sábado, 29 de septiembre de 2018

El Destino de los Zodiacos





Si la estrella volviera a esa calle.
Si la estrella volviera a esa calle donde vivimos.
Qué haríamos. Me pregunto.

La pregunta por lo general tiene la capacidad de 
sobrecogernos. Ese es el primer paso que da el misterio.
A través del sobrecogimiento camina.

Pero el misterio es como una intuición por la cual
el devenir nunca pierde su relación con el oxigeno.

-!vaya pulmones¡-

Pero si esa estrella volvería a aquella calle.
Y luego -igual que ayer- ascendiera por tus prendas hasta
llegar a tu cuello.
Y desde el mismo enumeraría -en una especie de
narración- las cosas que vagan por el infinito.

Si tú pudieras afirmar nuevamente que ello es
lo eterno.

Si yo lo escucharía.
Si pudiera volver a escucharlo como se oye a veces
la sombra de una palabra.

-con esa mágica fantasmagoría incrustada en cada
uno de sus puntos-

Si los espectros no tuvieran que esforzarse tanto para
saber que están allí colmados y extasiados.
Llenos de pubis y a veces de ubres.

!oh si la estrella regresaría a esa calle donde 
alguna vez tuvimos hambre o sed¡

Y volviera a decir -como entonces- millones de palabras.

Y tú y yo después de quedar dormida en tu cuello
sólo pudieramos coincidir en una cosa.

Que con su partida de una de las constelaciones.

Una figura de los zodiacos irremediablemente 
jamás volverá a ser la misma.




viernes, 28 de septiembre de 2018

La Dialéctica que hay en la Sangre





El viento posee una muchacha en el pelo más no lo sabe.
Todo lo que queda parece celeste o azul.

Realmente no hay manera de saber si todo aquello 
que queda es realmente celeste o azul. Asi parece desde
la distncia.

Lo cierto es que el viento posee una muchacha en su
superficie. La muchacha además lleva un carbón.
Nada en el universo puede afirmar lo contrario.

Sus ojos de carbón llevan un iris de acrilico.
Una dulce barbarie de milagro destruye la realidad.
Bueno. Se necesita poco para destruir la realidad.
La existencia de determinados objetos por ejemplo.
El sonido de las barajas dormidas en una
encrucijada digamos.

Se necesita poco. Un pájaro. Un prologo donde
la mgia recapitula el viraje de las entrañas.
La dialéctica que hay en la sangre.

Veredas de carne en este viernes de sueño con
algunos sobrevivientes.

Con esquinas donde los astros comparten inicialmente
su llegada a una vereda con la esperanza de alcanzar
el pavimento.

El viento. La muchacha en su pelo.

Pero ahora que el espacio empieza a separar esa imagen
vuelvo al tiempo.

Casi con desesperación.

Sólo para pedirle que siga engañándome con esa 
ilusión.






Conservación de Dramas y Tragedias





Los puertos están allí.
En esta aurora primordial.
Aún despiertan en su memoria la imagen de
los navíos alguna vez atracados en ellos.
Todavía conservan sus dramas.

-claro está si es que los tuvieron-

Los puertos se encuentran allí porque en ese 
tiempo -como ahora- todo era trágico.

-o al menos eso se creía-

En todo caso había algo que vivía con desesperación.

No era una melodía.
Tenía un rostro y caminaba por las cavernas con
un mito dorado en sus ojos.
Parpadeaba y en ocasiones colisionaba con el
espacio.

Nadie comprende todavía porqué.
Nadie se lo ha preguntado asi que nosotros seres
febriles y evanescentes vivirémos en la posibilidad de
infinitas respuestas.

Es lo que sólo a veces podemos amar.

No hay otra cosa.

-eso puede ser o no desgraciado, en el fondo creo que
lo es-

Ni siquiera el hecho de plantear de manera coherente
una pregunta  -definitiva-  para que toda infinita posibilidad 
de respuestas desaparezca.




jueves, 27 de septiembre de 2018

El Viento -lo creo fervientemente- aún era de Trigo





El pétalo se hallaba dormido en una de tus manos.
Al igual que tú sobre la hierba.

Tal hierba evitaba que tu cuerpo se sumergiera 
entre la misma.

-Sí. Lo sé. En ese tiempo -menos que ahora- buscabas
las raices-

Era un día cualquiera de espejismos. De aquellos que 
trotan al lado del carbón. Siempre en el carbòn.

La luna se encontraba en tu cuello y te decía palabras
secretas. Como eran secretas jamás las pronunciaste.

Yo las busqué en el misterio tanto como
ahora las busco. Lo hice durante siglos. Pero llegué
a otras. Las mismas me condujeron a inutiles
poemas.

-no todo nos conduce a inutiles poemas, no todo-

El viento -lo creo fervientemente aún- era de trigo.

Tus cabellos tenían un rigor azabache.

