viernes, 31 de enero de 2014

La Hiena Màgica







He alternado en días que llevan
puñales en sus ecografìas: miscelaneas
de nada pura.

Los tomé del lenguaje porque eran dermatologicas
y ensuciaban las palabras.

Llegaban del hipotálamo con anchos valles
de neuronas.

Cerebrales como una flor se escribía.

Cerebrales desde el martinete limpiando
la plenitud del caballo que apaga
su furioso relinchar entre
figuras de morsas.

Conozco estos días.

No tanto como conocen las obras de 
un puente donde las cosas dejan de ser milenarias
para tender abecedarios,
trigonos tan cerca de una formula, allì
libera la continuidad ese 
limite de venerables armatostes.

Con lo último subo a la longitud.

A una elíptica en los significados de la noche.

Allí  barrese lo monstruoso y lo divino.

Allí separamonos de nosotros para 
tocar nuestra frente.

Donde yerra lo abominable con
una màgica hiena.




Guillermo paredes mattos




Superficie de Cresta






Si una rama recorre el significado
de la tierra sin un rostro.

Si el jersey retira el vuelo del 
horizonte guìandolo a bandadas de
platanos.

Mientras caminas y te desenvuelves
en jirones sin maestrìas ni palmeras.

A lo largo del oceano en una cimitarra
ebrìa de cascos y lenguas.

Y todo parece volver a la realidad
ensillando resplandores.

Perdigones que en el poema y su 
quietud, ensillan meridianos.

Como arpòn de manchas entre 
doctrinales espinazos, sobreviendo
a la astromelia.

Mientras la contracciòn del agua
nos dice que de este utero partieron cometas.

Especies que hoy arrastran el infinito
entre inflexiones de polvora,

Especies entre redenciones dando inflexiòn
al tallo de un rito.

A sonidos que escarban el vacìo
como una proa sin cefiro la noche.

En el ser de escalera de mar
y nuevamente el destello psicològico
enumerando espantapajaros de azules chimeneas
donde un milimetro deja de ser orgànico
hasta tocar bandadas de papiros.

Cuando el embarcadero es lunar
y tienes que demostrarlo diariamente.

Y la existencia se convierte en esa
propia locura que puedes contrastar
en el corazòn.

Si una hoja llega del pesame con una
formaciòn de mechones.

Por monarcas que duermen como
mariposas.

Sacrificando en lo inmediato el lenguaje
de todas las resacas.

Aquella que lleva la palabra serà quien
convierta el oceano en espuma.

Y sòlo veremos aquello que
corona las olas.

Pues el mar habrà sido convertido
en una cresta.





Guillermo paredes mattos

Elementales Peciolos





Lo elemental, el dìa sagrado
como una espectativa, girando nocturna;
acompañada de terminos.

El jardìn del peciolo con falsos erotismos
que segamos perpetuamente en el aura.

Los equinoccios y en ellos el fresco
y amargo sudor del espejismo
en su fraseo.

Los temporales y el hechizo del tiempo
enseñando los alimentos del himno.

La mesa entrenada para caer y sobretodo
para caer segùn el derecho a los limbos.

La convicciòn de una mano dirigida
siempre por puas o agujas.


Con direcciones hacia claraboyas o tejados,
una mano casi ficticia. 

Sus perspectivas siguiendo el orden
de leyes astrales tal y como los manicomios
de la soledad enseñan.

Los apuntes en sus paredes memorizando
lo que un arnes en mi frente ha olvidado.

La temporada de un niño con las aguas
naufragando en un ancla.

Esa importancia de batista junto al
travesaño de bolidos intermitentes.

El horizonte para entronar una careta
producto de la arena.

Y del pensamiento hundida
en ella.



Guillermo paredes M.


Grilletes Celestes







Es lògico: tenìa un verso que era terrestre
sin demostraciòn ideal ni versiones de campanas.

El reflejo del abecedario y el espigòn a
ciegas entrevisto por las sienes.

El muelle donde era artistico para sus silabas
desnudarse ya sin cantos o sucia hegemonìa.

Era lògico, representar la formula de los àrboles
cuando abandonan los hilos de la lluvia.

Detener la tormenta justo en el vortice de
sus alas, cuando empieza a volar.

A nadie le agrada vivir entre velamenes y 
tampoco detener tormentas.

Esa es tarea de la naturaleza.



Pero es lògico, bebemos adagios igual
que la conmociòn bebe el poniente de ese tormento.

Tocamos sus vortices con la sensibilidad que
debieramos transmitir a ese adagio hasta
convertirlo en vaticinio.

Sus palabras igual a un aceite de sangre
que desciende empujando inicialmente
sus hechos: lugar donde todo acontece o
sucede como un jardìn de plomo o polvora.
Luego se une a los nuestros.

Y nosotros llevamos extraños grilletes en
el corazòn, transparentes siempre.

Parece inevitable.

Y lo que parece en principio tarea de la
naturaleza.

Se convierte en la nuestra.




Guillermo paredes mattos

miércoles, 29 de enero de 2014

Horizonte




Todo deja de ser antropològico.
El mastil que puede ser erial.
El mastodonte que escencialmente en la playa
conjura dispersiones poèticas. Al menos eso creo.
Y es creado este momento.

Pero vuelvo a una casa sabiendo que la importancia
de ello posee la misma de un paso.

Que mi naturaleza de sujeto no es horizontal, si no
es en sentido proporcional al caos o los tremantes
donde trajina la armonìa: mejor si no vive transgresora.

A sus cabalgatas y tropeles no les importa mucho
mi naturaleza ni el petroleo de las manos.

En su profundidad yo puedo ser decapitado facilmente 
hasta en cada palabra y eso lo harìa sin tener que ir
tras la caracteristica
sin tener que conquistar cada una de estas oraciones
con la particularidad que tienen 
las sienes
cuando se trata de demostraciòn y pliegues
cuando son necesarios los
titanes.


Por ello ciertas cosas dejan de ser antropològicas 
cuando se ha sido verbal, cuando se ensaya
gestos en demasìa frente a la albumina,
cuando se camina de noche 
como ahora 
teniendo una casa a la que llego por sed,
primitivo y extraño ante la mirada de todos
las que viven en ella con
pedazos de rigor inexorable.

A los màstiles y mastodontes les interesan
otras cosas.

Mi paso es siempre el de la deriva.

Arcaica y monològica.

Horno de indolentes tornos.

Donde juego a veces a formar el circulo igual
que un giro.

Pero no siempre acontece.

Y por regla casi nunca llego a èl.



Guillermo paredes mattos




Conciencia de la Araña







Soy conciente: donde vive la araña
hay un corazòn.

Ese es todo un sentimentalismo.

Mi adoraciòn geometrica, mi encuentro
con las superficies.

Tambièn conciente de temperaturas
como el oso al invernar o el programa
de las inquisiciones.

Inconciente de las racionales labores
del primaveral encuentro con 
los laboratorios o el vuelco
de los tabernaculos.

Hay que llevar el sentido de este momento
o de otro con la evidencia con que
se puede escribir en una hoja
sin confundirla con
los pergaminos.

A los pergaminos hay que arrancarlos
de los àrboles.

Pero escribo atento a las menciones
de una marioneta que 
encendì en los 
prados.

Tengo la esperanza -como a veces
no la tengo- de que podrìa ser
alcanzada por un lobo.

Me parece que eso confirmarìa el
aullido del lobo como me parece que
ello confirmarìa la posibilidad de
su aullido.

Despuès de todo tambièn èl se alimenta
de chocolates.

Estoy seguro de mi pedazo de barro
en este dìa.

De su ninguna voluminosidad.

De su fotografìa seca.

De su uva partiendo al mineral.

De aquella especificidad cuando no
se ha vivido del todo.

Conciente de que hay que cerrar 
los ojos para encontrar la otra 
parte.



Guillermo paredes mattos





Epifanìa del Movimiento







Sòlo un movimiento actual, donde la idea
pierda aire.

Y los elixires nos muestren ruidos a lo
lejos donde vive lo inasible.

Un inasible de rapiña siguiendo a las
panteras.

De consanguineas concentraciones.

Ese inasible comportàndose de manera
extraña ante el agua.

O inclinando otro liquido tras aquel que
consume anatomìas.

Ese inasible tan astral  con el que no
alimentaremos entre umbrales ni daremosle
de beber mientra duerme.

- Concientes de que eso no importa -

Ese inasible donde el reguero busca el
oxigeno con la fuerza de una piedra.

Alguno tomarà nuestros 
pulmones para sostener
esa apariencia sin reflexionar 
que es gnostica o epistemòloga
al crear en su lucidez
otro inasible; uno màs. 

