sábado, 30 de agosto de 2014

La Multiplicidad del Racimo







Este dìa puede escribir de nihilismo.
Su mañana fue un cuadriguero que abandona un caballo.
Su dialècto, un poema sentado sobre una nube.

Pero tambièn es endògeno e intestinal.
Ha cruzado el semàforo junto a la multiplicidad del racimo.
La multiplicidad suele ser verde. Intestinal. El nihilismo
con el cual despertò este poema es su metabolismo.

Lo extraño es que ningùn nihilismo ejerce 
metabolismo en algo tan abstracto
como sì mismo, ni existe màs profunda inspiraciòn que
la misma inspiraciòn cuando deja su devenir en èl
para que el eter se encargue de labrarlo.

No sè si el verbo para adjetivarlo
sea labrar, tambièn puede escribir que edifica, construye, etc..

Ello es universalizar un lìmite.
Un limite que sòlo la manifestaciòn de alquimias
y quimeras volveràn a reencarnar.

Antes que el pensamiento lo construya en la orilla
como una ciencia.

Y yo ya no pueda respirar.






Larga Teorìa de los Opuestos






Una larga teorìa del sol entre los opuestos 
y la deriva. La antigua profesiòn de las aves.
La filantropìa del simio junto a una temporada 
de fragatas. La fiebre y el oceano cubriendose de
agujas y entendimiento. Los pumas llegando con
la sabiduria del sol en el agua. Una interminable
cadena de rehenes en nuestros labios, aùn 
incognoscible, abismandose desde el jazmìn 
a las torres. Una interminable que asciende 
hacia la ira y los violetas.

Ventanas como itinerarios descollando entre
baculos de hiedra. Hasta entonces creìa en jirones
que podìan difuminarse. Registraba mi espìritu 
en los bordes de las amapolas hasta mirar
la agonìa de sus hojas. Hasta entonces
escribìa del norte para acercarme a los fantasmas
a los arenales del bosque con buques y goletas misteriosas
donde los cascabeles eran de papiro. Y oì tempestades
en inmensas mariposas tomadas por el ruido. Devorè
esa ir de mi alma hacia fortalezas y luces escarlatas
bañadas de mercurio.

Una arcana teorìa donde el albatros es hiàlino.
Donde las pàginas de sueño en el corazòn no sirven.
Y en las calles todo lo que habitamos son opuestos.




La Palabra Del Nombre






A medianoche cuando otros siglos sean 
nuestra boca.
Cuando no existan labios ni renglones
sobre la mesa.
En la tesitura del ser respirando siluetas
carnivoras.
Cuando nuestros plazos con la sed estèn
vencidos y no existan mas objetos de los
que aquellos colgando entre los calendarios. 
Iguales a unaagricola de madera o la saeta 
rubia del espejismo.

A medianoche cuando no existan efluvios
ni nogales.
Cuando los numeros se derramen entre la
cantidad con desesperaciòn.
Cuando la calma vague exenta de arpones
dibujando en la marea sus datiles.

Y las cosas en otro mundo sean nada màs
que un atlas. Y en los equinodermos se
suspenda silenciosamente el cuello 
de una jirafa. Tambièn sus liendres.

Cuando sean los exoscismos
quienes nos dicten la llegada de lo divino
y muy en lo opuesto un universo no logre 
colocar una piràmide al pie del triàngulo y 
sus alfabetos.

Mientras la noche sea un vidrio que maniobra
entre los arreboles.

A medianoche cuando los dinosaurios
escriban en el pecho de una pantera; negra 
como el poema del horizonte al desvanecerse
y los libros del epigrama se sostengan 
en un barrilete de acido ò en las
alcantarillas
unamos los predicados y preludios anhelando
sòlo idiosincracias.

Cuandos los demonios toquen los amuletos
del arpa y epistolarmente una pocima dilate la 
resurrecciòn del halo en un pentagrama; en 
iconos y heuristicas de soles y hechos
como la brida suspendida en una escalera igual
a los obuses.

A medianoche cuando la modernidad agonize 
entre guijarros de arena.

A medianoche cuando en el ser de la palabra,
podamos pronunciar de esa palabra el nombre.









viernes, 29 de agosto de 2014

Alegorìa






Existe un libro que circular se balancea.
Por regla un balanceo no es circular, està bien.
Un balanceo -digamos- es menguante en relaciòn
a su devenir y las pedagogìas.
Pero este es un libro que se une al vuelo y no hipnotiza.
Tiene un planear como elipsis. 
Heliotropo de apariencia psicodèlica
sobre un paìs de frìo.
Estalactita de una playa de cardumenes
sobre los antepasados.
Barco de agua que se deshace sobre 
una flor de nieve.

No es siempre hiperbolico, pero es extremadamente 
azul o hereroclitico en una uva de leche.
En un pièlago que monta heridas
en el juicio.
En aquellos prolegòmenos que juntan cosas vacìas
desde el màntico lado de la alegorìa.

- hago ènfasis en lo màntico-

He abierto sus ojos para que su prologo logre
desprenderse del titulo.
He buscado en sus rectas casi sin desvanecerme.
Fuì autoritario en sus algas como los cometas.

Lo busquè en sus diàsporas o los contenidos
que sublimaran sus riesgos.
Lo anhelè como una constelaciòn de miel que
desciende de contenedores.
No pude jamàs dibujarlo con la lìnea que existe
entre los cataclismos.

No narra historias de epilogos como todos los
que alguna vez leemos.
No se divide en capìtulos. No puede ser interpretado
entre fragmentos.
Puede ser intuido si lo llevamos a las estructuras que
nos ofrecen las anagogìas.
Quizà haya algo mistico en sus pasos.
Quizà no haya nada por ello es que me habla por 
periodos.

Por periodos donde sus lineas se desangran, en el 
color de las rayas de una cebra.







Poesìa del Diàlogo






Este es un diàlogo.
No puede existir sin alguien o algo que responda.
Tiene que poseer conciencia en cada una
de sus palabras.
No puede ser un lago. No puede habitar
escolleras.
Este es un diàlogo y como los galgos se detendrà
de todas maneras. Como el siseo dependerà
de las corrientes de aire para 
vivir en la atmosfera ò en la conciencia que
lo hialino crea, semejante
a una realidad donde las palabras exhorten pero
sòlo a sì mismas.
O esas mismas palabras miren sòlo la silueta
que camina con los cisnes. Con los adornos del agua.
Es un dialogo pero no necesariamente 
se alimentarà ni caminarà con los cisnes. Buscarà la hora
en que parte lo ingravido o las jabalinas de la tierra
muestran su mirada de antilope.
No tiene televisores, està lleno de probetas.
Es un diàlogo por sus caracteristicas
no puedo afirmar que es dual porque tal dualidad
se pierde en algun momento del lenguaje
en lo sagrado.
- lo sagrado es la lìnea- 
La linea es el lenguaje. Es el poema vestido de palabras
sin latinos microcosmos.
El cineasta llegado de una media con rizomas de
espuma.
Es el acantilado que rastreamos lleno de vestiduras
hechas de rituales neologismos.
La estrofa del poniente con un escarabajo en
el pecho.
Uno que termina en coleoptero para convertirse
en gènero.
Es un diàlogo y por lo general yo no poseo tantas 
heridas para disecarme en èl, pero en alguna de mis
sienes habita una marea. Dislocandose.
Dislocandose siempre cuando
la cita con la palabra es 
de atlas. De polen.
Y la linea que que era sagrada
se desvanece en el lenguaje.









jueves, 28 de agosto de 2014

Poema






El meridiano del incienzo. el siglo de
la inmensidad representado por un atolòn.
Un tratado hispano-irracional con una arteria.
La historia de esta mañana entre juguetes vacìos
e intercalando la voz, el con un rumiante y los solidos
como una mariposa que duerme en refinerias
de rojo proletario.

Puertos de naciones linguisticas llenado
de subtitulos un poema, adaptandose una vez màs
a los cuarzos y planeadores. 

Mamiferos en ellos consultando artesanìas
que sòlo el oceano puede traer de las tormentas,
ninguna poseìa dimensiones.

Flores comunes de ninguna longitud.
Nuestra capital danzando al borde de los talleres.
Nuestra soledad de caspa y ozonos 
clandestinos. Aquì sòlo la tecnica del caballo al reconocerse
logra volver al piano y la ceremonia de 
cada rito entre las calles.

Cada rito cifrado y sepultado entre los hombres.





