jueves, 29 de noviembre de 2012

La Inspiración de la Tragedia





Todo algo es un ser, un lugar sin
libertad en las manos.

Quizá por eso mis referentes busquen
las cosas muy lejos de aquellos.

Hablo de mis referentes con autoficiencia
y eso es existencial e intelectualmente peligroso.

Asi que mencionaré un follaje de piedra,
la hierba prontuariada ante el sol,
el cielo y el gato de mi mesa.

-Conozco mucho a ese gato, menos de lo que él quisiera,
más de lo objetivamente concreto-

Escribiré teogonías como parte de algo
que jamás he vivido.

Contemplaré la escalada.

El planeta de ceniza en los cromos y ansiaré
que versificar jamás sea vital en el
corazón de ese planeta.

Anhelaré que aquella contemplación hable
de su corazón desde el hecho del pulso,
cuando muere y vive sin conocer
esa bella contradicción ante
el universo.

Y seguiré anhelando para pronunciar la aguja
de otro verbo.

Intentaré definir ese acto donde decimos que una aguja
se pronuncia mas cuando no se toca dentro
del verbo.

Ello pertenece a una acobracia.

A un artista que sostiene su espectaculo sin religarlo.

A la pálida ciudad solamente.


Diré que todo no es siempre compañía. La inmensidad
describe el algo y el ser por periodos y eso es subjetivo,
como él devenir en en un barco
cuando nos sorprendemos
de un gaviero sosteniendo un asta. Un asta de papel
que significa todo lo que ama.

Llegado a ese estado veré la ortografía del fín.

El alimento de su mente-por mas que nunca se
haya alimentado- llega de lejos con una bengala
de probetas.

El hambre de sus cejas es una astilla
disecandose prehistorica.

Estos versos buscaban en otra parte su espíritu.

No todos se han quedado aqui.

Hay uno que no desenterraré jamás.

Es sencillo y elemental. Y también es toda mi
tragedia.



Guillermo Paredes Mattos

martes, 27 de noviembre de 2012

La Saeta de la Identidad






Como un tronco. Desecho e inutil
como la furia entre la trascendencia
y el camino del ficus separando el
cielo de los hombres y de pronto una
saeta de luz deja ver el arrobo y asi
otro ser, otro acto de la naturaleza
se levanta y despierta idèntico a otros
dìas, pero ya no como si mismo.

Y en ese plano, la dimensiòn 
de mis huellas, abre un sueño de colores, 
en todos la amenaza de aquel hemisferio
convierte en juicio el inmenso final 
de cualquier verso, en un inutil 
patriarca.

Supersticiones de una criatura sintètica.
Caminando por el dìa como una equitaciòn
 -propiamente dicha - y una aleaciòn de ruido
acompaña su medida de paràdoja,
su tortura extraña, siempre frente 
al mar, porque despuès de èl està lo remoto.

Y no està escondido.

Esta mostrando su rostro.

Su verbo indomable.

Desafiàndonos. Sòlo desafiàndonos...

Para llegar a èl.



Guillermo Paredes Mattos

viernes, 23 de noviembre de 2012

Iniciación del Mamífero y la Interrogante






Soy un mamífero, pero no siempre.

Tambipen me alimento de paredes y aunque ello
no define a un mamífero, mis manos aletean en
más espacios que concientemente imagino.

La imaginación se presenta a sí misma
cuando la conciencia lo ha perdido todo.

Cuando la razón es una derrota.


Soy un mamífero, básicamente lactoso.

En comunión con mi higado y los pasos de la
mente. Preparo mis alimentos cuando el universo
no puede crearme y deja esa tarea
para el galgo mistico.

Para la individualidad. Pero no existe individualidad
que abandone tantas cosas en el hombre
como lo haría por ella.

Y la vemos alejarse con un oriente
de liebres, uno de aquellos que sueña el azafran
o el tanteo, cuando el sentido no puede tocarlos.

Y detiene su paso con esa frecuencia que
nos da una pregunta cuando es formulada.

Pero no lo logramos hacerlo.

Y con la metaformosis de esa pregunta
llegamos a su sinonimo
llamado interrogante.

-El viaje es corto y absurdo-

Nada más que una iniciación ante la arena.





