martes, 28 de mayo de 2013

Nivel Dimensional de la Oscuridad





                                                  En la arena, sòlo allì se hundiràn nuestros pasos.



Desde la oscuridad, la percepciòn me habla.
La pared, que por el dìa separàbase de otra
es una sola. El animal caminando sobre el
suelo -otrora rubio- es una forma cetrina, 
negra.

Las cosas aprenden a desplazarse en las
sombras nuevamente, como lo haràn mañana
entre la luz.

Otros son los sonidos.
El techo de esta habitaciòn donde se desplegaba
una araña, fuè devorado por las tinieblas, 
podrìa decir incluso que allì empieza 
el universo, ninguna definiciòn
podrìa sostener desde aqui
y en este momento lo 
contrario.

En esta oscuridad, elementos que desconozco
evolucionan, lo hacen hasta estilizar gravedades
y puntos de claridad en lo siniestro,
el maullido de un gato
-antes fisica y foneticamente ubicable,
se pierde entre las sombras que
lo siniestro deja como
ùnica pista a la
poesìa.

Mi atenciòn desde este lecho,
vuelve a despertar, creìa que mi sensibilidad
habìa cumplido en el dìa su cita con aquello
que para ella estaba destinado, me equivoquè.

Y al pensar en los objetos, pienso en la talla
del amanecer al encontrarlos
con el aura y en la fortaleza
de la observaciòn
entrando por una ventana 
acompañada de un frìo aire
ahora.

Y entre aquella catadura del amanecer y
en la fortaleza de la observaciòn 
en esta oscuridad soy otra vez
el iniciado.

La sensibilidad desde la oscuridad
que apenas miro.

La mitica dimensionalidad donde
sòlo una pista me enseña su mirada
para poder elevar la creaciòn
desde la oscuridad
de su mundo.

Y desde la lògica racionalidad
de estas sombras.



Guillermo Paredes Mattos







domingo, 26 de mayo de 2013

Adiestramiento Subliminal de la Tristeza








Yo vivo en las cosas racionales de mi corazòn, 
esas que son irracionales.

Conozco todas las calles que cruzarè este dìa,
serìa imposible ir por otras.

Soy un poco de mì, otro poco de mi ser y por
si no me he dado cuenta, bàsicamente una sombra.

Yo no dependo de los àrboles para mostrar 
alguna rama, incluso para èl y para mì desconocida,
pero morirè bajo sus sombras. Creo que
incluso morirè bajo la mìa.

Sè, estoy convencido que mi corazòn se 
quemarà antes que ello suceda, ello
tambièn serà inevitable.

Yo vivo en las cosas racionales de 
toda abstracciòn, esas que son inspiradas.

He visto el devenir de la providencia
en el interior del proposito,
porque ningùn proposito me pertenece.

Esas cosas puede responderla un poema,
pero generalmente el poema se dedica a
escuchar pianos.

Yo lo adiestre en ello y con toda honestidad
ahora me arrepiento.

Es mi responsabilidad, toda mi responsabilidad
ciegamente y deberìa aprender a golpearme
como no lo hacen los objetos.

Como no el insomnio de las cosas.

Aquellos a la deriva de la magia.

 Aquellos que nunca conocemos.




Guillermo Paredes Mattos

sábado, 25 de mayo de 2013

Consideracions Estrùcturales







Siempre buscamos esa comunicaciòn que
llega de algo. Artera y equinoccial. Borrosa
como el deprecio de un naipe. Nociva como 
el tarot del alga.

Tomamos alguno de sus elementos
y caminamos a un lenguaje que
es de arena.

Algo en ese lenguaje conoce màs que 
nosotros la alusiòn al desierto.

Lo ùnico que podemos hacer desde nuestra
voluntad es ignorarla.

Ello se convierte en una conexiòn con ella.

Esa ignorancia - debo decirlo- se convierte
en un alto tejido con la providencia.

Es ademàs una respuesta, dado que 
serà lo ùnico a lo cual nos lleve
en un principio.

Deduciremos que es triste que los lagos se formen donde
muere un pàjaro.

Que es penoso que no podamos liberar
un hemisferio.

Enumerar los entes al lado del resplandor
que la oscuridad imita en los pèndulos.

En las segregaciones y los campeonatos
de estrellas.

Es triste concluir particularmente que
este punto no se incendia por mì,
en cualquier texto del universo.

Eso no està en los planes de la creaciòn.

Yo pensè que hace siglos lo
habìa comprendido.





Guillermo Paredes Mattos

La Fugacidad de los Ciclopes







Comprobando el ciclo de la fugacidad
llego a un dogma.

Escribo impávido, pues fue ese es el carácter 
que me han dado. Lo impávido a veces
es una naturaleza de suma y tristeza.

