viernes, 31 de diciembre de 2010

Efigies Gregorianas

Sume el agua y que ello sea un movimiento.
Cierra las aspas donde molinos y sartas de enjambres
poseen movilidades de mafias, tinieblas
y el sol no puede ocultarse.

Corteja esa noción del capitulo y sus explanadas
ronden los titeres de la naturaleza
la porción decimal del hambre
el dios del olvido y la campana
desenvainando gorjeos de diluvio.

Se apocaliptico hasta donde no pueda dar
el tropo, recurre a herramientas
cuya placenta de tripticos
abre el acrilico de libros
cuya morada de bosque los sacrifica
entre liendres de duendes
y homónimos.

Presenta la efigie -no necesariamente- gregoriana
y que recorra la optica del hilo
cuando guía tu nuca
a ese camino que dejaste atras una noche.

Y que sólo la memoria de tu pensamiento
explora vertiginosamente
mordiendo ninfas
virgenes de verde soplo
ante los astros y constelaciones
de hiedras.

Se inconciente, deja al libido entramparse
en tu esquizofrenia
con el canto de un sueño incomparable
intuyendo una flor
acampanando el ciclo del tallo
y las cupulas ardientes
donde retumbas sobre una frente
el observatorio
secreto -el planetario-
de mis manos.




Guillermo isaac paredes mattos

El Ser de la Palabra

El ser de la palabra es una noche
muy pequeña.

Un volumen de piedras sobre la arena.

Las orillas del algo.

Toda vida palidece ante ese conocimiento.
Toda vida vuelve al vacìo para reconocer el canto perdido
de la aurora suicidandose ante la llegada
del hombre.

Y desde el infinito ese ser busca astromelias
que cierren la noche.

Desordenados lùmenes de isis
cuelgan su espera.

Sus copas.

Nuestros lìmites enarbolan ante èl
aullidos de làtigos.

Augurios de otros testigos, un testimonio
que ampare nuestra faràndula de nieve
rondando su lìrico homicida.

El ser de la palabra es inercia
con fonèticas de cadaveres.

La palabra ante èl asciende como un pubis
buscando sus ojos.

Sus oboes de sangre devorando mesias.

Sus venganzas de
crines.

Ese desprecio donde el deseo es inmortal como
el hastio.

El ser de la palabra.
La palabra del ser.
Ambas cosas son hados decapitados.

Y el hombre es su derrota.




Guillermo Isaac Paredes Mattos.

Abajo de un Pergamino

Para los pergaminos hay historias ocultas, aquellas
que escriben debajo y encima de la sepia, trastocando y llenando
el universo de martillos. Aquellas.

De providencias como la hoja seca. De una divinidad
procesando la mejilla y el parpado, de una noche
que nunca contò en mis sienes, la caida del pensamiento.

Y siempre estoy hablando de caidas.
Serà que asi uno puede volver a esa experiencia
donde esto que llevamos como un cuerpo se levanta
y asume la gravedad y la inercia
para sentir el viento, para acariciar una mantis
para construir imagenes o destruirlas
con la magia que no hay en la magia.

Para los pergaminos existe un hombre desprovisto de agua,
sobrepasado a cada momento por los limites
incluso cuando se mira la distancia, el infinito
y su lenguaje nos dicen que en ellos
sòlo sensualiza el limite
su hoguera de providencia.

Sì, yo sè que han muerto en mis manos los vivos,
que no hay una sola palabra que pueda cruzar con alguien,
una que lleve mi corazòn a otra parte,
por eso la creaciòn dejò la soledad en alguno que otro desayuno,
al lado de la alfombra,
temblorosa en el buho o la postrera mano
de una cupula, tan ceremoniosa, tan dispuesta a nombres
de sobrevivientes o celulas,
màs aùn cuando esconden su color en manticas de carne.

Pera. Uno deberìa no asumir mas que nada. Alguien no
deberia involucrarse sino con las sombras.
Yo aprendì mas de los espectros, fuì iluminado sòlo
por fantasmas, ese es el ùnico testimonio
que puedo dar a mi gemelo,
de pronto èl significa tambièn un cuchillo,
pero es agradable pertenecer a esos rìos
que en su memoria
sòlo fueron bañados por las venas.

Y no nos engañemos, no hay objeto ni ser en el universo,
que no haya abierto una noche las suyas.



Guillermo Isaac paredes mattos

El Lugar Violaceo

A partir del estro -el eter-viejo compañero del agua- me demuestra,
la ciencia con nebulosas de sol, la relaciòn que agoniza
sin ningùn detalle, semejante a muestras de esencias,
en mi boca. Yo quisiera un pedazo de esa boca
retòrica y elèctrica en mi mano.

Ahora voy a hablar de còdigos sin recordar indices.


Falaz y verdaderas campanas de amarillo, despejan el equilibrio
donde angustiosos cabellos recorren el presente
de un verano entreabierto
suspendido en el sueño como una ventana.

Y en este hoy siniestro en los hombres
el genero del mar encuentra su espacio
su cresta empapada de celajes
esa mortandad que libera
un polìgono de arte en la miseria.

Por ello idolàtro lugares violàceos
y con tulipanes de polvo visto regiones de arena,
camposandos movedizos cual
bozal de ingenierìas
arañando cada amanecer los astros.


A partir del estro -antigua mordaza del enhebro-
yo camino y al descolgarme de un ser encuentro
sonidos temblorosos, telepatìas idiomàticas
ya sin lenguaje y la estructura fatal
de su belleza.

Y me sigo demostràndo
que tal ideòlogo en mi lengua
sembrò escarnios de manera revolucionaria
en ningùn lado, para mì los parajes
del dìa son ciclopes sobre anhelos de nieve
y he deshechado tantos que puedo leer
en ellos el corazòn de mis ojeras,
casi parecido a como lo hace el pulmòn
del linguista y sus cenizas,
eso que ustedes llaman palabras.

