miércoles, 11 de febrero de 2015
La Culturalidad del Racimo
No existo por esa catedral que ahora cubre el cielo.
Por ese olor a enigma cuando un ser como el objeto dibuja.
Tampoco por ese silencio en mi corazón mientras los
arboles cruzan los pájaros. No existo por el
tallo de la carne lleno de metamorfosis o el oriente
boreal que arremete contra una ciudad perdida
en una mantis, en el horario del crepúsculo y las
sacudidas, mientras llegamos a la convicción de
que sólo el corazón es quien orbitará mas cerca
que la noche nuestra vida. Y lo digo porque ese
corazón siempre huye de nosotros, escala el
movimiento, escupe en los perdigones como
si no estuviera de acuerdo con nada de lo
que hemos sembrado en nuestros nichos, hasta
ser culturales como un racimo.
No existo a pesar del corazón, que no es ya más
corazón, sino cultivo del racimos, entrada a la ira,
noche mamifera de cantos donde se aprende un
poco mas de todo aquello que hemos capturado
en la soledad mientras dormiamos.
Y algo como
nuestra alma, completaba las cosas que no
pudimos completar nosotros.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario