miércoles, 30 de marzo de 2011

Epopeya del Repliegue

Las formas se unen, pero eso no salva al hombre.

Tampoco los capìtulos del èxodo
el devenir del vientre sobre una luz de invernaderos
llenos de trozos donde el amor
se fragmenta.

Pero tù miras, la piel se abre para que la sangre
forme su enjambre en el espacio
y nadie puede tomar ese eco
ese topacio de alabastro
esa imagen purpura.

Y vivì bajo otros espejos.

Las reliquias fueron brùjulas sin sentido
en mi corazòn,
las mariposas encubrìan su espìritu en
los àrboles,
antes de una llegada dimensional
donde se preguntara
como el principio
preguntò en la inteligencia,
como lo hizola propia creaciòn arrojada al relato
al nombre de las propiedades y los
sinònimos del sueño adheridos a
una plaga
a un prelado de mimbre
a esa liturgia con la cual asciendo
a la noche
como un topacio solido y distante.

Un pedazo de diamante terrible
y extraño
en el ensueño formado por sus metaforas
cuando duerme.

Y su vida es recorrida por cartilagos y
projimos.

Por larvas de mamiferos sin posibilidad
de las aguas
y los movimientos.


Eternamente replegàndose.




Guilelrmo Isaac Paredes Mattos

martes, 29 de marzo de 2011

Morfologìa Inasible

Yo salìa del perfil con una travesìa
de aire. Cubierto de hierro
contemplaba el plastico
del vicio y el remordimiento
cuando relata calendarios o mitos
invadidos por feretros
de tropeles ardientes
donde nace oficialmente
un rocìo inasible.


Y en ese rocìo, el desdecimiento
describìa maquillajes
una insurgencia soberana
de laciados y cortes
tratados por el sol
con mercenarios
y efebos.


Yo salìa del apogeo
cuando la nada pasa con replicas
de rotaciones vacias, con desprendimientos
generalmente cayendo al repliegue
de un oracùlo
o una licencia de espinas
que bañan el mar sin darnos cuenta.

Y ello sucede sin la necesidad
del fenomeno.


Sin las melodìas
del mar cuando es auyentado por una voz
de la orilla, una voz poètica
como mi adentro
en su interior.

Rociado de esquirlas,
bendecido por
puas.



Guillermo isaac paredes mattos

viernes, 25 de marzo de 2011

Extraña tarde

Extraña tarde, bajo la cual
éste corazón parece llevar otro cuerpo.
Y tiembla.


Mística, como al perder el sentido
de la divinidad entre la providencia,
sólo para que se alze el destino.


Donde el soplo cavila entre la creación
como una particula de huellas
que la inspiración traba
en una nube de carne
o un galpón de huesos.



Lírica tarde, aún no has muerto
entre todos los hombres, por lo tanto algo
en nuestro pensamiento ha de imponerse
sin ayuda del halo.

Sin necesidad de la inteligencia o los
focos comunes. Habituales, llenos de estropicios
arrasados por el tiempo.


Conocimiento de albergue. Pócima de profecía,
extraña tarde llena de arrobos,
quisiera saber que papel ocupa el misterio
en tus pómúlos, en tus cítaras, en lo remoto
y terrible que has púesto entre nosotros.


Ese farol horrible, esa mueca de incesto,
donde el pánico o las sacudidas
llenan de sabiduría una vena, su conexión
con mis átomos o los puestos del sol
antes que la luna toque
el ladrido del perro,
la manada donde desde ayer preparaba
mi corte,
esa espada de ovulos, esa nasciencia
de ser entretenido por una botella inerte
en las dunas del odio.

Allí donde mi amor hizo todo lo posible
para que lo milenario
escupa sobre sus propias espinas.

Sin jamás lograrlo.




Guillermo isaac paredes mattos

El Origen de mi Presentimiento

Entiendo de lugares rankeados.
Tambièn entiendo de murallas alimentadas
por una torre. Comprendo que toda digestiòn
se perpetùa cuando algo nos simboliza
para arrancar figuras de esas aguas.

Sublimizo. No todo lo que vivo, pero sublimizo
y ese testimonio es equinoccial segùn lo volàtil
del dìa, llenando de leyendas mis ojos.

Y aunque no soy tan volàtil -como dije- sublimizo.

Sè que estro, es neologizar de noche lo siguiente,
una continuidad, una hoja donde la bruma deja su legaña,
con pergaminos de devenir en la garganta.

Debo a mi informalidad, su olfato de jardìn,
la busqueda de una conciencia, de un ser delirante,
otro expresivo y màs que la sensibilidad,
esquivo el sentir y las barajas donde mi percepciòn
se ocupa en que nunca nada serà suficiente,
en que gènero y epopeya son poèticos
dado los talismanes del cuervo
mordiendo de noche
una linea.


