domingo, 30 de abril de 2017

La Orilla de la Daga






Es un dìa conformado asi nada màs.
Un dìa poblado por relojes y circuncisiones.
Sus tatuajes se encuentran en los àngulos de un punto
asi que aparecen como la epifanìa de una corola
o la linea en una palabra.

-toda palabra es invisible y silenciosa como
los hemisferios-

-toda palabra es la orilla de una daga-

Diarios de carbones en la lista de un prologo donde 
emergen hacia la noche espirales. Hilaciones
y zocalos en una manzana, dibujando la deriva con
un jabalì en sus labios. 

-còmo llegò a ser posible ello-

-còmo se alcanzò el nucleo y la articulaciòn, el vidrio 
y la pantera rasgando una medula por la noche-

Fantasmas de helio en la cultura de los desembarcos
arrojan granos de arroz a las sienes.

Supersticiones y acertijos desde complices atomos
hundiendo ceremonias en las aletas.

Alambradas uniendo escoltas de puas en el
corazòn de un pàjaro.

Cartilagos con acentos de espuma antes de la
llegada del arnes en el antilope, bajo un jardìn donde
las agujas aùn son doradas. Casi increibles al
desfigurar epiteleos.

Casi centelleantes, semejantes al mar que quiebra 
una amapola o el diamante en el cuello
segregado por un màstil.

Por la anatomìa de una sociedad compuesta
nada màs que por martillos.

Por luces que intentan responder de noche a los oidos.

Pero avanzamdo entre la niebla se dan cuenta que entre
la misma, lo ùnico que queda es separar sus palabras.







sábado, 29 de abril de 2017

Los Circulos de los Eslabones




No es como en el origen.
En èl todas las palabras se desnudaban en la marea
en proporcionalidad a lo grisaceo y las constelaciones
emigraban de una ola hacia los minaretes o tal vez
los minaretes eran collares.

Lo cierto es que existìan faroles y serpentinas donde 
probablemente oscilaba un dequeismo. Un nocturno
pleno y ortogràfico como un asteroide o una
sintesis, urbana y llena de armatostes.

Y en una luz  fotografiada en
un ritmo inasible para el vapor se hablaba
de las medallas que continuamente en la boca
disponìan el uso de la electricidad en las ramas de 
los àrboles, para que la energìa nos dejara
ver en su luz por la noche, las silabas que siempre
son errantes. 

No es como en un  principio.
Todo estaba lleno de tejidos y ballenas.
Lo crepùscular redactaba la forma del acento en un
siseo. Las sienes comparaban el centro de una ciudad con
aquello que entre la alquimia es reclutado. 

Las plumas deletreaban entre las piràmides 
y en un apartado de piel tan susceptible como la
versatilidad, el orin de las cigarras
expandìa sus acidos.

Memorias de un prisma en los acantilados
con burbujas de frìo ebrias de eslabones y puentes.

De lamparas de barro en las crestas de los
abecedarios.

Anhelando alamedas de ambar. Ciegos horizontes 
de plastilina y arcilla.

Formando circulos entre los eslabones.









jueves, 27 de abril de 2017

Las Herraduras de los Pàjaros





En el horizonte està la sepia y lleva el conocimiento del
vapor . Tambièn se encuentran las supersticiones
incrustadas en las puntas de una espìna. Los prismas
y cuadrilateros.

En el horizonte, con esa ilusiòn que imaginando lo inasible
se acerca a los àrboles secretos, entre infraestructuras
de polen rasgando los solsticios. Los espacios.
Las cofìas y sudores.
Las nociones de espuma y granizo en un
punto de los edificios donde las
avispas ensayan un color celeste de tijeras
evaporandose en una astrologìa de 
aceite.

Conduciendo lucidas edades de opuestos donde
las aristas colocan geneticas grietas en las ramas. Estrabismos
cuyos destellos anuncìan la edad de una torre o el 
devenir de un hambriento apogeo de yodo
asumiendo neologismos de pus en una carta, en una 
cientìfica rada develando de manera inusual el infinito
y las huellas de un elefante en la orilla
con periodos intermedios de lenguajes entre el mito
y el oceano.

Entre llegadas de brea sobre aeropuertos de trigo.

Con pinceladas de efebos antediluvianos y puros.

Transformando en runas por objetos un tanto solidos
despuès de un largo camino de efemerides.

O un largo transtorno de indolentes briznas.

Arrancando herraduras -siempre arrancando herraduras-
a las picos de los pàjaros.





De Alguna Manera





De alguna manera todo puerto es el retrato de 
un animal. La flor oprimida por un tallo.
La incursiòn o el astro volviendo a los polos
con una nota boreal y maritima
en sus circunferencias.

De modo alguno, tanto asi que una estrella
recoge sus sienes de un racimo entre cubos y naipes
que sobre la nieve propalan nombres amarillos. Sìlabas
violetas y purpuras como las que habitan
las ojeras.

Entre los carbones.
Sobre los astilleros de plastico donde queda confinada
una media. En los fantasticos borceguìes que
dejan una jabalina en la luna
o los misticos forasteros que observan en la aurora
la belleza de la sangre en los 
acantilados.

