jueves, 31 de octubre de 2013

El Trance del Amperio







No era destino en la cultura
reverdecer en lienzos
de amperios
donde 
las liebres predicaban sus 
trances.

Ni era prestidigitaciòn del
oido, azulàndose en las
citaras del alamar
elegidas
por una ceniza 
o su red de 
carteles, donde la tradiciòn
del hecho sensualizaba
una cavidad en el oido; 
una como
la fragata digamos.

Tampoco mi condiciòn de acido,
de inundaciòn o ventana 
de azogue,
donde escribì que un desembarco
es el libro o la uva felina
del animal
sin adjetivos.

Un animal de alambres 
despuntando a la noche con una 
faena.

Con un tartaro de academias
balleneras como el sol
o sus misticos.

Tisico y escencialmente
rodeado de cadenas
antes que el apocalipsis
frotara un arpòn 
junto al jardìn donde
sòlo los patios
brotaban.

Millones de patios
eran; todos
embarrados
de silencio.

Y atravesados de 
espinas y 
cardos.


Guillermo Paredes Mattos


Los Muertos Extraordinarios






Ante todo un micènico
su señal del archipielago y el
gesto superdotado de arena
o proa.

Luego; tan a continuaciòn
o deliberado.

El libro hidrogenado
en la mayòlica de una
identidad, posando 
ecuestres làtigos
en su imaginaciòn.

Ante ello lo divino
semejante al juguete mas
extenso e insòlito, enciende
el recreo de un sueño sin colores
para lo amarillo y la atmòsfera
llena la gravedad
de algo incomparable que no puede
acogerse a mi sigilo
a la amenaza de la nieve
a la prostituciòn de los tordos.

Y eso imcomparable sucede con 
el dìa.

Todo en èl, lo es.

Todo en su existencia
manifiestase sin que
podamos intuirlo
y muriendo 
extraordinario.



Guillermo Paredes Mattos

La Vertical del Quiromàntico





Todo espacio posee dimensiònes.
Nadie puede salir de ellas.
No puedo intentar escribir en la hoja
contigua, sì sè ,que esta hoja
me da la posibilidad sòlo de rectas y horizontales
determinadas por àngulos. Necesitarìa
otra vida para ello.

Sòlo un quiromàntico podrìa decirnos
otra cosa.

Eso por principio.


Por principio todo espacio se mueve 
en una dimensiòn y en ocasiones creemos
que no es determinado por ellas.

Pero erramos.

Mas, ese error debe ser como la incertidumbre.
Debe saber como de còmo no estàmos hechos.


Es decir...

Los navìos o los no-navìos que dejamos en
la piel o el acto accidental deuno de 
nuestros eslabones
intentando ver murallas; patrimonios
de sudarios, donde el universo
ya no conmueve esa sedienta fe
donde logramos detener
algun amanecer un eje...

su tribunal de catapultas.

Yo lo sè. Alguna vez fuera de esta dimensiòn,
junto a la dimensiòn de mi espiritu
arrojè un verbo.

Y no pude.



Guillermo Paredes Mattos







Expediciòn a los Grillos






Nuestras cartas.
Por el dìa intelectuales. 
Enteradas a veces de la libertad.
Compuestas de ataudes.
Sumergidas por ideas o lactancias
de panteones.
Sobredimensionadas: pseudonimo
que eleva
antiguas torres de
levitaciòn dejadas en su
noveno mes de piedra.

Meditando.
Inspirando el cerebro donde
irradianse aceros.
Mànticas de polen.
Mariposas y adivinos que escupen
sobre la magia con un
pañuelo en los 
arcos.

Diseñadas.
Escafàndras de galàcticos acentos
donde el sustantivo borrase
entre ginebras de alfa.

Un alfa despertando vocales.

-ya deberìa tener su propio idioma-

Un amanecer de libido y pantera.

Cartas: demonios con huestes todavìa
y dado que el oceano
degolla una frente al señalar
el hilo cervical de las uñas
nos queda sobre la
ilusiòn
el desgarro, la lectura del grillo
por la noche al trepanar el silencio.


Casi sin amor.

Desvaneciendose maravillosamente en
el alma.



Guillermo Paredes Mattos


miércoles, 30 de octubre de 2013

La Ciencia de una Hoja






Quisiera una hoja.
No desde los sentidos como alguna vez
lo quise. No desde un color lunar en
el anochecer, cuando algo se borra en
mis sentidos y cenizas, dirigiendose
a su logos para precipitarme 
despuès
sobre la pagina.

A ese logos con intensidad 
noètica.


Una.
Sutil y extraña como las cosas que hago.
Solitaria entre las avenidas y los
màstiles.
Que pueda tener mis monòlogos o soliloquios;
la arquitectura con que escribìa
en la nieve cuando
mis ojos
tomaban radiografìas menos semiòticas
que el amarillo palido de este momento.

Una luna que evolucione a los
husares.
Que sumergida en el barro
halle un epigrama en
los hilos mientras
golpean 
una medida 
desde figuras sin santuarios
y habitantes: mensajeros al albas
o estampidas de horrores
y abominaciones.

Testimoniales libros de esferas.
Meridianas escenas de mandràgoras
en sus esquirlas.

Una luna de noesis
y ciencias
dotadas de esquimales.

Para que pueda vivir sòlo
de inviernos.





Guillermo Paredes 

El Latrocinio Verde






Observè un poema.
Su contenido era de agua, asi
que no tenìa la esperanza 
de habitarlo.
Ninguna de sus palabras
tendrìan un sentido
ni un significado
para mì,
jamàs llegarìa a su diàlogo.

Pero. Querìa oir sus nombres.
Cada uno al confundirse con otro
creaban màs de un significado.
Mi corazòn apenas creìa tener la visiòn
del sentido.

Vi un poema.
Llevaba metàforas pero su apariencia
era la profundidad que hoy
no convertirìa su poesìa
en algo que pudiera
descubrir; escribir
con palabras.

Mi intuiciòn decìa, ve a otra
nube.

Pero mi intuiciòn no sabìa 
que una parte de mì
debìa morir en 
este y esa muerte hablaba:
nunca oirìas sus diàlogos.

Nunca -por ende- penetrarìas 
en su significado.



Guillermo Paredes Mattos

Ante un Pensamiento






No debo parecer sino aquello que 
nunca he vivido.

Que jamàs vivirè. No es gris, es
sòlo silencioso.

La especulaciòn no forma un rostro.
Eso parece hacerlo entre la inspiraciòn,
a veces en las cenizas del òpalo.

Y las cosas no inspiran o 
ciertamente dejan
ver sus cenizas.

Ellas nos dejan especular de manera
que el mar sea incierto.

Asumo en esta estrofa que 
hay pensamientos que
tampoco han vivido
y se mueven entre la apariencia
que alberga el ser
con todos los nombres que tuvo.

Medite alguna vez en ello.

Eso es simplemente sugerir que
fui menos subjetivo de lo
que parezco y alcanzar
ello es simplemente conjugar
uno màs de mis fracasos.

Sè que ante el oceano, aparecerà 
otro pensamiento.

Y no podrè evitar tanto la soledad
que guarda para mì.

Ni mi derrota.



Guillermo Paredes.



martes, 29 de octubre de 2013

Astrología de los Labios






Ninguna cadena en el agua nos dice
que esta dimensión es 
un cabello.

Ni decidimos por el tiempo o los animales
cuando perciben melodías.

Como en la mayoría de nosotros, eso
se pierde en el aire. 

Recogemos plazas del día como el aceite
recoge células, lubricando alguna
vez el tallo al abrirse paso
entre la tierra.

Esa escena nos toca por algun resplandor
por un caos despertando en nuestro espíritu
mientras decímos que
la naturaleza abre un 
manifiesto para
cada uno en el universo
y asi confirmarlo.

Cómo tenemos la visiòn de ello...
Cómo respiramos su universo,
si tal pertenece a una intensidad que el sueño
deja como ráfaga en nuestras manos
mientras su astrología nos dice: estàmos
hechos de otros astros,
no los que llevamos
en las manos y...

-la astrología es un cisne que escapò de 
la memoria-

-un cisne elevandonos por un  
momento, lleno de bolidos-

Y algunos en ella se despiden
de nosotros, por lo cual descendemos 
màs que terrestres a la tierra.

Otros simplemente dejan una carta en
nuestra boca mientras el plazo
con el amor se acorta.

La boca - no sabemos cómo- posò
objetivamente cierta forma 
de ese amor en los labios
para que no se 
perdieran.

Desde entonces algunos dicen 
palabras.

Y otros se tocan...




