miércoles, 31 de julio de 2019

Contenidos Terrestres





Hay un ocèano que empieza donde no termina el sol.
Una mañana de cebras que limitan trepidantes.
El universo de un racimo sobre una cùpula dorada.
Veo la adolescencia de una pantera en los
cìrculos. 

Hay una atmòsfera cuyo significado se pierde en 
otras dimensiones. Estàn los accesos al vidrio. El
poema de barro que entendì como una gaviota 
oprimiendose en un ala. Justo en el
instante que las estampidas llevan rituales que
inundan los cometas.
Lo inundan de algo extraño y sagrado.

Se encuentran el polen y la hoja convertidos en 
prismas por el interior de un telescopio.
La subjetividad con extrañas mandìbulas en las
cuales orbita una naranja.
La sensaciòn de que se vive y se espera en una aguja, 
junto a recipientes que hacen de la vida un contenido.
Un pobre destello. Una inùtil franja donde la
mimesis que se recoje del tiempo sòlo
transforma un reflejo. Lùcido creo. Semi-poètico
como alga.

Existe una respiraciòn donde el interior expone
su vereda, Su espejismo. Su restante trasatlàntico.
Una obviedad que es nuclear.

Atòmica como el labio que besa en su soledad
una palabra.






martes, 30 de julio de 2019

Inédito Descenlace de una Manzana






Aquí hay un reloj que desciende de la inspiración.
Con su respectivo árbol genealógico.

Las siluetas que forman una composición a lo lejos
lo saben.

La imaginación - complaciente y fría - parece un recodo
multitudinario. No exento de extrañas psicodelias.
Me preparo para escupir sobre ella.

Los enigmas entre suburbios anhelan aparejos.

En un tallo se imita el resplandor con el cual
volvemos a encontranos con la miseria.

Entre sus hilos hay un destello que parece más humano.
Un poco primordial. Quizá sea el producto de un
pico. Tal vez las cenizas que en la orilla del mar después
de tantos siglos continúan hablando del génesis.

Sin hacer hincapié en un hecho.

Adán mordió una manzana...

Pero ni Eva ni la serpiente, ni mucho menos aquel
que convirtió esto en narración nos dicen que sucedió 
con el resto de aquella.










sábado, 27 de julio de 2019

Pregunta por la Luz





A un lado la referencia al mar y los acantilados.
El sueño a travès de la niebla con una bufanda dorada
y mitones en sus manos se humedece entre la lluvia.
El silencio de una gota cuando se desvanece 
en el interior de la arena, muy cerca de alguna duda
del mèdano conduce el tiempo a una conclusiòn; su 
pensamiento anhela otras 
raìces.

El brillo y el destello en el horizonte de algo
que reconocemos como nuestro se filtra.
Una ceremonia emana. Una renuncia 
trastoca.

El espacio por donde las bengalas siguen a los tigres
es un reflejo que en lo particular es el indicio 
de algo atroz y maravilloso en el aire.
El relámpago del carbòn en una orilla de nieve
dormida en un crepùsculo de sirtes vuelve 
a ser consuetudinario.
Un hemiciclo de barbas despierta.
La individualidad de una sombra en el momento
en que se separa del cuerpo se hace finìsima.
El cuerpo en ese momento se pregunta; De què 
sirve tanta luz?

La sombra no se interroga.
Y sigue un camino paralelo a la claridad.

Ùnica manera de -al parecer- encontrar el latido 
de las sombras.







La Lechuza de Barro






En mis sueños un ser.
El mismo mientras corre hacia un arenal
esboza un extraño gesto.
Seguidamente se incrusta en una duna de arena.
Luego sale de la misma convertido en una
lechuza de barro.

Ya en el aire aletea suspendiéndose.
La observo en el vuelo y pienso en lo imposible de este
hecho: Un hombre que se transforma en lechuza
de barro y surca el vuelo.

Veo una mejilla también alada.
El compromiso del brillo orientándose hacia una
veleta de oxigeno que rasga su velo buscando
la mirada de un hombre.

Un dinosaurio planta semillas en la orilla.
Dioses de arcilla se unen alrededor de una fogata
formando un círculo.
Las palabras crean la lucidez y el insomnio.
Lo irracional se desarrolla igual que
un carbón rosado en 
las tribunas.

En mis sueños un ser.
Era de zinc y aluminio mientras corría hacia
la tierra.
Llevaba en sus ojos la ceremonia de una adolescencia
que amamos acompañados de ballenas.
De telescopios.