-tú confesarías después que lo robaste del horizonte-

Pero en ese tiempo lo sabìamos.

Aùn ahora lo sabemos.

Con ese tipo de crimenes no se pierde el cielo.





El Perfecto Lugar






Recuerdo que el ave no dejaba ver sus parpados cuando
llegué. Ahora lo hace.

Busco el principio de un pensamiento -pero eso es tan
relativo- tanto como su fín.

Las manadas son como hordas a lo lejos. Yo no digo que
no se sigan pareciendo a aquellas que vibran en la realidad.

Yo no sostengo cosas que se repiten como el sonido de una
bocina. 
 -los únicos capaces de sostener ello son los automóviles-
Yo creo en el latido que se incrustó por un segundo 
en esa bocina.

-ello pertenece a lo verosímil, más que cualquier otra cosa
en el mundo-

Recuerdo las palabras que se despedían de tus labios.
Lo hago a diario porque mi intención es que esa imagen
nunca se desgaste. Espero que no sea nada más que mi 
intención.

Mira -puedes hacerlo- el navío en el hemisferio aún
cierra sus ojos buscando encontrar sus lágrimas.

Al igual que yo pregúntate qué profunda tristeza esconde
en su oscuridad.

Y porqué las sombras y penumbras son el perfecto lugar 
para encontrar su dolor.

Igual como lo hacen nuestras heridas.




miércoles, 26 de septiembre de 2018

Desasimiento Formal I





El invierno como una supernova en la
arena alimentandose de las dunas.

Un circuito de equidistancias a mi derecha
pero a la izquierda si interpreto el espacio también
es lo mismo. Más equidistancias.

En todas yerran los hombres.
Más apurados este día en relación a otros.
Una gota de pus cae de sus labios.
Memorablemente o no también es denominada saliva.
Diálogo. Cinta o cuaderno donde
vira la especulación igual que
un sagrado jabalí.

Pero no importa.
Es desasido el lenguaje en las puertas de 
toda raíz y en sus almanaques los circulos allanan
encrucijadas de brea como si
fueran cometas.

¡Algo más hay que saber?

Digo. La ráfaga helicoidal y no-fusiforme que 
desciende del rostro batuteada por una hemorragia
o una envergadura invisible
que la carne en los labios -no sé cómo- vuelve
a transformar en palabra.

En verbo con muchas -demasiadas- intermitencias.

-¡conocerán los cisnes de ello?-

Las corolas.
Esos seres que conocí en el prólogo
de las hojas.
El miedo oficial de los cuchillos al penetrar la carne.
El aliento con que los pseudonimos llegan 
al mar escalando poemas 
de arena.

Desde los cuales todo es inutil.

Podrás ver desde ellos las olas.

Pero jamás sus estelas.





Legado de un Buho





El legado del buho sobre exactas dianoias.
Inspirado por un ancla de carbón viaja hacia las
amapolas.

Ahora
el recuerdo es como un perpetua reminiscencia
que se cifra entre otras imagenes.
Una xilografía en la mirada de un vagón.
Incluso puede ser el reflejo de un tallo sobre la luz.
Es probable que sea el movimiento de un ala cuando
su sombra se ondula sobre la superficie.

-el ave vuela a una cota no muy alta de la superficie-

El viento mientras tanto se enlaza a las regiones
con opiniones llegadas de los vivos o los muertos.

En comparación con la brisa es un astro irascible
que muerde una uva. Que muerde el contenido de un trópico.

-debe ser boreal para que pueda suceder-

Debe encontrarse en una primavera donde el frío no
deja espacio al calor pero no por mucho tiempo.

Por la espesa neblina ya se filtra un ryo de sol.

Oprmiendo -por ahora inutil- esperanza del verano.








martes, 25 de septiembre de 2018

El Espacio al Llegar a las Entrañas




El espacio empieza en el pico de un pàjaro.
Tal pàjaro piensa que el espacio termina en su cola pero
no es asi.
-en esa cola se agitan serpientes emplumadas; ello origina
otro espacio-
Lo de fìn y principio espacial en el pàjaro es una paràdoja.
Todos en el universo -hago hincapie en el universo- lo sabemos.
Sin embargo la paràdoja es condiciòn de los objetos
cuando existen. Quièn sabe cuando no.

El espacio con multiples atributos de cera.
Comunicàndose a diario con las constelaciones sin que
podamos oir sus palabras.
Crucificando orbitas en los parajes del agua.

Entre la transparencia con relatos invisibles de sueño
donde alguien memoriza o riela. Donde las cosas cuelgan de
sus sienes un mitòn dorado

un palido iòn donde los griales
necesariamente cubren las alas de las
gaviotas de sangre

un crepùsculo, una idea piràmidal llena de pavor 
o miedo. De relatividades segùn la materia despuès de 
palpar el vacìo

o que es lo mismo

una nota infinita enredada en los poros de la piel

a travès de la cual el espacio se adentra en nosotros

para ser ahogado por las venas entre las
entrañas.






lunes, 24 de septiembre de 2018

Por Ejemplo




Todavía hay un parpado
en la hoja.

