jueves, 30 de noviembre de 2017

Las Otras Escamas





Creo que se vive haciendo precisamente lo contrario.
Siempre rodando entre pàjaros y opuestos.

Que la luz es un extraño comentario que proviene
del agua. 

Que en la arena los galgos se alimentan de invisibles
pètalos. A ello se deben sus misteriosos metabolismos.

Creo que el mar es un punto infinito encerrado en
un dirigible que no vemos. Que la composiciòn de la brisa
no es una postrera paràdoja. 

Que el fuego llega de las locomotoras anunciando
insòlitos paises en donde el silencio o la ira de otro lenguaje
espera.

Que el àrbol es un cromosoma.
Que un helice es una celula. Un largo celibato en
un pensamiento que separase de las sienes buscando
su propia corola.

Que el aliento nos separa pero en dìas gelatinosos
semejantes al amor nos une.

Que los himnos son mandibulas que ascienden por
el fuselaje de una nave anhelando el màs ardiente sol.

Creo que un pez es naturalmente dionisiaco.

Lleno de fronteras y limites que existen en el interior
del oceano.

Y sòlo èl puede hablar en ese oceano de otras 
escamas.









El Oceano de Arcilla






La piedra se encuentra rodeada de cabellos.
El limòn sugiere que los abecedarios se encuentran sòlo
en las esquinas. Ebrios de ejercicios y prismas.

Por lo demàs el dìa parece indiferente.
Todo en èl nos observa con extrañeza. Las monedas
han fijado puentes en los cuchillos
y en un abecedario de selva, los nomades manifiestan
que toda escolta precede a un exorcismo.

Los nombres llegan de una dorada hipnosis con la
cual jugaba un niño en uno de sus acentos. El rostro
de aquel niño tenìa un ala roja.

Los bocetos con como epigramas con luces de colores
que sueltan andanadas. En una de esas andanadas
duerme un vilo. Una azotea de plumas.
Un horizonte con barbas donde giraba el desprecio.

La piedra se encuentra rodeada de cabellos pero
si aguardas una noche llegaràs a esa definiciòn
donde se habla de las sombras como si
fueran secretos.

Y volveràs a creer con todo el derecho del universo que
ese oceano que has contemplado desde tu infancia

Aùn es de arcilla.








Sin Embargo





En ese entonces las cenizas tenìan un rostro.
En el mismo se podìa ver aùn el relieve de un 
extraño animal.

Una enciclopedica figura paseaba por los muelles
con la ignorancia de un reloj. Con la belleza de un mitico
fragmento de carne. Uno encerrado en la piel.

En ese entonces porque cuando hablamos de reminiscencias
lo hacemos implicitamente de buhos.
De pàjaros que durante el amanecer no pueden ser celestes
y se conforman con el vaciò absoluto.

Yo no sè sin embargo si el vacìo lo es.


miércoles, 29 de noviembre de 2017

La Estela Frente al Corazòn





Cualquiera llega a una letra. La misma anida 
otra para ser llamada silaba. La sìlaba hace lo mismo.
Entonces empieza a moverse entre sus propios universos.
Los hemisferios frente a ellas ahora
conjuran palabras.

Toda palabra es un dios solitario.

Un viento azul de estadisticas reciprocas.

Un lobo sin manada.

Extraño origen en ello. Como el de cierta revoluciòn 
que se extingue en nuestras manos con una textura de nihilismo.

Como un dirigible de carbòn que ha visto las orbitas de
los cometas. 

Igual a una astronomìa que toma sòlo las corolas
de los pàjaros. El humo de las ciruelas a lo lejos. Granizando.
Siempre granizando. Oliendo el polen que en esta
primavera evolucionò hacia el trigo.

Fechas de algodòn en un edificio que recorre cicatrices.
Historias de plasma en una citara con ineditos bozales
en los suburbios.

Revistas que hoy reclaman siluetas de liendres
en una alambrada. Una alambrada donde los peces llevan
insòlitos tejidos de jabòn.
Idolos de pubis.

Enigmas de hierba en las pupilas con inciertos abecedarios.
Caminatas hacia una ojera de la tarde donde
el poniente coloca en nuestro corazòn una estela sin
decirnos el lugar en donde el camino de esa estela
empieza.

Y nosotros sobre la sombra de un àrbol la ignoramos.

Como si no hubiera sido suficiente el vivir toda nuestra existencia
alejados de ella.













Noticias del Desierto





Entre las cascaras hay un heliotropo.
Es uno que ha fundado el cosmos segùn las serpientes.
La tarde es antigua y policroma como una llama.

En los bocetos de sepia los espejismos llegaràn
al hollìn con una lengua de barro.

En los àngulos de este periodico una mosca dejarà
su excremento. 

Esa mosca jamàs leerà una noticia.
El anuncio de la llegada de un barco al desierto por ejemplo.
Creo que es la que destaca entre todas.
Supongo que nadie podrìa asumir la imagen de un barco
que ancla en el desierto.
Y si fuera asi.
A dònde irìa esa tripulaciòn.
Què cosas buscarìa en la arena.

Es una noticia que no todo el mundo asumirà.
Que descansarà entre la realidad sòlo el tiempo en que
viva como una ilusiòn.

Colgada entre escoltas de arena en los mèdanos
que màs tarde se multiplicaràn.

Se haràn quizà misterioros.

Como un templo o una cuchara.

Como un rostro de aluminio abriendose paso
entre falanges.





Llegada al Sonido





Han pasado algunos segundos desde que la palabra
rompiò el silencio y bajo la luna se convirtiò en sonido.

Era un sonido que en principio recorrìa la carne.

Luego tomò el sendero que alguna vez un espectro.
Asi llegò a las ciudades.

Entre las ciudades se despliegan volumenes.
Cuerpos constituidos por mandibulas.
Perimetros toraxixos de tijeras.

Entre las ciudades con un solo tallo.
Con el recorrido de la ilusiòn cuando incrusta sus
estacas entre la realidad y la idea es igual a un cometa
que se golpea con las cenizas.

Que muestra el nombre de las proporciones.
Que muerde todo aquello que llamamos corolas en
el mundo.

-las corolas no estàn sòlo entre las flores-

Que dan una interpretaciòn al mundo desde que este
se arrastraba entre algo arcano.

Con dinosaurios desnudos.

Colocando una ecuaciòn en la saliva.

Uno de sus gritos en nuestra boca en el instante
mismo que una palabra quebraba el silencio y bajo la luna 
alcanzaba el sonido.












martes, 28 de noviembre de 2017

Nacimiento de la Locura





Despuès de todo la levedad sigue al verbo.
A un diario de goma en ingles.
A la constituciòn de un velero que se ciñe o
simplemente evacua brujulas de los 
cisnes.

Despuès de todo cada simulacro en el misterio 
para aquellos que duermen sobre reinos de plastilina,
rodeados de anfiteatros.

Astillas de humo donde un mar encerrado
tipifica el olor de las focas.

El universo como una ilusiòn o una realidad que
empuja los relojes en una mañana hacia las mandibulas.

Entre jirones de lluvia el barro toma lo
policromo en una acustica pergola donde se incrustan
en la aurora las estrellas.

Los circulos de anis.

La representaciòn del perfume de una borda.

En un reflejo que manifiesta un indicio del bosque
màs lejano. En el mismo representan los muercielagos
locomotoras de insomnio.

Tejidos por donde camina un angel evaporando
trazos.

Y diciendole a las galaxias que allì en los puntos 
de esos trazos que no pertenecen a nadie naciò la locura.






Desde Ningùn Mundo





El viò el mundo en cualquier ciruela.
En cualquier bacìlica. Ese entonces el mundo
estaba tambièn hecho de hordas.

Tù preguntaràs cùal es la diferencia con èste que
se mueve en el presente. La diferencia es que hoy por la
luz ascienden manadas.

En una manada hay puntos de nieve.
Brillos incandescentes.
Silencios como los que estallan en los parpados
cuando cae en ellos la lluvia. Coincido conmigo en que
es un silencio extraño. Lleno de 
venas.

Con què otra cosa podrìa coincidir en esta tarde
en que el crepùsculo humedece todo analisis 
en los carbones.
Con què otra palabra en este mundo.
En esta cronica historia donde las palabras
incendian sus grietas. El rigor màs abstracto en una
de sus sombras en ellas.

Los cometas mientras tanto llevan himnos de nutrias.
Transparencias o equinodermos que no podràn ser profecìas.

El viò un mundo en todas las sombras.
Pero a veces sucede que una sombra es una cebolla.
El roce de un ancestral mito en los cabellos.
O la constelaciòn que se ovala ante la llegada de una
pesadilla.

Me preguntaràs si lo ùltimo es posible.

Y aquello que vive en mì desde ningùn mundo
lo responde.

Sin ese doloroso peso que significa pronunciar
una palabra.









sábado, 25 de noviembre de 2017

Poliedros





Ese oceano.
El pelicano desfigurado por un aliento.
El acantilado junto a un emperdible escribiendo entre
las cosas con una palabra.
Pero no es suficiente.
Siempre es necesaria màs de una.

La tierra y en sus fragmentos una ciudad
estructurada por el voceo. Compaginada por una
brujula metapoètica. Llena de entrañas o 
pàginas donde ubicamos de noche
una metròpoli. Un hueso celeste. Una caracteristica 
del ser cuando habla o troquela. Siempre
entre ansiedades. Cuando no entre
fragatas.

Luego la geografìa de un estambre ceñido
al velo. A la edificaciòn. A los yelmos o el dibujo
de una coraza que mimetiza y lanza
ardientes tesituras en un fruto.
En un elixir.

En la yesca donde revelan las astronomìas un
relente equinoccial. Un meridiano de 
lagos y curvas. Todos inherentes a una estaciòn
donde el caos escolta a una araña
por las alcantarillas
mientras el destino evoca precipicios
de yeso y mandarina.

De silabas casi proposicionales en el interior
de una geometrìa.

Donde vagan insomnios

Entre extraños y lucidos poliedros.








En Cualquier Pàjaro





En todo pàjaro una respuesta.
Una luz que llega del oceano en cada una de sus alas.
Otra luz cuando las mismas se pliegan.
Una intensidad siempre en movimiento dado el
devenir en esa criatura.

Y en la inmensidad un aparejo.
La linea de escarcha que observa de cerca el 
horizonte. Con un racimo donde escribe el
espìritu del infinito.

En cada pàjaro.
Justo en el espacio que el cielo deja para
los collares.

Con un diario de anilina donde las cenizas empujan
a las trayectorias con el aliento del trigo.
Y las trayectorias sugieren espejos.
Imagenes de un trance en las nubes.
En los ritos de los ponientes.

Soles de carbòn una vez construida la noche.
La imaginaciòn de una ruina en los estambres de un tallo.
De una veleta donde oscila el conocimiento.

O la iniciaciòn que deja la orilla para un
camello.

Y el silencio que toman de èl un conjunto de
druidas.

Ahora que desembocan entre ciudadelas. 









viernes, 24 de noviembre de 2017

Conclusion Lògica




Estoy hecho de pasos.
De costras que aprendieron a caminar entre el
misterio y la miseria.
Podrìa afirmarlo por esas gotas de calor que
golpean este rostro.
En este instante.
Por si acaso nunca cubro mi rostro con las manos.
Para eso estàn los gorros.

Crecì en mi nuca con la voluntad de un abecedario
que recoge el vapor de las calles.
Que describe la mirada de una cigarra
cuando evoluciona en el secreto.
Entre generaciones de trovadores que eligen
la harina para construir edificios.
Por supuesto nadie puede edificar un edificio
de harina. Es evidente.

Me detuve en los naipes igual que una brujula
que devuelve daguerrotipos al mar.
Totalmente cubierto de encìas.
De pergaminos o educaciones filtrandose
en el hollìn de una amapola cuando 
migra.
Cuando los objetos en ella levitan o devoran
los platanos.
Las ventanas donde lloran los limones.

Cruzè desiertos de manzanas para ver
si llegaba el paraiso.
El mismo se encuentra en algunos de esos
desiertos.

Creo que la conclusiòn es lògica.

Que yo lo haya perdido es otra cosa.





Escencia de Arboles




Primero eran los pàjaros, con superficies de humo en
sus alas.
El viento entonces raspaba los huesos de un pìano.
De un arte con entrañas en cada movimiento donde la
luz descendìa por la arena. Entonces era creada
la sombra de un medano.

La sombra del medano no es como un pan, eso
debes entenderlo. No es igual a una lluvia donde crees
que los objetos se multiplican junto a un atlas
perfilandose entre poliedros.
Formando conjuntos.
Planeos de fragmentos.