Escribir; asi se relega ésta noche
una reencarnación.

El abrir una tela en la boca,
el buscar un edificio maritimo en
las cartas del diablo, cuando su frenesí,
llega a la tregua convertido en
galaxia.

Y entonces lo miro.

Y entonces vuelvo a escribir reflexionando
o meditabundo, con la magia
del forastero en el indicio
de que la felicidad fue el
preambulo de algun
vagabundo,
prelado y antinómico
en los hados.

Pero hablar del hado es exigir y mas 
cuando termina una oración. Ese fín
de la estrofa me preocupa
y toda preocupación es
una pregunta que deja de sugerir
buscando el agua.

Entonces pienso en pretextos,
como no en apellidos, y sugiero 
en las tenazas de mi dormitorio
una teoría que me muestre,
la mayor ejemplificación del vivir
en un monasterio.

Un monasterio a base de mayolicas.
Razonable e ideologo de ser posible.

Llenando mi pequeño infinito de
máquinas.

El pequeño erotismo de mi pensamiento
de ciclopes.

Asi...Comprobando el ciclo -ya no de la
fugacidad- llego al mío...

Y muere un dogma.




Guillermo Paredes Mattos





viernes, 24 de mayo de 2013

Las Anclas del Cielo






Nunca sabremos si esas cartas existieron.
No veremos el hombre que alimentàbase 
de ellas. La cocina o el templo descritas
en sus pàginas.

Seguiremos atendiendo otras cosas.

Aquellas cartas nos dirìan
de què estaba hecha el agua, cùales
eran los componente del sol
en ese tiempo,
- Hoy el sol no es el mismo-
nuestras manos indudablemente
tenìan otras manos.

Por supuesto existian al lado de ellas
los bocados, esos que hoy son carnadas,
siempre es importante el bocado
para acabar con un hombre,
para asestarle el ancla definitiva y dejarlo
en el cielo. Y el cielo sin ser ningùn
paraìso lo acoge.

Asi ha pasado durante siglos.
No sè si antes de una noche y su lenguaje.
Mucho menos del cipres caido en
el valle del torrente
del estrogeno.

Asi ha pasado durante los siglos que conocemos.
No bajo esas cartas que crearon otra palabra.
Y siguen viviendo y escribiendo en ellas
alejadas del ser.

Antes, mucho antes que todo existiera.



Guillermo Paredes Mattos




Los Inmediatos Relàmpagos






Siempre quise una derrota que
llegara de la mùsica.

Que se alarmara y llevara aforismos.

-he quitado el adjetivo al aforismo-

Que despejara el amor en las fachadas 
del deseo.

Terrorista como el adjetivo - otra vez-
del hombre entre los hombres.

Llena de sicarios como las que colman
los faroles.

Yo siempre quise la esperanza de esta 
fe tan democratica, tan esquizofrènica.

Ejemplificada tan solo al degollar.
Burocrata en cada una de sus heridas
evangelizando todo lo que pudiera pensar;
mi cita personal con un movil
mi cita personal con las mayòlicas.

Ocasionalmente mi sospecha
de imprimir piramides en mi nostalgia,
porque esa fe llegò tambièn a ese lugar.
Llegò a todos los parques que tuve o 
amè, menos a uno.


Pero yo quiero un verbo por temor
a pànico, al epitafio,
que viva aledaño a un espejo
que no tenga armaduras ni clavos
que sea señor como una espera
que busque diariamente lo convencional
-en lo convencional està todo el universo-
que hable de plasticos o gestos
que conjure sin avanzar un antepasado
y no pueda llegar a lo sagrado en èl.

Lo sagrado para empezar es un 
relàmpago inmediato.

Un relàmpago que luego empieza
a desfigurarse.

Y lo hace en cada antorcha de 
tus venas.


Guillermo Paredes Mattos






miércoles, 22 de mayo de 2013

Cadaveres






En mi casa hay muchos cadaveres.
Uno ha esposado el lenguaje.
El otro mira mi naríz pues ésta posee
un solo orificio y el oxigeno se pregunta: Qué hago.
Es una circunstancia extraña para el lenguaje
y a veces terrible para mí.

Otro mira las paredes.
A éste lo admiro ya que descubre cosas
misteriosas y desconocidas.
Nunca me habla de ellas.
Nunca ha mostrado una sola.
A mí, me toca soñar las que se esconden
en su corazón.
También palpitan.
Todos escriben.
Todos son poetas.

Jamás hablo con los últimos.

Yo no resucito a los
muertos.


Guillermo Paredes Mattos


Matemàtica Simple I





Provenìa del alero, mutilado y motìn,
por experiencia subiò a las catapultas,
ascendiò a los veranos y escribiò
en la tensiòn con que
una profecìa
desciende a los cuadernos.