El amor por las venas de la sangre.

Ese amor lleno de continentes y reflejos como
los que tiene una imagen en lo màs profundo de sus
pensamientos.

Justo en el momento en que los dioses dejan brotar
una figura.







martes, 25 de abril de 2017

El Leprosario de la Luz






Parece un aire seguido de una paràbola.
Una mistica domada por escarlatas artificios.
En ella aparece un desasimiento.

Quizà como lo inasible respire en los bordes
o escriba en las catalinas de una bicicleta por la noche
irradiando aùn circulos. Descartando esferas.

Probablemente una mañana de sirgadores
organizados por escoltas de un velo, lleno de
zinc y elixires que ruedan amarillas.

Una espera. Un horizonte finalmente donde
el pensamiento roza la memoria con un pàjaro.
Asi logran encontrar sus nombres.

Tal vez el voceo de una cosa èpica en la yesca
donde las particulas lucen motivos de diamantes
conquistados de noche nada màs que por el hambre.

Parece una astrologìa.
El muro de un reloj donde extrañas melenas
arrojan su pelo a la realidad escarbada una y otra 
vez por la apariencia. Por la sed o algùn
antibiotico, llenando las espigas
de cartones.

Parece. Es posible que sea esto o aquello 
saqueando los nucleos o la radiactividad.

El peso arqueado de un cordòn en la cola de
un pelicano.

Donde se elevan hacia leprosarios de luz
millones de hormigueros.



sábado, 22 de abril de 2017

La Ruina del Relieve






El lenguaje desde lo alado o siguiendo a un cactus.
La parafernallia de un dibujo conducido hacia la adrenalina
o una que otra psicodelia.

-todo en un crepùsculo de plasmas-

La estatura del ruido en la boca,  la experiencia de la luz
sin ningùn privigelio en una disciplina de radas. De 
conjuntos enteros que descifran las algas por la noche
colgadas del aire, de un higado o el oxigeno
mientras lo terrestre sigue siendo interior o 
sugiere lo ingravido.

Simulacros de destellos en una secuencia de 
parpados arrancados al humo.

Maquinas colosales en una ciudad de fieles venenos.
De manuscritos entre muros de carbones.
Sobre las arpas donde ciertos manifiestos se transforman
en algodòn o racionales temporadas.

El lenguaje que sigue cortando los cabellos para 
dejar de ser un forastero en el craneo.

El apice o el atolòn.
La situaciòn donde se expresan higados o cartulinas
con una forma de espejo donde ya no caben 
las orbitas. La orbita posada frente a esas cartulinas 
precisamente por ello.

El sueño completado en dìas donde el aire adquiere
la textura de la piel de un cocodrilo. Un astro habita allì
hasta el acontecer de un jabañì en una redada.

Còmo aparecerà tal acontecer.
Còmo ha de ser si a diario lo observo lleno 
de màscaras de polen.

Y zocalos donde llegan a la ruina los relieves.




viernes, 21 de abril de 2017

El Lugar del Paraguas






En el horizonte del cristal se encuentra un paraguas.
Puede ser que haya hecho su apariciòn para evocar 
naranjas o dragaminas. Es posible que muestre
sus reencarnaciones desde alguna cortina de hambre
donde los relieves son màgicos logrando
llegar a un concepto entre los collares.

En ese horizonte con palabras de opio.
Con ciudades de vapor.
Con amaneceres de entrañas en los edificios.
En los tatuajes de utopìas secandose en los molinos.
En el rango de los màstiles en
el interior de una manada sujetada por catàlogos.

Cuando la narraciòn del lince vuelve sobre un 
enjambre de polen y las citaras deambulan en nombres
de craneos.

En las constelaciones de bronce sobre una nave
frotando las escarapelas. Los zodiacos y el universo que
desde los mitones llega a la fìsica 
de algùn comportamiento.

De una mandibula en las uñas y los paraderos.
En el torpor.
En un cuadro de arena que alarga el vacìo e informa
a la espuma sobre los adjetivos.

Siempre y cuando hallan llegado a la existencia.

Y las extrañas razones que tenemos para
morir por ella.








El Templo de la Amapola






Como la vida de un vortice en un hilo, lleno de cupulas.
Igual al horizonte con filàrmonicas de escarcha
en el templo de una amapola.

En el hemistiquio maritimo de las palomas
donde las olas escriben extraños mandamientos
sobre las superficies y el invierno semeja
un venado sagrado con capitulos de inercia en
su temple.

En los eventos azules -que sè yo- organizados, sucios
o desarrollados por los ecos e intemperies.

En las apariencias de los molinos para regresar a la
duda llenos de encantamientos.

En ese encantamiento que no sòlo procede del
ser y es tambièn un rasgo de amatista en los peciolos.

En la estructura del verbo fragmentado en los
àngulos de un poema. Vicioso y fugaz como
una linterna en las efigies.

Cuando las estrellas son iluminadas por particulas
de helices sin movimiento que llegan de las
arcas.

