miércoles, 29 de junio de 2011

La Luz entre las Sombras

Tengo derecho a este territorio sin el halo
que trama perverso ardientes heridas.


Heridas arrancando sus cicatrices para mirar
el mundo.


Un mundo de animales y subversivos aceites
uniendo endecasilabos de oscuridad
a una paloma.

Pero no logra volar con ellos.


Poseo el lùmen de quien regresa azulado
con olvidos y olfatos
sentados por trepidantes marejadas de hechos
para que mi pronunciaciòn se admire.


Habìa arrancadado tantos craneos para que ello suceda.
Tenìa en mis manos las cenizas de tantas cabezas.
En ellas una transparente neurona
evocaba el cerebro
que lo llevo a la nostalgia
y los dìas completos,
diametrales como una llamarada.


Tengo derecho a desilusionar y lo contrario.
Abrir jardines de cejas
Confesarme sin necesidad, ni dejar que
la experiencia abandonè un libro en mis uñas.

Eso ya no importa.

Despues de haber mirado la luz entre las sombras,
ya no importa.






Guillermo Isaac paredes Mattos

La Intensidad del olvido

Escribes sobre un suburbio nostàlgico.

Las formas te amparan hasta donde el remordimiento
bate la ira, como el oceano la arena.

Eligen idiomas antiguos e incredulos para ello.

Doman juegos de pedazos.



Cristales citadinos rompen el aire.
Voces inverosimiles son transcursos de limbos.
Batientes de aire descubren paràdojas.
Lor barcos aluden flotas de mustios
empedrados de arabescos, muecines
abriendo un verano entre tus ojos.


Tù el de la agonìa, esperabas entonces
Tù el que no tenìa labios,
empujado por un grito de bocas solemnes
fuiste encerrado para siempre
en una gota de agua.


Puro el verso de los faroles.
Arcano el poema que raspa el iridio.
Tù el de una sombra te redimiste en miles
y apareciste como un alma sin entrañas.

Milenarias las voces que hoy adoban los cuerpos
entre multitudes de fosas
aludiendo a cavernas
que juegan con el tiempo
junto a cèlulas de halos.

Ese fua la creaciòn sin jinetes.
El resplandor de la infancia
cuando todo es destruido.

La intensidad del fulgor cuando
nada màs se sueña.






Guillermo Isaac Paredes Mattos

lunes, 27 de junio de 2011

Conjuro a la Realidad

Bebo la noche ahora que el mar es de cera.

Que la tierra es una forma de lluvias inexpresables.

Asumo el aire hoy que el aire es irreconocible
y la aurora deàmbula
como un reflejo
disipando fogatas perihelicas en mis entrañas.


Alimentado por los brocales y las anagogìas.


Bebo esa insurgencia.

Hay en su corazòn màs de una hipòtesis.

Un dìa conjetural.

Alguien que permite al veredicto la formalidad
de una fosa.


Alguien y algo que no es sòlo
el halo donde la naturaleza esgrime
su ilusiòn.

Una ilusiòn que arroja sus dardos
entre los cefiros.


Buscando mortalmente la realidad.





Guillermo Paredes Mattos

sábado, 25 de junio de 2011

Oraciòn Meridional de la Gnosis

Critica - de estado- y nervio.

Mortal - desafìando siempre- y sin colores.

Antropomórfica y no por delirio.

Asi empiezan los pàjaros
que van a cubrirla.

Y ello, muy a mi pesar,
es profundo y exacto.

Y màgicamente absoluto.





Guillermo isaac paredes mattos





Guillermo isaac mattos

La Conciencia o la Mirada

Apolo juega con el mar. Un mar transparente.

En su interior -al parecer- el papel de otro
vasallaje es exacto.

Exacto como un pulso de las cosas verdaderas y furiosas,
de sus cultos extravagantes, semejante
a un existencialismo de pocas alternativas entre
las polillas.

Apolo miente, miente demencialmente
para que la conciencia no pueda alcanzarlo
y la razòn -sòlo asi- lleve turbantes de
aquello que el viento llama locura...

