viernes, 13 de febrero de 2015
Llegada a la Noche
Llegaba a la noche con este cuaderno.
Llegaba a ella con el significado de un puerto
en las manos.
Con la corazonada y la sospecha que un ave
dormìa en la brisa.
Llegaba ante esa brisa -que sin saber porquè-
se convertìa en rafaga. Pero ello era
otra cosa.
Dividìa la estrofa de un poema en escamas
y peces.
Caminaba en el pavimento escribiendo la
historia del sueño y en ello, replanteaba la vida
del liròn, la silueta de la higuera, los mensajes
de hidrògeno de una ciudad no me
eran ajenos.
Yo llevaba esa descomunal radiografìa en una
forma de ancla
y competìa con el velo, si pronunciaba
dialècticas.
A veces, aquella noche se extendìa màs allà
de las hojas, por lo que no cabìa una
palabra y tampoco la uniòn con otra significando
el verso, que resistìa coloquial
al monòlogo y el tiempo
de un suicidio
llenando de fuertes amarillos un eje.
Historias, unas màs grandes que otras despuès
que el horizonte y la rada
orientaban una liebre, hasta el musitar el tallo
del acero, la carta del estambre y ese
sitio de barro donde las estrellas
comprenden que en ese
punto ninguna puede
agitarse.
Y dan la vuelta por la noche.
Oscurecidas por el cielo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario