sábado, 29 de junio de 2019

Este es un Lugar





Este es un lugar que sólo el secreto nombra.
Posee un día amarillo en los ojos de los hombres.
En las sílabas de sus iris las reencarnaciones
vuelven a la realidad pero no en otros ojos.
La hacen en la arena.
Justo donde el crepúsculo deja su hilo dorado
en una duna.
En un médano que más parece un dequeísmo.

O quizá si contemplas el mar centenares de
veleros se separarán de los navíos para
que la magia no pueda confundir su forma.
La magia -hay que añadir- es en principio 
insomne.
Tiene sienes de cartón.
Su bulbo al levitar es de cera.

Este es el lugar donde toda carta es reminiscente
y el diálogo se convierte en un evento
de sepia, configurando una pantera en los exilios
de la noche
bajo un espacio más burgués que el que yo
supongo. Dobla su identidad a cada latido.
A cada paso muerde una media.}

Este es el lugar.
Mañana cuando intente representarlo la realidad
tendrá otro vacío y el que en este momento se aísla en
el tiempo demostrará a la soledad que agitó su
soplo en una hipérbole.

Bajo una escolta de meandros en el aire.

Apañadas por supersticiosos dinosaurios.







viernes, 28 de junio de 2019

El Espacio del Latido






Han pasado días.
En apariencia podrían ser los necesarios.
No sé si indispensables.

El pájaro que conocí por la mañana se
halla ahora en un poema.
No debería ser así.
Ningún pájaro debería vivir 
en un poema.
Ni como verbo.
-si es que puede ser verbo-
Tampoco como metáfora.
Mucho menos como alegoría.

Han pasado algunos días.
No tienen que ver con la definición.
Sin embargo en mi recuerdo
alguna de sus imágenes-
están llenas de neologismos.

-todo neologismo es una definición-

Además tales imágenes están colmadas
de patios
y algo sintáctico en 
cada rostro que miro mientras caminan 
en ellas deambula.
-no es nuestro mágico insomnio-
Cada uno de los ojos en esos rostros
podría estar ligado a un 
símbolo.

A un semáforo.
A la ruta para llegar a la nieve o el
precipicio donde la neblina 
dilata un pubis.

Yo lo señalo pero no desde
el adverbio.
Claro, están los bosques 
y horóscopos.

Han pasado días.
El circulo es una pirámide.
Un niño vuelve a una mandíbula.
El arpa al parecer dejó de ser 
un sustantivo y se convirtió en drama.
Un espiral contuvo el aliento
e igual que mi corazón
oprimió su pecho.

El latido ahora no tiene el mismo
territorio.

Su duración en el pecho
ocupa el espacio que posee uno más.





martes, 25 de junio de 2019

Gráfico Binario






A la siguiente calle el navío.
Nadie sabe como ha encallado en el cemento.
Tampoco se sabe de qué manera dejó
atrás el mar. Ningún hombre lo
vio pasar desde las ventanas de sus casas.

En su proa el albedrío y en uno de sus mástiles
el hombre no quiere que le quiten su respectivo nudo.
Aún conserva en sus oídos el sonido de las sirenas.
Desde entonces el universo para él está compuesto
en esencia de ellas. Por allí uno que otro 
abecedario. Por allí uno que otro 
madero. Un reno binario.

A la siguiente calle una línea de hormigas.
Un vertedero. Un manantial.
Una península de oboes.
La sal de un arpa en los labios y en las encías
el estribor de nuestra mitología.
Precipitándose sobre un ignoto mar.
Adolescente.
Tribuno de las primeras piedras y elefantes
que construyeron el ruido en los ojos de un lagarto.

Porqué allí.
Porqué los ojos de un lagarto son una
extraña metafísica al final donde construyese 
una película.

Un jabón de ámbar.

Un dios.

Presuntamente un dios. 

Caminando a un ministerio.

En cada uno de sus pasos se desvanece una
logística.

Una que pertenece a los jaguares.





lunes, 24 de junio de 2019

A




El poema existe.