Y es una lastima, que el llanto de esas palabras
nunca intentaràn hacer lo mismo.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

Los Gritos Anònimos

En un segmento de aire que cita calendarios.

Donde la calle une aires a corrientes y nacen como ayer
los elementos.

Una escencia de luz, una apuesta a la baraja del as muy temprano,
cuando el hombre empieza el dìa luego de haberse ocultado
de la noche y aunque los juegos de naipes
devoran frutos de azar
crean misteriosas escuadras.

Soberbias de escorpiòn tan ocultas en la miseria
de decir y dejar de hacerlo con las cosas.

Tal vez el lenguaje no debiò sembrar palabras.


Cuando los reinos no arrastran palacios y la manìa por
elaborar una fàbrica nos convierte en el grillo
de un techo que recoge dirigibles solitario.

Y quièn podrìa oponerse a ese acto y por màs que todo acto
lleve un brillo que pueda sostenerlo.

Este brillo no siempre se llama pensamiento.

Los mìos retozan como astros.

Nunca hallarè el pensamiento que los suspende
en las ràfagas.

Asi que literario y literario voy entre sacudidas
y pulsos.

Nunca pueden desprenderse como un fòsil
cuando son descubiertas, simplemente elaboran,
presionan un fusil, confrontan misiones de
escabrozo y espeluznante sosiego
con el adjetivo.

Pero no soy sòlo una apuesta a los cirros.

Ni la niebla que cerca el pino de esta casa robada
por la hierba.

Todo lo hage porque el follaje guarda el secreto
de todo descenlace.

Y de ese todo que tensa como una visiòn en
su mirada.

Para lograr soñarlo.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

miércoles, 29 de diciembre de 2010

El Destino de la Creaciòn

No soy un escrito que cite a las esferas cuando reconozco el presentimiento.
Cuando los vilos del presagio son una magia que despabila un canto.
Uno como el sol reventando en un tròpico.
Alguien como el verde resentido de una noche donde los actos lunares
son fracciones de muelles enseñando al hombre una albufera.
Creo ser meditabundo como esa albufera con mimesis de eroticos pasos
ascendiendo en escaleras transparentes donde el pànico fue mi
ùnica planicie. Mi superficie calamitosa que impregne de lògica
y ludicos homicidios donde la creaciòn jamàs encuentra la sed.
Entonces llega a conclusiones como la siguiente, el agua que saciarìa esa
sed es una maldiciòn.
Entonces esas conclusiones devanean entre sonatas como
un ejercito de silabas entre lo divino.
No soy un destino, lleguè a la rebeldìa sin haber
ansiado nada, esa es una contradicciòn que lapidò mi vida
entre la indiferencia y fuì por las ciudades con
un saber lacrimogeno, anestèsico totalmente errante como otros
dije a los astros que el infinito era un limite.
Y no hay lìmites que puedan amenazarnos.
La magia del poema le ofrece sòlo un instante.
Un instante donde la creaciòn nos ofrece su cuerpo.
Y ese lìmite sabe que si abre sus ojos
serà para saber como se agita entre la desesperaciòn
el destino.
Como se agita para recrearlo.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

Los Paises Líricos

Señor de la imaginación
la fantasía hoy sugiere que marejadas
de nieve nos devastan
y pupila tras parpado el invierno
es original como una lágrima.

Robustas potencias
confinan nuestro interior,
esa condición donde
la naturaleza afirma
un infierno brillante como
la belleza.

Maniáticos vórtices
miran en las criptas
ese imperio de rastros
donde disimulamos un heroe
un ídolo lleno de preludios
como el secreto
y la perpetuidad,
un nicho dentro de la luz
o una ejecución,
un diagnostico donde
constelaciones de ira
posan sus labios
sobre el céfiro.


Y eligiendo travesaños
el amor vuelve a la lírica
práctica del lenguaje.



Guillermo Isaac paredes Mattos.

El Adjetivo del Símbolo

El día es de naves y anclas.
Cuenta hojas como si enumerara visiones.
Su mirada es símbolo.
Sus ojos son ruinas famosas
examinadas por el agua.


Su interpretación del aire es homicida
Su repercusión de ángel no representa más
que una caída
llevada a cabo por funerales de musgo.

Piensa como un dispositivo.
Reflexiona y al hacerlo da paso a
una entrada donde el ayer
se desdice.

Y desdecido el hecho que cruza mi casa.
Desdecimiento el estado donde moran
sus sonidos.
Y declama con polea de rosa su más
amargo hialino.

Asi describe un tridente que no aguardaba.

Y su último adjetivo
se convierte en símbolo.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

lunes, 27 de diciembre de 2010

Pirámide de Amor

En dónde estabamos cuando la luna era
negada por el universo.

Y los astros en general escupían cadenas.

Dónde queda el lugar donde la interrogante afirma
que las respuestas traidas por la lluvia
son voluntad de contemplaciones
que se alimentan de
cosas.

Y la cascara del sol es un saber
que entra por la tez
pálido y humedo
como el cieno.

Dónde es suprema la estridencia
que daría al pecho el último latido
pero antes le dejara ver el misterio
del universo.

A veces escribo de él.
En ocasiones escribe de mí.
Y la muchacha enterrada en los pinos
piensa aún una primavera
en aquel hombre llamado guillermo.

Ese hombre que trajo tantas piramides
a su casa.

Piramides de terciopelo.
Pirámides descubriendo el amor
en universidades de agua.

Cuando los triangulos que le daban su forma
perdían tristemente la misma.

En las yugulares
del tiempo.




Guillermo Isaac paredes mattos

Sobre las Puertas

Poseo una posición ante el oceano lo
cual no tiene significado.

El significado es memoria de nauseas
cuando duermen o recogen el diseño
de moléculas
llevando estadisticas de perros
o inciertos lumenes que
impregnan la vida en esta seis de la tarde
cuando mi corazón era atomo.