Hasta allì abandonò esa imagen
de un futuro que no se puede ver
y ello debe ser impresionante 
en la fisica del tiempo,
pero nada màs.


Alguien màs habìa aprendido de esas culatas.
Vivìa entre sortilegios que estrechaban
cada anochecer viajeros de lumen,
citas dimensionales con titanes
que suelen huir del portento,
no es necesario decir que èsta abstracciòn
se encuentra en las cosas,
como el mayeutico rocìo
que silenciò el adobe 
de mi paredòn esta mañana.

Y a pesar que nadie iba a ser fusilado,
dispuse de aquel que habìa aprendido
en las culatas.

Querìa la experiencia 
del fusil y la polvora
de la carne y la bala
para èl.

Si mis labios siguen escribiendo.
Fiel y absurdamente sabrè que no
lo he logrado.



Guillermo Paredes Mattos




El Himno sobre la Intuición






Cúantas lluvias has tocado para que ello suceda.
Qué himno tras otro sobreentiendes.
Qué dragón sin equinos.
Cúal despertar hoy será especulación.
El espectro donde los muelles ubican una carta.
Un hemisferio que vamos a convertir en meridiano 
o mariposa negra o hiálino o tren.
Qué fantasma traerá la mimesis de una noche,
donde un violín corta el semen y advientos como 
la sed o el desmayo, intiman tardiamente su esbozo.
Con una proyección recondita.
Con elementos lejanamente divinos.
Como si el destino rompiera catalinas de un
periodico entre bicicletas y las jabalinas
horadaran ese espacio que separa
el momento donde la realidad
de una bicicleta
regresa a las mismas
inundandolas.
Inundandolas porque lo intuimos.
Pero no sabemos de qué.



Guillermo Paredes Mattos

lunes, 20 de mayo de 2013

Los Margenes Verdes






En una lluvia aerea en el ozono.
En historias estrùcturales de bocinas.
En estigmas y promiscuidades de inviernos o altercados.
En el lirio de acido junto a un museo.
En pliegues de emboscadas, sabotajes y pechos.
En sartas donbde libera un druida su traje de astronauta.
En oniricos troqueles con pentagramas de candelabros.
En mentes trasladando espacios conmoviendose.
En sentimientos sobre testamentos y supersticiones.
En el hodrògeno natural y su danza.
En el ballet del rubor y su sinuosidad global.
En un arabezco partenòn.
En el ìdolo de centenarios y el de los colosos.
En elheraldo que jamàs duerme bien.
En un ahora revelàndose.
Sin bengalas.
En el fratricidio del trapecio.
En el sabor a quemarropa heroicamente sordido.
- Ese en el que no cultivamos mas que un 
ladrillo-
En el ladrillo cultivado màs y màs alla sin intentarlo.
En los temperamentos del arco o el matìz de una guerra.
El los hibridos nauticos de la piel cuando salpica.
En el depilador delhumo.
En vaticinios de margenes verdes como el que agita una acacia.
En la curiosidad nerviosa de una laguna.
En este recurso tan viejo en el cual resuelve un texto,
un idilio con su màs hermoso demonio.




Guillermo Paredes Mattos

viernes, 17 de mayo de 2013

Yo dirìa que Poèticamente






Hoy tengo un plano de mi vida. Deberìa
saber que ello es un fractal, una coaliciòn.

Una existencia racionalmente sola.

Por aficiòn, deberìamos inquirir en
esas existencias solitarias.

Han llamado siempre mi atenciòn.
Incluso desarrollè una conciencia
cuyo fìn era entender algunos de
sus salmos - constantemente
las veìa ordenando oraciones-
Yo estoy convencido que la tradiciòn
de esos seres es o era biblica, no cristiana,
ni judeo, enteramente biblica.

Y son hombres que han perdido el alma
y se muestran a si mismos como
un cuerpo, que besa los parques,
esos parques que inventè señor donde
todo era rojo...

Yo dirìa que poèticamente.

Pero eso es dificil de creer. Asi que
continuemos.

Dije que tenìa un plano de mi vida.
Y las habìa adjetivado de manera tal
que pudiera ser entendida desde una
figura, aquì debiera separar literatura
de lenguaje y hablar de una ciencia
cuyas palabras desconozco. Aquì
deberìa entonar el canto del reloj
cuando sube a un punto y el punteo
del mar en la guitarra lo nombra
en esa tierra lejana, donde se aprende
caminando al lado de una rana.

La que entre literatura y lenguaje supo
tomar de ese hombre solitario
la existencia que èl no habìa encontrado.

Y vanamente la entrego como una plaga bautizada
por la ciencia.



