miércoles, 28 de julio de 2010

Poema

Poema


Sì. Una Espada. El tiritar
y omniciencias de aventura y espejismos
son fogueadas por el destino
de un hombre
y su furor sagrado.

Pero eso sucede tan lejos. Eso es tan solitario.

Cuando los peciolos tienen el compromiso
con un apellido pero evitan
las hojas, los maderos de
una cruz sobre la serpentinas.

Y en ese tiempo
tus huellas quieren ser invadidas,
la inspiraciòn, tomada por los demàs,
pero tù estàs lejos, el poema habita
ya su propia trascendencia y si quieres
su viudez debe hacer la travesìa
de sus entrañas
para encontrarlo.

Asi tu vida es sacrificada
en un exorcismos
en sus parpados.


Allì, donde la insinuaciòn es una despedida
y recoges tu espìritu porque èste
lo hace a cada instante en el poema.

Y te mantuvo, a pie, a dos, a tres manos
con ìdolos de medusas.


En la subjetividad -tu subvetividad-
cuya noche de religiòn es
asaltada por la magia
de los desembarcos.

Y los rastrillajes.





Guillermo Isaac Paredes Mattos

lunes, 26 de julio de 2010

Sìntomas Astrològicos

Sìntomas Astrològicos



De noche cuando el hombre
vuelve a repetirse y sus
sìntomas son astrològicos.


De noche cuando todo empeora
como rasgo de lo diurno
y la poesìa no logra encontrarse
pues tu mirada lleva
arquetipos del habito
y su dìa.

Eso porque inevitablemente
miramos a alguien.

Y en la prolongaciòn del racimo
agitamos el pèndulo
como sus cavernas.

Y el oceano, se horroriza, atroz y puro
de un ser en la orilla
que no termina de soñarlo.


Cuando nuestra tristeza no es de alguien
porque el fuego de nuestro corazòn
no posee la parafernalia
que logre sostenerlo.

Y no sucede.

Porque en el fondo traicionarìa
no sòlo el corazòn
de esa tristeza.


Y desde esa pena, vemos tan alto
el ombligo, que su vuelo a ras
nos presiona inutilmente
nos dirige en vano
hacia grullas
y el tacto extraño
de la memoria.


De noche, cuando no queremos
ser nocturnos
pero el nombre viejo del mar
nos conjura
para que escribamos su historia.


Como si se tratara de un canto.

De una Balada.






Guillermo Isaac Paredes Mattos.

viernes, 23 de julio de 2010

El poema es la ceniza de una visiòn



Nunca he vivido por el mar, tampoco por las cosas.

Espero el fín como cualquier equilibrio.

Subido a mi aliento, despistándo a mi soberbia.

Camino en el péndulo de mi extraña psicología
Y toda psicología es un suicidio, al menos la mía.

De emoción en expresión ha creado cartilagos,
tubèrculosis, mafias y epidemias, objetos sin clase
ni brillo, prodigaciones de un mar acadèmico
clasico como el furor o los cometas del agua
ansiosos en la avenida de los desencantos.

Tampoco he vivido por mí, está la vida para ello.

Por eso he supuesto en cada noche tantas cosas.

He callado y he reido, he murmurado y guardado
los secretos para mí de este árbol,
cuando mi silueta es roja por la tarde, cuando es crepuscular
el hemisferio y la desvanecencia, el grito y el forado
las luces de un muerto tocado por la gloria
y su espectación inasible, mitomana en la orilla
ante el lacerarse, ante aquello que los otros
llaman realidad.

Y mi corazòn sòlo lo llama pensamiento.




Guillermo Isaac PaREDES MaTTOS

Abandono

Abàndono


Conocemos tanto como el dìa, el terror
los cauces cuyas noches irrigan
la postraciòn y decapitan aquello
que llamamos amor o pupila
pomulo de aquel que se estremece.

Resistimos en la espuma
mucho màs porque el viento
recogiendo tu mirada es sagrado y el òpalo
que llega con su rostro
es un crimen,
una lectura.

Agonizamos de manera escultural
de modo que ese inicio de hambre
irrumpe en el cuello
con un habitante
arrastràndo metàforas podridas
a la conmociòn
y sus capìtulos.