Muy cerca una utopía de nieve
reconoce una cresta. Un plano de conmoción
identificado por el misterio.
Una superficie de extraña conciencia.

Después la ruina.
El oceano que se adhiere a un mito.

La religión después de un astro
despertando en las bocinas del tiempo.

Entre las señales del espacio
el silencio recorre aquella que la soledad
convirtió en pelícano.

En urna de arcilla.

Temblorosa como un pájaro que 
se desvanece entre las pupilas.

Como una leyenda de eter
oprimiendo con desesperación aquello
que es perpetuo.

Una cola de oxigeno por
ejemplo.











sábado, 22 de septiembre de 2018

Herencidad





Poseo un cuerpo.
No tiene un tallo tampoco una raìz
pero camina por esta ciudad 
con un asta
y la materia que
-hasta cierto punto-
direcciona -digamos- un
albedrìo.

-¿serà este que llevo tan suprapersonal
y mayeutico?-

Sì.
A diario todo en las bacìlicas sucede
de manera profunda.
Incluso la serpentina dirige lo còmico
y teatral que existe
en una palabra.

-la verbacidad no està exenta de 
ello-

Tampoco la tristeza que examina
el gallinazo en mi encìa. Debe tener
algo especial para que aprenda
a aguardarlo cada tarde
con mi rostro de algodòn chino
y esas formales superficies
de dimensiòn india en el
pelo.

Poseo un astro.
Un mundo poco a poco enfermo y solitario
como una luz celeste que
se integra a
las clepsidras
con su suspirito de carne.

!Oh, sì de carne!

De inutil coeficiencia y artroprodos.
De absurdo caos que abonamos en cada vereda
con sudor y excremento.
De nihilismos semejantes a las ramas de una
mandìbula donde el rigor
de la piel 
vuelve a ser polisèmico
como alguna caracteristica de nuestros
ancestros.

Aquellos que crearon las primeras
tristezas.

-ten la seguridad-

Semejante a las que cada uno sobre la tierra
llevamos.







Re-Contemplaciòn




Con etiquetas de ensueño.
Con pàjaros de sudor que contemplan el frìo
-por decirlo- desde una cùpula.
En las reencarnaciones o los hocicos de
los sacerdotes
con -en teorìa- millones de escrùpulos
sistematizando siempre un copo de nieve. 
Que màs dà si es un copo
de nieve.
Que màs dà si es una
re-contemplaciòn.
El termino hay que decirlo sin ninguna pronunciaciòn
-porque es para nosotros mismos-
logra hasta ser un absurdo.

En ademàs la orilla
o un dado
-ya sin religiones-
donde la espuma llega a ser una bicicleta
y un cono sobre la delirante orilla
predica cosas inauditas como el gesto
o plagas de acrilico.

-cùal de los gestos, cùal de todas las
plagas de acrilico-

Entre langostas que unense a la
sensibilidad durante latidos de espejismos

-varados en las esquinas por una peninsula-
-por los cromosomas-

y el devenir del horizonte con algunas ideas
desprendiendose de un 
neumàtico
sucio y atàvico
como primigenios carbones.

Como primigenios solidos
con estalàctitas

arrancando primaveras a las colas
de los sabios.






viernes, 21 de septiembre de 2018

No Usualidad






No es usual.
Caminar a un espejo hasta incrustarnos
en èl.
Buscar un alfabeto que edifique o levite.
Presentar lo humano de un hombre en el ser.
Ese ser con desidia. Cotidiano.
Extremado. Colisionando o suscinto
en una prenda con muchas o pocas constelaciones.

No. No es usual.
Pàjaros ebrios tuberculosis se arrastran en
el verbo igual que catapultas doradas.
Piramides y nervios de un dìa inconquistable
en que la voz era un prisma
al cual asistìa aquello que denominabase
poesìa por un ladrido.
Siempre por un
ladrido.

No.
El viento edifica pianos nuevamente
entre las hojas porque alguna de nuestras palabras
llega a la locura llena de instrumentos
que preceden al caos.

A la industrializaciòn del vacìo.

A eso que comunmente en las galerìas del vacìo

No suele pasar.







Las Lenguas de Oxigeno





Los objetos que se encuentran definidos en una 
palabra. Aquellos que no. 

Los que de difuminan en las colas de las fuselajes
con un pròlogo purpura.

El minarete o la brùjula en la brisa con un
sintètico fruto.

El incognito amanecer en una de tus pupilas y en la 
otra -ahora lo sabemos- un crepùsculo.

La cresta evolucionando en una ola mientras
alcanza el lenguaje de la marea.