Guillermo Isaac paredes mattos

miércoles, 21 de noviembre de 2012

La Paràdoja del Templo







En esa casa, colocada por el ristre
de un dibujo, donde desova lo que
reciprocamente es insomne,
recreando un universo
de visiones que
son sacrificadas en
nuestra realidad,
para que nuestro corazòn las regrese
a la suya...Eso como una forma de camino linguistico
al destino.

En esa insurgencia de espìritu en todas
las maderas, formàndose antes y luego
que esa inmensidad,
llevandonos a metamorfosis de cuchillos,
a conjunciones de verbo sin
lengua ni planetas, a continuidades
de polvo que escribirìan
su nombre, si lo que nos es transmitido
pudiera escribirse.

En esas murallas, donde el orgullo
marca el pudor de una silaba
midiendo su frente
desde una liquida paràdoja
abierta al estro como
una definiciòn o el canto que
no puede enmascarar la lògica.

Y desde luego....
en esas murallas donde siempre huye
el papel,
donde su inclinaciòn no logra quedarse
en el cadaver del desprecio
cuando mira un nervio
en la carne, ensimismado por esquinas
y rehenes.

En esos rincones. Donde el mirar presiona
otras cosas ya sin hablar,
intentando justificar al granizo o el pretexto
en vano.

En ese cisma.
En ese suburbio donde el vellocino...
En ese espacio que no es fìsico
y donde terminan los templos.



Guillermo Paredes Mattos

martes, 20 de noviembre de 2012

El Valle de Escamas







Del albedrío al reloj conocemos
estocadas de
auxilio.


Fragatas en seco unen escépticos y cirujanos,
la tierra con fósiles de aliento
bajo una tradición de perdigones,
la torre del hierro
en la lluvia,
ese exhalo del crimen en una costa
sin sol ni peritajes.


Del reloj a todo tráfico juntamos
ángulos de arena,
teatros de saliva y plagas envasan el
remordimiento,
escolasticos barrios
evidencian
paisajes de estacas
donde las entrañas involucran
el fuelle de aquellas
retinas
con personalidades marítimas 
de elástico.

Todo hasta que uno de sus átomos
desciende o se aproxima
como una bocina 
o el lenguaje de una
polea.

Soñando sedientos o extraordinarios
titanes.


Guillermo Paredes Mattos

domingo, 18 de noviembre de 2012

Ancestrales Leyes de Sepia





Como naturaleza en conjunto, èste horario es rojo.
Tambièn sus torres, el hombre y su paso que miro
de reojo. El lunar ambidiestro de una virgen que
sopla en los grillos con la voluntad de hallar
lo imposible, igual que la letra desatada.

Todo se sirve de los nudos para caer por
una flor, para dividir sus pètalos y hasta la
actualidad del solar con el orbe, despièrtame
hasta el granito incendiado por galopes.

A quièn miras hoy poesìa. Què clase de silaba
recogerà privilegios, lecciones de trama junto
a un docil enfermo, escrito por curanderos 
o magias leprosas, abiertas en el hemisferio
como un diccionario de estrellas.

Què entrenamiento de vociferio con
dosis de algas, cuando la luz es mas
pronunciaciòn que pista de follaje
y entre la multitud, un rostro se separa.
Un rostro escarlata, llevando disciplinas,
congruencias de dudas, una estrùtura 
como el modelo donde nuestra yemas
son sòlo una teorìa.

La màs extraña ley cuando se posa.



Guillermo Paredes Mattos

Visiòn del Sonido en la Metàfora





Debì oir antes que el oido.

Pero encontrar y vivir en esa conciencia
siginifica otro pulso.

Y me enseñaron a morar en el latido. Es como 
vagar, sentirse a cada segundo forastero de 
uno mismo, no comprender ninguna formula,
ninguna figura por màs esquizofrenia que
emule en sus cultos.

Nosotros- no sè si todos- alteramos el orden
de los objetos, para sobrevivir un poco màs 
que ellos. Nosotros evaluamos antes que el
desdecimiento llegara con uno de sus cruxifijos
narrando lo artero, extasiandonos con pezados
y fosas.