Tal planeo indica modificaciones.
Un ajetreo verbal que no siempre intuye en la
escritura sus pasos. Sus sienes.
Lo complicado que es separarse a veces
de los tallos que arrastran un poco de lenguaje
en sus parpados.
De las ramas esotericamente crudas en los 
àrboles donde viven.

Esos que en lugar de madera decidieron
que su escencia fuera de piel como los hombres.











Acariciado por el Polen






Algunos seres colocan una corola en el aire.
Entre las corrientes que humedecen los pàjaros.
En los travesaños con siluetas.
En la percusiòn de esta mañana sobre un analisis.

Entre concentraciones de paràbolas o
raices con una astrologìa de cola dada una simiente.
Dada una flor hermetica.
Enigmaticamente vapuleada en un horario lunàtico
que desarrolla puentes.

En los plasticos que tambièn se disecan.
En los repliegues.
Durante la existencia del humo en la hiedra
sobre un infinito caos.
Entre cronicas de miticos leprosarios.

Algunos seres colocan una bujìa.
Algunos hemisferios que incrustan para siempre en el
cosmos sus constelaciones. Una de sus exilas.
El logos de una invicta penumbra.

Entre las cosas basicas de las ecuaciones ciertos
momentos como la ubicuidad trazan imagenes o el himno
del fuego se descascara. 

Se llenan de incursiones y rangos los molinos
al transfigurar. Periodicamente un
buho muestra la saliva de sus sinopsis en el
pico. Pregunto si es necesario saber si ello
podrìa ser antediluviano

si gira como los astros debajo de los camellos en 
los desiertos.

O aparece y desaparece como la mistica en
las reencarnaciones de una cresta.
En las ceremonias ovaladas de los gallos.

Cuando los mismos llevan un cuchillo negro en sus 
ojos.

Acariciado por el polen.








jueves, 23 de noviembre de 2017

Horizonte Verbal





Ese equilibrio.
El epicentro de plastilina en èl con un fervor purpura.
Junto a una criatura de aluminio.

Ese horizonte.
-siempre de carne-
Anhelado por las sinagogas.
Tensado en las ramas por un exorcismo de
nieve. Aparentemente dotado de portaviones y talones.
Supurando extrañamente en su humedad.
Cortejando hiperboles.

Ese voceo de la lluvia. Sus gotas cetrinas donde 
lo liquido enumera las estrellas. Las formas curvas
de sus semicirculos. El eje de su pez.

Escarbando en la orilla.
Junto a un nombre metàlico denominado
en principio cresta u ola.
Seguidamente marea.

Remota superficie de humeda soledad en la arena 
donde empiezan las pisadas.

Y tambièn -despuès de esta visiòn- terminan.







Paisaje de Cera en las Venas





La luz eleva el brillo de una cabellera.
En los molinos son otras las helices esta mañana.
Desde una de ellas se suspende un semàforo.

Los emperdibles en la sangre escalan sobre 
algùn diluvio que no conoceremos. Es un diluvio inmovil.
Igual a un paisaje de cera en las venas.
Esos que intuimos.

Entre la noche existe màs de una constelaciòn que
sueña. Sòlo el viento se reclina en sus imagenes.

Sòlo el viento y las escamas en un amanecer
donde una criatura desprende de sus abanicos de piel
un velero. Una citara. Una penumbra de goma.

Diagramas de arena en la cubierta de un 
prologo. 

Veredas de alambre por las cuales escribìa de noche
un lampo. Un iòn electrico. Una navegaciòn de 
cròtalos.

O esos ciertos espirales que emergen entre enigmaticos
vilos.

Para sugerirnos la vida de un estambre.

Dentro de un unicornio infinito.






martes, 21 de noviembre de 2017

Los Cementerios de Moscas





Sobre el silencio una generaciòn.
El desarrollo de la gravedad por supuesto.
El astro que duerme en la hierba esotèrico. Sì.
Quimicamente fantasmagòrico.

Y luego una imagen entre crepùsculos de arcilla
en que los tejidos del suelo conmueven por sus
secretas transfiguraciones. Algunas son como las
escrituras de una araña.

Pero eso no es posible.
En los angulos de las paredes sòlo hay redes tejidas
por esas arañas y cementerios de moscas en ellas.
Lo importante a veces son los cementerios.

Desde la ventana la luz muerde la superficie del mar. 
Justo donde extrañamente se ha citado con una ballena
la corola. Las crestas de ese mar en sus olas lucen
en este mediodìa, aproximativas.

El pàjaro cruza un àrbol pero en realidad hay una
ilusiòn en ello. Una ilusiòn de acero que se deshace.
Escencialmente su vuelo parece cohesionar una
fragua donde los equilateros son 
transparentes.

No seràn de magnesio acaso?

No tendràn dudas desde sus manantiales con
innumerables coronas donde se despliegan otras cenizas?

Allì acaso la individualidad no es un martillo.

O un cipres de zinc que materializa entre sus hojas
el encuentro con una palabra.

Una cuya finalidad es llegar a los angulos de 
los paredes.

Entre cementerios de moscas.

Tejidos durante siglos por las arañas.














lunes, 20 de noviembre de 2017

Edificaciòn de la Distancia





La armonìa es boreal.

Una idea es lo primero que se desprende al
observarla entre las constelaciones.

El aceite no posee luz para que puedan
comprenderlo las sombras.

Toda ciudad lo objeta con su fìsica.
La materia forma en la arena parpados-cometas.

El amor describe la vida de una metàfora.
De un eslabòn.
De un manantial lleno de radiactividad.

Alguien sostiene: ello se debe a que en cierta època
allì oscilaban astronautas.
La radioactividad es lo que ùnico que
ha quedado de ellos.

Telescopios.
Civilizaciones de maderas que aùn
son ensortijadas por la luz.

Puentes con escaleras donde los himnos recogen 
leviatanes con peces de color purpura.

Edificios que alargan su sombra en el pavimento
mientras el sol desciende hacia los ultimos puntos
del oceano.

Donde es la linea formada por los mismos y no
el mar quien edifica el horizonte.







La Unidad Poètica




El horizonte es una unidad poètica.
Un àrbol dialectico.

Uno piensa que toda dialèctica es una
manzana.

Una serpentina oriunda.

La existencia de un tallo en el sueño
cuando llueve y sòlo los dirigibles en la 
distancia nos lo anuncian.

