viernes, 30 de marzo de 2012

Intuiciones de Sol

Maniobra entre la luz un espejo
y eremita la cadencia reclama un arrecife
extasiando la huida de su feroz batalla.
Arduo en el espacio de un planeta
divisanse los helios de insinuantes àtomos
lluvias de imaginaciones junto al eter,
a un navio colocado por la arena en la albumina.
Es perezosa la penumbra, junta miradores
explanadas de ruidos junto a un aneroide
una hoja de espuma cayendo en los ojos,
como una brujula de mundos cegandose en los ojos.
Realidad tù quitaste la humedad de mis dedos
arrancaste el vidrio de esta noche con que siento
en esta intimidad de pastos y malhechores rojos.
Y quisiste llevarme a travès de los seres
en esas calles donde sòlo aman tus pasos
en distancias donde sòlo pueden tocar con sus ojos
y sus dedos apenas sostienen en figuras el verbo.
Y trataste mi imaginacion como un hilo
reclamaste un mundo perdido para ti,
una ventana de sabios cuchillos ignorando el velo
la insinuacion de un golfo respirando rameras
feretros de romance juntando desiciones y aros
espirales de un jardin rondando en la estela.
Contempla el instinto noche, en el florecen los pañuelos
arde en los miradores creacion, incineran arpas
de juglares rendidos.
Oye la tempestad en sus filos de niño
y has de mì la respuesta que beba filtros y pòcimas
humedece en la arena, la ira de todos los venenos.




Guillermo Paredes mattos

jueves, 29 de marzo de 2012

Abstracciòn de la Estètica

Dime pensamiento, en què momento llegò dios a ti.
Escribe algo verdadero sobre aquella poètica
que sepa de èl sin ninguna palabra.
Y tù ves, los àrboles caen entre ruinas
y estoy cansado de repetir las mismas cosas
de golpearme contra mis paredes y a ello llamar poesìa.
Nunca escribì un poema.
Nunca asumì el papel de la pàgina
eso es demasiado para mì,
pero nada he de decir de la simpleza
es tan fàcil que el espìritu de la abstracciòn
humedezca dada uno de sus latidos
es tan facil y humedo que mi noche planea
y el segmento de mi piel entre transparentes epistemes
teje puertos de retiradas.

Dejame crear un mundo, dejame tambièn destruirlo
si sabes ofrecer tus monòlogos para nadie, sabràs de que te hablo.

He sido un hombre, soy una existencia,
presagio ya sin nungun oràculo
y cada madrugada es mas dificil hablar de ti a mi otro.

Diràs que eso no tiene importancia.
Pero no me digas que la sensualidad es el fìn
realmente es el fìn pero de un mundo
en cada sensaciòn hay una ira burguesa
ira porque hay seres que debajo de las aguas
saben que ella es sòlo un infierno.

No porque lleve maldiciones, no porque sea elegida.
La encuentro cada dìa entre mi despertar pidiendo un òsculo
pero mi espìritu sòlo lo tiene para las paredes.

De la creaciòn no puedo escribir nada.
Ella es quien dice todo.
Si me importara beber de su pecho
seguramente huirìa a un pubis
lejos, lejos del narcotico.

Y ahora dejame abstracciòn,
mejor dicho guìame
la estructura de mi cuello
es la ultima venganza del sonido y la palabra
pues en ella siguen cifradas
como una religiòn.


Guillermo Paredes Mattos

martes, 27 de marzo de 2012

La Habitaciòn Gemela

El miedo era puro, una redenciòn de la costumbre
cuando nos alcanza el verano.

Desde esa metàfora, pienso en la figura arqueada
por la muerte.

Y reflexiono con los pocos estambres que rotan
buscando la desiluciòn, las orbitas secretas de la tierra.


El temor, el vacìo que une dos rostros este dìa
me evoca mìsticos abrevaderos y un siquiera muy elàstico
desemboca en deltas que unen durmientes y espacios.

Tambièn la pureza, dormìa alcanzable
entre rodillas de dulces resinas que caen y tejen
o bordan aparejos.

Demencialmente hermètico
para que acontezca.

Como la belleza.






Guillermo Paredes Mattos

El Reino Misterioso de las Cosas

Existen temporadas que hablan del nùmero.
Barcos llenos de goletas, la sobrenatural
demencia del niño en los cipreses y ya que
el universo dilata la podredumbre del hueso
en los labios, nos alimentamos de ello
como si fueramos cometas.