Guillermo Paredes Mattos

miércoles, 15 de mayo de 2013

El Titulo de las Cosas







Creo en temporalidades
menos espaciales que el verso
cuando junta las cosas.

Tambièn en menciones
frente a una ventana
donde esperamos
al màgico espectro
del reloj
marcar los restos de
una mariposa
con prismas de
sangre.


Y se vibra como una quietud
que no encuentra respuestas
y entre sus paredes
eleva fenomenos
como un cometa
en las raices
o un astro aquiescente
entre la barbarie
de mi tumba solidaria,
esa que crece diariamente en
las manos.

Aquella que me conduce ciegamente
como un escolar
a los mitos
que temporalmente
deja el espacio,

al postrero momento
entre los cigueñales y yo
nada màs con un trasto,
donde la expresiòn
cuenta al fosil
que dirigì
por un instante
la locura.

Y ella escribìa ante un planeta
-uno solo-
que temporalmente
dividimos en idolos
el espacio.

Para creer en las cosas.



Guillermo Paredes Mattos

Devenir







Ni la edad o el rocìo del gallo.

Ni esa altura durmiendo en la sal
del poema.

Alguien bebe inmensidad sin infinito.

Y la eternidad realiza deforme,
intensas estelarizaciones
de plata.


Allì donde la luz nace o todo pièlago
abre maderas.

Actos de relojes como un candelabro
colgando brisas, una arcana
voluntad donde nacemos
inmediatamente
al fulgor que
asiste,
con cupulas de exordio y amenaza
a una rueca,
a continuaciones
que logren ser exactas como
este momento donde
la psiquiatrìa
de las cosas no puede liberarme
y yerro ante la espuma
muy lejos del cìmbalo
ironicamente como
un perro.

Y entonces tengo que  buscar
tan lejos...

Porque mi psiquatría
de perro no puede
encontrarme
en el ladrido.



Guillermo Paredes Mattos



Espíritu de una Gastritis






Mi ciudad se compone de malestares.
De malestares y digestiones.
De periódicos y titulares expresos.
Sus formas conducen siempre a
algún tipo de gastritis, por más que
la gastritis sea siempre una.
Esto en un amanecer de éxodos:
Cría cuervos dice la luna, mejor
mentor y alpinista de nadie.
Mi ciudad llevaba ternos, la 
imagino muy bien con su corbata,
me sugería muchas cosas, asi que 
me hice músico sin que aterrizara, 
misionero de equilibrio sin pudores.
Encarnecido es su andar mientras
no gesticula, busca al igual que 
este pronombre, una estrofa.
A esta ciudad ninguna confesión 
de lealtad le debo, pero ya que 
estoy aquí, debo suponer que lealtad
es suponer por separado, que un
hombre no logra ser tomado de
la mano y sus inscripciones son 
la nieve de un mausoleo girando
en los bastones. Pero, mi ciudad
es lapidaria, la identidad del peso,
el fondo del acto, la intención
sin cartas ni cosas al final del 
embrujo. Esta ciudad es llenar
una caja, cortar un papel, decididamente
dormir en la lluvia, saborear el follaje.
En ella nada es finalmente.
Sus fogatas nos llegan a cuentagotas.
Mi romance con sus expresiones
son prohibidas, mi conmoción ante
alguno de sus criaturas, es una deriva,
un paisaje en común con el granito.
Mi ciudad tiene su solo poema
y eso es demasiada cultura,
algo que maltrata de cualquier forma
a lo subrepticio del aire. Inasible.
Llena de poder y cartas no astrales.
Lo sabes, tú lo sabes y sin embargo
sigues escribiendo.


Guillermo Paredes Mattos

Dianas








Una palabra es una garrocha
va por el látigo como una medida
como un olvido seco e inmediato.
Es solsticio entre las diferencias
menguante de las decisiones.

Hambrienta entre colores de aire
dimensiona objetivos o cipreses
temas de incertidumbres y largas 
estrofas con los escalones, donde
el hombre es quien al unirlas,
cuenta en ellas ciegos diques.

Ese es pecado capital diría mi
jurisprudencia, mi ley del escarnio
y la explosión de los peces. Pero 
en medio de ese vidrio aletea
la nube, la gravitacional unión
de una epítome, de inhospitos 
tramites y mutismo en el
marfil, cuando su vida llega
de la aurora...

A la referancia y la alusión a 
estampidas o el alcoholes
de una estación cuando es 
ser disputando una bacílica,
y en ella una canción de
horror con el sueño.




Guillermo Paredes mattos

martes, 14 de mayo de 2013

El Tensar del Iris






Recordarè que el iris era un punto vacìo.
Que el amor empezò en ese iris
aferràndose al temple.

El iris eternamente tensa.

