miércoles, 30 de abril de 2014

El Escalpelo de la Boca











Al tensarse, habían arquitecturas que no eran como la
brisa y anhelabamos encias de estadisticas luego de
morderse; el lirismo del beso en procesión por la saliva
y los labios; la cursilería meridional de la constelación
o los estribillos cuando analizan un burro. Despuès de 
todo ello, enumeràbamos trenes por si alguno volvìa 
y recogiamos en los rieles la ùltima figura del vuelo. 
Siempre fuè el de un ave. Siempre fue ortodoxo.

Yo sè que en el fondo hay extrañas fotografìas de los
hilos y que en cada movimiento ideamos museos de
piedra como los que cuelgan del cielo mientras decimos
que el alma es fisicamente parecida a una quimera. Es
la ùnica forma de alimentar un plantigrado.

Pero el heteronimo es formado por la palabra oso y al
detenernos en los paisajes humedos que la lluvia forma
veremos el craneo y a su lado una irreconocible erupcion
de zafiros. Ante todo esto podremos afirmar el talento.
Yo siempre dirè que es un maniàtico en lo mas lejano
de nuestro interior. Algo que a lo que no podemos
llegar, lo ùnico que vemos de èl es una sombra.

Recreada hasta el fìn de los siglos por una y a veces por
otra palabra.



Guillermo Paredes



martes, 29 de abril de 2014

Ceremonia de Lenguajes






Hacìan lo siguiente: perseguìan el mundo
desde fondos violetas. Grababan huellas.
Buscaban fosforescencias. Inundaban las radas
de peones y xilogràfos.

Escupiendo entre daguerrotipos, culminaban su
historia con el sol. Con las flautas, los capitulos y 
los amaneceres entre gaitas de obreros que
volvìan a las nubes. Dormidos como polainas
y regueros dentro de lo invisible recordaban
linajes misteriosos: el olor del excremento era
uno. Algo por lo que finalmente vivìan o 
morìan.

Crearon escaleras, guaridas de sufijos, otoños
de graznidos y corazonadas de miscelanea guiaban sus
gestos. En olfatos de estrategia con antiguos persas
de metal accedieron a los bucles. Accedieron
para terminar alguna obra que nunca
conocieron.

Cabelleras de muelles y profèticas agitares
entre naturales simbolos de oidos. Un cuadro de armònicas
para los elefantes y otro para hienas de bolidos aquiescentes
como los que a diario 
alimentaron infinitas siluetas de carbòn. Entre ellas
la disciplina del termometro creciò como
un suburbio: idolo de barro !què inutil es versar
sobre la lumbre! , descubriendo que
ese es todo el sentido, empero
el lenguaje del perro sobre el cosmos 
desencadena cosas amarillas como el arco. 
Lanzas de rieles o fabulas o sonidos.
Caballos que cambiaron sus relinchares
para aprender del aullido.
Caballos que desde bolsas de microscopios 
nos esperan.

Llevando un boceto de la existencia en las manos
para desenterrar tatuajes.




Guillermo Paredes 

Poema






No conocì esta puerta.
No hasta ahora.
Pero su silencio traìa los nombres y todo nombre
extiende el espacio. 
Asi la poesìa en los nombres resolviò uno de los
acertijos que a su espìritu tocaba.
Fue mutuo descifrarlo; su soledad tuvo la misma
abstracciòn que la mìa.
Ambos caminamos hacia la misma estela.
Asi que aquel descifrar viviò acompañado.

No conocì esta puerta por ello
hoy puedo empujarla.
No hay arpas ni manantiales detràs de ella
tampoco la agonìa del violìn. No hay enseñanzas
ni aprendizajes, todo està donde debe
igual que los colores 
-por ejemplo-
que acaricìan y tiñen los cielos.

Sòlo yo sigo en el tiempo. Aquel donde
existía antes de cruzarla.



Guillermo Paredes




Conjugaciones Materiales






Antiguamente era amazónico el mar.
Los estadios subían por las piedras y los
bosques lapidaban pantanosas estrellas.

Los manantiales estaban constituidos
por ondulantes paisajes, por etnias de pocos
arbustos; mineros donde crecían implicitas
cavernas, donde teoricamente hablabamos
de lo tácito. Donde un dirigible 
explicitaba el lenguaje de 
providencia en los cerros.

-llevabamos mesetas y capitales-

Rodeabamos cataros y podíamos dibujar
un piano.

Llegar desde presentes conjugaciones 
al pasado.

Presentar clinicos laboratorios de proboscidos.

Caminar en tercera y cuarta persona del
sujeto o escribir de quintaescencias si 
se puede.

Y dicese que lo antiguo es redondo y republicano
acariando tahures y calcio en una guinea
bajo espíritus dormidos entre cortinas
o algún proceso mitográfico.

Antigua y desconcertadamente un perihelio
comprendía la precisión del aura en un 
armatoste; variante de una tendencia
a producir hidrostáticos
y nucleos. Nucleos aerodinamicos como la
aguja. Teníamos cartas de versalles.
Cuadernos de huesos.

Historias de cuero y ritmos con el trigo antes
de la brisa versoritmica.

Con el argot lunático del termino en cuyos
fantasmas mi espíritu se alimentaba 
del ozono.

Lo digo porque yo fui un espectro de helio.

Digo fuí. Ahora vivo quemandome
en cada puerta del mundo.



Guillermo Paredes

lunes, 28 de abril de 2014

Sobre un Primer Evento






Tres eventos conforman uno.
El primero està hecho de seda y
pertenece a la piel. Tambièn
a los àtomos. Es dificil comprenderlo
y dada su antiguedad de cometa lo
convertimos en artificio.

- la antiguedad y el artificio por
lo tanto apareanse-

Pero, no tengo motivos para creer
en ello, como los motivos que
tengo para creer en una ribera
y tal motivo sobreentiende o sobrepasa.
Los compararìa a hechos que
mira en el arrebol un jinete.
Los compararìa con la diferencia
en el espìritu de este momento
para arribar a otro.
Empero, como soy rectilineo o
dada mi perpendicularidad, basta
una aguja, un prado, podemos
forzar la vertical en horizonte
y no es necesario compararlos
porque es casi inexorable.

Y aunque sea indispensable la
espuma para que el pàjaro humedezca
su voz, es tambièn necesario que
el arrebol sea jinete aunque 
perpetuamente ambos sòlo
observen contemplando
aquello que desde un primer evento
sòlo nos ofrecerà peculiaridades 
de si mismo. Nunca de un segundo
evento: es decir de su propio
corazòn.



Guillermo Paredes

Emanaciòn







Haberlo dado: una nube de siameses
interrogando una sentencia, un resabio divino
internado allì como un barbaro secreto.
La poca locura de vidrio emanando que
nos queda.
El perseguirnos atroces cada dìa por
el texto.

Despersonalizando en cada forma 
el parentezco con la vida. En ese pensar tambièn
la disciplina de los interrogatorios,
el centelleo retòrico del
arsènico en un ciclo.

Haber llegado a la luz pues sencillamente
era un ser inmediato.

Y tener esa notificaciòn del alma diciendonos que 
sòlo nos comunicamos con partes de ella.

Y luego un coloquialismo en el omnibus ya no 
tan natural.

Una cronica de herrajes o procenios de lagunas: esa
otra parte de la naturaleza donde pedazos del
alma flotaron biologicamente.

Asi desertamos del sol.
De la cimitarra.
De los arcangeles entre las medialunas.

Asi dejamos ese haberlo dado.
El haber sido o no, cultural o sintacticamente
otro cuervo.

Y vivir entre la arena esta tarde como lo
harìa el barro.




Guillermo Paredes 


domingo, 27 de abril de 2014

Lectura de los Cielos







Creciò en las ramas, en la hora donde lo sobrenatural
recorre el universo debajo de la tierra tocando las
raices, el rostro del animal hace siglos, los monstruos
de espesos esqueletos de aceite columpiandose en 
lo profundo, donde los artificios aùn reclaman
pedazos de clanes, extraños cementerios de higos
y cartas marinas traidas por el oleaje del oceano.

Todo ello llegò hasta aquì, podemos leerlo en las 
piedras, vamos a encontrarnos con ello una y otra
vez hasta que su abismo nos parezca esa marea
donde nos acercamos a tocar un astro. Una piel,
la deshora y el acaecimiento de las cosas igual
a la noche que eleva cicutas y litros, musicas
y muertos iguales a cruiaturas que a travès de
sus simbolos nos dejan ver todavìa el suspenso
con que una carta deja en el aire el mensaje
que llevaban sus palabras.

Para que solamente lo lean y sepulten los cielos.



Guillermo Paredes




La Traslaciòn del Nombre








El aquello o allendes semejaba. Un astro de santabarbaras
en un patio de cenizas.

Una linea mas allá
la madeja cubría el aniversario
de movimientos como la traslación de la tierra 
y lo hacía convocando a los del universo.

Miles de planetas quebraban las manos.

Millones de platinos, junto a la cabecera
donde las hojas dormían pero no acompañadas 
del sueño.