Las venas con elixires y la composiciòn del
neòn en una primavera donde emanan de la realidad
carbones con lenguas de oxigeno.

La noche al rozarlas vuelve a sostener que allì
empieza el gènesis entre todo aquello llamado divino.

Y pelìcanos de nieve entre las entrañas
confunden la naturaleza de ese gènesis con
lo sagrado.

Mientras tanto desde uno de los leviatanes
dormido en la playa.

Desde uno de sus craneos surge
el diluvio.









miércoles, 19 de septiembre de 2018

Llegada a una Metàfora





Siempre tenemos relatos de la fiebre.
Tambièn de ecosistemas.
De pàjaros industriales que emanan de
las sienes.
De un astro que destraba
o gira entre vòrtices de mandarinas.
Siempre hay alguien a tu lado con el cual el
oceano se vuelve màs pequeño.
Pareciera que sòlo en ese instante el oceano
se puede tocar.

Franjas y aristas en un boleto de aire.
Colonias y peregrinos que miran los ojos de una
abeja.
Violines de eter con una polilla en su cuello.

Siempre hay un crepùsculo que nos devuelve
el insomnio de una primera imagen con la 
que llegamos al mundo

Entonces tal imagen regresa a la palabra.

Y en ocasiones habla del invierno.

E incluso logra convertirse en metàfora.





El Mundo Infinito





Recorro los antiguos diccionarios del aire.
Bàsicamente intento alimentarme de sus estambres.
De sus crònicas -por decirlo- de polen.
De su -en demasìa- dòn hiperbòlico con juguetes de
neòn en la piel.
Son como ràfagas.

Camino porque sè que algùn dìa las calles que habito volveràn
a ser màs grandes. Serà la misma sensaciòn de cuando
alguien es niño y todo lo que le rodea no es 
el infierno o el paraiso.

Sencillamente es aquello que perdimos.

Y que algùn dìa volerèmos a ver como aquello
que realmente eran.

 Es decir un mundo infinito.

martes, 18 de septiembre de 2018

El Iris Ambar




En determinado momento habitarás
un interior. Eso significa que llegaste a las banderas.

A tu lado habrá unicornios. Perennes lapices
de cartón con que castigarás al humo.

La hierba empezará a formar su mitología
porque estará muy cerca de llegar al conocmiento.

Y si bien no todo nace de una mitología
en el caso de la hierba es indispensable.

Caminarémos porque los pasos se convertirán
en esa necesidad que empieza con los bucles
para poder rozar con las pupilas la distancia.

La distancia siempre será una hermosa y mágica
violencia.

En determinado momento que seguramente
nada tendrá que ver con el tiempo.

Ese tiempo que te habrá enseñado que sólo
aquello que se desvanece es perenne.

En el iris ambar del devenir.





Descenlaces de Pupilas y Jabalíes





En las pupilas habita un alias.
Yo he llegado desde los sufijos buscando
su fonética. Si gramática. Se sed
con la cual durante siglos
anduvo confundido entre las estrellas.
Es cierto. Ningún alias debería 
vivir confundido en las estrellas.
Eso bien podría ser para un
jabalí.

Quizá algunos de ustedes dira: No.
Ninguna de ambas cosas es valida.

Asi que hablemos del hambre ahora.
-ello es un poco material-
De sus catapultas.
De sus utopías.
De sus sintéticas capitales donde habitan
los hombres.

Hablemos también de las mandibulas.
De los nombres no-originales
con los cuales el poema avanza entre
el vacío buscando significados.
Tierras de algodón.
Premisas de ambar y vapor.

Monólogos de ambas en la tierra 
infinita. Cachorros de agua sobre un
monasterio de emblemas con
cuchillos
inspirados por una hoja.

Por una caravana de higados o
reflejos.

En las pupilas habita un alias.
Pero ello en realidad es algo que
debería estar ligado a un jabalí
y cuando no a las estrellas.

-ya hemos visto porquè no lo es-

Sobretodo aquellas que caen sobre
la tierra

hastiadas de formar constelaciones.







lunes, 17 de septiembre de 2018

Las Siluetas en las Palabras




Hasta cierto punto es verdad.
Lo verosimil es verdad.
Igual que un tautològico perro muerde
la silueta de las cosas.
Inunda la soledad de voceos.
De emperdibles cuyas siluetas en
alguna ocasiòn encontraron el sueño
entre la hojarasca.
En una aceituna con forma ambar.

Prologos noèticos que con sus 
labios fijaron estaciones y nervaduras.
Misteriosos aleteos que 
incomparablemente creyeron oir
el siseo de los intestinos.
En realidad eran los acidos.
El principio de una 
gastritis.

Hasta cierto punto.
El sueño es un espejo que recientemente
pronuncia un nombre y ello es
como una manifestaciòn 
erradicando inutilmente de la memoria
aquel manufacturado por
las sienes.
Por un legado industrial de camellos.
De arañas que cruzan el desierto
anhelando colisionar con
un pubis.