Sobre los cipreses, afloran dos musgos
de piedra con aletas de ballenas,
los cirios inclinan una apuesta con
la pose de un maniatico
y aquí en este juego violento con el logos
a favor del poema afirmo que
la transgresión puede violentar
para tocar tu puerta.

Para dormir como la hace el rocío.

He dicho para tocar tu puerta.


Pero no para tocar la mía.






Guillemro Isaac paredes Mattos.

Del Vidrio a la Magia

Hemos vivido al penetrar un vidrio.
Semejantes como pergaminos que mecen palabras.
Dialogos secretos nos dicen que perdimos nombres
Que la cualidad y el amor dueron adjetivos de sombras.
La oscuridad llegó para mostrarnos
esa maniobra de fe que no comprendimos.
Y azulados, tornando el espíritu al vocear
indagamos que afilar es decir a un hombre
que la arena despunta holocaustos de pájaros.
Me he alimentado de ellos.
Mi sed saciada fue por
maniobras de encantamiento rendido.

Yo no comprendí el nombre del hado.
No hasta que mi corazón fue inundado
por la magia.



Guillermo Isaac paredes Mattos.

viernes, 24 de diciembre de 2010

El niño de la Creación

Están los asuntos individuales del hado.
Existen las confusiones del himno.
La inmortalidad cuyos reinos azules son providencias.
Vivimos en sacudidas que prismas y relatos
insertan en nuestra memoria cuando dormimos.
Solos y puros como la demencia.
Misteriosos entre las primeras palabras
aquellas que nunca encontraremos.
Las que guardan en su mente los objetos.
Aquellas con las cuales se comunican las cosas
y el diálogo en nuestros pomulos
camina sordido en esporadicas luces buscándolo.
Penetramos escencias de nubes.
Un cirro, desesperado por amar vocablos
que cierren este circulo.
Que doble el diafragma de mis resultados.
El niño atado a las cruces del exodo.
El deuteronomio de un texto creado por mi
lengua donde caminan los peces.
Viven las coronas entre valles de puas
y alfileres.
Recogemos alientos y dimensiones doradas
en otras habitaciones.
Fabricantes de esquinas.
Productores de brea sobre la espuma.
Iniciados en un piano de truenos para que el
relampago sea violinista un día
del hemisferio.
Ese que miro.
Aquel que me lleva.
El que destruye la realidad
a través de la metafora para volver
a crearla.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

El Sacrificio del Lenguaje

Creí en las palabras, como se cree
en las cosas profundas que la sabiduría
abandona en el sueño
una madrugada de espejos.


Por ello vuelvo a preguntar...Porqué
caminaron conmigo si ninguna llegaría
con mi espíritu al horizonte.

Si todas se alejarían
cuando el rostro de esta mirada dejara de ser
posible.

Y se tiene que dejar atrás
el retrato del vilo
el desequilibrio de las ojeras
los nombres atroces que ofrecimos a la infamia.

Nosotros artistas de intrigas.
Soplos de naves sin oceanos.

Escribir es llevar la conciencia
de un animal
y su hospital de agua
en la lluvia
en los equipajes del acido.

Cuando las estrellas
convierten su caricia en un extraño titan
que intenta reencarnarse en
nuestra alma.


Para que sigamos viviendo.




Guillermo Isaac paredes mattos

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Las Alas y la Palabra

La palabra es un imperio donde reinan
seres que jamás veremos.

Y aceptalo porque los hombres no podrán
ver la humanidad sin ello.

Contemplo la luz, la habité para que
el universo volteara la página
y mi corazón escribiera en su sombra.

Miro dentro de mí.
Ella convirtió en individualidad
y psicología todos los árboles.

Pero guardé uno en la orilla
porque sabía que uno noche la arena
escribiría nombres socraticos en mi pelo
dialogos de rojas constelaciones
con mis entrañas.

Y reí con la ocasión que deja
la alegoría cuando deja pasar
una figura
t}y las metaforas nos amenazan
con azotes de acido
y balticas pócimas en mis labios.


La palabra, el hombre nunca pudo vestirla
Camina por la noche como un niño desnudo
alguien que extiende sus alas sobre
los crimenes y lo maravilloso.

Pero no lo sabe.



Guillermo Isaac paredes Mattos

lunes, 20 de diciembre de 2010

El Hermetico Corazón

Una premier de actos anclados en la
indiferencia. Un torno en ti, uno en
la marejada llena de sicarios y sobornos
donde el universo penetra.

Fanales sordidos alzaban un aparejo
los mástiles envolvían un asilo
de resacas y pupilas
en los cetros de imperios
domados por los medanos.

La infancia decía que los pinos
no crecen en la orquesta del agua.

La infancia gritaba que las armónicas
son de hiedra y la vocalización un estadio
glorioso.

Dabamos por descontado que los balcones
dormían en los ojos,
la distancia, la orquesta y el aullido
en los cuales silueteabamos
la dicción a una forma
a una escencia
con destino gnostico
de primordial encina.

Bajo los acidos canteras de resina
unian el olivo al aceite, la mirra
al sepulcro, la cinta del tiempo
elaborado por manadas de perros.

Pero en mi corazón había sólo
habitaba una hiena.





Guillermo Isaac Paredes Mattos.

La Caìda de la Lucidèz

Desde el mar se oye la naturaleza como un
lugar abandonado.

En èl descubro un espìritu perdido
en la inmensidad de mi carne.

En èl se desvanece la iridiscencia
luminosa de un encantamiento
donde el amor es una calle
donde empieza la locura.


Yo estoy lleno de calles.
Fuì alumbrado en cada despertar
por esa luz predestinada al aire,
a la treta, al equinoccio de una mucosa,
allì el ser ondulaba como un esmalte
de ira en la boca.

Unos piensan que se trata del beso.
Unos piensan que despuès del hombre no
existe sino retratos para toda ocasiòn
y el arte es un libro
donde las sienes comparecen.

