lunes, 31 de diciembre de 2018

El Anhelo del Poema






Siempre se anhela un poema.
Así -creo- es como se empieza.
Con el anhelo.
Con el ansia.
Un ansia no exenta de vértigos ni revoluciones.
Mucho menos de aristas.

Así se saludan los navíos en lo remoto.
Todos en esta mañana llevan palomas de granizo
en sus sienes.

Lo cual parece inédito.
Lo cual significa que una astronomía llegó al mar
con un bozal en cada uno de los astros.
El universo los colocó allí para diferenciarlos de las 
estrellas. Así otros lenguajes.
Así otros idiomas se oyen en los tambores
del crepúsculo.
Bajo acantilados que duermen.

Siempre se anhela un escrito.
Incluso aquel que no determinará el principio de una
imagen que encalla entre la realidad
unida profundamente a las
formas.

Siempre.
Con un lazo amarillo que la transparencia
hizo mutar en los acantilados con un solo pétalo.
En una sobrenatural idolatría.

Donde los naipes desarrollan entre las 
constelaciones una realidad.

Y cada ser sobre la tierra la oprime en
sueños.






Escenario Purpura





Lo arcano.
Como una diferencia que nos busca
entre las cosas para ser definida o algo sutil asciende 
por el pubis de una araña. Tiene un màgico candelabro en
su boca.

Y los labios?
Enuncian imanes. 
Prototipos de iris y misteriosos relieves que
vuelven a un escenario purpura.
Aquel que fuimos en ese purpura observa otra
noche.

Y seguidamente un sol con ancestrales metàforas
en cuyos reflejos un astro roza una ciudad de arena.

Es una donde los profetas muerden 
puertas amarillas.
Una con cebras y pàjaros que se mezclan entre los
hombres para que la
inspiraciòn vuelva al mundo
sin que uno de sus horizontes pronuncie a 
cada instante la palabra desierto.

Y otro de sus horizontes errante entre
lucidos caracoles.

Pronuncie la palabra cometa.



sábado, 29 de diciembre de 2018

Panorama Boreal de un Rey Babilònico






Un espiral y el silencio
con que un velo recorre la noche.
Busca un trasatlàntico.

El paso del fulgor al destello.
Mi bosque apodìctico igual que una fragata.
El jardìn con trazos de antorchas donde
otro mundo empieza.

El recorrido del pensamiento quizà como 
un elixir que se alimenta de tiburones. Todos
alguna vez abstractos. Todos alguna
vez esferas.

Las agujas naufragan en dimensiones de
espuma porque se agitan en aquellas que son
de arena. Es parad`jico. Por supuesto
contradictorio. Què mas da en un crepùsculo
de doradas represalias.

El viento. Aquel de los capìtulos divisa los fragmentos
de un sol licrado. Semiardiente entre erizos.

Acompañado siempre de bujìas el presagio
nuevamente es lunar
y mi lecho es una cascara de naranja.

Dinastìas de mandarina ahora para las
penìnsulas de trigo.

Los astros retratan adioses muy cerca del punto
que separa y une los àngulos de ese 
universo.

Pero supongo que es un punto infinito.

Porque jamàs se separa de si mismo.

Es allì.

Estoy convencido de que en ese lugar
Nabucodonosor es atendido al fìn por un psiquiatra.





viernes, 28 de diciembre de 2018

Los Cuchillos Plateados





Durante el día el verbo se dirige a la contemplación.
Igual que un hombre.
Seguidamente un parpadeo en el hollín recuerda
su llegada. Las antorchas apagan su 
diálogo con los astros.

En una libélula un manantial luce su banderín
y su corola.

Algunas aves sostienen que mirar es absoluto.
Que mirar es un carbón o la nieve
raspa una erupción.
Roza un cráter.
Besa un fascículo de cuchillos plateados.
Pero eso es imposible.

Entre las hélices el movimiento del mar recoge
trayectorias inasibles; una epifanía podría 
ser una. Un coloso otra.
El centauro que nos guiña con sus tres ojos otra.

El ser en la arena es inspirado por un tímpano
de aceite o un médano.

Se dice que tal médano pero no en un sentido místico.
Se dice de ese médano cuya intuición lo guiará a 
la hoja del viento que ascenderá a los árboles.

Se dice mientras caminamos en un tiempo
lleno de estandartes. De perfiles cuyas dialécticas
edifican su soledad. 

Todas llenas de racimos.

Buscando en las pupilas del sueño el nombre
que les pertenece.






jueves, 27 de diciembre de 2018

Los Jaguares Sobre la Arena






Dormimos entre las agujas que dejaron los jaguares
sobre la arena. 

Antiguos y sudorosos como el vapor de los prismas,
dormimos entre las agujas dejadas por los jaguares
sobre la arena.

Inveterados y hasta cierto punto científicos.

-no es lo mismo que epistemológico, pero es
casi sobrenatural-

Hasta cierto punto mientras un circulo se encuentra
en las veredas con otro. Así emerge un diálogo.
En él asistimos a ecplicaciones sobre la contemplación 
e inevitablemente es comparado este instante con otro.

El desenlace: la contemplación no es siempre
la misma.

Entre ceremonias de olivo alguien roza con su
mandíbula su respectiva amapola.
El ángel en ella posee un relieve.
Es un relieve apodíctico.
Hiperbólico como una habitación donde el dolor
empieza a dejar ver sus heridas.
Esas que se convierten en titanes.

Dormimos en el tálamo del árbol donde una infancia 
alcanzó los astros convertida en tigre. Tal
infancia tenía adioses ecuestres en sus ojos.

Veranos donde llegamos de los racimos para
quedarnos solos entre la magia.

Justo cuando esta deja de llamarse profecía.







Metafìsica de la Lìnea y la Luz






Los objetos entre la realidad son configurados
por una linea. 

Así a la vez se separan.

De esa manera la creación evita que un árbol
sea una orilla o la orilla sea una hoja.

Bajo esa forma logramos pronunciarlos con el
nombre de sólidos y escribimos de ellos como
superficies.

Sucede aquí y en cualquier lugar del universo.

Los objetos entre la realidad ademàs de la lìnea
necesitan de la luz.

Así es como surgen de día sus siluetas.
Cada existencia posee una jamás semejante a 
otra.

En esa linea y esa luz pienso ahora.

Cuando bajo un sol ardiente veo esa lìnea y esa
luz que se separan de mi cuerpo.

-hablando de metafìsica-

Para crear entre la tierra su sombra.




miércoles, 26 de diciembre de 2018

Devenir





De manera boreal.
Cuando un astro toma la incandescencia que vaga
en la eternidad para convertirse en estrella.

Luego la estrella se une a otra
conducida por el devenir de una figura
creando así constelaciones.

Luego el parpadeo.

El parpadeo
de unos ojos que sostienen durante toda la noche
su brillo.










lunes, 24 de diciembre de 2018

La MIrada Llena de Galletas






El oceano se reproduce ahora.
Con ciertas ventanas en las crestas de sus olas.
Con determinadas parádojas en sus resacas.
Claro, no deberían volver al mar.

Un hombre camina frente a ese oceano.
Desde la orilla su única posibilidad se la vuelven
a ofrecer los ojos. Para ese ser todo parece
resumirse en aquello que da la mirada.
Para nosotros también.

La mirada posee su propia ontología.
Es única ademas.
Está llena de galletas.
En ella se compara este momento con otro lejano.
Su nombre es reminiscencia.

El oceano se reproduce.
Desde las superficies de su inteligencia algo humano 
y no es humano aparece. Se encuentra en los navíos.
Distantes ahora.

Desde las mismas superficies el encantamiento 
vuelve a desvanecerse para ser borroso.
Es una manera de encontrar el velo que le pertenece.

Mientras tanto en la arena
el hombre que camina por la orilla
se posa en un conjunto de pequeños médanos
cambiando su forma.

Uno de sus pensamientos eleva una pregunta.

-no es la misma de ayer-

Eleva una pregunta y la ignorancia vuelve a 
encontrarse con la sabiduría.

-como ayer, como hace siglos-

Dejándola pasar.







domingo, 23 de diciembre de 2018

Los Circulos Entre la Realidad





Hay otros círculos entre la realidad.
Caminan entre los seres sin poder incrustar en ellos
sus formas. 

Hay otros círculos y también se hallan los objetos.
Insertados en los andamiajes. Voceando sobre
las estructuras. Casi industriales forman culturas.
Tanteos de sal posmodernos.

Triángulos de fe nos llevan a los manantiales.
Nos conducen allí porque es el único lugar donde
alguien logra alimentarse de agujas.

