Esta palabra pertenece al àrbol.
A uno de los patios que viven en el helio.
Al jardin del sino.
Recapitula en el teorema de las gruas.
Circula en el pie de la escama.
Ordena las casas del viento donde ayer
lo cotidiano era una flor que dibujaba
apostoles y sacerdotes.
Caminos como el aceite la animaron
a tomar los techos; otros encendieron la historia
de sus marcos, en una atmosfera como
la que narra la sensualidad, cuando
desprende una melodìa,
una flauta.
Una semejante a un oboe.
Esta palabra es del vidrio.
En ella las dinastìas de los rumiantes se
separan hasta encontrar un mamifero dormido
en las tinieblas. Tenìa los puertos en
sus ojos, puertos que por un instante
convierten todo en
dorado...
Porque eso tan dorado existe.
Esta palabra es de la lluvia.
Los temblores en ella guardan los prefijos.
Los movimientos, las mandibulas.
El eco de una vanguardia gira sobre sì
despiadada y repentinamente
cuando ello sucede.
Hablo de la vanguardia que està en
los cabellos.
Que separa lo ancestral de esta calle cuando
ello no deberìa suceder.
Pero cuando pasa..
Esta palabra deja de pertenecer a ella.
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