Como la vida del vortice o el prisma.
Del espejo dormido en el misterio, lleno de elixires
y limones accediendo de forma celeste a las piedras y
el lomo de los hipopotamos.

O el decir del lenguaje sobre un bosque de 
evoluciones y rabinos descascarando un tallo.

Y dirigiendolo a las puertas de una
antroplogìa esteparìa

ebrìa de iconos y equinodermos.








jueves, 20 de abril de 2017

Manantiales de Plastico





Dibuja un cuaderno en la punta del lapìz.

Un cuaderno sin pàginas para que las silabas
tengan que encontrarse necesariamente 
en el aire.

Piensa en esa necesidad con la escritura
de un presente raido, raido por habitaciònes de cera
donde lo irracional empuja la gravedad 
del cartòn hacia aquello que deja
a cada instante de ser
contemporaneo.

-el caos y la armonìa preguntaràn què cosas
son contemporaneas-

Medita en ello sin triangulos ya que el mar
no tiene pupilas y en las coordenadas de un parpado
se humedecen los cocodrilos.

Representa por la noche el florklor 
de un jabalì cuando sujeta un diàmetro
a una corola de pus en la arena.

Recoge la orilla y los muelles de todas las playas para 
que los barcos vaguen eternamente en 
el oceano.

Pidele a la idolatrìa una vida de encìas 
oprimida por las bacilicas.

Muerde miles de veces el viento.

Sòlo asi el latido del corazòn logra rozar 
sus manantiales de plastico.






martes, 18 de abril de 2017

Dimensiones Ideales







La vida amarilla y lucida de una amapola
en el horizonte. Una lucidez que acaso vive a base
de legañas.

Los bloques de cigarras suspendidos en los màstiles.
El abecedario nombrado por un druida en las axilas.
La llama despertando hacia la realidad desde los poros
de los dragones.

La cientificidad del equilatero -digamos- o la expresiòn
de un amuleto para las melenas.

El sonido despuès del menguante una noche
de esquirlas y desplazamientos, cuando las cenizas
parecen reclinarse sobre un humo invisible.

Efigies y pàjaros de agua para los nombres concretos
de una profecìa arrancada a los tallos.

Estructuras de plata en las silabas de un abismo
recorriendo la fantasìa donde los zoològicos se mecen.

La brisa que golpea con su siseo en un rostro.

Nuevamente la estrùctura -esta vez sobre el mar- de un
navìo de arsènico tensando llamaradas. La espuma de alfiles
y colageno.

El sol de plumas o de vidrio. El presentimiento de acuario
antes de observar un pulmòn en la arena. La disciplina de
un ser respìrando en la aurora cualquier utopìa.

El color del bronce en el cuello mientras son
fosforescentes las cartas encalladas en la piel de una
brùjula.

El conocimiento de las alas en los ejercicios aereos
de una gaviota; algùn dìa quizà sean svasticos.

Y el lunar en los cabellos de esas alas para que sean 
encontrados algùn dìa por los hilos a lo lejos

esos que se reproducen entre dimensiones ideales.










domingo, 16 de abril de 2017

Plural de la Espuma y del Vidrio






Quizà en algunas de las silabas
los murcielagos por la noche encuentran 
un camino y empiezan a descifrar algo
extraño en las palabras.

Puede ser el planteamiento de una raìz
en las alas de los pàjaros floreciendo en el 
viento.

Tal vez el lenguaje o el fruto podrido entre
las escaleras.

Quizà los alfabetos como un enigma y un
eclipse finalmente.

Tal vez el interior de una casa con restos 
del sol en la mesa. Con las cenizas de un hemisferio
rosado por la tarde enseñando sus corolas y su
hemisferio reñido a un tallo que generalmente
lleva el plural de la espuma y del vidrio.

Probablemente el devenir cansado en los
baules. 

Quizà una lampara en las uñas.
En los bocetos de un balcòn con escoltas medievales,
con griales que muerden eventos de agua durante 
el sueño.

Quizà nuevamente el plural y la espuma de ese vidrio
durante la vida de las alambradas.

Durante la llegada del amor al oceano con un medano
de arena en la boca.

Tal medano se halla lleno de fasciculos.

De palabras que gritan poesìa mientras
son domadas por la arena.

Sòlo de esa manera pueden volver a ser arrojadas
a los equilateros.














sábado, 15 de abril de 2017

Los Alamares en las Alas





El reloj apila un corazòn muy cerca de una uva.
Ahora el testimonio pertenece a ese corazòn que no cesa
de latir a pesar de una uva. 

Quizà esa uva pertenece a  un racimo, la pregunta es
còmo el corazòn y la uva llegaron allì.

-el espacio donde giran està hecho de grietas-

Y el poema no logra responderlo.
El poema escribe de un reloj que viviò entre las 
brùjulas con incursiones de leche.

El poema dice que tal reloj es un fasciculo de niebla 
que vuelve a prototipos de goma. Desde ellos
la elasticidad es golpeada por destellos.

Habitaciones cuadriculadas de eter.
Solsticios que muerden escamas para reconocerse.
Patios con un epiteleo y al final del mismo
una especie de pronunciaciòn que orientase hacia
el barro, igual que un cuchillo.