Cipreses de agua en la imaginación
iluminaban reglajes, a través de estos
el lumen perseguía desde la creación relampagos,
el quehacer del día, al martillo de seda,
el hongo veterano sin tropos

Liquenes de adioses en el desasimiento
antes de ser aureos.

Antes de imitar la verdad en el poema.

Porque es el poema y no la vida la
que une y separa los nombres.




Guillermo Paredes


Pantera Peninsular







Mujer de luciernagas y quemarropas.
Nieve de barajas y francotiradores.
Especimen que reproduce nogales.
Brocal de templo que unes el lecho 
del sable con una miseria divina en 
tu cuello.
Portatropas de agujas.
Detonador de mieses.
Rizo de raza donde las cosas se
elevan empalmando castillos
de hambre y trozos de armaduras.

Sindrome y rada de la destrucciòn
entre el nicho y la polvora en un atentado
amarillo.

Mujer de corbatas donde dios
tomò uno de tus silencios
y lo encerrò en una palabra.

Fuselaje de gaviero.

Furtivo enjambre devorado por
los siseos.

Hasta las panteras que corren por 
una galerìa saben donde queda
uno de tus pubis.

Y esa pantera lo despierta.

Porque sòlo asi incendiarà todo
el universo.




Guillermo Paredes

Los Estandartes de Granito









Una noche cae. Alguien se desprende 
de su vacìo con cabeza de anden o una 
nebulosa en la frente
ofreciendo al espacio su aneroide estelar. Nada mas
que  una sustancia de polen.

Las vidas dejan el viento y el oxigeno.
Dirigese el modulo, crea vertientes.
Inspira nociones como el invierno 
al tocar un alambre en la yesca
muy cerca del fruto del arnes
y el pajaro que lleva una virgen 
de sangre en sus alas.

Herramientas como la salva de una mariposa
descansando en los patios como lo hacen
los niños. La marcha de edipos es contraria al
universo este dìa y despierta
sobre las crestas de pinos somnolientos. Lo
asumimos como la postrera huella de 
un poema en la vereda; necesariamente 
no significa un poema.

Prematuro es el pitòn y el libro
uniendo estilizaciones de andenes, surcos por
los cuales viajan los mandarines y acidos.

Premonitorio el lenguaje que sube 
por una ballena.

Presagio del vaiven por donde cruzan
igual que hombres los puñales.

Semejantes a porvenires de alquimia
las banderas.

Donde aglutinamos sucios estandartes
de piedra.




Guillermo Paredes


sábado, 26 de abril de 2014

El Eco de la Mantis Religiosa







Por cada amanecer, otra supersticiòn.
El domicilio del verde aguardando otra puntualidad.
La vida telefònica de los elementos. La referencia
a la satira despuès de haber amarrado nuestros botines
con pasadores argòticas. O lo semejante a un
cuadro de anapestos, en cuya historia laboran
artes de inocentes.

En cada situaciòn una armònica estableciendo
monarquìas plasticas, donde una caracteristica
del sirgador toma incursiones de simètricos zafiros
domesticados por telefericos y anunciaciones
burguesas.

Discusiones de oidos sobre el mar
El coral monodico del lumen.
La espora metropolitana del salitre.
La intensidad de una articulaciòn con delgadas
pintas blancas y supremos yermos
como la aleta con pajaro de sangre ensartada
cada dìa màs en apocopes de baules
y misas. Yo sè còmo inventan los astros esos
leprosarios.

Lienzos estelares y regimientos que serpentean
biblicamente en una piscina, ademanes planeando crudas
siluetas de olivo.

En ese olivo, la lejanìa formidable
de una lengua.

Y al final el eco de una mantis religiosa.



Guillermo Paredes

Mi duda a Partir de un Candelabro






He dudado de un candelabro.
No tanto como he dudado de mì.
Los dìas son otoñales y ello naturalmente acontece.
Caminè por el ùltimo sustantivo brutalmente como lo
hace la ciencia.
Preguntè por los objetivos y la filosofìa.
Quise mantenerme despierto igual que la conciencia.
Interroguè al mar porquè debìa formar preguntas.
En què residìa el hecho de mantenerme en
la hierba y creer que el mundo allì
constituido, me invitaba a otro.
Pero sea por la hierba o la pregunta, estoy escribiendo
de mi duda por un pergamino
- no por todos- eso serìa pretensiòn. A tanto significado
nadie llega.
Pero he vivido mucho tiempo en los objetos
asi que puedo al menos hablar de un significado.
He vivido de manera tal que era facil a veces
tocar la existencia.
Otras tenìa que dormir en los parques hasta la llegada 
del verano. 
Y reitero, dormì en la hierba porque al despertar
la encontraba convertida en follaje.
Y todo lo que veìan mis ojos en principio
era el hemisferio.
-este es otro significado-
Uno que silenciosamente en este atardecer
conduce preguntas y significados a una playa.



Guillermo Paredes

Al Final de lo Profano






Un día sabado lleva el rango de un
planeta irregular.

Un planeta sin aranceles con muchas
plataformas de dios.

Un dolor auscultando en una herida 
y viceversa.

Por lo general, todo es transportado 
de manera heterodoxa. Pagamos impuestos
por una x, devorámos la ciudad 
incolora.

Asumimos que la punta del capitolio 
deja de ser terrestre. Nos enamoramos
intentamos ser eroticos como la nieve.
Todo ello sucede un día sabado.

Descubrimos serpentinas y antidotos.

Venenos y algas.

Confirmamos que los baldes son poéticos
y su sonido al tomarlos debe fermentarse
mas que nosotros si su intención es 
arrastrar un silencio.

O algún silencio digamos, ese encarnizado
al irisar, el de pocas cabalgatas
y un solo precipicio.

Precipicio patrimonio obviamente de
una nuca.

Caminamos por las nubes imitando
ditirambos.

Buscámos elípticas y atroces artistas
en la liebre.

Crecemos nuevamente ecumenicos.
Nos lanzamos heuristicos al fondo.

Un día sabado esta lleno de reglas y 
trapezoides.

Aristas como el huracan llenan 
su pelo. 

Cartografías en sus sienes de 
pocas cordilleras.

Un día sabado es caminar para
arrancarle una linea mas a la vida.

Sobre todo ello. Es la única manera
de santificar lo profano.





Guillermo paredes

Canción de Hipodrómos






La botella es de aire.
Hay otra que guarda un presente de selva.
Una ascendente inclina su cuadratura al desmayo
y los accidentes: ya que son linguisticas deben
ser oraculo de lo literario.

La que continua se formó al lado de una bolichera.
Parte de su corazón es de vidrio, por lo tanto millones
de astillas tuvieron que unirse. Yo pienso en ellas con el temblor y el
cuerpo. Las medito como criaturas con escalas de gama
en los labios. También de alfa para edificar 
palabras. Extrañamente lo que es texto
ha crucificado en ella unos labios.
Puede la silaba hablar de textualidad ahora
que agoniza en el canto algún gallo.

Pero menester es volver a una botella y no tiene porque vivir.
No tiene porque caminar bajo la lluvia como un tú o un yo.
Basta que piense en cómo se tensan los ruidos mas
altos. Cómo se suspende el universo
a lo lejos.

Hay un velero que duerme preparado para sentenciar en ello.
Una sentencia es una hormiga alargándose. Un craneo
que es abándonado por la sangre. Rodeada de trenes
o practicas eufémicas con los automoviles
entre piras de endodermos. Eso es una
sentencia mientras recito en un cuaderno de
mi calle hasta le llegada de otra
forma.

Y lamentablemente o no. Las botellas escriben
sólo para los hipodromos.



Guillermo Paredes


Poema







A traves del día
cuando la semejanza con volatiles idus
toma los presagios, camina en las sienes azulada
como un relampago empinado
entre conjunciones de
marfiles.

Y en ese día volvemos a incrustarnos en todo lo
que es ideario, astro capacitado 
entre circulos y submarinos,
en los musgos y puertos donde una pantera
abre estructuras como la flor y 
un eje, decide el movimiento
de lo que roza el agua
sin saebrlo.

Rabiosos molinos son la perdición del oceano,
un conflicto de seda en la arena inclinase a
una galaxia con fresnos de altamar
en caidas de brea.

Tramos de plastilina descienden a la noción
inmediata de un vagón hialino, donde
lo irreversible te seduce desde
ese parto sin dirigibles
donde un paso de iridio te recuerda que
caminas con un muerto.

Un muerto de papeles y articos.
De puentes o candelas.

Porque a su lado es temblorosa la faena de
un pensamiento
lleno de melodías y ballestas.




Guillermo Paredes

Expresión de Menhires










Y sólo lo insólito en una vereda, con arborear
de sílabas o un agudo cipres donde el sol
atrinchera leyendas de colores en sus rayos.


Vehiculares torneos de iras legendarias
entre sinfónicos ritmos con
monjes de fardos
con postales de un universo atildado por
el vaivén de forasteros en
un tramo de solidos movimientos
sosteniendo fanales.