Guillermo Paredes


La Alquimia del Oceano






Algunas cosas son como la inteligencia, sólo
viven de noche. Son creadas según la cera
donde la inspiración deja un poco de todo.
Un poco, pues asi ansía la parte.

Yo creo en la alquimia donde la intención
en su busqueda logra respirar una idea.
A veces en un reloj, en la despedida del aceite 
en los barcos, en la ilusión de que vivimos junto
al páramo donde una selva acaricia
nuestra hoguera:ese ritmo vacilante de 
aquello que no conociamos,
creo en la idea.

Porque está cerca de los barcos.

Y respira sumergida en los oceanos.


Guillermo P. M.


lunes, 28 de octubre de 2013

La Conciencia del Destierro








A veces leo en mi conciencia y llego a lo
devoto. Mi devociòn entonces objeta todo
aquello digerido por la intenciòn o los prados
evaporando tulipanes porque son de loto.
Estoy o estaba tratando ser como el estilo
cuando busca diferencias entre separaciones
de pràcticas con la poètica o el yugo. Estaba
colocàndome al lado de una estaca mirando
como viven con tres cabezas los cipreses
recogiendo en sus brazos toda mi geometrìa.
Pero mi conciencia es una marea de pocas
estelas, un nacimiento no muy ortodoxo
como para inculcar mientras sueño, mi
otra devociòn por la conciencia; una màs
cercana a las hojas. Esta parece màs autèntica
y abstrae la mente mientras pregunta
a la conciencia si es o no verdadera. Al
parecer puede interrogar, pero no afirmar
ni negar ello. Lo ùnico que puede mostrarme
es porque soy a veces tan afìn al papel. Ante 
ello la hoja me observa. Yo no llegarè a
la contemplaciòn de nuestro dialogo,
con el mirar serà creado ello
y su destino està en la hoja. No en mi
existencia.

Asi quieralo o no, nacerà mi destierro.



Guillermo Paredes Mattos

Desde Algùn Origen





Què hoy es el que queda extasiado, hipnòtico.
Què palabra deja a mitad su vida para dejar
paso a otra; què tierra queda atràs y en el camino,
los hechos de naturalezas, abriendose entre 
brillos de miseria, buscan el manantial del origen.
Què universo olvida que en toda
leyenda se crucifica un significado y la ciudad
oculta un pàjaro, es decir la creaciòn errante 
en lo màs silencioso del misterio.
Cùal silueta desesperada e intensa de una oraciòn
donde eramos precisos como la lejanìa
o la experiencia del narrar escrito por
la marcha de una rama empecinada
en el friaje del barco al cruzar su invierno,
puede ser evocaciòn o figura.
Què sueño sigue escondido en la arena, que 
lo ùnico que logramos es dedicar nuestra vida
a cruzarla. Porquè los cuatro puntos cardinales
son una aurora y sentado, la lluvia escribe
que mi determinaciòn por el amor, es un hilo
por donde asciende el mutismo de una fronda.
Què hoy no habla ni oye con la gnosis del
despertar en el alba preparando a los objetos
entre las cosas. Porquè no quede allì
buscando imitar la muerte del canto de 
una cigarra o a lo mejor, la citara de
sus cabellos esperaba otro nombre, otro 
semblante.

Uno que en sus ojos mostrara una intensidad
que no encontrò en el mìo.

domingo, 27 de octubre de 2013

Caida de lo Divino





He laborado sin ciencia sobre 
alguna pradera. Desconocì
grabando epistemes
de encantamientos embistiendo
iris; procesos lunares,
abordajes de intervalos o enlaces
que cierran el agua.

Nunca me maravillò la entrada 
a la flor ni la conjugaciòn del aire
en el viento.

No separè la fabula del indice
donde lo heurìstico empieza
omitiendo marginalmente
y los objetos deciden
que fase es de sol
y cual de humedad
para absorver un vagòn
el trasto del sueño reproduciendo
nasciencias como un ramo
de frentes o una garra
cercana al olvido.

Trabajè arboreamente con
circuitos de horror, hipnòticos;
sacrificando un forcejeo en
el trance donde la divinidad
dèjase caer en picada.

Sòlo para ver talentos como
la lucidez regresàndola entre 
corriente y ràfagas.

Las veo. 

- Pude verlas-

Porque no me pertenecen.



G.P.M.


viernes, 25 de octubre de 2013

Relojes Prehistòricos





La idea es simple: tarde o 
temprano nada se ilumina.

Un oso te ayuda a escribirlo 
en la nieve.

El mismo te hablarà de 
esquimales.


La ùltima flor llegarà
vestida de supersticiòn.

Su intenciòn por la hoja
escribirà un sol brillante;
conciente.

Lo pronunciaràs de manera
espacial o sobrenatural.

Apelaràs a la piel y querràs
sensibilizarlo.

Parecerà un acto natural entre
tu necesidad y tu geometrìa
pero màs que ello todo serà 
polinòmico.

No giraremos como providencia
ni vestido de òpalo.

La idea serà como un pronombre
anhelando la brisa con el diàlogo.

El efecto con el sur serà mi dìa 
viernes, un dìa que no tiene caso.

Por ello coincidirè con las tijeras;
serè mas esporàdico que ahora.

Hoy sòlo recordarè dinosaurios.

Y en mis labios sonaràn
relojes prehistòricos.



Guillermo Paredes Mattos


jueves, 24 de octubre de 2013

Nocturno de la Ira






El libro se inclina.

Raudo como un homicidio 
de antiguas distancias cuya
intenciòn es textual o tejido.

Rubio como una fila de
yescas. Y aunque es temprano
para recorrerlo...

desde alguna sentencia lo sigo.

La interrogante sigue siendo, al crearlo.
Siendo en el movimiento y la religaciòn
si es posible. Siendo del aura al 
minotauro.

Con un vano epigrama.

Con ilusiòn de biogràfica pena 
de lobo.

Tomando la leyenda del lazo en
su refugio, verde y mineral
como todo lo ortodoxo.

Su iniciaciòn es anònima catedral
donde canta la identificaciòn
del hallazgo
mientras el deseo por la letra
regresa a la marea con su feretro
amargo.

Yo habìa escrito en catedrales
de toda fosforecencia.

- hasta allì llega toda mi apariencia-

Me habìa convertido en letrado de 
la castidad en los organismos; si eran
relativos a la muselina o una
mayuscula comparaciòn 
de descendientes
con fechas
de ignorancia.

Mi ignorancia es tambièn ira; una como
la hoguera y la uva.

Yo sè que seguiràn pasando los siglos.

Y la seguirè descifrando.



Guillermo Paredes Mattos

Arquetipo de la Fantasìa







Ellos escribìan, eran extraordinarios.

Intercambiaban dirigibles y notas impersonales
como el frìo.

No dejaban de concebir perdigones y convocaban
cada atardecer a la sangre.

Interpretaban adoquines y muestras
aleatorias como el remanso.

Se disfrazaban de espacios, no es raro
que alguna vez fueran fìsicos.

Sus rostros tenìan portadas de dados.

Amè su belleza por ser ilustrada como
los diluvios.  

Toquè su experiencia de halcòn y su reino 
de oraciones como el embrujo enquistado
en una sarta de birremes,
como el verbo de una oreja recolectando un sonido,
uno que agolpara el siempre
o lo desplegara como lo hace la inspiraciòn
en una orilla con el eco
del todo.


Dormìan en hipodromos y por las noches
recitaban poesìas.

Pusieron nombres para cada megafòno
y devastaban.

Incendiaban llaneros, lapidaban horarios.

Componìan lamentos y tambièn educaciones.

Era dorado verlos aùn cada dìa y es dorado verlos
como se vemos a travès de una forma...

la batalla prodigiosa del pensamiento
cuando despliega en
un arquetipo del destino de la fantasìa.



Guillermo Paredes Mattos




Esteticidad Crepùscular






Ràfagas donde el escrùpulo
de una mañana se corona nefasto,
oriundamente fugitivo.

La escama en èl; alimentada por 
una bolsa, un disidente.

La fabula sin apellido junto a 
una bolichèra de azufre.

El orgasmo amarillo y gigante.

Nuestro vòrtice, desconcertado
junto a otro conocimiento,
que apila en sus entrañas, rapsodias.

El uninoso de elementos, cuyas resplandecientes
heridas, segregan a lo lejos el
brillo de sus abominaciones 
ofrecièndo a la vez
incandescencias de pesadillas
abiertas por lo inesperado.

La sal del pupitre.
El reloj escondido en la màquina.
La manada llegando al universo
con primaveras de alpiste.

Nuestra casa de dunas.

El sedimento junto al coral del bullicio
una noche en que algo colosal
como la chimenea
te muestra en lo mas alto
un punto luminoso; es la noche dice...

Y tù la sigues.