-yo sè que tambièn con todos los
rinocerontes del mundo-

Oh señor de las orgìas que cuentas
las mandibulas.
Oh soledad de este principio
y todo principio no es màs que ese 
diario final donde los carbones
fijan un cuchillo en el polen.
Un poetico mastodonte

una linea meridional
en el cual las brùjulas llevan
identidades.
Cuantificadores.
Langostas con osos hormigueros
en sus alas.

Y en los cuales desde mitopoyèticos
nucleos

-no es absoluto-

ascienden hacia inutilea poemas
las sombras que forman las siluetas de todas
las palabras.










Aproximaciòn Teorica al Paraìso





Un diàlogo entre los objetos puede ser
procolabico. Aquiescente. Cacofònico. 
Lleno de solsticios purpuras
donde el prodigio raspa en el vacìo
hasta tener la visiòn del pico de un pàjaro
durante un diluvio. Ello por la noche.
Tal diluvio tambièn es una mascara.
El lenguaje no puede decir lo contrario.

Pero el lenguaje es una gota. Un gesto
lleno de caravanas y forajidos
donde el amanecer mira en tu corazòn igual
que una manzana en el paraiso antes 
que alguien la muerda. No voy a decir el 
nombre de ese ciudadano aqui.
Creo que es evidente. Creo.

Todo esto lo inicio una serpiente.
No era una serpiente dada a las corolas.
No floreciò nunca entre las amapolas.
Nunca distribuyò mariposas pero
hay informaciones de que entre sus
ceremonias existieron millones
de libèlulas.

Desquiciadas. Errantes ahora.

Errantes ahora que vagan por el mundo.







El Diàlogo de los Objetos






Algunos objetos regresan despuès de siglos 
del oceano a la arena.
Nadie los ha visto.
Nadie ha contemplado sus ojos.
Sòlo sabemos que estàn allì.
Se sientan a descansar frente a una
fogata de noche.
Y cuentan sus historias.

Luego llega la aurora.
Y esos objetos saben que no tiene sentido
ir màs allà de la arena.
Allì los hombres han incrustado ciudades 
sobre la tierra.

-su viaje despuès de tantos siglos no
parece haber tenido sentido-

Y llevando en sus manos los diàlogos que 
forjaron entre ellos frente a una fogata hasta el
amanecer.

Regresan al oceano.







sábado, 15 de septiembre de 2018

Conocimiento




Ese es todo mi conocimiento: un rostro es amarillo.
Lleva un pàjaro en uno de sus parpados 
que es de aluminio.

Manguea por ser jaspe con desesperanza.

Conduce la armonìa siempre y cuando la armonìa
es frotada por el caos. No sè si ello es semejante a frotar
una lampara. No sè. Ademàs eso acontece en el 
desierto.

Sostiene avalanchas y caracteres de un buho creador.
De buho verosìmil-material como algunas objetos
o digamos àngeles aprendiendo del ambar
y de polinomios en la orilla.

Oh cuantificadores que me alejaron de la pena un dìa.
Oh recibimientos de eter que no pesaron a la larga tanto
como el dolor y las espinas. Sobre todo esas que
son invisibles. Probablemente hermeticas.
Hipotalamicamente procolabicas.

Tanto o màs que esta diminuta. 

Muy diminuta y dorada locura.




Envès





Està convencido del enves.
El otoño lo cita en el caso de la multiplicidad.
Frases poco notorias y alfiles caminan
por sus precipicios.

Pero. Tiene precipicios el enves?
Tiene dicotomìas en el pulso y en el corazòn
cuando observa una estrella
o la sombra que lo acompaña se desfigura
entre la realidad.

Se desfigura. 

-eso es absoluto-

Y como todas las cosas que se desfiguran lo
hace travesada por la luz.






viernes, 14 de septiembre de 2018

Los Demonios Màgicos






Quizà el espejo no sea amarillo ni busque
por la noche una corola. El asunto es que por la
noche lo hace.

Aquellos vestidos por daguerrotipos lo saben.
Esos que intuyen o pertenecen al ayuno con silabas 
amarillas en la boca.  Sìlabas a veces
cuantico-sobrenaturales.

-uno dirìa que tales silabas  guardan alguna 
relaciòn con  el otoño-

El otoño -por lo general- se caracteriza por rocìos
y hojarascas.

Por nombres contiguos al desasimiento.

El otoñó es un parpado a veces lleno de epifanìas
y que màs dà
si incrustanse en la transparencia llenos de carbones
edificados por mandibulas a base de nieve y grescas,
particularmente rosadas en el inutil talento
de una mandarina.De algùn relieve, fractal 
o pergamino.