Así, vuelvo a ver la sombra de una cebra, pero 
sólo en lo que respecta al color de sus líneas.
La línea en sí se eleva a la parádoja.

Día multifacético en el mar.
En ellos el lenguaje desprende lucidos ámbitos.
Ese lenguaje con su antro de goma que se adapta
entre una linterna de acertijos a un pliegue.
A una misa particular.

A ese monólogo con el cual no llegará a la estela
que deja una bandada de gaviotas.

Y sí a un racimo.
Y otro.

Ambos soñados en un microscópico amanecer.

En el cual las sombras de los mismos sólo
dejaban ver sus corolas.







sábado, 22 de diciembre de 2018

Como lo Hacen los Prismas





Sólo un cuchillo.
Ante él la realidad duerme solitaria
como el agua.

El significado ha trepado por las
sílabas tal como lo hacen los prismas.
La orilla entre en dialogo con una
mandíbula.

Un arcipreste
eleva una aguja a los sentidos.
Tiene que ver algo con el 
alma.

Desde el viento llega
el hollín de un sol invertebrado
cultivando girasoles en los
suburbios.

El suburbio gira nuevamente
hacia un rango de mantequilla.

Acontece por lo general.
Quiere decir que no 
es una ley.

Nosotros como fantasmas a veces
de hiel a veces de polen,
pensamos en el trigo y en los objetos
descomunales 
tomados por los adioses

Una cascara
La redención de una hormiga siempre
y cuando sea en la hilera que
forman

es decir en esa antonomásica idea

formada en las calles por los
iris del leopardo.







Los Hilos Secretos





Todos los hilos son secretos. Basta ver una cadena
que se arrastra entre los árboles. Llena de albumina
y meningitis. Lleva palabras de cloroformo.

Por esas cosas de la abstracción cierta parte sabía
del aluminio lo sabe. Pero esa no es toda la sabiduría.
Ni mucho menos el grupo de arcángeles que asienten
ante el paso de una nube. Lo hacen con una
caracola en el pecho. 

-nadie pregunta porqué se trata de una caracola-

Todos los hilos. Incluso aquellos que unen las manos
de los niños a los cometas. Sobretodo estos. Conducen
panales de mariposas en su distancia.

-porqué eligieron esos hilos para vivir las mariposas-

Sólo la ira de una infancia toma esa experiencia
como se toma el velo de una calle con nómadas 
científicos.

Sólo estrellas y nimbos unen a un prisma aquello que
la belleza diseña en las entrañas de las venas en ellos.
Asi se anticipan a uno de sus desvelo pero de manera
dogmática.

-nadie sabe para qué-

Corolas y serpientes dan al mundo el respectivo
trazo de su amapola.

Todo ello parece reencarnarse de otra manera
en aquellos hilos secretos.

Son como dioses que eligen barones en el mar.
Dinastías cuyo esoterismo rasga bicicletas y ardientes
soledades donde un pájaro es de fuego.

De fuego se dice.

En su jardín de hielo.






viernes, 21 de diciembre de 2018

Los Seres Entre la Luz y la Oscuridad







En la soledad del espacio donde se roza una hoja
y donde se contempla otra.

En el amor con sus fractales y enciclopedias.
En su anhelo.

En el cuerpo que elabora alquimias o la noche
que es concreta e ideal como un racimo.
En ese racimo trepanando un pez o una uva.

Durante las primaveras que los ángeles buscan 
en el humo y los anillos del pavimento.

Junto a horóscopos que dirigen el transito
de los carbones.

En las supersticiones más abstractas de un eco
en el granizo.

En los árboles de plasma porque existe más de
uno aguardando en un misterioso bosque.
Allende a un antílope.
Allegado a un microscopio.

En los pliegues lunares como en los terrestres
y la gravedad como un paso que comprende esta soledad
donde el conocimiento equilibra su aura en el
espíritu del polen. Por lo general 
inútilmente.

En el vacío pero aquel que es una silueta y acaricia
todo ser entre la oscuridad por la noche.
En todos los objetos de esa oscuridad que se relativizan.
Así como los seres de luz; tanto unos como otros
lo hacen con la intención de llegar al mar.

-y todos aquellos que se hallan en medio de esa luz
y de esa oscuridad-

Convertidos en ráfagas transparentes.

Semejantes a la brisa.






jueves, 20 de diciembre de 2018

Teoretiicidad






Una estrella medita.
Así -sostiene- es más seguro encontrar su nihilismo.
Miles a su alrededor observan una que otra
galaxia.

Las astronomías son ahora una forma de dirigible.
La metamorfosis del mismo se llena de poliedros.

De cantos con características hiperbólicas.
Adverbiales. Con noticias de una manzana o del aire.
De esa especie de alabarda que toca el halo.
El desvelo.
La sílaba que recorre las mejillas convertida
en catalina o aeródromo. En este momento hablamos
de esa silaba en términos liberales o
inconmensurables.
Da lo mismo en la brea.
Da lo mismo en los relieves que parecen destellos
entre los carbones.

Nosotros acompañados de algunos jaguares también
meditamos. La distancia que existe de
este acantilado a los muelles nos dice que podemos
hacerlo. Que incluso al graficarlo
surge una especie de aurora que desconociamos.
Muy a nuestro pesar empieza a desgarrarse.
Por supuesto de manera evanescente como la
objetividad.

Pero ello no es sino responder a una proposición biológica.
Ligada al metabolismo.

Y los jaguares lo saben.

Conocen de ello porque pasaron su vida entre las utopías.

Yo no puedo decir lo mismo.

Nadie que ha vivido en las calles puede sostener una
utopía.

Por más que su universo a diario se haya convertido 
en lo siguiente; una tras otra metáfora

-eso claro es muy teorético-

desfigurando hemisferios.






miércoles, 19 de diciembre de 2018

Tan Ajeno y Nuestro a la Vez







En algún punto deben confluir los astros.
No a manera de las constelaciones que forman figuras.
Mucho menos como las supernovas que llegado un
momento se destruyen a si mismas.
En algún punto y llegado un momento digo, pero cómo.

Dicho esto uno de los verbos que duermen sobre
la arena habla de hélices.
Es transitivo.
Se desplaza entre semáforos y eslabones

en una de sus palabras los adioses arrojan al universo
algunas interrogantes.
En ellas se agitan secretas lenguas de aquellas
cosas que se escriben y pueden o no
ser poéticas.
Escritas -valga la re-redundancia- por seres 
que pueden o no a la vez ser poetas.
Números proféticos parece decir 
el infinito. 
Sólo hambrientos dados.

En algún punto deben confluir los astros consigo mismos.
En alguno periférico o remoto.
-no sé si ese punto será parte allí de una linea, creo que
se trata de otra geografía-
Ebrios de aquiescencias y musgos para que estén ligados
a eso que llamamos naturaleza
y se nos haga mejor la comprensión 
de eso que pronunciamos como identidad,
como barba que desciende en medio de una colmena
de limones.

En algún punto deben volver a hallar sus fogatas.
Sus collares en el pelo donde las libélulas sueñan reinos
de incrustaciones. Irónicas dinastías donde
colgamos un lagarto del agua.

Parábolas coyunturales que se humedecen.
Prólogos que sirgan.

En algún punto cuya imagen ahora el lenguaje
sostiene que es de nieve.

Y hace que lo divulgue en este espacio-tiempo
siempre remoto.

Siempre tan ajeno.

Y tan nuestro a a la vez.



lunes, 17 de diciembre de 2018

De Todas Maneras Un Navío






De todas maneras es un navío.
Tiene que ser un navío.

Ha sembrando corolas en los muelles para
que podamos saber de quien se trata.
Pero en realidad obedecen a otras fuerzas.

Cuando caminamos por las calles
tal navío posa frente a nosotros y alimentándose de
amapolas nos mira con ironía.
Con desfachatez.
Siempre. Siempre hay una mántis en su pello.

Reflexiono en el origen de ello y llego a una primera
conclusión; eso lo hacen seres convencidos de si mismos.
No necesitan hablar de poder mezclando a la voluntad.
Lo saben muy bien.

Que tendrá que ver la voluntad con sus actos.
Qué tendrá que ver el destino.

Accidentales y a veces puros como una agalla
que despierta en las fonteras de sus nervios.
Inquisidores modernos con jabones de plata
y planicies de cobre
llevando diarios de hemofílica magia. Así es mejor.
Nadie quiere coagulada a la misma
en las venas.

Y si nadie quiere.

Qué se quiere entonces?
Qué se anhela?

Qué navíos siguen el camino de las imagenes
para desterrarnos.