Tambièn los cartìlagos con objetos y mareas
el sol del campanario bebiendo y sinuoso,
semejante al escalpelo abriendo la carne.

Luego, un corte de ojos, una habitaciòn oscura
cuyo presentimiento llena de escaleras
sus pasadizos.

Topes de alhambras, la penumbra fue
el azul de aquellos equinoccios,
la batalla de una faena
montando sus botines
en una calle sin equilibrios.

Donde la rutina corta el caos
desde el temple y
reinan las fosas
igual como si esquirlaramos todos los
granizos.

Y encontramos nada màs que
extraños adjetivos en las cosas.


Complices reliquias, sedientas
entre la flor de todo equipaje.



Guillermo Paredes Mattos

Las Hojas de la Luna

Las ballenas piensan que decido poco.
Ellas viven entre los peces, allì buscan
que su necesidad camine como un àrbol.

Entre el lenguaje de los àrboles, el ser
interpreta que la voluntad es una torre
llena de etiquetas y riachuelos de plomo.

En cierto sentido, estoy conforme con que
èsto exista, en otro no. El ùltimo
es desconocido, por lo tanto, no existe lògica
donde pueda su vida, iluminarme.

Y mientras tanto - lo màs sorprendente -
Es que lo ùnico que logro reconocer
son hojas que caen desde la luna.


Guillermo Paredes Mattos

El Principio de los Mèdanos

Vivo en un cirio. Gira y medita...
Como un sobrenombre de conclusiones y mirras
donde el mar expresa sus dìas vacìos, lame
los trenes.

Pero, dònde està el caos.
En esta noche donde el estrèpito
ha vaciado sus cadenas, mi alma
desnuda aquellos aterrizajes
que saltan de una boca.


He vivido en un cirio, ello es
un circulo de cristal demiurgo de vacìos
de largas colas sin fin entre las constelaciones
de sabotajes como el semen de
la iridiscencia ondulada por venenos
y soliloquios aretes...


Dònde nuestros pseundònimos
derraman entre sus sìlabas
todo aquello que llamase duna
todo aquello que perfilase en el nocturno
del principio, igual a un mèdano.


Guillermo Paredes Mattos

lunes, 26 de marzo de 2012

La Làgrima del Fenix

No soy tanto el dolor, pero poseo memoria de sus vidas,
una a una llenando mi habitaciòn de pensamientos.

Y del dolor al verbo no sòlo hay un paso.

Del pensamiento a la herida no hay mas que diluvios
y recorremos aquellos que fueron titanes
debajo de la noche.

Este dolor, el mìo, el individual, el personal,
el general, el que llena de miedo las ciudades
es arte ahora de vanos purgatorios,
donde dios como el hombre sabe que es tiempo
de mostrar sus tripas.

Yo te escribo dios, te escribo hombre
porque despuès de la naturaleza nadie tocarà mi puerta
y no significa orgullo si simbolo
es solamente esa mesa donde enciendo una vela
para comprobar que la tregua jamàs serà mìa.

La paz, es un columpio de roces con helio,
de manticas de azufre
y yo el de las vìas, el de los paraderos
busco el sentido
sòlo para estrellarme a un poema.

Lo siento magia,
lo que nosotros sabemos es de nosotros.

No nos preguntemos si alguien quiere escucharnnos
creo que oirnos es la unica palabra
creo que sabernos es la menos sabidurìa
y eso lo digo incluso para no creer el vilo de la opiniòn
no soy de aquellos que creen
mucho menos de aquellos que opinan
se trata de afirmar o negar segun el canto de la soledad
y la idolarìa
en mi caso la màs sexual y androgina.

Este es mi pensamiento
evoluciona antes de cualquier caida
respira en los porros con dimension de ajedrez
y perihelio.

Ay señor cuantas noches me quedan para que cada uno
podamos enseñar los intestinos.

Y esa por supuesto es trascendencia
de ninguna parte,
porque oyelo bien en el fondo,
la trascendencia es nada màs una apariencia
y yo juego con ella al lado de mis gatos,
al lado de mis perros
y mi buho blanco agonizando
en la aurora.