Uno que pueda cercar el subtitulo
escrito por la atmosfera

Y como una utopìa de anarquica
playa donde encallan los
botes, leer en sus
brocales, ser el emperdible que
pudiera unir sus centellas.

Encontrarla en el destello o en 
las cosas que se apagan morenamente
en el vidrio.

Sin una corola o un retrato de polen
enmorguecido.

En un bosque 
de epifanìas y leprosarios.




Guillermo paredes mattos




Brotar del Platino






Pude haberte llamado inocencia de
las plasticas inercias entre la sensibilidad.

Craneo de los antiguos espeleologos
y ascendencias profanas.

Pude beber del libro en la hoja seca
de una partitura.

Construir percusiones donde una fogata 
regresa a la boca.

Decirle a la poesìa que su espiritu era
estructural como una noche de boinas.

Se pudo haber colgado el serventecio
con puntas de grillos y alamares nubarrones.

Forzar al probeta a decirnos què parte
del oceano serìa irreconocible.

Nos asomamos al preludio pues era 
la ùnica intemperie que tenìamos; la ùnica
lìnea acompañada del fìn y  su astrofìsicas.

Pude desde el singular recorrer las vidas 
como lo hacen los plurales
cuando mueren.

Asomarme a la perfecciòn del cometa
en su mirada, cuando desde 
la misma no toca el bolido: esa desgracia
es magnifica.

Y eso suele ser maginifico como una
regiòn de botellas.

Igual que una mesa acompañada
de un ultimàtun.

En un plano donde las superficies
nos llaman para alistarnos en
ballestas.

Pude recoger las jabalinas complices
del sueño.

Y la visiòn en èl que no siempre termina
conquistada por una garrocha.

Debì y no lo hice, existir dedicandome
a sembrar pernumbras de aluminio
entre las sombras.

Hasta que de ellos aprendiera a brotar
el platino.




Guillermo paredes mattos


domingo, 26 de enero de 2014

Torre Mitogràfica







Por el martillo con el encanecido mentòn
del caballo.

Entre frìos de dictaduras que enmascaran
el amanecer de recogimientos.

Y la distancia suspira, regada de truenos
diezmados en la vida de una alameda.

Crestas de alfiles sin radicales formas de
sentido hoy dibujan la mente.

El placer subjetivo sobresaliendo en la 
calle donde el hada protagonizaba 
idealismos.

Asi integrabamos a este momento el
nuestro.


La versatilidad era un hermoso capitulo
perteneciente a las opciones.

La inocencia un ruido sobrenatural donde
las estrellas completaban la leyenda
de la plusvalia.

El primero de los lazos se unìa al tremante
con una maquina en el pecho.

La ballesta era percusiòn que sòlo
podìa inmolarse en lo fanàtico.

Fuentes de albumina como misticos alamares
creaban una traversa; un enjambre nòmade.

Los nùmeros de los paises subìan a las
colinas inventando reliquias.

Monstruosas fibras de latigos y baladas
que el sonido engullìa.

Los monarcas disputaban el pànico al tramo,
la irrupciòn virulenta del cosmos
en el aura.

Yo no tuve una torre para acercarme a ella,
yo era un errante dromedario.

Respirando entre estalacticas y mitografìas.



Guillermo paredes mattos

Menciòn de una Mesa









Sobre mi mesa hay objetos que ya no reconozco;
un leprosario, una oraciòn de piedra que
arranquè a los cabellos
de una litugia: ahora los veo.

En ella tambièn està mi cuerpo.

Es otra perspectiva que aprendemos en el agua
siempre y cuando estèmos ahogàndonos,
cuando el suicidio es la parte de 
dios que faltaba para
entenderlo. Siempre intentamos entender
un dios.


- no sè si en absoluto-

-pero es un suicidio que canta y enamora-


Que deduce y a veces inclinase liricamente
a las cosas. Y todo suicidio es divino.




Pero, medito en los objetos.

En sus lìneas y entarimados.

Tal meditaciòn està dedicada a  las pergolas 
donde el ingenio y la verdad
son un escrùpulo.

Y no sè si la deriva posea un canto ètico
para decidir quièn viaja hacia la noche
como suele suceder en esta mesa.

Sobre ella los objetos encienden espacios.
Se mueven o continuan.
Abren el mar que es tan lejano.
Recorren las branquias y recopilan medusas.

Sobre èsta mesa no existen evidencias
para que la poesìa o yo podamos sostenernos.

Sòlo hay hechos.

A veces liricos.

A veces sordidos.




Guillermo paredes mattos

sábado, 25 de enero de 2014

Hermano Logos







Logos, hermano doméstico hilo de mi sustantivo.
Latido precambrico con algunos adjetivos.
Trompeta interminable.
Caminabamos con una honda en uno de nuestros pensamientos
al escribir. Nos dotamos de profecías
que no pudieran cumplirse.

-Y ello porque el oráculo para ellas tiene otro nombre-





Epísteme, la ciudad que creas es también toda
tu locura, tú lucidez al lado del volcan y la greva
donde un hombre gira una vez más para tocar
con la mirada a los hombres...



Dialectica, dejaste que la exegesis llegara
al límite de los amaneceres porque asi lo exigió
el trigo y dormiste mientras la definición cubrió
de acidos tus preámbulos.

Yo sé que todos caminaban a los pergaminos.

Lo que no sabía era que antes debían arrojar 
el yo que llevaban.

El ego y su circunferencia parmenidea.

Literalizada este mediodía de menguantes
y pócimas.

Logos: ambos quemaremos tarde o temprano
terciopelos.

Ello lo desprendió el oráculo, entre la debilidad
de este nombre.



Guillermo paredes mattos

Dimensionalidad Iniciatica








La ballena que huye por el acantilado no es
bibliográfíca, es un procolabismo.

Lleva pleonasmos ardientes como el sol
que inunda ningún rostro, una vez 
que somos ahogados por el día.

Por el grado a babor o la serpiente
cegada por bocinas.

Bajo esas condiciones se puede ser sutil;
tan pendiente de un texto, siempre y cuando
nos permita pasar a su textualidad
como al verbo.

!Dichoso el verbo en ese mortal racimo!

Pero el verbo imita.
Nosotros lo imitamos.
Nos adiestramos en él para que 
la imaginación encuentre la orgía.
Esa orgía a la que no llegamos.
Luego ambos desplazan la
abstracción, queman juguetes
acarician niños rabiosos.
Un manantial donde 
furiosas aguas 
tocan nuevamente la vida.

Y transforman en fenómenos los objetos.
En conexiones iniciáticas.

Asi todo lo que es iniciación no es 
metatextualidad.

Es eso tan cercano y pesado a la teoría
literaria en este escrito, pero no.

Y debo dejar de comprender;
de interpretar lo que el poema acaba de 
decir para confirmar que la ballena
al huir por los acantilados
no es bibliográfica procología.

Lo segundo lo entendí en esta orgía
de racimo.

Me atrevería a escribir que el todo aqui es sólo 
la entrada a un poema.

Donde nos es despertada la puerta a una
dimensión iniciatica.



Guillermo paredes mattos


Metodología Poética





El libro camino hacia el geranio.
Una semilla.
La respuesta de algo.
El corazón que empiezas a ubicar en 
el mito.
Un flamenco incrustándose en una
vertebra del hemisferio.
Alguna filarmónica.
Las lamparas donde barremos nucleos
y codigos.
La sonidos del instinto en el pulso.
Los metodos de la crispación en la piel.
El snobismo del tacto.
Ese reconocimiento tan agudo del mismo, cuando
no fuimos construidos por las piedras.
Y somos tan organismos como
la organización de los muelles desde la
mirada de una aguja.

Las intervenciones.
Una incursión de plastico.
El refugiado de agua que a veces deja
ver la luna.

Quisiera atarlo a la arena como a veces
sucede con mi boca.

Lo cual es insensato.

A la larga todos sabemos que se convertiría
en snobismo.

E irremediablamente un snobismo que 
no intentará sostener - ocasionalmente y como ahora-
el tacto en el poema.


Guillermo paredes mattos

viernes, 24 de enero de 2014

Los Craneos y el Ontos







Los cabellos no tienen las mismas raices.
Algunos cuentan de largos epitafios antes 
de morir en el craneo. No, en el oceano.

Epitafios verosímiles como pétalos de
nucas cimbreando entre roces de
alabardas o proas donde el mineral va 
a un leprosario de veste occipital
o formas parietales, según la espuma o
crestas, edificando edipicas, fanáticas 
opciones sumergiendose. Envilecidas
una y otra vez en el tiempo. Tocadas 
con desprecio después de noches
prodigiosas, sin nada que dejar para 
el talento y ya que éste es otra nuca
en la hierba, decidimos que una proa
humedece antes de llegar a los cabellos
un craneo. Aquella nuca.