Guillermo Paredes Mattos


El Violeta de los Lampos






Atiborrar la intemperie,
vivir entre ciclopes.

Naturalizar un dìa en ellos.

Naturalizar es verbar; rapto
de algo misterioso un instante.

Pero eso es linguistico, por ende
hay que intentar ser poeta.

Y en esa intenciòn;
un poeta leyendo
en un gallo. Un poeta igual
al barco de arena que sube
al polen, buscando
el corazòn del estambre.

Nosotros que creìamos que
el infinito era sòlo inspiraciòn.

Que estàbamos seguros de
la eternidad como un saludo
a la tarde.

Que desconocìamos  pero a la 
vez ideabamos, con tripulaciones
sin amor ni energìa sepultadas
por un cosmos.

Admiràndonos sòlo de embriones.

Del caballo que dejamos precipitar
sobre el idilio del palacio
con reflejos de identidad y algunas
garuas.

Allì ansiamos los violetas.

Violetas dividiendose como 
un artificio sin serlo.

Tomando epifanìas literales
hasta ser indefinibles.

Como lo incomparable y
su evidencia.

Como su trama de yesca
incomparable.

Cuando te toca definir el
lampo.


Guillermo Paredes Mattos





El Sentido de lo Ecuestre







Vivimos como un règimen de acido, que
eso quede claro.

Maldecimos tan cerca del grillete que es
necesario tocar para acariciarlo como idolo.

-tambièn yo conozco de mitomanìa-

Llegar a un pacto con el diablo
es cosa muy sencilla
sòlo duerme dentro de nosotros.

Somos ancestrales segùn los planetas,
pero màs lo somos, por olvidar
cierta concepciòn de 
la muerte; en genitivo y nominativo,
oracular y fonètica como los inmensos gritos
al franquear una curva.

- màs aùn si somos geomètricos-

Guardamos testimonios, para saber que 
alguna vez el fuego tambièn fue psicodelico,
accidental como al cerrar los ojos o presentir
un cartilago,

el navìo conduciendo antimonios
de histerica intuiciòn de
pseudònimos.

Los pseudònimos son la voluntad de 
un extraño relàmpago.

Un simil de ello està en la desesperaciòn.

Seguidamente somos un dìa. Un fenòmeno
natural segùn la vida y 
las auroras.

Una veste perìnclita, entrenada a 
formar leyes de cenizas y otros 
cuadernos.

Recuerda amor, sòlo lo que 
queda de mis muslos
es ecuestre.


Guillermo Paredes Mattos



El Canto de la Encarnaciòn






El juguete de aceite, territorial.
Su juramento de lastre.
Aquella sutura donde luminosas medallas
embisten.
Un resultado de sangre entre las piedras.
El sol en la aurora al secarlas, llevàndose con 
ello, el postrero poema de sus vidas. 

Nuestro lenguaje hostil
con antecedentes de vidrio o criatura
acontece como un vellocino
en tu rostro. 

Habrèmos dejado la pena y la reencarnaciòn.
El polìtico canto. La mesiànica escuadra.
Todo quedarà con ese sabor a niebla
que alguna noche cobijamos; sordidos partidarios
de lenguas, varònes de plata que eligen sus
cometas.

Respirando entre diamantes y 
tinieblas.



Guillermo Paredes Mattos

miércoles, 23 de octubre de 2013

El Talisman de la Llamarada






La constelaciòn impune.
Una imagen de solido en ella.
Aquella situaciòn de
grandes hierros y
advenimientos.
El vidrio donde insomne
tu ayer recibìa catapultas.
Un mecanismo
de mayùsculos nichos
eran misticos como
la edad de la
carne
iluminada por un clan
de barro en la oscuridad. De 
formas y ante todo esto
el festival, de una
incredula hoja
sumergida por una polea.

Tomas de dibujos
y emperadores
que el infinito convertìa
en dinàmicas.

Arboles digeridos por 
colisiones de bocanadas
y rìos que ante el sol
preceden.

Era entonces que la sed
procedìa de un
historial podrido,
era entonces que el
mar era anglicano
como un puerto invisible,
como la avenida del
milagro
donde el sargazo
cumplìa 
en reinos de talismanes
un temerario panlogismo....
como el sentarse
o la boina transparente
sacrificando
ensenadas
de pus.

Entre llamaradas 
fantàsticas.




Guillermo Paredes Mattos


Un Secreto del Universo






Realmente la lluvia nace, liba y 
va en busca de su mente.

Despliega un ordenador
buscando leopardos.

En negocios de tornasoles 
forma genèticas y decapitados.

Se encuentra con la divino
pero màs con el hombre.

Profesional de mistica y 
antiguos interrogatorios.

Tecnica de pruebas 
moleculàres en los gestos.

Concentradora de libros
inorgànicos, a veces liricos.

El agua que danza en ella
lo ha olvidado todo.

Sòlo repite lo que el universo
le enseñò hace siglos.

Ese universo que -sin embargo-
nunca le mostro la diferencia.

Ella podrìa extenderla esta 
tarde.

Pero al igual que el universo
es mejor no escribirla.

Que la lluvia siga enfrentando
la vida como pueda.



Guillermo Pàredes Mattos

La Serpiente de los Mitos










Puedo perdonarme las cosas dominicales.
Eso debido a que soy coherente.
Ofrecerme algunos lujos como la inercia y el
ambar de una serpiente roja en el mito.
De preferencia uno de los mìos.
Poseo muchos ya que se trata de desaparecer
o aparecer segùn mis acantilados.
Y el mito descansa sobre ambas manifestaciones.

Hubiera intentado unir hojas, si de eso 
tratara la vida, pero la vida es màs decimal
si hablamos de ello. Y no se reencarna como el
oceano en la alquimia. Es la hoja quien
tiene esa experiencia. La vida 
lamentablemente parece a veces un decimo.

Logro a veces, ordenarme entre los nùmeros
si son ciertos y las expediciones
mas domèsticas pueden ser controladas
desde algo mental como el peso.

El equilibrio, el caos, la armonìa con la
electricidad y el que sè yo de atmosferas
con lo ingravido y la noble subjetividad
de una dinamismo, dan al lexico la evoluciòn
del poseso.

Y ya he contado muchas medias.

Demasiadas para volver a escribirlo.




Guillermo Paredes Mattos





El Viaje del Racimo







Sobre el alfeizar el lujo del acido.
Entre sus mayolicas el racimo incondicional.
El sujeto y el acto donde tienes que encontrarte
y un higado, con superficies o legados
que lo divino aproxima a una làmpara
sobrehumana y tardecina como
todo monòlogo.

Despuès el viaje del criterio.
El contraste entre lo que ves y eso real.
Los individuos cimbreando al estallido
del tejado, con una luz citadina
envuelta por vertiginosos
compuesto de nociones.

Rodillas de nieve para quedarnos solos
vuelven al complemento de fisicas opiniones
e idealizas junto a un pedestal
el nacimiento de eso que lees
apostrofàdo con un sentido
religioso de epistola.

En el suspenso, la escalera y el moho
de la canciòn, trayendo primordiaes lenguajes
de imitaciòn; espeleologìas donde
acentuamos el onirismo con neologizares
de hambre cuya apariencia
quimica, especula en 
el tramo junto al
todo.

Lo hace ahora...

Cuando ese ahora debe demostrar que es

verdad.




Guillermo Paredes Mattos




Entraña Hermetica de una Fàbula






Se puede vivir despùes de lo esquivo.
En horarios de profanaciones.
Junto a yelmos que no
tendràn lugar.

A sustantivos que conviertes en hechos
y manifestaciones.

Se puede ser el escribano de un depòsito
que sòlo junta ermitaños y  re-crea
en espejos, plasmas
o nigromantes.

Se logra que un poema en descomposiciòn
muestre orgìas de arrobares.

Que entre el sol y el vidrio sea indòmita
la estampa de una soga.

Por allì el habla de dios cortaba una linea
sin memorizarla.

No lo sabìa.

Existe un universo soberano e industrial
cuando se es individuo
de solsticios e irreconciliables aullidos.

Hermètico, casi de metal entre la bruma.

Hieràtico, como una idealista quimera.

Esas desnudandose; mostrando
la sangre de sus fàbulas.



Guillermo Paredes Mattos

Adioses de Loto








Entonce ves inimagible;
dormìdo como una apariciòn.

Fantasmas de piedras y cuerpos
humedecièndose en la barbarie 
del estigma
consangrado al espìritu original
del origen un botìn como la orilla.

La existencia como una escarapela 
de iones, reconociendo el animal
que convertìa en dios un imperio.

La latitud del clavel.