Porque todo en él puede ser

objetado.




Un Tanto Humano






Importa el lenguaje con algunas jabalinas.
El sol con ojeras de esta tarde 
con un simultáneo envés en sus parpados.
El limón fermentándose en la arena.
El diario del mentón.
El ámbar petrificado.

En nuestras columnas de esquirlas
un astro se occidentaliza
y una logística de nieve roza un pájaro.
Eso también importa.

Importa tanto que escupa sobre
una sílaba para que aprender a vivir con
mi saliva en un glóbulo. En cráter de ion.
Claro. También existen las barbaries
en los naipes de un conejo.

Y en el pájaro.
No el mismo pájaro que ayer escalaba
o sobrevivía.
No el pájaro con un extraño dossier en
el pecho. Tampoco el momento en 
que sus plumas se derraman sobre la mesa.

En la superficie de la misma un pan
no era la maestría de un lobo
ni el capítulo entrenado
en el alba esbozando trayectorias
o poliedros.

Según esta experiencia personal
los lobos son el el fondo nada más que cometas.

Y debajo de los astros creo que vuelvo
a ser más humano.

Porque incluso ello puede ser objetado.








sábado, 22 de junio de 2019

La Temperatura de la Mariposa






Este cielo es siempre el mismo.
No habrá otro. Irrumpe. Comulga
por la mañana.
Tararea. Insólito o común en
el desliz de un poema.

La noche deduce o se hace lógica.
Igual que algún dorado remordimiento.
Y lo que acabo de decir posee
una estética cristiana.
Profundamente parece que es así.

La playa donde rozo una duna
es concreta. Tiene labios y se ensimisma.
Además sus hilos representan una vereda
donde el sol duerme con una bicicleta
de madera. Esa que un rito a veces
arranca a la imaginación.

-la imaginación no es sólo aquello que
una pantera intuye, pero lo es-

El viento pasa.
No puedo afirmar nada a no ser
que sea consecuencia de una premisa que
mide esperanzas desde mi mismo. 
Según ello beber el agua salada del mar 
es un acto imbuido de toda mi esperanza.
Y creo ser muy semejante a ese mar.

El mar es como la vida en todos sus
aspectos.
Es coherente. Mortal.
Es reciproco como todo aquello denominado
por el alma cuando contempla una herida.
Ideal. Trágico y lleno de repelentes
en el apogeo del verano
cuando en el aire se impulsan
mosquitos y luciérnagas.
Político. Duramente agnóstico.
Boreal bajo las constelaciones que 
no capitulan y llenan los recipientes de este
lugar con crepitaciones extrañas.
No sobrenaturales.

El cielo es siempre el mismo.
Tiene una bujía. Un plato donde llegan
al anhelo determinados epicentros.

Bajo los hombres ocultos en sus ciudades
el cielo medita en los 12 grados celsius
de esta mañana.

Según ello regresamos a un prisma.
No exentos de dilatada desesperación.

Es hora de tomar la temperatura a una
mariposa.










viernes, 21 de junio de 2019

A Partir de una Sintesis





Hoy se sostiene una que otra síntesis.
Una fotocopia.
La tensión de un único albedrío.
De un navío que descifra el trance de 
una amapola semidormida 
en este plano.

Los dioses huyen con doradas
enfermedades en los ángulos del mismo.
Sus rostros son el objetivo auroral
del viento. Ese que se mezcla ahora 
con lo ligero para crear la brisa.
De la brisa guardamos la esperanza que
se desprenda un céfiro.

Y lo hace.

Lo tomamos con una melodía que está 
hecha de siglos y reencarnaciones.
Material y atroz como el verso de amor
en una despedida.
Una enorme como los molinos.
Distribuyendo arpas en los senos de los
hombres.

Hoy se sostienen voces encerradas entre
las hojas. Hipótesis y pájaros que
vuelven a confundir su alma
en los teleféricos
cuando las constelaciones a lo lejos 
muestran en primer lugar su imagen
y a continuación un desesperado
lenguaje.