Allí aglutinamos solfeos
menhires de luz, megaliticos prados
donde lo nocturno avala entre robles tan sòlo 
una bocina, un megàfono buscando
el preludio que delira entre un
teatro y aerobios
igual al cipres que en determinado menguante
incursiona en una uva.

Intentando inutilmente llegar a los
pájaros.





Guillermo Paredes

viernes, 25 de abril de 2014

Prologos







En cada desfiladero siempre descubrimos un
trazo de mercurio.

La menciòn del oceano a cambio de una frente.

La historia del arsènico en alguna de sus narraciònes.

Luego hondos y meteoricos
los antiguos verbos buscan la hendidura donde
lo milenario cedìa al trueno entre salivas de fabricaciones
transparentes.

Columnas de extasis y la respiraciòn de un profeta
enseñando matematica en los tres puntos
que conforman una piramide, hasta allì podìa dividirse.

-Hasta allì la gnosis del triàngulo nos emparentaba
al desierto-


En todo desfiladero pronuncias los septimos cielos
cubiertos de acromiones. Y lo hacìas con mapas vegetales
de altoestratos donde la divinidad decidiò que ya no
nos dejarìa ver el follaje; proceres de campos micelios 
recibìan barcos de hifas para suspenderse en un
valle hibidro de encantamiento y 
astronautas.

Bridas y marismas en conjunto exhortaban latigos en
una situaciòn de polos.


Pero luego de los desfiladeros està la arena.

Ya no habìa oràculos para preguntar por el 
color de la nieve.

Ya no existian mas cartas para ver 
un meridiano.

Dormido en los medanos las astillas
llegaban con el color del vidrio en sus tornasoles.

Y ello se convertiò en todo nuestro 
prologo.



Guillermo Paredes


jueves, 24 de abril de 2014

El Espíritu de las Perseidas I








Incluso el astro que cae como efigie e ion dialógico: utópico
en el vendaval de los gnomos, petrificados por amplias
estaturas de cielos que no vemos. Incluso el astro en directa
impresión sobre los eslabones que 
duermen en la orilla
cediendo a si mismos ante un acto irracional como la aurora
donde acaban. Tan irracional como la razón de
un sediento.

-a todo esto observarlos es
arrancar todo molusco de la tierra-

En esos metéoros que embadurnados de traqueteo
marítimo, regresan desde el fondo del mar
con un trineo de asteroides para 
demostrarnos que allí también
se forman galaxias. Y otras constelaciones
esbozan castillos para las sienes
si conmemoramos en ellas
que podemos dejar atrás el mundo esbozado
con un mito de arcangeles en la
saliva.

Y entonces el mundo se detiene porque estaba escrito
en el árbol del poniente.


Asi admiramos aquello que percibe 
al caer desde el junco, el labio que contempla el luminoso
confín de sus astas, al perderse en el bolido que cae
tensado como lo haría el infierno con un beso.

Pero nosotros dejamos que sea asi.

Que ese espíritu de las perseidas nos tomen.

Para que en su fuego nos digan donde empieza
el camino.

En qué reinos de estelas en la atmósfera.



Guillermo Paredes

Metamorfismo de la Palabra





El interior de una palabra; su obrero a ciegas;
anelido de tribus donde la polìtica empieza
a ser nomada.

Tramas de metempsicosis
descendiendo de la gasa a los hombres.

Localidad interplanetaria de luces, 
dìa de jabòn y combustible; compuesto periodico
graficando aleaciones y a miles de segundos
un valle de protozuarios
naufraga en la vida.

Y luego bebemos sardineles donde un clan
escribìa de resplandores estrabicos
en los horizontes
y como un don aparecìa y desaparecìa
con grandes plataformas de crestas
e ignotas dificultades de diluvios.

Subjetividad de una historia con metamorfismos
que los zoologicos llevan
hacia un resplandor zigzagueando.

Incienzos en forma de estadio que aùn
enumeran los venados que ardientes en
la hoja, toman inadvertidas frecuencias de espigas
a travès de las curvas de los alamos.

Esquinas de musgo se abren ahora con ella
con mensajes de titanio sin uniforme.

Esquinas de las que volvemos a despedirnos
de ella.

Hasta poder despertar en otro de sus
significados.




Guillermo Paredes

Cuadrigueros Postdimensionales






Era alejandrino el sol al explorar.

Llevaba intereses de gruas y relatos.

Biblico y herbaceo en sus puntos cardinales.

Experimento religioso de las cordilleras.

Cuadriguero postdimensional de una època.

Un objeto concavo, sin ser menizco, longevo.

Resistente al norte o las mandibulas.

Se reciclaba igual que el mercurio en la sangre.

Escribìa en la duda y ello lo hacìa por los dados.

Se devanaba en meriendas de condores y jorobas.

Buscaba un artropodo.

La albumina de entretelones dogmaticos era
su vilo.

Conciencia merovingia fundada con el numero
siete en la garganta como si fuera polvora.

Sierra de inutiles juglares.

Tendencia de mester entre adoquines y lozas.

Era jabalina la sombra de aquel sol al respirar.

Despertando entre delfines y fenix.




Guillermo Paredes


Poema






Escribir en la arena, semejante a un universo
que yerra en lo infinito y deja una palabra,
quièn sabe dònde. Al menos estas manos poseen
un lugar. 

En ello pienso ahora que la electricidad pasa
con su mensaje siempre pagano
fermentado por el lexico o la ilusiòn de que 
aquì existieron cables de cobre
donde viviò.

Hoy la electricidad camina desnuda.

Y en un monologo con la empuñadura decimos
que si bien no es un destino, tampoco
es un acontecimiento.

Sòlo es un hecho donde la electricidad camina
desnuda.

Se dirige al mar, eso es todo.

Se sentarà en la arena.


Desde ella ha de encontrar a los astros.




Guillermo Paredes 

Dìa de Aceite






Al lado de una ventana de poesía hay un barco.
Muy cerca existe un raudo caminante de llanos
programado para un extenuante día de aceite.

Dominantes ruinas de escepticos, dirigen la nieve.
En ella acendradas babas son maritimos legados
de simientes doradas en las orillas. El acuario.

Nos dice que algun arrobo fue ira crepúscular,
que los dioses cantaron mientras bebía la arena
en crudos mantos de rostros sin velamenes.

Alfabeto del perro que aún llamo en las tardes
cuando el aliento del lenguaje se desplaza hacia
el detalle del agua subiendo hacia el espejo.

Albabeto que esta mañana en el plural forma
indomito, la nube del estío, el formol de mi dedo
la casta sin colores de mi ignorancia. Un himno.

De poemas sube al astrolabio con la armonía
del mar en otro tiempo, cuando los espigones
en su armonía centelleaban entre mandarinas.

Frescos latidos de nutrias escalando entrañas
dosis de anillos sobre estropicios de cartas en
las oraciones de un niño sobre los miradores.

Allí planeó lo nocturno la conjunción del plano
en una superficie donde la trompa y el escenico
supurar de un crucifijo hundía brisa y mares.



Guillermo Paredes




miércoles, 23 de abril de 2014

Equitaciòn del Liquido en los Rìos




Es mediterraneo el patio.
Meditabundo y reflexivo como una plaza.
Plusvalìa de la imaginaciòn o las artes visuales
del barro con escencias mefiticas. Endodermo y 
neurona raquidea de una morsa. El saqueo
y el liquido que logra petrificarse en una 
gota. Otras en la continuidad del rìo.
Pero ese rìo debe ser algo màs
para caminar por un poema: un membrillo quizà.
Una logistica semejante a un personaje de esos
que pueblan las calles.
Desentierra cadaveres como una entidad.
Se ciñe domèstico a las sillas.
Accidentalmente geogràfico; no està rodeado 
de naciones; las capitales en èl son ajenas.
Si pudiera definirlo dirìa que es megaciclo
y diàspora.
Un enorme conjunto de tracios en sus
divisiones mesòticas.
Lleva orificios de papel en el rostro tal rìo.
Gametos de luz irrumpiendo
feudos.
Nostàlgico como una jarcia.
Complemento fantàstico de dinosaurios.
Es mediterraneo este patio al encontrar el dònde
y el porquè de sus rìos.

Asi puede entender, que clase de liquidas
metàforas formaronlo.



Guillermo Paredes

La Marea en los Cabellos





Como en un sesiòn clamorosa de bandadas.
O el ramal excitado con su decisiòn amatista.

La brisa del anca camina compuesta por la
tierra hacia los minerales.

El estupor se mezcla con una turbina bañando
lo insomne.

Venus sube a una herradura en donde es
artico el exterminio y lirica la represalia.

La inmensidad toma forma de espacio para
detenerse en la tierra.

Renace lo primordial en una ceremonia de 
riachuelos. 

El polen es de piedra y el sarcofago es la flor
donde una abeja detiene su reflejo.

Conchas y extraños abanicos deciden el coro
al dormir en la marea.

Desiertos que en la orilla llevan el fulgor de
los astros reinan nuevamente esta noche.

Desiertos como colectivos sin parpados ni vallas
sin centuriones.

Esta noche tibetana como una producciòn de
cultos al anapesto desde furiosos pretorianos.

