sábado, 31 de agosto de 2019

Compañìa de un Dequeìsmo





Una hoja nos deslumbra.
Otra toma la noche de la espesura.
La màs antigua florece entre espinas ardientes.
Màs o menos como lo hace el verbo.
Es hora de hablar con un fantasma.
Yo espero su inocencia.

La fonètica del resplandor pregunta por 
algunas constelaciones, pero las estrellas no 
pueden respondernos.

El màrtir que que ves en el barro es tambièn un
aprendiz que escupe en la arena.
Yo observo a diario su espectro.
No importa de que ìdolos estè hecho, yo observo
diariamente su espectro.
Mi compañìa es la de un dequeìsmo.

Los hèroes se deslizan entre los tenedores
de una mesa.
Todos son tendenciosos.
Estàn influenciados por algunos absurdos a saber: una
cuchara. Una linea de pimienta. 
Un flor sin estambres.
Tambièn los influencia el paso de lo moderno
con espirales unidos.
Son antropomòrficos y sugieren.
Deslizan.
Anhelan vivir en los àngulos de un pergamino.

Sòlo en ese lugar.

La profecìa sostiene que algùn dìa tejeràn allì sus 
telas las arañas.




viernes, 30 de agosto de 2019

La Hormiga de Cera






Para escribir hay que tener un horizonte.
Un día en que arrancamos una dimensión al polen.
Una soledad que por lo general es una maldición.
-ninguna soledad es maravillosa-
Un jardín secreto donde confundido en el brillo
lo atroz empieza.

Para escribir recogemos una naturaleza que
el dolor no extingue. Más bien el dolor la vuelve
luminosa. En el mismo nuestras heridas se
reportan al vacío.

Siempre desde esa premisa que sostiene
que contemplar es sólo habitar encantamientos.

Existe -en la escritura- el vuelo de una mariposa.
El trazo cultural de un búho que de noche
desgarra una hormiga de cera.
Los parques.
El viento que tomamos del canto de una mandarina.
La colilla del cigarrillo convirtiéndose en una 
raíz luego de ser arrojado a la tierra.
El yelmo con santuarios incandescentes.
El nimbo de fósforo.

Para escribir es necesario un pétalo insomne.
Un latido irracional tensado sólo por la locura.
El viento galopando una y otra vez en el rostro 
como si se tratara de otra cuchara
con mandíbulas
o un llamado de encías paralelas a 
diarios de eslabones recorriendo las avenidas
con absolutas ceremonias.

Entre maleficios donde los naipes forman
sus envergaduras.

Con la experiencia que sólo parece incrustarse
a la magia.

Esa que entre la realidad profana siempre.









jueves, 29 de agosto de 2019

Aquello que Somos




Muy temprano intenté escribir algo.
Desde una banca en un parque vi la caminata de
una manada de cenizas. Algunas de ellas
llevaban en sus muñecas relojes.
Me pregunté de qué le serviría a una manada
de cenizas el tiempo.
Me pregunté cómo era posible que una ceniza
eligiera el sentido del tiempo antes de aquel que
se dora en el anhelo.
Bueno, estaba suponiendo que el anhelo había
llegado a tal ceniza antes que el tiempo.
Pero no es la ceniza un anhelo?

Paralelamente las agujas llevan en
su corazón una brújula.
Se sostiene también que la muerte es un ensayo
y la vida algo un tanto más científico.
Menos coherente cierto.
Pero llena de epistemes como en un 
triángulo. Uno lógico.
Eso lo liga a la realidad incluso con más
fuerza que a la existencia.

Muy temprano.
Rodeado de esa desidia con que empiezan las cosas.
Desde eso primeros abismos que aprenden
a herir sólo a aquel que los lleva.
Todos hacemos de ellos ignotos pergaminos.
Todos mordemos en ellos nuestros candelabros.