Imagenes del Logos







Como un recipiente de silencio en el ruido.
Como la historia del caracol que asciende por el tallo
del arbusto. Historia que terminamos de narrar
cuando tal caracol llega a un pètalo.

O la larga, escolastica y legendaria practica de un
dromedario, antes que la arena se filtre
por ùltima vez en su rostro. Practica que como escencia
tiene lo siguiente: las cosas sòlo algunas veces
abrense paso entre la piel. Y me pregunto cúal es la
relacion de este poema con el caracol o el pétalo. Cúal
el universo donde la paradoja lo
envuelve en lo invisible de manera semejante a
una percusión, alejandola en el mundo de 
otros seres, tales seres son compuestos de percusión 
y de granizo.

Y dónde el silencio y el druida errante
del arbusto viajando hacia un pétalo.

Terminos de iones para una voz en el verde. La pradera
mustia del drenaje en los cometas, tarea construida
en la inmensidad por bengalas. Por el ala blanca del tigre.
Por la sensación de una habitación inmediata
siguiendo a los truenos o el recreo de 
un día en que las cartas sobre
la mesa toman las pupílas
de un extraño maleficio
en las pupilas
de la carne.

Y nuestra respuesta a esa avenida
de carne

Sigue siendo el logos.






miércoles, 27 de agosto de 2014

Poema






Hemos buscado ciudades.

Un manantial de canciones con misterios en
ellas llegando hasta los perfumes.

Archipièlagos que estàn sobre los rìos parecen.

Cartas de prismàticos concibiendo con andanadas de
relampagueos.

Hemos buscado la profundidad y presencia de 
crestas silueteadas por extraños monasterios.

-sòlo asi escribimos en un santuario dicta lo divino-

Voces de errantes cuadrigueros entre la luna.

Dictados de fiebre como en una infancia remota.

Màs o menos la tibia en el cepo.

Màs y màs la fuerza de los hilos entre recogimientos 
de nudos.

Un ladrido y su flor en el tremante.

Las sentinas con ventanales de demonios donde
un remolino empezaba.

Flautas que convertìmos en periodicos.

Alineaciones de sueños telescòpicos.

Alineaciones de lineas mecanizadas y 
boreales verbalidades en los juncos.

-evanescentes como làtigos-

El tulipan del dragòn sobre un movimiento
de anclas.

Maniobras evanescentes como regimientos
de caracolas sobre las semillas del agua.

Dramas de amuletos sobre los eclipses.

Dramas de exorcismos en una pira...

Estaba atardeciendo. Lo sè...














Origenes Cosmopolitas






Yo no he planeado grandes cosas para mì. Eso
es absurdo.

Me basta encontrar un poema y mal escrito;lo cual
es màs absurdo todavìa. Ello no es ningùn onirismo, pero 
desciende de los mastodondes. Es ciclico y antediluviano.

Yo quisiera una relaciòn con la vida para existir y otra 
para tener una perspectiva exacta de la vivencia. Del sol cuando
se humedece. Del brillo cuando nuevamente es encerrado
por la oscuridad, pero no en la oscuridad. De la
primavera cuando cuelga un girasol
en la nube.

A la pasiòn no me une ningùn derecho, asi que siempre
estoy unido a la sensibilidad, caer de esta se convierte en
un priorato, una forma de temple que sin embargo no posee 
su raìz en los templarios.

No tengo proyectos para mì, mi subjetividad y cristianismo lo
saben. Hace mucho tiempo que no entro a un monasterio
porque no tengo una perspectiva del tiempo, una
que al menos pueda ir màs allà del espacio, no.

El tiempo està siempre unido a ella. Eso me separa de
èl.

Yo no planeo cosas. Yo sòlo estoy unido a mis esquirlas.
Yo me uno cada atardecer a los crepùsculos y
cuando desaparecen en invierno, los construyo
con mi sangre. 

Segùn mis circunstancias, abrir las venas es un oficio menos
que poètico, la poesìa està destinada a grandes cosas,
no a aquellas domèsticas, menos originales que 
este mimetismo, frente al dòn de la plaza donde
tù y yo somos cosmopolitas nuevamente.

Ello desciende del yugo. Ser cosmopolita desciende
de un yugo. Y yo soy cosmopolita segùn los virajes de 
mi individualidad. Segùn sus adjetivos y sustantivos
cuando me coloco los guantes.

-escencialmente el invierno es de frìo-

Luego el sol pertenece a una anguila.

Y el universo cabe en su electricidad.











El Pleistoceno de la Aguja






A veces he vivido en mi pelo.

He construido sentencias para rasgos que
tenìa mi craneo -no siempre los tiene en realidad- Y a 
pesar que sòlo definì los objetos en relaciòn a campamentos
puedo escribir que he vivido en mi pelo. Lo ùltimo es
una total incongruencia y es lo que el lenguaje
como todo animal a veces debe crear.

Cosas muy curiosas y extrañas suceden en mi pelo.
Existen -por ejemplo- cosas linguisticas referentes al oceano
todas creadas por mustèlidos.

Diferencias tan escatològicas entre la lluvia y el agua
cuando caen en mi pelo, hay.

Puedo decir que al caer la lluvia deja de ser
agua porque en los cabellos ambas se transforman.

He vivido y vivo octogonàlmente en mis cabellos.
Lleguè a creer en ellos como un paisaje ilimitado y pantanoso
donde veladamente renacìa en el alba un pleistoceno de 
aguja. Un pleistoceno ademàs dialèctico. Lleno de
secuencias y citas. Uno noètico.

Secuencias como la del matìz al actuar.
Citas exclusivamente materiales como ninguna transparencia
o un aniversario en la energìa...por decir.

Al margen de mi pelo, he vivido tambièn en mi cuello.
Los paisajes aqui se extendieron formando
un minusculo brìo expresionista; libros
terrenales; nucleos donde una matinèe es acompañada
de bodegones. 

He vivido en mi pelo de manera expansionista.
Sobre èl cayeron lluvias y oceanos formando hectareas
de oceanos. Cedì a los instrumentos y al atomismo
del acido en la vereda. El acido que llena de 
antorchas una abstraccion, un fìn de 
los intentinos, un viaje de todo
corazòn a los nervios de
manera lògica.

Y rigurosa, como la lluvia guiada por el agua
al caer en mi pelo.








Posibilidad y Descenlace






No conozco el momento en que un ser en esta casa
cierra o abre las puertas de la misma.

Tampoco aquel donde las luces son apagadas.

Por lo general pienso que nunca son apagadas.

Es en la oscuridad donde se encienden.

Fue la primera vez en un sueño que visitè un jardìn
con las dimensiones que tenìa el mismo, aconteciò en
esta casa.

Una vez primera que vi un jardìn sin barcos. 
Un jardìn sin huellas. Uno alejado en absoluto del lampo.

No conozco un jardìn que no sobreviva sin una palmera,
pero èste lo hacìa.

Paralelamente otro jardìn empezaba su travesìa en
otro sueño, en otro ser. Pero el descenlace
es diferente.

Aunque quizà no existe un descenlace.

Y todo sea posibilidad.












lunes, 25 de agosto de 2014

Morfologìa al Borde del Poema





Toda memoria es morfologica y equidista 
de sì misma para encontrarse.
-ello en relaciòn a sus imagenes-
Relaciona a los pàjaros con una tortuga. Ignora
el hecho parietal del jardìn, la proposiciòn de los barcos
segùn las esquirlas y la brisa ò segùn la oraciòn frisada del
alba, busca el corazòn sin la esperanza de convertirlo
en platino. El corazòn es por regla de cobre.

Una memoria no nos sorprende con la fiebre al ser apilada.
Enmera de manera diferente la naturaleza. Intenta despertar
en el mundo con lo que es desconocido. Y eso desconocido
se hace convencional solidamente. Exageraciòn
de hueste y husares desde los simbolos
en una piramide. Exageraciòn de
un lunar en los labios
tocado con transparencia por una avispa.

Puede inundar y seguidamente es espacio de un nuevo dìa.
Un dìa de plasticos. Uno encerrandose entre grises colores de
siluetas para pensar igual a los clanes. Una memoria llena
de probetas sus alaridos y sus hematomas.

No piensa a cada instante porque es supersticiosa,
actùa sobrenaturalmente para conocer
la ironìa, descubre el rango de 
las paràdojas.
Sella el destino entre el entendimiento.

Desde la perspectiva del destino tal acto hace 
del mismo inteligencia.