Que encienden con su sangre el ùltimo sol
de los cabellos.



Guillermo Paredes



Poema de una Casa de Anclas








Siempre el mismo amanecer y detrás de los barcos.
La embocadura del espejo y la atmosfera donde 
el aguaforma un lirio. Una casa llena de anclas. 
Una bandera.

Un mito y coloquios detras del lenguaje con el cual
amamos la humedad. La dimensión de piscinas
o el promontorio o aquello errante entre la 
disciplina.

Y hubieras sido un sabio que llenaba el corazón
de trenes, en tu cuerpo la particula habría 
aplastado la conjugación del verbo con
el cual un sutantivo existe a medias.

Asi, hubieras compartido su toledad con
los animales y la gramatica. Tendrías la
tendencia de color biblico o
una mancha o el gorjeo donde el barro toma
la coherencia y la verosimilitud del racimo
en una madrugada de satiros.

Y como nosotros esos satiros al ahogarse
en el racimo, volveríamos a definirlos
si son suspendidos por la magia.

Si son evanescentes o mitológicos.

Si caminan finalmente por los acidos acariciando
propiedades.




Guillermo Paredes

Cuadro Antidemocrata de la Figura







Armoniosamente hacia identicos 
sacramentos
principia un fundamentalismo de
plata
y nieve pura de texto
en los talismanes anexos a un 
gramòfono.

Y en el parpado, interrogan e investigan 
las pupilas
què parlante lleva algùn vibrar
què megàfono
llamando a los paises del digtongo o 
la diplomacia del resorte.

Serenamente ante los parpados despierta una
orgìa llamando a nuestros complices.

Desastres de luces
la palabra antidemocrata intentando
situarse en la estrofa
las expediciones  numerosas donde
el calificativo es de sal respondiendo 
a los meandros
al ensayo del utensilio
al centenario del castigo
entre dactilogràficas utopìas
donde se ahoga una ensenada.

Allì viajan hacia el fondo del lago
igual que un buzo, las antinomias
siderales de la nada.




Guillermo Paredes 

La Estructura al Matizar






La capacidad quìmica.
El concepto del elemento cuando formamos
un tono.
La organicidad del mago sin raices.
Esa estrùctura de plasma sin neòn o nibelungos.
Como un nictalope llevando su colonia
de plazas y abetos o juntando 
estambres,
operando nubes semejante a las estrellas
entre las constelaciones,
allegando un color de fuentes,
un perfume lleno de brocales escondiendo
performances de chirridos.

Ese aeroplano de instinto
junto al halo fervoroso donde se
ramifica un salario
y en su ecuaciòn vemos
una tradiciòn reclamando dialogos
sociedades irracionales que nos digan, còmo
se forman las logias.

Capillas de pozos y cofradìas.
La planta donde el exodo conviertense
en transmisiòn. El dìa mièrcoles binario y
sus àtomos, el amarillo fusionandose
con un burocrata en la pua
donde ortografìas matemàticas terrestres
son arrastradas hacia las
colinas.

Por un vortice celeste invisible que
siempre nos lleva en sus manos.




Guillermo Paredes Mattos

Origen Màgico de la Boca








Los origenes para una mochila son secos
y cartomànticos.

Los origenes llevan misteriosos videntes 
procedentes de aludes.

Inmensos planetas y caravanas de rusos en
los cielos pueden confirmarnoslo.

En ellos no deja de existir un escarlata que
ascienda a la noche para enamorarse 
de la lluvia.

Ozonos con vidrieras de cenizas tambièn
verdean en sus traversas y durmientes
como una fiebre de antaño
dejan en sus manantiales
sinuosas luces de cordilleras.

El origen es el encantamiento que deriva
a la noche inasible: arqueado por gurbiones de
axilas en el amanecer que al igual que tù
cuentan los labios.

Los cuentan para olvidar aquellos que
se convertiràn en una boca.




Guillermo Paredes


El Tatuaje y el Poema







A veces lo heroico no es como un tatuaje, ni
un barco al quedar varado en la arena

Es sòlo un punto en el texto que se detiene
para entendense por si mismo. Ajeno al
poema.

Pero lo heroico y el punto no nos hablan de
algo mas allà por lo cual toman forma. No
nos dicen nada del tatuaje.

Asi que no puedo comprender desde esa
perspectiva a la muchacha que hace unos 
momentos cruzò la vereda.

Ella jamàs hablarà de lo heroico y su 
conexiòn con un punto. De nada servirà
que pregunte a su corazòn por un barco
varado en la arena.

Eso lo puedo comprender ahora. Luego
de haber quitado todos los significados
a un tatuaje.

Aquel que grabado en sus ojos, ha sido 
sellado eternamente por ellos.




Guillermo Paredes

lunes, 21 de abril de 2014

Poesía






La mariposa en el follaje todavía nos habla
del verano. La primavera es una distancia de
heliotropo, casi fusiforme.

El sonido de la palma seca no se desliza como 
aquella que ante la estatua verdea. Es un sonido
que llevado por el viento cruje y gime.

Huye del gorjeo encerrado en el árbol un pájaro
sólo para volver al mismo.

No entendí la figura que como simbolo dejó
en el aire, tampoco comprendí porqué
la rafaga la deslizo sobre ella
un segundo.

Y si ello era el lenguaje que la providencia
encerraba en lo divino.

No alcanzé el pensamiento que en estos actos
desplegaba la naturaleza.

Cuando quise hacerlo ya había partido.

Lo único claro para mi espíritu después de todo
esto.

Es que ya no podía regresar mas a mi vida.



Guillermo Paredes

Peliculas de Aire






Un pensamiento nos conduce al siguiente.
A veces lo hace como una aurora, otras como
un crepusculo. Un pensamiento busca su
diàspora y al deformarse lleva a los
arrecifes como a traves de los 
siglos en ellos
el agua.

Rompiendo a traves de las olas.

Allì alguno ancentral sigue siendo purificado 
por el oceano.

Al margen de ello vive un halcòn.

Y tenemos dìas marginales y 
susodichos temerarios repelentes.

Morgues de vecinos y finisimas escarapelas
de guepardo donde la velocidad del aire
tambièn se alarga.

Un pensamiento es el presagio del ideario
que por la tarde anuncia un conocimiento.

Una estrofa con composiciones de ahinco
y desmedro, en ese casi mas allà
sin trascendencia de gama.

Llena de limones y temblorosas peliculas
de aire.



Guillermo Paredes


Crònicas de Pez







No poseìa un titulo la entrada. Ni las crònicas del
pez en el hombro recordaban el aleteo de una misa
compuesta de gallos en el horizonte. Salmones de
ida llegaban con un paseo nocturno preparando los
tremantes para un viaje, muros de serpentinas eran
la tez del barril encima de una barricada de eros. 
Todo ello acontecìa antes de una fàbula.

Tampoco un pròlogo y el amor caminaba dividiendo
una estalactita de si mismo conduciendola a aros
donde galerìas hechas de cavernas fijaban dioses,
Una melodìa olia a innumerable enjambre que en el
cuello seguìa quemando nùmeros y algebras. El
mar era pacifico -no sòlo por el nombre- pero violento
y rabioso como la luz de una libelula nocturna.

Todo estaba hecho de ghettos, de barrios con pinos
y arcas limpiando dimensiones de puñales, sobre la
flor sorprendimos uno hablando aun con la herida.
Sucedìa que ella tambièn cantaba al lenguaje.

Los faroles recordaban un universo llevado por 
las nutrìas, una bicicleta nombrada sòlo por las
catalinas en los trapecios de sus circulos. Todo
eso nos decìa un poema que empezò buscando
un titulo. 

Y no lo hallò.




Guillermo Paredes





Astrales Genocidios de la Forma









Bajo un brillo prehispànico, ortodoxo.
Llevando mandolinas y exilios; fugaces costas
donde el oceano vuelve a la apariencia del
significado y entonces arrastrando en un lago
el viaje de astrales genocidios demuestra
una supernova a lo lejos. En ese brillo ortodoxo,
dios de los inmensos vacìos donde el alma
aprende a llamar cipres al cipres y no tulipan
al geranio, cuando separamos la piedra del granito
para escuchar en el corazòn de una montaña,
el espiritu que nos llama desde el fondo
del relàmpago, con insomnes sonidos
de acantilados en el mismo, relatàndonos
el beso mortal de su lenguaje, hecho de
cometas y sinonimos con el portento o
la cumbre, el mineral o el espigon donde
las luces inmolan una carabina, un naipe,
un sueño de fogatas que despiertan entre 
casinos de plata hacia el mercurio; aquel
que corre en las entrañas quitandole el oxigeno
al canto de una criatura dotada de serpientes:
Infinitas chimeneas de carne atravesando el
equilibrio de una armonìa, precipitada en
las barbaries del desierto y armonicas de
papel con escena de fantasmales penumbras
llaman al escalofrìo de una primera imagen
la màs pura desnudes de lo inasible.

Eso tan inasible en las gomas del eter.

Formando crateres en las superficies de
la boca.