Y yo tuve la curvatura de ese pànico.
El trance de sus tantos laberintos sin ninguna realidad,
el sigilo o el ladrido reproduciendose.

Me vi tambièn fuera del làpiz, mentalmente en
un cuchillo y su sonido,
el ùnico que escenifico bajo este techo.

Apolo sueña, es dificil creerlo, pero donde
renace se dan cita sòlo pedregales
volcanes poderosos de rojos talismanes
cubriendo la mùsica de escarlatas pandilleros
y melodìas como el rehen o la nada.

Un rehen policial
un lèxico antigio que en su miseria
contemple la duplicidad de los astros.

Esa duplicidad que asalto sus vortices.

Aquella a la que nunca le fue devuelta
la mirada o su conciencia.




Guillermo isaac paredes mattos

sábado, 18 de junio de 2011

Visiòn del Halo

Fuimos por la naturaleza asolando cruxifijos,
descubrimientos, salvas.

Interpretamos luces y expediciones, escarnios
contemporaneos.

Subversivos exodos nos acompañaron hasta ese
aluminio.

Llevaba frondas, ansiedades.

Poseìan solipsismos de azufre, volteretas de ave.

Dominamos sus vacìos, porque terminaban
representando una idea.

Ese encuentro decidiò la existencia de
nuestros idilios, nuestros dramas.

Asi pudimos desterrarlos y nos hallamos semejantes
al caminante del rìo, trepando un todo
una cabeza de la linea, una proporciòn donde
la visiòn llegaba con el halo.


El halo, aquel que es sòlo una estado del poema.

Hay tantos.

Pero èste poema acabarà con aquel ligado
infinitamente al desprecio.

Y jamàs podrè tocarlo.





Guillermo Isaac paredes mattos

Los Grilletes Lunares

Yo no puedo crearlo. El lenguaje sobre
las luciernagas està compuesto de otros veleros.

Camina sobre libros de metal, ladea rostros.
Se libera de todo aquì, sinònimo de deshechos,
Se agita al pervertir una ventana liderada por
un angustioso preambulo, un personaje de junglas
rodeado de astromelias.

En la astromelia, una pàgina de placeres
desenfunda su rito, una sinuosa historia
donde algùn misògino llena las campanas de armatostes,
de timpanos, de profesiones arcanas sucumbiendo
al placer y la sombra eròtica al desvelarse.

Y en esta atalaya de girasoles
en este nubarròn de ballestas, los radios opinan
que el verso es follaje, una peste carnal cuyo
hedor aùn se arrastra entre subrepticios equipajes,
asolando las marismas, preparando a los medanos
para otro diluvio.

Uno que lleve en su espìritu los grilletes del sol
y no los de la luna.






Guillermo isaac paredes mattos

jueves, 16 de junio de 2011

Resplandores de Plástico

El cielo estrellado sobre mí.
Kant



Ví que una cabellera
dirigía a los plásticos
y los bosques eran de petróleo.

Llame a esa arrogancia
debilidad de arena, la huida funebre
de un tripulante. Imitándose luctuoso.

Puse fín a mi mismo.


Con agitación de guardaespalda y forastero
caminé rabioso a una de mis trampas,
aquella uniéndo todos mis engaños.


Vuelvo a esa experiencia ahora que
la luna replica meridianos.

Que al cruzar el tiempo
mis anagogías son sóplo religaciones.


Regreso al sino trabando mis pedazos
postreros.

Frente a mi corazón los dibujos parecen
animados por la voluntad.

Pero éste poniente no es el mío.


El devenir - ese que vimos- se derrama
sobre la miseria de los talismanes.

Los horóscopos dejan su estirpe al suceso.

Las temporadas han callado.

La vida arranca demonios de la niebla sin decirme
en que lugar yerran hoy.

Sentado ante la inmensidad puedo oirlo.

Sin ningún miedo
a la locura.