Incluso suspenderse para èl no es
una paràdoja literal o humana.

Es algo metàlico
como una pradera o un bosque
sumergido en la lluvia,
entre salones y carnes
donde los espectros
aguardan.


El iris
ya existìa. Poseìa palabras
tenìa cortos y lenguajes de
continuidad y a veces de poses.

Darle al iris una pose, es 
inasible. Asi que confrontabamos
su papel ignorantes y puros,
pero no siempre la
pureza salva la ignorancia.

Y ese iris tuvo que arrastrarse
por el universo.

Acompañado del hado.

Soñando que en una puerta
hecha de dedos y manos
estaba la clarividencia.





Guillermo Paredes Mattos



sábado, 11 de mayo de 2013

Orfebres Laboratorios







Yo me he seguido particularmente en cada siglo.
En cada lustro.
En todas las monedas.
Escupí en filtros y prendas de seda.
Me dediqué entre pesadas maquinarias a cosas
sagradas...Grave error. 

Seguidamente fui propulsado al craneo.
El pensamiento en él aún se ensimisma pues
es forma de llegar dorado a la penumbra, siniestro.
Pero hablar de ensimismamiento
puede hacer que las cosas
se queden siempre allí
y esa intención no debe vivir mientras camine
un poema.

O mientras pueda caminar.


Siempre dormí debajo de los sueños mirando
cómo despertaban.
Me originé hipocritamente como un verbo
que conoce demasiado lo
que escudriña.
Lo curioso es que no lo escribe.
Lo mantiene igual a un espectáculo que
ciñe de material belleza las paredes.
Esas paredes de brea.
Tan apellidezcas.

Sigo a los ejemplos del aire.
Al vientre del cefiro y donde termina
una uña
recuerdo que todo es taxonómico.

Como un laboratorio.




Guillermo Paredes Mattos


El Yacimiento en el Papel






Ni tus evidencias ni hechos sostienen una rama.
Ni el corte cervical de tus pómulos.
Tampoco la cabaña enfebrecida del alce entre 
territorios de naipes, mientras o
al parecer, respira mayúsculo
como una vertiente
el agorero,
una parafernalia de cuentos
un poco lejanos como el patín
o el feligres; un subjuntivo.
Un ladino yacimiento.

Pero, como agora de repelentes.
Asisto a esta premier de cosas
subliminales en la sociedad.
Mi sistema aún me ofrece capacidad
para el reloj y la media,
para la caracteristica o la manera histórica
donde el hombre es alimentado de
aluminio.

Aún sueño ello.
Aún mi esperanza es contemplar
el mercurio en su cuello,
cambiando de estampas diariamente.

Una llegará al estandarte. 
Al alevín.
A una subjetividad donde la conciencia
aleja yacimientos 
hasta poseer al interior de un
galactico pelo.

De un alambre con cadencias.

Ello, podemos repetirlo a toda hora en
los hilos;
es indispensable sólo una escencia.

Un torre que enseñe a disgregar
el disparo del tiempo.

Y la rocinante clarividencia
de sus rumiantes molinos.




Guillermo Paredes Mattos

viernes, 10 de mayo de 2013

Semantologìa de una Muleta








Para encontrar la playa no es necesaria una piedra.
Un perimetro de ciudades. Una sìlaba que intentàmos
jamàs unir a otra, asi no crearìa la palabra.

En nuestras manos estarìa arrojarla al infinito.
Si el infinito quiere.

Para esas cosas sòlo basta vivir acantonado.
-digo, caminar a una playa-
De ser posible, en el fondo de la tierra.

En los grandes precipicios donde los besos
son crepùsculares, como el alma de 
la providencia bañada por un 
esquimal, por una tiniebla tuerta
en la aurora
dando paso y sin remordimientos
al alba.


Tampoco es importante el carbòn.
El zafiro desgastado por un orbe.
El sinòptico lenguaje de especies
con tonos liquidos como todo lo 
que posee dentaduras.

Mandibulas.

Dinàmicas de salivas en ellas
recuerdan que la garganta aùn
predice el escarnio con
que guardamos las
cosas
ante un idilio.

- Mientras no sea nuestro-

Ante un romance donde creemos
adivinar de què està
hecho ese amor.

De què su veneno.

Pero ese es un  delicado mal.

- tan hermoso ademàs-

Que sòlo me queda hablar del mìo.

No por narcicismo, no por egocentricidad.

Viene bien que los terminos tambièn
cojeen.

Viene bien que entre la oscuridad de 
un papel tan luminoso.

Busquemos sus muletas.