Guillermo Paredes


Los Dioses sin Mirada










Era un libro de transparentes sombras.
Una partìcula de àngel sin reino.
La poesìa que se eleva junto al amanecer
y unièndose a èl mira al hombre.

Y tal hombre devuelve sin dioses la mirada.
Tal ser presiona un ala para que el pàjaro no vuelva
a desvanecerse en el cielo. 

Y tal vuelo del ave
es un punto que se aleja hasta dejarnos ciegos.

Sin nada que tocar con los ojos. Sin nada que
tengamos para la muerte en ellos.

Pero nosotros abrimos siempre ese libro.

Y nosotros intentamos leer eternamente
en las pàginas del cielo llevados
por un ala.

Y por un instante creemos, que todo ello
es cierto.





Guillermo Paredes




domingo, 20 de abril de 2014

Xilografìa Verde








Como una cabellera xilografìca.
O en el patriarca de la nieve como entraña
o vena de bahìa secretamente encerrada en una peninsula.
En los recogimientos de citaras con palabras de 
amoniaco y lunarmente un mirlo. 

Antiguo el secreto
en una espoleta inventando ancestros lluviosos
como el escarlata, como el verde de
una manzana llevado por un
dirigible a los 
cielos.

Buscando inutilmente a Eva.

Despuès de que Adan ha muerto.



Guillermo Paredes

Los Màstiles y lo Absoluto









Observaba los màstiles.
Tras de èl los cielos dejaban de ser anagògicos.
Yo pensè en la arqueologìa de todas las ciudades 
durmiendo en los oidos. En ellos todo era profano como
cuando entendemos el deseo conjurando un demonio.

Observaba y creo que el universo se dispersa
en ciertos mensajes donde el caos rememora la nada
y escribe de todos los mundos porque no hay otra posibilidad
despuès de haber bebido el agua, despuès de haber soñado en ella.

Conocimientos donde la luz recoge una alfombra, un deliberado
pedazo de boca, un vendaval sin tratos, con particularidades
de boinas que determinan el velo.

Eso lo sabe la poesìa cuando se detiene en los pliegues
de un grillo.

Eso lo sabe porque despuès de ello
nace lo absoluto.




Guillermo Paredes Mattos

Poema









Una azucena compone una lìnea.
La misma se extiende en una efigie.
No pensè en ella como una situaciòn que
al interpretarse como un punto formarase
como una palabra y derivara a una forma.
No pensè en la efigie como destino 
de la azucena al atravesar una linea.

Deduzco que lejanamente se perfeccionan
esas cosas. Al margen de lo que llevamos en los
cabellos como un sofisma o una tradiciòn
demostrando la naturaleza de una puerta 
donde un dios sonambulo escribe
en los globulos del pergamino las cartas
de la tierra.

Acabo de sentir esa tensiòn y es como si todo
y nada sucedieran, repetidamente hasta que
bebieran del agua.

Medito en los solidos ; objetos de cualquier antidiluvio
sin un solo momento. La existencia vuelve a 
compararse con la vida. La humedad
resiste en los labios. El astrolabio
en el tiempo.

Observo para escribir que hay actos con
dirigibles terribles donde nada toma el derecho
para escribir de jabalinas, pero lo toma.

Medito y observo con los campanarios 
que en esa observaciòn una melodìa pasa
transcurriendo como un vidrio
hasta una sinagoga de 
mercurio.

Donde algunos espiritus estan de acuerdo
que lo sobrenatural en el alma.

No es sòlo lo que acaricia las supersticiones.



Guillermo Paredes

Igual que un Alma






Como un ejemplo de agua, puesto en la seda
de una mariposa y el sur elevàndose como un
tapiz de aladino cerca de una làmpara donde
escondense las cosas y junto a ellas reverbera
el huracan de una costa entre sutiles y pristinas
mandragoras. Allì rememora al gemelo; una 
criatura sin heraldos frente a un sentimiento; una
reencarnaciòn del hoy y una era, convertidas en
libros por la anatomìa del universo cuando estira
una palabra tan solitario como un hombre. Y el tiempo
llevando fonèticos valles de imprescindibles tallos
donde los girasoles forman dioses de efervescencia
en improntas y las colinas hacia el amor baten la
presiòn del eco, de un gorjeo entre la adversidad
genèrica del adimanto en una ceniza, calcinandose
entre adolescentes cultivados por anagògicos
jardìnes, desconocidos  en la precisiòn
de una inteligencia marròn como un cerro o
los adoquines del verbo deshilachando regiones
de surcos y probetas, protocolos de encinas y
percusiones con sinfonìas de estrechos, peninsulas
de frondas donde insomnicos relentes trazan un
filtro, una rada, una albufera y sòlo tienes que
sentarte a enumerar las gaviotas que pasan
las gaviotas que forman un circulo. Aquellas
que eternamente se agitan y entre otras cosas
sòlo tienen que cerrar sus ojos, para tocar la
muerte y oir sus rafagas.

Exactamente igual que nuestras almas.


Guillermo Paredes


Despuès del Menguante






Despuès del menguante se encuentra
un perihelio. Un vacìo de constelaciones y 
soplos interiores de navìos o azogues edificando 
serpentinas, estilos de fantasmas y equinos climàticos.

Bajo esas condiciones el plexo de una circunstancia
modula como una encina su volumen y
pausadamente el oceano despide su equipaje.

Misiones de barro, en una carta lucida, descubren el
azor y el sabor del vinagre, el parpadeo y el fotolito ardiendo
en puertos de andenes con una sola visagra.

Fuentes son. Vestales de fosforo que citan barrotes 
y nibelungos , estàmpidas de iones asombrandose
en la estadistica de un mundo que recuerda
lo que entonces bebìamos; soledad tras soledad
contra las cuertas. Nosotros ya estàbamos rankeados.

Yo sè que lo ùltimo es una ironìa de cordilleras idolatras.


Muerde el mar un universo de criatura sagrada, muerde
la hoja el tatuaje del cantaro, la abeja y el horizonte
de vuelos, como aquellos que en la atmosfera
ensortija un fuselaje.

Misòginas raciones de abedules.
Timpanos como la nube en el hecho donde los dioses
viven un minuto para poder formar otros, oraciones de columnas
caminando de la mayòlica a una onda, abriendose paso
entre moluscos, abriendose paso !por dios! entre
tormentas de indecibles palmeras.

Donde el entendimiento vuelve citadino
y extraño a los lunares, igual que
a las algas.




Guillermo Paredes

El Rigor Solitario







Siempre hay un extremo.
Algo tan profundo como el mal
floreciendo secretamente en los pudores.

Un extremo, como un primer lugar de lirios
y rigores, donde una efigie toca tu cuello
para confirmar si el espìritu que llevas
ha sido amordazado por el papel de la poesìa
como antaño, cuando la escontraste ceñida a
los parpados de la arena, donde se escondìan las
piedras.

Y todo rigor, todo viaje es un poema de piedras.
Una soledad de estilisticas y poèticas
de granito.

Un camino por la alameda cuando vuelves
a compartir con el vidrio lo que nos pertenece.

Cuando vuelves a saber lo que es tuyo.

Lo que abdicarà o caminarà a tu lado.

Como una canciòn alegòrica llena
de entrañas.

Entregandote sutilmente la belleza de
nuestras desesperaciones.




Guillermo Paredes

El Pètalo de Madera





Siempre esperamos gigantes.
O al menos una de sus singularidades de haber 
sido posible, eso a travès del lenguaje. Ya no de lo fisico.

Siempre esperè ver al gitano que encuentra en èl 
un poema.

Por ello muchas veces no quise vivir, mi existir
es finalmente una relaciòn entre la existencia y la
vida: como resultado no encuentro mi vida en
esa apariencia.

Tampoco entre la realidad, despuès de haber visto
morir tantos inviernos, sè que hay una mas profunda.

Luego hay muchas màs cosas que reducir y donde
las condiciones que la creaciòn me diò obtienen cabida.
Supongo que ello es un hecho que tiene relaciòn
con un demiurgo: Yo no lo soy.

Todo lo dicho no siginifica que estè a favor o en 
contra de mi vida. Aùn cuando llego a la arena
puedo hablar con una marioneta de aire, 
una rosa y en ella el pètalo de madera
equilibrado como un rìo salvaje
en la furia. Esa es decididamente la prueba
de que no estoy en contra ni a favor de la vida.

Mi ùnica intenciòn es lograr afirmarla.



Guillermo Paredes

sábado, 19 de abril de 2014

Los Viajes Invisibles








He tocado en un sueño como si se tratara
de una puerta.

Pensé que su espíritu y el lenguaje que lo 
habitaba, responderían.

Recogí las formas escenciales de un niño 
al atravesar un espina.

Fuí tomado de la mano por el laberinto.

Crecí entre astillas buscando lo indómito.

Aceleré el pulso de una pantomina ante la
llegada del halcón.

Inhalé la duna y el cirro en ella encerrado
en una boveda.

Al acecho de los manantiales llegué a ideas
con la fantasía.

Uní un papiro con otro centinela que el 
corazón a veces derrama.

Subí a los treboles pendientes de todas las 
consignas.