Existe esa inspiraciòn por arte
del instinto
cuando la sangre eleva su
dìa carnesì a la mimesis,
a la proporciòn,
durante epìstolas que viven
igual a un cuchillo en las manos

Y con una sensibilidade de sangre
en sus dedos.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

Perversiòn del Color

De lo Indòmito





La noche con osamentas enhiestas y amarillas. Un halo
dividido por apolo, un velero con ramplas de agua, una
mano crispàndose ante la cercanìa del hombre.

Animales de musgo, giran en torno a ella, naves subrepticias,
advenedizas como el canto de una orgìa. Su perversiòn hoy
iluminada por escenciales nictàlopes, sacude el universo
el jardìn poseso de mi cita con ardientes enjambres
donde las corolas describen el azul
de toda paranoìa.

Los papeles de la forma -elemental y rustica-
mentan que la mansedumbre abandona clpesidras verdes
en el tocador, en la funciòn de plastico
para la misericordia.

Ahora inhalo nihilismos.


Tocador de aguas inverosimiles
es tu blanquecino furor y hasta tu ensueño
de faroles quien toca los oropeles
de esta nebulosa.

De los cantos que jamàs se rinden.

De esa catalina encerrada en la rueda de
una bicicleta, sin asomarse jamàs al menguante
de la esperanza
y sus escenicos imitadores.


Cuanticos nudos de madera
cuya entrada a la sabidurìa
es lograda mientras muere debajo
del mar una campana
y tù y tu corazòn estàn allì
para escucharlo.

Para escribir con la idolatrìa
del suspenso
que los colores antes de encontrar
el rostro con el que enfrentarìan
un hombre
tuvieròn que raspar la carne
de otra vida hasta mirar
en sus huesos.

No podìa ser de otra manera.

Asi lo sentenciò
la perversiòn.


Guillermo Isaac Paredes Mattos.

sábado, 17 de julio de 2010

La Puerta del Centauro

Las Puertas del Centauro




Sobre el viejo escorpiòn. La arena.

El remordimiento vuelve desde el mar
y su conexiòn de agua, es un canto
lleno de ancestros.

Y entonces hablo.

Quitàndole al lenguaje su ùnica
expèdiciòn a la vida.

Arrastràndo una columna.

Que en sus parentescos con el agua,
en la etiqueta de su final
diga esto...

Tambièn fuì rauda.

Tambièn fuì atlètica como la
sangre.

Y como toda filiaciòn dediquè
mis àtomos a deslizar en una morgue
la puerta del centauro.



Guillermo Isaac Paredes Mattos.

Diseño de la inteligencia

Diseños de Inteligencia


Pienso en mi oráculo como una enfermedad.

En el interior de mis usos, de mis habitos
de mis costumbres mediatas o aquellas
que cuelgan sus sonidos por la trascendencia.

He pensado. Después mi noche tendrá significado
de pájaros irreconocibles, ellos descubrieron el horror
antes de mí, por eso meditan en el cielo.

Dentro de las
aves algo medita, idea, reflexiona, guarda el antes
y el después. Luego se construyen comunes
en la objetividad de mi lengua. La palabra en ella
es un yugo.


Pienso en mi oráculo para morder solamente
para trabajar las calles de madera en la rama
para terminar con figuras de plata en el ombligo.
Para invitar al mercurio. Esto me da otro pensar.

Días electricos donde la inmensidad arroja su abecedario.
Días absurdos como todo lo absurdo, esta interioridad
es un señor de ventanjas subjetivas, de poses idolatras
y la vida y yo tenemos alguna naturaleza, alguna desnudez
llena de tablas;nidos de opresivo maleficio.

No todo maleficio es opresivo, es luminoso para aquellos
que se han liberado, incluso luminoso para el que
resuelve ejeercios mortales en la penumbra
el que espera un oso con su mano de esgrima.

Pienso en mi oráculo ya hecho espantapajaros.

Uno que pisa la tierra, con la velocidad del arnes
o el misticismo de un ideario, conduciendo
su tradición por el ruido, por la observación
de la luz cuando es oprimida por el universo
y mi espiritu
sòlo mi espìritu piensa que todo termina
en ese mundo.

Y no es asi.


Guillermo Isaac Paredes Mattos.

La Lucidez y los Cuervos

El cuervo de la Lucidez


Tengo cuidado de la lucidez, sobre todo cuando escribe.
Cuando es poeta.