Guillermo Paredes Mattos

Cartas Lunares








Me quedarìa aqui buscando una leyenda.
Un dequeismo pronunciado por Apolo.
Una sistole en la orilla donde acaban las cosas.
En la reflexiòn del lunàtico tejiendo espejos.
En la rueca de inquisciones abordando el plexo.
El andamiaje bronquial del espejismo
en la arena, cuando nuestras palabras
conducen a ella, buscando sinuosas efigies.

Nada màs. Y entonces valientes fonemas
toman forasteros el trasto pretoriano,
el dilema del segundo en el minuto,
el aquelarre magico en un diluvio.

Vivirìa aquì, como lo hace un suicidio.
Una muerte prolongada, muy prolòngada
teniendo a juicio la interrogaciòn eterna,
inmortal como las cosas que duran un dìa
que cantan bajo el mar, que no seràn perpetuas
como la naturaleza. Conciencias
de marte ante una avenida, vuelvo
a la convulsiòn de esa esquina 
de dioses, increpando a veces una muralla,
el presente imperfecto del eter.
la inscripciòn del halo en una epopeya.

En un sangrado homèrico. Pues son
los ùnicos lugares - queramoslo o no-
donde mueren. Saben que toda muerte
bajo esas corpusculos es despertar,
saben que esa gravedad sobre si mismos
es la mejor apariencia para jamàs
ser oidos. Conocen con todo su amor
que esa subjetividad, es quien los
defiende al final de todo el universo.



Guillermo Paredes Mattos

Fraseologìa Floral







Una flor no sube por un tìtulo.
Duerme secretamente en èl.
Toma relojes que no son del tiempo
para abordar su rocìo.
Una flor es el canto de una ejecuciòn
cuando escribe ante el mar.
Una simpleza de arnes.
Un genocidio de àrpon.

Sus pètalos inspiran bordas de 
la noche
su equipaje es el nictàlope arcano
de lo ancestral.
Aquel rodeado de mochilas.
Nocturno, seco.

Se abisma en su propio polen
intentando hallar la vida.
El sentido unico y exacto,
el que responda a esa categorìa
epistolar de epistemologo,
misterioso e inca.

Ese que crea andenes todavìa.
Que recoge la idiosincracia del
verbo antes de convertirse en
movimiento. De desplazar
la continuidad a fìn de 
evitar tanto peso.

Y el peso es la historia del examen
junto al vèrtigo.

A la fraseologìa.

Al espectaculo del simulacro
cuando es realmente algùn crimen.

Y la vìctima es el mar.

Y el asesino, desesperadamente
la belleza.




Guillermo Paredes Mattos


jueves, 9 de mayo de 2013

La Inteligencia del Mar y el Castigo







Llegamos a la inteligencia
con la idea del mar.

De un castigo.

Un mar que va más lejos que nosotros.

Un castigo que no puede
hacerlo.


En nuestros lógicos jueces de fantasía
abrimos estandartes 
para fijar constelaciones.

Un juez que jamás abandona 
sus juicios.

Un estandarte esperando ciudades 
en guerra.

Un ser fijo en las constelaciones
para que la inmensidad
mida
una cartografía.


Y toda carta es un exagen geográfico
del papel al recordar su teoría.

De opalos freneticamente alados.

De prefijos que hoy indican 
el abordaje científico de un alga
de una inflexión
de protocolos que tocan
el vacío.

Con la proporcionalidad
del lírico.

Angustiandose claro, angustiándose.

Al declararse inasible.



Guillermo Paredes Mattos

miércoles, 8 de mayo de 2013

El Alfabeto de Aquiles









Todo recorrido alfabético no es un
milimetro, pero lo es.

Semejante a una introducción de números
desconcertados, en ese alfabéto 
hay muchos logaritmos.

Alguno conceptua.
Otro civiliza hasta rankearse.

Tal recorrido surge antes de la A,
ello para evitar un talón como el
de Aquiles.

Son dueñas del orden espíritual
de todas sus palabras.

-Siguiendo al alfabeto-

Deben hablar de cascaras
y ordenes masónicas para mantenerse.

Presentan leyes sobre 
paraférnalicas tendencias.

Obvian concretamente y
obvian; el pájaro que destiñe el vuelo
y por opuesto logramos también voltear esta hoja,
entonces es el vuelo quien destiñe 
al pájaro.

Asi, con muy poco equilibrio.

A veces sin darnos cuenta.

Llegamos a cosas diferentes.

Como el talón de Aquiles.




Guillermo Paredes Mattos


lunes, 6 de mayo de 2013

La Hormiga Inclinada






La hormiga inclinada. Su exodo.
La cubierta violeta en alguno de sus libros.

La parte disecada de un escudo
con anilinas.

La hormiga nuevamente, tengàmosla
como una letra
cimbreada por nada, ya que no escribe.

Pero puede asentir.

