sábado, 30 de junio de 2018

Los Objetos de manera Epica entre la Realidad





En aquellos universos con pàjaros de madera que
maduran entre resortes.
Entre el silencio que empuja una hoja para ver sobre
la tierra el sendero de tu nombre.
Aquel que a veces sòlo puede definir una ciudad.
Los coliseos.

En los bosques mientras se multiplican o una ola
a lo lejos alcanza la orilla de la playa en busca de un 
pensamiento. 

En esos objetos que llegan de manera epica
a la realidad.

A los tallos porque nos recuerdan el drama del amor
encerrada entre la clorofila.

En los recorridos de los cometas por otras galaxias.
En los recorridos de esos cometas que nunca mostraràn 
sus imagenes.

En esas imagenes porque hay una de amatista.
Otra de opalo.

O eso es lo que creemos bajo esta rama.

Inundada de pliegues.

Donde dios se agita entre la magia como las alas de
una mariposa.







jueves, 28 de junio de 2018

Sintaxis





Lo marìtimo como un ejemplar.
La distancia lunar como en alguno de mis
equipajes. Como en alguna de mis orbitas.
O en la escala de mi sintaxis plenamente. Escindida
por el polen eso sì en sus horas de miseria.

-igual que yo el polen recoge a diario sus horas
de miserìa-

Sucede cuando los pàjaros que llevan mis visiones
parecen enloquecer.

Y dejan de reconocer todo pensamiento.

Con maravillosas e increibles sombras de duda
sobre aquello llamado realidad.







Actividad Boreal





Igual que en un lampo donde lo
profundo sigue al fuego.

Igual que en un lampo donde la actividad del 
lampo es lunar. Boreal y astral segùn
una sinagoga.

Entre las criaturas que en medio del
tiempo separan un àrbol con diferentes espacios.

Lleno de solidos activados por crepùsculos
de plasma.

Còmo llegò ese crepùsculo allì.
Como atravesò los volcanes.
La astronomìa que se da cita en las arterias.
La astronomìa ebria de heridas
y frases que llegan a la noche con un jabalì 
en las sienes.

Separada por unos centimetros de las pupilas.

Lugar donde tiene origen el espìritu
de la mirada.









Representaciones






El aliento de una mañana. El soplo.
El cristal herido por una hoja y màs allà entre
los pàjaros el enfebrecimiento. La herrradura
de granizo en las manos.

El dìa de coral y el himno lleno de pubertades azules.
Meridianos que citaron de noche a los estrabismos
mientras la llegada al alba postulaba a un drama.
Al acrilico de una tragedia llena 
de monòlogos. 

El regreso del amor a la nieve
con un helice en los labios. El hermetismo de una
ciudad sagrada por la cual regresamos para
ver las estrellas. La transfiguraciòn en
estas. Su destino llamado 
constelaciones.

Y en ellas el infinito formando la androgìna
forma de la locura.

Igual que en nuestras màs profundas 
representaciones.





lunes, 25 de junio de 2018

Tensarse Enfebrecidamente Tesitura





Afirmar las palabras que conducen el fuego entre
el sueño. Bajo una lluvia de madera. Conceder
una tautologìa a los dioses.

Contemplar òsculos de piedra socavando un hilo.
Ser reminiscente como un psicosocial a diario.
Tensarse enfebrecidamente tesitura.
Denominar el enves de un craneo en un otoño
de ira. 

Ser prontuariado o alimentarse de legañas
que caen del pecho.

Tomar el insomnio que luce la hierba en amaneceres
donde los astros se encuentran a pocos
centimetros de la tierra.

Y los que observamos pensamos que los astros 
terminaràn de recorrer esos centimetros que lo separan de esta
tierra, acabando asi todo.

Pero no sucede.




sábado, 23 de junio de 2018

El Interior de la Soledad






Habito el interior de la soledad. Es igual a un
desastre. A una extraña formula que por lo general
degenera entre lo misterioso.

De ello se desprende que entre la soledad todo
lo que es una extraña formula degenera. Tambièn todo
aquello que es misterioso.

Habitar esa soledad deberìa ser una forma de 
evoluciònar, lo cierto es que aqui se da en sentido
opuesto. La evoluciòn para nosotros està ligada a circulos
que se dirigen hacia el horizonte. No circulos
que caminan hacia atràs.

Ello podrìa explicarnoslo con perfecciòn la dialèctica.