Soy precavido ante el objeto
ante el instinto que existe en sus cortinas
y el acontecer de ambos en medio
del lenguaje.

Me parece, màs que una opiniòn,
es un principio, que durarà lo que una escencia
ha durado en los siglos.

Y vivirà, como ella oculta entre todo.

Para mì responder es un suplicio
la pregunta es otro tormento
la explicaciòn es maldiciòn de extraños cometas
y veo al leòn destruido por enormes desnudos
de rocìo y piedra.

Soy especialista en gripes y remordimientos.
Vivo tendido en una cama y de eso rìe mi poesìa
Entre ella y mi vida sòlo hay carcajadas
no somos independientes y nunca
buscamos libertad en el verso.

El verso es una inteligencia
que rueda entre las cosas
con una maravilla propia de probetas
de fuentes azules como la ignominia
o las estelas que el odio
deja en la venganza.

Tengo cuidado
ninguna histeria todavìa toca mi puerta.
Ninguna esquizofrenia se ha acercado a mi cama.

Eso es lo que yo imagino.

Veo un buho cada noche
es ciego y lleva una campana en su pecho.

El universo lo ha engañado.

Los sonidos tocados por su corazòn
sn los que eternamente habràn de
traicionarlo.

Uno de los detalles es que lo
sabe.


Guillermo Isaac Paredes Mattos.
Testimonio Estètico




Hoy la belleza lo sabe, dios ha caido.
Calles de aire se apagan como mariposas.
Clases de encantamientos y profetas
empiezan historias de tesitura
Y como en un viejo amor
la conmociòn asciende al agua
clamando en voz baja
sus silenciosos confines de elementos
de laminas con la curiodad
debido a un perro obeso.

Porque esos margenes están hechas
tambièn de ladridos.

Y aguardo
como seriamente aguardaré en mi boca
el sentido de una idolatría perseguida por un cuerpo
el aliento de herejías pertenecientes
a llamaradas
a poetas del sol
a los evangelios de extrañas tinieblas
donde el ser recorre la ansiedad
con el neologismo de la acera
Aquel inventandose en el hierro.

Por ello disponemos de entrañas.

De violencias para esa forma de mudez
de sueños invisibles donde se haga lo particular
huerto de constelaciones
de un pubis sin cronologìa donde la tierra aparte
de mì terminologías
cubriendo mi historia de significados
y mi especie de maderas
arrastrando en sus etiquetas un veredicto
que en su corazòn lleve un sonido.

Y este suene desesperadamente nicrorromàntico.



Guillermo Isaac Paredes Mattos.

viernes, 16 de julio de 2010

La Otra Estrella

La otra estrella


La que semejante y nuestra

Perteneciendome entre lucidos partos
sin equilibrios, sin armonìas,
tampoco elementos caen en su hermètico fìn
con mi espìritu
y ya que camino a propòsito por los espacios
no puedo decir que estos
-igual- que esa estrella
sean mìos.

No puedo decir que lo sean.

La otra constelacion, el viejo brillo
de mis objetos y su maldiciòn
tomando escrupulos
el sentido de mi infamia, la escencia de la ambiciòn,
las madrugadas de estìo
donde para sentir no hay que vivir ni morir
hay que victimar sutilmente
todas las ideas
buscando hallar una que sea la predestinada
y en
su maligna reflexiòn
el fulgor de su soledad nos diga
porque los trenes pasan de largo sin detener
a nadie.

Y nadie deberìa detenerse.

Nadie deberìa ser comprensible
y concluir
que a todo hombre en lo màs subrepticio
de su humanidad.

Ni siquiera el ser espera.


Guillermo Isaac Paredes Mattos

La belleza del Mal - XII

La Belleza del Mal


Aqui en los brazos del mal terminan todas las historias sobre
todos las del bien.

La que lleva ojos cerrados y de noche se acerca para contemplar
como lo hacen los ciegos.


Ellos nunca dicen que hay en la oscuridad.


Aquí en la belleza del mal el mundo no es complice
de estéticas.

Y decir esto es decir que siempre hay un punto en lo lejano.

De no ser asi el pájaro no estaría eternamente
en el cielo
perdido en el vuelo pensando que sólo
asi se escribe una palabra
y anhelando llegar a ella.

Y el hombre confunde ese vuelo
con el suyo.

El de la humanidad està condenado
a dormir debajo de la tierra.

Nunca viví en el rocío. Eso lo dejé para mi sombra
y mi espectro me mantuvo en el aliento de sus noches
mientras dios se inspiraba
dentro de cosas tenebrosas
para ser iluminado.

Yo poseo una visión, es cierto.
Pero es posible que sea motivada por extravismos
por titanes marinos
mi corazón es sólo la ceniza de la orilla.
El postrero monstruo que lleva la esperanza en su cuello
allí donde asaltan impunemente los cuervos.

Sí, en la belleza del mal acaban todas las historias.

El mal no mira la sabiduría,
no puede mirarla
para hacerlo hay que llevar simbolos atroces en el alma
no basta sólo escribir.

Por ello me río de ti poesía, como tú de mí y esa es la unica complicidad
y nuestra maldición esta noche.

Y dejemos al mal cumplir su tarea.

El sigue enhebrando sus agujas en una catedral
de carne
llamado poesía.


Guillermo Isaac Paredes Mattos.

Ejemplo de Naipes

Ejemplo de Naipes





sòlo vivì el instante, sòlo asi mi vida se perderà
en el tiempo





Si la noche no logra subliminarse.
Si su mundo -entendàmoslo- no tiene derecho a nada.

Y los jardìnes en ella
son un argumento tomando la pena
de toda fantasìa
adherida a la providencia
sin ser suprema.

Y cada uno de sus dìas
por màs que capitularon escribieron
del conjuro que fermenta
en el brillo, la adivinaciòn
del misterio con sus naipes.

Si creamos un mundo con una mascota
llena de nictalopes para los demiurgos
o esos nìveles donde la dimensiòn
palpita en suspenso
y ese riesgo es alimentado un segundo
por el lìmite.

Sòlo para que nuestro espìritu pueda
atravesarlo.

Y morir en ella.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

miércoles, 14 de julio de 2010

El Arbol

El àrbol




Se dice del àrbol, como una leyenda
Se dice de su olor, como una medalla
en una aurora donde las escarapelas
suceden entre nieves perpetuas
entre inmortales
que aprenden
el juramento de la vida en
otros altares.

Se dice y respiran los barcos
al lado de mi penumbra,
el desierto con que escucho las sombras
o el angulo de un ala dionisiaca
fermentando frutos de aquella piedad
cegada por una serpiente
una noche de males.

Somos historias uniendo lo perverso
pero perdiendose finalmente en lo divino
porque el amor no es juego de la luna
ni la tarde
es fuego de esa voluntad aprendiendo
a caminar entre los cisnes
y muriendo cada noche
entre sus rosas.



Guillermo Issac Paredes Mattos

Visiòn de la Sangre

Visiòn de la Sangre





He visto un universo demasiado rojo para contemplarlo
y en èl virgenes de sangre.

De ese mundo sòlo muertos siguen colgando de una hoja
como descendientes que abren presencias
tan dentro del aura.

Y tù sabes que eternamente soy nada lejano
una formaciòn de aire amenazàndolo todo,
con su absoluto de àcidos
e hipnòticas ventanas.

He visto en mi corazòn ese momento que pierde
la conciencia del espacio.

He acariciado la muerte de esa conciencia donde el espacio
era mi espìritu.Lo he perdido todo. Las cosas no duràn,
-màs que leves-
son instantes talentosos de astros,
esos desenlaces quer hoy oprimen cadaveres
y como no, sepulcros incendiando
los mechones del dìa.


Dentro de este bòlido, cabalgan luciernagas
borrando siluetas hasta convertirlas en penumbras
yo no busco precedentes, tampoco giro al mañana
sòlo quiero una vena, tal vez dos que quieran apagar
una primavera en pàjaros de azogue
y estrìas de veneno.

No busco, en cada inspiraciòn decir creador para mì
es la voluntad de invalidas sepias. Yo dejo que
mueran en un pino o la fiesta de un sacerdote
humedecido por los estùpidos
de una cùpula
del buitre màs alto en la llamarada
y con esas menciones
rozo capitulos, protocolos
donde el tallo dirige su escencia sin lamentarse
y bajo un oràculo existiò un tremante
como algo embarrando su corazòn de
cementerios.