Pero no deja pasar mas que el tiempo.

No deja que duerma en ese craneo
una figura del espacio.

Una metáfora del diente.

Una anagogía que nunca será suficiente.

jueves, 23 de enero de 2014

Primavera de Petroleo





Un templo.

Junto a èl una laguna donde los hombres beben
y otros buscan sus raices.

Luego de ello caminan a una piedra
derivando a suma de silabas
a espejos como inèditos reflejos
que originan no sòlo
palabras como
granito o yesca.

Tambièn reverdecen y re-creanse: son estadios,
uno ligado a los dones, el segundo a las
flautas.

Por ello hay cierto equilibrio que incluso mi
corazòn desconocìa.

Una gran almena de tierras u horizontes.
Nomenclaturas de tierras.
Grandes agujeros acompañados de conejos.

Algo como un titulo me dice que lo escrito
es un exodo.

Que los templos no bastan para elegir a los
hombres.

Y este instante, el ùnico que queda, es
inmenso como una primavera
de petroleo.




Guillermo paredes mattos

La Sensación y el Sedimento








Después de los grandes centros existen
aquellos como tribunales.

El sentimiento del ser y los escualos recorren
nuevamente las calles.

Pequeño y fragil es nuevamente el mundo,
como la fantasía de un universo en formación y la poesía
siempre alzada por otras herramientas,
aquellas que no sólo están llenas de
cucharas. 

El perro camina con una mariposa en las mano.

La espuma es flor y elevaciones desde las 
cuales se empareja un ciclo con las pupilas
inundan los parpados. Sucederá que entre
las ramas y piedras tendrá que
golpearse para encontrar
la deformación.

Se agita el compas según las victimas del río.

Pasos de gigantes charcos son escarcha
de martinetes hambrientos de
lluvia.

Un ejemplo invisible sube con la avispa a la nube.

Grita la historia su caverna inconcebible
en el pelo, dotada de piñones y aristas.

Ofrecemos deducciones posibles ahora
que el léxico despierta el lenguaje en una estrella.

Todo es vocación se diría.

Pero no.

Hay una soledad que divide los ojos.

Una sugerida por alambres.

Y una parte de la tierra puede percibir
ahora que son sentidos.

Y liban ante el oceano, sobrenaturales.



Guillermo paredes mattos



Iónicas Cartografías






Provienes del milimetro: victima de deguerrotipos
o cosas que respiran, en espera de soledades
o albuferas que contemplan el viaje del
espigón cuando el día empieza
y los pescadores enuncian el himno
que tiene que ver más con la vida
que la lluvia un día de verano.
Esa lluvia hidalga en los termometros
o el viaje de la temperatura.
Concentrandose en planetas
y orbitas procesadas una y otra
vez por el destino sin darnos cuenta.
Casi encallada en los dedos
para dejar de caminar.
Allí el falange dobla 
la vereda.

Conciencia del ión y el cardo.
Coherente estela del hidrógeno.
Bajo tu apariencia la creación desnuda
un pináculo.
Un lustro. El día de procesiones
y liturgias.
Bajo esa penumbra los antecedentes
del aire que respiras
son tempestades que languidamente
suben a los riscos y entonces la cabellera;
la gaviota con planos de iconografías mortales
descubre en una muñeca
la cartografía del gemelo.

De un verbo que aún afila canteras: siameses
de granizo como las peninsulas sobre
una mesa.

Todas oprimidas por las piedras.





Guillermo paredes mattos

Pergaminos Inmediatos










Era como una alusiòn al platino.
Al infinito y los pergaminos de fuego: no sòlo
en la llama se queman. Tambièn en 
las insignias
que arrancamos al pino.
A los cantaros.
Y luego el brocal del tordo.
La nieve del icono con significaciòn
desertica o conjuntos 
de sinònimos documentando
el lenguaje del àrbol cuando impregna
la magia de colores marrones.
La magia que debe volver.
Retocar, reiterar en el mar que todo 
puerto es esceptico por voluntad
de definiciones que cruzan
el nombre y encuentran
-en primer lugar-
el precipicio
-en segundo lugar-
las bibliotècas de los acantilados
y tù supones que hay que existir allì
como lo hace una piedra al caer.
Ello es lo ùnico que aprendimos
para suspendernos en una
ranura
y los bolidos 
cuentan ya una historia a la inspiraciòn.

-todo en devenir, todo en movimiento
siempre-








Donde un àrbol se desliza llevando
lo inmediato.



Guillermo paredes mattos

Los Techos de Piel






Tengo un dìa.
No es el de garfios.
En èl hay un ave.
Su planear trae a colaciòn y vocaciòn 
insomnes derroteros 
o archipielagos en el aire.
La o define la posibilidad tanto de la
x o la z.
Pero hay un ave.
Su planear es anuncio
de cantos visionarios para los grilletes.
Para mi culto a la radioactividad.
Para el ser de la conjugaciòn 
o el inclinarse a la tierra
en el plural de los
ejes, cosa que
no es en el fondo sino estètico desasimiento
alimentado de gruas
y anestesias.

Un dìa, toda mi ilusiòn con èl
es una bocanada.
Toda mi tendencia en su vida
es la de organismo que recorre
el universo desde un pedazo
del mismo.
Desde una de sus cèlulas.
Eso debe ser la tierra en este gran todo.

En esa gran todo incomprensible
para mì a no ser que
comprenda la
arena que piso como una 
forma del verano.
El sol en mi cara.

Y el verano como una 
gran metàfora de los
cometas.

Pero puedo triangular aùn,
escribir que el verano es la metàfora
de los cometas para
despuès equivocarme
y seguir girando en el poema
mientras lo decida la existencia.

O el gran techo celeste y carne
del dìa.


Guillermo paredes mattos

miércoles, 22 de enero de 2014

La Espera del Poema






Yo quisiera un episodio mas que un lirio 
o una vela que entraña experiencia.

Una fuente liquida sobre el acido como vagabundo
tejiendo en el interior de una araña.

Preguntar mas de una vez a la vanguardia y observarla como
el intimo cometa freudiano de alguna
poesìa.

Tambièn quisiera una prueba de cien metros que no
sea bàsicamente coloquial.
Por supuesto una prueba psicologica.
Un iris alpha y gregario en la punta de
un amuleto: abecedario claro està.

Desearìa una frente del tamaño de mi calle
asi podrìa una idea extenderse màs de
lo que yo podrè hacerlo:a mi lado no viviràn
demasiado.

Caminar hacia un rol de carne.
Inventarme la cosmogonìa de la piel en
una entidad que signifique tanto como los vagones.

Enbalsamarme en la hiedra
ser el amuleto que absorve el horòscopo del mastil
un dìa de tormentas o calles de arena
a las que llegarè temprano y hostil como un
procedimiento.

Quisiera ser tantas por no poder ser una cosa.
Inverosimil y licencia de acero para cruzar 
metabolismos.

Primavera que escribirìa desde una lectura 
para que los àrboles duerman.

Desesperada asta de costa.
Peninsula arabica donde un poema
espera un cristiano.

Lleno de sufismo en sus ojos.



Guillermo paredes mattos

Dìa Portahelices






Dìa portahelices.
El polen.
Una melodìa de trigo en dìas de ciega.
El lenguaje de la naturaleza llevado esta vez
por la sensaciòn y no por la naturaleza.
Ese es otro presagio.
Otro amor para los eslabones.
Otra investigaciòn de veleros.
Y en ese panorama ilustrando vertices.
En esa logia de plantaciones y mimèticos
silencios.
Una deducciòn incursiona llena de analìticos roces.
Donde la ùnica abundancia fue enraizada
por metanos: estàn
dispuestos a buscar mestizajes
a imprimir convocatorias;mejor dispuestos
que nosotros.

Y quiera dios que logre mi espìritu ser algùn
metereòlogo.
Las escatologìas de un àrido planeta.
La mimesis de una mantis-libèlula.
Quiera dios que arranquè lo divino a 
un demonio.
Como dije, quiera la proporcionalidad
de la creaciòn, que sea un metereòlgo.

-eso es tragica cacofonìa-
-poca libertad de imaginaciòn en una
zebra-

Y al final del universo los absolutos pertenezcan
a la atmosfera.




Guillermo paredes mattps


Sincronicidad con una Herradura






Puedes partir desde una fàbula febril,
acompañarla con un sìmbolo de rìos sobre la canela.

Recoger su idiosincracia con historias de 
ceniza.