La fotografìa mecànica del suicida,
su necesidad de loto donde un cuello
me enseñò a recibir papeles,
al igual que carnes o civilizaciones
de mandiles.

Recorrìa el mar buscando una mezquita.
Un fusilamiento latino de purificacion.

Inutiles albuminas pornografìcas
en una tarde; ebria 
de polen y azulejos.

Y entre fluorescentes densidades
psicomayores embarcaciones de vàndalos
te decìan còmo escribìa un pecho
cùal forma de luz tomarìa 
para exiliarse.

Y yo recordaba que no soy intrepido, eso
sucede entre los rascacielos.

Yo sòlo puedo dedicarte algo inconciente 
sin llegar a ello.

Convertirme en parafernalia con modo
de tono o de idioma difuminandose.

De inesperrado riesgo en una marcha 
zodiacal de geletina.

Completando el rol del sìmbolo
y la galaxia.



Guillermo Paredes Mattos

martes, 22 de octubre de 2013

Sobre el Lenguaje y su Sombra









Hay lenguajes que viven
sin ver jamàs su sombra.

Que la pierden apenas
tocan la vida.

El poema por ejemplo cuando
lo transforma en oraciòn
lo confirma.

Pero esa sombra sòlo
se desprende.

Al igual que una palabra
en la hoja,
posee otro destino
en el aire.

La palabra sabe que
muere entre aquellas.

Su sombra sabe que 
lo harà entre cèfiros.



Guillermo Paredes Mattos


Ocupaciòn Astral







He llegado a la luna en alguna 
ocasiòn.

Lo hice con un juramento  de 
premisas y articos.

Como un arco entre frisos de
articulaciones entre
genuinos deseos.

Despuès, la llegada del tiempo
y las promesas marinas.

La ocupaciòn del astral frìo con
un lunar en los ojos.

Insurgentes cabellos de amor
en ediciones antiguas
de azur.

La libertad encerrada por otra 
concepciòn.

El riesgo del estilo junto a un 
abad de sacerdote estilizado
en la infamia
de un secreto auriverde
como un espolòn, por decirlo.

La conquista perfilada
por una conversiòn
de nebulosas
o sinonimìas notables
enterradas por los labios.

En una de ellas era 
un trapecista el
oràculo.

En otra su maleficio
conjuraba.



Guillermo Paredes Mattos

La Esfera de Platino







Siempre hay un heraldo, un armazòn.
La valentìa de su diagonal en
el pecho. La humedad del birreme
y como otra esfera, el cuchillo
con que el feto devuelve
un aspaviento
a los lunares.


Largas filarmònicas de brazos
pueden ser mi alado antebrazo
lleno de astilleros
alguno de ellos reencarnandose
sin sentido, empero
observando una anècdota
de filologìa.


A la vez, formarìa el cuerpo
del aparejo
en cuerdas de naturalezas
donde un eclipse
recibe su armonìa
con una flauta
enlazada a los rìos.

O una naturaleza entrelazada
a una busqueda
con ansias de frìo
a barlovento.

El etilico paisaje
donde hundimos un dìa,
donde soplamos circunstancias
inhospitas
con una boca.

Siempre cual encantamiento
de vociferio
junto al contenido 
donde la providencia desarma
una flauta.

Para que la divinidad
explore un manuscrito
y entierre en ellos
esferas solares
de platino.



Guillermo Paredes Mattos


La Espera de los Garfios







En esa caida oiràs el corazòn.
Los relàmpagos junto a èl pareceràn 
enjambres; siluetas a la vez tan brillantes
que percibiràs lo luminoso
a travès de sus efigies.

- Tu ser posee mas de una-

Repetiràs ensenadas.
Historias sin definiciòn.
La existencia volverà a ser mìnima
como un ejemplo.

La fragata tomarà un barco
para llegar a la arena.

Soñaràs la brevedad de una calle,
la formidable orza de tu pie 
sumarà bitàcoras 
serenatas de policias especulando
en el fulgor
abàndonando tu casa a una 
flecha.

Conoceràs la niebla mejor
que las proposiciones.

Intuiràs la fortuna del clavel
en su desgracia.

Desde un medium, ya no sentiràs
como se envaina oleaje.

Como una joroba que busca un
camello te perderas en las dunas,

Diràs: debiò ser asi.

De esa manera a mì, me esperaban
los garfìos.


Guillermo Paredes Mattos



lunes, 21 de octubre de 2013

La Voluntad de los Silencios










Es en el desierto donde se buscan las 
palabras.

Pero es el poder del silencio quien 
decide si se quedan.

Por ello en la soledad de la madera
dejamos de preguntar al gorjeo.

El gorjeo es una palabra convertida 
en melodìa.

Una conversiòn que aparece y 
desaparece con muy poco para nosotros.

A cada uno nos toca el pròlogo de la arena
que la intuiciòn perdiò hace siglos.

La vida es la ùnica oportunidad de
volver a èl.

Y ambos nos escriben; desde un desierto
donde otras palabras se buscan.

Desde una arena donde la intuiciòn 
recibe a lo ardiente.

De tantos hechos a veces elegimos uno.

Uno que termina agitàndose dentro de 
un poeta.

Y siempre quedamonos a mitad del
que elegimos.

Debe ser porque el es poder del silencio
quien decide si se quedan.

Y no el de las poder de las
palabras.



Guillermo Paredes Mattos

El Roce en una Idea





En el craneo debajo del agua o al salir
de ella
para que podamos graficar su nuca.

Cuando intentamos que la realidad
beba del ayuno
en el cual desatamos dejos hambrientos;
los mìos, lejanamente literarios.

Y todo gentilicio es hoja que
disfrazamos en motines
de angustias
con fantasìas de cartas que ven
una acròpolis en medio
del frìo y tal frìo llega a la coherencia
de un desierto talentoso en el miedo;
un desierto que de explicaciòn a explicaciòn
turna de fantasmas su zozobra
y entonces sì logramos remallar
las alas de algùn angel caido
tenemos que alimentar una espera.
Ver como las fabricas son corporeas
en los vacìos de su caida.
Y tal ansia no està unida a las manos.
El ansia es una oraciòn del anhelo.
Una interpretaciòn donde los
codigos penetran 
un mensaje donde alguna vez tambièn
mi mente
se deshizo intentando
encontrar una idea.

Y sòlo pudo rozarla.



Guillermo Paredes M.



Subjetividad Poètica






Se puede proceder de manera instintiva.
Ser biologico como una aurora de estòmagos.
Digerirnos poco a poco o disecarnos.
Caminar hacia un cometa o extasiados seguir
al amor si està disponible.
Conservarnos crudos.
Nihilistamente abstractos.
Nucleares o hipodermicos, pero no como una aguja.
Huir o llevar a la fatalidad en cada dado.
Sugerir equinodermos o laboratorios donde 
la insinuaciòn del tèrmino predomina sobre la
desesperaciòn o en sentido adverso
la desesperaciòn domina los
tèrminos sugeridos
al doblar la sensualidad de una estrofa
camino de lo tràgico y el
polìgrafo nombre de su llamarada.
Parece indispensable una chimenea
de navegantes.
Indispensable la direcciòn del bàculo 
que no se puede dar.
El sagrado luto o la utopìa de lo insomne
pues algo estètico
siempre es anàrquico pero sòlo
entre desplazamientos.
Desplazamientos demasiado rigurosos
para seguir pensando ahora.



Guillermo Paredes Mattos



Extravìo






El oceano diseña otras cosas.
Las olas nos distraen mientras ello sucede.
La cresta, el regreso a si mismo unido al canto
de la marea. Aprende hasta reconocer objetos,
materiales de acuario y moluscos, sobretodos de hipocampos
y màstiles modernos entre proas y gavieros.
Puede convertirse en nebulosa, tambièn en leproso
-esto proviene de su amor por los barcos- 
en balaustrada al final de su horizonte
- como si el horizonte acabara-
en lampo de sed junto a los muelles;
un espigòn antiguo doblàndose en la carta del
gitano, en territorio de esferas aprisionando
la espuma entre acuaticas cenizas.

Elabora preludios 
evolucionando al criterio
de una caracola desgastada por un alba de
lanzas y antorchas, donde los yelmos son evanescentes,
intentando describir lo absoluto.

Mirada de otro espinazo y reglas de sueño
donde la conciencia despierta
porque mas allà de sus agua se despiden
de nosotros otras cosas.

El mar se dedica a ellas.
Este texto podrìa ser una prueba en ese sentido.
He cruzado por sus palabras, he sido errante
a partir de sus olas y sòlo he tocado
una lengua de èl
una resaca,
algùn recuerdo de navìo. Totalmente 
distraido por sus olas, dediquè mi conciencia
a buscar en su extravìo.