Pero la dialèctica a las alturas de este escrito

Conjura millones de adioses para abandonarnos.











El Arbol, el Poeta y la Fermentaciòn





En el interior de la hoja hay un àrbol.
En el interior de tal àrbol hay -en teorìa- un poeta.
Un analisis de la belleza cuando se pudre lo
mantiene en el mismo.

Què hace un poeta en el interior del àrbol?
Porquè los analisis de la belleza sòlo son posibles
cuando la misma se pudre.

Y algo en nuestro espìritu -descubrimos- semejante a ello.

Bajo la luz de los astros empieza a fermentarse.



El Poema






No conozco nada del poema.
Puedo hablar de sus glàndulas o hemoglobina pero 
no sabrìa exactamente què decir.
De sus estadios mentales aunque escribir algo
de ello serìa artificioso.

Sè que el poema tiene una bicicleta colgando 
siempre en su pecho.
Posee ademàs palabras que buscan decidir sobre la
definiciòn pronunciando que en la misma hay algo imposible.
Una relaciòn con los eventos por ejemplo.
Una relaciòn fractal con los seres.

No hay mucho que decir del poema.
Lo encuentro a diario en las calles vendiendo pan
o escupiendo la flema de sus bronquios.

Encerrado en su absoluta oscuridad ahora peina
las luces secretas que buscan un camino
para abrirse paso entre las sombras.

Entre las siluetas.

Entre paises coronados de desdecimiento
donde sòlo los cuchillos alcanzan lo innombrable.





jueves, 21 de junio de 2018

El Lugar Donde Empieza el Monòlogo






En toda voràgine hay un destello coloquial.
Una idea donde empieza el monòlogo.

Un hemisferio de racimos igual al que despeja
de los àrboles una silaba. 

Una especie de unidad en las nucas.
En el higado abierto de los cuerpos mientras 
alimentan una libèlula.

En todo espiral
arrojando los dados a un navìo.
Mientras el sol inventa un exilio en los pergaminos
que en la luna siembra de noche una mariposa.
Un recien llegado jabalì.

Con prologos de espuma en la boca.

Y donde los oràculos del infinito leen.



El Universo Inexorable




Durante el parpadeo.
En el universo inexorable de un regimen entre lo
celeste.  

Cuando los pàjaros estiman palidas galaxias
al borde de la orilla. Allì donde los continentes golpean
sus placas con el oceano.

En las franjas de papel que llevas en el pecho
y se asemejan en ocasiones al latido. En este otoño.
Un otoño recreando volumenes. Linternas de 
acrilico.

Cuando regresamos al pensamiento con una bujìa.
Con un farol demacrado en la nieve disputando
presagios entre lo cotidiano a una vereda.
A un indice.
A la soledad que forma un peciolo.

Junto a los candelabros donde duermen los platanos.
Y dado que en sus cascaras lo hermeneùtico
separa los muelles
hay una inmensidad allì idealizada por inones.
Por adolescentes monedas de humo.

Donde coordenadas de sueño asumen
que desde el pubis de los idilios

se esparcen en silencio entre geografìas
de escarcha los veleros.







miércoles, 20 de junio de 2018

La Ciudad de Polen





Sobre la superficie del oceano.
Sobre esa superficie con un botìn de arcilla 
y algunos relieves.
Con infinitos equinoccios resplandeciendo
igual que carbones.
Entre menguantes con purpuras prioridades
en las sienes.

En las sienes porque necesariamente 
conducen el pulso del rostro.
Del balcòn durmiendo en las axilas del aluminio.
De un balcòn  -asi debe ser- unilateral acaso.
Prolòngàndose en la mente del verbo 
de manera hiàlina.

Cuando las cofias llegan volitivas al escaneo
del oxigeno en un higado.

En las plataformas donde entendemos
que una lechuza es tambièn una lìrica caracteristica
del sueño. De los parpados.
De una vereda hermeùtica donde tù y yo
no dejamos de edificar poliedros.
De pulir manzanas.

De arrojar contenidos a un ser ambidiestro. 

Uno que respira entre la sal sin aguardar.

Alñimentandose a diario del espìritu de una ciudad
de azucar.

Una que en sus sueños es de polen.








Mitologìa Escencial




Todas las cosas evolucionan.
Es decir algo relativo al movimiento nos permite
acceder a otro circulo.
Con ello volvemos al mar sin ninguna mitologìa.
Con una esfera en las manos.