Toda unidad poètica es un trote.

Un jardìn que llega a la sal de manera
mitogràfica.

Empujado por relieves.

Por las siluetas de eter que forman los
objetos.

Por las astrologìas siempre camino
de un pubis.

Encaminandose secretamente entre 
hordas.









viernes, 17 de noviembre de 2017

La Mirada de los Jaguares





El oleaje presenta una amapola.
Un preambulo de serpentinas.
El niño recorre las brujulas con una intuiciòn
en las manos.
Una forma de agua convertida en raìz mientras 
la primavera se convierte en tintineo
deforma todo eco.

Casi un lumen nos equidista ahora.
Alguien a lo lejos desearìa que fuera un equilibrio.

El rigor desciende de un pàjaro con una cuchara
de goma.

Con una visiòn del sol sobre una mandibula. Lugar
donde se dora la sal. Donde llega a una
tragica versatilidad el poema.
La direcciòn del humo.
El telescopio habitante de un pubis en
una caracola.

Virgenes piedras que ascienden hemisfericas 
hacia las miradas de los jaguares.

Dirigibles de arena escapando en el humo
de un cigarro sin pronunciar jamàs su destino.
Eso es para el instante en que nada en
el universo es pronunciado.

El destino es aquello que precede a una
intuiciòn sobre las hojas.

En el radio donde se forma un àrbol cuando
la humedad es transparente.

En un esotèrico resplandor.

Donde a veces la lucidez lo confunde

con el presagio.






jueves, 16 de noviembre de 2017

Cuando el Viento Procede de las Corolas





Algunas veces pensamos que el viento procede de las corolas.
Luego llegamos a esa pronunciaciòn donde 
manifestamos lo contrario: El viento viene de cualquier 
lugar que no es una corola. Tampoco un poema.
Mucho menos una axila o una columna
de granizo disputada a un iòn.

Incluso despuès de su incursiòn en la existencia tal
viento se transforma y de su piel emerge un pelìcano.
El mismo se incrusta en los ojos de todo ser en el 
universo.

Eso sucede entre policromas variedades 
nunca alcanzadas por el humo.
Por la cinètico.
O el pudor de una caspa.

Nunca he visto un pelicano que se incrusta en los ojos.
En los ojos sòlo se incrustan hordas de brea.
Un sol o una moneda de jaspe.
Tales imagenes son inutiles sabidurìas que se deforman.

- a ello llegan con el devenir de los dìas-

Que se desfiguran entre los mastiles sin haber jamàs alcanzado
al oceano. Entonces suponemos que los màstiles
son invisibles. Luego de caminar algunas calles logramos
a veces afirmarlo.

Esa afirmaciòn no sirve de mucho en una realidad donde
las cosas estàn hechas de espigones.
Una realidad sopesada por particulas.
Por celulas que se alejan de lo verosimil para crear los
tallos. Las mandibulas.

O una especie de arboleda que junto con la noche

contemplan los circulos en los himnos de las 
cigarras.






La Ceniza en Cada Hoja




Un evento diferente para cada àrbol.
Uno por ejemplo donde en cada hoja de sus ramas se agite
una ceniza, para que el mundo sepa que allì extinguiò
su fuego una llama.

Esa llama perteneciò a un conjunto de antorchas.
Antorchas con expediciones a los bosques.
A las franjas con juguetes azules.
Allì la experiencia del hollìn fuè màs sui gèneris.

Y luego los molinos cuando beben el agua.
El tiempo cuando oprime una intuiciòn.
La misma intuiciòn oprimiendo el tiempo y los
carbones. El lucido rostro de un tallo en 
las cascaras de un trineo.
Los carbones casi invisibles, pero llenas de iguanas.
La imagen de una ciudad ebria de luces y veterinarios.
De versiculos que encierran en un mito sus peces.

Una constelaciòn que llega sin muchas diferencias
al presente. Una constelaciòn no puede mostrar màs
que semejanzas en relaciòn a otras.

De alguna manera eso puede ser demostrado por 
los nùmeros.

Y por una luna con himenes.

Batiendose en la soledad con un ancla.














martes, 14 de noviembre de 2017

Cuando Todo Objeto Abandona la Luz





El viento flota.
Es lo que sucede cuando todo objeto abandona
la luz. Podrìa ser el momento preciso
para que se sumergiera en èl una flauta.

El oceano parece diminuto.
Pero la distancia nos coloca siempre en ese
mundo cuando el ser se despliega entre las apariencias.

Tù colocas una legaña o un buitre.
Un jardìn de plastico donde las zoologìas duermen.
Yo te miro desde un mundo menos sintètico.
Lleno de abstracciones a veces.

El viento flota.
El llano o la ciudad parecen uniformes.
El espejo es ahora una ceremonia y en relaciòn a la brisa
encerradas en ellas hay coherencias que
describen un nombre.

Lleno de acertijos iguales a los que coloca
entre las lampara una bandera.












Viraciòn a los Bozales





Hoy dormìa un pàjaro.
En su pico pude notar equidistancias.
Notas en las mismas de un diario de arena 
donde las silabas llegaban a la 
materia. 

El futuro escribìa en las cosas con un peciolo.
Los castillos entre aquellos que adivinaban
se volvìan de polen. Supuse que ello tenìa que ver
con la creaciòn. Con eso que de noche
a veces es inspirado.
Supuse algo semejante tambièn a toda
metamorfosis.

Aparte de ello vì la soledad de un alfiler en mis manos.
Un prototipo del aire en una curva.

Hoy dormìa un pàjaro pero era igual a una tarde con
origenes tectònicos donde los epicentros viran.

Viran enfebrecidamente hacia los bozales.

Con una extraña conmociòn ebria de
jabalìes.




Los Otros Elementos





El rostro de la luna se dirige hacia la luz
como un episodio. El oceano se alarga en un fìn
compuesto de poliedros donde las sortijas
navegan.

El mundo se arrastra en una gazeta.
El idilio posee la apariencia de un pronostico.
Acaso una incrustraciòn de vidrio que lleva un girasol.

Con grandes diferencias el mundo se arrastra.
Algunos objetos respiran sobre rituales
Otros descubren el oxigeno.
Da igual para una hoja.

Da igual para los cabellos en una direcciòn que 
aùn es azul y sostiene. Basicamente sostiene
un reloj.