Paralelamente el mar diseñaba.
Paralelamente el mar encontrò lo que 
buscaba.


Guillermo Paredes Mattos


La Evocaciòn y el Recuerdo







Sin mirar el paisaje, sè que alguno
termina en un àlamo.

Puedo observar la finìsima linea que
forman las copas de los àrboles, quebrada 
a veces por el viento.

Veo el movimiento de las ramas;
movimiento decidido por el sobrevuelo
o la paciencia de un ave.

Contemplo el ave; en otra ocasion,
hubiera sido toda mi reminiscencia, pero no.
Yo sè que hay cartas màs profundas.

Cartas en lugares donde la tierra
escribe un poema. Uno solo.

Sin mirar esa silueta, siento haber 
empezado a recorrerla en un instante,
el cual no mide esta eternidad por recuerdos.
Tampoco por siluetas.

Instante, que nada màs
evoco.

Instante que necesita el maleficio para
convertir el recuerdo en imagen.

Instante; que nada màs
evoco.

Y mi amor por la locura, convierte
en paciencia.



Guillermo  Paredes Mattos






domingo, 20 de octubre de 2013

Debajo de las Piedras







Lo que despierta o abre un camino 
a la flor y la pèrtiga que ondea a lo sumo
con iniciaciones idilicas o yàmbicas
encontràndose con peregrinajes 
de aulos, sin pedazos de historia.

La corona en el entendimiento de
una plaza con balanceos e inmunes
desperdicios; donde el villano es sordido
y abriendo pentàgonos sucede a 
las màquinas y las escarapelas.

Aquello que toma cabellos o
separa el libro donde la mayeutica dobla
la noche con un vaticinio sin
mirada en el ciclo opuesto
al peso de materiales 
con bagajes de 
citaras con lo insomne o aquello que
la cigarra desvanece
en los guijarros.

Porque debajo de las piedras
todo desaparece.



Guillermo Paredes Mattos

Experiencia de la Idolatrìa






Primero consagramos los trenes.
Escupimos de noche rodeados de arcipestres.
Confundimos el sol creyendo que escribirìa un poema.
Uno que domara escencias y fuegos por las que
vagarìamos como largos forasteros
de pètalos.

Encontrarìamos al agua, ebria en el arnes, donde
la herida confunde su alma con el espìritu
y convoca a la sangre para
que logre
definirlas
separarlas como artes que el destino
sobreentiende desde un horoscopo prohibido; cetrino
e hialino; igual al centinela que baja
desde el mar con un vidrio
incrustado en el pecho
y sòlo los vagones
intuyen que el viaje por esa armonìa
se debe al paganismo mas celeste que la fe
puede tomar de la idolatria.

Una que eternamente ha seguido al
brillo de los manantiales por la noche.



Guillermo Paredes Mattos

Lenguaje Primordial






Que volvamos al mar  con el oxigeno que 
el silencio lleva en sus manos.

Que el iris regrese entre cabellos humedos y
sedientos, como testimonio de un mìtico rocìo
lleno de satèlites.

Que las hojas se involucren entre los nombres
como la vida en la existencia.

Que la realidad nos muestre otros signos; 
herencias de prodigiosos alfabetos con
acidos y laberintos
de minos.

Que esas historias al vernos
aùn puedan leer en
nosotros.

Y nosotros en
ellas.



Guillermo Paredes Mattos

El Sueño de una Ciudad







He visto una ciudad limpia y antigua
sin cascos.

En ella he caminado hasta el lindero
y los druidas.

Soñaba con hordas, buscando un complice
el color de los barbaros.

Reflexionaba sobre cometas - hoy con
otra forma en sus direcciones- tomaba
un estandarte son modelo alquimico; ese
que sòlo la noche puede crear.

Nada transitaba por esta ciudad. Pero
incluso deshabitada  ofrecìa otros
relojes al tiempo, extrañas superficies
para el espacio.

Por un momento sentì orgullo del 
equilibrio en ella, de su casi lirismo
de su porte tan adelante, a lo lejos.

Puedo desde su lirismo llegar al asombro
y sentir la curiosidad del que ha vivido
sòlo en sus adentros.

He caminado por una fila de casas, pero
todas podìan ser embrujo; habitaciones 
limpias y sin cosas conformabanlas, algùn
farol, el canto doloroso de una mariposa
al descubrirla sin àrboles; una luz sin
nombre casi amarilla, una tierra que ya
no se tranformarìa en granito.

Altas torres, puentes con adornos de 
orquideas enigmaticas, yelmos grabados
igualmente, barandas donde los balcones
miraban con un astro en sus papeles, la
bayoneta calada de una ironìa, la super-
poblaciòn sin carne ni equipaje.

Una ciudad que dormìa -eso me dijeron
al final de mi caminata sus palabras-

Una ciudad que desgracidamente en cada
paso creì despierta.


Guillermo paredes mattos

sábado, 19 de octubre de 2013

El Exorcismo de los Torbellinos






Recordaba un apodo de rieles.
La exposiciòn a la arena con adobes
y bloques de exorcismos.
El invierno con su atomizaciòn y plagas
de procesos cuya balada era errante.
Tenìa luces bañadas de erizos
en el pensamiento.
Y forcejeaban allì, comedias ante la 
leyenda de las cupulas.
Ya conocìa la silenciosa
comprensiòn del entendimiento
al morder un oido.
Habìa dado respuesta a las marcas
del pomulo amenazado por
las sienes.
Profundizaba en el trato con el otoño
sin aguardar nada.
Metòdico como experiencia de agua
en el iòn indaguè en los 
tratos del trafico con la redenciòn
y el lirismo.
Absorvì la constelaciòn antes que
dejara la esfera.
Pero mi espìritu evocaba una 
circunstancia de martes
formando una rueda
de ciclones por
la noche.
Y sòlo uno de ellos me 
devolverìa un
torbellino.



Guillermo Paredes Mattos

La Cresta del Dìa






En la cresta del dìa.
En su collarìn con botines de plata.
En direcciones cual cometas de agua
semejantes a los bailarines.
Mientras las luces renacen iguales
a bocamazas y pergolas.
En los patios azules de cadenas.
En el suero del ser que encalla.
En el viento llevando silenciosos
botines de maullidos.
Cuando dos seres unense 
durante el invierno para evocar la
furia del calor.
En lo prematuro y los equinoccios recogiendo
botines de asteroides.
En natalicios con bordes rituales
sin intendsidad.
En lo artero diccionado por una membrana.
O un sitio de creaciòn donde
hombres y lìmites se
acaban.



Guillermo Paredes Mattos

El Adjetivo del Relàmpago







Lo vìmos.

Era un amplio caballo de libertad
sin movimientos
tocado por venus de amapolas
y ademàs
cohortes
del vendabales abiertas
por un cuerpo
entre forajìdos de amapolas.

Entonces, despertaba el sueño
recibiendo su arcano.

Y reinvindicabanse ejemplares
de ruidosos calendarios
donde la duda huìa.

El limòn caìa por un templo lleno
de serenos metales.

Eximios como jamàs, la avenida 
del trompo montaba una escarapela
entre los satiros.

Salitres y puestos oceànicos
de pleamar inundaban la
intensidad
de las corrientes en una pesadilla;
estallaban ante nosotros
con imagenes de violentos indices,
mutismos; casos de escarlatas y perlas
junto a una tez raida por las sinagogas,
deslizabanse.

Despuès de ello reducidos a 
formaciones de pequeñas 
palabras anudadas por los lìmites,
fuimos sensibles
como un trueno.

Y todos relampagueaban igual
que la muerte.



Guillermo Paredes Mattos

El Pièlago en Ristre






El pièlago en ristre.

La balada del fondo junto a un 
animal.

La huella de indiferencia alada
como el viento; necesaria 
en la psicosis espumosa
del estuario
donde una escollera se mece.

Los muelles de una pòcima nacen
ahora; ante ellos el agua
sobrepasando un puesto de guijarros
despierta una premoniciòn de diluvios.

La fantasìa por nieves y paràdojas
lleva comportamiento demiùrgico
de sables en un cuerpo,
uno que casi conocìa
donde la brillantes del filo
compara aùn lluvias y pàramos: junto 
a esa imagen un sigilo
expone 
su ensueño de insondable ruido
y como insòlitos mensajeros, la brasa
del desierto cae
cortejando este lapso desde el ozono
y la nave; la tierra subversiva revive
con unigenitos pseudònimos, el calibre
del gallo anuncia el coro subterraneo
màs cerca y sin condiciones
de ansia y secreto.

Y oimos en su canto
el corazòn de una linguistica
que no se desvanece.

Y entrega al corazòn su
forma.