Quizà el espejo. Tal vez o posiblemente en 
toda gramàtica el caos
recorre esa voz que agita
el infierno en nosotros
llena de parpados maravillosos.

De silencios donde lo divino vuelve a rozar 
lo atroz.

Guiado por màgicos demonios.








Igual que un Cometa Invisible




Reconozco el àrbol.
No siempre tuvo un color azul.
No siempre se alimentaba de astros.

De repente alguna noche grabè 
en su tronco las iniciales de un mundo
subversivo. Es decir posmoderno.

Lo reconozco.
Aùn es en varias de sus auroras industrial
y mayeùtico. 

Resiste en su pubis
igual que todo aquello que llamase reciproco.

Lo reciproco suele ser una 
garganta.
El filtro de un carbòn.
El idua màs iconoclasta.

En sus ramas las hojas que han
crecido este invierno no llevan las mismas
palabras del anterior.
No hay que ser adivino ni ir a los oràculos
para precisarlo.

Es -como decirlo- como un herencia
magnetica
eso de decir que otras palabras sugieren
distintos movimientos
y precisarlo colgado de
travesaños donde al amor
recoge estros y envergaduras.
Solsticios. Meridianos.

Es -en lo profundo- un mundo 
incontrastable porque està lleno de
cadenas inasibles en
sus hojas.

Un mundo errante dentro de
un misterioso infinito que verdea
y luego desciende hacia la tierra
hasta convertirse en
hojarasca.

Igual que en el infinito un cometa
invisible.











jueves, 13 de septiembre de 2018

Màs Allà de una Burbuja





Sobre un recorrido hay algunos postulados.
Un diagràma y una sintesis con que las astronomìas
inundan el sueño por la noche.  

Todos los que estamos sobre la tierra lo 
sabemos.
Todas las estrellas que yerran en el infinito
-me atreverìa a decir- tambièn lo 
saben.

-no sè hasta que punto ese conocimiento es marginal
o suburbano. No lo sè y tampoco es importante-

Pero màs allà de ello hay una burbuja.
Luego una primavera que en esta ocasiòn es de yesca.

No toda primavera lo es.
Generalmente estàn compuestas de bocinas y pàjaros.
De ministerios publicos y jueces.
-sobre todo de jueces-
Tambièn de puercoespines.

En un recorrido existen postulados.
Uno de ellos ha sido edificado por el hambre.
Otro por las crestas de una mandarina.

Seguidamente vibra otro lleno de cuchillos.
En sus racimos hay una veste colorada junto a una
piscina. Se encuentra cubriendo tu cuerpo.
Lleva una miga azabache.
La postura del universo en ese momento 
rota en la adolescencia
de tus ojos.

En ese tiempo tù pensaste que aquellas orbitas
jamàs terminarìan.

Tambièn lo pensè.

Y ese.

Es sòlo el maravilloso error desde el cual aùn
emana su magia.








miércoles, 12 de septiembre de 2018

Dos Cosas





Ella piensa que los objetos se mueven apresuradamente.
Que la materia posee otro devenir para crearlos
sobre aquello que denominamos terrestre.
Y es cierto. La materia crea las formas con otro corazòn.

Ella mira sus pensamientos porque todos volaràn
algùn dìa hacia los espejos.

-ninguno de nosotros lo veremos-

El sostiene que el sueño es un barco que navega
en el cielo lleno de arciprestes. En uno de ellos se
perpetua la luz.

Tal luz es orgànica. Proviene del hambre y de los
primeros vacìos.

Ella medita en la blanca transparencia con
que el oceano sostiene uno de sus sistemas.

-es el màs contundente-

Y el mismo enseña al viento y a las aguas
dos cosas: 

la primera es como construir sobre la superficie
del oceano una ola

la segunda es como enseñar a esa ola llegar
a la playa.







Como si Todo Fuera Distante





Ahora es distante.
Todo es extraño y distante.
Los nombres del aire se han convertido en 
humo.
Los pàjaros lo devoran.

Un rìo es de papel y otro de crestas
dialòga del devenir con el oceano.
Hay cierta ontologìa en esto.
Determinada metafìsica de carne
que duermen entre
ciegos automòviles y atomos
sobrenaturales.

-no todo atomo lo es, no todo acento-

Algo precede a un encantamiento pero
nadie puede describirlo.
Es como un cèfiro que roza la piel muy
temprano.
Un cèfiro batiendose entre la piel
intentando llegar a los poros.
Cada poro es una puerta abierta que
lo dirigirà hacia algo un tanto profundo en
nosotros.
El cèfiro lo sabe.
Las venas tambièn.

Ahora todo es distante.
Diminutos fenòmenos nos aguardan en
una cùpula.
El gorjeo es desplazado por el canto
de un gallo con una piedra en sus sienes.
La idea màs abstracta del sol
nace de un abundante conocimiento de
aquello que nosotros y los objetos
ignoramos.