Debe ser facil, vivir como el lenguaje cuando no 
nos conoce, cuando pierde la luz
y se somete al mar y los estallidos. Recuerdo,
los templos son el rìo que desata
en la piel una balada,
que el conocimiento apaga
entre la vida.

Ambos cruzan nombres una mañana hasta unirse.

Sabiendo perfectamente que basta una metàfora.

Y èsta los deforma.




Guillermo Paredes Mattos

viernes, 16 de noviembre de 2012

La Naturaleza del Mar





El mar es tàctico y sucio como una luz que
improvisa.

Un recipiente en el oriente de la
tierra.

La inocencia con que piedras y jeroglificos
se desplazan tectònicos debajo de nosotros sin
que logremos percibirlo.

Es una comisura. Un relente.

El formato del sosiego cuando deambula.

Una mujer al abortar o parir.

La proposiciòn del albedrio en dìas diàfanos
con las batallas.

El mar es todo lo que èstas palabras dejan de decir
para afirmarse. Tambièn para simular, insinuar, proponer un ciclo.

Como un acontecimiento espiritual
desnuda su apariencia hasta llegar a la realidad.

Entonces el mar encuentra el rostro del hombre
en una capital.

Ese es todo su nihilismo y en ese punto
debe crear un vortice, para descubrir su orilla.

Y como un extraño relàmpago el mar
vuelve a ella.

Y sòlo nos queda verlo como vuelve a inundarse
entre si mismo.




Guillermo Paredes Mattos

Naturaleza de dos Dimensiones







Todo poema es material.

Esa naturaleza la adquiere del
descenlace en una idea.

Todo poema es circunstancial,
asi vislumbra su destino.

Y aunque el destino vislumbre
sin la necesidad del poema...El
poema es circunstancial finalmente.

Una extraña precisiòn de flores
para nada ontològicas.

El poema no es arcangel ni lleva sìmbolos.
El es un sìmbolo.
Su alma es un coloquio donde inventa
màs de una pagìna. Esa intenciòn del poema
tiene la siguiente finalidad: Representar
en ese diàlogo una uva de aceite.

No es fundamental, pero lo es.

Se convierte en una casa donde no se
vive demasiado tiempo. Aquì hay otra finalidad.
-Su cuyuntura està en la palabra que
està emparentada al espacio en el verso precedente-

No se ive demasiado en ella porque el tiempo al igual
que el poema està buscando el suyo.

Sin la naturaleza del hombre no puede lograrlo.

Y es en esa naturaleza donde aprende que
las dimensiones han sido separadas
para lograr ser unidas.

Pero ese encuentro es sòlo una contradicciòn.

Material e ideal como un sueñó.




Guillermo Paredes Mattos

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Descendencia del Latido






Con tìtulos personales entrè a la expresiòn.
Bajo esa oraciòn ascendì hasta una edad.
Me convertì en equino.

Fuì comprensible, por ello llegaban
desde otras civilizaciones hipnosis de verde.

El oleaje escencial de ninguna pronunciaciòn
prolongò las primaveras donde algo
como la vida representaba
un hemisferio
dotado por el infinito de nada.

La nada es la primera psicologìa
para expresarse.

El concepto del numero entre la antiguedad.

Lo docil y efìmero con un otoño exiliado por
el crimen a una masacre.

Y toda es lirismo.

Es decir el apocrifo latido de una tarde.




Guillermo Paredes Mattos

Una Experiencia del Poema







Ese principio a la entrada del aire,
experiencia y temporal -vertiginoso aceite-
donde los cefiros dominaban un espejo
y el rìo quebraba la naturaleza con
un universo de hierro.

Ese hierro, el que cabìa en una maleta,
el que pasaba el mediodìa creciendo en andamios,
el juràsico o redentor de tinieblas
el silogistico o retrato sin trazos
donde un pez se basaba en heroismos
de carne y asi acercarse a una pua.

Ay, ese principio con adjetivos
derivados de marte, vagando entre
naves de tibieza o aires o luces
de reconstrucciòn. Ese -tambien- inicio
donde puse mi cara, mi postrera barcaza,
designios en ella, atesoraban el
cabestrillo del cesto
donde los sopranos juntaban diferencias
como hospedajes de trenes.

Desde entonces, empezè a despedir una frase.
Una musitaciòn, un largo adventista poetico.
Un cisne explorando su arcangel.