Sentados sobre una ira de aluminio
y con la misma esperanza del céfiro.

-que aguarda desprenderse de la brisa
cuando se une con lo ligero-

Aguardamos oír en sus palabras.

Que sean aquellas que nos guiaron ayer 
a través de las cosas.

Pero las palabras estan alertas. 
Y nos dicen que no.

Nos alejan.

Nos arrastran a un universo donde son
otras las que llegan.

Y con ellas enfebrecidos universos 

-igual que desde antes de la creación-

nos llaman.


jueves, 20 de junio de 2019

Viceversa





Llegué con una hoja a la brisa.
Justo en el instante que el viento la abandonába
para que pueda convertirse en céfiro.

Justo cuando las palabras se trasnformaban
en silabas para volver al sueño.

Allí donde son sus propios círculos quienes
las devuelven al lenguaje.

Trayendo otra desnudez.

Esa que sólo ellas pueden abordar entre la realidad.




miércoles, 19 de junio de 2019

El Arbol




El árbol. 
Siempre mediterráneo.
Entomólogo en alguna medida.
Reconquistado por el ámbar de 
sus hojas. 
El idilio o un drama que a veces
no logra completarlo.

La manzana con raíces y en una
de ellas podrían ser los hemisferios.
Los límites apolíneos.

El árbol lleno de motocicletas.
La lluvia auroral sin definiciones.
Intuyendo en el rigor de un pétalo
mustias geografías.
Míticos desamparos con los cuales
atravesamos una noche.
Ese raro desciframiento entonces.
Ese legendario regreso a una
nube.

Tocado por la sensibilidad
de un sujeto. En la cual incursionan
los apetitos de una liebre.
Sus espirales.

Ese árbol que trajina con sus espirales
luego de haber dejado todo.
Disciplinado sólo por parpadeos
donde dios logra convertirse
en vacío.

Ese árbol con intenciones de madera.
Crucificando ciudades que sólo
muestran el plural de sus legañas.
El relente de sus
conversiones, así como atigrado
asciende a un camello.
A una dialéctica.
Más o menos.

A una abstracción donde nuestros
pensamientos vuelven a colisionar.

Con aquellos formados por la
naturaleza.







martes, 18 de junio de 2019

Un Poema




Un poema.
Uno que sea un escenario.
Una simultaneidad.
Que tenga un dirigible.
Que aluda constantemente.
Lleno de alas inútiles.
De territorios donde otros latidos
nos dicen que los nuestros empiezan.
Un poema que sea contemplado.
Reminiscente.
Lógico y a la vez irracional.
Desplegándose en un paraíso de 
carbones.
Tomando el día por la noche y
viceversa.
Que sea contrastado a cada instante
porque es la única manera de 
llegar a lo inasible y eso sólo
sucede en un texto.
Es decir entre la realidad.
Un poema lleno de pobres colosos.
Que pueda encontrar granos de
azúcar en la arena.
De orillas donde los navíos hallan
sus insomnios.
Lleno de abecedarios y zoológicos.
Estructurado por ladridos
y leprosarios.
Con inclinación a la travesía 
y el roce de todo contenido en los
muelles. 
Un poema que sepa que la renuncia
es sólo una conmemoración.
Uno donde el amor
se haya convertido en una silueta
para poder hallarlo en todas
las cosas.
Uno que no necesite vivir en el
espíritu de los objetos.
Y que encuentre el mágico
nihilismo que cala con desesperación
en su apariencia.







Iconografía del Tiempo





El tiempo duerme sobre la arena.
No es necesaria volver al pasado para reconocer
las cosas que guarda su memoria.
No es indispensable bucear en esos puntos donde
los girasoles se unen a la espuma
secreta de la playa.

En la orilla sus imágenes se juntan al frío del otoño
como resplandecientes paraísos.

-mágicos juguetes de ira-

Todo lo que vivió se encuentra allí.
Todo aquello que configuró.
Desnudas figuras semejantes a una palabra.