-como si nosotros de por si no buscaramos a 
diario desterrarnos-

Como si cada uno no supiera que esta
calle no nos pertenece.
Ni los hombres.
Ni el amor que corre por los rostros de los
hombres.

A nosotros sólo nos pertenecen las letras que
se unen a otras para convertirse en sílabas.

Y las sílabas oprimiéndose a otras
hasta encontrar el camino a las palabras.




sábado, 15 de diciembre de 2018

Sobre lo Reciproco





La hoja toca el aire.
Desprendiéndose o no de la rama lo hace.
La única diferencia es que en cada situación las
palabras pronunciadas no serán las mismas.
A todo esto el destello en estado de quietud en su 
fondo es unívoco.
Percibo además un cometa.
Un murcielago en cada una de sus sienes.

La rama también toca el aire.
Y el tronco.
El árbol en sí.
Los pájaros que forman sus nidos en la cúpula
del mismo.
También los graznidos; involuntariamente 
himnos o coplas.

Todo como vemos es reciproco.
Eso es absoluto.

Sólo las palabras se separan de ese devenir.

Y  muestran aquello que los hombres ni 
la naturaleza

puede darnos.





La Puja de Anilina




Cada invierno con una hoja o una redenciòn.
Cada hombre en las calles con un estambre del
mundo. Los zoològicos y las idolatrìas.

Las teorìas expliucàndolo; animales
o gnoseològicas.

Cada cebra que porta un cuchillo o un atlas.

Los conjuntos de sepia en el mar.
La orilla encantada.

Cada orgìa reminiscente en un plano.
Las secuencias de un hipnòtico dìa donde se
forjan semàforos.

El ambito del hollìn. El rostro de los paraderos.
La puja de anilina contraria y ardiente.

Todo lo basado en intemperies.
Todo aquello cuyo destino toma la cadencia del
pàjaro cuando muerde
o el abecedario recorre las playas desnudando
uno de sus destellos rozando
asi lo inasible.

Cada lenguaje en el pavimento del nombre.
El sagrado.
El profanador.
El profètico.

Y los pretextos que toma la razòn.

-dios incluso es uno-

Para elevar su miseria.




jueves, 13 de diciembre de 2018

Los Confines de la Tierra en una Hoja





El dìa de ayer es un hilo.
No lo digo por la forma de deshilvanarse 
de un carrete.
Tampoco por los pergaminos que cuelgan de 
su boca.
No lo digo por su saliva confundida con el
aceite en el interior de una de sus amapolas.
Muy en el interior.

No es pronunciado por esas nubes en las manos
que igual que pàjaros vuelven al hemisferio.
No lo sostengo por ninguna clase
de fìsica.

-hay confundidos en sus bandadas màs de un
unicornio-

Mucho menos por la cierta indiferencia
que existe en el tiempo encerrado
en sus relojes. Muy cerca de estos duermen
miles de candelabros.
A veces llevan la apariencia de un birreme.
En ocasiones de una bujìa.

Un ser tose muy cerca de un puente
y otro toma el pulmòn expulsado por la boca.
No tiene mucho sentido.
No es iridiscente.
Ni se encuentra en los diarios secretos de
lo sobrenatural ni las narraciones
donde agita la penumbra
un bosque.

Pero es lo que una hoja puede darme.


Aguardando.

Aduardando dormida en los confines
de la tierra.






El Relieve al Ascender por los Parpados





El poema desprendiéndose de la brisa
adquiere un rostro de nieve. 
Es ahora sumamente una mandíbula.

Básicamente auroral roza el iris
de cada trasatlántico varado en la arena.
Sobre el lenguaje la existencia refiere
narraciones de virreyes. Las órbitas
son confines ahora donde una araña
se abre paso entre el pecho de un ángel.
Lleva su corazón.

El poema es una atávica langosta
que responde las interrogantes de una
nube amarilla.

Un jirón de arcilla es el único relieve
en sus parpados.

En sus sienes una historia apodíctica se
llena de izares.

El poema vuelve a ser una atávica langosta
y hay que pensar en sus mitos.
Cada mito es una evolución con cascaras de 
plátano.

Todo mito es una secuencia donde se desvanece 
un lenguaje de dios con una nervadura.
Con la magíca subversión que vibra en lo profundo
de una mandarina.

Apostada entre siglos de griales.

Buscando en el caos la frecuencia 
que es dorada.

Al oprimir sus pensamientos.





martes, 11 de diciembre de 2018

El Reflejo en los Ojos







En los círculos que forman las hélices aquel que pertenece
a un día. En el mismo la flor. El pétalo.

Los hombres y las palabras izan una visión en sus manos.
Algo de intensidad en ellas esbozan la soledad con que descienden
del hollín las brújulas.

En la orilla de una estrella despierta una metáfora.
Tardará un amanecer en llegar a esta mesa.
Tardará una escena.
Una frecuencia de limbo.

La primavera es meridional.
En sus parpados un brillo mediterráneo empuja las raices
hacia un velo. Surge el roce que alojamos en 
esta ella compuesta escencialmente de polen.
De bujías.

De gatos que enumeran de manera misteriosa la llegada
de la luna a sus ojos.

Y yo miro en ellos.

Alimentándome de su reflejo.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Definiciòn





La definiciòn nos habla de una idea o un pensamiento
que se detiene. Que encuentra el final del camino
en el neologismo.

Con esa perspectiva observo el texto detenidamente.
No sè hasta què punto es real.
El texto sugiere por un instante un centauro.

El universo enfrente mìo como a mis espaldas
perpendiculariza una luz etèrea; es de neòn.
Las dimensiones que dejan las alas de los pàjaros
son toda mi astronomìa esta mañana.
Uno de mis sueños proviene de ella.

Es uno donde el lenguaje descubre que las respuestas
son como dioses que se pueden desnudar.

Uno donde el lenguaje abre los nudos de las olas
para que la espuma encerrada en ella forme sus
crestas.

Una de esas crestas alcanzarà la orilla.

En cuanto a la definiciòn volverà la experiencia.

Y aguardarà que el devenir las desate entre las olas.




sábado, 8 de diciembre de 2018

Profundo Azul






El horizonte regresa a la vista.
Màs no lo que llevaba en su composiciòn.

Què era lo que habìa en ella?
Una bandada?
Un navìo solitario casi semejante a un espejismo?
Una xilografìa dejando un resabio de espuma?
Un incandescente monòlogo?

No lo sè.

Desde estos acantilados donde los olivos colocan 
nueces entre la realidad en vez de aceitunas
lo observo.

El dìa es una danza.
En los arrecifes de un no tan remoto sol se
oye una salva y entre los corpùsculos de mi gripe
toda una narrativa
humedecida por la mucosa se encierra.

Tambièn se dilata.

El horizonte vuelve a la mirada.
No es ninguna resurrecciòn.
No es otra idea de la realidad con caracoles.

Es sòlo una imagen que volverà a atravesar
la noche.

Cifrada en un profundo azul.






Reencarnación de la Intensidad






Aquí las cosas se hallan solas.
Han llegado a su vacío.

El mar vuelve a la experiencia o
algo parecido.

En el interior del viento la brisa es 
semejante.

Mis sienes hablan de metafísica sin
un absoluto conocimiento de la misma.

La arena filtra una única impresión entre
sus médanos y en las dunas el esqueleto de un
cangrejo muestra su palidez.

Camino por la playa igual que mis 
antepasados.

Todos llevaban el lenguaje en sus labios.

Lo pronunciaban en la medida
que seguían a los pájaros
o se veían reflejados entre lo inasible

lo inasible -digo- que podía ser una
cuchara

que podía ser una mandíbula.

Y luego la intensidad se reencarnaba
entre la realidad.

Y la profecía del sol en las pupilas
debaja de serlo.










viernes, 7 de diciembre de 2018

Las Cebras Antes que yo lo Imaginaron





En cada calle la historia del sol.
Siempre narrada por la luna.
En algunas de ellas he asistido a la teorìa del odio
y del amor. 
Algunas veces el primero
muy sutilmente disfrazado en
el segundo.
En algunas tan solo el amor.

En cada pizarra.
En cada buey.

Todas las cebras antes que yo lo imaginaron.
Todas las escamas.

La arcilla es de yodo en alguna de las sienes.
Y en las mandìbulas siempre hay un pretexto para
el desarrollo de la barba, desconocido.

En la soledad que seguramente va a multiplicarse.
-no es un dato probabilistico-
Es un asunto objetivo crecen esas naves emparentadas
a la locura.

Me lo decìa un anciano en una plazuela el dìa
de ayer por la tarde.