Desde ese entonces, no conozco el poema.

Pero sè de donde llega.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

martes, 13 de noviembre de 2012

La Superstición del Frenesí






La certidumbre posa ensortijada en una trama.
Las clepsidras suben al arco entre supersticiónes.
Ese muelle decide por arrecifes y huracanes.
Cada oración expresa su lugar ahora.
Termina con una gravedad expresiva.
Acaba consigo misma anhelando el poema.
Los soplos son direccionales, alguno se
convertirá en ilusión, otro, alquilará un diafragma.
Mi amor por el frío es humedad sistemática.
Un lampo frontal e inerme. Un horario.
El corto del agua ante un cine.
El periodico azul de la noche.
Los arrobos crecieron como asteroides
allí. Se hicieron volcanes.
Esta distancia debería confesarme todo
sobre aquel equilibrio.
Pero se ama el suspenso que encontramos
bajo el rocío, jamás el que ansiamos.
Por ello, nunca los ví.




Guillermo Paredes Mattos

Si la Velocidad de la Escencia







Si la velocidad de la escencia  -poética- acabara
su vida entre las formas.

Si asi la poesía ya no tendría lugar donde
encontrarse.

Espacio a donde ir.

Si todo esto fuera posible, factible como esta
espora contagiosa y silenciosa
encaramandose en uno
de mis hechos.

Y si yo fuera ese hecho.

Y pudiera arrancarlo ,con la hoja
del logaritmo en su escollera, mientras los
pájaros descubren su muerte, iluminados por
una boina, por un campo de aceite.

Cuando los algoritmos no acampan
en el corazón demasiado.

Y esa libertad de dormir es sueño
de una fabrica en el prado
con ente de bosque
y devenir
de satiro.


Cuando de tanto decirle al sí que se presente
fuera un hombre destacado por
lugares donde abrazo mis manantiales de rapiña
-los que comprenden la afirmación sin fín alguno-
y el aguila de diamante cruzando una linea
me llamara quimica femoral
desprendiéndose
con el insomnio de una guitarra
en el soplo de una raíz
o la expresión que sigue al destino.

Cuando la velocidad de esa ruina -poética-
no fuera proporcional a mi vida.

Y yo en conjunto -espiritualmente también-
pudiera estar callado como
cuando atravieso
la brea.

Y la brea me confunde con los hombres.

O una caballo de vidrio en la superficie
de la mirada.



Guillermo Paredes Mattos



Los Magos Infrarrojos






Mi jiròn.
Su calle. El presentimiento de que
vivì como una avenida en sus pasos.
El ave de una ilusiòn con un hombre
dormido en las cadenas y el paso deslumbrado
por el sesgo del òpalo al caer en
una llamarada.

Los lìquidos telèfonos. Su canto infrarrojo
donde acaba una catapulta, los golpes
de la oraciòn y relampaguean
los vortices, como tù al desdecir, aquello
que no logras ver, denominado por
una bandera en automàtico. Imperando en 
el sueño sin quererlo.

Mi pared.
El bastidor de señales que jamàs elegì.
La cuenta en retroceso para el idioma.
El invisible calambre del nervio
al alimetarse de un agujero
en los gusanos.

La furia, no puedo decir que es mìa
porque mi espìritu perteneciò
siempre a ella y existir
fue dedicarme necesariamente
a precisar el ballet
del meridiano,
a morar entre procesos de un templo
en una cabellera de tu corazòn llamado catarsis.

Mi vida. Nada en ella camino independiente
en sus huesos. No me dirigì a mi pelo
ni disfrute del cadaver
cimbreado por el sueño de la tierra.

No fuì biofràfico. No pude hablar de mì.
Ninguna fotografìa de dios fue tomada por 
mis manos.

Yo sòlo pìenso.
Yo soy una nube demagògica.
E intento desgastar mi pronombre
sin que la saciedad pueda
tensarse en èl.

Ese es un miedo. Y sòlo lo asumen
los magos.



Guillermo Paredes Mattos

El Lìrismo del Aulo







En el azar se configuran dos sitios.
El primero lleva una carta.
El segundo traza mensajeros donde dioses
y pàjaros marchan sobre una cresta.
Nada es funebre como podrìa creerse.
Nada es igual al sentido que vuelve ligeros
los nombre del parnaso 
o el lenguaje cuyos crematorios
insinuan sombras
disparando entre estaciones de tallos
aquella que al separarse forma su idolatrìa.

Para una idolatrà es importante el paso
de la fe entre la muerte.

Para toda idolatrìa la necesidad recoge
sin nunguna pureza el encuentro
con lo sagrado.

En el azar configuramos tambièn lo sagrado.

La espina del asesino en la lluvia.

El espesor donde tuvimos la pereza
del espejo.

El resplandor del yacimiento
y una botadura de aulos
donde los sonidos jamàs vuelven 
a nosotros.

Y esto que llamamos lirica lo
recuerda.




Guillermo Paredes Mattos


domingo, 11 de noviembre de 2012

Manifestaciòn Ideal de una Falange






No conocemos el templo que da idea al aire.
El cefiro donde los coloquios vuelven al fanatismo.
Invadismos boreales cinturas de desastre
donde sòlo por amor mordemos esa piel invisible
de lo que nos rodea.

Un poco cerca estàn los asteroides.

Se preguntan, que clase de animales se
se agitan en las baladas irracionales
de su cara,
què estridencia de pez o medusa.

Mas alla, el laberinto engarza en las cavernas
el libro del sargazos
el conjunto subliminal del poemas
cuando el epilogo de una heridas
no vuelve al acontecimiento de
una figura.

Pero nosotros somos prehistoricos.

Nosotros arañamos aùn en todas
las paredes.

Con o sin cìrculos en nuestras falanges.




Guillermo Paredes Mattos

Las Nupcias de los Bolcheviques







Hace tiempo buscàba papeles.
En ellos un bolchevique cuelga aùn sus medias.
Y el color del aceite en las mismas guarda las pàginas de
un verano.
Yo al escribir , deseo una escritura donde
ese verano sea nupcial y se den cita
en matrimonio el amor con el odio.
Ambos han sabido conjugar en la apariencia
el màs extraño arte. Aquel donde no podemos
darnos cuenta de lo que sucede.
Asi el papel, el bolchevique, sus medias, su papel
y sobre todo la nupcia entre el odio y el amor
en èl, han recreado otro mundo.

Sobre esa dimensiòn ahora nos sentamos
-desubicados totalmente a veces-
Y como emperdibles que cruzan una uña para alcanzar
la otra parte del aire que los separa a travès del
dedo y la uña.

Miramos dentro de nosotros, para encontrar
la mirada del logos.

Cuando su intuicion no representa
nada.



Guillermo Paredes Mattos


El Llamado de lo Aleatorio







Cuando temes que un ojo salga de la razòn
y te transformas en gènero que abandona su vida
imitando la conciencia para que no se aleje,
sin concebir que estàs llegando a un tipo de lucidez,
a un oleaje cuyas naves son ecustres y no nasales
por lo tanto aprenderàs a respirar en la atmosfera.

En eso ojo, espercido por lo siniestro con una llave
de magia, una que sòlo dedico a abrir puertas y hombres
tramites como lo etereo
nombre de dioses aleatorios
y esos dioses -aleatorios- son llamados asi
no porque posean aletas...

Estuvieron en el mito.

Llenaron con sus huesos todos los arquetipos.

Hoy cuando escribes se anucian secretamente en
el papel del hambre.




Guillermo paredes mattos

viernes, 9 de noviembre de 2012

Las Estrofas de Sangre y Recogimiento





Cuando el estilo se busca.
Y convirtiendo todas las palabras en inocencias,
una de sus primeras curiosidades es que no pertenecen
a niños. Pero corren infantiles por campos de tormenta
donde el agua arrastra cenizas de sangre
de rostros que no son nuestros.

De quiènes eran esas sangres.
En què parte sus huesos se transformaron en polvo
para lograr llamarnos.

Porquè las cenizas despuès de conocer su nombre
entre la nada elevan esa experiencia
al hombre
y lo hacen con la noesis de quien no posee necesidad
de recoger naves o diagramas de antitesis,
escolasticos fuelles o diametros de pensamiento
igual a apolo, cuando discierne bajo el aura
de un dormitorio
de un clavel empecinado en tramitar
la orgìa del cadaver, mientras su miramiento
perdona una causa de tridentes,
un revolucionario tallo
con polvoras de setiembre en las fosas.