Morder una hoja, alimentarse de ella.
Tener digestiònes marinas.
Cubrir restos de barro higienicamente
como lo hace la niebla
con el horizonte, limpiamente,
siniestramente sin encontrar a nadie.

No hace falta economìa alguna
para vivir con ello.

No hace falta que una soledad sea comprendida
porque al final es siempre
incomprensible.

Es la ùnica ventana que mantenemos abierta
para que todas se cierren.

Es el ùnico martinete en un
amanecer hipnotico.

Vadeado por el trance.

Inclinado como una hormiga,
pero èsta vez a un silogismo.




Guillermo Paredes Mattos

sábado, 4 de mayo de 2013

El Horizonte de las Uvas






Una sonata crea su palacio de negro,
diferencias de cobre subyugan retinas.
Todo lo escrito vocea maderas,
nihilistas y puros son los patriarcas.

La soledad es iconografica y ralea
las fuentes marchitas de encarnaciones.
Huertos en las ramas suben al armiño
la narìz del asidero es màs sobria.

Cojines y doradas sentinas vuelven.
Dosajes como el sol impenetrable,
dormitorios igual al vacìo del eje
dominando cabellos vertiginosos.

Sientese el desmayo, el temblor
de una pira sobre toxicas electricidades,
devuelven atomos fosforecentes,
inmaculados aros entre anillos.

Quizà en algùn brio esperàbamos.
Tal vez los parques jugaron como 
la divinidad en trenes e insomnios,
de cicatrizes alimentadas de plomo.

Y hasta el nicho fue cartografìa
elegìa de fruiciòn con una tumba.
Donde las manadas aùn se despedazan
entre uñas marrones de una uva.



Guillermo Paredes Mattos

El Oscuro Canto del Pensamiento






Mentaba el iris.

Ciertas ruedas de hidrocarburo
espaciaban su rumbo.

El halo con voràgines donde 
aprendiò y asestaba calles, en èstas
la anunciaciòn y el sino
practicaban llamaradas, laberintos
de tallos y despuès una prueba
para entender
que el mar
es la inteligencia
del petroleo
en un dìa de primaveras
sin anunciar 
estelas.

Y amo ese iris
su canciòn de yesca derramàndose
por el universo
sin cubrirlo todo,
dejando un lamento como
la distancia
para que logre convertirse
en una pàgina.

En una mano.
En el ser màs solitario de la nube.
Conjugando hilos crepùsculares
de tornasoles.

Bajo un territorio de narraciones.

Donde las sentencias se alejan
con los esquimales.

Sòlo asi vuelve a formarse y
cantar el pensamiento.




Guillermo Paredes Mattos



Pergámino de un Vuelo







Alimentámos el ave por sus alas y estadisticas.
Buscamos lo sobrio o particular en élla.
Un hecho, un accidente que pueda separarla
de ésta nota en la existencia. De ésta apariencia
en la vida. Pero no lo hallamos. Por parte
del ave es una pretensión entregarnos
a ello. Inclinar nuestra conciencia
a un día, donde nuestro querer sólo
camine y derive a la busqueda
de un detalle en ella.

- Sucede en el cielo y somos responsables
porque no existe bajo ese cielo o bajo ésta
tierra nada con lo cual no nos involucremos-

Finalmente ese detalle termina siendo
el siguiente: Pensar, creer que vivimos
o viviremos por ella eternamente.

Y eso es imposible.





Guillermo Paredes Mattos

viernes, 3 de mayo de 2013

Perfil Secreto del Lenguaje







Por ahora, la quimera ha borrado 
una de sus noches y entonces bebemos
cenizas.

Mis pasos no tendran la magia por ello.

Volverè a dormir cabalistico, en el juego
de las plazas, donde eternamente
escriben los naipes...

Y escriben hasta el trance...

Preguntarè què forma de llegar nace con 
la adoraciòn, interrogarè en què lugar
los vacìos.

Volverè a poseer el frenesì, pero 
no la criatura que existe en el.

Observarè el abdicar del ciclo
en las bengalas.

Contarè las rayas del tigre
antes que el momento de
su existencia termine de vivir.

Postrarè el yelmo donde la
reminiscencia buscaba un 
escudo para sus alquimias.

Descubriremos, si tù quieres,
el lugar donde se esconden
los escudos.

Obligaremos al lenguaje a decirnos
donde velò sus
criaturas.