Atlas de cabeza y frìo.
Sumergiendose esteticamente en una
manada.




sábado, 23 de agosto de 2014

Poema






Es un elemento que camina en una figura.
El estado detallado del animal.
La página del lenguaje en tirabuzón.
La caida meridional del papagayo en la nieve.
La retorica destruída por las escamas.
La miscelanea de los juicios entre sí misma.
Es el poema del átomo subiendo por las swasticas.
El circulo del episodio entre los eufemismos.
Es el colosal tabú del totem de mercurio.
El filtro psicogenético en los jardínes del fuelle.
Es un elemento que gira camino hacia los tuneles.
La rabia al convertirse en brisa. El mastodonte
camino de un sonido entre los platanos.
Es el ciclo de los papiros con metamorfosis de 
boton rosado. Es la canción del poliedro entre
las avellanedas. El cisne del barco en una casa
de escencias. Los astros al atravesar el infinito
peinados por el abismo. La soledad del hierro 
con su perfume de hiena. El trueno con perihelios
de sauce, deformándose en las alas insomnes
de un diluvio.










Contradicciones Druidicas







El horizonte crea el acero.
Los personajes van recorriendo humaredas, las
murallas sin exactitud mientras devoranse a sì mismos
los eventos.

Nos alejamos del agua sin oxigeno. Tomamos el hoy
de la criatura en un barco y mientras las runas trabajan
las cosas dejan el corazòn entre larvas
y cintas meditativas.

Imagenes de liquenes
en savias y cipreses 
llevando entre la continuidad
sus castillos.

Fuegos hidraulicos
cuyos residuos
irrumpen en corales oceanos
donde se confunden invitados magneticos entre el
papel de los anfitriones buscando desesperadamente
el lugar de los polos.

No sabemos con exactitud si es el norte o 
es en el sur donde toda dialèctica llega a los druidas.

Pero no siempre brotan
las contradicciones.





Terciopelo Subterraneo







Por las largas colas que hay en los desfiladeros.
Por las audiciones que hay en las pupilas.
Entre esos forasteros que impregnan de lluvia
las sienes, luego de estas cosas tan mìnimas
puedo determinar:

" Que los desfiladeros tiene el mismo proposito
    del suicidio al ver la hilera de los hombres"

" Que tal hilera ya no puede convencerme de na-
    da, a no ser de una poètica que tambièn emana
    de la muerte" 

" Que ello no es un don sagrado pero sì filantrò-
    pico y no sè en que momento este papel es su
    unico anfitriòn de cara a la moda y las pasare
    las"

Tambièn puedo determinar:

" Que siempre recibimos al sol con una flor que
    avanza entre los fuegos"
" Que la luna es positiva, neutral y negativa, has_
    ta algo nihilista en los mitones de sus
                                                                 cabellos"
"Que debo respetar la agonìa porque instantes
   antes de la muerte, la conocerè toda su dimen-
   siòn"

Determinar, someramente determinar:

"Que todo terciopelo no vive debajo de la tierra,
pero camina bajo ella"






             


viernes, 22 de agosto de 2014

Los Juicios Amarillos







El espacio se internò entre los solidos
reconociendo la materia.

La materia aguardaba en el tiempo.

El tiempo contemplaba el vacìo para
reencarnarse en èl.

El vacìo acariciaba el caos desde juicios
amarillos.

La armonìa desentonaba su misteriosa
fìsica.

Podìamos comparar una sombra con otra,
pero no mucho.

El ruido aguardaba en el silencio
incursiones de flautas.

Intentè dormir en ese silencio como lo 
hacen los inocentes.

Intentè vivir como aquellos que viven
llenos de estandartes.

La noche rodeaba una esmeralda pero
no era todo.

La creaciòn voceaba en los lirios barcos
que llevan numeros de la tierra.

Comprendì que si no sumaba o restaba entre
ellos, mi existencia estaba perdida.

Y tambièn estaban los solidos, el espacio
reconociendo la materia.

La materia ya sin armonía ni idilios rozando
todo drama.

El universo marron sin poder reencarnarse.

Donde lo ùnico que florecìan eran
verdugos maravillosos.







Segunda Versiòn de los Patriarcas







Los patriarcas son compuestos de pieles.
No se parecen a los gatos cuando hablan de astrologìa.

- un gato es sòlo nocturno al escupir en la nieve-

No son nocturnos debido a las escamas.
- los patriarcas-
Tampoco son aletas porque los peces son marinos.
(perdòn por este rigor sin astrologìa)
No llegan a lo nocturno porque entre roer y roer deducen
una absurda tendencia por las hojas y por ello
la figura de una nutria se lleva todo lo
que hay para ellos entre la resaca
de las olas. -lo mismo sucede con
nosotros- Los patriarcas son
plenilunios y mareas. La 
respuesta al tropo y una
estructura industrial 
en los cuellos
donde visiòn alguna regresa a 
las raices.

Caminan por las calles con sintomas de plastico
como los mìos. Los mìos escribo, porque idealmente
suelen pertenecerme y eso es un ritmo de coral
que puedo escribir como serpiente que
duerme junto a un animal dotado
de escalofrìos.

Los patriarcas son una mandarina, en tanto animal programado
para regresar a la nube lleno de grevas y travesaños.

Extraños mitones encabezando en un puerto
el grafiti luminico de una escollera,
de un roce de espuma que
se forja entre otros al
lado de la vida, lo
espera.

Y en ellos ya no una profecìa, sino un maleficio
de brillo tambièn aguarda.

Sangrando en el interior del carbòn. 

Allì quien
debiera desbordarse tampoco es un diamante.







Primera Densiometrìa de los Patriarcas







Los patriarcas no tienen los cabellos celestes.
Estàn parados en medio de los puentes y buscan
heterònimos.
Tienen un muslo, una pantorrilla y un craneo lleno
de alfileres. 
Conocen de maldiciones y de maleficios, asi que 
màs comodo les resulta hablar de lo profètico.
Son anfitriones del tallo.
Conocen andenes, reclutan vacìos.
Se perfeccionan diariamente en el arte del nihilismo
y sì es que pueden
-como sì el nihilismo fuera un arte-
caminan acompañados de ofertorios.

Escriben y a veces se alimentan de plastilina.
Los patriarcas son sensatos por ello nunca se guian 
por la inteligencia.
Nos hablan de la lucidez sì es que son irracionales.
Tal lucidez es acompañada por oestes de armiños.
Por cruces meta-occidentales.
Por orientes boreales de puas.

Los patriarcas tienen una de esas puas, allì empieza
la destrucciòn de los barcos.
Tienen navìos donde aprendieron por sì mismos a
digerirse.

Los profetas no son como alabastros.
Al ver caer la lluvia llevan sus baldes por las calles
en busca de granizo. Cuando llenan el balde lo aquietan
hasta que el granizo se convierte en agua.
Pero no beben.

Los patriarcas son metàforas por lo tanto poèticamente
nos engañan. Caminan de artificio en artificio. Asi al escribir
estrofas màs arriba que se dedicaban a las profecìas

-ya que les era màs comodo y

menesteroso es rectificarme- 

no llegan por esta razòn a las alegorìas

La alegorìa lo presiente y presagia.

Y por ello se desvanece entre la tradiciòn.








jueves, 21 de agosto de 2014

Tres Momentos de la Memoria





Con otros nombres, recuerdo esta plaza.
Sus jardines eran manantiales al ser inundados
por la lluvia. Los àrboles parecìan en lo alto espejos,
pues el brillo del agua en sus hojas se reflejaban.

Recuerdo este parque lleno de nombres. Hoy lo evoco
sin los mismos. Todos son diferentes. Todos hablan. Esta
plaza sin ciencia en mis manos. Su soledad de cipreses que
tambièn son cometas. Su invierno de cometas profundamente
bolidos.

Ahora. Debo decir que el torpor ha pasado sobre todo.
Las conjunciones no pudieron salvarse, por lo mismo seràn
escritas como oraciones donde antes sòlo existìan
pudriendose el eter.

Tales conjunciones
de esa forma oprimiràn una piedra en sus manos

Follaje y hierba para un atlas desconocido. Barro y tallos
para un fulgor carnivoro llegando de los labios. Animales y patios
de oxigeno son las puas que recordamos de èl ahora. Animales
entre el sol y la clarividencia, sepultados por orgìas. Por
valles casi copernicanos.

