sábado, 29 de febrero de 2020

Crucigrama Onto-Semàntico del Alba




El plano donde el futuro duerme
esta compuesto de vìnculos.
Tambièn de bolicheras.

De un ser que despierta pero en el interior
de un sueño.
El sonido de sus palabras en ese sueño
son diferentes a las nuestras.
Nosotros creìamos que la percusiòn era una.
Que no habìa otra fonètica.

Barcos de papel inundan la orilla
en la que somos ajenos.
La estela que sigue a esa orilla posee imàgenes.
Provienen de un extraño espejo.

Las dimensiones son fìsicas.
Una reliquia de nieve ocupa el cèfiro por
donde los candelabros pronuncian 
un nombre.
Tardaron siglos en unir sus sìlabas.
Como una iniciaciòn mas que un pronunciar
este mediodìa se elevan.

El espacio es lìrico.
Femenino- masculino en esta època
de industriales parajes.
Noèticos con algunas bisagras.

Los paisajes tienen apariencias remotas
nuevamente. Arcanas.

Lo mitològico es el llamado de ese bùho
que desayunaba a mi lado esta mañana.

Experto en resolver crucigramas me
mostraba aquel del dìa de ayer en el periodico.

Uno que no terminaba de resolver.

Y tampoco yo conocìa el significado 
de aquello que sugerìan las palabras.






viernes, 28 de febrero de 2020

De repente la Palabra es Boreal






De repente la palabra es boreal.
Por ello en el sonido se eleva.

Quizà las escoltas de humo que rozan la 
tierra son la falsa
hermenèutica de quien se alimenta
de bozales.

Y en un sudario el resplandor de la idea
se alinea al hollìn en su trayectoria
de òpalo.

Posiblemente el horizonte escupe en el
infinito porque nosotros por lo general lo
hacemos sobre la tierra.

Y en las ciudades de arena perfiles de sangre
confunden sus mandìbulas
con el iris diminuto que escapa de los ojos
de un murcièlago.
Emanando asì lo sobrenatural.
Eso que escapa a los oràculos y profecìas
sin decirnoslo.

De repente eso que te acompaña 
como un sigilo en tu soledad es el canto
que en el vacìo espera nada màs
que tu llegada.
Te hablo de esas cosas que son
para nosotros.
Para cada ser sobre la tierra.
Eso que nos configura sobre un hemisferio 
individual lleno de ventanas y
mariposas.

De carbones y cigarras que a veces
naufragan en la magia de tu sangre.
Huyendo hacia el aire

Incrustàndose  asì en el otro.

Y despertando asì al amor.









miércoles, 26 de febrero de 2020

El Arpa en tu Boca





Vivo en el interior de una muchacha que es inverosìmil.
La veo caminar llena de contrastes.
Posee un arpa en su boca.

De dìa limita con algunas cosas. 
La mayorìa de ella expèdiciones.
Incursiones.
Esferas donde el pètalo en las manos se
vuelve contraproducente.
Como un cascara de frìo quizà.
Igual a algo que no es oriundo tal vez.

Vivo en el interior de alguien con pocas palabras.
Tengo uno o dos contrastes en relaciòn a ello.
Apenas unas cuantas alegorìas.
El ser del cual hablo camina llena de aquellos.
Millones de arpas giran en su boca. Miles
de alegorìas.

Barcos de miedo para las multitudes que
se pudren en las calles. 
Enciclopedias con referencias atroces a la luz.
Incandescente brillo -todo brillo lo es- que humedece
con su lampo eso que denominamos estrellas.
Habrà un genitivo en todo esto?

Declina el sol en una puesta de alhambras
su bar y su densiometrìa. Escala la sal de una urna
el prìstino reflejo que cae del gorjeo de 
los pàjaros reencarnando en los sacerdotes
cèfiros que oscilan.

Vivo en el interior de una muchacha.
Ella tiene hilos y bùhos de escarcha en sus venas.
Paradigmas con bozales.
Alquimias de uvas.