Guillermo Paredes Mattos

La Ventana de Cera

Quisiera una hoja y llegar al final del sueño
cuando la realidad no puede sostenerlo y se pierde entre la nada.
Quisiera un poco menos este corazón y acaso
una ventana de cera dentro de mis ojos,
sentirla derretirse al calor de mi cuerpo
y ante mi vida no quede de lo que me extasió una sola ceniza.
Pero es de noche ante mis pupilas, el aire es humedo y gris
como una campana. He acompañado al angelus en su destino
pero aún es un niño. Pobre, siempre tiene miedo.
Y aunque su temor no se parezca al que llevo,
puedo decir que en este silencio se confiesa otro cielo
que aquí en mi piel muere otro dios, que he partido
y he sido condenado, que mi voluntad toma el rumbo
de lo que no quisiera, pero es el amor quien secreto
y escondido, me sigue mintiendo, engañando, igual
que a los hombres. Sólo el misterio tiene una palabra.
Por ello a veces tiento desde ellas y tomo caminos
que presagio son de piélagos, naves que insondables
cantan desde danzas de alcohol y arena. Desde ellas
habitantes de llama y de gloria. Desde ellas planetas
que otra casa en mis uñas forman. No las conozco,
no he vivido dentro de mi como quisiera.
A cada instante siempre empieza el camino.
Quisiera una puerta para empujar,
pero en estas paredes no se ve ninguna,
sólo hay algulos donde la penumbra me mira
rincones muy altos donde las arañas me esperan,
un ruido que se parece al silencio
y un sueño, que mira mi sangre derretirse
que mira mi latido en cada momento morir,
para poder ceder a otro.





Guillermo Paredes Mattos

Imàgenes del Deseo

La rosa y la nieve caminan juntas a la herida
son mástiles de oro donde oprimido
en una andanada,
el purpura yace ahora.
Son labios que esgrimen la última bandera
de una vida,
perdiendo la sed entre alados trebejos
hijos de la maldición y del deseo.
Yo tengo allí mis huestes y allí también mis pasos
nadie vence mi suplicio porque en medio
de un navio está ese mundo,
dimensión que creció hacia los ríos
que juntó papeles dentro del sol,
que arrastró fábricas en medio del mar.
Quién eres tú, Oh noche para escucharme
Quién acarrea el símbolo en medio de tus ojos
cuando has perdido la mirada,
y el sentimiento fulmina el antro donde se forma
el desierto,
la espuma de una perlesía que gira como brújula
de insondable infierno.
Yo no he de llevar mi herencia y la tuya
ha de quebrarse entre sus cristales
aquellos que respiran más allá del siseo y de la brisa,
los que convocan leyendas en cada amanecer
en ese día que une una estepa al trueno
y la centella responde abriendo una orilla,
despedazando un horizonte.
Este es tu imperio hijo de la savia,
de ti es la cresta que brilla en la soledad
y has dejado la ausencia entre las piedras,
para que por sí misma aprenda a crecer
entre los filos,
sacié mi hambre ya de ella.
El unico peso que puedo conducir es el de una vida
huyendo como un bolido desesperado hacia la madrugada
y cuando el sueño,
sólo ese sueño que ha abandonado la eternidad
en el infinito apaga su brillo.




Guillermo Isaac Paredes Mattos.

sábado, 24 de marzo de 2012

Episodio de la Carta

Una carta.
Una palabra, el episodio
del superlativo en ella.

La conexiòn lunguistica del barro
con mi pobre narraciòn.

Uno de mis ojos estàn tristes, el otro
semeja un aguila melàncòlica, llena de aire.


Màs allà un hilo de perlas detiene el momento
donde la tierra se inclina
como un maniàtico a la aurora
esperando algùn regreso.

Y todo se borra, prolòngadamente como el cirio
De manera tan individual que los dìas pesan
con instancias de ototño, de muerte febril
como espejo, de salida a lo gamado como un eco.


Es un tiempo donde los corceles se bañan de erotismo
y los lampos desnudan los planetas.


Pero todo se borra, prolòngadamente se borra
y para ello los rìos buscan individualmente
su idolatrìa,
su generaciòn de uvas desconocidas
de calles y tradiciones de estambres
viajando entre los hombres.

Para nunca regresar.





Guillermo Paredes mattos

jueves, 22 de marzo de 2012

La Galaxia de la Espera

Camino por el mar para convencerme que un aforo
es de vidrio y
puede celebrarse.

Me levanto sobre algo que en sì mismo
cercena una encina, la preciosa caìda del eco
entre la realidad, cuando el sonido lo abandòna.

Despierto inutilmente pasando de largo si
la intuiciòn lo desea y entre el poder del diluvio
la tormenta es un juguete cuyo encantamiento
es ansia del bostezo cuando oscila
en la arena.

Mis manos crearon una duna para que no suceda en ello.