Toma uno, sentemosnos en una de sus làpidas
y adivinemos la vida que esconde el nombre
de ese muerto.



Guillermo Isaac Paredes Mattos.

El libro del Destino

El libro del destino




Hay palabras que necesitan la salida del sol
entre la nieve y dos mundos separàndose
para decidir un pedazo de ansia en las tinieblas.

Por ello recorre el grito
los tribunales donde el vacìo acecha
insinuando una hoja en el destino.

Pero se necesitan miles para construir su libro.
Para escribirlo cerebralmente como
si la nada quisiera,
y la nada se acerca al vacìo
para contemplar los trapecios
ese color de tallo y larva deformandose
esa perversidad que juega entre los dientes
con los sueños de mi demagogìa,
la mas enamorada
aquella posesa para evitar todo lo como otro
a veces puedo vivir pero no enamorar
ni arrojar un dado lleno de religiones
y puertas vacìas.

Esa fatalidad es como un rìo
una mueca deslizandose entre pàjaros visionarios
esa perfecciòn en la cual son casi abominaciones
se llama muerte.

Y ya que la muerte es sòlo una linea del destino
su libro empieza a recordar memorias que no deberìa
y su deber entonces nace en una piedra
y empieza a recoger una ciudad
una ceremonia de polen
el sacrificio lleno de espolones,
por ello menester es vivir estrellandose
existiendo en realidades sin ninguna ojera.

La realidad està hecha de hombres
la realidad es un extraño alimento y jamàs puede demacrarse.
Es inhospita y retorica, casi criatura y genero
de columnas asediadas por grises silencios
y reyes azules.

Reyes perdidos, indeterminados
juntando guitarras y contaminaciones
es lo primero a donde te arrojaran los hombres
ellos no moriran solos con su miseria
sòlo esperan, sòlo aguardan
y sorprendidos de algo tan
pequeño como el arte
forman desasiegos.

Asi empieza el libro del destino.


Lima, 2007

Guillermo Isaac Paredes Mattos.

Ciudad Roja

Ciudad Roja
A ti destino, una y otra vez a ti.


Aunque haya una calle para la caida del mar, quedará un sepulcro para morder ese momento con los dedos.

Y de cada estigma volveré a beber, con la ironía de un más en el discurso inasible, el que no puede tocarse. Y es que sin ser alados los cometas caen por el universo sin ningún destino y yo convoco a los ojos antes de que ello suceda.

Temo al mar, tengo miedo de esta luz ahora que no puede iluminarme, lo diré con la diestra para que lo sepa mi zurda, mis entrañas se iluminan en el eter.

Y el eter conjura malabarismos de barro, su diálogo es azul como el horizonte de una mano esculpiendo en la araña, porque ella no sólo teje telas. Ay, esos vándalos que apenas pueden rozar la nieve, pero jamás involucrarse en ella. Esos pájaros que tienen miedo del aire porque en él maestría de otra dimensión es sostenerse.

Aunque hayan colores que escriban del metal mi diálogo será siempre una fortuna, el mito de horóscopos en el médano y la escollera del hilo disparando carceles, lunas de metal, un elixir de fuego en mi lecho, ese que puede concebirme sin que la inspiración lo sepa.

Y de cada reliquia tomaré el invierno de la copla, el aceite del viento sobre la cascara del petróleo y ese sonido inconexo en los parpados de un río, donde aún me miran los espejos del sueño.

Por más que un tridente lleve el temple de los bosques y en mi cuello no haga sino la única palabra para la garganta esa que rebota eternamente entre paredes de carne, la verdadera, aquella que no puede decir jamás mi nombre ni el de nadie.

Aunque resista, estaré quieto en el agua para que el devenir sea un roce, mi calabozo es de cera, sólo mi sangre puede derretirlo.

Pasión tu que urdes pasajes como las tinieblas, dime como hace la sombra para conquistar este albur, para tomar mis zapatos y creer que son suyas mis caminatas, hasta ese adagio sin más ni espuma, donde el sol es el candelabro de todas mis historias.

Pero duermo en el origen de una presencia derramandose entre los árboles, mis noches son en realidad mis días y mis oidos son templos donde leales vigilantes no dejar pasar otros sonidos.

