miércoles, 4 de febrero de 2015
El Violeta Como un Purpura
Recuerdo cuando sembraba arboles en
una gruta: Esto se aprende del oceano.
Tambièn puedo imaginar el momento en
que la arena presentaba en su magma alguno de
sus semblantes orficos.
Extraer exactamente los dìas y noches de una lluvia
que era violeta, pero se evocaba como un
sueño purpura.
Vuelvo a imaginar, casi hasta la fantasìa
los plazos del acrìlico en una goleta.
El birreme de seda sobre la transparencia.
Me agolpo para ver la llegada de lo omnisciente
sobre la osa menor del infinito.
Presiento una lampara. Llego a un farol.
Toco la cigueña crispada de una piscina.
El ferrocarril creciendo al lado del martillo.
Los menguantes donde la crisolita se alza.
Escarbo en la expediciòn a una tijera
para ver què clase de dinastìas se alzan
mientras corta.
Estoy en esa posibilidad
que desnuda una corona de virgen
en la gimnasia de los travesaños, cuando
la luz de dos ojos en un solo parpado se fraguan.
Veo lo evanescente como si un juego de adrenalina
tocara los montes y los valles supieran que ello
sucede a lo lejos.
En lo distante.
En aquello que es casi remoto, pero no es asi.
Nosotros y un pedazo de nuestra soledad
lo traemos.
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