Yo estoy lleno de perfiles.
De buhardillas y patios donde me sentè
para alejarme del mundo.

Sòlo asi se hizo mìo.
Sòlo asi nos oimos como dos amantes
al filo del sacrificio
aguardando el viento que los empujara
al abismo.

Pero dijele a ese abismo que no
habìa necesidad de ser empujado.

Siempre estoy desvaneciendome.
He vivido cada uno de mis dìas cayendo
y si la inteligencia atravesò
esa caida
lo hizo para mostrarme
que podìa hacerlo acompañado de
la lucidez.

Y para terminar.

Repito algo afirmado ya en una estrofa.


El amor es una calle donde
empieza la locura.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

domingo, 19 de diciembre de 2010

La Sed del Lenguaje

No es la ùnica puerta que tiene la sìlaba.
Encima de sus jardines es epònima
Y sobrenombres irònicos
burlan todas las paràdojas
der arte.

Màs aùn si es literario.


Eso sucede en los arpones
de se lenguaje.



Pero no en la sed
del hombre.



Guillermo Isaac paredes mattos

viernes, 17 de diciembre de 2010

En nombre del Mito

En los origenes los libros caminaban
entre pestes.


Palabras y pàginas terminaban donde los
dioses nacìan.

Como la belleza eran ignorados y giraban
en el grito como lo hace el sonido
en la boca.

Las serpientes buscaban un nombre para
los porticos
y entre altisonantes dosajes
la lumbre era dosis
de un velero alejandose
lentamente
a los muelles.


La belleza afirmaba en las nubes
que los ciclos duermen
en roces lunares
y el instinto
dominaba el arte del rito
caminando
a su mitologìa.

Y el pubis de toda mitologìa
es el misterio.


Allì tambièn duermen
las manos.



Guillermo Isaac paredes Mattos

jueves, 16 de diciembre de 2010

Las Sienes del Mar

Sugieres otros origenes.
Un relato consumiendose lentamente.
Un cine de amor evanescente.
Eres indicio propinandonos otro cuerpo
Y mientras la nieve repite en tus alas
degeneranse cabellos de lògicas tierras
con los anuncios.

Vecinos y huespedes, tambièn arquitecturas
un dìa caminè sobre sus huesos
con la fortaleza del tiempo
de un timpo obseno
pornogràfico
aplicando su corazòn a esa fosa
donde las avenidas forman claveles
para que tù vivas.

Alambres de carne, sinos de cursivos anhelos
con la espesura. Tù debes saber que existen hombres
que en su apariencia
dominan su soledad escenica
su teatro de liquenes y actuan para si mismos
como si ello fuera todo.

Hombres que alejanse con su voz
a un archipielago de sombras.

Marionetas de hambre
que acarician con violencia
feromonas y principios de carbono.

Geneticas purezas de fuego
que para existir sòlo necesitan
las sienes del mar.



Guillermo Isaac paredes mattos

Principio de la Noesis

Principio de la Noesis




Necesito la idolatria para
sostener mi fè

y la fè para sostener
mi idolatrìa

Dios era sanguìneo.
Eso sucedìa porque su polis era poètica
y su noche desplegaba, un ideario donde se transtornaba la creaciòn
dentro de un periscopio,
en toda espuma larga. Allì sobre las superficies
hay olas que vuelven estiràndose
como historias de goma que sòlo el vicio de la cresta
puede reclamar y despuès estamos nosotros,
una incisiòn de tu y yo prometiendo làpidas,
noesis en una de noche de espìritus cayendo por el sol
y las cabezas,
por un recorrido de huesos magneticos
supurados por macabros olvidos.

Dios era sanguìneo
nos olvidamos de frente un dìa de espuelas
en que los dirigibles eran amarillos
y partìan interpretando a los cielos,
como si los cielos pudieran ser interpretados.

De ese tiempo
los relàmpagos siguen cayendo
y son trampas de bengalas que incitan molinos
de temblorosos comandos con la nieve,
de electricidades en forma de agua
de iglesias donde mi espalda
enfrentada a las cupulas
ofrece bosques a los campanarios.

Allì un pàjaro, un cuervo de ceniza
molestando a la piedad,
un tormento de pàginas que envuelven
dominios con las fosas
y las tumbas.

No es el imperio de la muerte
tampoco podrìa llamarlo existencia.
Es la luz de un contrincante que besa una pantera
mientras un ente aparece,
limitado por el eter
o la celula,
dos leyendas que ofrecen el lìmite
por necesidad de epilepsias,
por necesidad de visiones.

Dos palacios alterados por la suerte
de un titan o el deseo de una herramienta,
de su suelo esquizoide,
allì donde piso està esperandome un rostro,
una mascara silenciosa de concreto
a quienes los hombres le ocultaron su vida.

Dios era sanguineo.
He podido terminar este poema
pero quiero ser intelectual como un dìa
en que representaba mentales tufillos con el ganado
cuando era viudo como un vegetal que inunda las raices.

Por eso dios es sanguineo.
Y nunca podrè imitarlo.