Ambar de montes que se arrastran de la noche a la marea, si hay un equinoccio está hecho en este instante de papeles y el mundo puede terminarse, tomar el signo de la extinción para empezar turbado, en la conmoción de un tren cuando ve llegar un hilo, insomne porque huyo de la linea.

Pero para ti y para mi eso no tiene importancia.

Yo te seguiré voluntad, a cualquier destino.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

Imperio

Alegorìa



Este poema està dedicado



Podemos escribir ese poema que no lleve rostro
pero que estè compuesto de huesos,
de piel.

Y màs aùn escribirlo sin que por ello tenga cuerpo.

Decididamente seguros que en su corazòn son
otras las criaturas de la arena
y los sìmbolos.

Parece necesario pensar que en ese poema màs que
al amor al ùnico lugar donde llegamos
es una lìnea.

A una abreviatura.

A un palco de agua para el acento.

A conclusiones donde nos compadecemos del invierno
y la negada posibilidada a su alma
de llevar el destino del
punto.

Este poema - este escrito o lo que fuere- se
inmolarà en dìas de venus
a lazos de juguete adquiriendo el caràcter
de una turba
de una orgìa de plata en el sueño.

Tù las conoces.

Ahora desde el singular te digo, puedo reescribir
ese poema, alejarlo de lo que alguna vez fue
y asi despierte sorprendido
de aquello que misteriosamente desde su existencia
tocò lo divino
para reconocer, para dormir en un amanecer
de fragatas y soledades.

Pero tanto lo divino, como mi cuerpo y el destino.

Todos siguen su propio camino.

Y esto lo sentenciò porque al igual que
existe un ser que convierte su soledad
en imperio.

Al lado de otra soledad, es convertida
en reino.



Guillermo Isaac Paredes Mattos.

lunes, 12 de julio de 2010

Los Actos Psicofìsicos

Los Actos Psicofisicos




Los seres psicofìsicos de la tierra.

La pareja ornamental de dos soplos
perdièndose en uno solo.

El vaivèn del moho cuando enseña
sus rasgos a un astro oscilàndo en
mis cavidades espirituales.

El pleamar sexual del invierno y
sòlo los muelles arrastrando
el semen de sus daguerrotipos.

Y en el secreto, oimos del susurro otra
casa.

El pubis fundamental del oido.

El tripulante acustico que deja atras
su percusiòn antes
de asesinar su enjambre.

Su amanecer de saliva, su larga prodigaciòn
por los acidos y los caminos que no pueden
alargarse entre nosotros.

En mi arcana masculinidad, el viento se
columpia con una mano
para buscar refugio

Y

La etiqueta donde los circulos
se cientan para reconocerse, aparece.

Y sobre un logro ardiente de delfin,
navegante de insomnios, tu percusiòn
cala nuevamente un tacto
la sensibilidad del haber sido ceniza,
la inteligencia del polvo
en los cometas.


Allì, donde nuestras sienes
dejan sus redes para los psicofisìcos actos.

Para la epistemològica araña.

Donde cada dìa nacemos.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

domingo, 11 de julio de 2010

Culto de la perpetuidad

La ira y la Perpetuidad



Como algunos sabemos se trata del aura.
Como otros ignoran es necesario que la naturaleza
se convierta en necesidad para errar,
para crear la derrota de su civilizaciòn
la ira de su reflejo.


Y si hay algo que aqui es ignorado, me decido
por el culto a la perpetuidad.

La perpetuidad es un niño con una sola cabeza.

Una tanta evidencia donde es imposible elegir.

La voluntad de los cristales cuando sumen su alma
en eventos donde el recogimiento
asume el follaje y jamàs el dialogo de la niebla.

Y del crear a la creaciòn hay una nuca flamenca
una reminiscencia donde idolatrìas de medusas
elevan conmociones para mi ùnico poema.

Y escribo para la hipocreacia que a mi lado
despertò con estèticas y paseos
por la linea.

Termino siendo un poseso antes que una alegorìa.

Fuì iuminado por faroles dejado de la tierra.

Yo sòlo fuì el subterraneo placer de una elegìa
que jamàs hallò su drama.

Porque el drama- ahora lo descubro- es sòlo
el desplazamiento morfològico
de la tragedia.



Guillermo Isaac Paredes Mattos.

Arquetipos

Arquetipos



Te Arrastras por esa nave donde el mar està solo.