Recrear tu conexiòn con nubes ortodoxas.

Allegado a narraciones irrepetibles, la imagen 
volverà a ser subterranea un dìa de fibromas
cuando la cruz desplegada es un
gamado silencioso
donde lo sobrenatural es inspirado por el agua.

Puedes y volveràs a reconocer el trebol puro
de una poètica,
la herejìa formando animales de piedra: aquella que
catapultas hacia un hombre que busca la niebla
y logra retirarse con ella hacia el sueño.

Tù no lo dejaràs.
Ambos circunvalaron el trebol y  la poètica
desde un solo cromosoma.


Observaràs en un mismo hombre superponiendo
los libros a una bahìa,
la acupuntura de supersticiònes liberadas en una
mesa por los idolos.

Puedes ser el oceano con tantos descendientes
de sincronicidad.

Con tantos parapentes descomunales caminaràs 
en una medusa tejida por las rafagas en 
ello que llamas hemisferio.

En ello que entre la gravedad tiene otro nombre.

En ello que en tu corazòn sòlo es un fuego.

Y entonces te denominaràs verbal por apariencia.

Aparearàs la hoja con todas las sincronicidades 
del mundo.

Tomaràs un dirigible y buscaràs en 
el hemisferio.

Asi volveràs a besar un rostro oculto-astrològico.

Y alguien desde tu misma penumbra te dirà que todo
està  en las herraduras.

Pero desde tu debil arqueologìa.

Tù ya lo habràs descubierto.



Guillermo paredes mattos

domingo, 19 de enero de 2014

Iniciación del Poema







La experiencia del mandil es poética.

Podemos decir también que es retórica 
para redundar no-poeticamente.

-pero deseo de esta experiencia es más
que redundar-

Puede ser duradera como un plano y
también análitica.

Eso lo deciden los bordes.

La voluntad de la orgía en el fuego.

El poder de los mástiles.

La fragua que exhibe melodías como 
incineraciones.

Retrocesos apolíneos o alguna chimenea
donde el carbón desde sus cenizas intenta memorizar
un lenguaje, una marea al transfigurarse.

La trascendencia que podemos tocar 
en un cuello, sin necesidad de
un sentido que hiera la piel
ni sus siluetas.

También es un gaviero que no vuelves 
a recorrer.

La hipnosis de una mantis religiosa sin
ninguna liturgia en los templos de
su composición.

-cada celula en ella lo es-


La comprensión de polvora junto a los
talismanes.

El pensamiento de coral con inteligencia 
borrosa en el yermo; por ello dedicamos ésta
a los valles.

Asi elegimos un reino sin nada sobre qué reinar,
sin nada.

Porque parte de la vida es olvidar absolutamente
que ella es legendaria.

Y reinos y hombres parecen estár unidos
por lo legendario.

En ceremonias donde lo secreto ya fue trazado 
por los druidas.

Y arcanos magos que beben de sus venas.

Pero ellos viven creyendo lo contrario.


Guillermo paredes mattos

Escalas Poèticas









Junto a ese adagio, la escala marina 
de una nube, con fantasmas de coral,
escabrosos entre espectros de arpas
o anaqueles ante retratos de bardas;
inquisiciones donde la piel articulaba.

E inquisidor el cielo, que no deja ir
màs allà de la atmosfera al pàjaro.
Inquisidora la gravedad que inclina
o derrama hacia la tierra toda cosa.

El libro del ente humedeciendo una
manta donde los laberintos elegìan
que nada debe ser comparado entre
grandes abstracciònes, sobretodo si
provienen de la poesìa. La poesìa
muere a su manera. Ella no cuenta 
jamàs sus suicidios. Como poeta 
que -en apariencia es- sugiere o
insinua y despuès quema su retrato,
su mirada, para que su espìritu
no tenga sino que ser observado
por aquello que proviene de si mismo.

Y en conclusiòn, jamàs por lo lejano.



Guillermo paredes mattos

Orgànica Literalicidad







Es inasible interceptar una flor si
cae matizada: como el hemisferio;
ejemplarmente citadino en horas
de lampos y mirras como las que
desconozco y sin embargo estàn
en los astros mientras descubren 
sus orbitas.

Es desasimiento, moverla entre 
circunvalaciones que dejan el oido
para vivir geomètricamente entre
largos polinomios o ecuaciones 
abandonado su incognita en la playa
o en el estrofico sudor donde
el poema, sitùa estadios.


Y situar estadios es una tradiciòn
que proviene del esgrima con el 
verso y su literalidad, evaluando
espiritualmente si deja caer las
heridas que como descenlace de 
ello empiezan a caminar por la
hoja.

Pero es tarde para pensarlo y màs
aùn transgredir en ello.

La poesìa y su complice el poema
lo hicieron por nosotros.



Guillermo paredes mattos

Lacustre







Como el infinito.
Allì la inmensidad no traza lìmites: es
infinitamente como suceden las cosas.
Y aunque lo ùltimo sea caracter de lo infinito
-tambièn conjugaciòn u otra cosa-
no es algo que escribase por que mi
boca lo quiera. Mi boca por regla està llena de saliva
y es algo que no puede suturarse.
Se necesitan muchas cirugìas para vivir, eso lo vì hoy
como ayer, es un antemano sin necesidad
de la vida o los ornamentos. Una mayolica
con velocidad de juicio escorando en
las piedras donde los buhos baten
su juramento y lo hacen fielmente a una pua.
A una incrustraciòn.
A ese lustre de alga que pueda declinarse
o transgredirse.
Lleno de griales. Incomparable en el desierto
que rastrea su miedo en la arena.
Que encuentra a los culpables
en los medanos.

En todas las enredaderas.
Sobre todo de aquellas que dejan florecer
un color y el color deja florecer a los pètalos.
Asi sabemos que algo ha pasado.
Y afirmamos que no sòlo la religiòn da vida 
a los montes o papeles.
Que la idiosincracia es quien desprende frente
al olmo un dagerrotipo, no, la idiosincracia
es una composiciòn mimètica frente
al agua.

Cuando sabemos de parques llenos
de pergolas y pasamos nuestra mano por 
el suelo para ver si en algùn lugar la superficie
del cemento la eleva.

Y efectivamente es asi. Y todo en ella
es lacustre.


Guillermo paredes mattos




Historia del Alabastro





Un ciclo.
Las piernas fraguarìan en èl todo
parafraseo, incluso onticos.
El sucedaneo por amor a ningùn idolo.
Es escueto por reglaje.
Por reglaje a los mimbres.
Al sobretodo y la caparazòn
de lo acuoso o metàlico.
El mestrualico derivando de una garganta.
La vida del semen en cartas occipitales.
La tipologìa en el lenguaje por las veredas.
Nuestra humeante lexicografìa.
El citoplasma y sus càtaros: el rìo, los vòrtices,
el sabor de la greva al despertar, la reiteraciòn a modo
de soliloquio -como todos los que llevamos- comprender
tal soliloquio igual al pàramo; en cada uno vive un acertijo
cuya mirada bebemos cuando
logramos devolverla. Un proceso semejante
acontece en la hipnosis. La poesìa afirma que
es un trance.

Y hoy la niebla derrama algunas cosas
escribir con el rumbo antiguo del poema es una: 
cuando es el poema quien toma decisiones
y se separa del agua con
fermentaciones volitivas y encrespase el lado
del torbellino tomado por una sinfonìa
de constelamientos. De religaciones.



Una esfera con actos paradòjicos.
La caminata a la amalgama separada por 
elementos, mientras el agua aùn no llegaba a la escencia.

La organizaciòn de los planetas mientras rotaban sobre si
mismos intentando encontrar la peninsula
que tomarìan como eje.

Asi podrìan suspenderse entre los hemisferios.

Lo solitario y cuidadoso es que los pàjaros
llamaban alabastro a ello.




Guillermo paredes mattos


Metabolismo de los Arboles






Si al salir del agua no encuentras un velamen.
Aquel que planteabas como un nube bajo la
superficie. Sì, al salir del pantano los tiempos
no son los mismos de una rosa y el pasacalle
reconoce la miscelania sòlo en un techo,
en un adviento de mar o las transparentes represalias
de tu cuerpo contra la mente. Cuando debes
maldecir tanto o mas que esa represalia.

Cuando ello es preciso como la desembocadura
despreciando las cartas risueñas-eolicas,
el escritorio del sueño a la aurora
ese que completa el rìo visionario que
no te anuncia que llegaràs al destino.
Te anuncia que sòlo lo veràs.

En los ritos organizados del sol
-incluso el que acabarà con nosotros-
y las faenas sacerdotales del ayuno en 
una ribera donde el auge une desperdicios
despertando un ancla. 