Guillermo Paredes Mattos

jueves, 17 de octubre de 2013

La Conciencia del Dìa







El dìa nos miente.

Ingresa a la realidad sin que
tengamos conciencia de ello.

Se oculta en lo que desconocemos.

No sabemos de sus lineas asi que
no podemos decir de sus letras.

Cada una de sus letras es tambièn una estela.

Cada hoja donde han sido selladas un
portento.

El dìa; acudimos al oceano
para intentar tocarlo.

Tocamos el aire creyendo que allì
la providencia vestida de 
creaciòn lo forma.

Pero la forma no deja de ser una 
figura.

Un libro antiguo donde un arquetipo
contemplanse.

El dìa nos miente.

Y esa es toda la justicia que nos
toca.



Guillermo Paredes Mattos


La Mañana y el Alba





Asi se formò nuestra aurora, no creciò 
con la mañana.

Y conocemos  mañanas al arrancar
el vuelo a un ala.

Mi alma lo hizo.

Asi que tuve mucha muerte en sus
dedos.

-la mayorìa de las veces sin sentido-

Conocì  la muerte por tantos cadaveres.

Pero mientras mas muerte arrancaba 
a un ala, la misma era arrancada
en mi vida.

Mi vida para era un simil 
del vuelo.

Y si mi destino buscaba un equilibrio
debìa conocer lo opuesto.

Ambos - el ave y mi espìritu - 
moriamos mientras 
nos tocaramos.

-no sòlo era metasensibilidad-

Esa es la primera interpretaciòn de
mi vano conocimiento.

En esta extraña aurora,
de mi literal mañana.

Ya sin alas ni aves, pero ebria
de muerte.

Guillermo Paredes Mattos




Los Adornos Libidos







La cabalgata del adorno libido.
La carta de nebulosa fluorescente.
Ese intimar sin subjetividad con la materia
bajo nocturnos epistolarios.
El aspecto del hilo cuando resta al pronòstico
el resabio del caos llegado al manto.
El complemento del agua
entre la inteligencia.
Observa, concibe la edad dinamitada
del guiòn.
La canciòn del dormitorio.
La respuesta al oceano desollada
por el tiempo.
Esa naciòn de verdes indicaciones
entre crepùsculos 
donde lo vesperal dejò de suceder
al arrebol entrenado por
los pernos
dejò de sucederlo
hasta
el sinsabor que conocìa partes
trementinas
colinas de apurados oràculos 
buscando un nombre.

Uno que las cumbres encerraron
entre sus grutas para 
siempre.



Guillermo Paredes Mattos

Temperatura de los Triàngulos







Duerme la clarinada.
Hasta dònde sè, recitò un poema.

Como gran paladìn no puede 
acompañarnos.

Pero seamos indispensables.
Doblar las rodillas en nuestro interior
llegarìa a ser imperioso. El tiempo
con que lo conjugamos
es otra forma de afirmarlo, pero ello
sucederà entre nieblas
allì inauguraremos una letra para el
corazòn. No hay màs techo en ella, 
no hay otro gigante.

Creò la trompeta
la angustia en ese poema,
su disturbio de burdel y velocimetro.

Su absoluta temperatura 
de triàngulos.

Su prostibulo en el pubis
de los aires.

Yo no fuì aneroide, pero logrè verlo.

Sabemos todo ello, màs no
entramos al ritmo y el vibrar
de sus sentencias.

Diariamente nos ensangrientan
con sus labios, pero
no los desafiamos.



Guillermo Paredes Mattos

Los Ojos y Balcones








Se ve un fracaso; tormentas
invaden continentes de idiomas y la tez
hibrida de un sol con racimos. Una
carta de prismas que la luz traduce 
unida a un espejo donde los reinos  
forman oceanos de castidad
de palidos colores.

En el azulejo
se forman 
girasoles. No deberìan
pero nos lo evocan.

Llega el mediodìa.
Ha acampado muy lejos de manera
que sòlo los ojos puedan tocarlo.

Estoy encerrado en una hoja,
es una manera de escribirme, de proferir
junto a la estela que vivì
entre lecciones de madera, anhelando
un balcòn; la estaciòn de brillo en èl,
no marcaba primaveras, sòlo
era una astucia con que la
ira recordaba que
el canto del invierno
se atreviò primero
a buscar anglicanismos,a
desprenderse maniàtico del hechizo
con que un desastre recoge un 
idioma.

Y sòlo el mediodìa parece 
tocarlo.

Un mediodìa de ojos y 
balcones.



Guillermo Paredes Mattos

Cultura Hipotèrmica






No hay herramientas para decidir,
eso es contrario a una herradura.

No existen cortejos asi que puedes
buscar contorsiones entre la nieve.

Voy a buscar los astros si lo planteas
desde una falange epileptica.

Te observarè hasta acabar con los
jirones petreos de las hienas.

Estaremos en el juicio donde la
lira replantea su amor de opalo.

No abogues por culturas, arrojate
a las cenizas, busca acantilados.

En los acantilados los jueces siempre
terminan victimando sus actos.

En los acantilados a lo sumo podràs
escribir de una ballena.

La belleza sigue perdiendo su amor
por la efigies, todo su fetichismo.

Muestrale donde roncan los perros,
de què manera son manantiales.

Eso de edificar, es un valle de cadenas
y todos somos lineales sortilegios.

El arte decide què cultura hipotermica
dejarà las piràmides y nubarrones.

Mostrarà el ministerio o el privilegio
de un laberinto donde completa tu vida.

Su tarea es divina en lo alto. Y bajo
las alturas del ser se hieren  las piedras.

No quieras ser redondo, eso dejalo a 
los màtiles o la hoja en entredicho.

En comparaciòn, los similes pueden
ser panales u otras caligrafìas.

En uno de sus alfabetos la ruina de
esta pasiòn te mostrarà algo verdadero.



Guillermo Paredes Mattos




Temas Hipocondrìacos





Un hoy es siempre dificil y sinoptico
Semàntico y pergola de nubes. Pre-escolàstico.
Es extraño y duerme entre goletas,
muchas de ellas son nichos. Ingenuas y simples,
tanto como sencillas, reconocen lo clamoroso
porque la inocencia es inmediata.
Es semejante a halos rojos de dragòn.
Para este dragòn y el fuego de su boca 
mi sabidurìa es onerosa -debo decir-
una inspiraciòn que no logra oficiar
un comportamiento de emperdibles.
Yo voy a ser ingenuo hasta lo posible
o la adrenalina que pueda dejar un lirio
cuando abandona el jardìn del musculo.
Y tambièn serè oneroso siempre y cuando
no tenga planes y mi ciudad retome 
la desapariciòn que tenìa dedicada a mi
nuca. Yo aprenderè a desaparecer en
los trenes. Cantarè mientras posea el
tono hipocondriaco de los labios o el
sereno paso del ser que veo cuando 
termina o empieza una tarea.

Todo eso intentarè ser

-cuando deba serlo-

Y mientras sigas dedicandote a
lo mismo.


Guillermo Paredes Mattos

Congregaciòn de un Turbante




Bajo diluvios o frentes.

En movimientos donde la oscuridad
aparece en silencio como una elevaciòn
o una figura donde
lo fascinante convierte en vidrio
el otro sombrear del
turbante. Su hermètica congregaciòn,
donde toma como niño
el separarse del hombre. Y vemos
màs de uno vagando en ciclos de raices.

-el que me pertenece, admira
la fortaleza del oropel
al asombrarse y segun
ciertas transfiguraciones
excava-

De una apariciòn evocàndonos
al lado de aquellas agnosticidades o...

sumamente los
aeropaticos fresnos,
los escritos pronombres,
melodìas distancias, donde finalmente
se detiene un cuerpo literal, 
frontalmente creado.

Asi nos reclinamos en bordes cuyos
màstiles abren amenazas.

Volviendo a purificarse en el horror
nuestras manos.

Y no conociamos cuan
importante - o vanal- es orientarnos
entre zàndalos. 

Sobre
un valle de sacrificios.

Hasta hoy no sabìamos cuan
propensa es la probabilidad a ensartarse
màs incierto que una ecografìa
o el nombre isabelino
de la calle
doblada por un atardecer.

Donde resbalan la soledad y las
conexiones.



Guillermo Paredes Mattos








miércoles, 16 de octubre de 2013

Expiaciòn de una Sombra





Caminò la sed.

Tenìa sonidos y algas. 
Manuscritos, albergues. Expiaciones.

Era un maleficio, como todo lo
ardiente que inicia su camino, era
un maleficio, una luz junto al mito,
una especie de cometa contemporaneo
sin inmensidad.

Un manantial sistemàtico como
la voluntad.

El poder del albedrìo en el 
auge.

Una personificaciòn
sin riberas.