Pero ello es vano, siempre se muere entre la magia.


Movimientos, las trayectorias del cirro se levantan
entre los hongos de un lamento y en aguardientes
los lechos despiden a los parpados
de alguien que dejo su pobre soneto en una aguja.


Entonces las primaveras
regresan al musgo de una soledad a veces controlada
y sientes en la hecatombe
un cuerpo que derrumba los ciclos
para mirar los pomulos de quien
detràs se esconde.


Y ves montoneros
misioneros que juntan la tierra
barriles de crisis donde entramos
con una galaxia en el cuello
hacia una maldiciòn.

Donde un màgico sacrificio
nos espera.







Guillermo Isaac paredes Mattos

miércoles, 21 de marzo de 2012

El Himno de Hierro

Este borde es otra fantasìa.
Una piedra en veleros sin lenguajes.
La voz donde los sonidos duermen tal el sueño
sobre lo innombrable.

En su espìritu descansa la tierra lejos de
los nombres.

Y representa sin voluntad a los entes màs viciosos
de la lìnea.

A la amarilla amargura de un hueso.

A esa estaciòn donde la verdad alinease con lo amado
y se despide del dìa sin un sentimiento.


Asi presionamos esa borda. El instinto casi imperceptible
de su fantasìa, de una oraciòn en ella sitiando el sentido
de sus calabozos, la busqueda de caìn bajo el sol
el cielo seco donde las mitologìas
prenden el escàndalo
junto al ladrido.

El ruido mìstico
hasta que la inspiraciòn vuelva al espacio.


La crepùscular herencia de mi geometrìa
donde reina la interpretaciòn del musgo
la equivalencia del prado
el entrenamiento de mis calles vacìas
diseñadas por enjambres
y cìrculos
donde asumo que los relàmpagos detienen
a cada segundo èste corazòn.

Pero extrañamente jamàs su pulso.




Guillermo Paredes Mattos

martes, 20 de marzo de 2012

La Maldiciòn de la Sìlaba

Miro el eco de la imaginaciòn en mis calles, la que fue
creada tres veces por la silaba.

El miedo màs original en ciudades de mi panico, las que
brotaban de tu piel mientras dormìas.

Era el tiempo y el espacio, donde cada noche soñaba
tu pubis, era lo unico antes del vellocino,
en la claridad del puño sobre la inteligencia
y el placer màs intimo de una orbita.

- Este parece un poema para el amor dentro de una piel, obviamente-

Esa orbita nombrada constelaciòn por mis hàbitos.

- Este es un poema de amor y piel, es decir de locura-

Miro. Me detengo este dìa a nombrar la aurora màs inasible
aquella en cuyas venas la regiòn volvìa al espectro
para tomar su figura,
para ablandar esa silueta con cada rabia de su saliva
con ese canto en la lengua arrastrando en tu cuello
lo inmortal y lo perpetuo.

Hago un alto a la trascendencia en la aguja.

Otros vigilantes moriràn en tu sed, es tan cierto como
saltar en el barro,
y llamar providencia a todo lo que llega de la ceniza.

Hace mucho lo divino y su espiritu eran mi agua.
Hoy en mi soledad son sòlo un peso.

He dejado atras todos los enigmas.
Asi como quedo atràs tu misterio.


Guillermo Isaac Paredes Mattos

sábado, 17 de marzo de 2012

El Pètalo de la Continuidad

El momento de la desición es una locura.
Kierkegaard.



Son estrofas, anidan como cuervos en la mano.
Mitad hombre, mitad humano
se diferencian pues lo humano es
más abstracto
y quien habla puede sostener su aliento
sólo en las orillas de la boca,
la atmosfera es un mundo
demasiado pesado para ello,
grávido, preñado de aires y corrientes
cierta metáfisica llamada dios
o sea cierto paganismo
se dice que alli yerra.

Son ventanas, insanas flameantes
del vidrio,
la mestruación de alguna apariencia llamada realidad
no he ido a ella como quisiera
pero hay hechos no porque el tu o el yo los quieran
están allí no por nosotros
y ese es un fín del mundo igual a los espejos
a la mortalidad de toda civilización,
seguramente la cultura en esas naves está hecha de pedazos
alguna celeste decadencia,
pero trillar colores en un día que sabemos
es conocimiento de sal sin desierto,
de sed sin ética
y esta es una ciencia providencialmente de pájaro,
entiende el giro
es más que la noche,
es tal vez el más de un día
su apariencia no se llama lenguaje.