Mirando en el infinito nuestro reflejo.
Es decir aquello que somos.





martes, 27 de agosto de 2019

Gramática Crepúscular





Algunas constelaciones se encuentran en el polen.
Pero no lo saben.
El criterio donde se desgastan es azul.
Las encrucijadas -aquellas que conocemos- recorren
los parpados de una liebre.
El verbo ser deja su lucidez en la hierba.
Porqué no aquí entre mi pose cristiana de este día?

Una utopía encuentra la soledad.
Es espesa. Posee una mandarina. Escribe en un tallo.
Vocifera en el espacio que deja una raíz
en un precipicio. De aquellos que sólo
crea la imaginación.

El viento es exacto.
Cosa tan inusual. Diríase que perfecto. Mirando
nuevamente un racimo dejo de creer
que es así.

Algunas constelaciones 
-ya que no son todas- pero no lo saben
y atraviesan con su gramática el crepúsculo
mientras la esperanza es un residuo compuesto de
saliva atado a los mástiles. A las sílabas 
de los veleros.

Y a los eventos donde lo que se desdice
muestra a diario su coherencia;misterioso pájaro
de nihilismo
atravesando perpetuamente la hiedra.



lunes, 26 de agosto de 2019

Desde una Palabra






Te escribo desde una palabra. 
Siempre en los círculos de su interior.
Son círculos relativamente ovalados.
Se desplazan en las cortinas y la nieve.
Toman el resplandor si es de barro.
Si es portador invisible.
Desde una palabra ya que en el fondo
pronuncia lo que todas.
Tú sabes; no se puede ir de una a otra.
En el insomnio de una sola 
se aguardan aquellas que empiezan a
despertar en sus propias sombras.

Te escribo desde una palabra ya que
es el único lugar donde los límites y las
fronteras pueden deshilacharse.

Mirando el mar desde ella porque
el mar puede tocarse con sus manos y su
mirada pero jamás alcanzarse.

Mirando el mar porque la mirada me
enseñó que tus ojos son los únicos puentes
que conducen a la contemplación.

Pensando en la arena como un
desenlace de la lluvia.

Arrancando un minotauro de tu pelo.

Te escribo desde una palabra
ya que ninguna me pertenece y ese es
el único momento en que podemos
recibir a las cosas
desde una solitaria desnudez que sin
nosotros aprendió a girar en el alma.

Una que encontró en el vuelo
el latido para enfrentar el abismo.
Una que descubrió el brillo
y lo sembró en la penumbra del caos
anunciando así la llegada de
los dirigibles,
el orden celeste de los telescopios
cuando migran.

Para descubrir que los cielos no nos
dirán jamás como suspenden los astros.



jueves, 22 de agosto de 2019

Poema




Qué escribir.
Qué palabras van a humedecerse en la escritura.
Qué dioses volverán a encender fogatas en ella.
Conoceré el nombre de los seres que escupen allí?

Miro el infinito.
Lo he mirado miles de veces y en los astros vocease 
o se pregona.
Gritase o se llama a una nube.
Lo he mirado siempre desde la miltiplicidad y hay
algo en cada una de sus retinas.
Algo que muestra orificios y espejos 
como si fuera la primera vez.

Y entonces pienso en el carbón que tiene asteroides.
En el aluminio que se separa del cometa para ver
otros crepúsculo en el universo.
Yo medito en este yo crepuscular que a veces atomiza
las cosas pero no atomiza cada parte de si mismo.
En la marginalidad de un susodicho que
tiene epítetos en la boca y espera
un desembarco en las mejillas.
Uno lleno de imágenes cristianas.

Qué pronunciar.
Qué residuos son los que toman manchas del 
sueño que despertamos en las península de un iris
conservado por el horizonte
hasta que otro horizonte llega a las cosas.

Y entonces el cirro en el poniente se reencarna
o desaparece.









Culturalidad






El sudor en el invierno es diferente al del verano.
Eso lo conoce -sin llegar a un exacto conocimiento- la piel.

El sudor. Digo el sudor con un poco de melancolía.
En invierno parece viajar hacia nuestro interior.
En el verano anhela el aire.
Así el sudor viaja o anhela para llegar al desengaño.