Una boya de alcazar.
Un referendum que hacemos a la arena.
Una ionica textualidad donde incluso el veneno
alimenta los àrboles, porque la escencia
de ese veneno es la pureza.

Sòlo asi podemos alimentar a los àrboles.




Guillermo paredes mattos

viernes, 17 de enero de 2014

Violetas-Esceptico Textuales







El ingenio no es una flor virgen como 
una caida aristotèlica.

Es una flor virgen que llega de los
bosquejos y algo pradistico.

Como ello acontece desde el mirar 
de una pàgina, decidimos 
que una branquia
es el mejor alimento si es que legalizamos
todas nuestras palabras: es la ùnica
manera que suceda.

Y si el orden virgen de esa flor adquiere
kilometraje, tenemos que ir desesperadamente
tras un leñador o una lila
para tocar algùn cometa.

Virgen-esceptica o muestrario de abundantes
bocinas.

Violeta como la criatura que se abre paso
entre la piedra para ver a los hombres.

Celeste como una hormiga esmirriada
en el agua por egoglas.

Sobre el ritmo que delinque en la
sien con un maravilloso aniversario
de neuronas.

Solidamente en apariencia y metòdicas
en el instante que todos conocemos.

Ese instante con brocales donde
las piedras amarran
todo su peso a la boca.

Para lograr escalar en el fondo
del ingenio.

- supuestamente hablando-

Y no tener que volver a lo màs 
profundo de las piedras
para tener que abrirse 
paso a traves de los
hombres.



Guillermo paredes m.



Estructuralidad





De naturaleza insomne, donde 
esperas o vientos de cataratas
en la luz, recorrida desde
exiliados cirios que el corazòn 
representa en una balsa y
presiona en la distancia con
mansiònes y mandolinas de
entrañas donde ayer viviò 
como el roble, insinuan el hecho
de una canciòn luminosa.

Las estrellas y genocidios se
desataban.

La crònica que representaba ese
idilio era el tambor del verano
con templos de insignias, con 
velos erràticos y donde sòlo los
dioses -eran triàngulos o animales-
la virtud del oceano escribìa en 
otro, como en las veredas de
un espacio tensado por la duda
de esa verdad que atraviesa el
infinito, como un hecho que no
es quiromàntico.

Pero ese acto esta organizado de
manera que parece lo opuesto.

Y todas las palabras del texto se
alejan incluso de su propio corazòn
para tocarlo.





Guillermo paredes mattos




Himnos Paleontòlogos







El lenguaje vuelve a esta ciudad.
A su dictadura y sus techos.

Entre animales y virgenes, con puertos
y siglos de poesìa donde omnisciente
el cadmio repercute
sobre una de sus canteras
con labios de piedra en universos
de globulos.

Pregunto si algùn dìa la veremos.

Sobre ella tallamos travesaños.


Una nube de tabaco
gira catedràtica al destello, como un pais urbano
de gacelas y revoluciones que 
rozan hialinas.

Elementales gruas vuelven al contorno.
Ilusionistas de valles y poderes de ambar
descubren psiquicamente que 
todo lo que rozamos desde 
lo hialino 
es tambièn peninsula.

Constrastamos las naves del 
soliloquio.

El adviento de flor sin precipicios.

Los llameantes flujos donde un estandarte
recorre lo terrible.

Contrastamos inundaciones como 
aquellas que llevan los barcos.

Torres de espuma en las alas.

Simbolos màs allà de una lìnea.

Donde las torres esparcen ardientes
la cresta de los ojos, entre 
saturnos y lumenes
en los himnos de
un paleontòlogo.




Guillermo paredes mattos

jueves, 16 de enero de 2014

Ascención de una Danza








Alguna vez descendemos de esta vida.

Lo afirmamos pensando que siempre 
hubo otra por la cual transitámos, por 
la que recorrimos una danza. Es asi
efectivamente.

Trotabamos en ella porque el mundo 
podía terminarse: no era asi. El mundo
siempre lo hace.

Y caminábamos como si nos prepararamos
para construir guitarras.
Para que nuestras lecturas sean sólo de 
violines.
Asi nos sentamos en una meseta porque en
el fondo su corazón es un oasis.

Veíamos estatuas que eran primordiales
sin ningún deseo de libertad.
El ondear de lo granítico en ellas decidía
si dotariamos al universo de crateres
nuevamente.

Es una cuestión altiplanica y afrodisiaca, era
una tijera llena de zocalos con un coro para la
hojarasca.

Era asunto metalurgico, llevando su propio 
esoterismo.

Aquel que llena de interpretaciones la noche.



Guillermo paredes mattos


Màstiles de Zinc





La noche recrea historiales clinicos: todos
pertenecen a alfileres de acacias.

El garfio es semblante que rompe una orgìa
con articulaciones de ballesteros y soplos.

El viaje del talmud, estela el camino de ningùn
aposento, la niebla en el iridio con
centrifugas llamas apocalìpticas: ventanales
de los escrùpulos que quimerizan.

El arte pasea su gemelo por una estrella
al beber acidos y la mirada deforma
tradiciones de metal desde alguna inquisiciòn: 
al ovalarse sobretodo.

El palacio donde el clavel sobrevive se
convierte en paciente.

El roquedal en egloga.

El litro es altisonante como el humo.

Las cadenas suben por los puertos como
alguien al medirse con aquellos
que alguna vez trepanaron.

El paramo vuelve a la vìctima, troquelado
por mareas y respiraciones de astillas
en una dimensiòn
que creiste proporcional a los angostos hechos
del jabalì o del jinete.

Fàbulas de ocio.

Los horizontes esquivando otro como dios.

La narraciòn del mar en el cadete.

La tortuga de barro es todo lo que escupe
el hecho verde del latrocinio en el tiempo,
aquel que arrancamos al tallo, al hecho
del ser o de la espada
en esferas que asfixian: como
si vivieramos reencarnandonos; resplandeciendo
como diques sedientos que mueren y mareas
con cadaveres de sol interior, precisando nebulosas
para allegar a ese tacto sensible, oprimiendo
no sòlo la vida. Tambièn màstiles de cadmio.
Tambièn cromosomas de zinc.

Y las radas que abandonas por el veneno
de la poesìa, al menos un poco; sòlo un poco.

Hasta que eso que llamamos soledad
nos encuentre y encuentre el camino
a la sensibilidad entre la orilla
mostràndonoslo.

Asi vemos romper las olas y vemos al oceano
mantener por un segundo la
convicciòn de algo verdadero.



Guillermo paredes mattos

Telemetría de los Craneos







Una alambrada de sudor
funcionando en telemetrícos segmentos.

En horas funiculares.

Saturno despierta su paseo de plaga
donde el chacal queda arrebolado
evocando una higuera.

- nadie ha conjurado atardeceres, pero sí sudores-


Un silencio devorado por los latigos
va convirtiéndose en soledad a la par que
el trueno derrama la prontitud de una estela
por tocar un ejemplo de dios
mientras circulan aparatosas obras:
el ejemplo es providencial
según las escamas.


La flor es un cartón ahora que ese silencio
es devorado sin azogue.

Pensamos que es el látigo y no el sudor quien
abre heridas.

Pensamos en el agua de la fuente
donde alquilamos pedazos de brocales
y algoritmos.

Recordamos la paciencia de una herida
para reconocernos.

Y desde el más hermoso desencanto, 
alcanzarnos.

Ello impregna el sudor para terminar de
reconocernos.

Su economía de peste ascendiendo por
los predicados y la unión de sus sombras
a la cual el poema sólo puede girar
su craneo para verlo.

Sólo entonces podemos tocar su
cabeza.




Guillermo paredes mattos




Purificaciòn Amarilla






El amarillo es de libro y seda.
El amarillo de verde ocre
relatando pigmentos, buscàndo el 
atardecer de conchas terrestres.
Es muy dificil engañar a ese amarillo con 
linternas o faroles. Ese amarillo pierna. Con evidencias
de codos y lunares en los labios, amarillo
también de porsupuestos.
Latinidad fosforecente sin alma en los robles.
Labrando en el violeta buscando lo dorado: casi
el rojo del tornasol presionando incandescente
un crepùsculo; la gaviota negra del oceano.

Otro libro verde de pàjaro es su mesianismo.
Un libro sin gravedad ni cabellos de nudos escarlatas.
Floreciendo en la voluntad con color
de aposento y la casa frìa de la libertad
donde escribimos con un lègamo en
las manos.

Y el pigmento vuelve al ocre
más cromàtico como un algodon en la sangre.

Sòlo tenemos que dejarlo ante el aire
para que la atmosfera haga su trabajo.