La calle que debes encontrar desnuda
porque sòlo asi luces carnivoras
beben del hombre.

Sòlo asi te lo
mostraràn.

Asi que camina.

De quien debe deshacerse tu lenguaje
es de su sombra.


Guillermo Paredes Mattos



Dorados Acromiones







Esta caminata en la gravedad.
El espacio o el contenido; gaseosos como
el sino y despuès de ello
la entraña 
en la fe, donde la lìrica
deja pasar un cono
con lenguas de 
mitosis.

Eso sideral reencarse en 
el boreas. La mitologìa
como el primer enfrentamiento
del valle ante una amenaza
con ojos de Prometeo
con poemas donde Apolo asciende
a la primogènita estaciòn de
la brisa.

La hojarasca, la paciencia
de los colores para no vivir en ella.
El salve de lo transparente
obviandola hasta un 
universo remoto.

Una silaba allì era quien anotaba
en los sacerdotes

la cacerìa de los dioses
en la caligrafìa de verbos
donde monasterios 
y esplendidos 
reflectores
abren estelas de tropeles.

Uniendo la justicia del fruto
entre los aneroides.

Una ley venosa
de acromiòn 
dorado.



Guillermo Paredes Mattos


Poema






Es dificil entrarse en el poema,
como lo hace el poema.

Generalmente definiciònes
del mismo, intentan guiarnos, una con anclas y 
premoniciones
en otras
arrastràmos navìos y onzas
laminas donde
a veces logramos dividir; rozarlos
convertirlos en musgo o piedra
segùn
las circunstancias 
tal
definiciòn deberìa servir
para que ese poema viva.
Pero una definiciòn
no es una experiencia.


Todo esto es como prolegòmeno y
la caverna donde el lenguaje es tomado
como alegorìa o estructura
de àrbol
a algo màs espiritual
como la nieve
deteniendose
para buscar asi
su
destino...

Pero nada que se detenga 
lo hace.

Lo sabe mas que el hombre 
el lenguaje
al tomar la decisiòn de atravesar
el poema.

Y tambièn lo sabe
-de alguna manera-
el poema.

Y ello porque para 
existir se bate mas allà
de su experiencia.

Y no lo es.



Guillermo Paredes Mattos

Visiòn de la Palabra







Veo un hombre.
El elemento final de su vida era
un oficio.
Un irracional elemento si escribimos
de plano o somos
hieràticos
como el halcòn
o sus arcanos eslabònes.

Despuès de su lengua caminarà una
ilusiòn - ello podemos intuirlo- un paroxismo de zocalo
buscarà su cicuta, ese insòlito sentir nada
cuando se llega a todo.

Ese llegar a todo con la sensibilidad
de lo que no puede cumplirse
porque no hay final.

Eso lo sabe el zafiro o la sepia,
la ensenada, los filtros; la marcha
de un arte primitivo
para unir desde una reliquia a
la ciencia sòlo
alquimias.

Una que no sea epistemològica, pero
que logre predecir.

Una que comparezca ante el rehen o 
la perdiciòn de un color en el infinito.

Que no deba adelgazar o percibir que
el contrario
es un dialèctico supuesto que observamos
con una linea de exorcismo en el
habla, cuando no en 
un diàlogo.

Cierra los ojos si quieres.

Lo mismo te diràn tus palabras.


Guillermo Paredes Mattos

La Maldiciòn de lo Divino





Sobre el pètalo.

En la hora de un mundo encallado 
en nosotros.

Disputado por antiguos ancestros; uno
convulsionando por la noche
cuando conoce el azul
y ha llegado: al ofertorio, a la estampa
a la figura convertida en fàbrica,
entre helices de equinoccios
-su memoria- trae sagradas intenciònes
en la arena; la mia era tocar el agua,
medir audifonos de espuma
en las crestras, solucionar el problema
de lo prematuro y la expediciòn,
en estandartes rectilineos.

Mientras el acto
toma origenes como el sonido
y tu condiciòn de insomnio al cruzar el dìa
nos mantiene altisonantes
como un dinosaurio en la belleza
y tu espìritu conoce
que no hay azar
que sòlo hay energìas y cartas
de resplandores, amaneceres
al lado del vigia en nuestro culto
-otro màs- dentro del mito
de la religiòn o el girasol
cautivo en la ballena
escribiendo de 
poetas tocando vaticinios
cautivando a la arena con sus profecìas.

Todas girando  en la maldiciòn de 
lo divino.




Guillermo Paredes Mattos

lunes, 14 de octubre de 2013

Origenes de Estelas






Sin ninguna intenciòn 
desear que el polen sea estilizado
es una premisa.

Algo lògico como una acacia
derramàndose en el
fondo de los
hombres
cuando alguno
sacrifica naves amarillas.

Pero desde la conciencia de 
un cardo anatòmico
el limbo de una enciclopedia
sobrepasa la dimensiòn
donde se juntan 
inviernos para crear la nieve
y desde esa misma conciencia
la libertad calza la idolatrìa
de un juramento 
interrumpido 
en tu cabellera por un lince
o la yesca del mar
que nombraste sin saber que
era otro pièlago.

Sin ninguna edad volvemos
al cometa que deshizo
el agua,
a la volatil evanescencia del prado
que no llegò al bosque
al rugido elàstico de un oso
o hialinas quimeras
donde los tejados
se baten con
un ladrido 
antes que la elasticidad
del felino.

Y al buscar la racionalidad 
en ello
llegamos a creer
que estamos convencidos
de un ser llevando
lenguajes
de contenidos
bañados por lo insomne
por la noche
para cubrir de luminosas
estelas
las tinieblas.




Guillermo Paredes Mattos


A Partir de una Estrella






Tengo vocaciòn por una estrella
ya que su punto en el hemisferio no
es plano.

Ello se muestra como una posibilidad
cuando planteo
una hipòtesis. La escritura es la
hipòtesis. Tambièn la
posibilidad.

No posee la forma de una estrella ni 
es plana la escritura. No tiene el
encantamiento de una hipòtesis
cuando esperamos.

Al primer lugar a donde nos arroja
una hipòtesis es siempre
la espera.

Mi vocaciòn al final termina llegando
a la escritura. Ello por mi amor
por las estrellas
-formen o no constelaciones-
por las posibilidades
los planos o 
los hemisferios.

Mi vocaciòn despues de la 
escritura
parece morir en la palabra.

Ello sucede porque la escritura
desde la palabra
lanza sus propias hipòtesis al
texto.

El asunto es que mi destino ya no
continua ese viaje con ella.






Guillermo Paredes Mattos

Los Dioses del Alma



                                                                                              El Fuego



Existen angeles que son como
el exilio.
No viven demasiado en èl.
Existen y nos sorprenden pues
demuestran cosas
poco posibles.
Por ello los amamos y por 
ello tambièn los odiamos.
No es que el odio estè 
en la naturaleza 
de cada uno.
Pertenece a ella y en momentos
como este lo conjuramos.
Ahora, sè que siempre 
convocamos a las luces
y nos encerramos y ensuciamos
nuestra habitaciòn
de sumergibles y nortes.
Sobre todo de nortes y ya que
jamàs buscamos uno, el que llegue
significa un encuentro.
Una cita con el fanal
y el sino.

El sino ahora, sino como 
cualquier fatalidad o
una tristeza de estadios
extendiendo los mas grandes
incendios en su alma.

Otra de las pocas cosas que sè, 
es que desde esa alma 
buscaràn la
carne.


Guillermo Paredes Mattos

El Brillo de lo Frenètico






Somos enlaces permanentes
con el agua y los
juguetes del
misterio
sobrepasando su culto.
Todas las cosas tienen uno.
Es como un rito abriendo
con lentitud por la noche una
quimera, un arrobamiento
de inefables caidas
en nosotros mismos y
nos entrenamos en saber como
giramos o damos a un eje
la virtud de un espìritu
que pueda sostener
esa estètica de 
inclinaciones
a veces peripecias
o nombres 
que la inspiraciòn 
no delimita en la inocencia
pero a su carne
le muestra barcos antiguos
llenos de cartones o 
liras desiertas
llenas de limites.
Tenemos dìas
es cierto.
Estaciones - afirmarlo 
es tan coloquial-
tenemos cabezales de 
milenarios huespedes
con el trafico
o la melamina del tìmpano
descansando en
un ruido eterno.
Uno semejante a veces a lo
frenètico.