En la espuma se encuentra el amor lleno
de cerebros alados. Creo que siempre lo rozamos, màs
no lo conocimos. Ese roce sin embargo nos
permitiò creer que las constelaciones descendiendo
del infinito, escribirìan nombres secretos
en la orilla.

Y nosotros sòlo tendrìamos que observar desde la 
arena.

-las mitologìas habrìan encontrado el camino 
de regreso a nuestras manos-

Preguntàndonos porquè.




Primer Diagrma de la Continuidad





La continuidad es un fruto amarillo por el que alguna
vez apareces.

La continuidad es una mañana de relàmpagos y
aceites en la boca.

El devenir igual que una hoja de acero sueña
en ella.

La continuidad edificada por una xilografìa.
Por un paramo que oscila entre la fantasìa lleno
de evoluciones doradas. Aquellas que preñan 
el brillo del sol por ejemplo.

O en el lenguaje de una existencia de bordes
la continuidad es un castillo rojo donde es subversivo
todo desencanto. Asi. Sòlo asi es posible.

Tù que te encuentras al borde del destello lo
sabes.

Tù que giras en el espìritu del polen.
De un dìa sumamente hermetico en las tachuelas.
Junto a una nociòn podrida de la realidad

Tù que te hallas frente a todo ello

lo sabe.











Escenario del Lenguaje





Antorchas que alimentadas por el horizonte
descubren el fuego.

El estuario con nombres de yardas y espinas 
luego del tremante.

La escollera donde -entre otras cosas- se apilan
los moluzcos.

La palabra arrastrando un hombre a travès
de una hoja. 

El viento con cenizas y nucas llevando partes de
hollìn en su pecho.

Todo esto dentro de un escenario contrito. Ebrio
de tesituras.

A lo lejos el mar oprime una raìz. 
El pensamiento aùn no se transforma en sueño
ni la idea camina entre una horda
irremediablemente
ambigua entre su imaginaciòn.

Y un instante despuès el nacimiento del lenguaje.

Oprimiendo su escenario.

Y mordiendo furiosamente sus ruinas.






lunes, 18 de junio de 2018

Imperceptible Literalidad





Cuàndo despertarà ese animal.
Cùando lo verèmos entre los enjambres.
Escoltado por un desastre o algo increible.

De què manera llegarà a nuestras sienes sin necesidad
de ser un pensamiento. Simplemente como lo
hace una brisa. O el -a veces- imperceptible movimiento
del aire al acariciar las ojeras.  

Dònde se reencarnan los racimos llenos de
fasciculos que abandonan la noche.

Què imagenes descubrirèmos mañana
despuès que el hambre se transforme en unicornio.
Me pregunto porquè las palabras escribieron unicornio.

Me pregunto què clase de estrella secreta hay en 
ello. Es un contenido claro està.
Uno lleno de juguetes.
Verosimil como la ira o los acertijos que cubren
las superficies de nieve.

Cùando tu nombre serà como el mìo.
Y recorreremos sin desesperaciòn pero llenos de ansia
aquello que cifra un misterio en los menguantes.
En la estela de algùn perihelio.

Mientras conduce su craneo de zinc hacia la arena.










sábado, 16 de junio de 2018

Sentido Escencial del Desierto





El viento asciende como el brillo de una melena
al ondularse. Es un viento primaveral. Pertenece a un 
mediodìa. En el surco de un megàfono se agita
una legaña.

El viento asciende porque ninguno de nosotros puede 
ignorarlo. Ello podrìa suceder si hubieramos despertado de
las hojas. Pero no. Estamos incrustados allì igual 
que una silaba. Que un extraño neumàtico.
Que una bolichera.

-me pregunto què relaciòn tendrà todo ello con aquello
que ignoramos-

Planos abstractos de ensueño devuelven al eter
un vilo de fantasìa. Un eje psicodèlico donde las calles
al recordar todos los seres que pasaron por las
mismas enloquecen.

A veces no es suficiente la capacidad de la memoria.
No.

Es necesaria una veleta.
Alguien que nos diga que hay un molino en el desierto.

Para asi caminar hacia èl.