Sus estelas han sido enumeradas por las resacas.
Su sombra es la identidad del aluminio
cuando se desliza en la resaca.

Lo cual es nada màs que un despliegue.

Uno que a veces es imposible seguir debido
a los pocos contrastes de los cuales estoy hecho.

Y ella.

Ella camina creando sus vòrtices en esta ciudad.
Llena de alegorìas.

De millones de contrastes.

Y un arpa en su boca.
















lunes, 24 de febrero de 2020

No Es Exacto




No es exacto.
El viento golpea mi rostro y hace bien en decirlo.
-todo golpe es una extraña pronunciaciòn-
Algunas cosas son determinantes y en lo absoluto una
manada se define. Asì por un instante se separa
del significado de horda.
El asunto es que en dos palabras que definen lo mismo
el asunto termina siendo relativo.

No es exacto pero tù sigues limitando con lo atroz
y en cada campana de cera el sol toma su tiempo para
demostrar uno de sus axiomas: Todas las cosas
a la larga se derriten. Incluso las màs sòlidas
seràn devoradas un dìa por aquello
que no naufraga debajo de las placas tectònicas.
No naufraga.
Sòlo espera el tiempo.
Debajo de esas placas hay mares de lava.

Oceànos que siempre seràn incandescentes.
Con esa incandescencia nunca fregarèmos un plato.
Tampoco nos servirà para conducirlas por antorchas 
entre aquello que nos queda del mundo.
Una civilizaciòn o dos o tres.
La occidental. 
La oriental.
Aquella que prensa la carne de sus seres queridos
hasta convertirla en atùn en las urnas.

No es exacto.
El color del sueño en el dìa.
Las cenizas de un invertebrado que pesa su corazòn
en la superficie del agua.
Su arpa mientras sìlabas de color azul recopilan
axilas y piastras de sed.
Rumbos desolados por los cuales girò el hambre
con su castillo dorado.

Hasta encontrar al hombre.

-quizà el hambre huyò del paraìso-

Para demostrarle de què absurdas monarquìas
desciende.







lunes, 17 de febrero de 2020

Las Cenizas de las Cúpulas







Las cenizas de las cúpulas se trasladan
por las calles.

Llevan la apariencia de rosadas 
criaturas.











Habitaciones Purpuras




Hay brùjulas que son navìos.
Bogan sobre las superficies de tu piel.
En tu piel existen ocèanos.
Sòlo tus sueños por la noche los habitan.
En ocasiones dialècticas  y vilos
incursionan en ella.

Reencarnaciones de magia en la inocencia
de un vuelo que tiene raìces profundas.
Minaretes en la silueta de un adagio 
que sòlo es completado por esferas.
Alguna astrofìsica.
Alguna arrastràndose del polen a las urnas.

Vientos de arena que toman
las cùpulas de las iglesias para conducirlas
a lo inasible.

Disciplinados idus.
Habitaciones purpuras.
Desarrollos de sombras y algo macabro en el
lugar màs oscuro de una palabra.
Allì los enigmas levitan como paìses antiguos
donde escarba una araña en al aire.
Prepara el terreno para su tela.

Hay brùjulas que son navìos.
Respiran en los umbrales.
Alguna vez miraron sobre lo atroz hasta llegar
a la belleza.
Lo atroz es una burbuja que cae de tu pelo.
Un dirigible que se levanta de tu cuello.
Un pergamino 
que cubre eventos periodìsticos
inhalados por un racimo.

El ser al final del planeta al descubrirlo.

Adquiere la apariencia de un zodiaco por ello.







Idilio




Alguna noche estaràs aqui.
Los pàjaros habràn evolucionado.
Las puertas que nos llevaban a ellos seràn de agua.

El idilio -como todo idilio- rozarà el vuelo de un bùho.
En las pupilas de ese bùho elipses o cìrculos
mostraràn sus reencarnaciones.
Cuidado con confundirlas. 
Ten en cuenta que no son exorcismos.