Ese podrìa ser el principio de
la inspiraciòn.

Y de alguna forma lo es.

Ahora que aquella inspiraciòn
colisiona en todos los espejos de la
tierra.

Y no puede describir las imagenes
que se desprenden 

que se desprenden de ese dorado
cataclismo.

















lunes, 10 de septiembre de 2018

Los Multiples Ecosistemas






La luz como una escama
que a intervalos muerde el silencio.

El escrito interior en un cuchillo.
Ese escrito proveniente del corazòn de 
los profetas.

-esos que dicen tener visiones entre
las algas-

El maleficio antes del prodigio y la sed
del milagro en una intuiciòn
donde se agitan arañas.

La luz purpura. Los semidioses
con multiples ecosistemas.

El arnes en el soplo y en el cautiverio
de una mejilla el rostro
mostrando un inasible canto inviernal.

-canto ebrio de contradicciones-
-de parádojas-

El ambar en el parpado
pero no creas que es por el viento 
que conjura la magia en cada
uno de sus latidos.

De otra manera ese viento
no podrìa vivir.






sábado, 8 de septiembre de 2018

Urbana Poelasticidad





Hoy es 8 de setiembre.
Ayer fue 7 mientras dormìa en los parques.
Eso no es muy objetivo. Por algunas horas estuve caminando
por esta ciudad. Habìan pajaros y espantapàjaaros.
Escencialmente el dìa de ayer eso pude ver.
Escencialmente observè flores y fuì alimentado por algunas
de ellas. Comì pescado. Mordì los àrboles porque tenìan leche.
Lo hice al igual que ròmulo.
-no voy a  nombra a remo-
Bueno ellos fueron amamantados por los lobos.
-cosa que jamàs sucediò ni sucederà conmigo-
Ademàs yo no iba a crear ninguna civilizaciòn.
En fìn.

Hoy es un dìa diferente.
-todos los dìas lo son-
La temperatura ha descendido uno o dos grados
en relaciòn al dìa de ayer. Los barcos a lo lejos han sido borrados
por la niebla de este -digamos- profundo invierno.
La relatividad ha traido sus dientes y observo ello
como algo absoluto.
-no sè si lo serà-
No sè si las calles se encuentran en los filos de
esos meridianos que tarde o temprano se deslizaràn igual
que nervios sobre una amapola.

Pero ello por ahora es inasible.

Asi que mi tarea es seguir mordiendo los àrboles.

-todos los àrboles del mundo-

A ver si en el interior de los mismos esos rìos de leche
rozan aùn esa memoria de mì.












Naturaleza





Hay una casa en la entrada del puerto.
Pelìcanos y conchas habitan en ella.
Desde esa casa por la noche se deja escuchar una
voz.
Constantemente habla de presagios.
Un oràculo -atento a sus palabras- en ocasiones
piensa en esa voz.
-tal oràculo es un violìn que cuelga de una cola-
Por lo demàs algunas cosas son atàvicas.
Otras no.

Luego el mundo.
El mundo donde toda paràbola es
necesaria para ciertos antìlopes pero no
para aquello cuyo devenir es una
de sus manifestaciones 
sobre la playa.
Su nombre es naturaleza.

A la entrada del puerto existen unas paredes.
Forman una casa.
No tiene mucho sentido pero ahora sabemos
que en el interior abundas
pelìcanos y conchas.
En los ojos de tales pelìcanos aùn puedo ver
la orgìa de indòmitos atardeceres
donde los equilateros
alcanzan el desasimiento logrando
asi rozar una piràmide.
-no digo que los equilateros deben llegar al 
desasimiento para rozar una piràmide-
No. No quisiera afirmarlo.
Pero a veces.

A veces simplemente es asi.





viernes, 7 de septiembre de 2018

Mitografìa Individual






Veo el horizonte. La ciudad que se empina antes de 
èl desplegando edificios de trigo. Vellocinos y buitres
escoltando bandadas de humo.

El mundo se desliza lejano pero no para 
restar importancia a todo lo que es material o vibra
preguntando por las piedras. Es todo
lo contrario.

El absoluto pregunta a un velero por la escarcha dado 
su paso por el oceano. Alli donde las ceremonias tienden a 
oprimir su corazòn en el agua. En los rasgos que
se desfigura la espuma.

Veo el horizonte porque es reciente.
Porque desembarca lleno de ghetos en un espiral.
Porque su -por decir- poètica sòlo es una
encrucijada de adobes donde 
una amapola es 
cierta mitopoyesis
que llega hasta el amor o un màgico desprecio.

Un màgico desprecio con que a veces el espìritu
devasta las cosas.

Para encontrar un alma.






jueves, 6 de septiembre de 2018

Versiòn Fantastico-Marginal de la Conciencia





La conciencia es un lirio con determinada naturaleza.
Escribe en algun punto donde el amor relata la vida de las ademanes.
Incrusta el lado invisible de los sufijos en una alameda.
En un gesto. En una dada proclividad.

