòn de los Sueños






Sobre una campana hay una luz.
Por la noche suelo acompañarla hasta su llegada
a la lluvia.

Las fosforescencias estàn cubiertas por un hilo
estructurado por la cera en ese momento.

Paralelos gritos de agua se multiplican en los
charcos de las planicies. No sè si son motivos para amar
o caminar como si no sucediera nada.

Sobre una campana yo estoy trajinando.
En ese momento veo seres que se dirigen hacia el amor.
Pero tambièn en ese momento veo aquellos que se dirigen
a la locura. No es un secreto.

La vida en los faroles se convierte en un futuro
con animales amarillos. Uno de ellos explica la naturaleza
de algunas consistencias.

Lo hace con un movimiento que no podrìa llamar
cotidiano, No sè como denominar a algo que podrìa
ser metafìsico. Que facilmente lograrìa
enredar un cristal en una hoja.

Y dejar. Dejar luego que las palabras convertidas 
en poema en la misma

tomen la direcciòn de los sueños.









Los Sistemas de Hierro





Por el pavimento camina un molino.
Lo primero que advierto es que ha olvidado sus helices.
En sus sienes es purpura una crisalida.

Orbitas de agua recogen las mismos. Sòlo el silencio 
las trasladarà a algun mundo.

En ese mundo los objetos vuelven a creer en las bocinas.
En los reflejos rojos de los animales.
En los lumenes abecedariamente liquidos de 
los diluvios. Entre enigmaticas
educaciònes que conducen algo hialino a los 
eslabones.

Por el pavimento.
No he dicho por los àrboles o las ceremonias.
Tampoco por la gris monotomìa del iridio cuando llega
a un relieve.

A las aridas y secretas luces de los tomates.
Entre aluminios con hordas interminables donde
la naturaleza recorre un ancla para definirla.

Para comprender cada silueta que desprende
de ella el sol cuando se proyecta.

Y en su corazòn sobrenaturales sistemas
de hierro se agitan.




jueves, 9 de noviembre de 2017

El Roce del Caos





Cuando desciendo del omnibus dirìa que hay
cierta intensidad. Lo digo por las medulas que aguardan
en las veredas. Las mismas semejan el instate del agua 
que hierve. Esa agua que hierve esta mañana es toda 
la intensidad que conozco.

He vidido en esa vereda a la cual he descendido
creo que durante siglos.
Algunas veces fuì alimentado por los cometas.
Sin embargo habrà gente que se preguntarà que cosas
pueden provenir de un cometa que puedan alimentarnos. 
Lo cual es verdad. Ningùn cometa en el universo
ha de alimentarnos.

Cuando desciendo del omnibus generalmente atestado.
Entre huesos y de lluvias llenas de visagras.
Con atolones y a veces faroles.
Con elementos que pasean su instinto por una corola.
Por un segmento donde aguarda la espuma.
Lo hace con una flor de trigo.

Yo he visto flores pero nunca en ellas plataformas
de trigo.

He visto textos donde parecìa que sòlo existìa
una danza.

Lo digo por el verbo siempre encerrada en ella.

-¿realmente es el verbo?-

Alejandose de los movimientos anhelando 
rozar el caos.