El tiempo está allí.
Tiene un arpa colgada de un sauce.
Una corona hermafrodita donde yerran los
antílopes. 

Desde él hablamos al lenguaje con una ciudad
en la boca.
Repetimos el enigma de los repertorios
con una colmena de sal en cada una de nuestras 
manos.
Inundamos una brújula enquistada entre
múltiples escenarios.

De uno emana un poliedro ahora.

Y un antiguo sacerdote en él.

Nos dice que esa emanación no es el principio
de la palabra.









sábado, 15 de junio de 2019

El Dolor y las Constelaciones





Siempre entre preámbulos que se derraman.
Entre dioses que entregaron su amor a la lluvia.
En el latido de la tragedia para jamás entenderlo.

Es decir ir por un lugar donde siempre se
terminan las cosas; siempre de manera desesperada.
Ser consciente en cada latido que impulsa 
los relojes.

Como si no hubieran heridas que pudieran
vivir de la belleza y no de este drama.
Un drama muy pequeño eso sí.
Lleno de circunvalaciones.
Mirando como son escoltadas las demagogías
por mis pupilas.
Un drama muy pequeño. 
Drama al final.

Siempre pensando que el dolor es quien 

toca de manera diferente las constelaciones y por
ello cimentando nuestra religión en ello.
Una llena de pájaros.

De alas que puedan conducir esas espinas que 
llevamos incrustadas en el pecho a través del 
hemisferio.

Y así ese dolor pueda volar.




Igual que el Corazón y la Palabra





Tienen que existir palabras para que 
otras sucedan. Deben ser desconocidas.

Tenemos que tomarlas de las supernovas.

Deben ser como satélites para que durante
la noche sostengan las órbitas de los
planetas.

Aquellas que no pudimos sostener cada uno
de nosotros.

Un mundo con muchas hélices para que
los molinos puedan encontrar su corazón en
los desiertos.

Será como un jardín de trigo que besa una
araña por la noche.

Pero, un jardín de trigo no es besado por
una araña.

Esas cosas sólo suceden en la imaginación
y antes de ello el ser las intuye 
para que pueda llegar a la palabra.
Empero, no es el único lugar al que llegan.

Los demás lugares que alcanza son 
misteriosos.

Igual que el corazón y la palabra que empujan
entre la soledad este poema.





viernes, 14 de junio de 2019

Sobre las Palabras






Sobre las palabras.
Sobre cada una un manantial.
Un paisaje.

Los términos ascienden por las puntas
de una aguja.

También los atlas.

El beso de un minotauro se cruza con
otro creado por la noche.
Ambos anhelan llegar al final del laberinto.
Ese es el principio.

En cada palabra.
Desprendiendo en el poniente un
neologismo.

Miras el océano por ello.
Contemplas la figura de una ola que 
incrusta sus círculos en la orilla.
En uno de ellos una de tus imágenes regresa 
a ti.

En cada palabra.

Desprendiendo en el poniente un
neologismo.

Porque cada neologismo 
es una profecía.






martes, 11 de junio de 2019

Domèsticas Transfiguraciones






La calle esboza alguna particularidad.
Ello puede ser la forma con que esa calle gesta
su vuelo de nieve.
Su encuentro -en ocasiones- con alguna leyenda.

Una leyenda surge de noche y està ligada
a lo màgico-religioso.
Tiene ritos y por lo general es el lugar a 
dònde llega.

A veces lo hace convertida
en historia.

Y la realidad 

-absolutamente toda-

Para ello ha sido desfigurada.










El Dìa Asciende por una Hoja





El día asciende por una hoja.
Parece un cuerpo.

A la derecha limita con el espacio.
A la izquierda con el verbo.
Entre ambos la gravedad o la inercia.

Seguidamente una aurora es 
mediterránea y forma un extraño
racimo.

Hélices de frutos verosímiles
barren un poniente en espiral tomado
de otros vórtices.

Lirios y paraguas.
Pétalos uniendo avenidas a través de
sus siluetas. La intuición anuncia
el devenir de un cristal.