Allí las boinas inundaban el libro del aire
entre cadaveres y alineaciones.

El amor era una danza en lluvia.

La bruma limpiaba el estertor arrancando
su claridad.

El ojo de las sienes regresaba a la cabeza
con una bandera silenciosa.

En ella leíamos que lo ajeno era también
lo nuestro.

E inundandonos en el absoluto de su
transparencia, partíamos.




Guillermo Paredes

Organicidad Estrofísica








El lenguaje irrumpe como una flor dorada
en el tiempo.

Agaus y cosmos son una misma criatura en
sus tremantes.

Recio el ojo de los aconteceres.
Recio el pájaro llevado por la corriente.
Luminoso el pensamiento de venus occidental
en cuyo pelo el pubis fue una cofia.

Ahora la piedra vuelve al origen
a la galería de añil
al circuito solitario de las iglesias y los crucifijos
a las nostalgias
a los derepentes detras de las gaviotas
al tensar del ozono en los páramos.

Lirico el perfil que abre lo contemporaneo.

Navegante de impactos disciplinados por
un ancla.

Complices del musgo y galpones con
recorridos donde admirables revelaciones
muerden los liquenes.

Mortales privilegios de demiurgos sumergidos.

Frecuencias en el libro de la estalactita
donde el relato de los montes llega a ser
hidraúlico.

Más fonométrico aún que los brocales.



Guillermo Paredes


Crepùsculo de Sarmata






Como un grado aquiescente.
O la organicidad.
A la innata trascendencia de una greva.
Y cuando un pecho se abre, buscamos observar
un corazòn muy de cerca. Pero hay màs.

La luna cae, alta y poderosa,
entre su incertidumbre, lleva propuestas de 
cuatro planetas que migran.

-no olvidemos el corazòn igual al cogito, es 
decir muy de cerca-

Planetas que migran revelando hipodromos
astros que somatizan al hombre
durante crepùsculos de sarmatas.

Y entonces la edad deja la escritura.
El cuento ortogràfico y el calendario de hormiga.
El mercenario pez que habitaba el interior
de nosotros es vomitado nuevamente a
la lluvia y es ahora tan especifico.
Tan dotado de nidos o artificios.

Asi que por el lago deforme del tronco
ascendemos finalmente a la enramada de lo 
jamàs nuestro, para aguardar la muerte.



Guillermo paredes

Lirica Mesopotàmica






Hemos percibido una flor en la lata.
En la hojarasca un paìs.
Un cabalistico dìa en un hombre.
El aspaviento de tierra para una nube de
hospitales, apaciguada por libros
de oxigeno.

En la brida del hoyo brotando como un medano
el giro del arcano
semejante a un conocimiento e indiferencia
de plastico semejante a la vida.

Buscamos baladas alargadas por la pus
de una armònica.

A la libertad le dimos nombres de ojeras 
y fàbulas, de amores junto al lexico
de un psicopoema; tenìa historias de naves a veces.
Historìas de ladrido y serpiente.
Otras, de minerales
o particulas de desencantamiento.

O simplemente representaba un latido.

Y tal psicopoema unìa
la psicologìa unìa el verbo del poema con su mente
buscando liricas representaciones.

Fuimos por el alba con el universo de esa 
arquitectura respondiedo desde el relato al buzo
de la rosa, sorprendidos en la memoria
por un telèfono de azufre y en la yemas, un
parapente de entelequia.

Vimos trepanaciones.
Màquinas de cucardas con animales de resina
màs allà del genero donde el lenguaje
entrenaba con el aceite del agua.

Igual que un tulipan al desollar la luna.





Guillermo Paredes

jueves, 17 de abril de 2014

La Maldiciòn del Amor







Nos recordaremos por algunas cartas de gasolina.
Por los libros de petroleo en tu boca. Nos evocaremos en
el fìn de cada animal y los leprosarios a los cuales un dìa tù y yo
llegaremos. Nos recordaremos porque estuvimos hechos de
fuentes y matinales esbozos donde el anhelo aprendiò 
a acercarce al deseo, pero tambièn aprendiò a tomar
distancia del mismo.
Ya no necesitaremos metàforas. No serà necesario demostrar
que fuiste por el mundo buscando ser poeta.
-habremos concluido que ello era inutil como 
preguntar a la naturaleza el sentido de la misma-
En ningùn sentido estàba la respuesta.
Y nos evocaremos
porque asi son las cosas y tambièn lo es cada objeto.
Tù tendràs un pino y tu casa, pero en ella
como sombras nos recordaremos porque en la memoria
vaga la maldiciòn del recuerdo y este despìerta entre melodias.
Ambos danzaremos en la soledad porque asi
lo quizo el poder del maleficio.
Y esa fuè la voluntad de algo que finalmente
rozò el amor, pero no llegò a escribir
su historia.




Guillermo Paredes

El Dolor del Agua







Haber citado lo indòmito.
Haber viajado en el alma sin poleas, totalmente anaranjado.
Preferir un riñon que camine gaseoso por el portento
de ninguna experiencia, un riñon extremo hasta las algas.
Vivir incrustado en la apariencia como si esta noche
la realidad pudiera sacrificarnos.
Haber tocado lentes
o ideogramas.
Mirado una historia de papel que cruzo un drama
sin una palabra en la hoja. Haber sido ese drama o no
haberlo sido, segùn las leyes de la dialectica.
Haber muerto como la esperanza sin necesitar un
lugar determinado ni una hora, siempre a todo instante.
Predestinados de ningùn destino, presagiados en
un buho que habla aùn con el alba.
Con lo aureo.
Con lo poco que nos queda de mistica cuando
cortamos el agua.
Pero el agua sangra sòlo para ella.
Y jamàs nos deja ver sus 
heridas.



Guillermo Paredes 

El Sobrecogimiento del Iris







Hay movimientos para vivir de los cuales carecemos.
Caminar hasta el mineral del agua es el primero.
Al llegar a ella sólo accedemos a la transparencia.

Existen tantos movimientos que dejamos de ser físicos.
Lo boreal por ejemplo. La astralidad como genero y
dimensión de un hombre en la magia de una silaba.

Y escribimos entre la corpulencia que toda noche
era un hoplita dotado de puas para avanzar en el
interior de un travesaño. En la subjetividad
de una tendencia, cuando fijaba la hora
y el lugar de partida y el sueño
para sus amarras.

Existen en la cadencia del cipres cuando
mira llegar un hombre con un sol en las manos.

Están en la premonición y estropicios.

En los cabellos separandose del craneo.

Entre aluminios y alfombras de perversidad
beben hasta que el oro cuelga del opalo, ni sin antes 
haber cruzado las fraguas del aluminio.

Ello lo afirma todo oráculo antes de cegar la nieve.

Todo eslabón rodando de las escaleras
con un mito en los iris.

Escribo iris.

Para separar aquel que rodaba llevando
su sobrecogimiento. Para separarlo infinitamente
de los otros.



Guillermo Paredes

Astrofísica del Hincapie






Acuñamos en las ciudades los faroles de una
sinalefa.

La carne llena de metáforas recibida por una
alabarda. Para una metamorfosis eran tiempos
de arabes, asi que buscamos en los medanos
el diálogo con un coleoptero. Con un
fotográfico iman y algún helicoptero
llevando formaciones edipicas entre las letras.

Nos trasladabamos en variopintas ejecuciones
de fraguas.

Empiricos como un dios gamado.

Circulando entre piedras y cosmovisiones.

Asi el poema empieza a dudar y camina 
a su soledad echando los dados desde su garganta.

Pero al variar el poema sabe que puede ser 
paradero de galaxia.

Que no es necesario existir ante un borde.

Que una oración es astrofísica como el
complejo de un astro acariciando nocturnamente
los planetarios de un morro.

Allí la inspiración lleva el lego de imprevisibles 
materias, una que otra cautivada por la divinidad.

Allí lugares de serpentina
descubren el semáforo y los calendarios.

La galería del torno con satelite de
novedoso burro.

El hincapie de noche, impregnado de 
flores.

El hincapie del ahogo.

De las cenizas con las cuales el corazón
se ilumina transmitiendo, todo aquello
que silenciosamente asesina
la tierra.



Guillermo Paredes

Dònde se Quema el Fuego








El lenguaje es su poema.
El labio en el extasis cuando el trance percibe
en èl, los objetos inmemoriales del sufismo.
La heuristica vena.
La heuristica entraña a base de remordimientos.
Esa catarata por donde el mercurio peina
un cuerpo porque es reflejo de la
intensidad con la que una noche nos fuimos.
Entonces eramos linternas que encendìan
galerìas.
Primitivos liquenes que repartìan el agua
en una partitura.
Primitivos como un campo de concentraciòn 
donde el fuego es quemado.
Arcanos sin ningùn sentimiento como para
volver a soltar una luna en la hierba.
Nosotros nos alimentaremos hasta
la muerte en ella.