El mar alcanzarà la orilla guiado por otra fuerza.
Algo abstracto y escèptico se desprenderà de 
las religiones. Tù volveràs a creer en una alhambra.
Fiel a los pètalos y las hojas desgarraràs
todo abecedario en el mundo.

En los cuellos de los cisnes un ritual semejante
al que poseen los labios inundarà la noche.
Tendràs el derecho a los castillos mientras son azules.
Iràs por el brillo y esa miseria del diamante.
Seràs hojarasca pero no dormiràs sobre
la hierba.

Tù ascenderàs desde la tierra a las ramas.

Ningùn ser en el universo lo verà.

Y cuando te unas nuevamente a ellas.

Sentiràs unos extraños labios como
algo invisible en los tuyos.

Porque perteneceràn a la magia.




jueves, 13 de febrero de 2020

Angulo de 45 grados





Entre la lluvia hay escondido un minotauro.
Durante dìas lo miro. En vano intenta edificar un
laberinto. En esta vida al menos eso serà
imposible.

Entre la lluvia lo cual significa que toda superficie
es hùmeda a esta hora. El gallo en una de barro
intenta dibujar un cuadrado. El mismo
se desvanece. Una o dos lineas de tal figura
forman diminutos riachuelos.
Justo donde se unen dando vida a un àngulo.
El àngulo en menciòn es de 45 grados.

Entre la lluvia hay un minotauro.
Por momentos lacònico.
Por momentos triste.
A veces lleva un piano.
En ocasiones tiene un arpa en su boca.
Sus cuernos llevan sangre seca y es que desde
su llegada desde el mito nadie se ha molestado
en pasarles un trapo.
Parece por instante un dios malsano.
Inverosìmil. Extrañamente tierno.
Ansioso de tener locura.

Ya olvido a Teseo.
Dejò atras el hilo con el cual ariadna lo entrego
al hèroe. Los hèroes son seres extraños.
Deben a sus extraordinarios actos
un culto por maravillosas idolatrìas.
Todas son secretas.

Entre la lluvia lo que nos traslada
a esos metabolismos de la naturaleza, ajenos
al hecho de vivir en un laberinto
de piedra.
Aguardando sacrificios.

No.
Este es un minotauro posmoderno.
Neoliberal si se quiere en uno que otro sentido.
Cuàntico. Habla sostenidamente de
redes sociales.

Y sus ojos escupen
arañas.




En la Orilla del Mar






En la orilla del mar.
En la orilla porque no es un castillo de piedra.
Tampoco una daga con pròlogos.
Aquiescente como esas auroras que unen el brillo
a la claridad formando un maleficio.
Un presagio.

Cuando las explanadas lucen su mariposa de 
nieve en el pecho. Pero lo hacen porque ella crearà
las raìces del latido y el latido es el diario
de un bùho en el corazòn. De un conjunto de hordas
pero constituidas por papeles.

En las peninsulas donde el sueño
toma un molino de las veredas y lo transforma
en poètica. En silo con generalidades
o telescopio que inunda una bòveda.
Un cràter.
Un pez de barro.
Un vocablo en esos juramentos donde 
un demonio intenta cumplir sus promesas
y descubre que tiene la superficie
de la punta de un hilo para
hacerlo.
Eso no sòlo significa un desembarco.
Ello no es esa incursiòn que
recogemos de un adolescente plano.
Es nada mas que un ruido.

Una caracola.
Una inaudita subversiòn en los collares.

A la salida de un teatro donde los actores
no pueden abandonar sus personajes.

Y vociferan.

Gritan.

Anhelando volver a los mismos.









martes, 11 de febrero de 2020

Dos Cabezas





Por la mañana la humedad en la hierba se une
formando centenares de copos.
Algùn pàjaro descenderà de las ramas para beber
de ellas.
O el calor al mediodìa lo evaporarà esparciendo
sus cenizas en el aire.
El viento las devolverà a una nube o conducirà
al ocèano.