Guillermo Paredes Mattos

Bosques de Vidrio

Ningún pájaro es errante en mis ojos como
lo es la espuma.
Y llevo en mis labios el movimiento para que
viva una palabra.
Sé que el mar es como una serpiente y que la niebla
desciende de lugares temblando en los iris de una laguna.
Que en cada color la ceniza es un heroe
sin lugar en mi avenida de brújulas.
Que alguna aurora nos embarramos de trenes y las sienes
comulgan su artificio entre el granizo
a pesar de los tantos cristales.
Porqué será la poética de cualquier esquina
una pura imagen de día entre inmortales.
Y desciende del árbol esa retórica de ramas
desechando universos de hojas.
Porque aún cuando caen a la tierra conducen
a la muerte un enigma.
Si pudiera extrañaría ese polvo en cada principio.
Y si pudiera oiría en mis sienes
el pífano de un ala que rompe su pubertad
en las mareas.
Pero vivo cerca del mar cuando se mueven mis piernas.
Y soy cerca del cielo cuando algo en mi frente
vuelve a edificar lo que toca
hasta un eco de vidrios asaltando pócimas
de estelares probetas.
Me recuerdo más entre la duda que entre ángeles.
Este momento es el último que la aurora
ha dejado en la balanza de mis heridas.
Sólo mi sangre puede pesarlo.
Mi equilibrio dista de mí, como disto de él
y ni siquiera en ellos puedo hablar de distancias.
Una imagen es la pradera de un proa sentada
en mis piernas.
Como una adolescencia que jamás ha pecado.
Yo no he perdido el infierno. Me basta morder mi boca
para tocarlo.


Guillermo Paredes Mattos.

La criatura del Vellocino

La Criatura del Vellocino

Sè poco de mi sabidurìa y de su paso andrògino.
de su huella de pubis como trapecista de laberintos e iridiscencias
de labios que sensualizan el hado hasta que todo es inasible,
más que la pronunciación y su epifanía.


Pero junto al mar nacen nuestras heridas y no hay que tener
miedo ante su llegada, una herida es el universo
mostrandonos la distancia,
llevándonos más lejos.


Sé de mi sabiduria, de esa armonía en la arena cuya caricia
tiene el drama de un sueño en la marea,
ese sueño que es entregado por la muerte
a la orilla.


Hubo un tiempo en que al mirar el cielo
pensaba que los pájaros buscaban un nombre, pero no
ellos al igual que el hombre buscan un libro,
un libro sin páginas ni palabras
donde no hable la vida ni la muerte
donde la naturaleza no sea voluntad y el significado
no sienta el poder de convencer un sonido en
ese evangelio llamado silaba.


Y no hay sabiduría en el fondo que no se engañe ante
las cosas, ante ese brillo llamado objeto,
ante ese cristal que puede deslumbrar lo invisible
más no la transparencia
y la transparencia es el pubis que llegarà
para aquellos que incluso habrán dejado
atrás los profetas.


Y recorren su camino más sólos, incluso que la propia soledad.
Un camino donde no existen dioses ni demonios
para acompañarlos.


Guillermo Paredes Mattos.

Poema

Ese es el ejemplo del aura.
Despertò silenciosamente como despierta el pasado
en el presente.

Conjugò el estilo para representar en la obra
pàginas donde imaginan los vortices.

Pero una oraciòn es vàstago
que no se siente en ninguna parte.

Insensible, incapaz de percibir
bastardo de ninguna sensibilidad
oye en la noche
aquello que los circulos
entre dirigibles.

Miro la inmensidad, hubiera querido
quela distancia no llevara tantas cosas,
que mis recorridos sobre la lluvia
acariciaran la taxonomia
de su soledad
con un pedazo de tierra.

Con un sìmbolo de ceniza.

Y una lumbre roja en
el cuello.


Guillermo Paredes Mattos

lunes, 13 de diciembre de 2010

La tripulación del lenguaje

Puedo afirmar que el lenguaje
es un termino que busca otro
sin jamás encontrarlo.

Detenerme en una lluvia de ácido
creada por espadas
cuando los yelmos la abandonan.

Ignorarme como la edición del papel
sobre una rada elegante.

Ver en una cupula esa liturgia
con cabellos de locura y demencia.

Acariciar la demencia y cantarle que
en la soledad hallé su corazón
y ello será siempre
nuestra tregua.

Afirmar que sellar el alba
sacude el extravismo del velo
hasta entregarlo al suspenso.

Esta es mi casa
Cualquier expresión temblara siempre
en mi piel antes de ser
entregada al poema.

Esta es mi casa
Una sinfonía de papeles
donde violines y faroles sin naturaleza
enmudecen.

Y conozco un poco del callar.
Sé algo del silencio.
Puedo escribir de él como una metáfora.

Una metáfora de mortales trotes
sobre abecedarios
de sangre,
sobre idiomas de piel
girando revolucionariamente
entre silabas de carne
siempre.




Guillermo Isaac paredes mattos

Los Acontecimientos Alados

No fuí diseñado como una palabra.
Yo fuí a la noche igual que la inocencia
Me compararon acertijos y rostros de piedra
Ví planetarios de verde exultando practicas
que eligen la tristeza
para desvanecerse, sólo la melancolía.

Pensé el movimiento. Indagué en él
y prolificos tópicos llegaron con una trompeta
a esparcir algo boreal sobre mi rostro.

Mi casa es de fosforo.
Mi lenguaje aún una caverna y
en cada actitud mi silencio intenta morderme
por ello un grito
por ello ese desenlace
que encuentre en mi carne la volición
de herramientas
de alfileres que cantan como un río
traduciendo la espuma del
significado.

El acontecimiento alado
de la tierra.

Y la mágica perpetuidad de una
sombra en el hombre.



Guillermo Isaac paredes Mattos

La Sensación de los muelles.

La forma del mar perdida en un triángulo.
Aquello tan exacto como la revelación,
el nictalope, el adivino y cuando el cielo
llega doblado por ciclos y plagas
todo se ilumina para
oscurecerse.

Las ruinas amadas de mis desfiladeros.
La espiral de esa cumbre notificada por
un tribunal sin memoria, por el estado violeta
de tempestades y aguilas transparentes
y entonces equilibrios de puertos
nos ofrecen la sensación
de que los barcos siempre
estarán allí.

Y que un hombre los aguardará sin ninguna
esperanza en los muelles.




Guillermo Paredes Mattos

sábado, 11 de diciembre de 2010

Poética

Sólo el orbe donde el espíritu es voceado
Sólo el pajaro ensartado a un céfiro
sin quebrar los hilos jamás. Llenándose
de madejas cada aurora

Y el observar -ese de siempre-
presiona el gatillo del minarete donde
el grito es azul como una bienvenida.