Cuando el estilo no busca. Cuando es tìpico.
semejante al acordeòn del estro
memorizando las pautas de la silaba 
mientras su papel de universo pierde
ese momento con su evoluciòn.

Para entrar en el recogimiento.




Guillermo Paredes Mattos


Los Carbones Sonàmbulos







Esos dìas como una sombra de espacio.
Esos dìas igual a estrellas y micros.
A pasos sin ninguna ingenuidad.
Esa cantidad de pàjaros y genocidios en los ojos.
La mancha donde la plenitud dilata con el humor
de la tierra, el paso salvaje y el ritmo del pleonasmo,
mientras el oceano desciende a la carne,
vestido de superficie y el relato ideal
de ese cuchillo,
transforma el mito de la apariencia,
la mantica llovizna de su idolatrìa
con un oso en las uñas.

Esos dìas que no pensamos.
Coloquiales y encarnando el sitio del hombre
en el vacìo y al apoyarme, el mìo
vuelve a la armonìa
de un juicio 
cargando con el balance de su escencia.
Pero eso es tàcticamente un resultado.
Un cromosoma entre la multitud.
Una costilla abierta por un virus.

Esos dìas pero sobre todo aquel inocente.
Llevado por los biblicos asteroides.
Desolados como una reflexiòn entre un
edificio de arena. Y en el devenir de ese fuego
sabemos que algas y espejos se han perdido,
que fuimos mas cerca que el espacio
cuando busca su sombra.

Y por ello a aquello que miramos
-sonàmbulo- a lo lejos
es un diente de brea al que no llegamos.





Guillermo Paredes Mattos

lunes, 5 de noviembre de 2012

Teogonìa de la Espera






Eras la pausa mitòmana.
El paciente de providencia calculando.
Un reflejo de invierno en manifiestos
de estridencia sabiamente colocados.
Tu sabor era de granito.
Toda mi vida lo confundì con teogonìas
y praderas.
Sin vivir como los bosques derrame 
lances de nieve en dominios de hiedra.
Sobre esa espacialidad quisera ser plastico.
Como una maqueta o el fìn de las fàbricas.
Sobre esa espacialidad me queda corto
el oceano donde ahogo una palabra.
Es tan dificil cuando se empieza a soñar en ellas.
El sueño està antes y despuès de la realidad.
Yo vivì este momento y siempre a medias.
No tengo elementos ni escencias
para volver al destino.

Asi que sòlo me queda esperarlo.


Guillermo Isaac paredes mattos


Exegesis Cardinales






En mì las cosas escriben.
En mì los objetos son seres. Y con algo 
de sombra participan del viento al
tocar una efigie.

Pero creo en una idea camino del agua
al vaticinio. En la sed y mi sed si logran comportarse
y actuar dentro de un portatropas
o un vigia cuyo ùnico derecho a 
vivir son los lìmites.

Pero no sòlo en mì escriben las cosas.
Hay otras donde pueden desnaturalizarse.
Existen millones sin principio. No es necesario
volver de la conciencia a los sìmbolos,
vagando por esa anarquìa espiritual
con reino sin saga,
en los silencios de un tumor
en la escatologìa de las brasas. Las que
llevamos tan interiormente en un ala,
lo divino nos es conderà siempre la otra.

Las cosas escriben.
Ello no significa su sombra.
Tampoco la fase ardiente de su tez.
Mucho menos la identidad
del planeta cuando
es platònico.

O mesianico.

No importa.

Las cartas siempre son desechas por 
la lluvia.



Guillermo Paredes Mattos




El Grito Semiòtico







No todos los gritos son salvajes, algunos son
como una fotografìa.

Otros son espejos de ingles en una màquina.
Otros hemiciclos de arañas.

Despuès està la ascenciòn  del baùl en la
agalla. Ese momento nos cuenta
la clase de plasticidad con
que vivimos.


No todos los sonidos son semiòticos, pero
muestran nuestros ojos de legañas-

Eso nos menciona sintomàticos y puros
ante enjambres de oro
donde aquello en las auras
es aleatorio.

Personalmente me evoca, la construcciòn
de una sirena por un bote. Ese dìa no llovia,
ese dìa participaba ortodoxo
de seres idilicos
de mensajes iguales a medusas
en la lengua.

No todo es salvaje, pero debe cruzar esa palabra.

Pero sobretodo el grito y el sonido
encerrado en ella.




Guillermo Paredes Mattos

La Rosa de la Trascendencia





La Rosa de la Trascendencia
Para qué. Sigo colgando el oceano muy dentro de mis ojos
para no tocarlo.
Abrigando el ondear de un heraldo. Aquel que en la mirada
sólo puede detenerse.
Marcho a los confines para templarme en llamaradas,
pero es el espíritu quien llama.
Uno se detiene mil veces en la sílaba, porque el dolor es perverso
como la linfa entre los dedos.
Y suceden existencias debajo de los barcos, donde los yelmos
reposan, aguardando sus astros.
Y se divide un estro en el sueño, tejiendo péndulos de agua
dentro del desasimiento.
Pero es el arte de un purgatorio la hierba donde el recogimiento
perdura como un manantial de acero.
Ah, mi inicio es tan extraño que no puedo despertar y camino
con botines de nieve en las piernas.
De mis zapatos pudiera cantar y decir, pero sólo son roces
entre huidas de tigres y montañas.
Dame un mar luna, donde nada pueda ser conquistado, una hoja
que no lleve un destino amarillo.
Sepulta el iris y su membrana de cadencia, que el latido huya
lejos del corazón, pero no entre pájaros.
Que no tengan mis pupilas la orilla de aquellas caravanas
que insomnes tejen figuras en el aire.
Y recuerdan en la ráfaga que la tormenta una noche
escapó con la creación de las manos.
Que tenga el eter el motín sagrado en un amanecer
donde son filosos trenes ilusiones.
Y que en las traviesas donde debo descansar mi voluntad
se persiga hasta el principio el anhelo.
Ese que es principe de grutas y cavernas donde sueñan
todos los laberintos
como una ciencia de orillas que dichosas cabalgan entre
las piedras.
Ah, esos caballos han muerto para dar la rosa de la
trascendencia
y ella ha visto un ardiente marchitar en cada suspiro
pereciendo en una idea.
En aquella herida inclinándose entre estelas donde
la inspiración vuelve a elegir su sueño.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Protocolos del Oceano





Es cròtalo. Lo supuse mientras la niebla
me ejercitaba en cosas oscuras. Yo vivì 
alguna vez en aquellas opuestas, asi que 
que me quede para objetar, para objetarme
y asi respirar sobre dimensiones con potencia
de sino. Frente a ellas el halo comparaba el 
destino con la espuma. Con los ultimos santuarios
de la marea. Lo hacia. Debìa hacerlo. El mar
ya habìa llgado.


Guillermo Paredes Mattos

El Derecho del Augurio





Sì, afirmo mi calle porque allì organizarè un escenario.

Llegarà de los bosques, crearà una Alicia en sus labios,
poseerà la imaginaciòn para no ser concreto. Invàlido
como terrenos de escarnio, organizo y fermento un deseo,
una cualidad de vagones para un fìsico, un dìa sin
elementos para dormir en mareas, donde muecines
y tropos son el momento semejante. Y semejante el
universo del casino, al naipe elemental de tus labios,
tras ellos corre la desesperaciòn embriagada de realidad
y poses, de cuadernos con amaneramientos celestes.

Aquellos compuestos por la verdad. Y compruebo,
elipticamente esa inspiraciòn, sin tejidos ni agua,
esa llegada al lìmite de la iniciaciòn, cuando 
llegamos a puntos donde los dioses ni el lenguaje
pueden seguirnos.

Pero todavìa no tienes el derecho a la niebla, ni esa pornografìa.
El ùnico que posees trata de destruir todas las paredes que 
restan.