Recorre versiones siempre y cuando sean marginales en funciòn
de aquello que fijamos entre los astros cuando intentamos 
alimentarnos de eter.

-sòlo cuando intentamos alimentarnos de eter-

Podrìa ser un perimetro donde nos cuentan que los polos
no siempre son boreales o que la gravedad encuentra el flujo del
vidrio cuando parpadea en una fisica de trigo.
En una astronomìa de polen.
En una cascara donde el requien es una temblorosa
carta de vapor que surgiendo de un dado.
De una hipotenusa.

La conciencia. A algunos les importa que
sugiera la luz o la silueta de los vocablos. La hipèrbole
o la andanada. La incandescencia por la que un hemisferio
de clorofila narra el torpor de un tallo.
El aliento con el cual en ocasiones mordemos el soplo
de una bengala.
El relàmpago de un grial o la corpulencia de 
un pubis

-seguramente rojo-

desesperadamente lucido entre oceanos de arpas y pianos.





Autopropulsado Rinoceronte





Del lado del mar hay un horizonte.
-por momentos es un rinoceronte-
A veces se piensa en èl cuando se duerme.
Cuando se otea o nos dedicamos a 
multiplicar.
A soñar absurdos monopolios.
Quizà alguna cigarra lo sabe.

Quizà el universo se ha extendido hacia
si mismo como tambièn hacia lo lejano.
No precisamente para elevar o
menospreciar dialècticas.
Eso es muy etico cuando se funge
o se destruye maravillas.

Del lado del mar hay un rinoceronte.
Observa a diario la llegada de las olas.
Embiste cuando puede las crestas.
Alimenta con su excremento
las resacas.

Del lado del mar decimos.
Porque no siempre sucede de esa manera.

A ese rinoceronte le basta voltear
la vista para ser consciente de que a sus espaldas
sucede lo mismo

entre mareas de carne.




miércoles, 5 de septiembre de 2018

Narcisidad






Es extraño quedarse solo.
Tener una metáfora en la garganta.
Contemplar a un dios que besa a si mismo
su rostro. 

Lo último es poco convencional.
Implica un giro de los labios poco comun.
Pero sucede.

Luego de que ese dios se ha desarrollado
casi por completo entre la humanidad.

Y sabe que no queda más que las
sombras.




Las Manadas de Bacìlcas





El contenido de la arena oscilando en un eje.
El sol de coral y en los galeones el devenir montando
regueros. Semànticas coyunturas de alambres.
Estructurales acusticas de ensueño.

Perimetros de nieve donde las manos oprimen
una luz con esos bozales que sòlo
puede ofrecer la poesìa.
Sì. No son màs que bozales.

En un bosque donde la imaginaciòn toma la 
inspiraciòn de inutiles vanguardias el antìlope se
pregunta còmo.

Y en la respuesta a ese "como" palpita por
primera vez una lechuza. Lo hace de manera condicional.
Mediterranea; subcutanea linguistica
en proceso.

Oh los pergaminos que cruzan el filo de un cuchillo
en la hierba.

Oh los diálogos de una envergadura con 
gnoseologìas que regresan del corazòn mientras 
el aliento se crispa en el interior
de una cuchara

-siempre entre universos de magnesio-

oprimiendo con todo su corazòn manadas
de bacìlicas.





martes, 4 de septiembre de 2018

El Grito en el Alba





El lenguaje llega de las crestas.
Ilumina confìnes.
Forma denuestos. 
Vela por un montòn de adioses en un 
plano donde
los recipientes acumulan
vestigios neoliberales.

Todos en absoluto verbales como
la saliva.
Buenos para el infinito y uno que
otro hueso.

El lenguaje dada las corolas
asciende entre orbitas a lo sumo 
crepùsculares
donde los hombres trajinan con
misteriosas botànicas
semejantes a un
dado
en sus palabras
o un velero en sus uñas
en el que la inspiraciòn coloca
por la noche sus
cuchillos.

El lenguaje pregunta por ti que
estàs tan cerca del poniente y lo 
contemplas de manera
amarilla 
cuando es atravesado por
los pàjaros que 
alcanzan el hemisferio
colmados de 
reencarnaciones.

Precisamente en el momento
donde la soledad le canta a todos
sus mitos en el infinito.

El lenguaje exhorta

al hambre entre sobrenaturales
movimientos de leche.

Da a conocer a la miseria
dentro de un democratico ambar
con efigies y embajadas
purpuras que
viajando en las mandibulas
de los jabalìes
inundan el amanecer de 
plata

de astros que en ocasiones
se multiplican entre la
inmensidad

y semejan

-que tragica y mortal duda cabe-

el desnudo grito de un brillo que
se desvanece en el alba.