Mistifiqué ese color para mirarlo
Gases extraños prohibían mis pasos
pero mistifiqué ese color para mirarlo

Y en los rectangulos
de providenciales faroles
una botella de agujas
comparaba los relojes con una clepsidra.

Con el extasis de un labio
o la ilusión de que en su saliva
habitan los tripulantes de una poética
que es final del universo.


Pero sólo es el principio.



Guillermo Paredes Mattos

La lágrima de mi tormenta.

Las palabras del día son una noche
Adverbialmente hablando, gerundiamente proféticas
conciertan que publicamente
el lenguaje es una hora.

Y el lenguaje es la defición semántica
de un jardín gramático.

Allí los árboles gramatizan.
Allí tallos de agua dramatizan.
-llevo la cacofonía a su propia ontología-
Y la hipotesis de que la mantis
dilata una de mis uñas
crea la civilización
de planetarios
y urbes de
estrepito.

Efemerides y siglos
para que el amanecer haga de nosotros un relato,
una red de sienes, una maldición
que proverbialmente
muestra un piano
un ser lirico
escondido en un pubis
amamantado por un cuerpo hecho de arena
y nosotros arrancamos al hombre
los testamentos
insinuando tripodes
simulacros para los que disecan
puertos.

Sólo asi nace un sueño colgandose
de la frustración.

Sólo asi yo y todos mis homonimos
derramaremos una lágrima
por esa lejana humedad.

Aquella que en días de tormenta
no dejamos.



Guillermo Isaac paredes mattos

Travesía al nombre

Te daré otro nombre
Sobre él la intensidad será eterno y retornará
al saqueo cuando lo desee.

Apilaremos craneos.

Veremos los ciclos del eter
y en ese encantamiento las esferas
donde los velos son halos.

Dispondrás de extraños objetos
Objetos como la replica o la naturaleza
Objetos de estremecimientoy bulla.


Te educarás sin ningún fondo.
Irás a la deriva sin ningún fondo
ebrio de superficies, para que nada profundo te alcanze.

Despertaras sólo en bolidos
Introducirás en la piel el jardín de tu boca
los nubarrones amarillos del hueso.

Un epileptico papel será el belicoso radio
de una circunferencia con mi metrica.

Deliciosos angeles de truenos
reirán contigo.

Te objetarás, amarrarás tu corazón, pero no
tu voluntad.

Aprenderás tanto en ello.
Pero sobre todo que es mejor olvidar
lo que alguna vez llego a tus timpanos
como una melodia.

Entonces tu poesía se habrá convertido en
tu mágica y propia amenaza.

Y sin quererlo tocarás lo
absoluto.




Guillermo Isaac paredes Mattos

jueves, 9 de diciembre de 2010

El Vuelo Rojo

El anillo de un ojo dormido.
La serpiente dormida bajo el àrbol.
Una extraña dicotomìa de cometas.
Los enlaces y orificios.
El mar borroso del tiempo.
El sueño del verano en lo insòlito.
Nuestra angustia que crece y reinventa.
El cautivados fracaso de una tras otra expresiòn.
La ceremonia de la piedra recreandose en la herida.
Hago ènfasis al pronunciar recreàndose.
Los altisonantes espejos.
Los craneos y sus conjuntos de soberanos veleros.
La cirugìa en la piel de lo que existe.
La igriega y la ilatina
como un sereno estrepito verbal
que nos devuelve las làmparas
de un vuelo rojo.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

Preludio del Anhelo

El mar seguía creciendo dentro de un caballo
y arrojaba espuma.

Nosotros los que habíamos sido arrojados
a la existencia, buscábamos en ella esa vida
que nos devolviera al punto donde las líneas
no se forman.

Y es ambiguo el deseo.
Anagógico el canto de la voluptuosidad
la melodía ardiente del misterio
sobre una sombra
y la efigie deformada de una pirámide
sobre la carne, entre los esqueletos
el cadaver del jardín
atraviesa la pulcritud de esa lampara
para poder mirarlo
y adquirir según el reflejo
el orden vacío para vivir
para seguir escupiendo a las cupulas
y los minerales.

El oceano crecía, resumía estuarios
desprendía albuferas, alguien
desde el candor repelía estrellas
y mitologías anhelando la corona
del ambar.

El preludio de lo tranparente. Ese preludio
lo anhelaba.

Pero sin haber conocido el deseo
que se arrastra como un cisne antes
de su forma, desde su visión
sólo se le era concedido el anhelo.





Guillermo Isaac paredes mattos

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Los golpes metafisicos

Yo escribì debajo de la luz para que nunca me encontraras.
Y escribì a los pàjaros antes que ellos lo hicieran porque
ningun ala es revolucionaria.

Yo me perdì en el hecho.

Eso me hizo cabalistico de las penas y los dioses
versados por la inspiraciòn en una botella
de espuma.

Esa en la boca de un hombre.

Esa epilètica y ruda antes que la noche
los tocara.

Antes que ascenciones de nictalopes y rumores
de piedra elevaran para ti esta nociòn
esta resina donde el mundo es ajeno
dentro de una propiedad
que es tan mìa.

Pero esos objetos llegan del hermetismo
y una sagrada metàfora
para contarnos del agua y los poseidos.

De los estados del mar en los cementerios del sol
cuando los muertos duermen.

En ese instante cuando te convencen que
de dìa, bajo la luz...Estàn despiertos.




Guillermo isaac paredes mattos

martes, 7 de diciembre de 2010

Los Ritos de la Infamia

El fondo es de anforas
Creaíamos en él, eso es todo.

Creíamos en él y a veces soñabamos.

Creer y soñar, son el punto donde
se conjugan otras cosas.

Sin semántica.

Sin hombres.


El fondo es un rito.