Guillermo Paredes

Poema






El manifiesto es de las sienes.
De sus monòlogos.
De ese pensamiento al borde de 
una laguna donde no hay eternidad.
De los colores.
Azul-mago sin ningùn oraculo en sus
trucos de hambre o de nieve
escarchando el universo del elixir.
Allì donde el universo es un campo de niebla
concluyendo el andar entre neologismos
o epitafios, equidistantes e iniciados en el
anuncio del cuervo o el velorio de su
mariposas.

Pero no vemos tal mariposa.

Es un prejuicio. Un presupuesto nuestro.

Primero hay que acribillar ese cuervo.

Luego de la necropsia tendremos en
nuestras palabras a la mariposa.



Guillermo Paredes

Entrenamiento en los Angulos






Me asomè al poliedro con un oido en el aire.
Yo no podìa crear ese dìa como lo hace el rigor o la
flauta y enfrentaba mi sed en los àngulos.

Hubo en tiempo en que la existencia de esos àngulos
dormìa en mi boca.
Tambièn era el tiempo de gravedades y anatomìas
en mi pulso.
La vibraciòn y el agua, el astro de matinales vidrios
como la comunicaciòn con la fiebre y la electricidad
como el parentezco con ideologias cualquiera: en esto
ùlitmo debo recificarme. Mi ideologìa proviene 
unicamente del musgo.


Pero vivìa asomado al poliedro igual que una linea.
Disputando verdades y mentiras a un punto.
A veces disputando nada. Esto ùltimo no es
lo que hace el rigor, de alguna forma se
convierte en rigor.

La nada es un silencio elemental despuès de todo.
Ello la hace rigurosa como los inmensos planetas
de los talismanes o la geografìa que las cosmogonìas
desbordan en un plato de polen en nuestra conciencia.

Yo no poseo ni polen y mucho menos un plato.

Y sè que la conciencia nace cuando mi espiritu 
se sienta bajo la sombra del àrbol.

El problema es que allì no estàn representados las
paredes de una habitaciòn.

Como descenlace, mi sed sòlo encuentra un àrbol.

Y todo entrenamiento de mi sed comienza 
en los angulos.





Guillermo Paredes


Elasticidad de una Hormiga








La esfera cruza ahora el espacio. Su destino es
reemplazar a los idolos.

Los circulos en ella son el deseo de una visiòn
de alevines.

Una regiòn de contenidos y actividades 
hermeticas.

Donde las frecuencias del universo adquieren el
sentido de una herramienta.

Y cierto sudor progresa en la plaqueta y un
sol de hormigas.

Paganos estrabismos de hemisfericos nombres
donde un elastico ignora inundando el conocimiento.

Bocinas.

Planicies de fantasticos exordios de reptiles.

Pragmaticas lineas de feromonas iluminan
cosmeticos del alabastro en el acido.

Contrastes de espirituales lienzos - estelas de
puntas un dìa- arrojan a sus bolsas de agua
un lienzo de pantera. Un macrocosmos de bacilos
y ancas.

Donde el universo no empieza, es el 
mundo quien lo hace.



Guillermo Paredes

Fundamento Natural






Como una sensaciòn del equilibrio
en un verso rectilineo.

Organizado de noche por las làmparas.

Llevando sintomas en los ojos de coliseos 
perdidos.

En el baculo aterrador allende al rayo.

A la marea porque la orilla allì unifica
latigos insomnes de agua.

A las puirificaciones.

A los sermones escepticos y tambièn 
en junglas de raleas.

Como un jaguar cuando es de topacio
y sus salones derraman esquirlas.

Como martillos cuando armonizan
-nuevamente- el desastre y la barbarie
en una hoja.

Como una fortaleza botànica, que a base 
de pètalos construye el mundo
en el interior de una arteria
en las canteras donde los moluscos
descubren 
un pez oligarca.
Anti-democratico y tambièn anti-revolucionario
como todas las cosas que duermen
en este parque.

Pero lo ùltimo es sòlo uno de mis sueños

- creer que en algùn momento despiertan o duermen-

En la naturaleza los estados son otros.

Uno de ellos recrea lucidez de muerdago
y serpentina.

Donde mis precipicios no han llegado.




Guillermo Paredes

miércoles, 16 de abril de 2014

El Trabajo de los Cabellos






Los cabellos trabajan.

En su compromiso con el craneo, trabajan.

Se involucran a veces con la idea o el pensamiento
que abandona tal craneo.

Los cabellos no pueden hacerlo con los que
miran otros ojos; aquellos que llevan una idea,
pero desearìan que tal idea 
abandonara el universo
de un hombre por
la nuca.

Este poema habla de los cabellos que cubren una
nuca.

Todas las respuestas de los mismos
se encuentran en la silueta de ese hombre.

En la silueta que tal hombre sacude hasta
convertirla en una sombra.



Guillermo Paredes

Evocaciòn








Como si la sensaciòn del tacto en esta hoja
ya fuera conocida.

Como si beber el agua nada màs describiera
en lo profundo del espìritu
la evocaciòn de otra
vida.

Y todo lo que nos rodea.

La vida, todo objeto, la naturaleza.

Fueran el resplandor de la muerte.



Guillermo Paredes

El Acantilado de la Araña






El nihilismo de la naturaleza es el acantilado
de la araña.

Alguna piramide esconde misteriosamente
esa anarquìa.

El rìo por lo tanto diversifica su intensidad
entre los pàjaros.

El hombre llega a ese laud con la presiòn
de un cazador.

La escencia se aleja de las primaveras
con eroticos equipajes.

Algunos nudos son de porcelana en su
rostro y emperdibles.

Los tomos y las piras serpentean en
una colina.

Al lado de la inmensidad hay trapecistas
de barro.

Todos proceden de radas con abominaciones
de estampas: irònicas santabarbaras donde
astronomìas y templos vuelven a la crispaciòn.

La rama nuevamente es goteo del libro
al ascender en la espuma.

La perversidad brilla como una estampa
de sedientos muecines con maquinas en
sus cabezas.

El lienzo de gasolina y prolipopileno...

Nos dice que el jardìn es tambièn
una fabrica.

Donde muere silenciosamente
un obrero.



Guillermo Paredes

Crepùsculos






Allì la extrañeza. Su justa orilla donde 
preguntamos a una escencia cùales son
los lugares que evoca.

Què formas de reencarnaciones.

Què sociedades secretas formadas por 
el pelo.

Què leprosarios de tautologìas.

En què nidos de plata e inventos
cubriendo lo centenario de banderas.


Criaturas de incandescencia; aquel el tunel,
la galerìa sin fe en el viento, las cavernas
inspiradas por inundaciones, aquì la noticia
de que los baules eran noèticos como las
baladas o los precipicios o los inmensos
disparos ortogràficos, donde los sarmientos
y el grillo buscaban la realidad en los espejos.

Estaciones de rieles donde sòlo el acero
era exacto.

La lengua sobrecogiendose ante una sentencia
donde la palabra enterraba
viciosas comparaciones erraticas, en ellas los
auditorios despejaban la soledad como
un hemisferio que elegìa
cual de los crepùsculos contemplariamos.

Allà en los distantes planetas hay otros.

Pero no los veremos.





Guillermo Paredes

Los Espirales de Marte







Se extiende de manera personal como la 
individualidad al sentir por la nube.

Personal como un cuento. Coherente en las
divisiones y sumas de algùn sueño, donde el
libro de la saeta busca resplandores, citas con 
la edad y naves primitivas donde el talento...

Pero el talento es un texto que escribe en la nieve
y todas sus palabras yacen ahora sobre el agua.

El talento es telemetrìa de inmensos dinosaurios
sobre todo en el momento de ser supersticiosos,
de ser inmemoriales, de convertirse en acertijos.

Y entonces, escribimos que la luna viste el placer
de cuarzo y marte en sus espiral roza cloroformos.


Y religase. Con alimentos individuales, tectònicos
desplazados en la noche por los meandros de la
tierra.

A tales cosas en la naturaleza recorrieron los mitos.
Tales cosas volveràn a ser atravesadas.

Para ese entonces yo llevarè la autobiografìa 
de ningùn arpa.

Habrè llegado a lo melodramàtico con una oreja
en el rìo. Serè tràgico sin imitar a una herida, porque
una herida no posee màs disciplina que aquella que
encierra un diàlogo. Ello -disciplinadamente
pienso- es su tragedia.

Donde las escaramuzas y las incursiones brotan
acariciando lo inasible.



Guillermo Paredes

martes, 15 de abril de 2014

Al Izar Resplandores






El lenguaje no recorre todos los nombres.
Es un hecho contradictorio entre el sonido y el silencio
que dios dejò cifrado en la palabra.
Es una estrategia del mar antes de convertirse en verdores
o llagas.
Lleva mariposas negras desde el vilo hasta la coincidencia.
Como un àrbol solitario que no escribe sus palabras en otro, el lenguaje
se busca a si mismo en atardeceres  de piedra
cuando el horizonte es un pensamiento que anhela hogueras.
El lenguaje piensa en singular en una media.
Presagia antes de ir a un modelo.
Sustantiva segùn la ira y la rabia del sol al convertirse
en espejo.
El lenguaje es cromosoma o iòn que besa de noche una fuente.
Un dialogo con la espesura cuando la luna duerme
en nuestro cuello donde el mitòn 
adormece su canto.
Uno transparente.
Transparente y liquido como las cartas de una reliquia donde
se bate la miseria.
El lenguaje iza resplandores en los que citamos al demonio.
Un gato precioso donde los colores se duermen
y azogues como una ballena convierten las
paredes en aceite y lluvias tempranas
como el desplazamiento reciben
un puente de niños
con zapatos de
vidrio y alquimias
de plastilina.
El lenguaje es ese beso donde la muerte iza
resplandores.