La Silueta de la Forma





Algunas cosas son definidas por los pàjaros.
Algunos remolinos.
Un pubis o la sabidurìa de una cresta inmediata.
Una cresta llenando de soliloquios la orilla.
Esa orilla que creciò entre monòlogos.
Entre cartas cuyas palabras siempre tuvieron como
horizonte la distancia.

Algunas. No todas.
Sè de cartas encerrados en el corazòn de los
àrboles. Nadie puede encontrar el camino a su lenguaje.

Sè de alfabetos calzados por la lluvia.
Què diran sus palabras mientras se deslizan por las
corrientes de agua. Què diràn mientras descansan en una
laguna. Què parte de su espìritu reclama para sì
las cosas invisibles del verbo.

La silueta de su forma por ejemplo.

Donde una extraña voluntad en el punto que surge
de la realidad construye sus raices.

Para que nada pueda separarlas de la tierra.







Poema




Como este indicio.
Desde una realidad que inventa el sueño.
Categorica. Es decir semejante a una episteme en
los veleros que lleva en sus antenas una 
libèlula.

Igual a este dìa de heliotropos en la boca.
En el desierto de los labios. Esos labios que fueron
determinados sòlo por las palabras. Jamàs
por los besos. Sì. Con esa ciencia tambièn se puede
encontrar un doloroso abismo

el paradero ardiente de una hoja
los catàlogos del mar mientras dios aprende a separarse
de las cosas. Hablamos entonces de objetos.

Antes de ello las cosas y dios eran uno solo.

Y los objetos empezaban a ser creados
por la imginaciòn.






jueves, 14 de junio de 2018

Los Escenarios del Aceite





En alguna corola.
En alguna peninsula colgada del pico de un buitre.
En aquellas cosas por las cuales despertamos pensando
que este dìa es escencialmente otra silueta.
Otra esperanza.
En las membranas y en el uso literal
de toda endocrinologìa.

En los eslabones,
En los acertijos que acompañan el sonido de una campana.
En la nociòn del alfeizar con menguantes.
Junto a los tropicos y nuestra angustia cuando 
se define terrestre.

Tan terrestre como una manzana o la amapola
incrustada en las lineas que separan los dientes.

Tan terrestre como astrofìsica.
Delineando los esbozos de un concepto en las algas.
Un concepto cuyo origen es abstracto.
Tridimensional.
Lleno de inutiles abismos o protosociologìas
en su poètica.
En alguna de sus metàforas.

En alguna corola.
En el lirio -el ùnico lirio- arrancado a los
motores de los automoviles.
Cuando el resplandor es afìn a la mayeutica en el trigo.
A su trayectoria

O a una hermetica ensenada de polen.

Suspendida en los escenarios del aceite.



Comtemplaciòn del Absoluto







Mañana habrà un muelle.
Un poema verosimil sobre los circulos con
sinòpticas olas.
Una reliquia de pus en los rebaños.
La cresta formada por el jabòn en el pelo.

Mañana las manzanas trotaràn como mundos
que desconocìas.
El ciempies desnudo tendra un ala de miel.
Los carbones llevaràn sombras completas.
El antilope poseerà itinerarios en el interior de las
cuidades.

Los bulbos circularàn sobre paràdojas.
En alguna secreta oraciòn las constelaciones volveràn
a irradiar sus conjuntos y alguna incandescencia
dormirà en las axilas.

Los pensmientos pensaràn que no es todo.
Un jabalì entre la sepia aprenderà a decirlo con 
otras emanaciones.

Todo levitarà. Pero probablemente
algunos paises se quedaràn adheridos a la tierra
igual que el alma a la piel.

Igual que el espìritu a la noche.

Porque esa esa la ùnica manera en que 
el universo llega a lo absoluto.








miércoles, 13 de junio de 2018

El Parpadeo de lo Inasible






La estrella era amarilla cuando llegamos.
Nos dijeron que al desprenderse del hemisferio era roja.
Por supuesto era algo que pertenecìa a lo legendario.

Lo legendario es como un mito sòlo que tiene
otra manera de crear la realidad.
Otra fantasìa.

Los seres que yerran al otro lado de las mareas lo saben.

La estrella era amarilla pero tambièn dorada.
En sus sienes habìa un puerto de aire.
Todo era relativo en ella.
Todo era purpura.

Manchas de hule en el viento recorriendo los parajes.
Pergaminos de sed donde adheridos al espìritu
los navìos conjuraban puñales.

