De entrada la lluvia.
La sombra de una aguja que toca tu cuerpo.
El resplandor si es que tiene motivos para quedarse.
Para responder muy quieto a todas las preguntas.
A todos los encantamientos.
Una de ellas está ligada a las profecías.
Señales de agua en las veredas con evaluaciones de
mástiles.
Organizando siempre una parádoja.
Un sol que inclina su rostro para hundir uno
de sus brillos en el tuyo.
Ahora lejos del mar.
De las bicicletas y estuarios.
Un sol inclina su rostro.
Y eso es todo.
Todo en absoluto para tu mirada.