Los puñales atraviesan esta mañana el agua.
Lo afirmamos por la mirada.
Lo afirmamos por el verbo ser que corre en nosotros.
Qué sería del verbo ser sin nosotros?
Qué sería de nosotros sin el verbo ser?

Pájaros y reliquias rozan el céfiro.
En el mismo un velero de carbón es inspirado.
Quizá no sea la inspiración que esperas cuando duermes.
Mucho menos la de una rendija.
La de aquel miocardio.
Aquella de carbón o esa inspiración de una metáfora
cuando atraviesa la arena.

Aquella que analizas.

El sudor. Digo el sudor con ranas.
Con batiscafos y quimeras que no provienen de la
mitología. Pero tienen esa inútil sentido que la
semántica a veces esconde en las cosas.

Uno semicultural.

Lleno de dinosaurios que huyen del agua.






martes, 20 de agosto de 2019

Visión de un Pájaro





De ser un pájaro cualquiera descendiste hasta la luz.
Así fuiste único.
Te veo ahora en una extraña soledad.
Sucedió un día en que creíamos en una de tus sombras.
-no todos los días creemos en una de las sombras-
Los colores eran errantes igual que un extraño sufijo.
Uno extranjero.
Por supuesto que en la arena había un neologismo.

De ser un pájaro o un árbol que trajina.
Que medita en las avenidas antes de llegar al océano.
Que se libera del agua o del sueño mientras los
parpados crean juguetes en la niebla, te dirigiste
a las puertas con un carbón en tu boca.

Tal carbón era indecible.
Del mismo los niños se alimentaron durante siglos.
Así se hicieron hombres.

Recorrieron los bucles.
Oprimieron un pubis durante la tarde porque en 
el crepúsculo el deseo tiene el mismo color dorado que
hay en el cielo.

Pero a veces ese color es purpura.

De ser un pájaro entonces descendiste con otro rigor 
en esos labios.

Sólo que en esta ocasión los labios correspondían

a una estatua.

Y tenían el sabor helado de la piedra.

viernes, 16 de agosto de 2019

Las Cordilleras Etereas





Tal idilio o tal xilografía.
La condición humana a través de los rostros.
Las humaredas por las cuales el tiempo
besa un cuchillo.
La naranja en la brisa que es igual a un
residuo. A la naturaleza del océano
mientras se transforma en 
acuario.
En una linterna 
En un drama que inclina su tragedia.
Un caso epistolar.
Tal naturaleza del céfiro. Tal alambre
y su contenido magnético arañado 
por la distancia.
O era acaso el horizonte?
El horizonte con una criatura en el
pecho mientras los dioses preparaban su
sueño. En el mismo los
preámbulos dormían.
Llenos de atlas y caballos en ele.
Determinado peso
del opuesto en un ángulo lunar
mientras las órbitas nos separan de los
asteroides y seguiendo su curso
inevitablemente convertimos todo lo
que somos en planetas.
-no estaré preparado jamás pare ello-
Es decir un circulo de elementos
adheridos por los átomos
que giran ante el sol.
Giran como un extraño escrúpulo.
Igual que una oración que tiene cebras
o espolones. Embestidas donde
cómplices y sacerdotes
recorren las barbas.
Los monosílabos.
Los puntos de carbón en los talones.
El espíritu con que un poniente
deja a la magia escalar en
sus cirros.
Pero allí la magia se equivoca.
Las cordilleras de esos
cirros son etéreas.




La Noche se Transforma en Cometa





La noche se transforma en cometa. Que más da.
Ya no soy lúcido como un minotauro.
Tampoco semejante al unicornio que mira en el pecho.
Mira en la superficie del corazón que lo habita.

El viento recoge una pústula.
Una trayectoria donde el sueño desciende después
de si mismo hacia la realidad para unirse al latido que
le falta. El latido le dará su forma. 
Digamos que el sueño encontrará así su destino;
nuevamente el corazón.
Su espíritu y nada mas desplaza las cosas.

La noche se transforma en cometa.
Naufrago de la realidad para lograr entender
lo posible contemplo un astro.
La desolación ha arrancado sus pupilas.
El mar casi lo transformó en una cresta.
Sus palabras son ahora de espuma.

Casi como una ceniza ha llegado a la orilla.

Nunca entendió que las olas pueden también 
ser de fuego.









miércoles, 14 de agosto de 2019

Agnóstico Pájaro




Un crepúsculo en el corazón. 
Que nos mantenga cautivos por siempre a la naturaleza.
El sentido del calor que proviene de un antiguo razonamiento. 
Algunas cosas en el mismo pertenecen al aire.
La garúa nos ha colocado en la arena.
Lo único que dejamos de ver es aquello que insomne
yerra en nuestra piel.
Todo lo que está fuera de aquella es por
un instante absoluto.

La brisa estrella sus círculos en otros sólidos.
El viento es opuesto a lo que se encuentra en calma.
El contenido de la hierba sobre la 
tierra, por ejemplo.

Los mástiles conducen nombres.
Los mástiles indican a una aurora el lugar por el
cual descenderán los silencios.
La primera idea que traerá es la velocidad.
Incluso cerca de esos mástiles extraños rostros
escupen inútiles repertorios.
El hombre ahora es un estado gaseoso.
Historias de aluminio en el vapor lo acompañan.
Manadas de zinc.

En lo remoto la escritura reflexiona en el amor
como una estrella dormida en el ansia.
Tal ansia descansa sobre el deseo.
Figuras y rieles semejantes a una desembocadura
y en el destello un meridiano con tropeles
que sirgan andanadas
o filtros avanzando en las causas de los 
minaretes.

Durante un segundo son un pétalo.
Mientras transcurre la mañana enfebrecidamente
constituyen un anda.
Una cúpula con la cual mi religioso nihilismo empieza
a atravesar esta ciudad.

Eso creo...

Los pájaros son agnósticos esta mañana.

Son los únicos que pueden decir lo contrario.











martes, 13 de agosto de 2019

Relàmpago de Papel






Un cielo observa por la ventana el
interior de una habitaciòn. Sucede por la 
noche.

El calendario esboza una ceniza.
Proviene del matìz de una llama. 

Los cometas
escriben un nombre situado en una mejilla. 
El recorrido de una
lagrima es quien lo pronuncia.

Metafìsicos navìos en los labios 
llevan una esquirla hacia la flor.
Inmensa es la herida en el pecho.

Dioses en superlativo arrojan una quimera.
Dioses que tras las hipèrboles recorren
el juicio de las radas.

Construcciones de alas que fijan
piràmides en una luz de cera.

Metabolismos de sal adheridos a puertos
y trayectorias donde el don del tiempo
empieza y no tan lejos un ejercicio de nieve
en las entrañas.

El roce da el calor a aquello que su naturaleza
no posee. El nihilismo trepa la piel
de una aguja.

Un patio donde se unen los nervios 
iluminan un desierto relativo.

El nihilismo -ese de los presagios- conduce
las sombras de los objetos.

Hacia un espiral.

Donde los vòrtices proceden mediterraneos.

Proceden mediterraneos

de un relàmpago de papel.






lunes, 12 de agosto de 2019

Protocolo Celeste




Para que todo sea celeste o màs celeste
tù estàs caminado por la lluvia. El rocìo
te toca. Los aspavientos son boreales si 
reparas en las embarcaciones y veleros a lo
lejos. No puede ser algo ligado a lo real porque
la realidad està cambiando a cada instante.
En este momento entiendo lo real como
algo que no puede hacerlo.
Creo que hablamos de sucesos que calan
incandescentes. Que poseen motivos
y diminutivos
para alimentarse de fòsforo.
Ello implica que hay otras linternas.
Otros limones.
Distintos son los pèlìcanos que sueñan.