Necesariamente la sangre debe podrirse
para alcanzar el lila y el violeta.



Guillermo paredes mattos

La Palabra del Nombre







Faena de siluetas cuyos 
desiertos anudan artropodos.

La forma del diablo en  una cabeza
es lunar como un espantapajaros: uno
fructifero en el volumen.
En el hablar del dios con las cosas.


Faunos en cuya ilusiòn
el sentimiento es el paradigma
exiliado en un prisma bañado por el corazòn
en un enigma.

Un enigma creciendo entre osos.
Uno completado por el oxido
donde los espigones
son milenarios pero no mientras
buscan el acero.

Y entre nucleos de lunàticas fiebres
otro dios nos es concedido.

Uno que nos conduce al misterio de 
otro nombre; no al nombre.

Y nos aleja cada dìa màs de ese hablar 
de dios con las cosas.



Guillermo paredes mattos

miércoles, 15 de enero de 2014

Adjetivos para una Ciudad






El significado que corre por un adivino está en la playa.
En la arena debajo de los peces alimentando sesgos
La boca celeste de plata imaginada por el musgo.
O el trozo al verdear del platino arrancando a un ojo.
La mirada del vortice, igual que una colina.
Inmediata como aquella intuición o ésta que
viste de horizonte los adioses.

También es una linterna tocando navíos mientras habla.
Y ese roce llevala a componer cosas como el vacío
respondiendo a una libélula.
O el muchacho alimentado por hormigas debajo de 
las sienes,
perteneciente a un ombligo o la llave del terraplen
ensordecido en un cantaro, donde
la multitud cubre de piel las ciudades: es decir
el himno donde llamea un origen.

Una ciudad.

Y toda ciudad es también
una ciencia.

Un científico puro y amarillo que
desaparece entre
carbones.




Guillermo paredes mattos

Esbozos de Individualidades-Naturales







No soy como la naturaleza. Yo he escondido
demasiadas cartas en mi corazón como para
lograr atravesar la vida a mi lado.
Algunas despiertan cuando un mito desde
alguno de mis talismanes corta horoscopos.
Poseo uno: ciclo
de nebulosa sitiada por obuses,
nube de la identidad como una acuarela.
Y todas -las cartas- aún caminan individuales por
el estío que dejan los cometas.

Nunca logre entregarlas a la noche como debía.
Nunca se convirtieron en lenguaje.
-digo el lenguaje-
Y la naturaleza muestra todas.
Parece un diario divino al lado de un precipicio.
Las marchas funebres del juguete en
una caverna de agua donde nacen los métodos.
Semeja.

No entre semejanzas ni semejantes.
No entre balleneros o la costanera que
allega el relente del alba mientras
la luna encuentra al fín su hemisferio, 
sorprendida de sólo llevar la noche
a cuestas.

Iluminada ante ese jamás no conocer 
el día.


No llegué al racimo ni a la clarividencia.

Perseguí nervioso y palido todos 
los átomos, merovingios, astrofísicos,
pintados de niebla por los céfiros.

Perseguí nervioso la contradicción de
una hoguera que dejaba una fogata.

Pensé en las condiciones antes de
tocar una pantera, medí lo más
importante de todo.

Un ojo que a veces llamé poetizar.

Unos dedos que critiqué llegando
sin falange y planetario...

Una croníca de la individualidad cuando
era un supuesto.

Y la naturaleza sugería mi ser entre la 
lluvia, para que también como ella
hallara su naturaleza.

Sin saber que una cacofonía podía también 
iluminarse.

Lexicograficamente hablando.

Guillermo parede smattos


Isocronía Retórica







Un piélago cae.

Una de sus heridas se abre con forma de
elefante. Con lamparas de tierra. Blasones
que alguna vez recorrieron espigas o
caminaron en ellas sobreentienden
que una higuera es de 
polvo.

Las diferencias regresan de las comparaciones
convertidas en unidades.

A través de la continuidad el eter asombra el 
pulso del devenir sin una carta.

El brillo asciende acompañado del espejismo
como una puerta roja de miedo.

La oración contrastada entre la inocencia
y la sangre lleva en sí melancolías de venas
que no alcanzaron sus entrañas.

La belleza vuelve a ser un rumiante.

Una miseria al lado de los ataudes.

El cruzar de la palmera buscando angulos
de represalias tomadas por los baches
o los rompemuelles en mediodías
como lógicos manantiales
quemando una
huella.

Regreso del archipielago con
una retórica, con el puerto de una barca
desnuda entre misteriscas
isocronías
donde los duques extienden calamares
de yelmos.

Hasta el principio de una errante dinastía.



Guillermo paredes mattos

Termometro moral del oceano







Concedemos el lujo a un termometro.
Al molino del dragòn en una era.
A convulsiones milenarias.

Es tacito encaramarse desde una
bacìlica, por ello acariciamos monasterios
donde el flujo de la vida acciona una chimenea
o restos de inmanencia donde sòlo el
cinismo de una palabra resplandece: ello
tambièn es espiritual.

Decìmos que la palabra no es sòlo otro contenido,
es tambièn otra palabra.

Pero de cuclillas ante el mercurio los libros
de oregano cuelgan universitarios;
rehenes metropolitanos, acuciosos vestales 
llevàndo
nuestras manos a los oceanos.

-despuès de haberlos tocado 
nuestra contemplaciòn vuelve sucia-

No sòlo somos quienes vivieron
en ellos.

Asi que inventamos otros para seguir
viviendo.



Guillermo paredes mattos

martes, 14 de enero de 2014

El Don Hervíboro






El plantear.

Una aurora cuyo mensaje no era
de pétalos para buscar salitre.

El oceano se desnudaba en la orilla
como en el lenguaje un poema.

Las estrellas caían al alma
para que ya no podamos ver su 
brillo: era ya hora de cegarnos.

Largas logias volvían a crear
entre las inflexiones de la vida: esoterismos
sin duda: masonerías de robles.

- y siempre inflexionamos-

Sus destellos son de iridio y reciben
una zebra llena de asteroides.


El mar olia a ropa seca.

La runa llamada a ser resonancia
sólo narraba la visión como el entendimiento
más palido de todo conocer.

Págodas de esbirros entre los vagones.

Lealtades de porcelana una vez más 
para dividir el verde: una ilusión
mas de la clorofila
en el follaje,
material como un camuflaje idealista: un
punto cuyo aforo es ciclico
como la educaión o la evolución 
de las maderas.

Pero soy una entraña, un cartilago
y muchos sobrenombres: epónimos todos.

Y si transcurro entre demenciales
estilisticas, me debo más a algún violeta.

Y a las fortalezas mamíferas de sus
tuneles y cavernas.

Donde las idolatrías fuerzan 
la creación y el don de los hervíboros.



Guillermo paredes mattos

Numismàtica de la Pluma







Como un mensaje reminiscente.
O el talisman del fuselaje en dìas sin temporadas.
En tierras de mirmidones-profetas.
Cuando el lexico de los cartilagos o la curvatura
deja de evolucionar como membrana.
Entre ventarrones numismàticos.
O florescimientos que van de la noche a 
un cautiverio.
Como una rodilla en las nubes.
La sabidurìa del metal o una malla necrològica
donde ilustramos una vereda pronta a desplegarse.
A suturar. Como un jardìn sediento.
El susurro del algodonero cuando la tarde pasa.
Y entonces el anuncio del pàramos es de aceite.
Las barricadas iluminan libelulas entre los perdigones.
Incluso la latitud de la boya se convierte en cadencia.
Incluso es martes tecnològico en dìa lacrimògeno.
De ceniza y ultratumba como este escrito.
De ceniza y estilo de primate con una neurona.
Como un patriotismo sin leyenda.
Ese que sòlo acontece en las ramas.
En la pluma del ave cuando cae.
En la pluma del pajaro cuando se aleja.
La ùltima jamàs podra separarse del ave:
es generacionalmente sòlo un cuerpo.
Una criatura de curvas  y espirales centrifugas
buscando tambièn los diluvios.



Guillermo paredes mattos

Poesìa entre las Dimensiones








No es posible escribir del trance entre
sus dimensiones, tal hecho se pronuncia en
la razòn.

La poesìa que se ha acercado a lo contrario
es la locura.

La locura es un poema citado constantemente
por los bolidos.

Por un oceano quìmico.

Por un escolio o la rama del àrbol
originando escenas de idolos
cubiertas por miscelaneas: algunas
de petròleo.

O libros de kerosene.

O estadios entre el mar y el inspirar
volatilizando sedantes como la lluvia
y la fabula.


La locura es un nicho donde la morgue
recorre nuevamente el plazo
de los relàmpagos en los cabellos.