La pira de un fragmento alado entre
hogueras de magnesio. se arrastra hacia las 
entrañas de un jabalí con místicos
asteriscos.

El día asciende.
Posee un crimen azul muy cerca de la hoja
que aguarda.
Un sentido detrás de los cojines.
Una mueca infinitesimal.
Un cínico gesto donde te escondes a diario
lleno de jabalinas.

De dioses que resuelven crucigramas.

O en su defecto preguntan la hora.

Mientras se desvanecen en la imagen 
que refleja el vidrio de una ventana.

La misma habla de un parpado 
desfigurado por un pubis.

Y el mismo a la derecha limita con
el espacio. 

A la izquierda con el verbo.

No con las mitografías que descienden
de tus sueños.




sábado, 8 de junio de 2019

Espacio






El rigor del aire desde algo extraño y ajeno.

Algo como si la luz se recortara en nuestras manos 
para crear una palabra. Igual sucede con 
el brillo.

Con el viento que desliza el espacio entre los
árboles de manera silenciosa. 
Los desliza porque una parte de ese espacio
quedará adherido a las ramas.

La otra parte deberá iniciar su viaje por la
tierra.

Para que las cosas y los seres en el mismo
puedan encontrar la distancia.






viernes, 7 de junio de 2019

Mi Gnóstico Dialécto





Cerca de la noche el viento es religioso.
El rostro de una cuchara parece una xilografía.

El alfabeto comprende o a la sazón es científico.
Nupciamente epistemológico.

Nosotros seguimos a los cocodrilos pero en el
interior de los zoológicos.

Nosotros repartimos cartas a los dirigibles 
en el hemisferio.

Ahora ya no existen automóviles.

Ni lo sagrado tiene que completar esos inútiles
ritos que llevo en mi autoestima. No.
Hay un periódico, es cierto.
Hay una dirección llena de cofías o pretéritos.

Existe una coreografía donde el mar se
enlaza a la ira.

También existe un correlato de jabones 
pequeños dormidos entre la niebla.
El viento es un acento.
Uno perpendicular.
Ebrio de ráfagas.
De alfabetos.

Cerca de la noche el viento es religioso.
Pero yo no soy prosopopéyico.

Ni veo el mundo como un gnóstico dialecto.

Ascendiendo por la noche a una campana.





Relato Espíritiual





Un hélice traza estelas en el aire.
La oración que se desprende de ellas edifica
en el viento sus círculos.
El día hablaba de frutos.

Un pájaro sediento en un flanco de leña
-donde aguardó el alba- deja su primer vaticinio.
El mismo trota ahora en el aire.

Las profecías danzan en el follaje junto a un
corazón que ancló en ellas con un crepúsculo de 
nieve en sus ojos.

-el crepúsculo luego se deslizó a las sienes-

Hubo un pétalo en una habitación.
Una dirección de agua que encontró el
movimiento. Tal movimiento era
en principio un prisma.

Un punto en la palabra se apuró en levitar.

Una serpiente en las manos de dios
y otra en su saliva representándolo inútilmente
a través de una metáfora, alcanzaron 
el lenguaje.

Acaso no era el lenguaje una metáfora?

El mundo volvió a ser un paréntesis.

Un paraíso esquinado.

Un paraíso que buscaba casi con desesperación
entre las calles

Un purpura fruto.




jueves, 6 de junio de 2019

Teoría de Galgos




No se dice que el amor es un caballo o un cabello.
Una herencia de goznes que determinan la apertura de
un baúl. Apertura muy poco probable cuando se
cifra allí algún secreto. Ese vilo es de la
transparencia.

No se dice que el amor sea un espacio o un espejo
por donde los equilibrios despliegan sus
artículos una mañana de enigmas. De encrucijadas
que emanan de las reencarnaciones.

No se dice del amor cuando dormimos.
Sólo el sueño encuentra una manera de llegar a él.
Y en ese sentido no somos amarillos ni nihilistas.
Sucede que sólo llevamos un tapir en las yemas
de los dedos.