Los parpados anuncian cuellos de cisnes
y quimioterapias. el sol es rojo como si estuviera
escondido en el betùn. El betùn alcanza finalmente 
un zapato. Observo el mar y la hoguera
en uno de sus àngulos prevè un zoològico donde
los rostros tarde o temprano se crispan.
No. No es una profecìa de una tal Cassandra.
Tampoco esa profecìa que sostiene que un dìa 
untaremos de noche mantequilla en un pan.
-eso sucede a diario-
O dispersaremos manzanas en nuestra habitaciòn
antes que llegue el lenguaje.


En realidad es algo que no podemos ver.
Que gira en las visiones de los niños cuando logran
reproducir escenas de estrellas

Cuando se liberan desesperadamente de esas
figuras que no son metàforas.

Pero son constelaciones.






Las Dos Panteras




Todos nos encontramos cerca de una palabra.
Y a veces decimos que ello es igual a una luna.
A veces semejante a un astro. A un plano
linguistico lleno de eslabones. Tambièn de
ruinas.

En ocasiones -es mi caso- puedo no encontrarme
cerca de una palabra. En esos casos parece que
estuviera en su interior.

Todos o casi todos o quizà uno màs que otro nos
hallamos cerca de una palabra. La palabra forma
un ritual en ese momento. El espacio en ella
ha arrancado a las cosas su significado pero de
otra manera. La palabra es la ùnica que puede
hacerlo. Tambièn el significado.

A todo esto los dioses juegan en el cemento con
una esfera. A su lado los murcièlagos pueden decir
que devoran una uva, pero mejor que esta
podrìan haber sido las siluetas de esas palabras
que hoy nos confieren. Pero eso es 
imposible.

El asunto es que las sìluetas no son devoradas.

Una adolescente enciende una fogata en la luna
para evitar los paisajes.

Otro lo hace en algùn punto de la tierra para
que aquel que lo hace en la luna pueda verlo.

Ninguno de los dos lo logra.

Pero la llama. 

Una de las llamas se vuelve invisible.
Y la otra hace lo mismo al advertirlo.

Y en una regiòn de transparente yesca logran
unir sus ojos.

No como un hombre u otro que se hallan muy 
cerca de una palabra.

Lo hacen como lo harìan dos panteras.





viernes, 9 de agosto de 2019

Las Urnas de las Cìtaras





El mar recorre un espejo y la colina es azul como un pàjaro.
En una de las vertientes donde se aisla un cèfiro, se hace
secreta la intuiciòn y el aire.

El mundo del cual emerge una cresta recrease en una superficie.
El universo como una tumba prodigiosa lee en la memoria de
los muertos. Nosotros bebemos a veces de ellos.
Lo inasible aùn es posible. Los pergaminos
junto a la ilusiòn. Los ecos que regresan del tiempo
envuelven el vapor transparente de una llama.
Su sudor no es frìo.

Dioses y hombres tropiezan entre ellos pero hay que tener
en cuenta esa astronomìa que pasa. 
Hay que tener en cuenta el amor y el deseo que se transforman
en bucles segùn la anatomìa de las òrbitas.
El color impune de la lluvia.
Las urnas de las cìtaras.
Los veleros.

Una elipse forma un cuerpo y otra se desangra en mi oido
como si fuera un poema. 

La calle gira vocacional y cientìfica en los triàngulos
de una gota.

Yo. Inùtil pronòstico de mi mismo vuelvo a morder
mi silencio.

Casi seguro -eso sì- de que no me escupirà una
sola de sus palabras.




jueves, 8 de agosto de 2019

El Reflejo del Humo





El reflejo llega del humo.
De una casa donde el infinito inunda la oscuridad.
Lo hace hasta reconocer en ella lo eterno.

Pliegues y baules en un paraje de carbòn
enlazan una tribuna a una regata.

Lechuzas y en el silencio un regimiento de libèlulas
mordiendo las crestas de las olas.
Igual que en un sueño.
Un sueño que nadie màs que tù puede ver.

El reflejo del humo.
Pero eso es intentar conquistar un himno que no 
conocemos. Una reliquia que el amor dejò crecer en la
orilla. Un pèndulo que si tuviera alas llegarìa
a nuestra boca desplazando nuestros
sonidos.

Asì vivirìamos entre imàgenes.