Del cielo caìan todas los aviones creados por
los hombres.

Y al verlo con un gesto casi sobrenatural
pronunciò:

"el diluvio universal ha empezado"



Respectivas Manadas





Antes de que llegue a una ciruela es necesario que
recuerde. Antes de que vea el carbòn en las alas de una mariposa
y en las copas millones de puntos formen lo invisible, es
indispensable que recuerde.

La brisa entregarà a un astro la imagen donde un buitre 
espera que un animal quede dormido para siempre.
El viento traerà molinos de cera por los cuales el pulso
asciende al sueño de manera biològica,
casi material. Comprendiendo que de sòlidos tambièn estàn
hechas las pupilas. Los solsticios. Esos conjuntos
de parpados que en las calles encuentran
sus respectivas manadas.

Su uno que otro meridiano.

Y no es por ello que llegamos a las hojas.
No.

Es por aquello que yerra por la playa.

Ebrio de menguantes en sus colas.










miércoles, 5 de diciembre de 2018

A Partir de Aquello al Levitar





Creo haber visto a una de estas calles levitar.
Sè que es un tanto extraño asistir a un fenòmeno donde
una calle levita.  Pero ello es eventual.

Es casi sobrenatural escribir en los parpados de un higo
varado en uno de sus pretiles.
Es casi sobrecogedor pensar que asi podemos
iluminarnos. Besar un adobe. Llegar al
temple.

Creo haber visto.
Lo que significa que me encontraba en un estadio
de la verdad sòlo que seguirìa golpeàndome contra muchas
cosas en la realidad.

Nunca tan importantes como aquellas que a cada
segundo lo hacen contra mi latido.

Formando aquello llamado uno mismo.








El Sol que no Descenderá en la Tierra







Si alguna ventana fuera edificada por la imaginación.
Si alguna caminata a los parpados escribiera
de la razón con un pájaro amarillo.
Si de esas palabras escritas 
se desprendieran inútiles mandarinas.
Si todas cubrieran el mundo.

Si la hierba quisiera decir que los hombres son
iguales pero se detiene pronunciando en vez de ello
que es en absoluto falso.
Si desde los sólidos algo material lleno de prefijos
incursionara en los espacios del verbo.
Si el mar fuera una barba de limón donde el hambre
inunda de leche un espejo.

Si lo arcano fuera el grillo que enumera por la
noche la silueta de los bólidos.
Si todos los acertijos fueran siempre langostas.
Si las efigies proyectaran en las sienes un arco
de cera maravilladas por el desprecio.
Si ello representara un abalorio.
Una proética del lado de los planetas cuando
muerden un bulbo.

Si lo ancestral agitara su rampo meridional donde
canta un bozal o el animal recibe la noticia
de un velero sin mástiles y sin seres.

Uno que prescinde de ellos para llenar de purpura
la superficie del mismo.

Porque el sol no descenderá sobre la tierra.




El Candelabro Hermètico





Posado en la rama de un àrbol
el hombre contemplaba una manzana.

Contemplaba a diferencia de lo sucedido en 
el paraìso donde el fruto -cuenta la
historia- fue devorado.

Porquè contemplaba?
No era màs sencillo descender de la rama
y buscar una reencarnaciòn?
Oprimir en los nervios el filo de una daga
o un cometa?

Posado en la rama porque efectivamente 
sucedìa de esa manera.

El amor tenìa bosques esa mañana para
aquello llamado corazòn sobre la tierra.
La espuma era un juguete de brea.
Un candelabro hermètico.

Las bandadas que pasaban por el aire
alcanzaban por fin la realidad.

Un alfiler abandonaba un pensamiento
en las crestas de un papagayo.

Todo esto sucedìa mientras un hombre
contemplaba un fruto.

Y un texto bìblico a lo lejos elevaba
su queja.







La Palabra





La palabra camina vendada por una hoja.
No es de otra manera.

Aquello que es escrito con ella se parece
a aquello que fue pronunciado pero 
no es lo mismo.

Algunas cosas se pierden
en el momento que deja el aire.

La palabra muerde un volcan.
Trepana un crater.
Contempla la luz blindada de la tarde.

Exhorta o se humedece.
Da un giro o escupe sobre barcos de plastilina.
Tiene linces magnèticos.

La palabra habla con los demonios
que no son màs que la inversa de los dioses.
Luego define el mar.

Busca una contradicciòn.
Un sentido poètico en cada punto de arena
sobre la tierra.

-un sentido que puede o no ser tragedia-

Igual como lo hace la magia en el
desierto.







martes, 4 de diciembre de 2018

La Edificación del Polen







He visto oraciones formadas por una lampara.
El recipiente donde un prisma conjuraba una
mañana por algunas razones.
La más destacada estaba ligada al sentido de la
tragedia.

Uno de los adjetivos del mundo entonces es que
era terrestre y todavía es uno de sus adjetivos.
Quizá en algún planeta desconocido no lo sea.

Las elipses dormían en una boca despertada 
por el hambre.

La miseria
-con diminutos resplandores-
observaba eventos en el interior del aire y la
resurrección.

Yo -cínico objeto sin propiedades espirituales-
volvía a reencarnarme en la piel.

Mi viaje en la aurora se separaba una vez más del
verbo.

He visto oraciones.
Sus lenguajes coloquiales desplazaban bozales en
un hilo.

Sus lenguajes descendían igual que cometas
sobre las lineas de una cebra.

Y también había un hipopótamo.

Edificado entre la eternidad por el polen.




lunes, 3 de diciembre de 2018

Bandadas





Un hilo es natural.
Proviene del latido de una sombra.

Ahora, algunos objetos toman la 
aurora de los labios,
en un eje,
junto a un vilo con proas
y espectros.

Son objetos que escribieron
durante siglos
entre las raices y forman
una frontera de polen en las sienes 
en el momento que la
luz en ellos los separa de la penumbra.

Un hilo es natural.
Se relaciona con el resplandor de 
las encrucijadas.

Toma iniciaciones de àmbar 
mientras el mar completa su diario
de hambre y los caracoles
fijan las estrellas
en el barro.

En el poema que en el
hollìn articula 
crònicas de ensueños.

Muelles donde la imaginaciòn
copulò con la nieve de
manera inaudita.

Creo que asi lo hicieron los colosos.
Las siluetas donde un trompo cristalino
transformo en naipes
un dìa de ansiedad,
un dìa de furia
sobre la tierra.

Ese que con desesperaciòn se 
coloca frente a las bandadas sin
saber que las mismas no 
estàn compuestas
de pàjaros.

En realidad hay en ellas
miles de langostas.









sábado, 1 de diciembre de 2018

Los Seres que Vuelan





Uno debe creer en toda médula.
No sólo en la médula espinal.

También en aquella que solitaria abandona 
los vilos. En esa que vuelve a la identidad 
envuelta en el orgasmo rosado y lunar de un
enjambre.

En la que representa girasoles muy cerca 
de un parpadeo.

Ser coherente para recordar que el oceano
es una cuchara.

Uno debe observar un recipiente cuando
renace sin ninguna experiencia.

Uno debe llevar no muchos alfiles y uno
que otro crucigrama. Uno que otro
acertijo.

Uno debe extasiarse pero no con la 
esperanza de alcanzar un neologismo.
Tampoco de rozar la nada.

La nada por si misma se inventa.

Entre esos lógicos seres que vuelan.








Meditaciòn de la Idolatrìa






Creo que podrìa estar aquì todo el dìa.
Y no habrìa nada màs.

Pensarìa de vez en cuando en las cosas
que se agitan entre la transparencia o en lo
sordido.

En mi buho.
Siempre material.
Recordàndome a diario la naturaleza de
las sombras.
Un buho superlativo.
Hibrido-hiperbòlico.
En una de sus ojeras hay una
plataforma donde dios se halla reclinado.
Ahora mismo medita en la idolatrìa.
Hasta cierto punto lo entiendo
y tambièn no.

Creo -ya lo dije- que estarìa aquì todo el 
dìa.

Las sombras de las cosas llegarìan para
visitarme luego de haberse separado de
la realidad.

Los espejos harìan un recuento de sus
imagenes para dedicarme aquellas que
de alguna manera me pertenecen.

He vivido entre tantas asi que vagamente
recuerdo la naturaleza de las mismas.

Pero eso no es importante.

Como tampoco lo es el trazo que llega
de la nieve.

Es material. Es sòrdido.
Vive en los margenes y su diaria necesidad
es de neologismos.

Por lo demàs ya se dijo.

Dios se halla reclinado en una plataforma.

Y "como no" medita en la idolatrìa.