Un ser contemplarà aquello y pensarà en otros
tèrminos.
La luz serà un micròfono en sus manos con la
que se comunicarà con los cometas.
Ya no habrà realidad y todo finalmente
-tal como fue presagiado-
estarà hecho de apariencias.

Un niño lanzarà un grito desde un telefèrico.
Llamarà a los còndores.
Pero los còndores no responden.
Son carroñeros que viven en las alturas.
Llevar un collar blanco que parece hecho de nieve
sòlo que el sol no puede deshacerlo.

A todo esto ese sol tiene dos cabezas.

Una se dedica los sòlidos.

La otra a lo ideal.




Existencia de un Crepùsculo





Existen crepùsculos a los que nos asomamos
de manera espiritual.
Tienen mandìbulas en sus celajes.
Poseen rituales.

Poseen mitologìas de escarcha en cada soplo
que preludia o profana.
Monòlogos que deja una estela
conformados por lenguajes de brillo.
Un indòmito resplandor se filtra en ellos.
Parece un harapo.
Un trajìn de juguete.
Una veleidad con la cual la sensualidad
cruza el vèrtigo.
La intensidad.
Eso que los bùhos entienden de noche
como desesperaciòn.

Espirales de ensueño con largas peninsulas
en sus mejillas.
El roce de la piel en ellas imagina
el alabastro. La llegada al pubis de una
mariposa donde la inspiraciòn rasga una luz
de porcelana.
Un paisaje de carbòn donde vibran metàforas
de hierro. Sobre superficies
de zinc.

Existen crepùsculos.
No enumeran ni narran historias en 
la madrugada.
No imitan los velos que hay en la llama
de los candelabros.
Se extienden como plagas doradas
en un parque.
En una singularidad que los idus
perciben.
Que ciertos preàmbulos
intuyen.

Buscan hematòmas y metabolismos.

Confieren a todo sesgo o eje una imagen.

Imagen gnòstica siempre.

Acariciando superficies trascendentes por 
la noche.

En cada una de ellas el velo ha sido 
colocado allì por el amor.















lunes, 10 de febrero de 2020

Aquel Extraño Espacio





Aùn.
Todavìa sobre aquel sigilo donde el mar postra
su imagen.
En la misma no sè si descansa o sueña
un horizonte.
Pero algo se agita allì en silencio.

Entre las palabras que viajan
por el rostro del poniente.
Palabras que separan su significado de aquel
que poseìan en la aurora.
-cosa improbable para el hombre-
La intensidad del dìa en el poniente quizà sea
otra. A otra intensidad otras 
pronunciaciones.
Otro verbo.

Sacerdotes de polen a esta hora
en que las oscuridades de la noche 
fueron seducida
por la claridad del dìa y se convirtieron
en sombras.
Todo ser. Todo objeto sobre la tierra lleva 
una.

Pàjaros y druidas en descarte.
Performance de un dìa tembloroso en un
cachorro.
Fantàstica continuidad de un gemelo que cuida
el azùcar.
Es asi?

Aùn sobre cada intemperie.
En cada ceniza de hierba quemada por el fuego
de la lluvia.
En esos diluvios que amamos y eso es todo.
Muy cerca del mar donde se anhela
la narraciòn de una legaña.

Apostados en aquel extraño espacio que separa
el vacìo del todo.









jueves, 6 de febrero de 2020

Formaciòn de un Relieve





La aurora tiene un pàjaro.
Es elìptico en su vuelo.
Una que otra coordenada lo guìa.
En rigor podrìa hablarse de èl.
Decir que es màntico.
Pseudo masòn. 
Hiperbòlico.

Una cebra se oculta en su sueño.
Cubierta de mandìbulas y papagayos.

Las hordas lucen imàgenes
en cada uno de sus poros. En las 
mismas vibran trasatlànticos.

Seres de nieve y precipicios
ascienden por una mirada de iones
hacia los dirigibles.

Contenidos de òpalo 
en la dialèctica de un gallo edificado
por el polen, descubren acertijos
en sus amapolas.