Y no habrìan màs palabras.








miércoles, 7 de agosto de 2019

Han Transcurrido Algunos Instantes





Han transcurrido algunos instantes.
Uno solo ha bastado para saber que ningùn hombre llegarà.
La espera como siempre es de àmbar.
Los dioses llevan tèrminos azules en sus mejillas.
De sus parpados brotan hèlices.
El sol es purpura.

Unos metros màs allà de donde me situo un jardìn
muestra la rosa que arrancò a las constelaciones durante
la noche. Nosotros tenìamos que estar dormidos para
que ello sucediera.

Hay cosas que acontecen cuando dormimos. Mas hermosas
que la propia belleza.

Las arpas izan trazos en las mandìbulas.
Ya que son aèreos algunos seres las convertiràn en sonidos 
y algunos sonidos se transformaràn en palabras.

Los cometas en una galaxia descienden sobre los
astros buscando un descanso. Eso no està permitido
para ellos. Alzando nuevamente el 
vuelo se retiran hacia el universo.
Hacia sus propias heridas.

Igual como lo hace este ser que acaba de conjurar
algo que posiblemente lleve el nombre de poema sobre
la tierra.







martes, 6 de agosto de 2019

EL Caracol Hacia la Estatua





Este es mi recuerdo. Se encuentra en la punta de
una campana. En su brillo se halla la indiferencia.
Extraña muestra de la compasiòn acaso.

Los àrboles abandonan el color
dorado para ir al encuentro del verdor en sus hojas.
Las ramas lo conciben.

Igual a las placas tectònicas que se separan formando
continentes. Tu corazòn se separa creando el 
amor y el deseo.

Ello evoca a la soledad cautiva de un pàjaro. 
A un mundo donde los naipes rozan de noche los dirigibles.
El sueño en algùn punto de la inmensidad lo anuncia.

El anhelo pasea su astronomìa y el viento es un ajuar
que trae monòlogos de aire.
Tal vez en uno de esos monòlogos crecieron los 
astros con esa intensidad que adquiere el polen al adherirse 
a las abejas.

Rituales de cejas doradas 
en una coyuntura donde las escrituras bañan
de encrucijadas los encuentros del acero con los buitres.

Rituales que esbozan en el crepùsculo
otro horizonte. Aquel que nuestra mirada intuye sosteniendo
aquel que vemos.

Planetarios de algas imaginando panoramas
y acertijos en los mèdanos o es la perspectiva de una
temporada en que nuestra piel se convierte
en un racimo.

Y sucede.

Sucede que en esa misma piel un caracol fonalmente
se convierte en estatua.






lunes, 5 de agosto de 2019

Canto de un Niño Amarillo





Yo he caminado por la orilla.
Y ello lo he concebido siempre como una puerta.
Como un niño amarillo que crece entre mi boca
y conduce en su sed una paradoja.
Un punto hecho de crestas.
Yo he puesto acentos a palabras que no lo tienen.
Tambièn he conocido abecedarios.
Alguno me mostrò sus sìlabas.
Otro me enseño las sombras que hay en ellas.
Distribuì papeles y lluvias.
Caminè a los diccionarios ceremonial y frìo.
Yo jamàs fuì lucido. No como un àrbol
representando el alba. 
Eligiendo estrellas para alargar su vida.
Me alimento de hojas y tallos.
Salgo a comprar mi respectivo tarro de leche.
Lo anuncio siempre y cuando me 
encuentre en un zoològico, junto a una cresta
donde viven osos de anteojos.
Yace en sus caldos. Monòtomo de que
en mis sienes se desprendan siempre agujas,
traza hiperboles y humos que se descascaran.
Santuarios de aceites en un himen.
Deterioros como un oràculo o el ciempiès
que recoge del talòn un pedazo de agua.
He escrito cosas que generalmente 
se acostumbraron a vivir conmigo mismo, pero
ello no significa nada.
Debo buscar acaso aquello que signifique algo?
Debo responder al buitre que hay en mi
corazòn que el silencio es un barco
de esplendidas raìces donde el tiempo no
puede respirarse y el anhelo
es la continuidad de un tejido de carbòn
que me sorprende de noche en una manada 
de peces. En un recipiente de clorofila.
En el mismo los àtomos tienen ideas contrarias
a aquello que considero es el mundo.
Y aunque no hay una idea exacta de mi
consideraciòn en cuando a la definiciòn del mundo,
creo sin embargo ser terrestre.
Oprimiendo limones a diario.
Mientras los cuervos se oprimen hasta
la desesperaciòn en sus sueños.