Memorizo esta plaza para compararla con una lejana que vive
en mi memoria. La memorizo porque detalles semejantes a movimientos
como este, determinaràn mi vida.

Mañana volveràn a ser profundos cuando recuerde este al compararlo
con aquel escondido en el futuro. Aquel que llegarà.
Real y lineal. 
Horizontal como las palabras del follaje. Un momento que -sin embargo-
se convertira tambièn en una figura en la mente.

Y asi como èste que se mueve -igual al de ayer-junto al espìritu
esta memoria podrà escribir silenciosamente
que el màs lejano, fue borrado.




martes, 19 de agosto de 2014

Poema






La palabra ha sido grabada por el viento en la
corteza del àrbol. 

He llegado al ese lugar para leerla y despuès 
de hacerlo -a diferencia del mundo- no entendì
el significado.

Puedo exponer que nunca vivì entre significados
hecho por el cual me es imposible entenderla.

Exponer que no sè si el significado proviene
del simbolo 

- de ser asi, me alejarìa aùn màs del significado-

Asi expondrìa muchas cosas màs, sòlo para
justificarme.

El hecho es que he caminado hacia un àrbol.
Limpiè el moho en su corteza. Seguìdamente leì.

Habìa oìdo que tales palabras al unirse y adquirir
el sonido de una oràciòn se convertìan en oràculo.

Escuchè que por sì mismas despertaban teorìas.

Pero sòlo debìa leerlas. Intuir què devenir se
desplazaba en ellas.

Pero despuès de llegar a esa corteza y de irme seguìa
sin entender el significado de aquellas palabras.

Y alejandome me dì cuenta que ese era todo mi error.



Nasciencia Omnisciente






La flor recorre el lenguaje. Sobre uno de sus pètalos
la nasciencia o lo omnisciente. Por el tallo 
organismos invisibles suben buscando el polen. Seres
secretos pertenecientes a la hierba. 

Los nimbos abren los pulsos y...

recorre la divinidad el lenguaje. No serà la ùltima ni la
primera, sòlo percibo que serà diferente esta vez.

El lumen
-a diferencia de los nimbos- quiebra el sueño de esa vida
como lo hace la dialectica, con aquel de la realidad desprendièndose
hacia la noche igual que el equilibrio. Yo siempre me inclino
sobre el equilibrio que se derrama
entre sonidos y langostas.

La flor y el lenguaje ahora que
todo es nocturno, que vivì errante durante el dìa en mis ojos 
y ahora sigo extranjero, forastero empirico y eterno de
ella y de mi mismo.






viernes, 15 de agosto de 2014

El Sol de los Hipocampos


                                                                                           



En determinado momento llegamos a una playa.
Llegamos con una brazalete en la muñeca. A tal
brazalete lo acompañan decenas de eslabones en
la cadena del cuello.

Llegamos.
Y lo hacemos porque hemos renunciado a las efigies.
A ese silencio que un dìa antes de toda partida, dejò
de construir lenguajes.

Y frente a la playa, lo desconocido
nos cita para otra gramatica, tan crepuscular como
aquella que roba la noche para humedecerse.
Tan lirica como las venas de occidente en
nuestros escarpines, cuando todo llena
de estampidas sus fragancias. 

Un libro de vaticinios asciende por una cuesta dorada
hacia el lunar de la ràfaga o un movimiento 
de rosados litros donde
una especie de estro
se alza serena y violentamente en el oxigeno.

Un libro donde acontece que accedemos a los cefiros. 
Al sol caliente de los hipocampos. A la tautologìa
de esa metàfora, que sin embargo de no deja
de ser metàfora por ello. Tambièn a la estela salada
del conocimiento. A todo ello accedemos.

En eso momento dejamos lo individual para
tocar una escollera. Para volver a mirar en eso tan particular
que tiene todo encantamiento cuando encontramos nuestra 
distancia ante su espìritu y tambièn el nuestro.

Una distancia que en determinado momento nos lleva
a la orilla.

Porque son las aguas del mar que tenemos en frente, lo ùnico
que volverà a ahogarnos.








Descenlace Poètico en la Poesìa






El silencio amplificado por una sonata verde.
La ambidiestra hormiga.
La energìa del subtitulo junto a los racimos.
El racimo desnudado por una civilizaciòn transparente.
Hipnòticas torres rojas de cera.
Los nùmeros de plastilina en el carbòn profano.
La nube temblorosa, la sacudida de los espirales, la
gaviota que duerme en la imaginaciòn.
El culto a los dados.
La piedra junto a los monosìlabos regados por el
lenguaje una mañana en que la misma
no era el alba, tan sòlo era el desconocido subiendo
a una profecìa, tomada del recogimiento
por las liebres.
El silencio de una amplificaciòn que acercamos
al desasimiento con signos amarillos, como los que
doran las piedras. 
Amplificaciòn tejida en la piel
por la carne. Amplificaciòn que hoy arranca
los yelmos a los muelles donde el sentido desnudò
el ùnico maleficio de lo poètico...

Y entregarlo al idioma es todo lo que puede
hacer la poesìa por nosotros.








La Casa de la Làmpara







La casa en esta lampara es pequeña.
Sus puertas son de arroz. El agua que cae
de sus caños es de aceite. El polen ha crecido
tanto en su interior que ha adquirido conciencia.
Lo ùltimo es inevitable.

Todo en ella hace tiempo anunciaba necesidad
pero hoy es un poder màs silencioso, tomando cada
amanecer las distintas rutas que toman los veleros. En
ello èsta casa es como el texto. Sòlo en ello.

Algo muy peculiar sucede cuando la miro. De inmediato
pienso en ferrocarriles, en invisibles corbetas donde 
la sensibilidad parecìa ceder a los plàsticos. Al pensar
en ella, termino definiendome como esquimal o plantigrado,
tàlamo de arena. Prolongaciòn marginal pero sòlo de mì mismo.
Situaciòn de una hoja que adquiriò entre silogismos de calamina
aquel que dedujo el jazmìn entre la porcelana.

He vivido en esta casa. En ella hay algunos libros y cuadernos
por donde escribiràn los rieles cada noche. He vivido melancolica 
e  intensamente en ella, a veces mirè con desesperaciòn sus paredes
a veces -como hoy- sòlo es indispensable preguntarme porque en esos
rieles la poesìa intentò irisarse como si fuera un milagro.

He vivido en esta casa. Esperaba igual a lo silencioso esa oraciòn que traza
diariamente un tajo en el viento. Una que me dijera lo que yo en 
lo màs intimo del barro de esta casa esperaba:

" Para existir no necesito una làmpara"








jueves, 14 de agosto de 2014

Incubaciòn de una Vocal







Vocal en sì misma eufonìa. Predicado de los
techos donde los girasoles incuban. Vellocino
de mitòn en huelga. Mañana cruda llena
de portatropas, còmo no escribir que
provienes de la suma de los
campamentos. Còmo no quitarte un poco
de paladar mientras subes entre multitudes
reaccionaria y teatral como un trazo. Y còmo
no posarte en las enredaderas que preguntando
por las dunas reciben un soplo incierto
e intelectual desde los
corzos o los viajes de las lechuzas. Còmo no
decirte que el estado en ti siempre hace
de suburbio o monotonìa
con herida de buey o pedal. De sino o tierra
elàstica hasta el corcel e
imagenes de 
tribus o cualidades
del egeo en un solitario
perimetro.

Còmo no conducirte a los mercados entre dibujos
de leña respirando otros poros con desasimiento.

Y en un planeta abierto
por los monjes, la tesitura del alamar al describir
tu plañido o al encarnarte en una silaba
lleva a la metamorfosis lo ardiente 
del metal en ti...esa lluvia de sìfilis
construida por graficos y
siluetas que devoran los bosques
y las pieles
desde sus raìces.

Vocal en sì adjetivo y matemàtica.
Opciòn del latigo.
Participio terrestre para una xilografìa
acuàtica.

Llena de estadios venereos.




Las Bandadas de Ciclopes






Cual bandada de ciclopes que vuelve a
la mitologìa, despuès de haber caminado 
junto al hombre.

En los espacios donde el sueño se despierta
con antepasadas razones de universos.

En los lenguajes de la lluvia cifrados en una
legaña. Sumergidos allì por pactos con
las piedras. 

Entre civilizaciones de carbòn con una boca
en el pecho.

Entre formas de nombres 
escalando entre los acantilados el sonido
tembloroso de los precipicios.

En cuadros de interpretaciones y funerales
donde los planetarios edifican el 
tiempo.

