lunes, 30 de enero de 2012

El Miedo donde nacen las Cosas

Poesìa

Para ti, donde quiera que estes.



Tengo miedo de la arena, porque en ella
el mar acaba su historia.
Tengo pavor de los pàjaros, sòlo saben sostenerse
en el cielo.
Ninguno anduvo a mi diestra mantuviendo un diàlogo.
Para dictar sus monòlogos eligieron el aire.
Tengo tanto pavor de este momento que precisamente
esta palabra de èl me separa,
con algo de mentira, con algo de verdad
irracional como la primera noche en que bebìa cabezas
y el mundo era el horizonte perverso,
la exactiutd de una forma donde muere el agua.
Ya lo he dicho tengo miedo de la arena.

Tengo miedo de la arena porque no conoce soledad
es como un santuario donde las olas
no llevan cruces ni epitafios
ninguna làpida hay de ellas donde pueda reconocer
su leyenda.

Pero a mì, me importa poco este miedo
por ello hablo de èl, por ello lo visto, lo calzo
y hasta lo arrojo al precipicio vestido de cometa.

Què sabrè yo de calabozos, què sabrè de locuras
vivo ensimismado en puntos de albumina
y si quiero contar para ello estàn los cuadrados.

No me tiento, siempre soy temerario cuando se trata
de este aquì, de este soplo resumiendo mitades
abriendo sensores de algas, indagando sienes.

Poseo un halo pero èl no me posee,
llevo una prudencia vestida de rojo, un animal de fuego en
cada despertar y si quiero la distancia es pecado
del horizonte por querer soñar lo lejano.

Pero en escencia tengo miedo de la arena
porque allì el mar termina su historia.




Guillermo Isaac paredes mattos


Guillermo Isaac paredes mattos

sábado, 28 de enero de 2012

Balada en 180 grados

Aguardèmos que tècnicamente
la explicaciòn del nombre nos indique
una vez màs, que clase de extinciòn
dejamos como un cielo peyorativo
de nieve.

Esperemos que esa antonomasia
descubra el heteronimo que simplifique
las cosas que guìan los radios
de un mirador y una circunferencia.

En un punto ante el infinito...

Sin tener que dar vueltas
a cada instante buscando
que nuestros sentidos busquen
ese circulo
que completa dolorosamente
180 grados.



Guillermo isaac Paredes Mattos

Visiòn de la Muerte

He visto un universo demasiado rojo para contemplarlo
y en èl virgenes de sangre.

De ese mundo sòlo muertos siguen colgando de una hoja
como descendientes que abren presencias
tan dentro del aura.

Y tù sabes que eternamente soy nada lejano
una formaciòn de aire amenazàndolo todo,
con su absoluto de azogue
e hipnòticas ventanas.

He visto en mi corazòn ese momento que pierde
la conciencia del espacio.

He acariciado la muerte de esa conciencia donde el espacio
era mi espìritu.Lo he perdido todo. Las cosas no duràn,
-màs que leves-
son instantes talentosos de astros,
esos desenlaces que hoy oprimen cadaveres
y como no, sepulcros incendiando
los mechones del dìa.


Dentro de este bòlido, cabalgan luciernagas
borrando siluetas hasta convertirlas en penumbras
-yo no busco precedentes- tampoco giro al mañana
sòlo quiero una vena, tal vez dos que quieran apagar
una primavera en pàjaros de desprecio
y estrìas de veneno.

Dos casi transparentes.

No busco, en cada inspiraciòn decir creador para mì
es voluntad de invalidas sepias. Yo dejo que
mueran en un pino o la fiesta de sacerdotes
humedecidos por los estùpidos
de una cùpula,
del buitre màs alto en la llamarada
y con esas menciones
rozo capitulos, protocolos
donde el tallo dirige su escencia sin lamentarse
y bajo un oràculo existe un tremante
como algo embarrando su corazòn de
cementerios.


Toma uno, sentèmonos en una de sus làpidas
y adivinemos la vida que esconde el nombre
de ese muerto.





Guillermo Isaac Paredes Mattos.

viernes, 27 de enero de 2012

El Racimo Esmeralda

Segùn el indicio.

La tierra indòmita donde el sol
aparecìa transformado en oceano.

El velero con monasterios de aguas.


En tanto al eter
caminaba por el ser
con una pitonisa de àcido
y me propuse detener su corazòn en cada
rìo de sangre de su cuerpo
como lo hace una vena.

En tanto al ser
condujo el reglaje de su deseo
hasta un universo donde la creaciòn
podìa traicionarse perversamente y esa perversidad
era la justicia de un nictalope tocado
por la noche entre leyes
de escarnio.

Llamame dijo la belleza antes que el viento
se uniera con la muerte para oprimir
el infinito.

Busca el hombro.
La clavicula de orbitas inundadas
por una guitarra. Por un centinela oboe
cubierto de vigilantes, por tropeles
y satèlites que alguna vez
derrumbaron las sombras.

Sòlo por encontrar en ellas
un racimo esmeralda.

Y asi acariciar las torres de
su oscuridad.





Guillermo Isaac Paredes Mattos

lunes, 23 de enero de 2012

El Espìritu y el Desenlace

Una nociòn.
El oponente particular de un vesiculo.
La muestra fundamental de su corazon
mientras la tradiciòn es anterior
a la vida.
Mi abstracta despedida.
El adios cultural de los sìmbolos.
La època enriquecida y
teòrica.
El àmbito donde la conciencia
vualve al estremeciemiento.
Al ètico final del universo.
El idealismo de un pètalo.
Aquellas lacrimogènas alturas
donde no nos movemos.
La explicaciòn del oceano y sus
proyectos balìsticos acerca del sentido.
Las acuaticos pisos de càbalas.
La helada visiòn del maleficio
con sindromes de frentes.
La primavera cronomètrica, donde
nuestras virtudes asoman entre
temas de guillotinas.
Esa promesa cernenada del augurio.
La demencia de mis implicaciones.
La lògica tuerta de los desengaños.
Con ello y no otra cosa cada uno de nosotros
es sepultado por espirituales
descenlaces.

En las perpendiculares de la tierra.





Guillermo Isaac Paredes Mattos

sábado, 21 de enero de 2012

El ùltimo de los Granizos

Sobre la punta de un verso la cresta.
Continentes de espuma llegan para tocarla.
Regiones de eslabones continuan en ella
la obra de los cardos.

Las torres presienten que esa visiòn no verà
las alondras ni los tatuajes de la mariposa.

En las almenas empiezan a dorarse entre espinas
de frìo el pigmento ancestral del poema.

Un poema de sal con voliciòn y demàs
escalofrìos.

Una destreza que jamàs serà del que pide
o agrede segùn la espada del craneo.

Segùn la primavera de cadaveres.

O esa nuca de divinidad
sentada sobre un micro
esperando jugar a las cartas
con aquello que sea por fìn el ùltimo
de los granizos.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

viernes, 20 de enero de 2012

La Lejanía Epifánica

Era hora de las demostraciones.
Del ojo al curvarse.

Era tiempo de disecar la representación
que como una amenaza el mundo
nos enseño a tocar.

Entonces la sensibilidad despertó
con un lenguaje de muerte.

Y todas sus palabras separaban las letras
en el espacio para hallar otra herida.

Para saber que linguisticamente sólo
las sílabas al desunirse pueden grabar en
las uñas aquello que no logra
ser catalogádo.

Y el ruido acampaba en nuetro cuerpo.

Era un ruido, artesano y rudimentario
como las cosas posibles.

Como los elementos.

Como los elementos cuando se unen
a las escencias.

Cuando se unen a ningún libreto.

Y sólo la magia arroja
en las líneas de una mano...Una lejanía
epifánica.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

La Muerte del Destino

Sabemos que el infinito fué diseñado
por un fondo de noches atléticas
y civilizaciones olímpicas.

Estámos seguros que algún amanecer no
habrán traversas para acompañarnos
y seremos inundados por
clarinádas de agua...Todas sedientas.


Escribíremos de poesía y profecía
porque fonéticamente el sonido
que abandonan a nuestra interpretación
siempre será incomprensible.

Con la elasticidad que deja el carbón
en la nieve, compararémos furgonetas
a su lado, incriminando fuselajes
derribando corceles,
equinos donde el acido giraba al terraplen
con un sanguinario preludios
de escamas.

Hablaremos de dunas
porque la sospecha viaja más lejos
que una mirada y es más real cuando
las sombras abandónan finalmente un capítulo.

Yo conozco esa fidelidad.

Yo conozco el fín de esas piedras.

Sólo mi destino puede morir por
ellas.





Guillermo Isaac paredes mattos

Làpidas de los Cielos

Puedo vivir entre la trascendencia
pensando que la vida es sòlo un objeto.

Una marea rondando los sueños del mar.

Coronando de vacìo la espuma que edifiquè
debajo de los templos.

Cuando la realidad pertenecìa al caos
y el amor se elevaba como una venganza
de piel en la carne.

Recrear las opciones de una rosa sin color
derivando hacia el abismo.

Sumergirme, dejando mi voluntad en las cupulas
del cipres donde llegan los cielos recordando
a sus muertos.

Y ante tantos hemisferios sin làpidas
ni nombres.

No existe alma que no se pierda entre
la desesperaciòn.


Guillermo Isaac paredes mattos

Elevaciòn del Conocimiento

Recorro como ayer el mar.
No hay pregunta que pueda reconocer en este momento.
No existe esa visiòn que detenga mi corazòn
igual que el àrbol, desde sus ramas
no deja que viento en ellas
se golpee.


En mi memoria
vuelvo a evocar la muerte de la flor
las ùltimas palabras en sus ojos
emblemàdas por una estrella de sepia,
semejante a dios, las cenizas del agua
se elevan por la arena
y dos cascos vuelven a derramar
en los mèdanos
el grito del abedul donde empieza
el universo.

Camino. Mis opciones ante mi mismo
son pocas, ante la vida no poseo una sola
y mi forma y la vida se separan en este momento
en que mi corazòn es primogenito
de un remoto latido.

Y mi espìritu de la mas misteriosas
superficies.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

miércoles, 18 de enero de 2012

Parábola del Rocío

Nunca fuímos identificados.

Eso secedió al margen de nuestra voluntad y
en una noche de rocío,
en que el hemisferio era agreste
como una parte moderna,
de sentimientos y hojas que nunca se involucran.

Estaba el presente a nuestro lado,
en nuestras manos era un futuro de
previsibles ciudades
de malabares dormidos en cada acto de arena
y la arena sin el mar simboliza nada.

Sucede como todo viceversa
de un acto coloquial en las playas
en dormitorios de estuarios
y lenguajes de medanos,
tribunales y conjunciones de albuferas
donde un parpado cae elegido
entre mediodias de muelles
y meridianas albuferas de osos
de árboles defendidos por aguilas
y musicas de torbellinos hemisfericos
inmolando en la pasión una ilusion secreta
entre el mar y la memoria.

Nunca fuimos manifestaciones.

Escribimos de fenómenos con luces de espanto,
nos inclinamos al horror con religiones de sueño
vimos al viento latir
igual que una bala cuando cruza el cielo.

Y al final escribimos de santos.
Todos eran virgenes con equipajes de sepulcros
y demonios.

Repetían entre clerigos que un vicio de pétalos
era el unico lugar de nuestra
espera.




Guillermo Isaac paredes mattos

sábado, 14 de enero de 2012

Estadios Zarinos

Dioses y pàjaros en una mejilla.

Ambos se levantan con un libro de carne
en los dedos.

-Como extraños manifiestos, vibran otros de sepia-

Dedos que unense y la paràdoja es que la
materia de uno està hecha de arena, el
otro es de carne.

Y decimos como acontece ello.

Porquè arena y carne se unen en las manos
si un dìa terminaràn
convertidas en polvo.

Y suceden cosas miticas cuando pasa.

Por ejemplo el pensamiento es un verbo
que ya no reflexiona.

Por ejemplo la reflexiòn es un canto que
sueña la crueldad del rocìo.

Y nos elevamos al mar
nos sumergimos en el tiempo
como inutiles titanes.

Entre estadios zarinos.




Guillermo isaac paredes mattos

miércoles, 11 de enero de 2012

Matìz de tu Aurora

Còmo hacer para que existas dentro de
la aurora.

Còmo lograr que ello sea
perpetuo.

Para que tu brillo no se apague
jamàs.





Guillermo Paredes Mattos

Los Lùmenes del Lampo

El color natural de una avenida
aquel que no posee razòn.

El que neutraliza y repele poesìa.

Ese que lleva un asta entre nosotros.

Como una nube, como llamarada fluorescente
en las orejas y lo nocturno es un banquete
sin lograr juzgarnos
y damos por sentado un idilio
de linchamientos, donde empalamos
una pradera bordada por tejidos de escaleras.


Ese color liberandose del velero y una perfecciòn,
como si percibir fuese exacto,
seruro de este tramite
sumando liendres a mi burocracia.

- Mi mirada -digo- es mi burguesìa
de perro-

- O esa nube de caìn tomando este recurso,
para que su rostro pueda sorprenderse
de un higado en el suelo-

Esto ùltimo en mi intenciòn debìa ser postrero,
deajr que llevara el acento que arroja
al pièlago del escribir a una fosa.


Por màs que toda fosa no sea
demiurgo.

Un soñador de boìnas.

Esa mitad divina sin encontrar la providencia
y que vaga entre los hombres.



El dìa natural.
De tinta y lapicero.
De zar o azufre.

Llevando prendas, tomando botines,
caos y sobrevivientes.

Desvaneciendose en caos eternos,
edificados por cànticos.

Construìdos solamente
por gemelos.




Guillermo Isaac paredes mattos

lunes, 2 de enero de 2012

Experiencia de una Figura Roja

Se tiene un poema como se tiene
un sentido.

La noche de figura roja en
mis serpentinas, su nociòn maltrecha
de contenidos desconocidos
buscando la experiencia.

Asi como el rìo rojo de los forajidos,
barcazas de agua eligen un cometa
su trasfondo rabioso de granito,
los espigònes fantàsticos donde la aguja
enseña su otro color a la sangre.



Naves de memoria. Sè de consagraciones
donde lo sedicioso vuelve al trajìn
de los muelles
en una màquina
en una corte de fàbricas
entre auroras de chimeneas
con su extravismo inmediato,
tembloroso.

Y se tiene un poema de la misma forma
en que la tarde sòlo logra soñar
la noche
en ese instintivo momento
en que los crepuscùlos
logran unirla a ella.

Y ese segundo existe
para que toda la existencia
en la sensibilidad
pueda destruirse a si misma.





Guillermo Paredes Mattos