Guillermo Paredes Mattos

Post-Psicologìa del Papel








A veces imagino el papel.
A travès del tiempo he buscado su
mecànica cuàntica.
Sus libros de peso en la ideografìa
del hoyo.
Hemos crecido juntos entre pelotas de golf
y algunas veces,
vivimos como trapecistas.
Yo debo decir que nunca fuì gimnasta.
No como el papel.
Me tocò verlo entre garrochas y acertijos
con una plaga.
Fiel a las hienas que lo habitaban
me convertì en un mercenario leòn y baladì,
arranquè un trovador de sus sienes.
Muy poco escribo al papel.
A la hoja en sì. Esa hoja
que no estè obligada
a contar algo al poema.
Esa hoja que no tenga que deberle
nada al conocer.
Que olvide la cientificidad del neologimos.
El peso grave del aforismo.
La menciòn anuente del requien.
Ambos lo sabemos.
Ese hombre y ese papel caminando
en la conciencia.
En ese iris del astro que se 
detiene para crearla.
Y decidir entre en ese hombre y su papel
que cosa son.
Què cosa eran.




Guillermo Paredes Mattos


Poesia de Otra Vez







Se encuentra la poesìa.
El poema del àrbol y su barbarie.

Por abstracciòn està esa poesìa.
Su poema oriental del expreso.
La premier del adjunto llevado por 
las cabelleras del labio.

Tambièn està la boca.
Es precisa cuando menta una palabra,
pero no al formarla, esa es tarea
de otro mundo. De otra ciudad,
de otro pergamino donde 
barrense otras veredas.
No seremos luminosos
para verlas. La 
carne de nuestra boca
es la voluntad donde yerguense
escoltas de brocales y cantaros
con las tinieblas
y la oscuridad en ellas parte
de un brillo inalcanzable en
el viento
para ser indòmito.

Te encuentras poesìa.
Tus mùsculos no son los mìos.
Tu caminata a la playa sòlo me acompaña.

No me guìa.
No podrìa.
Eso sòlo podrìa ser posible.

Si yo viviera otra vez.




Guillermo Paredes Mattos




jueves, 2 de mayo de 2013

Los Archipièlagos de Barro






Conozco este momento.
Llega desde una leyenda sin arte.
Concede mecànicas al vacìo.
Su mente irradia.
Puede ofrecer seguridad, aunque
podrìa ser una ilusiòn; una lista de tabernaculos
un lustro sin aldeas
una taberna maniaco-dramàtica,

Reina en iras de sonàmbulos.
En muchedumbres de rejas.
Entre mutilaciones de ìdolos
cuando desmenbramos ese 
idolo para conocer al menos una parte
y encontràmos un hombre.

Lo hacemos buscando uno 
de sus nervios, lo hacemos buscando una vena,
- dependiendo de lo que haya llevado-
una de sus sombras, siempre y cuando
la nuestra haya desgastadose
entre el mundo.

Y nosotros - yo personalmente, extremadamente-
estoy lleno de alfileres y medito en esas cosas
dado algun parpadeo y a base de exègesis
y epifanìas para controlarme.

Para sistematizarme
introduzco una historia de pus en la mìa.

Y ya que soy sordido sin terminar
de iniciarme, describo amaneceres
junto a algas.

Hay que escribirlo porque una metàfora
no alcanza dimensiones
cuando estàn hechas de cosas
màs allà del barro.

Una metàfora para existir debe llegar
en cada una de sus sonidos
al prodigio que arroja
un leprosario.

Y eso lo sabe todo el universo.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

miércoles, 1 de mayo de 2013

Tulipanes







No hay más que una palabra cuando los
puñales se elevan.

- Ello debo aprehenderlo-

La palabra está oculta en sus sombras.

Se desdobla y es univoca como la carne
al sentir el sonido del hombre.

Toca veleros cuando ello sucede y mira
farmaceuticos, brillos en una rosa...

Estos traen anestesicos, circunferencias y
treguas con el altiplano.

Aquella palabra es un grito a la vez, por
ello se confunde en una gramática.

Yo nunca recibí lecciones de sangre, asi
que no puedo reconocerla.

Darle mitones, para que éste invierno
no encalle en sus manos.

Que lo haga en otras cosas.

Pero, dado que no voy a involucrarme,
tampoco temeré represalias.

Y seguiré escribiendo como lo
hace un tulipan.

Es más dificil para un puñal encontrar
su sombra.



Guillermo Paredes mattos

El Interior de la Mediatez






Nuestras ideas palpan de negro.
A cuestas del tambor son precisas
cuando iluminan un aura.
Superdotadas de frío, llegan de noche
a una pulmonía.
Es una forma de ofrecer una espina
a la naturaleza.
Es una estela y toda la deriva que
podemos dominar.
El imperio de una oración.
El universo que separa la intuición de
la experiencia, creando la mediatez; Ese
árbol tan humano y frio observando
centenares de espectaculos.
Miles de hilos lo celebran pero no
lo veremos.
Nos toca solamente separar un pensamiento
de ese mundo.
Nos toca nada más convertirlo en
universo.


Guillermo Paredes Mattos