Bajo luces que transmigran y palmeras
con dioses transversales.

En la oraciòn del hollìn y los
frutos al pie de los sargazos.

En la cubierta del mamut y estalactitas
antediluvianas.

Como territorios de làmparas
elevando genes invisibles que se alejan o los
efectos lineales del horizonte cuando
guìan la mirada sin un dònde. Sin 
un cùando.

A todo esto que cobra vida extrañamente
cuando volteamos la espalda.






miércoles, 13 de agosto de 2014

La Penìnsula de Ceràmica






Despierta un hilo.
Junto al mismo, aureas plantaciones.
Tambièn los lingotes de un pensamiento polìtico.
La hierba de los azulejos colgando estructuras
en los relojes. Bolidos de atletas con
un pètalo vaciò, anestesian puertos
aerostaticos. 

Las raices de los dioses limitan
nuevamente a los hombres. 

Subtitulos de sed caminan en parques
de huesos.

-anagràmas donde los transeuntes entretejen
probetas-

Las ventanas cierran sus ojos y espigadoras
mimèticas.

El invierno deja de ser cosmico sin
modernidad, lleno de helios
abstractos.

Tal invierno es narraciòn de forestales hidrògenos.
Anuncio de comunicados bubònicos. Yacimientos
de individuos con madrigueras boreales. Desde
estos una frontera de calcio transforma
la luz en pesebre
o dragaminas cuaternario.

Hasta que una peninsula asciende entre lineas
al borde de sus ceràmicos sueños.












martes, 12 de agosto de 2014

La Yesca en el Verbo








No màs grande que un un libro de piedras
gobernado por el hierro. No, ni el desierto luminoso
de las garzas o los mastodontes que pueblan una rada.
No màs extraño que los seres confundiendose entre
minerales y la fragilidad del hemisferio al no poder
conservar una fabrica y en su lugar crecen poemas
de langostas. No tan lejano pero sin dejar de ser
reciproco. Identico a las crestas donde el mar 
vuelve a expandirse sòlo un poco y sus cabellos...
Ni tan ajeno a una serpiente que desgrana las pupilas
con una existencia de monjes varados en la realidad.
Ni tan antiguo como una ondulaciòn de rebeldìa y el
acopio de una luz entre la yesca, los lampos y el
sacrificio de un animal en las cavernas. Lugar a donde
nos conduce este paso solitario sin aceros. No tan
boreal como el astro embetunado del patriarca
cuando al alejarse nos deja su maleficio de vidrio.
Su maldiciòn de hojarasca. No tan misterioso
como el ficus alimentandose de galgos y finalmente
no màs que lo crepùscular citado por el verbo, en
amaneceres donde sòlo la poesìa parece tener el
derecho a sepultarnos.





La Interpretaciòn del Paraiso





Las señales tejen versos en un laboratorio.
De tales versos sòlo la palabra sigue esparcièndose
El verso fue devorado por los dragones.

Intentè en el determinado momento una
interpretaciòn de ello. Pero era absurdo. Todo
verso es interpretaciòn. 

La poesìa habìa partido hacia las inflexiones
llena de reyes dorados. Pensè
en ello como el placer cotidiano y ortodoxo
de una alarma, de una constituciòn antigua en 
la hebilla.

Seres de cuero, convertìan el muerdago
en muchacho. El ente era indefinible como
el caer de la tarde en lo desconocido.

Siglas de equilibrio
examinaban el porvenir de un 
dios portador entre sobrenaturales consignas
que en sueños inventan 
fuselajes. 

Un solo un birreme
o los angulos de la mirra
de otoño en otoño
hasta una naturaleza de armario
o pinta de antorcha lunar, depositaria
los espolones.

Siglas de esoterismos
en cuyas visiones un acertijo absorbìo
el siseo desplazandose entre jardines. Jardines
en cuya memoria se mecen los patios. El sagrado clavel
del dromedario cuando vemos en su silencio
arcanas morgues.

Y un hombre dentro de ella
ofreciendo a los muertos inutilmente
el paraiso.








La Piel Celeste








El sol despierta con su pìel celeste. Detràs
la fantasìa apila sus rigores. Vaticinios de naipes
elaboran densiometrìas entre la magia.

Sobre la tierra una lila abre el color entre espejos
de hierba. Raudo y dorado como un libreto de cròtalos
cae desde un pàjaro el alabastro. Separado de los
otros tiene aùn en su boca, nociones de nieve. 

El opalo
de la estela, calza su diamantina escena
teñida de brujos. El lenguaje vuelve por un
instante a  la lepra y ocarina. Un
astro toca purpuras veranos entre
adolescencias arrancadas al
musgo.

Datos de helio desde una estrella. Informes de espuma
desde el mar, allì la ola no es sòlo un continente liquido.
Es el oxigeno que termina en las orillas. Es tambièn la
isla y la palmera. Un hombre sueña. Todo en su
sueño no se diferencia del tiempo porque
al igual que èl, no tocarà jamàs un 
objeto, el nombre en este 
encerrado por escamas y bronces.

En nombre que empiezan a desvanecerse
ahora, en nociones de una piel
celeste.






sábado, 9 de agosto de 2014

Un Mundo






Un mundo donde los cìrculos
se convirtieron en piràmides y veteranas palabras
atraviesan las escoltas de la tierra.

Uno donde la razòn y el cordel quedan absortos en
la cosmologìa del relàmpago atrapado en
la hierba.

Un pàjaro de colores cromosomas.

Donde los dioses dibujan una pupila en paramos
y la tiniebla cae al alga desapercibida
con su dìa de atomos enhebrado por
el erotismo.

Un mundo que camina al oceano con el
latido necesario para lograr tocar un tunel. Un dìa
de agosto en el polen. Un dìa donde nos encontramos
entre la resurrecciòn para rejuvenecer
como los mitos.

Un mundo donde atiborramos el follaje
de lenguas y cantos nostàlgicos de muelles,
de corrientes iguales a fraguas y caravanas
de polen inaudito.

Un mundo de boinas. De puntos. De mensajes
a la noche sin intensidad.
De rìos como la lluvia que caen desde el cielo.
De yescas ensimismadas en los neologismos del plural
y grandes jabalinas de vidrio en los
hematomas del antilope.

Un mundo de variopintos agostos con su
gato de lumbre como anfitriòn de una
casta de lunas envenenadas
por la inflexiòn de una
semilla en lo profundo de los tràficos
en el placer de las
langostas.

Un mundo donde siempre tengas que
raspar otro velo.






Poema





Ofrece lo impensable mientras algùn brillo
se filtra como un jardìn perverso
entre la primavera.
Recuerdame una historia de sauces
entre los jaguares.
Hablame de la coraza igual a un reflejo de
paises sin trigo.
Escucha a la caligrafìa o funde el ritmo de
la religiòn en una ribera de aretes.
Mira còmo la brisa
se ciñe al mar con pedazos de boca.
Toma la flor. Ve en busca del anden
o la cordillera donde duerme
la escarcha. Cuelga una regiòn sinòptica entre 
los carbones, busca el aliento que 
se derrama en las raices
pensando que no hay otro mundo.
Asiste al vertigo.
Cita al vendaval.
Camina con el mar hacia otros templos.
Enumera los bosques de vidrio junto a una alameda.
Oye entre percusiones que muerden la geografìa
de dioses sin equilibrio
entre pleistocenos de azogue.
Toca con delicadeza la coreografìa del angel
entre las aspas y a la vez
señala el occidente de la sepia dimensionado
por un cartòn dorado 
de muselina.
Ebrio de sol en las paredes, organiza enjambres 
como aquellos en la subjetividad
de los diluvios
precisando sin reciprocidad el estrabismo
de la nieve,
la hora roja de la inteligencia,
el pacto del bolido con la intuiciòn sin
tocarse. Escarlata y fugaz como los templos.
Extraños en el izar del monasterio.
O los dedos raidos donde
brotan los amuletos.
Y donde muere
lo divino.








viernes, 8 de agosto de 2014

La Conciencia de la Crispaciòn






Es una crispaciòn, no es la vida.

No es una clarinada, màs, anuncia 
al hombre despuès de vivir en medio
de su espìritu.

No sè si sea natural, pero es parte
de la naturaleza.

Un oràculo que se resiste entre nosotros
sin que haya sido interpretado.

Nos sitùa frente al alma, pero el alma
debe tener un àrbol donde suspenderse,
un campo de alambradas donde 
seguir hablandose.

