miércoles, 25 de julio de 2012
Plasticididad Ficticia
Que llegue en la arena, algo como el agua y pregunte
por piedras de cielo caidas en mis ojos, donde agitase
el tripulante de un dedo muriendo en la noche.
Que pierdan sus labios
el último beso
ese que un día arrastra la muerte.
Generalmente lo arrastran otros labios.
Que diga en secreto y hable con descaro
la prudencia es un vicio de locas tempestades
desatando peciolos donde
hay espinas.
Que mi vanidad sea un halo y una diferencia
cuando la hoja recuerde
que su madre era un árbol
y entonaba sonidos amados por el sueño
o los periplos que lleva en sus alas
el pájaro.
Sí, yo desciendo del mar y soy una escollera
que condena sus palabra asi como su vida
mi sangre es ùnico y extraño extraño verdugo.
Uno de mis sìmbolos.
Y no digo a mi cuello si no son movimientos
de astrales canallas
emergiendo de mis átomos.
Homicidas de un tiempo para la llamarada y el sueño.
Tampoco descalzo comulgo en las praderas
ni levanto danzas
en corolas sensuales
cada quién es us vertigo porque no hay
un principio
y la garganta es sorda y el oido ciego.
Ven dolor, ojalá aún tengas tus árboles
ojalá aún me cuentes tus dramas
tenderè este lecho de nieve
el calor de mi cuerpo ha de convertirnos
en agua.
Guillermo Paredes Mattos
miércoles, 11 de julio de 2012
Anagogìa de la Belleza
Sòlo una espina de arena la predice.
Como una cresta de arsenico en una punta
donde escriben parasitos
definimos su eclipse
el momento crepùscular de su tintineo
la contorsiòn forzada en su destino
iluminada por pretendientes de agua,
aquellos que dejan que el destino borre
su corazòn.
Y mientras grilletes de sal
ofrecen la alarma del artificio
y la anagogìa
por sinalefa llegamos al oceano
para que el veneno
de la soledad devuelva aquello
que entre la civilizaciòn
perdimos.
Y entonces sucede.
Entonces lo hace.
Guillermo Isaac paredes mattos
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