Una extraña brùjula.

En la cual vibran otros elementos.





lunes, 13 de noviembre de 2017

EL Lugar de las Palabras





Sè de un corazòn escribiendo en un tallo.
En un pensamiento sobre una bengala que emana
girasoles. De los continentes en una flauta.
En la extraña silueta de una bocina.
En la antropologìa sexual de un racimo.
O el silencio dormido en el oxigeno de las llamaradas.

De toda existencia que hoy pasa por una vereda donde
la experiencia toma una intuiciòn por la tarde antes 
de convertirse en crepùsculo. Entonces
la intuiciòn toma de la realidad otras 
palabras.

Libros de pàjaros asi como equilibrios de polen
entre las superficies. Ciudades con extensos recorridos
de solitarios acantilados. 

Diarios de legañas para una historia cubierta
de manantiales.

De auroras rectangulares que suspenden su
espìritu entre los bergatines. En la cronica de algun
birreme con extraños relieves.

Sì. Quizà no haya necesidad de escribirlo.

Pero en esos relieves en el silencio esconden
sus palabras los dioses.









Poema





El poema vuelve a circunvalar una nube.
Es una nube compuesta de escamas. Adherida a la
misma un reflejo. Todo reflejo como se sabe es rojo.
Vive y se humedece en la intemperie.
Describe columnas celestes por lo general y de
manera particular sujeta una antorcha.

Todo reflejo se inspira. Se alimenta de
esquinas y profanaciones. Mira el oceano hasta la llegada
de una ola a la orilla. Eso lo conoce casi con exactitud
la arena. La sal en los pedazos de vidrio
entre los medanos.
La autonomìa de la mirada en una pupila.

Luces de escarcha y antimonio sobre indicios
precolombinos donde otras generaciones de lluvia giraban 
sobre la tierra.

Eran generaciones que volvìan del humo con
una cuchara. Con un tenedor. Con una silueta donde
el opalo era tambièn de salitre.

El poema vuelve a una campana.
Al viento que se retuerce en los travesaños.
A la brisa que cuelga su moneda incognita.
A la incandescencia sin titulos en una amapola donde
se encuentran varadas las estrellas.
La continuidad del polen.

Ese que imita la llegada de un pàjaro amarillo
en el destino crepùscular de una botella.











sábado, 11 de noviembre de 2017

Lo Que Devuelven Las Langostas






Sobre un àngulo el vidrio.
La narraciòn de la transparencia llevando una sien
en el mismo.
La copula celeste de un perimetro que algunos recogen de lo
ardiente e incrustan en un circulo para siempre.
Asi nace una visiòn del horizonte.
Tambièn una distancia.

Sobre un àngulo los anillos y estandartes que cargan
almanaques. Que emergen contemplando el pubis de una araña
suspendido en los vilos. En los astros con caracteres
de destellos y manzanas. Siempre oscilando.

Y en cada oscilaciòn un encuentro con antorchas.
Con faroles deambulando entre escamas.
Cuando el viento deja caer una flor de todo dirigible
en el doloroso ambar que lleva en su 
pico un pelìcano. Desde el mismo se derrama
un inutil destello. Creo que el ocenoa
a veces lo oprime.

En los lugares donde los hombres se juntan por la noche
para que la penumbra no haga màs profunda
sus soledades al apagar cada sombra de los mismos
entre la oscuridad.

Hablo de hombres que viven lejos de los faroles.
De los reflejos inauditos de las ciudades.
Y ello es extrañamente inevitable.

Hombres con tienen la visiòn de un desierto en 
cada uno de sus monòlogos.

Y preguntas cuyas respuestas sòlo pueden
devolvernos las langostas.




















La Direcciòn de los Sueños






Sobre una campana hay una luz.
Por la noche suelo acompañarla hasta su llegada
a la lluvia.

Las fosforescencias estàn cubiertas por un hilo
estructurado por la cera en ese momento.

Paralelos gritos de agua se multiplican en los
charcos de las planicies. No sè si son motivos para amar
o caminar como si no sucediera nada.

Sobre una campana yo estoy trajinando.
En ese momento veo seres que se dirigen hacia el amor.
Pero tambièn en ese momento veo aquellos que se dirigen
a la locura. No es un secreto.

La vida en los faroles se convierte en un futuro
con animales amarillos. Uno de ellos explica la naturaleza
de algunas consistencias.

Lo hace con un movimiento que no podrìa llamar
cotidiano, No sè como denominar a algo que podrìa
ser metafìsico. Que facilmente lograrìa
enredar un cristal en una hoja.

Y dejar. Dejar luego que las palabras convertidas 
en poema en la misma

tomen la direcciòn de los sueños.









Los Sistemas de Hierro





Por el pavimento camina un molino.
Lo primero que advierto es que ha olvidado sus helices.
En sus sienes es purpura una crisalida.

Orbitas de agua recogen las mismos. Sòlo el silencio 
las trasladarà a algun mundo.

En ese mundo los objetos vuelven a creer en las bocinas.
En los reflejos rojos de los animales.
En los lumenes abecedariamente liquidos de 
los diluvios. Entre enigmaticas
educaciònes que conducen algo hialino a los 
eslabones.

Por el pavimento.
No he dicho por los àrboles o las ceremonias.
Tampoco por la gris monotomìa del iridio cuando llega
a un relieve.

A las aridas y secretas luces de los tomates.
Entre aluminios con hordas interminables donde
la naturaleza recorre un ancla para definirla.

Para comprender cada silueta que desprende
de ella el sol cuando se proyecta.

Y en su corazòn sobrenaturales sistemas
de hierro se agitan.




jueves, 9 de noviembre de 2017

El Roce del Caos





Cuando desciendo del omnibus dirìa que hay
cierta intensidad. Lo digo por las medulas que aguardan
en las veredas. Las mismas semejan el instate del agua 
que hierve. Esa agua que hierve esta mañana es toda 
la intensidad que conozco.

He vidido en esa vereda a la cual he descendido
creo que durante siglos.
Algunas veces fuì alimentado por los cometas.
Sin embargo habrà gente que se preguntarà que cosas
pueden provenir de un cometa que puedan alimentarnos. 
Lo cual es verdad. Ningùn cometa en el universo
ha de alimentarnos.

Cuando desciendo del omnibus generalmente atestado.
Entre huesos y de lluvias llenas de visagras.
Con atolones y a veces faroles.
Con elementos que pasean su instinto por una corola.
Por un segmento donde aguarda la espuma.
Lo hace con una flor de trigo.