Pero ello no acontece. Acontece lo
que llamamos profano. El mal toca las cumbres
y posa sus venas en otra muerte. Una 
ligada en absoluto a la magia.

Acontece, como una oscilaciòn. Sin naturaleza
alguna de proeza, sin embargo no entendemos
porquè su corazòn se desvanece.

Ni entendemos porque la conciencia
de esa crispaciòn quiebra entre mil lunas
su silueta.






La Inspiración y la Nuez






La inspiraciòn es un patio de oboes.
La inspiraciòn teje segùn la intensidad y algunas
veces...
Toma los pergaminos de hielo asentados dentro
de una caravana.
Es una amapola evanescente y celtica
a pesar de los desmanes.
De la hojarasca y la consulta del fluor.

La inspiraciòn es adolescente y busca tecnicamente
en las tautologìas. Padece de esquizofrenia
sì y sòlo sì sus maleficios no se borran.

Es una resaca al borde de una sonata.
El versar de una cresta con su borealidad hipodermica.
Es muerdago junto a una criatura o a lo mejor
es elixir con alma marina de pobre rebeldìa
entre la exaltaciòn y sí es asi
me pregunto por la sencilla tragedia de sus aires.
De sus interrogantes por los àrboles.
De su gallos y entarimados. De su voluntad
a pesar de los faros o los monumentos 
a los riscos, cubiertos por cartilagos. 

La inspiración no es una platea.
Es un cine doblado en el eco de la tradición.
Tampoco un  poeta que se desnuda pensando en un himen
a 40 grados de temperatura  debajo del pantano.
La inspiración es una nación procesada en las nucas.
En el prodigio de una nuez.

Donde a veces la inspiración es su cascara.






Poesìa





El pensamiento huye del mar.
Del transfondo y el sueño donde se apila
el aire de manera religiosa. Semejante a una estilizaciòn.
A la sombra del crucifijo en la amalgama. A la ediciòn
de una nota particular en los muelles
que derivamos hacia la cota lejana de un horizonte
cultivado por el barro.

La multiplicidad insinua astros erògenos. Profugas
alegorìas del rìo e incluso un planeta lleva en sus fronteras
luces de ortigas. Subrepticios incienzos
infinitos.

Enlaza un fruto el paradero del manantial
a una calle. Los forasteros son
brillos o soplos con opciòn a un paciente
o el solo del amanecer en mi craneo
sin ninguna versatilidad de cirugìa ni transito
del redil a una manada

Menciono en una enciclopedia.
Comprendo al hacerlo el cronograma del helio.
El invàlido tamaño de la historia es mìo
en menor medida que la magnitud.

Dejo a la carne dilatada en esa humedad
que trepana el hierro y buhardillas
entre idilicos nombres. Desato aquel que se
extiende en un lunar con el presentimiento
disfrazado de camino.

Y entre criaturas de agua
algo desenfrenado y vacìo se ciñe sobrenatural
entre su propia percusion.







El Peso del Invertebrado






Esta mañana posee otro color.  
Es el color de un invertebrado al adquirir
su peso.
Es el color de una asterisco sobre el 
logaritmo purpura de un eco.

Un color de invernadero.
De medusa e inalámbrica profesión.
Tacto de sobriedad inusual con las pupilas.
Un fenómeno encerrado en
un evento.
En las carpas ciclopeas de los estrabismos
y los marsupiales.
Color de exorcismo y fuelle.

Esta mañana es un color de asfalto en la mente.
Una expedición al borde del oceano cuando nos
faltan las iglesias y sienes.
Un recogimiento de helecho.
Una carta de poncianas.

Y sus facultades llegan con ordenes rigurosos:
Una lampara con fuego de metal.
El origami en la ráfaga.
La continuidad
de una bolichera cuando
duermen los peces y los minerales
dejan a las agujas atravesar
piedras oceánicas. Los modismos. Ese espectro
que dibujase en el coloquio. La savia 
merodeadora de una poética.
Sinónima de verso en la
energía de mercurio 
y sus opalismo
como una
inercia descollante.

Este día es un acento gris y no por
ello...No por ell déjamos que broten 
las escamas en una 
figura de harina.

Transformándose lentamente 
en el peso de una hiena.










                                                                        

miércoles, 6 de agosto de 2014

Lucidez de un Devenir





Conciente de una palabra mientras es escrita.
-no antes ni despuès de ella-
Lucido en el pliegue del devenir, para seguir
caminando.

Y bajo la enramada las coincidencias. Un arbusto
pequeño llevando mi conciencia a una matrìz, donde
creamos overoles.

Conciente mientras es escrita y los coeficientes
de mi vida se hacen diurnos como un sargazo.
Tambièn nocturnos completando asi su
naturaleza.

Lucido por màs que la lucidez sea a veces una
premoniciòn en la continuidad. La madera de papel.
Una mariposa terrestre donde una lampara
empieza.

Crecen las habitaciones. El ritmo del llano en 
los quistes. El monitor con escencia de 
mecanizado prado. Las feromònas del estìo alargan
una estela de su espìritu en el invierno.

Lucido en el devenir y en la lucidez, fue 
escrito.

Y para que la conciencia del escrito llegue
hasta la memoria del verano y en èl
se desvanezca. 











Policromo-Aleatorio






Quizà en alguno de los escritos la dimensiòn
donde moras te hace postmoderno.

Y nosotros amamos las citas quimicas de lo
neoliberal por conjunciòn. Nosotros encontramos
un alfabeto para ir a la sombra de una cebra
buscando un caballo. Todo esto mentando
lo postmoderno y neoliberal ya dice
algo de nosotros.

Pero quizà eres postmoderno por fidelidad
a los funerales y en algùn punto de tu amor
la epifanìa de un canto menos honroso que el de
una frontera, te recuerda a las hienas.

Quizà si recordamos es sòlo por prologos
y desasosiegos.

Tal vez lo eres por algun naufragio.
Por otra coherencia con las brasas. Por otra
versatilidad con los esquemas. Por otra similutud
que no he podido liberar entre las cosas
por mi escazes de idolatrìa.

Sistemas de hiel y entrañas donde seguir viviendo.
Anàlisis de huesos y andas ahora entre
velas.

La hoja junto al papel quemando un mundo
muy pequeño como para mirar el hemisferio
y saber que escribir un poema es un ruido
muy politico dedicado a la antropologìa.

Y a lo policromo-aleatorio.





Husar del Mar






Habìa oido al mar.
Poseìa ramas igual que cualquier alamo.
A veces era distancia.
Resplandecìa en las lagunas porque en ellas
se sigue batiendo alguna de sus formas primitivas.

Habìa visto su viaje de adviento
entre la palastilina. Los dìas pasaban y escuchaba en
ese mar una palabra de muselina y fiebre, el comportamiento
de una rotaciòn cretacea. 

En ese tiempo 
los dinosaurios no escribìa poemas
pero conocìan los lienzos y las curvaturas, la brisa que
hay en un homònimo. La civilizaciòn donde los ciegueñales
se buscaban diluvianos, entre gnosticos
acromiones.

Se dilataba entre atmosferas sin gravedad y señales de 
helechos tal oceano. Limpiaba el aire de 
inmensas serpentinas; con frecuencia de onirismo.
ambièn como ese mar
pienso que hay regiones cual presagios 
que indican sin fascinaciòn
a què noche pertenece el cardumen. El sino de 
una escollera bañada por el devenir y el simbolo.

Un primer simbolo hermetico en ese mar
buscando un ente 
un sol proposicional de cuadrigero.

Un solitario husar sin generaciones.










Imàgenes de Acrìlico





En un sentimiento empujado por 
una corona, la sensaciòn muestra un
idolo.

Las fabulas rotan hacia santuarios
de musgo.

La hiel forma el ancla de antepasados
espejos.

Sobre lo indòmito
las muestras de sed son victimas del
acrilico, verdugos de sus propios 
eslabones.

Nibelungos de hierro suben a las 
gaviotas. Un canto de insomnios entre 
las proas del viento, determina
llegadas de miscelaneas.

La tentaciòn sube a los liquidos
como una sombra de fulgor reconquistada
en ningùn yelmo.

Universidades de fraguas
toman el perihelio de los ojos en una paloma
y sus acertijos caen entre fonèticas oscilaciones
de treboles.

Climas de exodos descansan sobre
panegìricas vibraciones.