Manantiales ebrios de daguerrotipos.
Imagenes semejantes a un mundo donde las grietas
escribìan sus palabras entre las raices.
En las bolsas que los pelicanos abandonaban
entre la arena.

Precisamente donde el desierto daba origen a un
mèdano. A una duna.
A una escolta basicamente de dromedarios.

Pero la estrella era amarilla.
Hambrienta como los hilos que siempre nos
acompañan.

Esos hilos que no sòlo vomitan palabras sobre
la tierra.

Y oprimen contra si mismos sus ojos
para contemplar el parpadeo de lo inasible.




Reminiscente





Te has visto reflejada en esa luz.
Cualquier verano entonces despertaba nuestros parpados.

Y el mar.
El ciclo de ironìa en su pecho lleno de màstiles.
El latido dentro del mismo donde morìan los pàjaros.

Siluetas de algodòn por las cuales la infancia
devino como un don invisible transportando àrboles.

Acantilados donde cada amanecer aùn juegan
los carbones con sus venas de papel.

Dioses en ellos que no conocimos.

Y que solitarios.

Habitados por el brillo, esperan.

martes, 12 de junio de 2018

Roce






No hay un silencio.
Una regiòn donde los cirros son escenciales
igual que una primera bahìa.
Que un hemisferio en las costras.
Que una baraja de carne debajo de la piel impulsada
por carbones.
No hay una tierra donde las melenas
son panteras que duermen en las coronas de los
àrboles esperando el diluvio.
Las facetas civiles.
El modo dimensional de una nuca en la nieve
cuando los objetos tienen que ser denominados fractales
pero no para definir su forma.

Los denominamos asi tan solo para rozarla.






Los Poliedros de Sal





El espejo o la consistencia del àrbol.
El dìa de polen.

Los anuncios del mar llegaban sin ser descifrados
en las crestas de las olas.

Los anuncios del mar que son siempre un oido.
Un relato de trigo misterioso.
El agua oprimiendo en silencio todas las
formas. 
La silueta de un buho por ejemplo.
De una raìz que toma poliedros de la sal.

Y en silencio.

Solitariamente igual que eso desgraciado
llamado belleza.

Camina con ellos hacia la tregedia.





sábado, 9 de junio de 2018

Desarrollo Literal de una Filarmònica





Este atardecer como una filarmònica.
O un faraonico paradero de linternas marrones.
-todas verosimiles como una pua-
Una vereda llena de acidos ribonucleicos.
Quizà el ventanal donde los remolinos
aguardan sus raices.

Este que un poco màs y pudo ser crepùsculo.

Este pelicano en el cuello con iridiscentes vanguardias
de analisis dionisiaco
indagando en la temporadas del mar o separando
el ozono del aceite, las palabras de las
mandibulas.

Atardecer con langostas en los ojos.
Con derivaciones del lumen en las sienes de los
jinetes con un universo medieval donde
simulacros de espigas 
toman el humo de la nieve.

En el cual se confunden musculaturas y melenas.
Lugar donde las panteras duermen sobre los fractales
o el universo aùn piensa en su escencia
entre auroras preliminares
de navìos.

De manadas de espumas que siguen entre las figuras.
a los secretos pensamientos que forman.








Sobre la Arena





Desde el viento.
Desde los horizontes que inundan las iglesias de magia.
En el elixir y el acertijo sobre el sueño.
Durante ciclos de àrboles
y reflejos donde la fantasìa coloca en las hojas
fasciculos que son leidos como se lee
en la superficie
de una piràmide
de un plasma.

En los triàngulos que lucen picos de botellas.
En todo lo marginal que es una utopìa cuando en ella
vibra algo sagrado. Algo innombrable. 
A veces semejante a la inspiraciòn.

Pero què es la inspiraciòn sino un tallo por el cual
desciende el polen para que no sea arrancado
de los circulos que forman los pètalos
por las abejas.

Què es la inpiraciòn sino una avenida de semàforos
devorada por los gatos.

Desde el viento.
O la brisa epistolar que hay en una daga
buscando sus crestas en un molino.

Donde una infancia crea juguetes de hollìn
sobre la arena.





viernes, 8 de junio de 2018

Hermeneùtica de Lucidos Insomnios





Hay una carta.
En una grieta hay una carta y tambièn un instituto
de polen. En este caso es gris.

El lumen proyectandose o biselado por un
tropico hay. 
Terrestre y amarillo es como un soplo.