Al hablar de rito se teme
a una condición cuya naturaleza
es más grave.

Aqui se parte de lo siguiente...Todo es grave
en el universo.

La magia, la cualidad, la expresión del musgo
el talante del rocío
en el pino.


Cuando desde él un niño declama
un tembloroso poema.

Temerario e insomne para que jamás encuentre
la vida.




Guillermo Paredes Mattos

Mi nihilismo

Somos un arte que rastrea por los hombres.
Una silicona de agua marcando señales en la bruma.
Pertenecemos al espejo y sin ningun sonido
deslizamos escaramuzas ideales para liberarnos.

Asi creamos el conjunto de una idea.

En un fondo sangriento llamado
nihilismo.



Guillermo Paredes Mattos

El Engranaje de la lucidez

Hay alguien que saluda y juega con el papel
en purpuras detonaciones.

A veces respira, a veces como el cielo
llena de propiedades
la mirada.

Cualidades que sirven al viento para
libar su caracter.

Para extasiar sus arpas.


Son seres con titulos aereos.
Nombres mortales como la inspiraciòn.
Civilizaciones dentro de psicologicos plexos
creando un juguete.

Algo asi como la luna
Una fragata debajo de ella podrìa definirla
hasta encontrarla,
un diccionario en sus puertas
serìa el druida exacto para sus alfabetos.

Podrìamos agonizar en ella
tanto o màs como un diccionario.


Irrumpen en la vida y a tientas
describen las circunstancias
entre grabados de lienzos
domados por la cera.

Existen miradas violentas en ellas
Pero esa violencia es mistica
para lograr equivocarse
y sentir el error como una despedida
que la magia
abandona cuando olvida
el ùltimo brillo del paso de un hombre
en la orilla. De una huella.

Y esa magia asi debe
abandonarlo.

No existe otra
manera.

Es decir...

Sin que ambos en esa aurora
se den cuenta.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

viernes, 3 de diciembre de 2010

Heterónimos del Riesgo

He buscado con el pico de un animal en la boca.
He sostenido idiomas de porticos y alambres
antes que toda nocturnidad
reclamara un relente
de aceite en mis nudillos.

Estos siempre están doblándose.

Me he despedido hace mucho de todas las cosas
asi que siempre estoy actuando.

Lo cual es también involucrarse.

Me he despedido, es doloroso y triste como una
primavera sin otoño.

Como la solitaria opción a una libelula.

Yo sabía que este momento llegaría.
Que serío y no porque fuera a su encuentro.

Era él quien debía buscarme.


Yo he amado poco, tan poco señores que me es tan dificil
amar a alguien.


Todo amor que puedodar se encuentra en estos estribillos.
Viví y vivo desengañado de las cosas
pero sobre todo de mí.

Nunca supe que la vida que llevamos no se llama existencia.

No.


Su nombre es riesgo.





Guillermo Isaac paredes Mattos

Poetica de un Suicida

Ser simplemente, como el verbo ser lo intenta.
Tener la intenciòn màs allà de la intenciòn y màs aùn recoger un pedazo
un trozo de nosotros que hable y no pronuncie, que manifieste y olvide
que sepa de la escencia las cosas mundanas que descubrì entre mis habitos,
despuès de eso el mar, las miles de orillas que pueden hablar màs de mì
que cualquier otro silencio.

La verdad -quizà sea mentira- nunca me igualarà a ese comparar silencio.

Despuès de ello, el punto puede decir lo inasible, pues acaba con una oraciòn,
incluso con el verso, es un poco de pànico y desesperaciòn situarse ante ello,
pero pànico y desesperaciòn revelan que la poesia
no està libre de lo atroz, esteticamente hablando.

Ser simplemente, abocarse gramàtico a las cosas de las cosas,
ser inteligente en la medida que la providencia nos deja aquella lucides
que cae de los pàjaros, para quien escribe, los pàjaros son sòlo tòpicos
pero el asunto es que siempre estan diciendo cosas màs allà de ellos.

Por ello, yo busco testigos en la arena, en aquello llamado orilla
ante ella, miles de noches descubrì que la historria verdadera - si es que existe algo verdadero-
nunca se escribe.

Se escribe de la luna, de los movimientos
de un suicida que habla de suicidios, porque en el fondo
no tiene la voluntad para terminar esa palabra.

Y una palabra empieza en la creaciòn, pero termina en la vida.

Mi espiritu no ha llegado a ese momento.

Ni siquiera sè como descubrirlo, tampoco oirlo, he ido nada màs
por la vida, ligado a la existencia, ligado a las superficies,
intentando asesinar lo profundo que supuestamente
hay en ellas.

Ser simplemente, tan simple como una mentira, como una sentencia
en forma de agua.

En realidad yo debì haber nacido en el agua.

Pero alguien quiso que un ser me expulsara de su vientre,
Desde entonces estoy perdido.

Y estarè perdido, para ello he desarrollado narcicismos
y fetichismos semejantes a la aurora y tambièn a los crepùsculos,
desde entonces, cualquier contorsion del verbo ya no es malabarismo
y siento lastima de mi gramaticalidad, de mi semantica
màs aùn cuando busca significados en la ceniza
en el atomo de cualquier vaguedad
y quien habla es artista de tropiezos y antorchas,
a mì me gustaria que los trapecistas hubieran llevado en vez de garrochas antorchas.

Asi en vez de sus manos hablariamos de cenizas
Asi esta noche estariamos hablando que sus vidas
se quemaron facilmente.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

jueves, 2 de diciembre de 2010

Los Lùmenes de los Proverbios

Soy un lumen, bebì del mar en otoños
de soledad cuando la noche era editada.

Dotada de acidos y lluvias
concibiendo golpes de sal en todas partes.


Soy un antro, un cabezal de aretes
una psicologia en proas de
ensimismamientos
el apellido trasladado del brìo
a ese majestuoso idilio
donde la belleza
se hace pura
al tocar la muerte.