Temblores extraños de espoletas derraman
volumenes y frisos con sonidos
de anatemas.

Eximio el travesaño que rompe un patio. El
coral esparciendose violentmente
en los geranios.

Con esa sensaciòn de orden espumoso, con
esa sensaciòn detràs del espìritu del espejismo
en una ribera...

Y su sentimiento empujado inutilmente a los
idolos.








Estrofìsica





No conocemos la regiòn del ejercicio.
Las valla blanca sobre la tibieza.
El vinculo hermafrodita de la pantera
con un rumiante.

Ni el esbozo romàntico y clasicista de
la noche prodiga en verdes
quiromànticos.

No conocemos el porquè de la piedra
labrada con anterioridad por el roce antepasado
del ciclope. Tampoco el libreto donde
los dìas del adolescente se extienden hasta los
vidrios en busca de mariposas sin vertebras.

No comprendo el papel del lenguaje entre
la providencia, pero existen casos donde el
ser de la palabra avanza hacia la uva
convertida en parapente.

Cuadrados como la nube y la yesca.
Nocturnos de himenes y rapsodias.
El brillo se seca ahora como una nota industrial
llegando a los muelles.
El sol presiona el seno intelectual de los
racimos.
Las estellas son lacrimògenas.

Una fotografìa de agua encerrada
en una puerta se transforma en la velocidad
del geranio. Una huella recoge su ballesta. Sus 
cabellos diseminados en las nucas. Omniscientes 
pinos unen insignias descoloridas sobre los
acantilados. Manifiestan los oceanos
su litro de medusas en templos
de andanadas cristalinas
como lo remoto.

Y lo infinito es visible....









martes, 5 de agosto de 2014

La Transparencia de las Focas






El prisma circula entre andanadas.
La transparencia en èl sigue a las focas.
De excursiòn en excursiòn llegò a ello.

Me registro en uno de aquellos telegràmas
que en apariencia describen otra cosa: un mensaje
obviamente, una estela de una flor sin dudas, un 
recipiente donde un meridiano descansa como
si fuera de agua. 

Tomo mi identidad nuevamente de los abedules.
De los papiros sin esqueleto y las frases que desde
la soledad no se reencarnaràn en una sentencia. Tomo
lo sobrenatural en ello.

Salgo del mar hecho de techos.
Del eponimo en la sien del autista.
Del edipo ecuestre en los nùmeros del vidrio
cuando el cristal deja el simil.

Y alguien en lo màs profundo de tu ser
te dice que tambièn es una rosa.








Poema








Ceremonioso el vuelo.
Lleno de sepulcros como el silencio donde
la noche empieza a conjurar su nictalope.
Ceremonioso y mitico en la claridad o
el resplandor. Destello que llega
desde los perdigones despuès 
de construir en ellos un amuleto.

Ràfagas adivinando el ùltimo salto del
corazòn, El nombre marsupial y arenero del lago
sin resistir al anàlisis de una vertical
pues alguno en algunos de sus
puntos empieza a gestarse
la curva del planeta.

Pero seguimos diciendo que es horizontal.


Y no nos damos cuenta.







Los Limites Violetas





Podemos sugerir que el violeta no es 
el color del trueno. Impulsar la leña. Recordar
bajo el agua. Rozar tirabuzones.

Llegar a una maqueta
con antonomasias en los cabellos.

Tomar y encerrar bajo la tierra como
si fuera una semilla, aquello que 
quiebre toda superficie.

Entonces veríamos un tallo.


Y podríamos alternar con la perspectiva de un
hormiguero. 

Con un invierno lleno de anfitriones donde
deja de transformarse una citara. Podemos creer
que es una lluvia de acido por ejemplo.
Y todo acido no conserva por
mucho tiempo una 
citara.

Inevitable, buscar una imagen comercial que borre un
archipielago. Una imagen que nos hable
de isocronías y virreyes, semejante a una boya.
A un día sin color de otras épocas.

Plantar un moluzco sobre los ladrillos. Ver la
llegada de algo sagrado entre las 
conchas y platanos.

Tomar el mismo camino diariamente
hacia aquella perspectiva, pero afirmando que
ya no es violeta.

Y el ser del sugerir, tendría distintos limites
para descubrirse.








Cotidaneidad






Hoy irè por los relojes.
Caminarè tranquilo sin un papel en la
piel.
Oirè las bocinas. Vagarè industrial.

Tendrè al mar como una visiòn que 
jamàs termina de extenderse.
Intentarè buscar entre sus pensamientos.
Me animarè a idear alguno.
Uno que siga  creyendo en la tierra como
una ceniza.
Un pensamiento que deje de dormir entre
las alambradas.
Que aprenda a escribir con sus espinas 
como lo hace la vida.
Un pensamiento con el destierro que tienen
las cosas.
Con sus suburbios, sus animales. 
Que complete la hora del mal con la misma
desesperacion que completa un instante de belleza.
Hoy serè un forastero.

E irè por los oidos porque allì
son selladas las suertes de los manantiales
y existe un sabor de irrepetible polietileno cuando
sucede. Hoy sòlo intentarè ver la mirada
del vacìo cuando catapulta su vacìo.
Cuando lanza a los bordes
eso que se agita entre las serpentinas con
el tacto aleatorio de rojos paises
en la continuidad o
o los leñadores donde vibran las
màs ajenas colinas.

Hoy tensarè mi vacìo.
Me sentarè en las pautas o anhelidos
porque es posible que desde ellos pueda
ser tensado como lo hice nunca
y esa tarea de logistica personal
con un laboratorio
tendrà que mostrarme que clase de
dìa es el que deja atras el arpegio
cuando es siseo hermafrodita
al talar el agua.

Hoy atravesarè eso que queda de nosotros
en una fragua. Y al hacerlo
me dejarè engañar una vez màs por la
tristeza, su sabor salado me dirà que los objetos
no son sòlo una reliquia
o la quimica de la cosmovisiòn
entre los planetarios. Tal sabor debe equlibrarme
nuevamente en el cuello
de una jirafa. O en el torpor
de la libelula
cuando empieza un safari.

Hoy buscarè un pensamiento.
Me convertirè en aprendiz por ello.
Escencia de los dìas paganos y lucidos que
siempre quedan bajo las estalactitas.

Y tal pensamiento no brotarà de una invitaciòn 
a los cometas, una que 
logre tocar un suburbio con los rìos que
exhiben en los rostros sus animales,
porque no logra tocarla.

Hoy irè con los pequeños precipicios
que logra ofrecer un helicoptero.
Hoy describirè las cintas.
Los oleoductos y la x de una tijera al cortar
una uva.
Y en ese pensamiento creerè que una laguna
es solamente un exhalo.
Y las orillas en donde nos sentamos para 
beber de ella, nuestro crimen.










lunes, 4 de agosto de 2014

El Iman del Sol







Camina el sol con su imàn en la boca.

Inmanente o sideral como 
lo làcteo. 

Camina con partìculas grises.

Camina con auroras trasatlànticas.

Tomando parte del destello o un conjunto
de sal en el sueño màs profundo de 
la boca.

Recorre el sol los mensajes de idolatrìa en
el pelo.

El lenguaje sin biografìa.

Las cuentas con ideogramas y graffitis
subdesarrollados. Propios en cualquier proceso
linguistico del cuello y ventana. De la pìel y marcas
que algunos relojes llamaron cicatrices.

Camina acompañado de un angel con su perfil de vidrio,
lleno de encrucijadas. Su insomnio en ese punto
alcanza un discernimiento.

Se diferencia del sol porque no tiene sabuesos.

En sus prismas vagan dinosaurios.

Se diferencia del sol porque no tiene imanes 
en su boca.

Y como todo en la existencia se posa en los crepùsculos
buscando despertar en los labios.





Antropomorfimo Fosforescente







Misteriosas espinas por donde el rascacielos 
deja un poema.

Grandes cabelleras de aristas entre frisos
y megalitos.

El testimonio del llamado en una galería de 
fiebres.

La página autóctona y la conmemoración
de las raices.

Los uniformes de plasticidad en los rincones
de la brea.

La deformación de polietileno en el atomo
del bucle.

La nube rosada en una nebulosa digerida por
la rana.

El juicio del yelmo anhelado por la estaca y 
lumenes de vidrio.

La similitud del horizonte en cualquier hoja
del trapecio.

Y en los arcos de una garrocha, un acantilado de
alevines.

Acontecimientos de ritmos ultravioletas siguen
a las nubes.