Lleva espinas al dictar sus dientes,
al colocar su ruedo en forma de voz baja
en artistico vector de estropicios
seguro entre su fe y lo continuo,
por más que haya cerrado sus ojos
al abismo.





Guillermo Paredes Mattos

Razòn de Mar

Dios escribía y la noche era de arena.
Dictaba líneas en mánticas de sed y era profeta
entre diluvios de arena y sueño.

Mientras tanto el insomnio contaba en las ciudades
el número del hombre, su devenir de estela
el manantial de una parábola que sin lenguajes
asomaba hacia la ruina y los cristales.

Dios escribía
como un genio metafísico posaba idolatrías
disponía ante el mar sus maldiciones
y era la luz, procesión de un jardín en otro cuerpo,
la duda sagrada de quien llega hacia el insomnio
oscilando reliquias,
finales de mar que hablan de todo
sin saber en qué lugar yerra el principio.

Ah...la naturaleza es un dón que cae de los árboles
el fruto de una idea al dilucidar,
la manera de alguna providencia cuando piensa
en el salto,
cuando escribe de mitos,
todos extraños sobre el espíritu de las cadenas.

Sobre ese entonces no hay actualidad
que sea expresión mas hostil en la palabra,
sobre ese entonces no hay un regreso a sí mismo
el ser ha empezado el infierno y no porque este exista,
como una especie de razón es este mar
que me guía hacia el viento
y su paradoja.


Guillermo Paredes

martes, 13 de marzo de 2012

La Evoluciòn de los Halos

Como una dialectica de ojos secretos, esos que miran
sin precisión el misterio.
Esos parientes del alma.

Como un alambre donde la cita recuerda al desvelo
su tregua con el amor
y las figuras del fuego.

Cuando antes y después son lo mismo, tanto o más que
desprenderse por un sonido
con esa iridiscencia que dan los tímpanos
cuando se vive sólo desde ellos, se convierte
en yelmo.

Como una formación de antiguos madrigales donde la perversión proviene
de la sílaba y no podemos sostenernos,
sin ser más que el rostro de esa redención turbada por disturbios y tibiezas
donde inicia el lenguaje su purgatorio,
su bengala astral desdiciendo cualquier cosa,
ante esa naturaleza no hay poesía que
pueda sostenernos.

Que sea temeraria como el dolor. Será que las heridas
siempre están abiertas, mostrando su holocausto de carne
mientras que el verso está encerrando siempre en una palabra,
en ello la vida camina más allá del poema.

Por eso quisiera un poco de la vida, en lo personal
su alegoría ya no me llama la atención
e involucrarme con papeles de agua,
puede ser inmortal pero termina siendo líquido, monstruoso.

Quizá la vida tenga más de vida que de eterno.
Y metáforas no estàn ligadas sino a cierta fantasía
que dejó la noche en el espíritu,
quizá sepa de ella con la misma ignorancia que circulo
en el verso.

O quizá no.
Mirar el cielo sigue siendo cierta sonrisa.
Cierta obra que conduce a otra naturaleza.
Algun dialogo sin tener la altura ni el sonido de la boca.

Siempre empezando en los píes.





Guillermo Isaac Paredes Mattos

lunes, 12 de marzo de 2012

Màntica Para un Unicornio

Si tuviera sòlo el papel de la soledad me reirìa de su ciencia
de arena.
Pero protagonista de un abismo en las alas de lo temerario
queda esculpida esa intenciòn.
Es un hecho que nadie representa, un motìn lejos del aire.
Eso es para los pàjaros.
Es un hecho que mis evidencias caminan sin manifestaciones y no porque
asciendan a la sangre.
La Sangre es la ùnica manifestaciòn que conozco.
En una paradoja hay claves de mal, prodigando maleficios
que son candelabros.
Arboles de agua midiendo el tiempo de una avenida cruzada
por las olas.
Por esa estètica que vuelve a llamarnos desde el fondo del sueño
y es corcel de devenir, vivimos
Por ello y porque la espuma està llena de caballos puedo llevar
mi sed por la aurora.
Y prodigio es el aura de un camino centrìfugo como la magia
insinuandose en el barro.
Hay un olor para cada perfume como una idea para cada manantial
y hay una memoria.
El fluir de una piedra mientras un delta revienta como lo hace el hombro
de mis sedimentos.
Juglar de mano diestra, consejero sòlo de aquello que oprime el sol
en el fuego.
Cuando es un circulo diminuto, abrazando las mareas que abandona
en el amor un hombre.
Si tuviera sòlo el papel de la soledad podrìa no dejar de preguntar
a mi espera.
Pero un brillo se separa de un astro y uno concibe que algun milagro
esta ubicando su retòrica.
Y entonces despliega el trapecio un unicornio y vuelvo a las pupilas
de una màntica.
Una màntica no es definiciòn de lugares, corazones o las larvas
de un huerto.