Yo he visto flores pero nunca en ellas plataformas
de trigo.

He visto textos donde parecìa que sòlo existìa
una danza.

Lo digo por el verbo siempre encerrada en ella.

-¿realmente es el verbo?-

Alejandose de los movimientos anhelando 
rozar el caos.







La Existencia de la Tierra





Cuando las estrellas giren nuevamente en el azucar.
Cuando haya minerales y tonos en una alambrada y los
venenos atraviesen las puertas de un sol sin adjetivos.
Examinado por alfileres y escarlatas continentes
de aureas escolleras.
En el libido.
En los subjuntivos de un ala.
Sobre esas metropolis envueltas por la carne.

En los arcoiris en la mente de un pàjaro.

En el ensueño señalando lo mistico en un analisis
de carbòn. En una sintesis de cera donde los elixires
parecen reencarnarse. Encontrar un cisne.
Dobujar el presente de la arena.

En uno de mis lados donde escriben tambièn los
marsupiales. Donde preguntan a diario por los limites
los objetos que salen a multiplicar en las bocinas. En las 
Leyes. Objetos que circulan o son transferidos por
leyendas.
Por territorios de arroz.
Por citaras o el color palido de una mañana en la nieve.
Una en que los baules no desaparecen.

Pero vuelven a incrustarse en el infinito.

Allì donde de otra manera la inspiraciòn da existencia
a la tierra.









Las Crestas de los Horizontes





En una de estas calles el amanecer dejò de ser un circulo.
La vida que tuvo el silencio de una hoja partiò hacia los jinetes.
La astronomìa y los habitantes en los suburbios unieron una 
mariposa de acrilico en el sueño.

Entre los vidrios las nervaduras continuaron sus diàlogos.

El presente condujo una boca hacia las crestas
de los horizontes.
Los rectangulos encendieron las helices de un muelle.
Estrellas de agua diseminaron en la escarcha latidos
y fiebres. Escenas y fragmentos. Diarios donde
lo escencial disemina una selva en el interior
de un velero.

De una costra. De una grieta sosteniendose en el
limbo por la noche, mientras los gitanos ensayaban mediodìas.
Proyectos de sed en los vortices de una sinagoga.
Ecos e incursiones de transparentes 
mandibulas.

Gramàticas y siluetas de luces entre litorales
donde orbitan en las mareas constelaciones. Tallos 
de agua escoltados por bozales.

Por hermèticos formas donde el latido de la realidad
crea en el amanecer una uva.

Oprimiendo entre la luz solsticios.











miércoles, 8 de noviembre de 2017

Durante la Vida de la Imaginaciòn





Durante la vida de la imaginaciòn hay peciolos.
Escrituras de carne con mucho trabajo en las hojas.
Asignaturas. Tambièn cronòmetros.
Lugares donde se destierran y desterramos 
nuestras hilaciones.
En realidad jamàs fueron nuestras.

Claro, yo quisiera entender el mundo muy lejos
de la brisa y los relojes.

Pero eso es imposible, por no decir inasible.

Lo inasible por supuesto està ligado a algo que
podrìa ser esotèrico, pero no sobrenatural.

Quimico o fractal lleno de espejos por decir.
Aunque no exactamente.
Tal vez por ello determino que el sol en cada
pupila de mis uñas dejò hace siglos de
ser invertebrado.
No sè si asi llegò a ser un mamut o una aguja.

Durante la existencia de la imaginaciòn hay
experiencias que llegan de los cirros.
De esa soledad donde se unen los velodromos.

En los velodromos hay escrituras
que descienden entre las catalinas de
las bicicletas.

Los seres sobre ellas se agitan entre terminos
circulares esfericos.

Algunas palabras oscilan en esos terminos.

Lo cual es inutil.

Como en otros poemas tambièn aqui se 
estrellan en los velos.



Regreso al Oceano




Tenemos sinònimos. Antònimos.
En cada vida. En cada mar. En ese astronauta que desayuna
a veces con nosotros.

Te has preguntado porquè.
No hay nada que pueda traernos de los astros.
Ni un fruto. Ni un pan.

Camino y tomo una direcciòn que no necesariamente es
un edificio de hollìn. Tampoco el verbo intentando
incrustarse en las cenizas.

Los edificios son de hollìn pero en otra cultura.
En la individualidad de otra mistica.

El verbo se incrusta en las cenizas cuando el viento
se llena de polen y sabe que ese polen debe volver a las
colmenas. 

Entonces el verbo busca una diminuta llama
para regresar a las cenizas.

Sin embargo ese verbo se queda entre si mismo
buscando algoritmos. Anhelando poliedros. Vortices 
donde el mar evoca remolinos con los cuales
llegaba a un espejo.

A una historia iluminada por sinagogas.
Por peces que abandonan los oceanos buscando
como se ve la vida desde los acantilados.

Pero los acantilados estàn llenos de suicidas.

Y entonces esos peces casi desesperadamente
regresan al oceano.




Caminata Entre Corolas y Dinosaurios





Una corola puedes ser alternativa.
Superlativa si se es que su trato es con jaguares.
O con esos adioses pertenecientes a aquello que llamamos
esquirlas que caen de los astros. El voceo en
esas mañanas es de la luna.
De las lianas en ella que no vemos.

En las escrituras dobladas como el papel que hay en 
una ojera. En el vapor de una secuencia cuando responde a 
una orilla, existe otra.

Paralelamente parto de los hilos 
buscando estaciones de vagones que equlibran sus sienes
despuès de una mañana de gotas. Todas
buscando equidistancias.

Yo no sè si las equidistancias sean equilibrios o dinosaurios.
Yo no sè si los dinosaurios lleven en sus venas
millones de escamas.

Pero mira. Mira a los minotauros que tejen en una boca.
Observa a las cupulas que recorren los pistilos
como si el verbo no lo supiera.
El verbo lo sabe todo todo.
O casi todo.

Ese es su ùnico

ademàs de maravilloso y tràgico conocimiento.




La Continuidad a Travès del Poema





La continuidad posee un rostro.
El devenir supura entre las orbitas y los astros con
una medalla de brea.

El iridio ensaya proyectos de urnas sobre
una historia vacìa donde emergen los àrboles con
un oceano.