El Pàjaro era Griego




Hoy la primera imagen que encontrè en este parque 
fue la de un hombre. Hablaba con un pàjaro.

-el pàjaro era griego-

El hombre se hallaba debajo de una rama, apoyado sobre el
tronco del àrbol. 

Es curioso porque la distancia que separa y une este camino
hacia el parque nunca me mostrò nada que fuera semejante a un diàlogo.
Habìan -eso sì- muchos vacìos. El vacìo -hasta donde sè- es un salto
al caos. 

Y si no es un salto al caos?
Y si es un encuentro con los nombres prohibidos que hay en el verbo?

Esos nombres que sòlo en sueños podemos representar.

Esos nombres que no van a ser declinados en las puertas de
las iglesias ni en los cultos de las ceremonias azules
de los gallos.

Esos que llevan escafandras.

Esos que son espeleòlogos a veces.

Y trajinan. Trajinan.

Igual -como- -digamos- la poètica soledad
de eso llamado verso.





viernes, 30 de noviembre de 2018

Poema






Sobre uno de las figuras el brillo.
El aceitoso resplandor de una luz virgen en una superficie.
Puntiaguda como un verbo.

En la ciudad una metáfora continua a otra. Sucede entre
los hombres que declinan entre la oscuridad
y el destello sus palabras; por lo general toda nuestra 
existencia.

Objetos de agua se mueven en las cosas. En la distancia
que separa estos objetos viven los centauros.

También anidan.

Se descuelgan de la verdad. Untan y rotan
entre espejos.

Yo creo en ellos en la medida que al llegar la tarde
se agitan entre los crepúsculos.

Creo en ellos de manera lógica y umbilical.
De manera inasible si lo inasible es una manzana.
Un parpadeo o en su defecto un pergamino.

Un movimiento de helices en el lirismo.

Sobre uno de los reflejos.
En ellos el brillo.

La busqueda industrial de esta primavera llena
de collares no nos dice con su llegada
que el principio en este texto
fue otro.

Lo que sostiene es que aquello que escribió
fue absoluto.













jueves, 29 de noviembre de 2018

Estructura No-Circadiana




El circulo es de papel. El poema no-circadiano.
En los balcones el mar toma una visiòn del mundo
llena de apariencias. En una de ellas el atlas 
del centauro en un 
hilo gira.

Los estados son gaseosos.
Llenos de vapor y coronaciones de humo.
Llenos de crucifijos violetas en 
un globo.

Los lenguajes responden a un diluvio de
manera que cada respuesta es una
fìsica intuiciòn o una langosta.

Un lògico algoritmo suspende 
el trazo del pèndulo en sus semicìrculos.
Surge un extraño punto.

Un leopardo recorre perfiles mànticos y religiosos.

Un leopardo es una brisa sin definiciones
en medio de himnos.

Un proceso de aves en las sienes
orientadas un atardecer hacia la luz lo desnuda.

Y coloca sus caminos sobre un ejercicio
purpura.

-lleno de ghettos-

En vez de un dorado pensamiento.






miércoles, 28 de noviembre de 2018

Performance Estética






Tomas del astro ese invierno prodigioso
que llega de la baba
de un caracol.

Con el mismo hollín que ayer
culminó su viaje en la grieta de un aparejo
en el que un crepúsculo mostraba
sus tejidos de nieve.

Cuando la lectura del oceano
roza plana y concreta el beso de la oscuridad
en la raíz de una jungla.

En cada abalorio
que gira en los números de los dados
cuando son arrojados a las
superficies
mientras las sienes
vuelven a configurar performances aladas
de cachorros.

Cuando las sílabas
recorren la espuma con el mito de un
pubis en su boca
y eso en alguna parte de nuestra sed
es todo lo que nos representa.

En la fogata formando sus circunferencias
y aquello que igual a un recogimiento
termina siendo el resplandor
y la oscuridad de ese presente
que pertenece a un hombre atado a 
los mástiles.

Uno que no ha puesto cera en sus oidos.

Para poder oir el canto de las sirenas.




martes, 27 de noviembre de 2018

Transfiguracion





Durante el invierno hay manantiales.
Dios asciende a una raíz desde el centro de la tierra
acompañado del hambre. Sobre tal raíz
una amapola y en el pistilo el género
de un ave.

No sé si el universo es escencial por ello
pero lo parece. El día es coherente igual que 
un solido humo que devora un astro.

Las calles recitan entre los velódromos mientras
desciende la brisa en sus lunares.
El viento porta un sufijo y transfigura.
Conos de leche toman las bocinas.

El mitón en una de las manos deja ver
un reloj que separa el tiempo, más no el espacio.
El candelabro lleva un corazón en su rostro

proviene de un mundo al cual
nos adherimos como una ventana se adhiere
al amanecer y a los cometas

-todas las dimensiones de la aurora se
encuentran en sus vidrios-

proviene de una imagen en la que
la inteligencia elige el barro para reencarnarse
y llegan a la experiencia más celeste los 
navíos

desfigurados  -eso sí- por una parábola.










Solitario Espacio





Solitario espacio. Durante èpocas de iris 
o mejillas. Cubriendo el halo boreal de esta
fiebre.

Solitario espacio yo le canto a la aurora
con botas de nieve. A los enjambres
con racimos de sangre.

Enumerando las crestas que duermen en
las olas. Escribiendo en las puntas de los 
horòscopos. Casi sumido en una
constelaciòn de sienes.

Institucionalizada calle, con rangos
que viven en una linterna extranjera,
supervisada por negras mariposas 
de carne.

Dedicado tropo. Cuantificador de 
industriales liendres y amapolas.
Hay -como decirlo- en tus espirales màs
de un astro que roe un 
espejo.

Hay -lo reitero- un no saber andar.
Un no saber agitarse. Un no conocer de que
manera se direccionan los veleros
cuando -digamos- trajinan
de manera èpica nuestros desencantos.

Solitario espacio. Rubro de sal entre
las tragedias de los caracoles añimentados
por olivos.

Adolescencia que coloca adioses en un
grial por la noche.

Y despuès camina al mar.

Como si todo ello que ha alojado entre la
realidad fuera cierto.









sábado, 24 de noviembre de 2018

El Ser en Epocas de Tràfico





El ser en èpocas de tràfico.
Alguno piensa en èl como meridiano o relieve.
Como algo industrial mordiendo talones.
Los pàjaros a todo esto parpadean.

En el aire si te adhieres profundamente
ves las primeras cùpulas del caos.
Hablan de los frutos en los dientes del
gènesis.

Las revoluciones son atletas con picos de botellas.
En los hospedajes hilan las crònicas nada
mas que verbos.

El mar procesa soledades de fragatas
con mucha elasticidad.

Sòrdidos eslabones sugieren un trazo en el rigor
de una bacilica.

A la orilla se ciñen adioses y dequeismos

-tal dequeismo completa la escena-

a la orilla se ciñen adioses
pero no es la orilla de la playa donde
se enquistan los semàforos,
no es la orilla de un pueblo que besa 
sus muertos llena de extraños 
juguetes. 

-todos son como escoltas inmanentes-

Tampoco es el sueño donde nacen los
jaguares con boreales desasires.

Mucho menos el diccionario que se oprime
una hoja donde lo increìble
se encuentra con las nervaduras 
y eso gesticula en el 
neologismo.

Eso gesticula
en el rigor de una mandarina antes
que en el del trueno.

Se dice

-segùn urbanas leyendas-

que asi nacen los halos.










Mitografìa Individual






El àrbol es una ciudad de arena.
En esa ceremonia millones de desencantos
parecen iluminarse.

Hablo en plural?
No es en singular acaso todo lo que hago?
No es individual como el origen a veces de 
aquello que denomino como mito?

El àrbol es una ciudad de arena donde vivo.
Una ceremonia donde millones de
desencantos personales parecen iluminarse.
Serà asi realmente?
Acaso todo lo personal al alcanzar la
realidad no pierde toda su objetividad?
En todo caso esta estrofa
parece incrustarse en los objetos con màs
propiedad.

El àrbol es una ciudad de arena.
Pero ahora estoy observando la brisa,
allì despiertan las manadas.

Despiertan las manadas y es con
determinado cretàceo en sus poros que
regresa al àmbar. Lo hacen tambièn 
entre colonias de fràctales.

Conjuntos de idolos se despliegan.
Entre ellos los pàjaros aterrizan o pliegan
las alas en el aire. Ello es contrario
a todo lo que estoy haciendo sobre la tierra.

Eso es verdad.

-hasta donde existe lo verosimil, es 
verdad-

Y entonces vuelvo a tomar una de mis
apariencias.