Guillermo Paredes Mattos

La Ventana de la Orilla





Inevitable.
Como un lirio que llega
con una papaya
en la frente.
Igual a la cubierta del
medallòn que 
hunde su estilo
en el nombre invisible
de algùn primogenito.
O el primer sol
del inviermo
matizando 
con una hiena
el testamento del 
sueño
desde ancianos juegos de 
mànticas en un
roble
confensandole al viento
que la brisa es
de piedra.
La cita de los leones
en el agua.
La superficie por donde
anduvo una polea
graficando una
suma del calibre,
intentando llegar a su 
conciencia.
Maniobrando en el
entendimiento
que traìan 
las agujas adheridas
a la carne con 
las que recorrimos
una carta como si
todo y nada sucediera.
Pero preguntàmos.
Què podrìa 
poseer un fenòmeno
que vemos desde aquì
rotar en el iridio
para nosotros.
Màs aùn si es de sueño.
Si no puede tomarnos
de todo lo elemental
que fuimos un otoño
y bebemos una carta de lo atroz
como lo hace una llama
del volcan.
Una sola llama
al caminar por la orilla.



Guillermo Paredes Mattos

domingo, 13 de octubre de 2013

Presentimiento de Escritura






No puedo escribir de presagios tal 
como el presentimiento.

No como los eslabones.

Ni puedo sentarme ante èl 
con notas materiales de edipo
sòlo porque ramplas
de periodicos lustros
son hipnoticos vilos de milenios
en notas proporcionales al 
sueño o la reencarnaciòn
decidiendo un curso desvaneciendose
sin color en el lexico.

Es dificil porque jamàs lleguè al
sustantivo.

A los parajes solares del adjetivo, 
uno que es contradictorio.

Eso podrìa definir su poètica, pero no.

Hay tipos de lenguajes.
- como hay individuos-
Otro encantamiento.

Soy un individuo entre techos 
y mesas.

Un yelmo que reparte
drizas de envìos
dorados.

Entre levadizos reportes
de cadenas.

Ello no sirve mucho como trance.

Ello sirve a veces para nada.

Pero lo necesario -por hoy- es que
llegue a la sal.


Guillermo Paredes Mattos

Carbòn del Asta





Ser prosa de narraciòn, simple y austera
como la poesìa de llaves implicitas.

Quedar frente al oceano como la lengua.

Presentarse a una colina con un litro
o nosotros.

Condicionar un prologo como la matematica
al unir pesebres.

Despertar en el angel y oir que es equino 
desertor de purgatorios.

Preguntar porquè la herida no llega nunca 
màs lejos que el dolor, si es en el dolor
donde crease. Y supuestamente 
debe llegar màs lejos que
èl.

Mimetizarse en cada acto como lo
hace el espìritu.

Aprender de èl con cabezas de dragones
y puestos de encinas.

Caminar por la nieve y cantar las mismas
baladas del invierno para que no
despierte.

Incendiar un àrbol porque sabemos que
la tierra desde sus cenizas levantarà otro.

Convertirse en fonomìmico, casi 
daguerrotipo.

Hasta que el carbòn nos lleve.





Guillermo Paredes Mattos

Econometrìa entre el Ente y el Agua





En el trato con el uno, dejamos de ser
trascendentalmente poco. Ese poco en 
extremo o demasìa
semeja ente de arcanas derivaciones con
los hermeneutas
- de abolengo o raìz sobretodo-
asomandose a aquellas cosas del 
biotipo o el cono
el tridende, la expediciòn o
el cardo de un acadèmico conocimiento
de tropos, - demasiado acadèmico-
donde la experiencia
jugò su papel material como alguna vez
lo hizo un pergamino.

Un papel material que la lleva a ninguna 
parte.

Que vuelve a replantear el sentido de
este poema en un piano.

En una labor miticamente enamorada.

Partiendo de la mècanica, llegando a 
los pedazos.

Siendo hidraulico, no tanto como el
agua.

Ella sigue la estela de si misma al ver 
un rìo.

Yo no puedo dar el salto desde la orilla.



Guillermo Paredes Mattos




El Hilo de la Mosca






Desde este àngulo es mìnima la toma.
La visiòn ha cedido al pàramo.
El pàramo resume una especie de desierto.

He fijado una carta allì donde encerrada
como una palabra està una uva.
No sè si llegado tal dìa la abrirè.
No sè si tendrè tal lustro en mis piernas
asi que vuelvo a un àngulo.

En èl una araña construye un juguete.
Una mosca lo sobrevuela y
dicho insecto intuye que esa construcciòn
no significa màs que un terrible y hermoso
destino.

Sabe profundamente que no debe hacerlo.

Pero a èl se entrega.



Guillermo Paredes Mattos

Etica de la Imaginaciòn







A què soy leal. Poca imaginaciòn basta 
para enquistar un silaba. Abrir lentamente
en ella, aprender de su zapato.
Posiblemente a este ritmo terminarè
anagogizando. Muy cercano a la pena
y un hipòdromo azulado por ritos que
alimentaranse ya de naftalina.
Tambièn tendrè esa naturaleza.

E identificarè edificios.
Despertarè en el amanecer para ver
como las cosas se fermentan
no tendrè oido màs que para aquello
que no ofrece nada....sòlo està.

Dirimirè palabras como piscina y extrañeza,
extorsiòn y bala.
Salir de mi casa serà tan dificil asi que
me pedirè grandes cosas;
un hilo, un pedazo de hoja que arrastra 
en sus corrientes el otoño. El
resplandor de las paredes
cuando no pueden mirarse, un anatema.

Eso serà todo.  Ahh, lo olvido...una melodìa,
una tan arcana como el vellocino 
que un ancestro dejò en este sitio.

Posiblemente encontrarè en
esa instrucciòn la poca imaginaciòn 
que encuentro ahora.

Esa poca imaginaciòn a la que 
se es leal.



Guillermo Paredes Mattos

sábado, 12 de octubre de 2013

El Veredicto de la Espina





El sìmbolo de una figura.
Cerca de èl una rama.
Quien completa espiritualmente
esta representaciòn es un astro.
Tal astro ha sumado dìas a 
sus ruecas, señales a sus ojos.
Se ha comportado de modo
que la magia no puede reprocharle
nada como adivino. Quizà por
ello tal adivino para ser existencia
se une a la primera letra
del alfabeto.
Ese es su principio.

Largas ballenas cruzan el 
libro de los asteroides.
Elementales objetos de poesìa
hablan del resplandor entre
delgadas lineas de nubarrones,
palabras prontuariadas de fe
inundan entre quimeras la 
represalia del juicio.

Tal juicio lleva en su
corazòn un veredicto.

Y su flor es de espinas.




Guillermo Paredes Mattos

Sin Tocar lo Divino







Al recorrer una noche
o sintetizarla.

Indispensable o no el nùmero
de la marea. El halcòn que resta o 
suma en los ficus.

Despaciosamente al propalar 
un decir o la escultura del pino
terminado por la brisa.

En lo que incilinabamos 
tan cercano a las cavernas
para buscarnos elementales màs
que geomètricos porque 
ello es posible.

Entonces, medimos areas,
constituimos leyes sobre lo irreversible
accedemos al sìmbolo desde las orillas 
de las figuras, llegando a ese momento
donde su intuiciòn decide
el destino de la linea
asombrada por el canto de 
un sus puntos.

Al recorrer esa noche.
Llevarla en un tranvìa.
Alquilarla en el talismànico huerto.

Del cual volvemos esta mañana
sin haber logrado tocar
lo divino.



Guillermo Paredes Mattos

Los Filos Demagògicos






Hace algun tiempo.
En el punto donde empiezas creando
las cosas y describiendote
como desconocido en ellas; un pàjaro autista
por ejemplo.

Un ambiente celoso como mi alma
entre piedras y capitulaciones
sobre un escrito poètico
de sal y dossier.

Una melancolìa -que elegimos- de acero
para sobrevivir. Una tàctica o estrategia 
sin colgar su nombre cual busqueda.

Una vehemente doctrina
llevando la acrobacia
de una distorsiòn
inefable.

Travesaños de realidad y runas
doblados por una cadena en el relente 
y el juego de cuclillas ascendiendo
tembloroso-casi ardiente-
entre invencibles
murallas de cèfiros; cada uno
formando hilainos naipes en su mente.

Y nosotros creìamos que ello
vivirìa sin plasticos. De manera
como la voluntad en el rigor o el
mestizaje de una platea
donde el standar
del aceite
es el record del cirio
cuando toca el temple
aquello insurgente
al sueño o los fulgores; lo
llamarìa inspiraciòn si no creyera 
tanto en la poesìa
o formara mi nociòn
de su justicia
con diamantes de hollin en un àrbol.

Y escribir àrbol se hace absoluto,
pero ese es el peligro de todo ser literario
consumandose en el poema. Un ser que
a veces el espìritu toca.

Lo absoluto en èl, puede convertirse
en un filo demagògico.



Guillermo Paredes Mattos