Las bocinas dejan entre el granizo algo
que era como un faro de papel donde las interrogantes
pertenecìan a la hierba.

Menester es que allì responda a las avispas el follaje.
A las colmenas.

La libertad es un atomo muy pequeño cuando
se oprimen los jirones.

Particulas de sueño en el agua sostienen
una fabula. La misma se extiende hacia las corolas 
con una mirada. El dìa del sueño evoca aquel
que era reminiscencia de un pàjaro.

De una tendencia en la cera.

La continuidad posee un rostro.

Unos ojos que dibujan un futuro sin algas ni rostros
buscan el anhelo en la misma.

En los cabellos sueñan los tridentes.

Sostienen el agua. Tambièn las olas.

Sòlo las manos de los hombres suspenden
el polen.

Y a veces cuando las luces son de vidrio

en esas ocasiones el trigo.











martes, 7 de noviembre de 2017

Lo Hialino





La brisa ebria de tèmpanos.
Sobre ellos un juguete de vidrio toma el aparejo
y el insomnio. La existencia del brillo sobre una locomotora.
Sobre fragmentos donde parpadea lo invisible
en el recorrido de un atleta diurno, alimentando por la caspa.
Por una nebulosa de huesos.

Narraciones de hambre incrustadas en los minaretes.
Leprosarios de manzanas convocando adioses.

Luminosos bozales con percepciones de un universo incandescente
toman el eter cultivado en la aurora por un halo.
Uno donde trepan en el amanecer los obuses.
Las escolleras y los tropos.

Allì las utopias recogen horizontes de polen
de la lluvia.
De la brisa que cae de los prologos.

Con una memoria que es casi nuestra desarrollandose
en misteriosas geografìas.

Donde las entrañas.

-aquellas que nos pertenecen-

Leen entre lo hialino.






Conocimiento






Quizà la arena como una imagen que cruza la tarde
vestida de apendices. De trajes tomados de un lingote.
De escrituras donde se reencarnan otros rostros.
El voceo de un talòn en las cascaras de un dragaminas.
De una armonìa concebida por un puerto.
Por la oraciòn de un muelle en las variantes del
oxigeno.

Y en el horizonte una secuencia.
Una crispaciòn donde sigilozamente se aguarda a un 
buitre. En sus ojos hay naves amarillas.
Tempordadas de frascos y ubres 
de mitico polietileno.

Escuadras dotadas de liebres y ayunos, entre ciclos
donde sumerge el iridio una primavera de
ventanas purpuras, Sòlo algunas fueron abiertas para
que entrara el viento.

Y el ser que habitaba detràs de ella, descubriera 
que en sus ràfagas.

Habitaba otro conocimiento.





lunes, 6 de noviembre de 2017

Las Ruinas Diferentes





Hoy no tengo eso que llaman un sentido.
-quizà ello mismo lo sea-
Aquello que denominan periodicos de ozono o helio para leer.
No poseo caminatas en el iridio que sean interminables.
Caminatas con pelicanos verdes durmiendo 
en laminas de petroleo.

Mirè protocolos que accedìan a los objetos
con una ruina diferente en sus alas.
Lleguè al ente de manera particular con una
mañana de alcohol o una daga.

He visto pàjaros disecarse entre filarmònicas e
ideologìas de cebollas. Tambièn los he visto
transfigurando. Devorando manzanas de aluminio
siempre.

Participe del viento que traìa en secreto coherencias.
Que iluminaba bocinas o planos de estibadores.
Superficies de escamas que ascienden
por un dibujo o decoran algas incrustadas en
el pubis de todo hemisferio.

Yo pienso que los vientos son reales cuando sus
sus orgìas se convierten en mandìbulas
y lejos en las cùpulas de cualquier otoño la idea
del brillo es un sacerdote que escupe entre
las sombras, arañas.

Mi existencia data de los veranos en los tallos
buscando una silaba o 
circulos de escalofrìos creados por los acantilados
dotados de iras doradas.

No he vigilado semàforos ni los alimentè
con astillas en auroras de disciplinas y privilegios
como las que conduce un acorde.

O aquello sobrenatural que separa un recorrido 
de la noche.

Antes de llegar a una orilla.

Y fundirse con el secreto mercurio de las olas.
















A un Dìa de los Fìsicos






A un dìa de los fisicos se encuentran las palabras.
A un dìa de materialistas y naves que empujan una estela.
Que hunden la voz entre aparejos.
Y se organizan entre la nieve con luces de platino.

En cada burbuja. Entre industrias que forman el hierro con la arena.
Entre mejillas y quimioterapias.
Con abecedarios que caen del sol con pendientes.
E idiomas de humo obviando los corchetes esparcidas
por un nucleo.
Por la suma de estrellas por la luna.
En ese horizonte dentro de un filtro presagiado en nocturnos
de orillas por serpientes.

Entre flautas y unicornios que acarician cabellos en una
mesa por la noche. Entre flancos de avispas
con nebulosas y de vez en cuando viceversas o 
astronomìas. 

Entre secuencias donde
lo anonimo desvanece sus parpados en una historia
de sienes. Bajo secuelas de insomnios
que desprenden una cadena.
Una ritualidad.
Un cuantico plasma
Una convenciòn llena de hormigas destacando entre
los andenes con procolabicos vicios.

Donde sacerdotes de extrañas quimeras tensan
en la oscuridad sus pensamientos.

Inundados por temporadas policromas.

Semejantes a aquellas que en ocasiones lleva
en su roce la locura.

Entre traficos de indòmitos sueños.














sábado, 4 de noviembre de 2017

Las Siluetas Entre las Palabras





Aquel àrbol que sujeta una bandada de vidrio
en sus ramas.
Un enlace de aire en los ojos de uno de los pàjaros 
sumido en la perpetuidad de manera dorada.
Igual que algunos monòlogos. 

Aquello que proviene de lo enigmatico con una
cuchara o una diferencia.
Ese arte con fotografìas e himenes.
Con helices.
Con un muelle donde los navìos presentan
una silueta.
Una distancia. Un anàlisis de la luz
a un equinodermo.
Constituido por algas y monedas.

Aquella ciudad donde caminamos juntando por
la noche relojes.
El vacìo en uno de ellos porque allì habitaba el
espacio.
Y el espacio en tiempos del verbo alcanza
el vacìo.
Un nihilismo grasoso.
La cultura de una arteria que desciende de
las orbitas.