Y sigo trajinando entre escamas.







viernes, 23 de noviembre de 2018

La Superficie del Oceano





El verbo duerme en estos volumenes.
Su rostro puede o no ser un nihilismo.

El silencio se separa de una manzana
en un eje, reencarnandose en la ilusión
y el deseo.

Ritos de propulsión enhebran
fantásticos voceos. No son los roces de
las hojas ni el destierro de la locura

es alguna cinta de escarcha. Profética
es el esplendor de esta miseria donde
las imagenes se pudren

donde los farallones
se arrojan sin encantamientos a
un filo donde el sueño es
aliento de gnosticas ceremonias.
Notables al parecer como un
peso.

Igual que una figura antes de la ola
observando en el mar la playa,

Y convirtiendo en un instante de suprema
intensidad en el agua, la superficie del oceano.





miércoles, 21 de noviembre de 2018

Es Distinto el Mar





Es distinto el mar.
A pesar que lleva una amapola
o sintetiza es distinto.

Pero no lo siento.
No lo siento por este pergamino
o una cuchara donde los carbones
respiran.

Es distinto el mar.
Muy a pesar de dios no es semejante.
Y yo me he adherido a la saliva
de sus resacas muchas veces.
Incontables.

Lleva un extraño cinismo
con el cual puede musitar en sus
escrúpulos.

En su día violeta.
En un purpurado mundo donde alguna
vez los leones
limaros las escamas
del viento
y -básicamente- las onomatopeyas
de aquello encerrado en
los países.

-aparte del hombre, claro está-

Es distinto el mar.
Parece que tuviera más de una bocina.
Más de un páramo donde
los antilopes
tocan la ira de un atlas.

O sea
alguna pupila arcana
voceada entre los puentes.

Entre monólogos
de extraños jabalíes.








Cuadro Atòmico del Sol





Està bien està es una hoja.
El recuerdo del parpado adherido 
a una
botella es descrito en ella.
El solar desencuentro de los 
hermetismos
consigo mismos tambièn.
Eso ùltimo es un tanto màs 
abstracto.
No sugiere una corola.

El àmbar marcha
sobre espejos de arena-ofertorios
y en el velo inexacto de su
pulcritud
hay reencarnaciones azules.

El limbo disipa una apariencia
de eter
y en los cruzados que llegaron
del oriente esta mañana
hay un diario de jerusalèn imposible.

Pero ellos lo narran.
Un ladrido oye con atenciòn y otro
devora una mandarina.

Las calles devoran a los hombres
y en el sentido del mar
hay una esotèrica antropologìa
oprimida por una aguja.

Por una entelequìa.
Por el cuadro atòmico de un sol
que elevàndose desde el mar
alcanza el ala de un 
pàjaro
para apoyarse.

Y lograr volver al cielo
en ella.










martes, 20 de noviembre de 2018

Lo más Probable






He buscado inspiración este día martes
que presenta una estela. Tal estela no 
proviene de un rayo o el crucigrama 
a base de relámpagos. No.

He buscado inspiración desde
tempranamente. Poco lúcido y material 
en una escama que dialoga con un gato.
Sobretodo con aquel que 
representa el lugar donde duermo.
Pero. Será realmente inspiración?
No será acaso un diluvio 
donde los carbones evocan dragones o
algo parecido?

He buscado entre páginas cuya intención
es describir desde los
veleros aquello llamado poesía.

La poesía es siempre un conjunto de 
prismas boreales escarbando en el
hambre.

Lo más posible es que aquí no exista
un encuentro con sus imágenes. Es lo más
posible.

Aquí probablemente despierte un cuchillo.
Una forma de nieve.
Una suposición del parpado si gime o deriva
a un universo de círculos
donde los hipopótamos se alimentan 
o anhelan.

Este día martes de sol ardiente en los 
semáforos.

Dramático en el envés de toda dialéctica
si se quiere.

Hoy martes día cubierto de sapos en 
las veredas de las calles.

En las pupilas de los mismos
desesperadamente se alejan profecías.




miércoles, 14 de noviembre de 2018

Panorama de la Aproximación y el Desasimiento





La noche habla del parpado.
Del coeficiente en el espíritu de una
mandarina.

Entre los escrúpulos es conceptuada
una selva junto a un acápite. Las
bocinas son de musgo entre dogmáticas
poéticas. Todas de sal y hambre.

Alguien escupe sobre toda militancia.

La civilización medita en la imprecación
y los sesos. Entre las nucas la civilización 
medita y serpentea.

Uno de sus resplandores bordea un 
holograma y en los castillos puja un diario
de algodón con las sienes.

Una idea desembarca.
Una idea abandona el pico de un pelícano
y la luz se desborda entre comercios
de hélices. Todas cultivadas
por molinos.

No hay ciencia para aquello
oriundo y mediterráneo entre destellos
de plástico, bordados o desasidos.

No hay limites en la hierba
donde la clarividencia postra un lapíz
de trigo.

No hay.

Y sólo existe un heliotropo.

Mordiendo infinito eslabones.

Un heliotropo
mordiendo infinitamente univocas 
palabras

anhelando saberlo.







La Palabra que Duerme






El reflejo de una palabra duerme.
Eso quiere decir que la página donde se encuentran
aún no es encontrada por
las heridas.

A veces el dolor es el único que las puede despertar.

-a veces-

Su reflejo duerme pero no es lo único que sucede 
al otro lado del mundo.
Allá donde se halla otra ala del universo.
Sí. Aquí se encuentra aquella que se agita. Que vibra
en los núcleos del sueño.
Que presagia pero no casi siempre como presagia
la magia.

Y cómo presagia?

Cúal de todas las alquimias en las poros de las manos
es la que elige para llegar a la noche.
Para desnudar caracolas.
Para precisar la sed donde llegan al andamiaje
los textos y lo sobrenatural. Las dinastías de cera.
El silencio con que alguna vez se incursionó en el lampo
y fueron frecuentados los vilos,
aquello que con paciencia denominase como eje
o exhalo o pétalo

de madera que en los abecedarios se sume
en gerundios y poéticas.
Pétalo que con frecuencia yerra en un
polinomio

noticia de vapor en una mañana
donde los duendes exploran una boca con
la inteligencia del velo

incrustado por gnosticos diluvios
en un crepúsculo de círculos.












Astrología de Arena





Todavía es la luz.
Esa especie de hollín que vibra en el agua.
Allí donde otra forma de dirigible llega a un 
evento lunar. Sinóptico. Además
hay linternas.
Escalofríos.

También una claridad
que es personal. Hipocondríaca sumamente.
Individual y sesgo.

Y los celajes.
La inversión del hambre y el papel.
El jardín donde calamos o desasidos vertemos
una silaba dentro de otra.
Es el caso de un lenguaje liquido.
Oceánico.

Todavía es la luz.
El arpa en una corola.
En el silencio del éter.
Muy cerca de una hipotenusa.

Allí la escatología promueve
desiertos.

-astrologías nada más de arena-

Para que el corazón pueda
llegar.






martes, 13 de noviembre de 2018

Pronunciaciones






Escena aún de estepas.
Quizá devenir o calle.

Muestra de un jirón.
Lampara que otoña, circunvala.

Deseo de follaje o escafandra
en un punto de arroz donde se pudren
los limones.

Escena aún donde las figuras
buscan sus relieves antes de convertirse
en metáforas.

Brillos de sueño o coherencias
de leche en un parque lleno de birremes.
De rojos birremes digo.

En ellos son celestes.

Celestes los hemisferios donde yerran las
pronunciaciones.

Diario Estètico de un Devenir






Crecer una noche.
Despertar muy temprano en esa hora
que la brisa es frìa como una primavera de
hielo. Una primavera sirgada por
estepas. 

Estar sentado a la derecha de un halo.
Meditar desde èl en toda plusvalìa.

Llegar a una manzana igual que un rayo.
Vivir como la posibilidad en un estètico puerto.
Juntar a la proa invisibles la soledad de un 
destello.

Hablar entre xilografìas.
Incrustar pàjaros de aceite en las premoniciones.
Volver a las reencarnaciòn como lo
hacen las cebras.

Escribir siempre en singular y analìtico.

Disiparse continuamente en una mañana 
en la cual los hilos que recogen los nudos
de ese celeste hemisferio
desfiguran intemperies
hasta rozar imagenes con sombras
de carbones.

Oir el sonido que dejan las alas
de un dragòn en la escarcha
muy cerca de un motìn dorado.

Creer en las hipèrboles por ello.

En el universo lleno de adioses con un
unicornio en las sienes.