En ese tiempo no sabíamos que el mundo
creaba la noche para la llegada del sueño.

Para nosotros llegaba nada más.
Se diferencia tanto de este momento.
Dice cosas tan distintas.

Y mientras recuerdo la última imagen de ese sueño.

La lechuza de barro se aleja.

Pero no en busca de la eternidad.

Ni mucho menos eso que llamase infinito.










miércoles, 24 de julio de 2019

Composiciòn




Yo suelo creer en una cigarra.
El asunto es que pude prescindir del "yo" en la oraciòn
El asunto tambièn es que no lo hice.

Ya no tiene mucha importancia ahora.
Lo cual quiere decir si escribì "mucha" sì la tiene.

Yo suelo creer en una cigarra, lo reitero.
Mas de una vez mostrò su vientre y fue hace siglos.
Del mismo se desprendìa cada primavera un pàjaro.
Ambos mordimos sus plumas.

Yo esperè en el vientre de una cigarra cada primavera
para ver volar un pàjaro.

E hice aquello que se hace cuando no se quiere despertar.

Incrustè mi corazòn en ese sueño.

Pero todo sueño tiene un desarrollo y sin saber con
exactitud porquè sucede la cigarra en la que creìa evolucionò.

De una metàfora pasò a otra. Empero cierta
latitud se quedo en la primera. 

Pero ese proceso no fue mencionado. 
Formò parte de un mundo indiviidual que debìa recorrer
por si sola.
Fue un brillo que para iluminar la existencia
encontrarìa su propio llama.

De esa manera una metàfora se transforma en otra.

Y su significado ya no es el mismo.

Por màs que los buhos que escapan de sus
antiguas imàgenes

Sostengan absurdamente lo contrario.












Ejercicio Boreal





Llegarà pronto.
Se elevarà de las sienes pero no serà un crucifijo.
Tampoco una idea ni la naturaleza que de
noche comulga entre los cuchillos.

Responderà subversivo
a todo aquello que representa emanaciones
o bùhos.

Sediento como un sol de las òrbitas
antes de llegar a estas se encresparà miles
de veces.

Indagarà en los trapecios y en las ensenadas
con falsos epicentros.
Entre dìas de azufre litigarà con  las piedras.
Imtuirà el hierro por la noche.
La percusiiòn de una flauta antes de ser
un sonido.
Una gaviota de brea.
Una sentina procolàbica.

Tomarà de los hilos una cùpula.
Un deterioro.
Un indòmito nudo que maldice.
Otro que levita o hace esas cosas que
forman latitudes para que añoremos
los sargazos
y las sìlabas arredren en la arena
cierta informaciòn que
particularmente se desprende de
las conchas.

Oirà en los vagones
el estertor de una aurora en que los
pàjaros miran como los mismos resuelven 
ejercicios suspendidos
en un punto.

!Cuanta fuerza en esas alas!
!Cuanto inevitable destino en ese tener que
batirlas para mantenerse en tal punto!

Y sin saber cual es el resultado
de esos ejercicios seguirè mi camino.

Una atàvica corola espera.


martes, 23 de julio de 2019

Prosistica





Debe ser natural como el transcurso del dìa durnte una situaciòn. Metafìsico como el interior de
una habitaciòn en la cual escupes al atravesar la puerta. Por supuesto que para escupir en ella
sòlo debes enfrentar tu propia sombra.

Debe tener un maleficio como en el pubis de una mariposa cuando los vientos son contrarios
y las hegemonias son destellos que llevan leprosarios que arrancaamos a los observatorios.
Debe existir algo ruìn en el sentido de la ruìna. Algo hecho de constelaciones que yerran entr exorcismos y valles de pañuelos donde los horizontes devoran el deseo de un cràneo. La ambiciòn
de una curva. El pleonasmo que seguramente saliò a pasear con una ballena en las pupilas.

Debe ser -entretanto- la soledad dispuesta a las disquisiciones. El viento que nunca màs profetiza. El elixir amargo de un crepùculo en que los cirros descienden hasta la ventana de mi casa pero sòlo con la forma de sus reflejos.