Ello no es multitudinario.
No significa el oxigeno ni la única dirección de
las catalinas en las ruedas de una bicicleta.
Tampoco un escenario llegado desde 
un núcleo de jabalina.
Allí sin embargo maniobran
cínicos peces.

Cómo?

También te lo preguntarás.

Más aún cuando a esa imagen enfrentas otra.

En la misma los peces simplemente están
paseando en una laguna.

Una donde también se dice 
-con más consistencia-
que el amor no es un caballo o un camello.

-ya no un cabello-

Ni mucho menos una teoría de galgos.







Contemplación





Esta mañana partícipe de algunas palabras
vuelvo a una línea.

Ciertas sílabas formadas por esas palabras
preguntan por sus nombres.

-no aquellos que les fueron dados por los
hombres-

Las que se esconden entre las sombras por 
ejemplo, suspendiendo otras que
yerran en la oscuridad.

En un remoto destello alguien responde.

Sostiene que son nombres que 
-en apariencia- pertenecen al brillo.

Pero dudamos de ello.
Dudamos de las tallos.
De los carbones.
De los ideales con que una flauta desciende
a los abismos de un rostro.

Y se duda de las referencias con que esos nombres
se acercan a los tallos de un árbol.
A las secuencias de un hilo.
Al eter que llegó por encomienda a un trasatlántico.
A las embajadas llenas de colas que generalmente
colman las calles.
-todo el mundo quiere irse de donde vive-
A los marsupiales adheridos a un trapo 
o una esquirla.

Marsupiales atléticos, cuando no ojivas
de lluvia dormidas en los metales.

Acariciadas de noche por la humedad.








martes, 4 de junio de 2019

El Rito Silencioso






He seguido tu corazón hasta uno de los relojes que
cuelgan de un árbol.
Creyendo que así podría oír el tiempo.

Pero el tiempo es un rito silencioso.

He ido detrás de tu corazón porque así encontraría 
el que vibra debajo de mi pecho.
Pero los árboles sobre la tierra ya se despedazan.

El viento ahora que miro es una manzana.
Una tempestad sin raíces.
Un alfabeto con el cual uno duerme y llega en
ocasiones al sueño.
Uno que desconocemos pero sin embargo 
se agita en cada uno. Suspendiendo
aquel que poseemos.

He seguido tu corazón porque no se trata sólo de
relojes. También es un asunto de brújulas.
De pergaminos que fueron citados por el otoño.
De mareas donde un pelícano roba cada mañana el
brillo. El destello. Una que otra pulsación.
Algo más temerario que la vida cifrado
por la más terrible belleza.

Sí. La belleza debe ser terrible para poder 
comprenderla.

Para lograr ser oprimido por ella.

Pero cómo saberlo.

Cómo saberlo si apenas se llega a ello
hablando con un texto y concluyendo que es así.

Por lo demás.

He seguido tu corazón hasta un reloj que se
suspende en un árbol.

Creyendo que así podría contemplar el tiempo.







lunes, 3 de junio de 2019

El Trajìn del Halo





Siempre se piensa en algo que sea raudo.
No tan dificil de definir.

Que no posea contrastes.
Que piense muy ocasionalmente en la lluvia.
Que vaya por el agua con un dirigible en la boca.
Siempre se llega al vilo observando un planeta.
Con luces descritas por el presente.
El presente -si se quiere- es un àmbar sin futuro.

Siempre...
Eso que no sea tan dificil de definir quizà se 
encuentra en un pàramo.
En un pristino desierto.
En un olvido que abandona una imagen
en el recuerdo. 

Tal imagen esta situada en un punto donde la magia
desnuda la adolescencia. 
Entonces logramos asistir a un racimo.
A la visiòn de una manzana que atraviesa la arena.
Lleva cuadrigeros y antonomasias en su alma.

Conduce su trajìn por un halo, por
los circuitos donde se aloja alguna hipotenusa
o una represalia.