Guillermo Paredes mattos



viernes, 2 de noviembre de 2012

Segunda Proposiciòn del Objeto y los Seres







He buscado un platino alto como la supersticiòn.
La naturaleza escalofrìante en una botella.
El paso de vidrio cuando bùsca un alma.
Alla donde se imprimen ordenes y leyes.
Donde los relojes estimulan oceanos
de dòciles frenesis en el ansia, predicamos
que perpetuamente rodeamos fòsiles y entre
sedimentos colocamos el amdamiaje 
del fruto inaugurado por el racimos.
Inteligencias como el arte del cobalto
junto a màquinas de estridencia, en sus
alientos el tacto supuso la sensibilidad
del poema basado en dramas marinos,
pero tambièn es corcel de tuertas batallas
donde todas las heridas que el hombre ama
descienden de los ojos y no porque la realidad
les haya dado forma en su ilusiòn, han sido
formadas durante siglos por nuestros iris.
Hasta convertirse en seres y objetos.


Guillermo Paredes Mattos

El Temblor de la Memoria







Con partes de andanadas subiò al desprecio.
Con hechos de biografìas compartiò el aire.
Dijo adios a los truenos y recogio los muros.
La brisa de los catàlogos poseìa otra continuidad,
èl pregunto por sentinas y canciones volàtiles,
atrapò la evanecescencia, diò paso al nervio,
separò la marginalidad y la estilistica del eter,
se descolgò como trompeta de mancha y versiculo,
entre ellas se lucìa una victima, su forma de abrir,
de preguntar sobre el camino del lampo
al sinònimo, al tiempo degollado por hipnosis,
a la comparaciòn sondeada por hilos. Con esa
mentalidad predijo los trenes sin ningùn presagio,
con esa mentalidad, avanzò en una ciudad
de tallos, olvidò el peciolo, mastico el polen
citò al olvido con la reminiscencia del acto
al recoger sus cenizas y poder asi sobrecogerse,
y como ellas temblar para siempre en su memoria.



Guillermo Paredes Mattos






jueves, 1 de noviembre de 2012

La Obsidiana del Relàmpago








Como los àrboles bùscamos tambien nuestras raices.
El libro de los brujos, la marca en el espacio cuyo don
marca lo remoto en un asta. Un dòn en espiral, que
ilumina marcas de astilleros, bendecidos por la niebla
y los bolidos, uno de estos sugiere, otro deja en temblor
el paso de las sienes, el sentido cromàtico del aire
la transparencia del hugoton y los zafiros, la vìa
de obsidiana entre los labios, ascendiendo al cuerpo
con un topacio llamado cuerpo y la criatura en èl
aprende a castigar sus tìtulos, a dejar lo lirico y
lo somàtico, a presagiar sin trampas de barro.
Ella es toda la supremacia que debemos a los iconos,
al velero donde una adolescencia conforma pasos
y nomenclaturas, violencias de yates, ajusticiando
a cada instante bolicheras, suertes de bandadas bajo
las superficies, oscurecidas por sortijas, no por
sombras. Inflexiones de caidas, rehenes de barro
que igual a desertores del fuego crean una lamina.
Una estela con espatulas donde el craneo piensa
una vez màs en alboradas, porque sabe que ninguna
serà suya, ninguna podrà tocar la sinfonìa
en las antorchas donde la naturaleza, ha tensado
una historia de frìo y pulmones para èl, un hito
comun y habitado por los perros, tan sòlo un relàmpago.




Guillermo Paredes Mattos

Los Caràcteres Violetas






La oraciòn desciende de èste momento.
Su capacidad es de poseer caràcteres violetas.
De expresar continuidad y vacilaciones.
De sorprendernos con una mancha de furia
donde etiquetamos un margen,
una semejanza entre el sol y la diferencia
de la realidad y el sueño al
cruzar una calle. Y al verlos hombro a hombro,
nos despedimos de alguna miseria,
de la cicatriz en la luna o el elemento,
con que el tiempo corta la edad de los hombres.
Luego los calculos del rìo dan vida a 
una sospecha, donde el vidrio inicia
un sordido romance con los bailarines
y bajo esa coyuntura creamos el tripulante
de una espora, el polen bajo el cual
planea la voluntad como una pàgina
y el escrito deja su carta astral
en un dedo, manifestàndose igual
a las plagas de egipto, donde
el golpe poètico deja al sueño el
idioma helenistico, aquel donde trabajan
circunstancialmente los halos y
ocasionalmente la maravilla de 
los hechos.


Guillermo Paredes Mattos