En los advientos liricos de una
impresiòn.

De un suspenso donde espectràlmente
confluye un equinoccio.

Una condiciòn de inmensidad medida
por la ciencia.

O la noche de espectaculos sagrados
semejantes a una brida.

O una hormiga de pàjaro en el sueño.


La locura es uno de los trances
donde la razòn es propicia
si enumeramos cometas.

Y alguna vez podemos tocar
su latido.

Su participio de galgo.

El polen infinito entre sus sombras.



Guillermo paredes mattos

Superficies Lunares







La noche lanza una idea y no porque
la reflexiòn la haya compuesto.

El piso de la luna conmemora una 
efigie: la sal de redadas y relentes: el
universo sinològico de los globulos.

Una noche: en ella decimos nocturnidad
desde un puente.

Ensenadas extrañas vuelven como
un niño a la memoria; en ella
las aletas, los frutos y sintesis.

Una idea se ilumina, lanzada por
la noche: nocturnidades de cera
nacen entre sus superficies: lluvias
de helices profundamente como
la hiel y entonces el torpor, 
la bocanada entre lo religioso,
con un sentido de fauno incendiado
por una piràmide.


Pero la noche luce su polea y lanza 
nuevamente una idea.
Un juramento posiblemente inocente.
La respiraciòn con la que reclama
serpientes en la mirra
de un verano: donde
con partes de ofidios y amaneceres
sin ninguna razòn
buscamos la postrera svastica que 
sella el terciopelo.

Y este intenta arrancar el canto a una
idea.

Errante entre superficies lunares.




Guillermo paredes mattos

lunes, 13 de enero de 2014

Los Atentados de la Rosa







He podido reconocer algunos atentados en 
la rosa.

-uno que otro alerta y todos los sinónimos
que pueda crear como oración y lleven
este sentido-

La sirena sonando mucho después de la 
destrucción o el fuego.

Ese fuego que siempre despierta por la
noche en mi pecho. No hay otra forma de 
vivir después de haber cruzado una 
calle. La existencia es otra cosa.


Mi existencia es algo que puedo
dejar diariamente entre la realidad: eso
no sucede con mi vida.


Ello lo conoce con exactitud una rosa.
Exactitud no tiene que ver con perfección ni
antílopes.
Tampoco tiene que ver con la tradición o
una cruz.
Sin embargo separando también se unen 
las cosas.

Y a pesar que no posea la velocidad de la
saeta en el poema y los atentados a una
de sus rosas
puedo detener un instante mi espíritu en 
ella.


Pero es lamentable. Muy lamentable que
esto suceda sólo mientras
vuela.






Guillermo paredes mattos


Citas Infraestructurales







En terminos silenciosos cada pedazo de 
nieve es la corazonada de otro arquetipo,
su naturaleza no 
sólo está reñida a una forma: la del copo.

En posibles cavidades, el mundo es un
elemento del pájaro: pero éste 
sobrevive con otras cosas en él.

Eso puede afirmarse cuando recuerdas
las platicas del ave: alguna trataba de 
filosofía.


Y entre soles y mataderos
lo inmediato es eslabon de intuiciones
que cortan los valles.

Entonces las cordilleras empiezan
a crear su nombre.


En algunos travesaños vivimos más 
de la cuenta y los origenes presentados
por la filantropía concuerdan con la
fisonomía de una 
transcultural semiótica
y algo en tí se 
dedica a los signos.

Aquí la poesía se convierte en un 
acto con impicaciones espiritu-literarias
como paso en otro poema.

Cito al artificio y la poca complejidad o
abstracción con que viví en su alma,
con que intenté crecer en su pelo.

Cito también al piano.

Al arca y la cera.

A todos los desatinos infraestructurales
de mi universo.

A todo lo que he podido edificar y lo que
no, al no tratarse del mundo.

Ese mundo estaba ya implicado
en ello.




Guillermo paredes mattos

Continuidad





El prólogo es astromélico.
Neo-ritual como una musculatura.
Pandemia de siglas persiguiendo un acto.
Y un entonces perteneciente a animos de grevas
vocea grandes espoletas,
particulas donde alguna vez escalamos
lluvias que detuvimos en el aire
para reclamar la imagen que ello despertaba.

Tal prólogo roza plasmas, eleva artificios pues a veces
encontramos una labor espíritual 
del artificio cuando
la poesía no logra terminar
su existencia y deja un poema sin piernas
-por ejemplo- o sin craneo: pero estámos
convencidos que el artificio 
es literal como 
una palabra que puedo tomar según este
contexto: béngala.

Puede concluir esa estrofa y ofrece a
la misma el precipicio de una avenida literal.

El acantilado donde vaya a saber uno
terminan estas oraciones.

Lo único que hacemos es detener su camino.
Hasta el lugar donde las tocamos, ese lugar es
al que podemos llegar y entonces
grabamos.

Allí nos detenemos.

Pero cada punto, cada palabra, cada estrofa
cada verso, todos siguen escribiendo
otro camino.



Guillermo paredes mattos

El Destino Horizontal





Afìn al verso.
Al ciclo de las herraduras de agua.
Entre cabelleras sucias como el mar
en las manos.
O las diferencias entre el platino
y los objetos del primogènito
en una industrial 
noche edìpica, donde aprenden
a sumergirse las morgues
en ellos
sin necesidad de una plaga.

En ese vaticinio arrancado
a esa morgue.
-ya sin primogènitos-
O el lapso
de la sensibilidad mientras
cubre la atmosfera
y un fenòmeno como el hombre
develase en ella
como una pronunciaciòn relativa
de largas llamaradas
en avenidas de
cabellos
que facilmente la providencia
eleva como ceniza
o panegìrico:deuteronòmico
quizà.

En el estìo de una sinagòga
cubriendo con un templo un
especimen religioso,
una forma de vida sin llegar 
al mito, errante entre
la belleza de una 
supersticion y los dìas
repartiendo por doquier
sus horoscopos: esas
sintesis de atlas
demoniaco
uniendo por la noche
liebres.

Afìn al linear.
Al versar.
A los presupuestos del horizonte
para alimentar su existencia
de una sola forma.

Y al escribir tenga el hombre
que imitarlo.

Entonces el linear y el horizonte
por un momento 
caminan suspendidos en una
sola conmociòn; una
oscilaciòn transparente, igual a la de 
ese hombre.

Y todos no pueden volver a la vida
si no es conjugando la vida y tomando
un objeto del escrito.

Durmiendo perpetuamente asi
en la horizontal.

Con cierta demagogìa: semejante
a la que no pudo concluir esta textualidad.



Guillermo paredes mattos.



Diàlogo con un Equilibrio






El dìa situaba las cosas: una colina dejaba de
enredarse entre las faldas
de los cerros
y ascendìa a los mismos 
transformandose en cumbre, asi
empezaba.

- las cartas de la naturaleza eran abiertas-

Nos oprimiamos entre la decisiòn con la
misma fuerza que el universo en una
estrella para darle luz o dejarla 
entre la oscuridad: oprimiamosnos.


El dìa, seguìa siendo el concepto
del cual partìa un poema como lo hace
la naturaleza.

Un poema  -recordaba- es
la cita -en apariencia- con estelas de oro.

Una forma de ballesta diferente.

El zafiro de una redenciòn que acontece
en las conchas.

Y en esa forma de ballesta que no es semejante,
en ese jardìn de vidrio sin peces,
oceànicos pleamares buscaban una vida
para reclinarse: el lenguaje
màs corto entre las apariencias
el silencio del lampo. 

Asi, pudimos llevar a una hipòtesis
que el latido del sentimiento posee transparentes
grilletes que a cada instante quiebra.

Que bajo de los minerales desde las 
cosas comunes emparentamos la sed a 
una flauta. El astro plantado en el cosmos
-por cierta alegorìa- un devenir con relativa fe 
del universo.

Desde ese momento con pàjaros y raices
envenenadas.

En las constelaciones inclinando
diàlogos de sentinas
con una herramienta que mantiene 
la soledad desde la
creaciòn.

En las comparaciones del agua al infinito.

Cuando debìamos confìar el equilibrio a
la armonìa.


Y antes que equilibio.

Antes que armonìa.

El equilibrio buscaba entendimiento.



Guillermo paredes mattos

viernes, 10 de enero de 2014

El Solsticio del Río







Un sol de escamas muy grandes: es 
todo lo que hay.

Sonido o eje al ejecutar.

Cabaña vestida por pelos.



Una cabaña vestida también por mis sienes
Una respiración en forma de litro.

La soledad de un francotirador
deprimido: aquel cuyo trote significa
liberarse de su pecho.