Antropomorfismos de platanos fosforescentes
con un gesto.

Larga antiguedad del coral en los patriarcas
amarillos.

Retóricos cascabeles, dan paso al fin de las
bandadas.

Como una mancha de semántica en la planta,
brota un gamo.

Semeja nigormantes de hierro en el regimen
de una caracola.

En cuyos limites una bujía da paso al enigma
y su secreto.











Canto






El estambre duerme sobre una brisa de cobre.
Es florido el apogeo del manantial en
un estadio, tomo aquel antes
de una balada
ensortijada en el estrepito
y asomándose a una
cumbre descolorida.

La piel desaparece entre pàginas de lluvia
disecandose como un aliento. Preparo el agua
para un anochecer de sentidos. Alguno me dirà 
en qué parte la silueta es de orbes. 

Fiebres de polos
marcando lo austral y látigos
como la aurora reciben el soplo 
de ese anden llamado granito
de esa esquina llamada conjunciòn,
en ésta, planos de hombres y cemento
vuelven a ser dimensionados.

Los horizontes nos hablan como desde una 
voz escondida, citada por el arte.

Los libros son tempestades de un
adolescente con los grillos enamorado
de las sienes.

Desde ella no he de desbordarme estrúcturan
las sienes. No como un pensamiento.

Sólo lo hará en amaneceres con ese mismo
pensamiento una idea.









domingo, 3 de agosto de 2014

La Soledad del Verbo






El verbo elige su soledad. Elige su soledad y el universo
ofrece un parque para ello. La vibraciòn de un solfeo con
formas intempestivas en la hierba. La vibraciòn del soplo
en el follaje con un arnes antiguo en su boca, colgando entre
otras cosas inmensos dromedarios. Simplemente
preguntàmos còmo llegò un dromedario al
follaje.

Elige. Yo deberìa tener un puente para explicarlo de
otra manera. Un puente que pudiera ensayar cosas distintas
ante la caida de toda naturaleza. Incluso deberìa participar
del caos y sus aminoacidos en ese puente, en el cual
un hombre aprende a amarrar un botìn pero no
a desatarlo.

El verbo crea su soledad.
Lo hace desde una emanaciòn.
Desde una interpretaciòn casi amarilla de la nieve.
Con su cabeza ortopèdica el verbo elige y es una capacidad
que interpretamos porque no comprenderemos.
Es una capacidad que mira un palacio
donde un chacal confiesa acadèmicas leyendas.
La historia del calcio.
El pronombre de magnesio fugando por la hiedra.
El verbo crea y es creado segùn industria y estadistica.
Duerme solo.
Habita paredes. 
Muerde uñas y basicamente es coloquial
porque se hiere.
Y ante la insistencia de los barcos el verbo no puede
explicar esas heridas.
Son otros origenes dice.
Solo las formas de quedarme solo.

Es entonces cuando volteo y me digo que fue
suficiente. De nada sirve haber vivido como màs que
una existencia en su mundo. Y tomando
una alegorìa lo abàndono...

Sòlo consimo mismo, es posible que tal verbo
tome Troya.







La Intensidad del Cipres





La intensidad va cerrando su ciudad en un alfiler.
Los cipreses del simbolo se apagan.
La desesperaciòn corta los vuelos de un ala
sobre un funeral distante. Despierta el que duerme sobre uno 
de los papeles donde no vivirà la palabra. Despierta aquello
que dejaste de comprender para que vivieras. Un signo 
quizà, desvanecièndose en la aurora, como un
rosicler.

Abrazo una flor donde la antiguedad es de escarcha.
Camino con la melodìa que se borraba en el ladrido 
de un animal. Observo un conjunto de piedras 
mientras el viento tiene que separarse entre ellas
para cruzarlas: asi nace una rafaga.

Te veo. Estàs en un pedazo de àrbol que es organizado
por el eter ante la llegada del opalo. Te veo: Sigues
con aquellas propiedades que te guardaron indòmita 
para la llegada de ese dìa donde ya nada serìa
posible.

Y esa especie de soledad en tu rostro,
me hiciera comprender de que muertos verdaderos
està hecha la vida.







Poema







Cuando llegues al mar, seràs finalmente de agua. Serà riguroso.
Tendràs la organizaciòn del hecho borrado por la percusiòn.
Imaginaràs clases de àngeles en todas las hojas.

Crearàs dìas de vainas o planetas encerrados en ellas.

Cuando llegues al mar, tendràs que alejarte mutuamente
con tu sol de plastico.
Diràs que el fuego no quema una vez màs para engañarte.
Abrazaràs el comentario del bolìgrafo.
Tendràs como parte al iòn pero eso serà todo. 

Anda acostumbràndote a precisar la duraciòn de la
tinta de tus lapiceros.

Anda habituandote al calor del lapiz en tus dedos
porque no habrà nada màs.

Toma nota del vuelo mas inusual entre la gravedad
y que no sean pàjaros.

Rota segùn las leyes del juicio en 
nombres de crimenes absolutos como las
estelas.

Toma làtigos como el acido para fomentar
el curso de la tiniebla segùn la oraciòn supersticiosa
de una abeja.

Vence al curso de la tempestad porque ella
lo hizo en algùn lugar de la naturaleza con los vortices.

Cuando llegues al mar espero que todo en tu corazòn
haya tenido la fuerza para vivir sin ello.

Y todo en tu vida sea la existencia del soplo
que en el aliento de su soledad tan sòlo debe pronunciarlo.








sábado, 2 de agosto de 2014

Llegada a la Astromelia







El geranio divisa la aguja. Hablar de ella
desde un resplandor es divisible. No como 
un nùmero.

La estètica busca su cerebro de barco.

Su casa inmune a los topacios. El riachuelo
se tropieza nuevamente con el cipres, asi
que al arquear su curso, el parpadeo de 
un hombre lo espera. A tal parpadeo lo sigue 
un buque de amoniaco errante en una estela.

La sed duerme, romantica y desgraciada como
un mito.

Piras de barro se mecen entre las ensenadas
con vaivenes de aqui a un planeta
estremeciendose.

Trances de iridios entre escatologicas imagenes.

Trances de leña y oraciòn con suburbios
violetas.

Extasis como el evento del juramento en
una muselina o fragancias
de porcelana con antiguas profecìas de helio
digeridos por el polen.

Salvas de lluvia como un lenguaje 
esclavo. Periodicidad de crotalos en el
artificio del himen donde
la sensibilidad eleva el acero una y otra
vez.

Hasta tocar la astromelia.








Estadística de Hominido






Esta imagen de orificios de aire por
donde pasa un ave.
El trapecio en él tan estelar como una flauta.
La composición de un sustantivo en sus
sienes.
Esta imagen de orificio de aire
con relampagos.
Su plantel de oboe. La estadística del hominido
en su nuez. 
Alguno de sus papiros se ha desplazado entre
los edificios. La ciudad lee en ellos.
La ciudad separada por avenidas.
El anidar del tropo en ellas.
La historia del caracol en una de sus lunas 
buscando sus raices.
Y sí esa ciudad tiene lunas, también constelaciones.
La imagen en ellas trae un arqueologo diferente en 
sus manos. Todo ello
en el tiempo.

Un tiempo puro y vacilante
que encaramado en uno de sus puntos nos
dice que es de brea.

Un punto de flor y desasimiento: da igual el megáfono
ahora, sostenido por un abanico junto a morgues
de abedul. Y en tal abedul la luz
es sonido. Y el espacio no
es tiempo.




viernes, 1 de agosto de 2014

La Flor Numismática







Me sentía unido a esta oración.
Al poder de su evolución.
A generaciónes de simetría en ella.

A su ecuación más aleatoria en el alba,
aquella que prolonga la dirección de poligonos
y tridentes.

Como reacción de perpendicularidad, abusé del
tomo común en los gallos, cuando parten hacia
un digito, cuando se atiborran
en las bibliotecas.

Pregunté a la abstracción de qué manera los
cabellos son enlazados a una flota
de emperdibles rozados por una aguja.

Busqué la afinación de aquello que vibrando
en la ráfaga, anuncia perpetuamente neologismos. 
Incandescencias o éxtasis. Firmamentos de monederos
como un límite
donde otras calles después de lo que han marcado
tales límites son esbozadas. Todo esto
es alternado también mientras soñamos.

Es alternado, sí.

Ello lo confiesa una numismática flor ahora que
en una parte de la realidad
algo de mí se mantiene en aquel sueño.