Alguien preguntarà donde se encuentra el drama
de la catapulta.
Los adioses en los dirigibles se interrogaràn por 
una habiraciòn de sufijos 
donde eramos sin ninguna escencia de zinc.

Madurabamos allì como los platanos.
Dormiamos entre raices de ensueño.

Pròlogos que unìan manzanas en un 
orden de hipèrboles que descendìan de los cèfiros.

Paìses de soledad donde crecimos
alimentandonos de botones.

Donde el oxigeno deformaba el infinito.

Lugares donde el roce
practicaba metafìsico con una aurora pristina
donde narraban las botellas.

Y fueron otras.
Otras las constelaciones que se agitaron
en los cuerpos.

Igual que las cascaras de un
inasible espejo.










Esfera Dialèctica






El hollìn en el mar encaminàndose al horizonte.
El presente del sol en el palido brillo de un tallo.
El universo del sueño en una constelaciòn de relieves.
Todo esto sobre una quimera de acrilico llevando
esbozos de sal en un dìa hermètico.
Como en el origen de la creaciòn digamos.

El ciclo estètico que deja ver un caracol en las sienes.
Nada màs que un caracol.
La estalactita en una de las ramas desatando 
una aurora del dìa. Lo mismo harà màs tarde con la 
noche.

El silencio. Los acertijos que son iguales a abalorios
o despuntan hacia una corona dialèctica.

El infinito de una quimera que declina en el aire
precisamente por ser infinito. La fantasìa. El idilio
de una reencarnaciòn sòlo que en las ventanas
hay lenguajes de tigres.
Dientes a base de indescifrables sinos.

O ascenciones de escamas elaborando en el abismo
definiciones de peces.





jueves, 7 de junio de 2018

Viaje del Lenguaje Entre las Formas






Algunas formas.
La sexualidad de una corola al fìn del ayuno.
El hambre sedienta sobre la tierra llena
de profetas y dirigibles.

El epiteleo. La teorìa del carbòn a travès de
millones de cigarras. El paradero que es
curvo.

Ese estar aqui frente a una palabra con
mucha o poca lucidez.
En escencia sin un sentido a veces.
En ocasiones sin una razòn.
Supongo que esa es lo ùnico que nos da
el lenguaje. El secreto. La distancia.

El derecho del lenguaje para conducirnos 
a ello. El derecho de lo inasible en
este panorama de desencanto donde futuras 
alegorìas se elevan. 

Presentes paràbolas son de
una temporada que no sòlo tiene su origen
en las venas.

Tambièn lo tiene en los circulos.

En aquello que sonarà como una redundancia.

-es evidente-

Y su nombre es un conjunto que pluraliza.

Creando estrellas.









La Vida de Un Navìo




Tal vida es un navìo.
Se diferencia en aquello que acompaña
porque lleva la apariecia de un grial en el rostro.
A esto algunos jabalìes les llamamos metafisica.

Las campanas suenan a lo lejos pero no
es un roce entre el destino y la coincidencia.
Ello es sòlo una forma del devenir.

Tal vida es un navìo.
Puede reconocerse por la intuiciòn y los regueros.
El reflejo de su mirada es siempre el
de un vuelo.
De un ala.

Nosotros que diariamente despertamos 
y encontramos los muelles

lo sabemos.

miércoles, 6 de junio de 2018

Imagenes del Universo Irreconocible





Un periodo.
El volumen de un articulo de madera en cada
segundo. 
Lo volatil frecuentado por una baranda.
El balcòn donde levitan los sauces llenos de
misteriosos inviernos.
Una libèlula amada por el hambre.

El metabolismo de eso volatil que es frecuentado
en este momento con algunas mandibulas.
La silaba en el rostro trajinando como quizà
lo hace un alma.
Los vòrtices.
Los guijarros en un dormitorio donde el cefiro
despertò durante siglos lleno de pergaminos.
Esos mismos siglos llenos de pergaminos
oprimiendo un tatuaje.
Un insomnio.

Los colosos sin muelles.
Las puertas que a la larga semejan constelaciones
para llegar a una playa. A un perdigòn.
A una carta donde los puntos cardinales empujan
la savia de un arcipestre.
De un punto en la fiebre del salitre.
Tambièn en los pùntos de sus pulmones.

Lugares donde el universo empieza nuevamente.

Pero esta vez irreconocible.