El efecto contiguo a la quimera
cuando el ser amarra una proa.

El gaviero oscilando y suspendiendo 
sus lineas de polvora.

Un sol de mi yo introvertido y metálico.
Juntando el mar necesariamente, con
amapolas de necesidad prensadas 
en una gota que cae. 

Gelatinoso, un yo de siempres esporádicos.
Dormido en crimenes de moral y lapiceros.

Mi yo inmoral, celeste carnicero como 
la poesía recreaba con cintas de hogueras.

La duda de su convicción en los pétalos
extiende direcciones sobre
carbónes y la radiación del acuario,
hoy velamen, construye la astrología con
la cual durmió en una vereda:
Llegó como mastodonte a
una calle.
A un florecimiento de 
treboles.



Un sol de escamas pequeñas para mi 
cama de acrilico.

Un habito de raspon en mi mano.


Una lapida sobre el abdomen de la 
inocencia con barcazas de ríos.

Perpetuamente derramándose.




Guillermo paredes mattos

El Deseo de la Idolatría





Nasciente como demiurgo.

Acompañándolo: el día que se transforma
en placenta.

Un día más heuristico que tú o yo: hermoso
cual invierno de andrógino nihilismo; el
que guardamos por cucharas,
mucho antes que la idea
presagie un propio
pensamiento: asi también
idolatrámos.

Aquella idea: femenino placton.
Marea incolóra ascendiendo
desde mecanicas de parsimonia o nubes electricas;
fruto o corola de pavimento
atlético
como aquellos tan brillantes sin esqueletos
y olmos;

buscando el horóscopo de su araña,
la rada del milenario ajetreo
donde el poema logra decirse carnesí o
torrente; ciudad de tripulaciones; en una 
el ápice; en otra la vendimia y su alquitran.


Todas vuelven a los parques con
una bicicleta en la garganta.

Y entonces divinidad no es escribir
sobre lo pagano.

Es sólo decir que deje despertar la profundidad
de su idolatría.

Es sólo caminar y caminar hasta que nos
iluminen sus mares.




Guillermo paredes mattos




La Alquimia de la Lejanìa





Nunca he conquistado un libro
como todos.

No fue amplia mi cabellera de 
oxigeno como el torrente.

No tuve caparazòn de lampo
en el vidrio: serìa mi equilibrio.

Lleguè al oceano con
intenciones verbales.

Intentè beber una ceniza,
un pasadizo
como lo hacen los parpados.

Cavernas y galerìas: alimentadas
por pergerinaciones
semejaban mis labios.

Los sentidos cuadraplejicos
del orden que conocì.

Lo aureo y la avutarda.

El milimetro del cipres
entre amuletos que sueñan.

Una mancha lògica y crepùscular
entre peninsulas de dibujos.

La hoja, el eco de la naturaleza
en el vacìo,
mis alimentos de pintura y carne.

-como una mitosis de anafases-

No fuì proporcional a un mundo.


Sòlo tectònico, dìa tras plaza
o lenguaje tras patio me hice tectònico,
abecedariamente lengua
visualmente àngulo
donde ya no podemos sorprendernos
de la vida.

Y entonces volvemos a la poesìa
de las runas en los hombres.

Y dormimos ante èl
aguardando que al despertar haya
llegado mas lejos.




Guillermo paredes mattos

Prismas Boreales






La nota extensiona hecha pielago.

Es una universidad de tratados.

Escencia febril desvanecida por
la tierra.


- Nosotros colgamos un pigmento
en ella: el tinte es de espuma y reitera
dinastìas que un palacio
recitaba.

O recita. La colgamos con una intenciòn
que primara sobre la palidez
de la hojarasca en un tacto circulando
lo hemisfèrico -


Es azul como el resplandor del axioma
que regresa edificando lo profundo
del mortero
en un alma.


Allì celajes de pinos entrecortaban una
ciènaga y paìses de òpalos
encaminan el trebol
que una galerìa deja a la humedad
con reencarnaciones de asfalto o 
el hiato buscado por mi corazòn
en la fe del pretoriano vestido
de angustia en la linea
ecuatorial de
un pulmòn.

En la linea ecuatorial de
los higados.

Cuando el hombre llega a 
la efigie.

Lleno de telarañas y epistolarios
sin gozne, sumergièndose
en los continentes
que el barro
colorea en una mayeutica
semejante al metal del hibrido
a la concepciòn sagrada del universo
en un bolsillo
llena de huesos y 
prismas boreales.



Guillermo paredes mattos




Prolongaciones Ideales






Serìa ideal.
El resto de una hoja
junto a miscelaneas de velos.
La esfera doctrinal.
El tiempo.
El planear del rascacielo.
Los ligamentos del plano en una
escalera frontal donde crecì y vivì
como una mesa.
Habìa un collar insomne en ella.
Una historia de cuellos.
Un aparato de agua sosteniendo
un aullido, imponente, inconciente.
Como una soledad capital de reguero.
Ideal como un verano de ortigas.
De cetaceo y làmparas donde el
cuerpo entonaba.
Luego la emociòn,
el canto del instinto del crear
con asonadas de pàlmeras y pinos
ancestrales como la avellana que 
en cuya superficie volvemos
a escribir.
Ideal como el sonido
del aro.
Personificando soledades guiadas
en una peninsula.
Inventando una mañana de auroras 
en el frìo.
El concepto de que hoy todo terminarà
en un boceto.
Y elevar eslabones con simbolos
de sentimientos.
El friaje del atardecer junto al trazo.
El matìz del basalto.
O el juramento donde duerme la boina
de una estrella.
Sin invierno alguno que logre
despertarla.


Guillermo paredes mattos




jueves, 9 de enero de 2014

Monografía del Vilo







Un murcielago en el vilo.
Su persuación de acto o diluvio: sensorial
como una corriente de aire interplanetario
que al llegar a la tierra
acaricia un precipicio. 

El día es alabarda en ese momento.
Un pergamino con notas de costras.
Un pergamino que no sirve a nosotros que
estámos hechos de colores o pigmentos: con
estas cualidades vivimos otras cosas
recorremos tortugas,
el placer de vivir siempre como un artesano de
la memoria y la iniciación en un verbo.

Pero eso no somos.
Nosotros escribimos religaciones y elixires con
las campanas.
Describimos los metodos sin que ellos llevaran
maderas de mistica.
Ubicamos el algoritmo de la identidad
con una monografía.

Y el día es espinar de los clavos.

Un agonizar de las lilas
con frontales espesuras y el
viento deja caer allí la brisa
como un presente religioso
el cual nos dice que existe también 
entre los hombres.

Pero hay ramas extrasensoriales.
Una coherencia supramarina debajo y
encima de los mástiles.

Programada para suplir mi ladrido
de perro.

Y sin perdón de ese perro.

Yo mordí y me alimente de hojas
toda mi vida.



Guillermo paredes mattos

Terreno de Fragatas






Sirve el corazòn si vamos a mirar los àrboles.
En vano es que pienses en la piel.

Sirve como psicologismo puro aterrandose
en el alma.

Sirve como espìritu que deja crecer el platino
desde sus abominaciones.


Tiene sentido el anhelo si vas a recorrerla: no
la carne.

Tambièn un arcangel marròn.

La bocanada y la deriva.

Lo legendario a punta de remos.

La lira dejando atràs un puerto y el mirlo
donde nacìa un espigòn.

Entre las piedras un manuscrito observaba 
el batirse de una planta que no estaba
en los caminos del muelle, tampoco 
de los navios.

Sirve el corazòn si vamos a mirar los àrboles.

Por ello sigo durmiendo entre fragatas.




Guillermo paredes

No Obstante - Sin Embargo






El dìa es agil y ùltimo asi que puede 
convertirse en autista ahora
que nace.

- en mì y todas las cosas-

- particularmente en  todas las cosas-

No acontecerìa articuladamente
hasta despuès del alba 
donde su derecho proviene de 
tocar el pàramo de los menguantes: serìa 
un forma de sentido, a pesar de todos los
mediodìas.

Y  a pesar de la silueta de los mismos
verticalizando, expandiendo,
observando epifanìas que
desde la atmosfera toman la tierra en
un circulo, para conducirla 
en èl.

Nosotros sòlo lo habitamos.
Tenemos una alambrada seca en las uñas.
Un muerto luminoso en el pecho que vive aùn
no obstante las canteras.
No obstante: haber salido del osculo con una
premoniciòn energètica: algo cuya semàntica
es un: sin embargo.

Y asi como el dìa se niega dos cosas.

- lo agil y ùltimo-

Un sin embargo en mì se niega todas las que caminan
por el mundo.



Guillermo paredes mattos