jueves, 19 de febrero de 2015
Historia de Soles y Buitres a tu Lado
Dormìas en la daga, elemental y pura como
un barco.
Yo te tomè de esas islas cuando tu infancia
vestía de pubis y cortezas.
Yo ye tomé desde la contemplación que
deja el universo ebrio de halcones.
Tú vivías en una calle de soles y buitres.
Veíamos los primeros ojos del mundo como
una revelación.
Tomábamos la imagen de lo cautivo porque
alguna noche tu memoria nos lo devolvería
como remordimiento.
Ignorabamos las flautas que desde la locura
algún amanecer formaban cabellos.
Ignorábamos las luces que en el interior de la
penumbra re-creaban las sombras.
Tenías pleamares y ojos.
Poseías la única historia donde un becerro
cerraba una puerta.
Fuiste concebida por esa trama que devolvía
a las cigarras sus botines.
Te descascararon las psicologías y bocetos, en
un mundo frente al mar
donde los acantilados fueron tu único oráculo.
Fuiste iniciada en un universo de caracoles por
las serpentinas.
Te traían los magos, desde un planeta reciente
como la uva.
Escribiste en los prados, según la continuidad
del buque y las escarapelas.
Desde las estatuas, semejabas un destino que
ofrecía otro latido a las saetas.
Dormías en la daga como lo hace un concepto.
Frotaste el desierto. Concebiste el dón como un
animal de muelles, conquistado sólo por la rosa.
En amaneceres donde los planetas eran nada
más que eslabones.
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