Guillermo Paredes

Poesìa






Hemos visto a la vida caminar por el agua.
Nos hemos encontrado con manantiales dentro
del oceano y hemos bebido allì de ellos.
Robamos archipielagos a ese oceano para recordar
que es en el mar donde sucede la vida.

Hay que asumir que somos liquidos obviamente.


Pero cuando vemos estas cosas es menester llevar
un poco de sangre en el oido. Vivir foneticamente 
como lo hace una causa en el tambor, caminar a un lago 
o ser un susodicho del mal, uno que yerra en
la noche del profeta, ese que el viento y sòlo
el viento deja morir en los acantilados.

Y los acantilados nos deben muchas sombras que
no pudieron caer con sus vidas.

Las sombras viven màs que los cuerpos.

De ello hablamos con los girasoles
ahora que vemos un cuerpo rodar desesperadamente
por un precipicio...

Un cuerpo del cual toma distancia la sombra.


Hemos visto caminar a la vida
por el agua.

Una vida dejando su misteriosa
estela entre la superficie.


Una que no sabe que en los acantilados los 

hombres mueren.

Pero no sus sombras.





Guillermo Paredes Mattos




Poema






No puedo demostrar nada.
Y por màs que nada sea el encuentro con un vacìo.
Yo sigo desde mi percusiòn
escribiendo que no puedo demostrar nada. Afirmar
el vaciò es dar un universo.

Pero al pensar en la demostraciòn pienso en que
lleva un corazòn diferente a las cosas.

Sus diametros deben perfilarse a traves de un oriente
de carnes, donde vive la gravedad y porque no
tambièn la atmosfera.

Es escencial la atmosfera y la gravedad para que
la nada pueda sostenerse, para que nunca 
caiga a la tierra.

Pero es absurdo hablar de la nada cuando no
puede ser demostrada, cabalgar por sus hilos,
tejer en sus sentimientos con el canto de la fantasìa
dotado de velamenes o esas galeras que tocan
la noche con un frenesì que aùn entierra
en el agua, los oscuros molinos
del polen forastero de una rosa.

El hecho es que ahora.

Este poema ha llegado a la rosa.

Lamentablemente para el vacìo, de ella
jamàs se puede nombrar
todo lo que vagamente escribì aqui de su mundo.




Guillermo Paredes

La Armonìa del Velo







Era una boca y una ciudad de agua. 
Respiraba los inmensos truenos que llegan
desde lo invisible, con una espina en la mano. Era
la boca desde el horizonte porque todos regresamos a la vida 
para escribir o detallar una clarinada o el tropel que
baja de la intensidad para hallarnos
sentados o en todo caso comulgando en las tinieblas.

Observando en la diestra que las paredes del viento
se derrumban màs facilmente que aquellas
hechas por el barro. No es necesaria
la imaginaciòn para dotar a las nubes de acidos.
No son indispensables las trincheras ni
los hoyos del mortero por los que
una luna es domestica y percibe en la memoria
que detràs de un eco la bandada es ardiente
para mostrarnos los cabellos de
la tierra.

Ya no es necesario el callejòn.
La  cuenta del pulgar.
El cefiro palido y amarillo donde empieza
la arena como un molusco sagrado
el farol donde la morgue persigue el vuelo
del ideario sumando en el cielo
las notas mas profundas de un velo.

Porque antes de ser revelado.

Tal velo canta.



Guillermo Paredes Mattos

lunes, 14 de abril de 2014

El Interior de los Ejes









Desde aquì vuelvo a mirar un diluvio.
El hemisferio ya se aquietò en èl, ahora se agita.
La estampa de esa visiòn es nuclear a pesar de ir
perdiendo movimiento.

Parques de alambrada abriendo un seno de pubertad
conciben elementos en ello como la oraciòn
escrita en los pilones.

Porcelanas como un alfabeto llevan la adolescencia
de una crin heliocentrica. Porcelanas que caminan
extorsionadas por un crimen en el mentòn
o la fugacidad del agua en la sed.
El angel, un instinto, la barbarie
del frìo en la estela de
un cometa.
Nosotros hemos visto en sueños ello.

Interregnos de mercurio toman una flauta de nieve
porque el sol de esta mañana la conducirà
hacia el agua.

Intemperies aleatorias y cìnicas
son densiometrìa de un verbo diametralmente verbo,
agnostico de los arcanos estallidos y escolios
veterano de la sensaciòn y el grillete.

Concepto del manantial dentro de un pensamiento.

Escribiendo en los pergaminos que
una palabra ocurre como la reencarnaciòn
de otros ecos.

De otras constelaciones que sumergen en nuestras
venas sus ejes.



Guillermo Paredes

El Farol de Tatuaje









La nociòn, un parpadeo.
Lo unigenito donde las cosas son mimesis
de la vida; asi escribimos en las ciudades, entre
noches y tradiciones de iones
unidos al dìa donde la maldiciòn
de la realidad nos convierte en materia.

Y acontece que volvemos a una linea.
Y sucede que el poema descubrese entre
la visiòn horizontal
de un farol que perspectiva
un tatuaje
de un farol que crece acariciando
una herida,
una forma de relàmpago en la piel
que percibe nuevamente el 
rayo
pero en ese rayo la tormenta del
trueno es la inmensidad
que lo ha creado
y encendemos un talisman para
recordar que descubriò
entre la sensibilidad 
de un safarì 
los racimos de un poema.

Pero ya no podemos mirar en aquella tormenta
y el rayo.

Ya no atravesamos la realidad sembrados
en cada instante por relampagos.

Y extraños, misteriosos de uno mismo
volvemos a los desiertos del sino.

Igual que un farol al
tatuaje.



Guillermo Paredes Mattos

A La Proa de lo Divino






A  una intuiciòn. A un desplegar. Cuando el versar
es mitòmano por falta de puas.
A la poesìa del universo cuando duerme, entre
inmensas movilizaciones o rigores de simbolos.

Cuando llegar a una quimera
es un artificio, luego de graficas alegorìas
en el sentimiendo de la duna.

A las manos desesperadas cuando se visten con
el uniforme de los dedos.

Y tal uniforme busca entre la realidad aquel que
cifrò la providencia.

A la animalidad y su bestia incomparable
en una ventana, donde para vadear hacia el cielo
necesario es inclinarse, buscar un abanico
en la marea.

Entre los aerodromos. Cuando la inspiraciòn
es un meteoro que introduce en el tiempo
cosas y estilisticos santuarios.

Y encallamos en yescas maratònicas, algo asi
como partir de un abismo para llegar al
hemisferio y ello es escrito entre pianos
y arboledas donde los oboes memorizan el tiempo
y las formulas en las yemas que son mas sacudidas ahora
que estremecimientos.

Al tumor del lenguaje en las manos.

A la cirugìa allì que sòlo lo divino conoce.

Pero no es asi.

Ante esa cirugìa lo divino evoluciona a la
divinidad.

Y huye desesperadamente.





Guillermo Paredes Mattos

Los Nudos del Poeta





Què puede escribir un poema a la locura.
Què arquitecturas podrìa detallar en el instante
donde muerde una azucena y tambièn el galpòn
es un esceptico veterano.

Què liricas victimas toma la distancia que 
me separa de la puerta y este observatorio que crean
mis ojos en ella. Una puerta arrobada
por el trance de una fronda o
el cartòn sembrado por los dìas cardinales, donde somos
o poseemos una entrada que al separarse de 
lo inasible, lo ùnico que logra es tocarlo nuevamente.

- en esa locura hay que afirmar a un trovador nuevamente-

Què poema puedese inventar a la locura y tal poema
no abandone el lirismo y lo que posamos
en esa contradicciòn que como
epopèyico lùmen
camina al cipres del pelo
inaudito.

Què fruto.
Què ayer de manicomio en el pino con
extraños saltos de arterias y palmas
donde una mosca sueña màs el aire que una mesa.

!Y ello es tan idiomàtico! Reciproco en la sal de una
escalera, o el brocal, sì, el brocal
convertido en manivela donde el mar dobla
un marinero de pocos detalles con su siglo
elemental en las sienes.

Què locura presentarìa a la demencia antes de la hoja,
antes de herir el dolor con esa inteligencia
que vaga en mi alma como un sueño
de supersticiosa conmociòn semejante a una mimesis,
a un transeunte donde las ballestas son creadas
con barros sin peloponesos.

Què locura. Què burocracia definitiva sin poètica
aguardan.

Donde subrevuelan nudos rabiosos vestàlicos.

Nudos señor de poetas.




Guillermo Paredes Mattos