Cuadrilateros y escenas particularmente en el oido.
La sospecha es que las sostiene algo lirico.
Un lirismo extraño y lleno de enigmas.
De nucas.
De puertos segùn la veleidad y el oxigeno en el
espacio que dejan los animales al trasladarse.
Menguantes de una narraciòn viral y termica en el 
significado.

En las ventanas donde las avispas buscan una aleta.

Un silencio que no sea alado en el mentòn.

Una versiòn del hidrògeno que duerme en los veleros.

Lleno de heliotropos.

E indomitas pàjaros que vuelven de los himnos.

Con corolas increibles. 

En los tragicos alamares de sus alas.














jueves, 13 de abril de 2017

El Navìo de Multiples Cabezas





El navìo se detiene en medio de la luz.
Posee multiples cabezas.

De noche el mineral lleva una celula que
habla de los atomos. De circunstancias. De
una huella en las ramas del àrbol con la
escencia de un relieve bicolor
o un pajaro en la doxa.

Temporadas de sueños en el pavimento.
El el fluor que despide prismas desde un neumatico,
raido por el sol o sabrà el infinito que galeones.

-porquè los galeones en este momento-

El navìo. Con èl y sus llamaradas el devenir.
Con èl y sus bengalas un conjunto de tigres.
Una existencia de fragmentos con cualidades 
policromas.
Una relatividad en cada regreso a la lluvia,

Veo en èl cintas de pèlìcanos dotados
de collares.

Veo en èl, ese aliento de una expresiòn
multiplicandose en los circulos.

Una extraña. A veces misteriosa.

El navìo se detiene en medio de la luz.

Yo esperaba que lo hiciera en la orilla.

Pero no importa.

Los que yerran en la arena -igual que yo-
seguiràn esperando.


martes, 11 de abril de 2017

El Alimento de los Telfèricos





Esos rituales sobre las cenizas dicen algo.
Algo que obviamente no sè.

Las crestas siguen incrustadas sobre la arena.
En el lugar donde los medanos parecen catàlogos.

El iris deja de ser el eter y ya que en su mundo los objetos
vibran a base de palabras sus dimensiones son ya de silabas
y colindan con el verbo.

El verbo duerme entre el tiempo y el espacio lleno
de eslabones. Los dragones que habitaron en èl eran 
azules. No hay nada màs que decir de los dragones.

A diferencia del azul.
De los barcos y arrecifes dormidos entre siseos.
De las sienes con una escollera de cartulina
esparciendose en los abalorios.

Esos rituales sobre las cenizas dicen algo.
Residieron en una tierra donde los idiomas fueron
derramados por una torre.
Escribieron de ello con naturalezas de aceite.
Se comportaron -siguen haciendolo- de forma idonea
-segùn dicta toda teorìa-
intentando alcanzar un pròlogo.
Una hiperbole.
Un neumàtico cuyas palabras hablan sobre la vida
del pavimento y nada màs.

Pero yo veo tallos rosados en los ojos de los peces.

Telefèricos alimentandose por la noche de tijeras.








Algunas Cosas





Algunas cosas son misticas antes de llegar a lo 
sobrenatural.
Quizà asi lo vea la intuiciòn.
En lo personal son cosas que sòlo he contemplado.

Los muelles ahora conducen inviernos en la 
imaginaciòn de un pelìcano.

A todo esto debo decir que ayer a mi casa llegò 
un tallo. Estaba hecho de pernos y no lograba concentrarse.

Yo pensè en los epiteleos.
En la abstracciòn dentro de un pensamiento cuando
no logra llegar a los colores.

Yo creì por un instante en los recipientes que estàn 
hechos de arcilla. En el movimiento de los espolones. En 
las escrituras sobre una orilla de trigo donde sòlo
un grillo se jacta de conocer el infierno.

Si eso suena vano en el hombre.

Suena aùn màs vano en èl.






Habràn Otros Dìas





Habràn otros dìas para descomponerse.
Para dejar el trato con la luz y el abandono.
Para sitiar el sol en el crepùsculo con un gallinazo en
la lengua.

Llegaràn otras cartas.
Las tuyas -que en realidad eran manuscritos- seràn
escoltadas por mi memoria cada noche.

Asi volveràn a ver las estrellas.
El conocimiento de la luz en un abanico.
El ser sagrado y sucio de las escotillas, donde se hunden
los patios, donde el reflejo que recalaba en el sol 
permite la narraciòn de un mundo lejano.

Totalmente atrapado por siluetas.

Habràn otros dìas.
El hambre se dirigirà a la belleza con un poco de
saliva. Nuestros hocicos atraparan luciernagas en el
amanecer buscando iluminar la oscuridad de una gruta en
nuestras gargantas.

Una gruta donde alguna vez fueron engarzadas las palabras.

Sì. Ya lo sè.

Tù diràs que ello sucediò en un tiempo de platino
igual al verbo.

Y sòlo por un instante lo creerè.








lunes, 10 de abril de 2017

El Horizonte del Limòn





La escalera concebida antes del mar.
Por ella el lenguaje recorriendo sonidos de arsenico
o equilateros. Las monedas que señalan edificios y 
plateas de escamas donde se arremolina un
horizonte.