Usualmente caminamos con cierta indolencia
despuès de haber contemplado el rigor en el alba.
Todo rigor es tràgico y duradero.
Todo rigor aloja jardìnes donde emana una
pùstula.

Siempre se piensa en algo raudo.
Continuo. Que lleva la desesperaciòn de todo
devenir.

Siempre en algo que sea imposible de definir.

Y se piensa en algo

Este algo que necesariamente sólo se logra
sentir.

Pero jamàs se puede ver.







De mi Casa a una Constelación






De mi casa a una constelación hay un pájaro.
Un lenguaje amarillo.
A diario mi absurda replica creo literaria.
Pero eso no tiene relevancia.

Además lo posible muestra una luna eterna.
Lo posible es también posibilidad de un pálido
brillo en un dado. Determinados números
en sus seis cuadrados esperan.

Luego de oír esta voz que llevo me doy cuenta que
es hora de arrojarlos. 

Un episodio de arena narra la constitución
de una ola cuando se deforma. No puede hacerlo
cuando se halla en el mar. A ello puede aspirar
la imaginación de un ser. La sensibilidad
de un cristal.

-porqué de un cristal?-

-porqué no la sensibilidad de un teatro o una
fracción de amalgama que cruza
la brea?-

De esta casa -porque nada en ello es mío- a una
constelación hay un pájaro.

Yo lo siento por la verdad que a veces habla de alas.
Yo me apeno en un momento donde la ironía
lanza un arcipreste de humo
al verbo,
proporcionando originales saqueos a eso
tan desmedido llamado
lenguaje

y a sus sienes,
que vuelven de un hombre con magníficos
detonadores de piel

estallando indiscriminadamente en un poema.









sábado, 1 de junio de 2019

Sólo el Olvido






Sólo el olvido es contemporáneo.
Sólo la estrella que ha sembrado sus raíces en tus manos.
Pero tú no lo sabes.

Nada más que este mundo inexorable para que puedas
vivir en él. Su memoria en una tarde de lagartos
paseando sus globos en el parque.

Todavía la noche con sus agujas en la arena.
Los barcos que encallaron por ti en la orilla.
La salva y el compuesto. El corazón lleno de axilas.

-toda axila es industrial, seminómada-

El hilo transportado por un juguete.
La economía de una liebre.
La intuición de una paradoja.

Sólo la definición que preña de coeficientes los vidrios.
El agua que forma en ellos extraños neologismos.
La orgía en una corola ebria de extranjeros.

Sólo los límites.
Las fronteras que los himnos abarcan cuando duermen.
Los espirales tomando un jirón de polen
de tus sueños. No por ello descienden de las abejas.
No por ello esa parte que duerme en ti
por la noche es el núcleo de a una colmena. No.

Es nada más una parte de la existencia
que rasgamos cuando estamos solos.

Y una extraña naturaleza en el oído.

Nos habla de la belleza del desprecio.


Los Húsares Alados





Es junio.
Elemental y práctico.
La realidad -otra vez la realidad- se disuelve
entre la lucidez.

Un conjunto de húsares en la orilla del mar
piensa en la niebla. Todos son alados.


Entretelones y vicios en un plano de madera
y su continuidad de zinc recuerdan la gravedad.

La gravedad conjuró 
esta hoja, que danza en el aire antes de alcanzar
la tierra. 

El peso de los astros que no pueden verse es
ferviente. A sus sombras pertenece lo fervoroso.
Lo magnético.

Las superficies donde el desencanto
adquiere la naturaleza de una reminiscencia,
oprimen la lluvia.

Junio.
Con un pan en en la boca.
Con un zoológico de espuma en las olas.
Lleno de hisopos y leyendas de 
guepardos.

De esbozos o multiplicaciones con
legislaciones de neón asistiendo a la contemplación
de una llama.

De un sol que se agita
entre la apariencia de un navío azotado por
la magia.

O la metáfora que se abisma detrás
de un pensamiento.

Aquel que hace unos segundos unió una idea
con la soledad de la playa.

Y guardo para si mismo ese secreto.