Yo tambièn muerdo en una linea.
Lo hice desde muy temprano, cuando la hierba
no tenìa colores y el mar aparecìa
con la cirujìa de una flor en su boca.

Y lo besaba, con ese arte que no engaña a nadie
pues se traiciona a cada segundo a si mismo.

Allì donde lo verdadero duda.

Unos lo entierran con el nombre de dòn.

Yo entiendo que es una veleta
donde la providencia tiene todo el derecho
de ignorarnos.

De niquiera representarnos.

Y ello es total. Porque su corazòn
nos desaparece.

Y entiendo
-vanamente sigo entendiendo-
con el fìn de toda mi atenciòn
desbocàndose en esa curva.




Guillermo Paredes mattos

martes, 22 de marzo de 2011

El Poema y el Destino

Con perdòn del amor, la noche tambièn es
otra doctrina





Tenìa una historia, me habìa creado.

Saltaba por mis ojos, despistada por mi frente
suspendìa su cuello igual al mìo
al ser ahorcado por las cosas.

Por lo demàs se borraba entre la gente.

Tambièn en la realidad.



Hasta los objetos llegaban a esa fiesta,
nubes moradas debido a la falta de aire caìan,
vientos que ya no pueden tomar
un pedazo de ràfaga,
ràfagas que olvidan resplandores
de miseros navegantes -con letras pequeñas-
cuando sus latidos buscan patios de azur
para el rocìo,
el elemento temprano de la nada,
la fortuna del halo mientras el destino
atraviesa su casa con un vaticinio
de pàlidos estandartes.

De mìsticas banderas.

Soplos como un guardian de otro tamaño.



Tenìa una historia, meditè en sus recorridos.

Hoy vuelvo a tomar esa sustancia en sus pòmulos
para representar la medida de una venia,
del paladar ahora que su misiòn
sobre esta escollera ha partido
y yo el que escribìa, camina con escopetas
de presentes con sustantivos de torres
o traversas, performances donde vivir
serà nuevamente este final amarillo.



Tenìa una historia.

Escondida aquì en estos versos
en otro poema contarà su historia.

Tal vez no serè quien lo escriba.

No sè si ello sea el argumento para caminar por
un poema. No lo sè.

Pero es su destino.






Guillermo paredes mattos

El Espìritu de Cera

Todo lo que habìa creado.

Un universo de cera en el aliento
una certidumbre desprendièndose
hacia una valle sin vida.

Hacia un agujero sin rostro.

En los bacilos, cuando el corazòn
vuelve al espìritu con pànicos de àcido en
la boca y los labios inundan el coral
de ese fìn forastero de las playas
de los hilos trashumantes
y los remordimientos
uniendo placeres de sabidurìa igual
al plomo en los filos
y las cuitas
donde un jardìn añade su araña
esa naciòn de polilla
esa temeraria nuca de craneo
arrastràndose sobre un imperio silàbico
en una prosodia
en esa poesìa llamada de espejo
o prelaciòn que asciende a un ovillo
recreando azulejos
catacumbas sin hemisferio
o vocablos de agua.

Aquellos que preparamos inutilmente
para la tierra
en la escarcha del estilo
y la fortaleza de sus aguas
dobladas de noche,
quebradas cada amanecer...


Tan solo en el espìritu.







Guillermo Paredes Mattos

domingo, 20 de marzo de 2011

Rampla del Mundo

Rampla del mundo.
Bajo esa presiòn el canto aparece desbocado
como una marioneta.

Monedas y espejos persiguen a los animales.

Altavoces, cirros y parlantes
ensucian efebos.

Y hoy como ayer el conocimiento
pierde la conciencia al ser hallado
por la belleza.

Yo era religioso por ello. Un muñeco
de trapo en el aura, un muerto que regresa
nuevamente de la providencia
porque toda su vida no hizo màs
que buscarla.

Y en esas imagenes fanàticas, respirase vastedad,
peros luminosos, auroras sin nosotros y la
honra cabalistica de un mago sediento.

Pobre mago. Se inclina a las cartas.
Abandona de dìa el poema, pisa la niebla.

Creo en èlpues estoy hecho de peces.

Lo amo casi sin amor y ello me transforma
en una playa,en nòminas de miseria.

Lo amo como si la nche no pudiera darme otra cosa.

Y como buen suburbio, llegue desde una insinuaciòn
con buho marginal y filosofìas de deshechos.

Lo amo categoricamente, con esos absolutos
que la aguja reconoce en los
adoquines de una raza.

Gloriosa y radiante como
un desesperado.





Guillermo isaac paredes mattos

sábado, 19 de marzo de 2011

Los horizontes de las Catedrales

Como una luz disuelta en miniaturas.

Apostando al acento abierto por la nieve
en dìas que el mundo es de abreviaturas y aguas.

Dentro de un papel, inmerso entre caos
donde los placeres detienen el hilo
de recreos y patios de mercurio.

En catedrales de alhambras uniendo algo viejo
algo profano y meticuloso como pie de hollin
dilatado por forajidos y faroles.

En muecines y albas.
En trompetas de religiòn y estulticia,
absoluto y curioso, entre imperios de moscas
y manadas que parten a un vientre donde
la eternidad se hacina
como la oscuridad en un carbòn pequeño.

Pero vemos bajo su resplandor que otro
recibe explanadas de un rencor luminoso
guiando al rostro
en una juego de miradas.

Un juego escarlata operando
en la distancia.


Para que jamàs encuentren
nuestros ojos.





Guillermo isaac paredes mattos

Izadura del Miedo

Nunca estar donde se debe. Sòlo estar.
Conocer que arpa interviene en el oceano
cuando nada se espera y sòlo adquirimos
conceptos y nieblas, arboles de seda
llenando de ruinas y telarañas un sonido,
un reino de metal, una postura de hielo.

Todo ello tan nuestro, màs que un adjetivo
màs que la tradiciòn elevada al hercho con
gritos de cirugìa, las mìas por ejemplo.

Sòlo estar, vivir por advenimiento, contener
la risa de una làgrima entre dirigibles,
amenazar a la curiosidad desde las sombras,
mantener en vilo a los tuertos
despedazar un coloquio mestrual
donde se juntan otros paises,
otras politicas para la sangre.

Nunca estar donse se debe, compartir
cumbres de ira con la experiencia
dar a dios un motivo para desconocernos.

Y en ese absurdo punto
volver a un poema.



Guillermo isaac paredes mattos

Sobre un Elemento

Existen cadenas y muchachos de tinieblas que
hunden los muelles.

Sobre ellos la realidad dejò un tinte de màstiles
y prostibulos.

Una ramera partiendo hacia el sol un mediodìa
de turbantes, de supersticiones.

Hay dos calles siempre separàndose y ningùn motivo
vuelve a la razòn por ello.

Bajo ese desmedro se sigue creando.

En ese orden de extraña luz, adosado
a especies legislativas. Intepretativas.

Con exègesis de vortices declamatorios,
donde el universo sigue en pie
con mitad de una fuga.

Y el ùnico elemento girando en ella
es lo completo.




Guillermo isaac paredes mattos

El Poder del escrùpulo

Tenìa una sola voz, para muchas redenciones.

La vocaciòn del arte uniendo la cultura al fruto.

La insolencia del sol con aretes de piedra.

Mi desprecio, aquel que buscò arrancar pedazos
de orgullo en sus escrùpulos.

Cuando el mar doraba de verde el mercurio y algo fatal
y transparente, colgaba venganzas de arena.

Ese fue la naturaleza en mis manos.

Llenò de guarniciones su oquedad de hiel.

Asimilò membranas con el primer estupor
del cisne.

Mi cuerpo de metal, ese animal de apogeos elipticos
y fractales llenos de mimbre.


De ese pudor del sueño entre la muerte.

Un pudor que ensaya y crea en su amanecer
tantas cosas.

Una de ellas es la vida.



Guillermo isaac paredes mattos

viernes, 11 de marzo de 2011

El Ojo del Camino

Sè que el dìa juega papeles extraños
y es alba.

Sè de auroras.

Del ojo de mi literatura despertando
muy temprano para verme.

Y mi inspiraciòn reacia a las brùjulas,
a los encontronazos, despabila un huerto,
una infamia, con venados de papel
somnolientos como
la iridiscencia.

Y vivì con esa presiòn cerrando una uña
para inquirir en la destreza
con la cual una liturgia
evoluciona al àrbol,
aplacando su pira de emociòn
su expedicionario confìn,
donde el sentimiento abre un ataud
para dar testimonio de la nieve.

De los mensajeros con poses
de agua en mi adios.

Mi adios de liendre.

Tambièn de suciedad y polvo.

Mi adios de adioses con equilateros
de cacofonìa.

Donde la lògica aguarda un atlas
de escarcha.

Y en su corazòn la sombra
casi dormida
de un sonido que no encuentro,
de una construcciòn imposible de decir,
ajena al diàlogo y las partes extremas
del trecho hermafrodito.


Donde un invierno nunca màs logrò
despertar un camino.






Guillermo paredes mattos

El Pubis del Sol

Sin duda, mis pasos no encontraràn
una ciudad, èste oleaje.

Este presentimiento de amor en mis pasos,
la pùstula del cadaver en
su perpetuidad.

Donde el halo es una bitàcora
evanescente...donde el eter...

Hablo de lugares, diàlogo de polen...