Y ante ello el solsticio.
-no sè si es una forma muy sutil de un diluvio-
Las leyes de un menguante que cruza una corola
y los suicidios ajenos o propios a cada
momento ven caer la nieve.

- esos suicidios que nos acompañan y conocemos -màs
que todo- en la existencia-

En cada palabra que logra ser indescifrable. En todo diàlogo
encaminandose al acido o la desesperaciòn. A esa
frase inasible. La que se estrella contra el infinito
antes de convertirse en tallo.
-no  todo debe estrellarse contra el infinito para
convertirse en un tallo-
La que nunca rozarà una epifanìa.

La escalera por donde se reencarnan cada invierno
las maderas, ya sea en figuras, ya sea en pajaros de hierro
y la inutil conquista de un soplo que asciende 
hacia un universo de plagas. Constantes. Llenas
de privilegios y disciplinas tanto como espigones.

Envueltas por baules y cofradìas como si fuera evaluada
una bacìlica. Un caso de trapecios.
Una llegada a un cactus de neòn oprimidos por el polen.
Por la astrofìsica ideologìa de un buho en las
perchas, idolatrado por teatros.

Y entonces la conciencia de un interior revela
una orilla de aletas. Una branquia llena de liquenes.

Un vaticinio enquistado en alguna parte del cuerpo
usurpado pacientemente por el horizonte de un absurdo
limòn.

Por una lampara de precipicios donde el cartòn en los
corchos de dobla.

Bajo un fondo hambriento y maritimo ebrio de olas.














domingo, 9 de abril de 2017

El Humero de los Cisnes







La noche sobre la espesura.
La brisa que despierta sobre un viento que emigra
o levita. La rueca en la conciencia de una quimera
salada por alguno que otro mimetismo.
El aleteo amarillo de una mosca.
El oleaje en el parpado y seguidamente el color
de una uva en la boca; en el interior una lemgua 
derrama teorìas
y estacas.

Las cofradìas y el lenguaje de los faros
como una luna irrepetible.

Ligera y azulada como un trasto en las legañas se
presenta una aguja con su
perfil boreal abrazando lo marìtimo.

El dìa en la distancia por llegar.
El hechizo ante una ardiente mariposa
con maleficios que llegan del desierto.

-o quizà sea nada mas que un pavimento ardiente-

La convivencia del hilo en una cascara.
La subjetividad de un adorno parecido a un cometa.
Al destello singular de un nucleo astillado.
Recorriendo los muelles llenos de burdeles y gramofonos.
De serpentinas que inclinanse un segundo ante las
crestas y despuès continua su camino a 
las escolleras.

Asi surge el espejo de una geografìa entre capitulos
industriales de girasoles.

El porvenir de un velero que en esta ocasiòn 
rasgarà una linterna.

-hace dìas rasgaba mastodontes-

De manera semejante a como lo hacen los pelìcanos.

Antes de alimentarse del humero de los 
peces.










sábado, 8 de abril de 2017

El Corazòn en los Bozales






La luna parda con el oficio de un rostro.
La arena llena de incrustaciones todas pertenecientes
al mercurio.
El olivo en el brocal tocado por la brisa.
Un jinete de neon colgando superficies de barniz
entre la realidad.
Un descenlace de vidrio en las dunas; allì duerme
un hipopotamo.
El oleaje de un paramo recorriendo clanes.
El solsticio o las embajadas que cruzan
trapecios de salivas antes de convertirse en piràmides.

El sol.
Lleno de axilas y escaleras.
El sol con inmensos moluscos que rozan sus llamas
para despuès transformarse en cenizas.
El lenguaje del papel en el sueño porque una paradoja
elige la naturaleza del tremante.

Antediluvianos eventos de sal en el trigo.
Pianos semejantes a las reencarnaciones.
Luces que retrasan la existencia de los cimientos
en un color naranja. Algo asi como el matìz que
toma distancia de un purpura o las linternas 
disecandose en un valle de oxigeno
lleno de silogismos.

Purpura la intensidad de toda fotosintesis.
Espiralada en sus huellas y deformaciones.
Llena de abominaciones como iniciales preambulos
en las azoteas, donde basicamente describen 
otra vida los gallinazos.

El reflejo del aire en un ferrocarril surcando las
escencias. El reloj en una cuña.
Los personajes de una capital enredados en un higo
antes que el amanecer alcance en sus dialogos
al verno.

Y algo tan elemental como la luz deje de oprimir
su corazòn en los bozales.







Los Ejercicios del Espacio






El espacio mientras se ejercita
entre molinos y sus circulos despiertan sobre
espumas con relieves y horizontes.

El espacio con prefijos de un dìa anterior a los cabellos
en que el oceano llega a la orilla formado por 
membranas.

En las muestras de un astro lleno de fotogtafìas.
En los tempanos del ozono mientras arde 
entre fasciculos y ojeras de alboradas con bosques
de alfileres.

El espacio si es una estela.
Una moneda de barro.
Si migra y naufraga en el ambar de un rehen
suspendido entre pendulos con movimientos de
corolas.

Si presiona un nudo por la noche.
Si escarba en la leña hasta encontrar infraestructuras.
El espacio si se escarcha junto a una soga en
un pais oculto en eslabones.

La apariencia del lago donde teje una hormiga.

El paseo de los satèlitets.
El pensamiento del agua al atravesar una raìz.
La modernidead del vilo en diversidades como simulacros
y lamparas donde habiyan las celulas.

Los paisajes compuestos de linternas.

Abandonados por una hiena mientras nace entre las 
hojas.









viernes, 7 de abril de 2017

Poema





Afuera està el sol.
No se parece a la marejada o las huellas.
No implica un triàngulo ni una anatomìa de seda.
Tampoco es el farol donde escoran los dientes
ni el murcielago que se seca al lado de los adioses.
Afuera se encuentra el sol y forma
en ocasiones una lampara.

Diàlogos de sueño crean varandas de trigo
que llevan ciudades.

Vertigos de arena situan las humaredas entre
pliegues y vandalos. 

En una mancha de nieve resalta la cronica 
de una lògica arrastrando epistemes. Craneos
de brea repiten en el silencio el eco que
se da sòlo una vez en las murallas
y en los gritos de los àrboles
un conjunto de hormigas 
ascendiendo por el
mismo
llega al exorcismo.

Afuera està el sol.
Navegantes y fieras describen sus parpados 
cuando ello sucede.
Frutos y paradigmas de un dìa muy largo 
ante el calor
para pensar que la intensidad no es sòlo asunto
de los osos
ni los mimos.

Catapultas de cigarras llevando marionetas.
Cristales de sal que -lo doy por seguro- escupen 
sobre todo
aquello que escapa a la vida de manera como la
conciben.

Vidrios de orin. Calendarios de hocicos sobre 
la hierba
con un solar de acido.

Donde las caligrafìas llegan con un animal
de cemento, sudoroso y sediento.

Buscando -a veces con desesperaciòn- albuferas
y muelles en el idioma.









La MIrada en las Peninsulas






El hemisferio remoto de un atlas.
-¿era de yodo o arcilla?-
La goleta juntando psicodelias o adrenalinas.
Las sienes entre la arena volviendo a escudriñar.
La mente conmemorando la llegada a la teorìa o la
idea. Las estrofas sobre las sienes con
un complemento de sueños o hiperboles conjugadas
en la luz por la belleza mortal 
de un circulo.

El mundo igual a un horizonte donde las ciudades edifican
ceremonias de hambre para los sargazos y en cada silueta
una espina, una memoria esparciendose entre nombres
de visagras y muelles con los que anduvimos
desplazando absurdamente silabas
y dinastìas de barro que nunca
cerraban los ojos.

Planos de nihilismos con una 
botella en las uñas.
Diarios parabòlicos de una nube con alamares.
Superficies de collares que arrojan nudos entre
los rascacielos
mientras el sol cae en el interior de una andanada,
de un pulso, de un jadeo con relieves
y huevos de arcilla en alguna parte del limòn que oscila.

Dioses de arsenico en un punto de nuez donde escala
hacia el mercurio la nieve. Superficies de escarcha que en
cada conocimiento oprimieron dibujos y neumàticos.

Cartas de goma incrustadas en los fuselajes
de un sueño, donde las palabras exiliaban
clerigos y espantapajaros.

Luces de algodòn que inclinan sobre los muelles
el astro develado por una idolatrìa
en una primavera de sirtes

allì la ùnica constelaciòn estaba estructurada por
minaretes

royendo el indòmito silencio con que un fantasma
mira entre misteriosas peninsulas.








jueves, 6 de abril de 2017

Ciudad de Cartulina






Cuidad de cartulina en uno de los peces.
Ceremonia de adioses en las melenas.
Erudiciòn de cemento y polvo en la joroba de
un camello.

Linternas recorriendo milimetros de oscuridad
en medio de la noche; parecen iluminarla.

Teorìas de agua en un acertijo. 
Exodos de sed en un ancestral tatuaje donde
empuja la vida su primera efigie.

Los colores de una silueta en el fìn de los veleros 
sobre las superficies marinas. 

Ciudad de espejismos. De epigramas.

El vaticinio de la brisa se arrastra en la naturaleza
con abstracciones de opuestos y en el lirio animal de
los cachorros, la idea esboza performances.

Estaciòn de alambradas donde dibujan las cosas la
materia ancestral que edificaba los preludios.

Las cartas de cera.
Esas cartas de cera adheridas a la plastilina.
El barco detras del juguete con una jabalñina. 
Los trapecios llenos de planos porque eran inasibles
como un limòn o el viaje de la ola en el 
oceano antes de llegar a la orilla.

Y convertirse -sòlo un instante- en millones de
que rompen en la arena.


miércoles, 5 de abril de 2017

Astrologìa del Jardìn






La astrologìa en un jardìn en el cristal de
una hoja: un vuelo de ramas en sus giros la acompaña.