Se parecerà a los candelabros?. Es decir la brisa es hialìna hasta la llegada de los recogimientos;
lugar o lunar donde la duda se deshace sin encontrar la verdad. Sin alcanzar los tìmpanos que
al fìn devoraron el desasimiento. O el desasimiento era un telegrama?. Un esbozo con el que nunca llegamos a la soledad de ese buitre personal. Relativamente individual en mi cuello. Bajo
estas circunstancias la naturaleza da paso a sus propias talones. A su vicio que asciende por las
escamas de un tambor mientras las sombras de las palabras se resisten a creerlo.




Sol Cabalìstico





Aquì empìeza la oscuridad.
Recuerdalo porque es obra de la luz.
Entre ambas son propiciadas las sombras.

Muy cerca un pergamino es celeste
y posee una cuchara ardiente.
No puedes juzgar al caracol por intentar
sonreir mientras se arrastra.
En realidad no hay que juzgar nada.
Asì es el secreto. 
La historia de un melancòlico guerrero
que mira insistentemente la palabra "a".

No puedes tampoco ser meridional.
Si oyes una palabra que viene del ocèano
debes tener la premisa de que 
profundamente no importa.
Asì es posible que regreses con màs
tranquilidad a los relojes.

Aquì empieza la oscuridad.
No està compuesta de xilografìas 
y recipientes.
Tampoco de la pastilla que se cayò mientras
caminabas. Lo ùnico que puedo prometerte
respecto a ello es que esos actos se asemejan al 
ladrido de un perro.
A la corona que a veces existe en un labio.
Allì deja el granizo una abeja.

Pero tù.
Tù escribe un parrafo.
Despuès de la emociòn encontraràs el ansia.
Observala igual que un concepto que tiene
semejanzas con el amor
pero màs los tiene con los arquetipos.

Con el sol cabalìstico.
Con una cresta de espuma purpura.
De escenas sagradas
que no viven mucho tiempo y embisten
los tallos de una bandada sobria
en el aire.

Cada componente de esa bandada
observa sin extrñeza el mar debajo de su 
vientre.

Sin extrañeza.

Porque ahora lo està imaginando.






lunes, 22 de julio de 2019

Regiòn Matinal





Me digo que voy a leer algo antes que empiece
cosa alguna esta mañana. Transcurren los minutos
y no es asì.

-se da curso a mi proceso de domesticaciòn-

No dejo de observar los tejidos de la lluvia que cae
de lo milenario. En ella convocase cosas
imposibles: la silueta de un cabello.
El rostro adolescente de una bujìa.
Un ocèano neoplàstico.
Un semi-grillete.
Dejo todo por la contemplaciòn 
-hasta cierto punto- de ello nuevamente.

Me digo què hacer ahora.
Còmo deslizar esos objetos en este silencio.
Me pregunto si han de capitular hacia
esa -por decirlo de alguna manera- belleza.
Y si lo ùltimo -la belleza- podrà tambièn 
capitular en esta vida.

Luego medito: en esta vida capitulan otras cosas.
Lo he visto tantas veces.
Tantas como el hecho de decir que empezarè
el dìa con una lectura. Sea la que fuere.

Y capitula la realidad por segunda vez en 
un periòdico.
En la superficie ovalada de un pètalo.
E el cuello curvado de una cebra cuando bebe.
En la caligrafìa de un àtomo.
Junto a todo un anagrama.

He escrito sobre ello en auroras que
definitivamente son nucleares.
He aprendido a sortear esa monotonìa personal
con la cual apilaba mi alma en todas las 
cosas hasta la desidia.
Hasta su màs profundo canto.

El màs vil.

Ese que nos quiere hechos sòlo un momento.

Un irracional segundo en el tiempo que
no significa nada.





sábado, 20 de julio de 2019

El Nombre de la Evocaciòn






Cada ser es una palabra.
Cada ser tiene la consistencia del verbo.
Ademàs profundamente todo ser es un nihilismo.
No sè en que se asemeje ello a una metàfora.

Tampoco sè cuales son los detalles
esbozados por una epìsteme al morder la frontera
que separa la arena del oceano.
Siempre aleatoria.
Tal mordedura es un acontecimiento.
Màs que nosotros dan fè de ello las encìas.

No puedo hablar de eventos celestes donde 
la trascendencia cuelga de los pàjaros.
Pero sucede incluso en los que vuelan en otras galaxias.
En aquellos que no vemos.

Cada ser es un poema de amor.
Aunque muy pocos sabemos como acontece.
Muy pocos llevan las piedras que les pertenecen
en los bolsillos y rozan el nombre que adquiere
una evocaciòn en el instante en
que abandonamos el sueño.