Y es que despuès de ello.

Nadie en el universo
puede escribir
de ella.

Y nos alejamos burocratas
Nos perdemos demagogos
entre lùmenes
y proverbios.


Guillermo Isaac paredes mattos

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Ejercicios Svasticos

Ejercicios Svasticos


Ahora que la presencia esta muy cerca de la espuma
y en la hondonada del mar tiemblan los ocasos
como fieras reliquias de amor con el ensueño.
Donde la savia de cualquier lugar enamora
el sacrificio de auras que llegan de los labios
como lanzas de aire que cruzan lo nocturno.
Ahora que lugares que lugares y brumas ruedan como itinerarios
desnudando confines que llevan iris y la mirras
la tierra fatal de un torbellino en el barro.
El despecho de un amor enfrentado con la luna
el eco turbador de cualquier hemisferio
rozando habitaciones de brillos infames.
Cuando una hoja cae en el péndulo que ufana
vanidades de limbos encerrando bolidos
lazos de efluvios que brotan desde la nada.
Ahora que encienden imaginarias voces el cardo
palpitar de un sendero que desnuda placeres y ecos
y sondea en los trazos de un demonio invisible.
Azulando formas que emergen como la ira
en cantaros de odio representados por la arena
en calles de coral inventadas por un halo.
Donde no se resiste ni se dice al agua mentiras
cuando rueda la espada originando muelles
estridencias de purezas ausentes como el frío.
En cada punto del iris sometido a este brazo
a esa lenguas que difumina icaros de cera
cayendo en la sangre como extraños unicornios.
Ahora siento que puedo regresar hasta mis cejas
que nada para esta sed de brujulas esta prohibido
y violento en el metal de mi piel caen los unicornios.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

Perpetuidad del Azul III

La División Azul


Persigo el barco de aquel arder en los ojos
como un aparejo desnudo de invisibles piedras
donde un pétalo separa al sol del universo.
Miro merecenarios que trepan jardínes
emisarios de silenciosos evangelios en el alba
desprendiendo fortunas de visiones y prados.
Será por ello que todo empieza entre mareas
y después un laberinto llega como una posada
de albergues que rozan mesianicas arenas.
Es la argamasa la adolescencia de un cetro
conteniendo estradas en una ventana
donde como el alma también muere un pájaro.
Es un guardían la noche de una serena
invitación de mandibulas al amor, de esperas
sobre vidrios que jamás serán cruxificados.
Yo me recuerdo entre todos los barcos
tenía una proa de angustia diestra, el delfín
enseñando borracheras del sol en tu cuerpo.
Yo me separaba entre lúdicos desiertos
y agitaba el confin para que nada quede muerto
y retaba otro amor maldiciendo la palabra.
Asi cruzè el aura, asi dispuse pustulas
y naturalezas de cristales, llenos de coronas
todas en eso llamado inspiraciòn inscrustadas.


Guillermo Isaac paredes mattos

Perpetuidad del Azul

División Azul

Para un adorado duende


Forma latitudes de barcos y la humedad del ciclo
inventando estelas mientras alza el sueño
marcos de espuma al llegar la ola.
Sorpresiva el ala de una maniobra
teje musculos de aura dentro de la arena
jardínes de credos y de dimensiones.
Sensación del que excita en una marisma
el mortal vaticinio de un caminante
insinuando archipielagos de musas y escorías.
Rameras de fuego destilando invencibles
treguas de equinos que cortan las olas
con puñales de mantis y aros de historias.
Digo un quizá que hinche manantiales
evocando la más ardiente prosa
en las pupilas matinales de un vencido.
Que la metrica inhale el color del vacío
y que supuren los trenes seres como insomnes
huertos de piedra sometiendo el tiempo.
El nombre que llega de las nieves
el estepario de esporas y columnas
donde sólo una vez el universo flota.
Y después cimitarras de yugo con la marea
un verso que propale espinas entre la seda
un centauro que convierta en ceniza toda tregua.
Después la vertiente que mira entre las hoja
la hormiga que lleva memoria del helecho
el caracol de linfa en su miedo de savia.
Que se arrastre la lluvia en todas las ventanas
que mire crisoles que caen de mi frente
que tome el camino otra vez de la aurora.
Que sea el cenit cuando la mañana construye
una calle, que mis labios inspiren sólo vanidades
a ese soplo de carceles robadas por el sueño.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

Perpetuidad del Azul

Perpetuidad del Azul

En cada herida hay el recuerdo de una batalla
como en la tiniebla la evocación de una luz
en los ojos la memoria de una manada.
Yo suelo en mis bosques recoger sólo vortices
que aprendieron a llevar en sus cielos
la estela de su svastica quebrada por la orilla.
Y resucito en la lumbre de algas y esporas
en la celula que bebe su interior de oxigeno
sobre indescifrables rastros de eras amarillas.
De colores y de formas entre lo más profundo
porque no sólo en la superficie ofrece el brillo
su fruto de anilina pastando junto al aire.
Y presiento en equilibrios de ráfagas y cetros
junto a maquinaciones de hordas y auroras
en pesebres de angeles y luceros.
No importa el destino si no tiene la silueta
del idolo que extiende su corazón de llama
sobre cada horror del universo.
Y me detengo en posibles llamaradas de verso
aunque sepa la luna que soy un misterio
de estrellas y bardos rastreando su peso.
Todo es un rapto de niveos palpitares
caldea un azur que es es la representación
de una superficie huyendo de los labios.
Ofreciendo la boca a los astros, irradiando
presas de venganza en la mentira, quieto
meridiano que has posado sólo pétalos.
He bebido ya la savia de tus venas
he arancado sus paises dentro de la aurora
ví en amaneceres su desesperación de bruma.
El amor gira en el dedo igual que el espanto
y laberintos de seda son juicios de arduos
crespitares de caballos que inundan el barro.