Un ritual empuñando una mitografìa llena de saliva en
la boca. El verano es una armonìa de trasnparente plastico
en el hemisferio.

Sobre las campanas un àrbol descifra historias de
entrañas guiado por sus huesos.

Entre los edificiòs el humo y el hollin en el interior
de una ceremonia purpura contemplan el vapor.

Anteriormente el vidrio. La luna sobre una culata.
Los rastrillajes del mar en la orilla. El exodo en
el pelo de la abeja con una cuchara. Anteriormente
el vibrar del rango en un antilope.

Luego el dìa con un perihelio enredado en las sillas
dirigiendo instantes de sueños o recogimientos
exiliados en un tono de polen.

En una dimensiòn de àrboles en las cuales una nuca
cita un ocaso sobrenatural. Una helice politica como la
lluvia o las cenizas.

La astrologìa en un jardìn, pero si miras lleva nùmeros.
Cartomancias que alguna vez mordieron los tallos.

Que en cada amanecer eligen las palabras donde
yerran los relojes.

Y estos a su vez hacen lo mismo.

Intentando encontrar sus brùjulas.







lunes, 3 de abril de 2017

Despuès del Sueño





Quièn dirìa que despuès del sueño sòlo se encontraba
la realidad y que los pàjaros al entregarse
a esa realidad supieron
que nunca volverìan a un hisopo.

-quièn dirìa que el azul dejarìa de ser un pelìcano-

Y los pergaminos intentarìan descifrar una cascara
de arcilla. Quièn dirìa que el sol
de noche es un conjunto de helices esperando
completar un circulo.
El interior de ese circulo necesariamente es esotèrico.

-lo afirman abominaciones y humeros-

Y que tarde o temprano ese circulo se convierte en espora.
En pergola adornada por calendarios de vidrio.
Por segmentos y astros con fotografìas llenas de 
linternas en un movimiento 
semejante a un opalo que cae sobre una manzana.
Sobre una cadena ambidiestra llena
de acidos y antibioticos.

Quièn dirìa que los filtros.
Que la escencia de una aguja en la legaña
o una expediciòn a las cupulas donde los adjetivos duermen
con un amanecer de suburbios iguales
a un encantamiento revelado por reencarnaciones
de margenes. Quièn dirìa que esos margenes
son sòlo un higo.

Y que el rostro tiene un oido en cada lado
para escuchar el sonido de una mosca o una abeja
al mismo tiempo.

-no es una paràdoja-

-tampoco una alegorìa-

No es el tacto de la intuiciòn mientras fija en los
prefacios la urbana melodìa de un platano.

Mucho menos el mar de neòn que deàmbula.

Quièn dirìa que las aficiones a los perimetros se
llenan de iguanas por la noche.

Cuando el mundo empieza a ser azul.

Desesperadamente lejos de toda membrana.









Las Redes de la Araña





Hay grietas que llegan de los espigones como si
se encontraran aùn en el sueño.
Rascacielos de carne que desaparecen entre la memoria.
Circulos que entienden de algebra al caer la
tarde cuando la brisa es ancestral para
que algo mas allà de nosotros pueda tensarse por si mismo.

Miro un leòn. Las cartas que llevaba en sus melenas han
sido arrancadas y sus lunares de fosforo son
ahora incandescencias que descienden por la noche.

Es esa toda la coherencia del mundo?
Son las palabras encerradas en esas cartas que llevan 
las melenas el frìo de una lucidez
que observa una lampara o recorre el silencio
con una brùjula de barro?

Dìas de carbòn encerrados en màscaras de plata.
Solares purpuras con una voz que circunvala pulmones.
Dìas que pasan por la nieve para llegar al mercurio
con un solo ejercicio. Salado el eter
donde las superficies escalan y los diluvios anuncian
solitarias nucleos de dirigibles. Objetos
adheridos al sol y el aluminio.

Hay grietas que llegan de los espigones acompañadas
de un paraguas.

Libros de marsupiales entre los reflejos del cometa
que cayò en las redes de una araña.

Allì cuelga desde hace siglos.

Formando -sin una razòn- una y otra vez sus redes.









El Sentido de la Luna






Un yelmo acaba de atravesar un destello.
El viento por donde camina una hoja tiene el
nombre de lo desconocido.
Es misterioso el jadeo agitandose por la noche
entre orillas de algas.

Entre esas orillas se desfiguran las cosas.

La espuma en ella tiene algo que decir, pero
sòlo seràn reiteraciones. Debe ser por ello que
el pensamiento muerde sus pronunciaciones.
Debe ser por ello o quizà no lo es.
En todo caso mas tarde sè que esa posibilidad
serà una bandada.

Pero aqui veo el sentido de una
luna cuando se transforma en hojarasca.
Cuando vadea hacia lo absoluto. Aquì en
este rìo de polen las cosas son determinadas
por aristas y algunas constelaciones
estàn compuestas de trigo
y esquimales.

Observa el zoològico el animal que vibra entre la 
niebla. Protocolos de nieve se escarchan 
entre velodromos de humo. Bicicletas y neumàticos
caen de una efigie con un sentido casi exacto
del brazeo. Del pliegue en la hormiga.
De la inercia en una migaja de
pan que cae sobre el cemento.