Y en la memoria algo reminiscente.

Un encuentro con esa mimesis
donde el mar està en nuestras manos.

Pero no te preocupes.

Sòlo es un poco de espuma de la ola
que se quedò en las superficies de la humeda arena.

Allì donde hace unos instantes ha pasado 
la resaca.





lunes, 12 de noviembre de 2018

A partir de la Mirada






No es necesario ver en los ojos de un hombre
para saber que pertenecen a la mirada.
¿Será realmente una verdadera mirada?
¿En espejo devolverá nuestro rostro?
¿Ese rostro que observo en este momento es el que
realmente poseo en mi mirada?

La mirada además está compuesta de narices
y sienes. De labios dormidos donde espera una palabra.
De amarillas axilas donde los fráctales
esperan.

-hay algunas palabras que vivirán para siempre debajo
de la lengua-

Para ellas no existe otro destino.
Allí es donde crean sus raices.
Sus epicentro. También sus eclipses.

Pero existen aquellas cuya representación inhala vacíos
para llegar a la realidad.

Los vacíos crean sus formas.
Son xilografías e imágenes llenas de helices.
Son xilografías de aceite en una multitud de ozono.
Casi de aceitunas.

O prólogos de nieve que llevan una carta durante un
mediodía en el cual los pájaros se posan en las cúpulas
de los árboles esperando el crepúsculo.

Pero no llegarán a él.

La magia dormida en el mismo los engañará.

El verdadero crepúsculo se encuentra a la espalda
del que vemos.

Y en él pelean ángeles y demonios.







Aquello que Renace





El poema renace entre los ojos.
Lleno de naipes tal poema muestra
sus reencarnaciones. Quizà
en algo semejante a los racimos.

Porquè los racimos. Nada tienen que ver
con el poema y sus reencarnaciones.
Nada con el texto marginal y subversivo
encerrada en cualquier limite.

En toda frontera.

Me pregunto hoy que un cuello es guiado por
cigarras y estereotipos a los astros. Un cuello
que descifra ademàs bocinas o conjuntos
de candelabros. De ellos
emerge una corola.

Escribo de ese poema que se enciende
como si hubiese descrito alguna mañana el
futuro una rama. 

Y la misma regresara desde 
los bosques entre prodigiosos maleficios.

Preguntàndo porquè el poema
renace entre los ojos.

Lleno de naipes y reencarnaciones.







domingo, 11 de noviembre de 2018

Descenso de las Amapolas





Dirìa que desciende de las amapolas, pero eso 
no es exacto. Quizà su origen se encuentra en 
las estelas.

El viento busca otro color en los semàforos.
Pronto descubrirà que ello es imposible.
Inconstitucional.

Seres de nieve permanecen en la aurora
como naùfragos de arcilla bebiendo
agua de los relieves.

En alguna parte de la realidad una araña
muerde un àngel.

Hambrientos son los crepùsculos que buscan
un arrebol en el interior de la noche. Llevan 
en sus parpados colonias de antìlopes.

De antìlopes digo.

Ya que una de mis dudas me dice que 
debieron ser cometas.



sábado, 10 de noviembre de 2018

Las Superficies Amarillas





La mañana es el verbo.
En las amapolas se desnuda el crepùsculo.
Parece un girasol.

Los puertos contrastan con los navìos
que llegan. Los hombres en el mismo poseen
la apariencia de un dado

uno con muchos carbones
en los puntos que determinan sus números.

Tal dado -o conjuntos de dados- agitanse 
en los senos de los adioses.

Allí especificos rostros son el existencial
de una bahía. De una paloma
en el cuello.

Trayectorias de salitre o cera en el rostro
de un niño formando la síntesis
de un dìa inasible. 

-es eso posible?-

Los niños parece que
son los ùnicos que pueden crearlos.

Los niños porque sus dietas estàn compuestas
de mandíbulas y dirigibles.

Algunas de esas mandibulas y dirigibles
son de aluminio. 

Otras de carne.

Y tiritan ante lo sobrenatual.

Se llenan  de escalofríos ahora que todas las
superficies en el universo son amarillas.







EL Triàngulo Superpuesto





En una hoja un triàngulo se superpone a otro.
El segundo se encuentra invertido.

Tal imagen tiene un origen remoto y està ùnida
al desarrollo de un pueblo en el desierto.
Un pueblo que -que duda cabe- aprendiò a 
alimentarse de la arena.

-tambièn lo hicimos nosotros-

La arena es el lugar que atravesaron los hombres 
para crearlo. Despuès fue colocado en el centro de 
una bandera. En apariencia no tiene un plural.

El triàngulo que se superpone a otro
sugiere en el fondo una imagen desconocida. 
Cercana en su mitologìa a un vellocino o un grial.

El grial es cristiano. El vellocino griego, hasta
donde sè.

Ahora el silencio es un ser que preludia.
El preludio es un relàmpago que vaticina.
Una hermosa criatura ideal.

Seguidamente caminamos por el interior
de un pensamiento. En uno de sus circulos el
mar es un neologismo y todo lo que es abstracto
determina que en ocasiones
despertamos a la realidad sin darnos cuenta
en que momento penetramos el sueño.
Ese trabajo es desde todo punto de vista tarea
del sueño.

En una hoja como pudo ser en otra hay dos
triàngulos y uno se encuentra invertido.

Los hombres que llevaron su imagen
por el desierto no pueden decirnos mucho 
sobre èl.

Tuvo un nombre; Odradek. Tal nombre
se lo diò un judio checoslovaco. Eso fue siglos,
muchos siglos despùes.

Odradek tenìa una risa como la que se produce
cuando no se tiene pulmones a decir
de aquel escritor.

Viviò entre escaleras, es 
decir en esa dimension que une planos.
Siempre en medio de algo, las escaleras separan
el brillo que està arriba de aquel abajo.
A veces separan sus sombras.

Por lo demàs en los pardados 
de un muelle se empiezan a reunir los pelìcanos.

Todos se encuentran suspendidos de los
mismos en este momento.

Igual que el grito de una figura
que vuelve a desvanecerse en el verbo.

Anhelando la màs extraña realidad.











jueves, 8 de noviembre de 2018

La Profecìa de Lejos





El mar es un orden.
Una profecìa que viene de lejos.

En sus bosques tramas de espuma
y polen descifran hèlices.

Fascìculos ebrios de iglues
anhelan conos en sus superficies.

Desde las mismas, infinitos limites
comparan los adjetivos de una estrella
con aquellos pertenecientes
a una sombra.

La estrella fosforece.
La sombra se incrusta en su oscuridad.

Ambas parecen opuestas.

Es lo ùnico reciproco en ellas.


El mar es un orden.

Una profecìa que llega de lejos.

Conjurando abecedàrios en los cuellos
de las cebras.











Definiciòn de lo Alternativo






Una palabra define lo alternativo.
Lo puede definir en un texto como un evento 
coloquial entre dios y la madera.
Y podrìa ser verdad.

Otra definirìa lo subversivo
como la orientaciòn lejana de una metàfora
en el pubis. 

Como el escrutinio o una palabra que 
fonetica o existencialmente es un crepùsculo
en las cosas. 

Es decir el evento sigue siendo coloquial
entre dios y la madera.

Ahora la luna se encuentra sobre un banco.
Se encuentra en una lìnea con neologimos
creados por primates.
Tambièn por mitògrafos.

No. No estamos cerca de una selva,
pero parece.

El mar se sostiene en una uva.

El desierto cuelga de un espejo.

Y la aproximaciòn a las cosas es el ùnico
nihilismo.

El ùnico que filma el rostro de los peces
que dialogan en el desierto.

Ahora que regresan a la marea.





Emanaciòn





Al igual que en un sueño. Es decir
semejante a un fascìculo de sol rojo, que
desarrollàndose en el alabastro, traza un
purpura.

Una determinada edad de la yesca
rozando las cùpulas. La subversiòn de las cebras.
El nihilismo de un espacio azul en
el cràneo. Allì donde se orillan las sienes y la noche
duerme con uno de sus reflejos.
Ese que desnuda el devenir
en una corola.
Ese que llegado el amanecer crea 
el aire.

Y las raìces porque se acentùan.
La menciòn de un peciolo.
El nervio de una minùscula en el texto.
Casi imperceptible.

Sin embargo basta esa imperceptibilidad.

Remota y pequeña.

Para anunciar el diluvio en las palabras.

Uno lleno de presagios.

En uno de ellos emanarà el poema.










lunes, 5 de noviembre de 2018

Crepùsculo Lunar





El espacio que que separa un punto
de otro es lunar.