Como un dòn cristalino, sin cèlulas
de transparencia,
despejando sus òvulos
un mediodìa de artes.

Artes como la llaga.
Artes desde la indiferencia.

Desde el camino a la mitad
o la vocaciòn que tuvimos
por los puentes donde el mundo
desperdiciaba un prodigio
tensado por moviles. Exodos
y omnicientes fòsiles bajo
solfeos de funerales.


Sin etiquetas, donde la boca
logre transfigurar un solo velero,
un invierno de margenes
como el que se acerca a nuestros labios
buscàndo una duna.

Un medano de sol y sangre.

Donde enterrar el sol
eternamente.






Guillermo Isaac paredes mattos

martes, 8 de marzo de 2011

9

Poseo un grito, es esotérico.

Grabado por un pino recoge
trementinas.

Lleno de forajidos, crea manchas de nieve.
Alforjas de fuego, yescas
desprendiendo fàbricas de vaticinios
en la boca de un niño, sepultado por mariposas.

Pude escribir luciernagas en vez de mariposas
decir vellocinos o antepasados,
pero el poema escribió mariposas
y lo decidío antes que otra estructura, que una hoja
que la inspiración ebria
y su desastre al soltar sus amarras,
como una torre, tal el relampago
que da ser a la ilusión
llegué a performances con la conciencia
en hechizos de agua
y asolè la luna.

Talismanes, maleficios que contrariamente
al aplacar mi sed, la dejaban hambrienta, sedienta
de otra magia.

De un naipe en las manos del granizo
-desgraciadamente no las mìas-
y mis entrañas sin poder jamàs leer en èl.

lunes, 7 de marzo de 2011

La Luz Cautiva

Como una maravillosa herida cautiva en un ala.

Cuando todas las supersticiones se unen para
crear la tierra.

Y un hombre se desvanece en imagenes. Bajo
ese mundo de nadie, donde la nada
puede imaginar por fín un eco.

E inasible cantar allí como un desdecimiento
que rompe bosques con bocas de armiño.

Cuando enemigos de cera abren la flor de barro
donde escupen los peces.

Y nosotros intuiamos que algo pasaba, pero jamás
un suceso.

De aquellos que nunca quiebran la línea
pues su sueño es morir en el punto.

Cuando las palabras terminan convirtiendose
en promiscuidad y ya no te queda a donde ir
mas que a un yo psicológico, versado en neurosis
de algas y prostibulos
comodas como ningún pensamiento.

Y debes pensarlo, lo creas o no, debes pensarlo.

Ese pensamiento ninguno, no ha hecho de ti lo que eres,
ha hecho de ti lo que queda.




Guillermo Paredes Mattos

8

He mostrado al arte, en su escena vacía de cosas sensatas.
Lo hice -casi siempre- bajo la noche, para que el día
nunca lo supiera.

Y el día nunca lo supo.

Presumo que es un pírrico triunfo, de aquellos
a los que acostumbre mi corazón después de su pulso.

En el pulso hay también otra victoria - no sé si pírrica-
en él muere el latido.

Me acostumbre a sus tuneles.
A las intervenciones del sol cuando nos deja de lado.
A la imagen reflexionando en las contorsiones
del paciente, imaginando que ello es su existencia,
pero es lo último y único que nos puede dar.

No hay otra cosas.


Señores de los puentes y las reliquias.
Miren ustedes el amanecer ha cruzado la noche
para detenerse.

La dialectica contruyó el entarimado para
que suban a cantar los heroes.

Los cuervos, los idolos.

Y por ello mi espíritu se alejó
de esas voces.

sábado, 5 de marzo de 2011

La Labor del Infinito

Yo fuì el ùltimo sentimiento en crear, por ello
èsta noticia. Propaganda con naipes de agua,
aura de jabalìnas.

Yo fuì el postrero nombre. Esa inmortalidad
que durà un segundo, mi corazòn sòlo fue seguido
por cartas y oràculos.

Por acertijos que caminan guiando a fragatas al ocaso
y confirman que poco pueden sus estelas en su intento
de regresar a sus vidas.

-se desvanecen en la superficie olvidadas
para siempre-

Tambièn fuì un navìo. Es decir un ser hecho
de madera buscando su latido en el mar. Porque
a ello lo condenaron los hombres.


Pero -sobre todas las cosas- fuì un sentimiento
en crear, la ùltima posibilidad de la vida,
el encuentro entre dios y los cisnes
me fue demasiado estrecho
para tensar allì mi cuerpo.

Y tuve que buscar otras cosas, sentarme
bajo una constelaciòn de àrboles
para mirar cual serìa el primero
en deshojarse.

Y acabar en algun lugar del infinito.

Perdido, desnudo, igual que
los hombres.


Guillermo Paredes Mattos