El Tiempo en que se Vive sin Respuestas





Estàs frente a uno de los tantos cielos. Sòlo que en aquel
donde vives hay pàjaros.

El sol se dobla igual que una corola en las yemas de tus
dedos. Pero ello lo aprendiò en el invierno.

HablAmos del amor. Pero de aquel donde las cenizas
vuelven al àguila y de la misma regresan en un extraño
devenir. Hablamos de ese amor mas allà
de los neumàticos porque en ellos levita un dequeìsmo.

Tu jardìn es un crepùsculo donde duermen los violines.
Un profeta los conduce a un maravilloso holocausto.

Los navìos viajan entre superficies de aire. Alguno
de los seres que cruzaron nuestras vidas se
preguntaron por el destino del ocèano.
Pero esas preguntas se hacen en un tiempo en que
podemos vivir sin respuestas. 

El sueño separa las cosas de la realidad mostrando
el mundo al que verdaderamente pertenecen.
La magia en el pico de un cuervo sostiene que esa
verdad es sòlo una posibilidad.

Las entrañas claman por las superficies de nuestra
piel a cada momento asì que los cuerpos se
transforman en intensidad.

Te encuentras frente a uno de los tantos cielos.
To corazòn los observa con  esa inocencia que
puede raspar la barbarie sin herirla.

El deseo incrusta en ella con esa desesperaciòn que 
el tiempo y las agujas nos van arrancando.

Miras el mar.
Miras las cosas que hay que mirar ahora que las arpas
descienden de tu pelo.

Yo no pregunto por esas arpas que descienden por 
tu pelo. 

Sè que es asì.

Y que este es el tiempo en que se no se puede vivir
sin respuestas.

Y entregado al sueño vuelvo en mi imaginaciòn a 
aquel en que podìa.




sábado, 3 de agosto de 2019

El Significado del Poema





El sol en la greva define un sustantivo femenino.
El matíz del cielo es monótono y la lluvia cae de costado 
esta mañana. Mi rutina es plana. Un poco de
epifanía en ella. De mucosa y sal.

Tomo un unicornio de mi teoría acerca

de los dirigibles.. Lo oprimo con cuidado.
Hablo con su magia mientras sus ojos sintetizan 
en las veredas algo común a su vida que yo no conocía.
El idilio cuando se sueña.
Ese mágico drama cuando cierta naturaleza en uno
aprende a presagiar.
Creo que así nace un milagro.

En los anfiteatros junto a una tribuna 
llena de escarabajos, la llegada del lenguaje me 
recuerda un acontecer ligado a las flautas.

El tropel de la mariposa ahora es de aluminio.

Un alfabeto traza su respiración.
Las bócinas muerden con su sonido el pavimento.
Los carbones toman una sílaba para
crear neologismos mientras se distancian de 
la mirada que llevo.

Obviamente en este momento sucede que soy
de adobe. Un poco de barro. Coloquial
y sinóptico. Un poco a la medida de mi nada.
De mi propio vacío a quien conozco un 
tanto. Eso creo.

Claro. El tiempo sigue su curso.
Las cosas se muestran indelebles. Mucho más
que en la adolescencia cuando llevaba
limones y cucharas a mi casa.

Dios aguardaba en mi mesa.

Después de tantos años ninguna de nuestras
vidas ha cambiado.