Guillermo Paredes Mattos

sábado, 10 de marzo de 2012

El Papel Escarlata

Nunca fuì convencido por alguna palabra
por eso mi reino no es de papel. No hay reino alguno.

No las he llevado en mis zapatos y mis medias
tienen memorias que caen de calles y asfaltos,
a veces de àrboles.

Nunca fuì tentado por la certidumbre.
De noche quien contaba mis pasos era un collarin
iluminado por el màs extraño acromiòn.

De hecho, mi evoluciòn me separa a cada
instante del mono
cuando deberìa unirme.

Y si presento o no catapultas,
lo unico que puedo arrojar desde ellas
son pàjaros.

No es que haya dejado la piedad, en realidad
no me hace caso.

Somos enemigos desde pubertades,
celestes como el manantial de los dedos
o el esqueleto de un ideario fusiforme.

Nunca fuì sereno
creo que la paciencia es vicio de caballos
y de hormigas,
quien quiere comprenderme
es un erràtico idealismo
llegando para concluir otra patraña.

Estoy lleno de trampas.

Nunca fui tentado por ideologos.

Mi polìtica es sòlo un confìn
porque no puedo tomarlo
y si hablo de mì es porque la palabra
esta enmascarandome en ella. Quisiera liberarme

Ello significa - siguiendo el sentido màs lògico- que jamàs
voy a encontrarme.

Pero sigo el juego, uno de pobres cosechas
formado por constelaciones de lunas.


Nunca fuì convencido por algo
en realidad nunca pudo convencerme nada.

De todas las historias que oigo prefiero
las que me ocultan y desplièganse.

Son m`ss deliciosas y tienen algo de pecado,
de perversiòn atroz,
de neurosis si se quiere.

Por ello antes de ver el mar
me pregunto si quiero tomarlo
o me conformo con una gota de agua.

Como fuere, siempre ante ambas posibilidades
mi espìritu vivirà sediento.



Guillermo Paredes Mattos

miércoles, 7 de marzo de 2012

La Andanada de la Yesca

Ese alguien.

El otro junto a èl colàndose como un
presentimiento.

Las avenidas elevàndose igual que un rìo
sobre superficies y triàngulos.

La mùsica de un hombre marcado por los astros.

Siempre amè esas columnas.

Esas jirones donde borrascas de alcoholes
oprimen el infinito llenàndolo de pèndulos
con esa manifestaciòn que enciende extrañas creaciones
para mirar dosajes. Una esfera de nervios.
El trance de dios, el que podrìamos llamar sagrado.

Pero eso es imposible.

Por ello lo hacemos.

Y esa contradicciòn une el mar con la tierra
en la mente de un hombre solitario.

Solitario, pero no como la soledad.

Solitario, pero jamàs como el fuego.

Aunque todo en su corazòn arda
como andanadas de yescas.





Guillermo Paredes Mattos

El Llanto del Destino

No creo en los inocentes.

Caminan de inspiraciòn e inpiraciòn anhelando
un culpable.

La victima que buscan està llena de serpientes.

Y en toda serpiente vibra el veneno.



Tampoco observo lo que resiste en el dìa.

La claridad tiene otras cosas a donde
conducir su deriva.

Una abstracciòn.

Un eje donde la reflexiòn ejecuta luces
que la noche no pudo arrancar de la aurora.



Pero escribo de èsta mañana
libra guerras con celestes gendarmes
batallas que no llevan a herida alguna.

Quièn dice que el dolor es sòlo sufrimiento.

El dolor a veces no tiene làgrimas.



Y ese pelo
Ese cabello dorado por nuestra subjetividad
enumera la estètica de un paciente
entre los manantiales...Semejante a un cisne
reconoce y memoriza el arte
de un ejemplo en las tinieblas
de lo màs profundo que llevamos en el alma.

Igual que un dios.

Igual que el destino.




Guillermo Paredes Mattos

La Escalera de la Flor

La lluvia avanza entre otra sensibilidad.

Ante ello podrìa escribir que el terciopelo
es una manera de buscar nebulosas.