Guillermo isaac paredes mattos

miércoles, 15 de junio de 2011

El Diametro Rebelde

Un poema imprime notas de admiraciòn
noches de nubarrones.

Es percusiòn.

Dulzura moral donde la ètica
abre su asombro.

Un asombro de anapesto.

La transparencia de tardìos sistemas.

El regimen donde equilibrios
de turbulencia vuelvfen elegiacos.

El poema es una càbala de diametro rebelde.


Pero sigue creando.

Abre dormidas repùblicas de astros
en una cùpula
en gorjeos de brillos multitudinarios
y alados vejàmenes.

Asi parece inmolarse.

Asi abre a la ruta un cirro que
tambièn escribe.

Una flota de sal que honra.

Un violento paraiso donde solamente
se llora.




Guillermo isaac paredes mattos

La Sed de la Arena

No sabemos que decirle al nombre cuando se aleja.
Nunca buscàmos esa conciencia donde el aire vuelve
a la vida convertido en mañana, ciencia del azul,
piastra de verde conmemorando un muerto, una hoja
donde la vida intentò conmovernos igual al verbo.

No conocemos el extasis que caerà con un copo
o la primera miseria llegando de otros ojos,
semejante a un lamento sin besos, recorriendo
las agujas del reloj en sentido contrario,
mostràndonos asi lo terrible de un dìa
el canto màs maligno del ayer sobre las manos
aquel ante el cual vacilamos, aquel inerranable
y por ende màs facil de agonizar en las ojeras.

Somos dos veces la opciòn del màstil
sobre los estuarios, una cabaña de arena
en nuestras bocas aùn gira ante el desprecio
y caminamos por ese sendero sin aguardar
una estela, sòlo caminamos, sòlo vibramos
apenas cerramos nuestra visiòn, hasta
enterrarla en el barro. Como un calibre
de arenas hundiendo las orillas, el vacìo
del temor, los precipicios del salmo.

Nunca comprendemos, nuestro interpretar
està sobre el ruido buscando una fonètica
que devuelva un hilo de futuros, un presente
dominado por campos de sonidos, construyendo
una rama de libros desconocidos.

Donde el universo es un manantial
y no la sed de la arena.




Guillermo isaac paredes mattos

sábado, 11 de junio de 2011

Melodía para la Obsidiana

No hay muchas cosas donde aferrarse.
Un ave de sombra, una figura de límites,
la caricia de obsidiana en el alabastro,
no hay un lugar de donde tomarse,
cuando el mundo crea las cosas imposibles
para mí y pregunto, sólo me queda preguntar
por la savia, por la muerte de linfas y elixires.

Soy un mediano animal, carnivoro y antiguo
como el ópalo, intenté buscar mi corazón
intenté sembrar mi espíritu, envié mensajes
a todos los símbolos que viajaban a la luna
por más que nunca encontré una botella.

Ahora sé que jamás habrá respuesta.

Lo extraño es que la poesía nunca me lo dijo.

Lo misterioso es que lo guardo en sus probetas.


Hubiera querido derramarme sobre todo lo que
no era fonética.

Insultado a los cometas de mi barrio, sobre todo
aquellos que nunca elevaron sus alas.

Pero fuí un hombre que se quedo dormido un otoño
pensando que ello me conduciría a la naturaleza.

Escribí y escribí, lo cual no es más que otra enfermedad,
la cara oculta del otro. El lado oscuro de la piel
y la carne, atiborradas de orbitas podridas.


No existe sólo un mundo, éste es una pronunciación
de la realidad o un ente, una de tantas- llenándolo de máquinas,
de remordimientos, de escrúpulos con las manos abiertas,
tal y exactamente como posee la ira.

Amé roquedales, concerté con medanos, dí la vuelta
a mi rostro con un arte de tinieblas y un fondo
observaba con una soledad diplomatica.

Sucia como una constelación.

Como el vientre de una nebulosa.

Igual a una vena de prados abierta
por un diente.