Yo sè que no seràn los hombres quienes la devoren.

Seràn los pàjaros.











domingo, 2 de abril de 2017

Poema





Tenía una ruta.

Un muro donde los dirigibles saciaban su sed
y los relojes se inspiraban. Lo hacían entre pisadas
y humeros.

Los astros pertenecían a las escatologías más no
asi las silabas de aquello que naufragaba.

Los vaticinios escalaban entre el vapor con
un naipe.

Como todos yo llevaba un higado y como todos
escribía en él.

Viviamos entre la razón y los preludios de 
una ignota miseria.

El oceano estaba lleno de diagramas.

De colores que resisten entre sus astrofísicas.

En las orbitas un muro naranja deshilachaba
satelites. En las orbitas los frascos eran morados
como el pubis de la materia.

Los broches de los felinarios eran escencias.

Capitolios de espuma con psicodelias en sus crestas.

Bozales que de noche se encuentran con la luna.
Con un arte poco probable.
Con un navío lleno de monedas.
Con un crepúsculo escondido en una parte de la 
mirada.

Observalo muy bien para que puedas compararlo.

Ha dormido durante siglos en los rostros.

Por allí huye hacia la luz el alma.














La Herradura de un Pájaro





Hoy en sueños fue contemplado el espíritu de una 
habitación. Los sueños provenían de un mediodía
en ella. Del sudor en sus axilas.
Del pulso en sus hojas.
De la performance de lo sobrenatural en
el tintineo de sus sienes.

-¿eran realmente sus sienes?-

Fantasmas y luces de paradójicos inviernos donde
asciende el fruto del oceano a los lentes.

A una fantasía de rojo en las espinas.
A una aproximación de huesos en una cantera, donde
los archipielagos y peninsulas arriban con sus
prismas y fragmentos. Entre alfabetos
de dragaminas.

Encías y suburbios de una helicoidal vereda.
Meridianos que muerden el polvo jadeante del 
cristal en un velero. 

Dioses de nieve en la herradura de un pájaro
durmiendo en el plomo.

Hoy en sueños. Mientras los jinetes demostraban
los colores morados de las astronomías.

Mientras los animales recogían sus colas de las
sombras.

Entre las nervaduras formadas por espectros y
mandibulas.

Durante el viraje de la estética con apariencia
de edad asilada por las grutas junto
a mitografías y acupunturas siempre de helio.

En el conocimiento de la lluvia antes de volver
a las epifanías

con una hormiga de mercurio y acero en su boca.










sábado, 1 de abril de 2017

Peciolo





El peciolo se encuentra sobre la madera.
El viento llega del sur y trae objeciones.
Los travesaños coronan una serpiente y màs allà
sobre las cupulas bate sus alas un gallinazo.
La metafìsica lleva la apariencia de una nuca en 
la aurora, estilizada por una liana.

Las ramas escriben sobre consignas que iluminan
aniversarios de leche. Fragmentos de pelicanos recogen lo
hiàlino o la narraciòn del limòn bajo leyes violetas
en los relieves.

Semidioses de carne llegan al recogimiento para ser
oprimidos por un asta.
No es en la vida del reloj sino en la del espacio donde
los peces mordieron sus poliedros.

No es en la vida del reloj. El tiempo es un sauce.
Un prototipo con collares de hollìn durante el mediodìa
en que los objetos son habitados por fasciculos
de zinc o lo que sea.

El peciolo se halla sobre la madera.
Tiene un metabolismo. Una digestiòn. Una sortija
escondida en algùn màstil de su bolichera.

Se encuentra en el punto donde ese màstil golpea 
las tormentas.




Quizà una Metàfora de Ambar






A lo mejor es un barco que la poesìa presiente.
Una metàfora antigua del ambar a la cual el espìritu
pueda colocar entre la locura. A lo mejor es nada 
màs que un enigma igual a cualquier soplo. 
Quien sabe.

O algo propio, idèntico a ese soplo entre los dinosaurios.
Entre las residencias de polvo y catalejos, abiertos por una
hendidura de agua suspendida en el sueño
por una laguna.

Quizà una hoja. Un pensamiento que vuelve irrelevante
de los tropicos con una piràmide . Con un acto
de tautològicos rituales y lamparas. Con una alforja llena de
cigarras; una de ellas se desplazarà entre algùn eco.

O probablemente eso no acontezca.
Hay algo màs profundo y tormentoso en las cosas que habitan
las sìlabas -eso es lo ùnico real- y en el oceano radiante con su 
filarmònica de barro hay toneles de plata ensartados
a una camisa, a la axiologìa planetaria con su encìa de
humo. Todo desfigurandose perpetuamente.

A lo mejor es un navìo que sòlo està allì. Igual que
una episteme. Que una cuchara. Que un lazo de vidrio que une 
nudos a la transparencia o al màs absurdo neologismo.

Probablemente sea una citara.
Una cascara.

La teorìa de un mono cuando trepa a los àrboles.

Confundiendo en ellos los higos.

Y denominàndolos cascaras.