De escribir entre muertes y escaleras de agua.

Para que otros desciendan.

Yo sòlo miro la flor.

Yo siempre espararè aqui abajo.




Guillermo Paredes

martes, 6 de marzo de 2012

El Evangelio del Mar

Está el mar sobre una superficie de alas
que liban su naturaleza.
Arrastra la fortuna de un eco en su viaje final
hacia el silencio.
Vibra en la armonía de una campana tomando
de la marea su reflejo.
Compone una música trágica cuya invención
es un huerto.
Un jardín de heridas donde desnuda el verbo
su amanecer de retinas.
El plural que se pierde al intentar tomar
el universo.
La forma de un palacio construÍdo en los dedos
por la nieve.
O el candelabro que inspira municiones ahora
que he escuchado.
Torrente que descubre en un puñal la memoria
de su inocencia.
Nosotros la llevamos para que como ayer el dolor
vuelva a traicionarnos.
Y sea canción de metal que brilla en el acero
de las caravanas.
De este crepitar tomando los espejos de
una montaña.
Ese extraño reflejo donde el brillo se confunde
en una imagen.
Está el mar como un soberano que vuelve a
destruir planetas.
Un borracho de sal que esgrime disputas en la
casa del desierto.
Un elixir en el conjugar del agua con un espía
de voces submarinas.
Un tremante donde la ironía presenta su postrero
encuentro con la lluvia.
Camina repitiendo el halo que sus mágicas
penumbras conocieron.
El extravío de una melodía que en su lira
abandona al plañido.
Y éste enfrenta esa distancia que esta enferma
entre amarillos horrores.
Ciencia del que brama en su epístola de navíos
con las uñas.
He sido liberado sólo por lagunas que perdían
su piso en el sueño.
Fuí seducido por cacofonías, bebo antologías
que no son de agua.
Dejo a la belleza porque es demasiada perfección
para mi sueño.
Concibo la derrota como un cuaderno que divisa
la noche y su itinerario.
Está el mar y mi espíritu camina sobre las aguas
pero sin ningun evangelio.





Guillermo Paredes Mattos

lunes, 5 de marzo de 2012

Lucidèz Postmoderna

Como una anagogìa, sentada sobre la exegesis





Como una conciencia, encendiendo el horizonte
de las cùpulas.

Trascendiendo como nombres borrados por
los escalpelos.

Detràs de un alba de mercurio donde muere
apolo.

Y entonces derivan los aires a estribores
de rapsodas.

A un vestibulos de propiedades y caracteristicas
de marionetas.

Todas en conjunto buscan la libertad de
los crateres y los manantiales.

En la humanidad aplastada por
los lìmites.

En el trono, el mamifero o el carbòn
sobresaliendo de busquedas azules
donde gira el retorno.

En la ida del sol con ese alfabeto
de sonidos y puas adolescentes.


Cuando sabes que observar puede escribir
pero no tanto como lo que agoniza
en silencio.

En soledad.

En postmodernidades y fàbricas de libidos
rodeadas de albedrìo.

Muertas a centigrados por
la desiluciòn.




Guillermo Paredes Mattos

El lenguaje del Frìo

El estado no era lunar, pero descencìa del espacio.
La naturaleza juntaba su estirpe -aquella que caìa- para crear.

Luego -lo escrito- era una posiciòn,
una maniobra del arte cuando tropeles y circunstancias
ofrecen papeles...


Obervo el oceano, su silencio es estructural como
una silaba, semejante a un hecho ligado
al vacìo. Y percibo que esa sensaciòn
es inclinaciòn de un halo
el vicio de articos sombreado por la espalda,
antes de convertirse en
concepto.

Mimesis de plomo para aquel
que sueña sobre los iones.

Idiomas de una extrella
dominada por jinetes y balsas.

Nùmeros de ciclos para guiar
a los sueños.

Frente a nosotros la marcha
del corazòn se desvanece
buscando irradiar con su fuerza una plaga
una horda, un cielo de alfiles
comparados con la nieve.

En un invierno llevando lenguajes
de frio en sus corolas.




Guillermo Paredes Mattos

viernes, 2 de marzo de 2012

Aquel que piensa en Devorarse

Lo ùnico que detiene el verbo, son barajas.





Si tù pudieras repetir mi vida como la experiencia.
Si la experiencia no dejara de condenarme por dedicarse
a mostrar mis escenas, cuando deberìa mostràrme
las suyas.

Si para que esto fuera manifestado, no tuviera que escribir
tan narrativo, en un acto profano, lleno de goletas.