Lo digo porque ninguno llegó al 
significado del poema.








viernes, 2 de agosto de 2019

Una Campana





Te he traído una campana.
La tomé de los restos de una iglesia luego
de un terremoto.
Los escombros no la querían.
Los elixires que completaban la tierra con
sus cenizas tampoco.
A qué aludían aquellos elixires.
De qué constitución nos hablaban.
Realmente después de vivir tantos siglos
encerrado en un árbol es difícil comprender
de qué tratan algunas cosas.
No sé por ejemplo de qué médanos procedo.
De qué tipo de algas puedo alimentarme.
Cúales debo y cuales frutos no debo 
arrancar de una rama.
Por lo demás no dire que el mundo es
etéreo. Tampoco que hay un dragón en
intermitente diálogo con el aire.
Para un dragón el aire es el espacio
donde se desliza su fuego.
Para el aire un dragón es el diluvio
de fuego que tarde o temprano enfrentará.
Es inevitable.
El viento sueña.
El silencio devuelve una ráiz amarilla.
Vestales y agujas nos convierten
en anfitriones de horóscopos que viven en la
espuma. Volvemos al mar por ello.
Respiramos de nuevo como
si fuéramos dirigibles y en cada una
de nuestras células se agitan
telescopios.
He traído una campana.
Ten en cuenta que su trajín vivió entre sonidos.
Que su soledad fue cautivada por la humedad.
Su superficie ha sido corroída por el acido
del excremento de las aves.
Y lo he hecho por que en
de sus imágenes.
-sólo una-
A veces se sacude el universo.





jueves, 1 de agosto de 2019

La Próxima Vida de los Gatos






Una hoja y el grito de la soledad en sus palabras.
Unas provienen de la inercia. Otras de la intensidad.
El conocimiento del vidrio y el sueño hoy irracional
en las estelas que deja una ola en la orilla.
El mar esboza allí su adagio.

Los pájaros reconocen en sus alas la
llegada del invierno. Pero ninguno lo cuenta.
Ellos dejan que algo en nuestra soledad lo intuya.

La física desprende su astrología con un nudo
de polen en su boca.

Observo la realidad mientras desaparece. Otra surge
inevitablemente. Es la condición para que 
acontezca. Para que sea nuevamente el lumen que navega.
El ditirambo. El deseo que no llegó 
a la locura pero creo su núcleo en un planeta donde
tú observabas desde una ventana, desde la misma
manadas de antílopes y orgías de langostas
colisionaban.

Una hoja porque el grito de soledad en sus palabras
es inaudito. Lleva corazas de limón en sus
ángulos para la llegada de los 
colibríes.

Diarios de acantilados con precipicios donde las
mandarinas crecen ocultas esperando el verano.

Formas de eslabones que viajan entre
las veredas de las ciudades con sus propias ceremonias
sin que podamos reencarnarnos en ellos.

Y tú las miras.
Hablas de una próxima vida donde te aguardan los gatos.
Cierras los ojos ante ese poema de amor
que incluso un ladrido espera. Se encuentra en las 
constelaciones que derrama la luna.

Constelaciones con un himen de madera
en su etapa coloquial; lucido dragamina de aquello 
que desconocemos.

Algo que sólo deja una  señal para que las palabras
tomen la conciencia de que todo esto bajo la luz
o la noche es un misterio.

 Y son las siluetas que se eclipsan en él
quienes llevan esa voluntad donde se arrancan silabas 
a los enigmas.



Apariencia





No hay nada que no haya latido ayer en esta mañana.
Salvo aquello que la hace semejante.

No hay nada.
El pájaro traza una pirueta. Igual en todo a aquello 
que cifró ayer la corriente.
La corriente -debo añadir y eso es evidente- es la misma.

El hombre que se sienta a mi costado me mira creyendo
ser otro. Pero no se da cuenta que es el mismo
del día anterior. Sus gestos. Los movimientos de sus 
brazos en el aire. 

El mismo aire por donde volaba una mosca.
Incluso la mosca acaba de agitarse en un círculo tal
como lo hizo entonces.

La naturaleza se repite en dos días.
Es natural.

Sucede más de la cuenta.

Muy pocos reparamos en ello.

O casi nadie.

Para que parezca que no ha sido así.