El crepùsculo intentando incrustarse
en los vidrios de la ventana tambièn lo es.

Ese crepùsculo lunar sin astros. Sòlo 
un dorado remordimiento recorriendo los anfiteatros
donde yerran los hombres.

Sòlo un dìa en el cual los destellos se desprenden
de los cometas luciendo barbaries.

Atroces gènesis suspendidos en el sueño.

Reminiscentes brillos.

Donde determinado resplandor es una efigie.

Una silueta.

O la celeste cofìa en un muelle medieval.

Donde los jìnetes llegan al ocèano anhelando
profecìas.











sábado, 3 de noviembre de 2018

Paraje Absoluto de Hélices






El hálito del día. Sobre lo hialino.
La herida en la piel que precisamente muestra
un tejido de carbón. Pero ese no es
su drama.

La tragedia que purifica como entre
atléticos dioses en la antiguedad.
La tragedia en un sentido moderno habilitando
grietas entre los arquetipos.
Grietas por donde entra y sale el hombre
a los pasadizos de su locura.

Desde un mitopoyético ángel vuelven 
narraciones de clorofila
a las encrucijadas del follaje.

El hálito, porque no tiene liendres
y seguramente ha oído del océano en la orilla.
En un atardecer que no es crepuscular
pero irisa la sangre en sus
celajes.

El día en particular listo como un coeficiente.
Igual que un paraje absoluto lleno de hélices.

Entre ceremonias de cúpulas-hombres
que eligen reencarnaciones en el pavimento
distan helechos de brea y embarcaciones
transparentes.

Bueno, sí. Por momentos lo que nos rodea
se hace transparente

Para no estrellarse contra los automóviles.









Inverosímil Poética






Ayer encontré al eternidad.
No era una forma del humo como se sugiere
entre las cosas apiladas en el fuego.
No era el lenguaje después de abandonar
en el sueño elefantes boreales cifrados en cada
una de sus imágenes.

No era el vapor de un manantial que se eleva
a la atmósfera en un ardiente día de verano.
No era ninguna de esas cosas.

Mucho menos el hilo que duerme en un cuarto
de papel donde en los ángulos se escribe
de otras cosas. De heridas amarillos por 
ejemplo.  Sucede casi a diario.
Irracionalmente a diario.

No faltará por allí alguien que diga que ello
es poesía. A veces lo creo. Es un a veces que dura poco.
Que no tiene garrochas.
De las garrochas uno puede sostener cosas
como también de lo incomparable.

No sé si estas tres ultimas oraciones son 
necesarias en este -por decirlo- texto.

Ayer encontré la eternidad pero lo más 
probable es que ella me haya encontrado.
No puedo asegurar en este momento una de ambas
cosas. Sólo sé que son diferentes.

Que tienen hambre porque siempre llevan
una noción del espacio que desconozco.
Una estampa del tiempo.

Los artistas descansan en fases de hojarasca.
La arista alcanza el escrúpulo de un ión.
Aquello que es sombreado muestra su siseo con
tendencias hacia lo perpendicular.

Hacia extrañas temporadas de aceite.

Donde un sagrado halcón sacia su sed.











viernes, 2 de noviembre de 2018

Continuidad





Veo en la arena.
El poniente ha partido llevándose
un navío con su ancla
respectiva.

Un solido se ha materializado
de tal manera que ha construido un
corazón. La tarea del soplo es ahora 
para lo divino.

El horizonte empieza a estrenar
sus formar para que puedan unirse y
dar forma al crepúsculo.

El agua se pierde en el caos. Es un
hermoso caos.

Las hormigas reproducen en los árboles
un preciso movimiento que no es 
sino aquel de ayer.

Tal movimiento está ligado al 
desplazamiento
de toda una colonia entre los
hormigueros.

Veo en la arena.
El sol es aún de plata y el corte de esa
imagen pertenece a la abstracción.

Dios que es un atleta sostiene que
pertenece a la inspiración.

No diré nada al respecto.

La inspiración tanto como la
abstracción.

Saben muy bien que camino
tomar sin nosotros.





El Nombre de lo Poético




Quisiera escribir más a menudo de ti.
Escribir tu nombre sin determinada poesía.
Saber de qué física-material proviene.
Preguntar si mordiste o no una manzana.
Oír entre las catapultas su historia.
Quisiera besar un dragaminas como tú lo haces.

-es algo que no sé si aprenderé de ti-

Escuchar en la hierba la mejor pronunciación
que tuvo la clorofila para él.
Quisiera más a menudo hablar de ti aunque
sea con mi sombra.
Pronunciar algún ritual allí propio
de mi subjetividad.  Nada más que de
mi subjetividad.
Volver a la realidad y las cosas.

Quisiera. Tantas cosas quisiera.

Ver el sol desde él. 
El sol apodíctico con un papagayo
dormido en sus sienes.

Soñarlo como un hígado que deje de crecer
a diario para que Prometeo no tenga nada que comer,
para que se sea -de alguna forma- igual 
al hombre.

-creo que nos lo agradecería-

Quisiera decir tu nombre y con esa
pronunciación en el crepúsculo mirar el final
del tiempo en los relojes.

Es la única manera.

La única manera de que cuelgue de mi
boca infinito.











Iniciación Gramático-Espiritual del Hombre




En esta ciudad vive un hombre.
En realidad más de uno. 
Pero eso lo sabemos.
Es tautológico.

De tanto reiterarse, sin ser 
molestamente fonético
se convirtió en cacofonía.

En esta ciudad vive un hombre
a base de preludios.
Es sintáctico y sintético.
Gramatical como la aurora de una
naranja en el abecedario
cuando descubre que el reflejo
de una palabra
es por lo general una herida.

Un hombre compuesto de arañas.
Lleno de nervios.
Impulsado por la parte oscura de 
la luna y en general por
la parte oscura de todo astro.

Semiestructurado.
Valiente como una uva o un plátano
oculto detrás del racimo.

En su rostro la parte ontológica
del mismo le señala a diario que se
defina metafísico.

Un hombre con mucho pudor a
sabiendas.

Descubierto por algas
y desengaños, ofrece sus pupilas
a los adjetivos del agua mientras se
elevan de un manantial
conducidos por 
el vapor 
entre cúpulas de aire.

Un anhelo del mar en sus ojos
lo ha iniciado en el arte de las planchas
y dequeismos.

Profundamente isocrónico
como la distancia de un acorde a
otro en un arpa

edifica a diario las funciones de una
cascara

de una apariencia raspando 
lo verosímil

hasta la iniciación espiritual

la iniciación espiritual que existe en
la escarcha.










jueves, 1 de noviembre de 2018

Las Raíces de los Arboles






En teoría no significa nada.
En el devenir pareciera que también.

Hablar del océano podría ser uno de
sus equivalentes.

Hablar de las imágenes que pueblan los
anfiteatros sería otro.

Lo cierto es que se mantiene oculto
entre la distancia que separa a dios de una rana.

No es el misterio.

No es esa mitología que se adhiere a nosotros.
No son sus mitos.


En teoría puede

-vaya a saber uno si tiene rituales-

alimentarse de moscas o zapatos.
Ir a los cines o morder de noche una mandíbula.

Claros de aceitunas viajan en sus represalias
ebrias de neón y pus en una lamina.

Sextantes de un momento imaginario donde
se filtra entre el barro el corazón de la lluvia.

Es obvio.

La misión que tiene el corazón la lluvia entre en el
barro es filtrarse.

Hasta llegar a las raíces de los árboles.









Poema





Memorizo el mundo con todas sus serpientes.
Alguna vez logré contarlas.

Mi memoria guardó su número en uno de sus
espejos.

En cuanto a los espejos en mi memoria sé que 
son miles. No los conozco todos.

Son similares a los pensamientos.
Nada más en términos cualitativos.

Con una pequeña diferencia.

Los espejos de la memoria te devuelven las
cosas y objetos intactos.

El pensamiento

-es una salida para terminar de una vez 
este poema-

los lleva por insondables caminos

donde la poesía los transforma.




miércoles, 31 de octubre de 2018

Pensamiento






El sol dormido y una ventana que la brisa roza.
El rastro de la luz en las crestas de una gota de agua.
El teatro marginal en el rastro de esa luz que ahora
es un destello

del mismo se eleva un pájaro conduciendo
en sus alas idolatrías

del mismo despiertan pensamientos que alguna vez
se forman en esa extraña soledad y de estos
inundan el silencio otros

el primer pensamiento que nos iluminó 
llevándonos hacia ellos en la aurora
se pierde.

En cambio miles desciende de aquel primero.

Y ahora caminan por la naturaleza.