Yo quisiera recordar el nombre que le dì
en esta mañana.

Cuando las primeras luces del infinito 
alentaron a los pàjaros y estos elevaron sus 
cantos.

Cosa que no puede hacer hombre alguno
sobre la tierra.







viernes, 19 de julio de 2019

Anfiteatro





El paisaje es como una antigua bandera.
Monocromática y lírica si se quiere.
Una que parece ser exhalada por el viento.

Los anfiteatros recrean antecedentes 
y escarchas.
Los dioses danzan en los brillos de una
moneda.
El mar tiene hambre así que colocamos
un pan en la orilla.
Esperemos que la ola lo tome antes que 
la arena lo devore.
Eso hasta cierto punto puede llamarse
idolatría.

La conciencia juega en el polen.
Con lo irracional.
La lucidez pregunta por los ángulos.
Una canción de arena se forma 
allí igual que una barba de plástico.
Semejante a un fruto de neón donde
encontraste un suburbio.
Una hormiga dionisiaca.
Partes de la modernidad donde 
entrenabas un jabalí por
la noche
desarrollándose en la punta de un
árbol. Gemelo del gorjeo
y los ácidos.

Viernes de espejos con anatomías
flotantes.
Simulacros de un bulbo desconcertado
en los hilos del barro
ascendiendo a la aurora y el sentido
de una silueta que cubres
de orgías
más que de significados.

Por allí va un pelícano de cartón.
Por allí reescribe el plasma la historia
de una barba.

De su pubis en esta aurora
brotan gorriones y mandarinas.






jueves, 18 de julio de 2019





Nuestras vidas a cada paso.
A cada latido.

Escribimos en ellas ahora que el tiempo
ha abandonado el espacio.

Nadie sabe hacia dònde se dirigen objetos y superficies,
apetitos y sienes. Lo ùnico cierto es que el espacio 
ya no es el lugar donde se inspiran.

La soledad se yergue como un brillo intuyente.
Las constelaciones en esa soledad toman la apariencia
de los àngulos donde se vive.
Y suponiendo -claro està- que soy una araña
y de mi pelo cuelgan hipotenusas, observo uno de
mis sueños desfigurando junto a un brillo.
Tal brillo lleva una pira con extrañas paràbolas.
Un diccionario de sienes.
Un dìa de polen semejante a la memoria.

Desenlaces iguales al anhelo que evoca una corola
de piel en el viento.
Crucifijos sobre la marea donde el pulso pertenece
a un ciclo de àmbar. A un exodo de carbòn en las pupilas.

Donde el relàmpago al caer sobre el mismo
es un destello que 

lunes, 15 de julio de 2019

Iconografía Nihilista





La noche se acerca.
Entre pájaros amarillos y limones se
agita todavía una lampara.
Entre la oscuridad mostrará su destello.

De dónde vendrá ese destello.
Qué caminos tuvo que tomar para 
que sus relámpagos arribaran a los objetos.
Cómo fue alcanzada por esa inspiración
con la cual creó el brillo.

Ahora
hay un plano donde la iridiscencia
escarba en el verbo
buscando crear una antorcha.
Una con silabeos.
No es una síntesis ni mucho menos
un producto.
Tampoco el legado de una cebolla.

Entre la intuición dialógan hespérides.

Eso que conocemos como eternidad
regresa a la trama de una frontera iluminada
por hordas de aluminio.

Yo las veo entre las calles.

Todas arrancan lo último que queda en el agua 
y el fuego.

Volviendo a fundirlas con la tierra.



viernes, 12 de julio de 2019

Purpura Maleficio





Con què cosas tendrà que ver?
Guardarà relaciòn con lo que hay en el pecho?
Mostrarà sus cuerpo a la luz tal como lo
hacen los objetos?

Nos dirà la forma en que las palabras se
levantan del texto para olvidar que allì viviò un poema?
Nos mirarà con desprecio igual que los astros?
Explicarà a la tarde el significado de la soledad?

Què caminos recorrerà para diferenciarse de los nuestros
y saber asì que estos nos pertenecen?
Preguntarà por las orbitas?
Por los anfiteatros?
Por la duda y el amor cuando son acariciadas por 
los ciclopes?

