Las Alas de Barro
A diferencia del lenguaje que
es sórdido.
Lleno de dirigibles y cantos de hidrógeno.
En el árbol que creció en tus ojeras durante el otoño.
Y la frecuencia de este invierno en que ya no somos desgarrados o puros.
Dado pues el círculo de algún meridiano
de cuyas márgenes emana
intemperie,
pupilas de neón que ofrecemos a
la nada como lo hace la magia.
Y el párpado que significa enarbolar,
recoge un druida de las ojeras
para conocer el instinto.
O ese bosque despejado sólo por insomnios.
- también crestas de polen apilando en
secreto su veneno -
En ese lugar donde los árboles se
dedican a triturar mandíbulas
de sus raíces
y siluetas dormidas en el filo de una
estatua, agitan sus relieves.
Allí donde los fantasmas
encuentran los labios
Y un naipe en sus bocas
casi significa el halo.
El promontorio.
El circo de brea en las calles donde los rostros se secan.
Tú sostienes lo contrario.
Tú decides quién es una estructura.
Un palco de vidrio.
Un mensaje en espiral y papel
que regresa de la luna.
Húmedo y arcano como el naipe que busca en los ríos de tus venas.
No lo olvides.
Nunca olvides.
Digamos que es lo único que puede leer en los manantiales de tu sangre.
A diferencia del lenguaje que
es sórdido.
Lleno de dirigibles y cantos de hidrógeno.
En el árbol que creció en tus ojeras durante el otoño.
Y la frecuencia de este invierno en que ya no somos desgarrados o puros.
Dado pues el círculo de algún meridiano
de cuyas márgenes emana
intemperie,
pupilas de neón que ofrecemos a
la nada como lo hace la magia.
Y el párpado que significa enarbolar,
recoge un druida de las ojeras
para conocer el instinto.
O ese bosque despejado sólo por insomnios.
- también crestas de polen apilando en
secreto su veneno -
En ese lugar donde los árboles se
dedican a triturar mandíbulas
de sus raíces
y siluetas dormidas en el filo de una
estatua, agitan sus relieves.
Allí donde los fantasmas
encuentran los labios
Y un naipe en sus bocas
casi significa el halo.
El promontorio.
El circo de brea en las calles donde los rostros se secan.
Tú sostienes lo contrario.
Tú decides quién es una estructura.
Un palco de vidrio.
Un mensaje en espiral y papel
que regresa de la luna.
Húmedo y arcano como el naipe que busca en los ríos de tus venas.
No lo olvides.
Nunca olvides.
Digamos que es lo único que puede leer en los manantiales de tu sangre.