Dimensionalidad





Cualquier dìa. Cualquier tomo de un porvenir.
Cualquier fasciculo en el enves de una palabra.
Allì donde nacen otros ritos

y donde los eslabones se unen hasta formar
cadenas. Donde una herida descansa sin llamar
a nadie para conocer la pus.

Cualquier astro. Evoluciòn o planeta que lleno
de manantiales asciende a un craneo.

A un resplandor propio de una peninsula cuando
alcanza una calle. En ella sòlo aguardan
hormigueros y rostros.

En todo giro botànico lleno de parpados y vilos.
En un seno hermètico.
Sobre una pantera eclesiastica digamos.

En ese mundo contrario y ardiente en la boca.
Precisamente donde una especie de verbo transmigra.
O emana hacia los detalles de una moneda sudorosa
en la saliva de un pico

donde el poema encuentra su sangre

sin entregar su espìritu.









martes, 5 de junio de 2018

Desasimiento





Segùn el desasimiento hay una burbuja.
La sed del oceano al llegar a la arena.
La escritura sobre una tesitura de relieves.
De arcillas donde lo inasible es un eje.

Donde hay pedazos de veleros.
Guiones de azufre llenos de dimensiones.
De extrañas bicicletas dormidas en las lamparas.
Escaparates donde vibra una linterna.
El lumen. Algùn virus.

Hasta el lampo con una consideraciòn 
heuristica se agita en la axila con una didactica 
constelaciòn arrancada a los muelles.

Segùn las estaciones.
El cuerpo de una bicicleta escupiendo al rigor.
El planeta que cede un momento al verbo
mientras el infinito se debe a una 
cùpula. 

A un sol moderno lleno de pergaminos.
De estambres.
De una estribaciòn o una forma de empujar
la tibieza que es herida.
Que es deformada en el silencio.

En una interpretaciòn.
En un àrbol vanguardista sin atomos.

Muriendo en las calles.







Mitografìa Individual




El lenguaje duerme dentro de ti.
Es como una hoja que despliega uno de sus puntos.
Y luego otro.
Y despuès los astros.
La llegada a las sienes.

El lenguaje.
Como si una noche descendiera a los cabellos
con un tintineo que llega de la magia
o las estrellas concibieran un 
mito.

El mito es el principio de una mitografìa.
Tal evidencia nos lleva a una dorada tautologìa.
Una donde se encuentran los ecos.
Las alas.
El talento o el don de los vestigios.

La cabellera del mar sin un cuerpo.
Con un craneo en las crestas de las olas.
Con un centauro.

O es quizà un unicornio.
Un unicornio que es tambièn una especie
de lenguaje.

Uno que ansìa dormido dentro
de ti.








sábado, 2 de junio de 2018

Poeticidad




Imaginamos el sueño.
A su vez el sueño nos imagina como lo hace
la realidad y el pubis es de acrilico.
El acrilico tiene un puente en mis encìas.
Estas llevan extraños dinosaurios.

Un dinosaurio no deberìa ser extraño, lo sè.
Un dinosaurio deberìa escribir sobre sus labios de aquellos
lenguajes que llegan del trigo.

Un dinosaurio podrìa oprimir un velero.
Las sobras de una tesitura.
El imperio del sol en las sienes lleno de hectareas.
De lucidas plusvalìas formando eslabones
en el hambre.

En este comunismo material que desciende de
las ramas y se une a los perros.

Buscando la epistemologìa en el ladrido.



Fascìculo Poètico





Anhelaba el mar. El horizonte donde una ciudad invisible
derramaba sus ojos.

Los reflejos entonces formaban capìtulos de vidrio.
Miscelaneas de estambres donde la eternidad daba origen a
un tallo.

Percusiones de estambres y en la inercia de la arena
un peciolo incrustandose en el craneo dormido en la duna
en busca de sus pensamientos.

Anhelaba.
Que no lo mismo que el deseo al recrear un conjunto
al caminar por la nieve derrotado y puro.
Sin mas fasciculos que aquellos que imagina entre la
brisa el agua.

-te preguntaràs còmo llegò a la brisa el agua-

Dioses que detràs de las hojas aguardaron los rituales
de la clorofila.

Dimensiones y en las corrientes del viento bandadas
desfilando igual que idolos.

Y al final de esas corrientes el infinito.

Desfiguràndonse en el barro.