Serà clarividente?
Què forma de saliva acompañarà su boca hacia
las estatuas?
Hacia el limite de la luz donde viven las antorchas.
Y el estro es colegial
como en un  universo de madera donde
se enjugan las barbas
el polen, el retazo de sal. Algùn ajuar
de nieve.

Con què tendrà que ver?
Quièn vivirà en eso que se hace cotidiano
cuando aloja sus huellas entre las cenizas unidas
por el sueño de un rito?
Junto a una luz que profana las sombras.

En la conjunciòn de un verbo que aguarda un pàjaro

Y el maleficio en sus alas anhelando la fiebre
para despertar.




jueves, 11 de julio de 2019

El Interior de una Linterna





Hay siempre una columna.
Un mortero con grises estrenos
sobre la existencia.
Una franja alrededor de un peciolo.
La cervical del pètalo tomada
de noche por una sombra.
El interior de una linterna donde
toda oscuridad fue un tèrmino
que no llegò a recular entre el brillo.
Y se hizo esotèrico.

Una esquina donde los corceles
se arrancan las herraduras de 
las patas.
Un mundo soterrado e invicto en
alguna teorìa de cobre
dotada en la madrugada por
imàgenes que provienen 
de las analogìas.
En un punto de nieve que sòlo
el amor devuelve a la piel
como un jardìn de embudos.
De iris neoplàsicos.

Entre centros de aire reclinados
en una boca las elipses amagan
hacia un infinito de piedra
y se vocea en el viento de manera
logìstica que una bandada
està llena de adioses
para aquellos que 
juntan en la arena sus quimeras.
Esas revelaciones que mutan
entre la gravedad que separa las 
manos de un oìdo.

En un espacio muy pequeño
para la caligrafìa.

Incluso para aquella que es
escrita por dragones.






miércoles, 10 de julio de 2019

Abstracciòn de un Pàisaje




Eso de sentarse en un lugar o llegar a cualquier extraña 
realidad buscando otro.
Aquella excusa que viene desde el mar -por ejemplo- donde
no existen ciudades.
-de què naturaleza es la excusa-
Donde anhelamos la absurda soledad donde posee himnos 
un àngel.
Si uno la observa bien no es tan absurda.
Si se oye detenidamente quizà no sea un àngel.

El recorrido que tuvo la luz antes de llegar a la sombra
y viceversa.

O puede ser la llegada del invierno que esperamos
siempre en el filo de un cuchillo.

El margen amarillo y errante de un pròlogo que 
siempre menta suvbersivas desastres.
Todos dizque sobrehumamente literarios.
El asunto del agua en el polen.
El otro asunto, ese tan estètico de la proclividad
y los enjambres.
La tribuna de helio.
La promesa de un cometa.

Eso de creer que todo vilo es una alameda.
La procesiòn en la imagen de un turbante.
La numismàtica en el pecho.

O la iniciaciòn.

Una que se agita llena de estrellas a punto 
siempre de una supernova.

En el màs prìstino infierno.




martes, 9 de julio de 2019

La Llegada al Sueño




A esta hora el mundo es silencioso.
No exento de ruinas.
La aleta de un pez llega a la orilla.
Un pelìcano no sin antes escupir sobre
una reminiscencia observa.
No es un ejemplo de miseria. 
No.

Las primeras imàgenes proceden 
de la luz. Las antiguas creo que tambièn.

El mar es un circulo, pero no a la manera
de aquellos que completan ciclos entre 
la naturaleza.
Es un circulo que si tendrìa que detallarse
dirìa que se encuentra incrustado en 
la existencia.

Semejante a ciertas cosas o eventos
en ella. La luz empotrada en un fenòmeno
por ejemplo. El agua enquistada en
un rìo digamos.

A esta hora.
Bajo determinadas circunstancias.
Entre inevitables condiciones el mundo
es silencioso.

Al llegar al parque pude observar un 
aviòn. Muy cerca de èl un telefèrico.
Luego una pronunciaciòn que era 
fonèticamente un silabeo.

Casi instintivamente una 
composiciòn gramàtical que dudo
mucho se transformarìa en un 
poema, brotò del alabastro.

Pero todo esto era sòlo un caso.

-¿o era la lucidez del caos?-

Un abalorio.
Una estructura errante con la cual
la existencia al igual que ciertos hombres
encuentran las sombras de las cosas.

Y luego de una que otra vacilaciòn.