O un herida - la más extraña- esas que sólo
pueden dejar en el alma una melodía
de obsidiana.




Guillermo isaac paredes mattos

Canción de Mar

Yo tengo una canción para el mar y está hecha de fuego,
de caricias que sólo son presentimientos, de barcos
que se convierten en presagios.
Mis navíos sólo llevan plagas entre sus voces
aquí hasta este corazón que me da el soplo se ahoga.
El universo que amó la vida, es el que he condenado
y subversivo en el ala del cometa, giro en el yelmo como brillo,
en la conquista mas cara del cielo, en el anhelo que ofrece
su soledad a la tierra. Luego el horizonte, las ciudades de un pacto
con el agua y el devenir de esta fragua donde cae, donde un reino
ilumina manantiales de sombras, celestes tinieblas como el viento
o el cefiro que clama porque la tempestad nace con una gota de lluvia.
Yo tengo un rocío para mi soledad de campanas
y yerro en la aurora buscando calles vacías, árboles
donde cuelgan los caballos su mirada de sangre,
su balcón de luna, su juglar de astro, hay cielos que se van
pero en mis venas he conservado los míos
y mis brújulas suceden en páginas de colores
derramándose en mareas, en alas de sirenas
en tripulántes de esferas perdonando racimos
esperas como la corteza de un árbol o la veleidad
de una muralla rota por la estrella.
Amor tú que impregnas de vanidad cada cielo
tú que derramas tus lágrimas dentro de mis venas
para que no pueda escuchar los himnos de tu dolor,
acercate esta noche a mis labios
mi cuerpo esta tendido en la orilla esperando una marea,
porque yo tengo una canción para el mar
y esta hecha de fuego.



2003




Guillermo paredes mattos

EL Nombre de los Druidas

Algùn fenòmeno, siempre intelectual.
Una emotiva herencia del tèmpano.
La materia con la cual edificamos una estalactita.
Lo evanescente como un asteroide.
La referencia a la gresca y esa puntualidad
de una casta al aplastar los clanes.
El sesgo del apogeo cuando miente al corazòn
y un presentimiento radica funebre
como una corazonada junto al sequito
del diàlogo.
El idilico diafragma.
Los vacìos pulmones del desierto.
Un palco donde nuestros hàbitos atraviesan
las ramplas y otros pares de carnosidad.
Las nubes del ejercicio mortal.
El velo del pròlogo errante como mi burocracia.
El compromiso de mi subjetividad
-en absoluto esquizofrenica-
con pàjaros que elaboran un siglo
un enconado cemento de papel
una cursilerìa en èpocas doradas llenas de
liturgìa, iguales a una sacristìa sin tendencias
y armas de revelaciòn con turbas profeticas.
Un neoplasico ultraje.
Un proverbio de laminas.
Ese tan ajeno expediente.
Expediente oral donde todos mis respiros
son antropomòrficos.

Segados sòlo por un devenir
lleno de druidas.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

viernes, 10 de junio de 2011

El Corazòn del Poema

Hay anècdotas que renacen y el iris.

Vacilaciones escènicas como el colapso.

Algo como una nube de instrumentos encontràndo
la deriva.

Y entre torreones -clàsicos y herreos- llevamos
el insomnio de un astrolabio, fijo y mortal
en una estrella. Una tradiciòn que a la larga
nos devuelve al extasis a cambio
del encantamiento.

Sin duda, sòlo somos un dado. Nunca dos.

Hay y no nos arrastràmos solemnes, no sabemos
el matìz de la naturaleza al buscar lo peculiar,
el beso singular de una arquitectura
balìstica
como la arena.

Y no es heroico, tampoco mitòmano, escribir de ello
es pronunciarse como un maniàtico recordando
un poco
su efervescencia, aquella que al dictar olvido
inunda de asfalto todos sus criterios.


Primitivo -algo coral- estilizador de recogimientos
sobrevuela las ciudades sin ninguna opiniòn
sin ningùn techo.


Hay impetus, pàlidos e ilustrativos,
refinadas conciencias de gravedad.

La percepciòn de uno que vaga.
La percepciòn en sus disturbios
y vaya el tiempo a conceptuar
los vidrios donde un documento besa
a su enemigo.

Estàn las fuentes y los bebedores dogmaticos.

La lìrica sintetizàndolo todo.

El marco astral del himno.

Los sensuales acompañamientos
de travesaños.


Entre sonoridades - jamàs nuestras-
asociamos una idea que trepe por la fidelidad
como un oboe. Intimo impero donde el gènero
pierde un ancestrp mostrando
el halo penetrante,
un signo de temàticos rieles
asesinando sus monòlogos entre los empedrados.


Porque sòlo debajo de los rieles
y las piedras
nos encontraremos.





Guillermo isaac paredes mattos

jueves, 9 de junio de 2011

La Luz Redonda

Clerigo arsenal, fisgòn de arpon
junto a un festival de arnes dormìas,
dominado por alabeos de cutis
y la luz transcurrìa.


Transcurrìan tambièn dactilògrafos.
Labradores de puas.
Deambulabas con antecedentes
de lesiones y datiles unida a un arabe cipres
bañado por veredictos
desfigurado por resurreciones.

Por desampàros buscando un ritual
un paupèrrimo logro, donde las tramontinas
vuelven al sueño y esa ignorancia
es tan inculta como los talegos,
igual a lo sagrado arrastràndo su alma
minuciosamente
hacia un puente
que sòlo serà de nuestros ojos.


Porque nunca podremos cruzarlo.





Guillermo isaac paredes mattos

La Metáfora del Espíritu

Vivir como lo hace la incertidumbre.
Haber inventado tu propia noche.
Crear un nombre para las diferencias.
Reconocer la huella del rito en la literatura
porque toda literatura es un rito.

Buscar el canto más humedo de la niebla
donde el día parece escudriñar el tiempo
al deformar un planetario.


Reflexionar en el pensar una oración
el semántico agudo del escrito,
despuntando al calíz de una cordillera
donde sólo se mecen montañas.

Descender único entre las azoteas
idéntico al barro
tan seguro en el libro de los anonimatos
como un titán en celo, soñando sólo un verso
uno sólo,
un poema que no sea reflejo de nada
sino una bestia sin amarras
exfoliando avezadas marismas
donde descansan sus secuaces

Oir que percibimos
al oriente del despojo
entre el desdén y los cabellos,
femáticos. Como una audacia sin puertos
en medio del propósito.


Allí donde todo corazón es persuadido
por el latido
para despertar un día encerrado en el pecho
de los hombres.



Guillermo Isaac paredes mattos

miércoles, 8 de junio de 2011

El Propòsito y mi Inteligencia

Nadie es mortal, porque hay sòlo una vida.
No somos victimas en nuestro espìritu
pues es èl todo un naufragio. Y la palabra
està sola para explicarlo.

Alguien dice en ello desasimiento, otros
en su calma, desesperaciòn.


Nadie. La palabra es un hecho divino,
una suprema existencia entre continuidades
medita en hondas estelas
en hambres de diàlogos y otros cabellos,
con otras espumas o el oido
de temerariamente ser ensordecido
igual al ser que recoge sus gotas
y las almacena entre campanarios
de barro sin explicaciones.


Pero el amor es una tiniebla
entre el propòsito y el pensamiento,
entre sacerdotes de hondas clarinadas
perpetrando con nosotros
desde nuestros sonidos
ese campo irreconocible
llamado individualidad.

Monje marcial que ronda las tinieblas
para terminar de aprender en ellas.

Para no buscar màs interpretaciones.

Observa nombre, no hay prolegòmenos
pero si existe la anagogìa y ciencias
de vertebras llamàndonos
con misteriosos ojos
cuando intentamos caminar
mientras nuestra conciencia
describe la narraciòn de un tambor
que grita con la lluvia.

U otro poema que muere entre mi busqueda
y su inteligencia.





Guillermo isaac paredes mattos

lunes, 6 de junio de 2011

La Idolatría Escarlata

La inteligencia como una cruz ancestral
cruzando las azoteas, donde los hechos son motines
y la hojarasca, pronunciación
que despierta duerme.

La inteligencia es otro predicado, una definición
donde el abismo siembra la voluptuosidad
en un pétalo y su grabado de jardínes.


A lo mejor un tabernáculo.
La voluntad que muerde un testamento.
La idea del patriarca cuando dibuja el absoluto
y la divinidad es incendiada como
un rey de paganas escrituras
cuyo tiempo
se agarra de las uñas antes de caer a una idolatría
escarlata.


Su pulso cita extrañas cavernas
una primavera de serpientes, la inteligencia
es la fecha presunta en la mente
cuando su memoria
queda rociando de fundamentalismos
una torre,
fundamentalismos hechos de campanas,
fundamentalismos de piel
o ballestas
con arrebatos de sol y sombras transparentes.


Una anarquía con laberintos de craneos
llevando cartas a la retótica
mitones de naturaleza
desolladas por las manos,
por los inicios de la angustia en una revuelta
mientras la eternidad reflexiona una vez más
entre estereotipos
y corolas.

Y todo vuelve a ser devenir.

Conjugación del templo
en lo sagrado.

Sacerdote lejano de dialécticas
destinadas a unir el presagio
entre iniciaciones.






Guillermo isaac paredes mattos

La Brújula de tres colores

El verde pues conoce más que el hombre
el follaje y la hierba.

El azul pues su corazón descendió
de la noche buscando los
cielos.

Y el rojo porque podemos hallarlo
en todas partes, ya que esa
fue voluntad de
la sangre.





Guillermo isaac paredes mattos

jueves, 2 de junio de 2011

Lo Atroz y el Nombre

Amancebados por la bruma, vacilan
los flagelos.

Las manchas crecen ahora, casi anonadadas.

Por huidas que azóranse, encantadas por
desprecios.


Detrás de una, el abedul,
el monasterio incriminando lasceraciones,
pruebas para un silogismo desterrado
en una avenida,
donde cunden resplandores.

Aplanámos agobios, dimos cita a imitaciones
y llanuras, concientes de una chaqueta
caminamos hasta la profanación,
devotos de un animal,
silenciosos como una escultura.

Discrepába. Toda sinaléfa en mi corazón
lo hacía y en mis rusticos emblemas
de la realidad, la razón fue una alegoría
un germen de noche donde la necesidad
era un escolio.


En los abecedarios, repulsivos esbirros
eran hórreos céfiros
dando existencia a los hombres.

A equilibrios de estrépitos.

Y entre músicas ahogadas de brea
lo atroz volvió al nombre.






Guillermo isaac paredes mattos

Tercetos de la Inmensidad

Brillos Nicroromanticos


El azul es la espuma dividida por los astros
la matinal conjunción de lo mortal en un arco
que teje la orilla cuando nada la advierte.

Es un huerto de espías camino de un barco
sonde presiente el verdugo las manos de la muerte
dorada por un sol de pensamientos y crepúsculos.

La luna mientras tanto es un ojo de esperma
una savia de estelas descolgandose entre botas
que gotean pasillos de fardos con las hojas.

El azul es un huerto de extrañas polillas
desiertos donde la soledad no puede involucrarse
y va tras de aquellos que sueñan entre rocíos.

Es el himno de quien teme cortejar carabinas
y entre músicas de piernas detiene la distancia
en largos y temblorosos caminos.

Que tomen los pájaros el lugar de la noche
que sean ellos presencia que tirita
y oye ya sòlo secretos entre sus sueños.

Que sea el oido y la pupila del murcielago
el corazón que añoro la verdad a rabias
y emparejo ladrillos de acero en sus labios.

Sólo asi veré la tierra de los arcos prometidos
y dios llorará aquel que no ha llegado
pues llegan los que creyeron finalmente en nada.




Guillermo isaac paredes mattos