Aquel àrbol sujetando una bandada que es
de vidrio.

Y paralelamente a ello un racimo.

Anegado de saliva entre los candelabros
de la noche.













viernes, 3 de noviembre de 2017

La Posible Estrella





Tenìa una posible estrella colgando en los hombros.
El resultado de un craneo lleno de prolongaciones.
Una de esas prolongaciones era el roce de una uva.

Me encontraba en una abstracciòn llena de àrboles universales. 
Iluminada por frecuencias o fasciculos.

En el horizonte mudaba un sacerdote.
El levitar pertencecìa a los solidos. Se agitaba
en los àngulos de un elefante amarillo.

La vida tenìa en su existencia el latido de un poema
con enigmaticos vellocinos. Todos encendìan
programaciones de eter.

El culto a la realidad regresaba a la piel luego de un
amanecer virando en el sueño.

Yo volvìa a confundir las orbitas con los periodicos.
Los autobuses con las escamas.
Los conjuntos formados por el hielo en una
vereda de esponjas que un extraño equilibrio
transforma en dimensiòn veces.

Ello lo afirman todavìa los espejos.

Incluso despuès de auroras infinitas.





Descripciòn Coloquial





Un puente de luz en los alambres de un cuchillo.
La noticia de un dios entre los àrboles y las cadenas.
Una emanaciòn en las ùltimas agitando eslabones de platino.
Purpuras cuyas constelaciones no apagan los
hemisferios. Sòlo muestran sus recorridos
de hambre.

La fauna reproduciendose en una aguja cuyo
simiente pertenece a la miseria.
A las palabras someras donde un jabalì canta
a su esdrùjula.
A la descripciòn coloquial cuyos estambres son de madera.
El fracaso hiperbolico de las sienes en una cuchara.
Justo en aquella durmiendo debajo de una mesa.

Y en algùn rigor el pensamiento.
La naturaleza con una efigie eligiendo la voluntad
de un presentimiento. El polen de un milagro
cuya existencia limita con los vertigos.

Y luego.

Cuando se cierran los ojos la imagen de un 
candelabro.

Donde vibra el destello de una araña.


Universo de Linternas





Una grieta dejada por el amanecer.
Un grito con el cual el misterio elabora
bacìlicas en una aguja.
El inaudito futuro de sus ejes.
Los hilos de cera descascarandose en una vereda
de goma.
La gimnasia de una mandibula.

La escarcha en una muestra eterna de oxido
donde la humedad florece entre yescas y catapultas.
Entre contenidos evanescentes.

Racimos de inviernos entre los tallos
comprendiendo los diques de una gota. El pergamino
donde una lectura sugiere la existencia de un
pelìcano entre peciolos que se deforman.
Sobre semànticas de polvo que se extinguen.

En una de ellas camina una cigarra.

Hacia un inverosimil universo de linternas.





jueves, 2 de noviembre de 2017

Los Recorridos del Mar






El recorrido del mar en una noche de diluvios.
Ese recorrido que llega a la arena con un tejido blanco
no sabemos porquè.
Sòlo podemos afirmar que es uno igual a aquellos que 
posee la aurora.
Parece un àrbol de papel. El monòlogo de un violìn al 
encontrarse con la niebla.
Sòlo los pàjaros arrancan palabras de ese
monòlogo.

Tiempos de esporas y sal durmiendo en los cabellos
de un alga.
Tiempos donde la realidad toca un cofre de vidrio
enredado en un àngulo de aluminio.
En un voceo que llega del acrilico.
En una estructura de sillas y pergaminos anhelando
figuras escoltadas por los buhos.

Debe ser hermoso admirar un pergamino escoltado
por un buho.

Debe ser extraño y lleno de coeficientes
que regresan a la locura de nuestro extraño corazòn.

Esa locura que en este atardecer habla
silenciosamente con sus latidos.

Antes que la creaciòn convierta el mundo en 
pedazos.

Para que una solitaria existencia alimentada por 
los papiros las una.











Levìtico Oceano





El oceano levitico sobre un mundo de piedras.
El exhalo de la hierba cuando se atomiza.
El relente sobre una cavidad durante la vida del espacio.

Entre los hemisferios el lugar donde nace la lluvia y en
las astrologìas el peso de un castillo en medio de sus oceanos
girando hacia el pensamiento; Cùal de todos serà
que es siempre inalcanzable.

El trecho del arte con una tesitura y un acertijo
impregnado se gitanos. El velo del resplandor que cubre
de cines un diario de sol. Un velamen.
Entre heterodoxias que a veces forman los sufijos y las
orbitas. Sobre catapultas que hunden en sus
venas una primavera de platanos.

El oceano lleno de plataformas.
De pavimentos que caen del aire.
De condiciones entre la naturaleza cortada por el vidrio.

Yo no lo sè.

Los pàjaros sostienen que es asi -entre esas condiciones
de la naturaleza- como surge la iridiscencia.







Los Abismos de la Mirada







Una llegada es un atardecer a una calle
donde escriben las mitografìas.

La espera es un contenido de imagenes.

El dìa es como un pensamiento entre la
realidad. Como un conjunto de antorchas que
nuestra intuiciòn esparce por la arena.

Una llegada es -como decirlo- igual a un vacìo
que se encuentra con el absoluto.
El absoluto nos indica teorìas de carbòn entre 
los astros. Pero eso no siempre sucede.

Por lo general somos recorridos de siluetas 
con un ùnico reflejo.

En el mismo los abismos leen en los nuestros. 

Tomando la oscuridad en nuestras miradas.









miércoles, 1 de noviembre de 2017

Semejante a un Destello





El pájaro duerme sobre un tejido.
Un concepto asciende hacia una brújula
de piel.
Los adioses son hilaciones que se pliegan
en el oceano como los frutos de un 
racimo.

En el recorrido de los megáfonos un verbo
metaboliza el polen encerrado en los abecedarios.
Nace una palabra.
Lleva crónicas de una alegoría entre la intuición
y el alba. Algunas son semejantes a un 
destello.

La existencia recorre los paises
con un vellocino donde la verdad es azul
como el horizonte.

Como una silueta cuya estructura toma
el ambar de los muelles.
De la existencia con un pensamiento 
que en su trayectoria empuja lo inasible hacia
el trigo.

Hacia el latido del mineral en una edificación 
de manzanas.

Donde los espirales inundan mágicos 
alambres de cera.