El indòmito sueño en ellas.



l




lunes, 8 de julio de 2019

Nunca de la Misma Manera





Todo esto es como la realidad, pero no tanto.
La realidad es màs explicita.
Tiene jaguares.

Todo esto es como un principio un tanto epìco
donde los objetos se pronuncian o un tejido 
llega a las arpas. Al azùcar en la sangre.

A la proporcionalidad en un rostro.
Siempre y cuando este unido a un ave.

Eslabones invisibles en la playa donde
alguna vez la arena moldeò extraños pasos.
Contenidos que hoy separan los objetos
de la imaginaciòn
despuès que esta los reconoce.
Es la ùnica forma en que la imaginaciòn
vuelve a la travesìa o el desgarro en
ellos.

Es la unica manera en que la imaginaciòn
despierta otros animales.

Y eso lo aprendimos de un pàjaro.

El mismo nunca se sostiene en el viento de la 
misma manera.




Perspectiva Gnòstica





La perspectiva une este espacio con el lejano.
Pero es una ilusión.

El tiempo regresa a las cosas
así que en lo primero que creo en esta mañana
es en la duración.
Lo que la desplaza entre la realidad es el devenir.

Te observo.
-desde la contemplación-
Veo tu rostro como el origen de una amapola
o una estela de aluminio rodeada de sirtes.

Observarte es como una respuesta.
Una que sólo puede dar el amor.
Una que también sólo puede quitar el amor.

Flancos y catalinas reciben la lluvia en
esta mañana. La neblina que la acompaña 
debería ser celeste. 

Pero el hecho de que sea celeste es algo
que se encuentra entre mis ansias.
En lo más profundo de mi deseo.

Supongo que ese deseo tiene que conocer
la superficie para poder llegar a la realidad.

Eso no sucederá con el mío.

Eso no sucederá con un deseo que se agita entre
los abismos.






miércoles, 3 de julio de 2019

Constitución Espíritual de mi Perro





Mi perro no piensa en el paraíso.
Desde su llegada nada me hace creer incluso que
haya sido conducido a la reflexión.

-¿Es la reflexión una suma de reflejos?-

Mi perro no medita ni meditará jamás en
veleros magnéticos.
No me interrogará por las cucharas que yerran
en el aire o por las mandarinas empecinadas
en crear lo sideral entre la brisa.

Mi perro es un animal que nunca necesitará 
un trineo aunque a lo mejor una mañana aparece
arrastrando con su hocico uno.

El no tendrá una construcción edípica
en su corazón como la que posee el mío.
El mío se diferencia del suyo porque tiene
una o dos manzanas más suspendidas
en mi boca.

Sus ojos a veces tienen la evocación de una flor.
Pero no la de Pascal.

Es aquiescente.
Lleno de ídolos que generalmente agitan el sodio
en sus cucharas.

Mi perro es un hombre solitario que hace las 
cosas.

El va a los mercados de manera aquiescente
y pregona con muchas cavidades
que toda narración es un planeta en la aurora.

No le interesa crear pero lo hace porque ello
está más allá de sus fuerzas.

Y yo

-sin que me vea-

A veces leo en sus cosas.


Visto Desde la Poesía





Visto desde la poesía las cosas nunca son de la forma
como muestra la realidad.
Son de otra manera.

Un navío es de pronto un estado del verbo.
Así se transforma en navegar.

Las palabras colisionan y alguno de nosotros
nos encontramos solos con nuestros acertijos.
Se dice que algunos provienen del alma.

Se dice que tras las columnas de vidrio hay
un adagio perteneciente a las corolas. La verdad yo
sólo veo misteriosos himnos.

Sílabas que se diluyen antes de reconocerse
entre las cosas. Estimo que así es como se reproduce
la brisa. Una ráfaga. Un céfiro.

Visto desde la poesía ya que no es un reflejo
aunque a veces una reflejo se convierta en metáfora
y una metáfora no pueda transformase en reflejo.

Su desenlace está en las imágenes.

El poema no es algo que se encuentre en la realidad.
El poema es una extraña manera del abismo.
Una intermitencia.

Un algo boreal.
Un compuesto biométrico con el cual atravesamos
los centros comerciales.

Un cráneo al que no podemos regresar.

Cubierto de piel elabora párrafos de zinc en las
esferas. En las colisiones.

En las alas de los pájaros que en este momento
tocan con las puntas de sus plumas tres veces la madera.

Y prometen algo que no nos pertenece.

Lo prometen para siempre.