La aurora tiene un pàjaro.
Llegò con el final de una constelacion
anhelada por la fiebre.

Descubriò el sentido
de un alqumista suspendido en alguna
punta de la arena.

Y no exactamente donde el desierto
se empina.

Sin heridas. Sin necesidad del dolor.

Para formar un relieve.







miércoles, 5 de febrero de 2020

El Enigma del Ladrido




El mes se aleja.
Un dios abandona mi mesa y otro llega.
Todos miran el pan que hay en esa mesa.
El perro al lado del mismo duerme.
Sus ojos se abren para mostrar imàgenes
y luego se cierran volviendo al sueño.

Una de las caracterìsticas de dios es un hecho
en el cual trata de imitar el ladrido
de ese perro. Cosa inùtil.

-dios no sabe que se trataba de todo lo contrario-

La espera en la cual descansaban sus esperanzas
se fueron desvaneciendo.
Desde hace siglos viniendo cada mañana buscando oir
el sonido de ese ladrido.
-tendrìa que saber en primer lugar que es el sonido-
-tendrìa despuès que saber què es el ladrido-
Todo para nada.
Estimo que un dìa dejarà de hacerlo.
Supongo que algùn dìa -salvo yo- nadie sabrà
cùal fue el destino del pan que hay en la mesa.

Y cuando ello sucedas.

Cuando ello suceda el perro despertarà.







Nuestras Venas





El viento no era un lugar seguro para la brisa.
Por eso se desprendiò del mismo.
Golpea desde entonces en nuestros rostros.

Golpea como un roce.
Un roce que busca unirse al espacio de
la mirada.
-es un roce suave-
Como esa caricia que evocamos del amor cuando
no estaba unido a alguien. 
En el principio.
Durante su llegada a cada vida, tiempo en el cual 
las cosas aparecen en nuestra alma alejadas
de las otras.
Y el amor semeja una linea que esperaba 
una palabra.
Un canto que anhelaba una flauta para
encontrar su melodìa.
Un metabolismo semejante al vacìo y los
eclipses.
Un dìa de rasgos.
De leyes al final del crepùsculo donde la noche
empieza.
Y es semejante a un rayo entre nosotros.
Uno que nos separa.

El viento no era un lugar seguro para la brisa.
Pero en las calles hay materiales 
sordidos y luminosos que atraviesan el corazòn.
Birremes que se arrastran como barajas
entre la magia o la silueta 
de un velo.

Son ceremonias donde el brillo
se confiesa pero lo hace ante el destello.
Y lo secreto cuenta su enigma
pero a lo màs profundo de la aurora.

Lugar donde los màstiles yerran
incandescentes.

Entre insaciables bandadas de algo que no
podemos determinar.

Algo que sòlo puede correr en nuestras venas.



Las Señales que deja un Jaguar





El lenguaje nos encontrò una mañana.
Tenìa ìdolos de barro.
No lo sabìamos entonces pero tales ìdolos
eran adorados por espìritus.
A veces por demonios.
De cualquier manera nunca dejò de ser
una extraña escena.
Todo un espectàculo.

El mar es septentrional pero no roza una hoja.
La experiencia es un hilo que se
sumerge en un enjambre donde la realidad
desaparece. Prontuarida y sutil
como los elementos.
Como las señales que deja un jaguar en la arena.
Un jaguar beodo. Peritoneal.
Deduciendo siempre entre limones de hierro.

El lenguaje nos encontrò una mañana.
Tenìamos en nuestra boca las palabras que iban
a ser pronunciadas ese dìa.
Habìa en la metàfora un ansioso vilo con
el que mordìamos violines o
ascendimos a las estelas.

Oh adolescente animal que llegas
de la apariencia con un mitòn en tus sienes.
El pàjaro que naufraga en tu silencio 
es aùn de menta porque ese silencio existe
como un daguerrotipo
donde ocultan los brazaletes
el rostro amarillo de 
una araña.

Y los flancos de eter incrustados como
oràculos en sus talones.