miércoles, 23 de febrero de 2011

El Nombre de la Sensibilidad

Acceder a un poema, como el hombre a una calle.
Tener en un cìrculo el origen del barro.
Recordar que las palabras sòlo son alineadas en una hoja.
Que los nombres no conocen el sonido del aire.
Que mi borealidad es cìnica como el desprecio.

Escribir de mi mente a las veredas, buscar en su memoria
una figura borrada por mi olvido, un pergamino
de materia crepùscular como los elementos,
una noche en que todo es menos que recuerdo.

Derivar del caos al sueño.
Ser instintivo como la inspiraciòn y crear
lejos de àngeles o demonios.
-en el fondo ambos son semejantes en su corazòn-
Recordarme sòlo por el pulso de los dirigibles
por mi apariciòn guìado por otra sensibilidad.

Aterrizar alguna vez en otros ojos sin que ello
me de esperanza de un amor como el beso y su locura.

Desprenderme igual a un làtigo sobre la carne
abrirla hasta que de paso a ese universo hecho de huesos
donde lo milenario fermenta su blanquecina sabidurìa.

Esa sabidurìa que sòlo anhelamos.

Y jamàs nos es entregada.




Guillermo Paredes Mattos

martes, 22 de febrero de 2011

La Inteligencia del Desierto

Còmo escribirlo. Detallarlo de manera que
relige su forma en ventanas neutras como el tiempo.

En otro deslizamiento, mientras los truenos relatan
el desmayo del velero en los halos. Sì, cuando
èstos muestran sus emperadores con inocencia
y perplejidad, como lo hace un espejismo.

Y de pronto, sobre el nubarròn el desierto,
el trebol de extraños mensajes, el testamento
donde un patriarca llega con la furia del mar
en su boca, sin logra ser inasible.

En què primavera aforo...Bajo què lunàtico,
emprendiendo contra el ciclo una barbarie
para que toda mariposa conozca un sepulcro
donde la muerte es un lirico juguete,
una hermosa làpida de vidrio, una oraciòn
con cicatrizes de fuga en sus rìos.

En sus iris, en los anuncios del sol
o los martires de altares con los cirros
entonando insinuaciones que arrastran
la existencia igual que una serpiente
es arrastrada por una gota de agua en
la arena.

Hipotèticamente para crear la inteligencia
del desierto.




Guillermo paredes mattos

lunes, 21 de febrero de 2011

Mi Teatro y su Sed

Perfiles de espadas y pièlagos
donde liricos densiòmetros unen lo oseo
en una costumbre de cìnicas praderas.

Bordes que juntan ardientes esporas
cuyas palabras redimen veranos sin espinas
concientes del sol y un universo de agua.

En ese relato convivimos con sueños
en esa narraciòn guìamos al aire
y quebramos las ventanas de todo infinito
para que nada logre detenerlo.

Por ello no creo en eternidades. Llenan
el barro de ìdolos, por ello idealizo antes
que el espejo reflejo el pensamiento de una lìnea
cuando abandona el poema.

Y entre circos de enjambres mi propòsito
escenica el record de una apariencia
donde las cùpulas desprenden estelas
como el mito o el lenguaje de aquì
a los manantiales.

Y entre naves de inspiraciòn cedo a tribunales
a personajes de dioses bañados de venas,
venas sin un solo punto de sangre.

Y solo ante el infinito
continuo este viaje, este hipocrita
desasimiento entre mi carne y su entraña.

Formando lagunas de teatros.




Guillermo paredes mattos

La religiòn de los Dados

Pertenezco a la espuma mientras no huye hacia
la nieve
y resiste entre novicios pardos como la noche.

Un instante donde aquella iridiscencia,
posa ventanas humedeciendo planetas
y entonces digo a la edad que florece en el cielo
que la maldición es un camino de pétalos
mientras dormimos.

Anteriores estacas de bronce,
difumina la sombra el vapor de la aguja
y un barco de cetros vuelve insomne de mi boca,
como si un amor supiera que fue besado.

Pero prefiero èsta tierra dormida entre aguilas
este corazón que roza sus heridas en las cumbres,
prefiero el anhelo con que muere su pensamiento.

Y esa altura, es libertad de manojo de hierba,
el viento la arrastra sin saber que nunca serà hojarasca.

Al menos ella puede decir que cayò de los àrboles.

Me presiento, otra vez el surtidor y la palabra enredada
de musa, el santuario de soledades donde perverso
el hilo musita y el alma enhebra
igual que la aguja en el ojo del camello.

Junto al invierno donde se ilumina la
religiòn de los dados.





Guillermo Paredes Mattos

martes, 8 de febrero de 2011

Las naves del oràculo

Un oràculo nunca escribirà de tus ojos.
Te mostrarà el mar, pero no te acompañarà en tu camino.
Tu responsabilidad serà, si cruzas la orilla
y hundes tu espìritu en el oceano.

Un oràculo no tiene necesidad de cartas ni simbolos
para contemplar el arrojo de tu ser, tus estelas,
no habla de naturalezas, ni dìas hermèticos
no siente, no percibe, todas las pericias
de su sensibilidad
son el universo donde una inteligencia
es opciòn del que yerra
en dos planos.

Una es de fuego. El otro de agua.

Un oràculo te ofrecerà la puerta
pero antes que la cruzes recuerda...

No sòlo encontraràs tu destino,
tambièn hallaràs tu
sacrificio.



Guillermo Isaac paredes mattos

Sinòpsis de la Esfera

Esfera, huye del mar, está cayendo por el horizonte
el pájaro que ves en el cielo no podrà rescatarlo
y si pudiese, caería con su peso en las alas.

No llames a Dios, está lleno de banderas
y mudo y dislocado revisa sus novicios
angeles y santos, humedos entre la niebla.

No esperes de los ríos el postrero extravismo
relatando espesura de roces e hilos
donde el amor jura cruzar todas las divisiones.

Oh, pero el amor es un juguete de sueños
un reo de perversión aleteando su alba,
su rueda con el sol, su pira con el astro.

No creas en la lluvia, está llena de gotas
escribe tan mal que debe separarse
para lograr humedecer la tierra.

Tampoco vuelvas tus circulos al cielo
es mejor que duermas sòlo en tus sueños
y luego de burles de él con tu vuelo.

Esfera, en mis ojos ni sinos, ni imagenes
espumas que sostienen intemperies pero no levitan,
un aire con el sueño, un día de columnas.

De castillos que llevan este sol en los dedos
interrogando por ríos de iras sin nombre
enhebrando el costal de un vilo en mi reto.

No tenses las murallas donde vivió el heraldo
tampoco lleves en tu seno la razón del que liba
en una providencia que alude a calles sin pupilas.

Jamàs preludies, no vayas tras acordes o sonidos
masticables pruencias que hay en el instinto
de una hora de espinas entre los juramentos.

No hables con las torres, menos si son rojas
inquiere si tu memoria eleva desabridas
imanes de ceniza encontrados por la gloria.

Esfera, allá en la noche puedes ver mi ocaso
retener la huella y la sombra de mi boca
sostener como un crisol la rada de mis huesos.

Hasta que inspiraciònes atraviesen las carnes
hasta que devastaciones ornamenten espadas y
concluyas que crear no fuè dado sòlo al hombre.

sábado, 5 de febrero de 2011

El lenguaje del Minotauro

La palabra no existe en el lenguaje.

Su nombre es repetido junto al caos en primaveras
sin equilibrios.

En que dejamos todo.

Nunca logra modificarse, expedicionaria
de logotipos errantes y humanos bordes
en el desierto.

La palabra llega antes que un minotauro y un heroe
al laberinto.

Ambos idolatran la ciencia con la cual relataron
precipicios donde el hilo presenció
el vacío de sus uñas.

Por ello no existe en el lenguaje.

Fue devorada por un mito.

Acechada por minotauros que jamás
escribieron sobre un tallo
o un árbol de agua.

Quisiera decir más.

Escribir que este momento podría terminar
con este laberinto
donde palabras, heroes y minotauros
se funden.

Se corrompen.

Sin ninguna razón.





Guillermo Paredes mattos