Y esta silla o esta mesa me pudieran golpear, pero màs que
los hombres. De ello puedo deducir, que fakta demasiado
para decir que el dolor es ontologìa.

Un frenesì de mànticos entes, elevando en medianoches
de ruiseñores sus cuerpos.

Un cuerpo es la desolaciòn.

La eqiqueta de esa rampla donde los festines terminan.

Un cuerpo es el cuervo de la vocal mal dicha
de una ilusiòn que anhela y siembra espectativas
para despedazarla.


Entre la experiencia y los hombres despuès
de un diàlogo, lo ùnico que quedaqn son multitudes.

El pelo de las raices, la exploraciòn de
un circunscripto.

El vaya uno a saber.


Si tù pudieras repetir mi vida como la experiencia.

Esa afirmaciòn es absurda y por ello debe ser puesta
en forma.

Lamentablemente.

Eso jamàs sucederà fisicamente.


Fisicàmente es un bombardeo. La barbarie del deseo
en los brocales.

De un anhelo y un sentiemiento de alabastros
asumiendo que un recorrido de Guillermo sucederà
asi no lo quiera.

Lo ùnico que espero es devorarlo.





Guillermo Isaac paredes mattos

Subcultura de los Perros

Mientras la lengua logre individualizarse.
Mientras sea esquiva al hombre para morir e
interceptamos con expiaciònes, hablando
de luces, adherièndose a treguas nocturnas
de idolatràs, que frenèticamente espacian
sus objetos con un acto de manivelas
y dirigibles en un velo.


Cuando ese velo, detiene mirras de sables
que asolan los cielos y nacen los veredictos
con efigies que acercànse otoñales, ocultas bajo
un arrobamiento, sintièndose halos, en tonos crepùsculares.


Mientras la sensibilidad agota su gesta
y la brea en ella pierde la direcciòn del asfalto
porque es comùn no alcanzar el botìn de los perros
cuando sus salivas estàn llenas de luces.


Y nosotros vemos columpiarse
el libro de la promiscuidad cuando las paredes
arden en la proporcionalidad del sentido
aquel que mantiene el esqueleto sobre
esquemas que crean un rìo.

En estrùcturas que arrojan toda su vida, incluso
su sombra.

Esa sombra donde empieza entre el remordimiento
la cultura del pensar. El esbozamiento de la idea.

Y esas ideas estàn llenas de saliva.

Es dificil beber de ellas. Pertenecen a
los perros.

Pero estàn llenas de luces.






Guillermo Paredes Mattos

La Conciencia Poètica

Supòngamos que vivir es decir
-màs no- en superlativo.

Una preparaciòn para lugares donde los huesos
viven desnudos.

No sè, si èsta ùltima metàfora es util
para que mis sienes sigan interceptando el mundo,
el universo.

Ellas se asemejan a un culto que empieza
debajo de un paso y de otro.


Iniciaciòn es una palabra muy semejante a otras
que cantan o mueren bajo instantes -como ahora-
hipotèticamente dormidas.

Es gnostico que nuestra intencionalidad alise esa conciencia
donde el oceano nos detiene.

Semejante a una visiòn del arte.

Escribo èsto porque creo que para vivir aquel
superlativo debe enfrentarse a los animales
que viven en esa conciencia.

Algunos los llaman ideas.

Otros tienen otra palabra para ellos.

La palabra llevada al plural, es demonios.





Guillermo Isaac paredes Mattos

jueves, 1 de marzo de 2012

El Mar Absoluto

Y cuando escribas, que la poesìa nunca pueda notarlo.





El mar es sòlo una letra.

Se une a otras para comparar el misterio que
existe al conviertese en sìlaba.

El misterio que hay al transformarse en palabra.


Es extraño. Yo tengo aparte de lo mencionado,
una astilla azul como la fatalidad
un diccionario sin alfabetos
el recorrido de la piel cuando logra desdecirse.

Algo sin puntos, como una nube comatosa.
La direcciòn del furor, los palcos de una avenida
batiendo el record de lo inhospito,
la posiciòn a rastras de un poema entendiendo
por laberinto esa funciòn arcana
de lo hialino, ese acto sagrado de
la tempestad, cuando el esplendor
lleva la cita de un epitafio en la arena
esperando que el viento forme
un medano en su superfice.

Un mèdano solitario donde pueda descansar
un hombre.

Frente al mar absoluto.




Guillermo Isaac paredes mattos