Con nada màs un pensamiento, su nombre es arquetipo.


Una eternidad a su lado es un templo como la noche

o la violencia,

donde misteriosas expresiones evitan el conjunto

de la ira en un amanecer de presentimientos

y categorìas.



Pero tù, elaboras la idea de la perpetuidad

como si esta fuera quien tuviera

el corazòn de lo eterno.


No ser desgraciado, como yo has vivido engañado.

La perpetuidad es tan sòlo una expresiòn

un vicio irònico.


Y mientras màs te arrastres, sòlo descubriràs

que el milagro de ese sueño

retorzerà -asi no lo quieras- todas

tus imagenes.


Y ahora escribamos sobre las canciones

que el ensueño clavo en la arena de tu boca.


Intentemos desde el sueño llegar a ellas

porque algo màs grande jamàs espera al final

del camino.


La vida lo sabe muy bien, en ese final

sòlo nos espera el guardìan que nos dejò vivir

en los opusculos de nuestros

desastres.




Guillermo Isaac Paredes Mattos.

viernes, 9 de julio de 2010

Manifiesto del Ontos

Manifiesto del Ontos


Este es el ontos
en sus alas una cruz.

Una calle helàndose entre
la poesìa.

El universo del cristal
ensimismàndose.

Con un retazao de nombre
racional y extraño.

Dentro de una abstracciòn,
mensajera y parte de otra
noche.

Nadie llega a èl con patriarcas
de muerte.

Nadie cubre su existencia
con el milagro de otros ojos,
incluso el rocìo no logra
representar el viaje de su mirada
cuando en sus constelaciones
no hay ya sueño por el cual vivir
y esa hazaña es decidida por planetarios
con los que concluye el mundo
la fortaleza de una idea en el pànico.

Calles de sol, regiones de pupilas
mi manifiesto concluye el golpe
de su ontos en la arena.

Porque frente a ella
siempre habrà un oceano
ante el cual no lograrà
defenderse.



Guillermo Isaac paredes Mattos.

jueves, 8 de julio de 2010

Terciopelo Subterraneo

Terciopelo Subterraneo
A la maravillosa Velvet



Ese fuì, no tuve que escribir para deshacerme de mi vida.
No tuve que traicionarme, para ello està el latido y èste llenò
de juguetes y pàjaros mi vida, eso que llaman poetica, aquello
tan ardiente que daba miedo acariciar la agonìa
entre sus propios halos.


En cuanto al velo, lo fuì separando de los àrboles
de todo aquello que la naturaleza convertìa
en liquidos.


Nunca conocì un hombre que abriera una palabra por su
propio maleficio, un oràculo que pudiera sostenerse
en su demacrada mirada y antes de pendular un poema
hay que reir sobremanera
de modo que el universo se llame antonomasia.


Ya sabes sòlo conocemos el fìn.
No alcanzamos jamàs el principio.


Asi mis pequeños burgueses por mas poeta que parezca
hay que alimentarse tambièn de excremento.

Como lo hace la màs exacta puta, esa llamada sociedad.

Y ahora cierro los ojos, para que la mirada allì
encuentre en la oscuridad sus objetos.

Pero bàsicamente con la unica certeza que recorrè su espìritu.
Iluminado por el vertigo de su luminoso corazòn.


Guillermo Isaac Paredes Mattos.

La tradiciòn del Fuego

El Fuego de la tradiciòn



La vida es un lugar perdido en la inocencia.
Una inspiraciòn a medias.

Se culturiza en nociones de yugular y entrañas,
donde suele vibrar una màntica,
con esa mùsica que la soledad diluye en una vena,
recordandome que antes del poema
hay un destino.

No posee inteligencia, recorre aposentos
como lo hàce la locura y la locura no es irracional
es un evento lùcido como la aurora,
despuès de haber abandonado a la noche,
eso lo imitò de los hombres.

La vida es una exposiciòn cerebral.
El desafìo de la mente ante la ceremonia
de una neurona en ella, una nebulosa canta allì
la visiòn del rocìo.


Es este viento de agallas irreconocibles.
El paseo en la orilla antes que la demencia del oceano
llegue a nuestras manos.

Es nuestra maldiciòn, sòlo el alma
puede conducirla hacia la tradiciòn
del fuego.



Guillermo Isaac Mattos.

Arte Poètica

Arte Poètica



Es posible que la complicidad haya sido
el ùnico arte de mis calles vacìas.

Que sus dioses, los vendavales publicos y morenos
donde mi vida era construidad por zoològicos.


Que la noche deje mi imaginaciòn
a la idealidad de las constelaciones.

Tanto asi, como un heroe, andrògino y puro
en una llave
en una luna, automàtico y ciego
como una figura de trapos.


Donde algo oscuro como los relàmpagos
te acarician con el maleficio divino
de sus desiertos.


Guillermo Isaac Paredes Mattos.

miércoles, 7 de julio de 2010

El Verbar del Origen

El Verbar del Origen



Sobre la voluntad el dìa entrenado por una aguja.
Hermetica y arquetipica,la luna se levanta colgada del misterio.
Su elevaciòn precede al idilio donde las voces se inclinan
y los muertos definen ese tanteo entre prostibulos verdes
aquellos sellados por capillos y lenguas dialògicas.

Dialògico el ser que nubla su existencia y exige
a la realidad los origenes donde el verbar sea mìtico
como un gran eslabon de piel abriendose en la arena.

Y para no extender màs este poema.

No aqui.

Concluirè mentando que ese eslabon era el llanto
del verbar.

En los origenes de todo profeta.

Y su demiurgìa, esa, su sonido
en los labios...La convierte
en profecìa.





Guillermo Isaac Paredes Mattos

Sobre la hipòeçsis escrita

Poesìa

Αγωνία και έκσταση είναι μια καρδιά





Ellos escriben porque el escrito olvida.

Porque su memoria es retratada en el alcohol.

En èl caminan flautas originales, eximios balanceos
de terciopelo.

Un puente donde los ciclos son enfrentados a los truenos.

Y la tempestad abre su corazòn sin raices, un solo rayo al mundo.

Bajo esos conos, todo deja de igualarse.

El derecho pierde su virtud, tanto como la necesidad.

Y nosotros, nos estampamos oprimidos por soportes de liras,
por citadinos horòscopos e hialinos acontecimientos,
màs aùn que el acontecimiento.

Con una duda feroz en el pecho, con serpentines
aguardando la espada de la confusiòn
en esa fiesta.

Llena de dicciones y escarlatas codicias
desplegando el trance
de su gnostica agonìa.




Guillermo Isaac Paredes Mattos.

martes, 6 de julio de 2010

Las ciudades del Nombre

Las Ciudades del Nombre




Cùal era el nombre.

La precisiòn de la luz sobre su significado.


La puerta abriendo paso a la letra, al acentro del guardia.

Al policia del sueño aplacado por motines de hierba
al intentar dormir en el follaje.



Dònde era el nombre.


La plaga gramàtica y esterea de nuestro corazòn
intentando desatar su espìritu
en esa belleza
complicada y novelista de parsimonias
de coherencias sobre nihilismos
de evoluciones entre sombreros de agua
donde la imaginaciòn
refleja el espacio del destino sobre
naciones de piel, insinuando muelles
asolados por heridas.

Allì, donde el dolor posa una letra
en la inutil metàfisica,
donde la màs extraña existencia
- la que no conocemos-
lo abandona a la visiòn del fuego
antes de convertirlo
en una palabra.


Guillermo Paredes mattos

lunes, 5 de julio de 2010

Desvìo en el Cielo

Desvìo en el Cielo
Dedicado al Guille.


Para los mìsticos y para los daltònicos.
Para la mètrica y sus idolatrìas
en su cultura de cuatro paredes y
de tres dimensiones.
Para los que no pueden ir màs allà de sus ojeras.
Para los que temen que la sombra vaya
màs rapido que ellos
y se esconden ante la velocidad de algo inasible.
Para los que no pueden descender de la cruz
y miran como se desangran sus manos
y la herida en el pecho va cortando el respiro
hasta un musitar que huele a poesìa.
Digo huele para excusarme
y poder burlarme de mi excusa.
Para los que creen que la poesìa es una ramera
esperando el vicio de su yo
ese vicio metafòrico
cacofonico.
Para los cacofònicos
sobre todo para ellos
este es mi mar
aquì el que sabe ahogarse caminarà hasta
la muerte.
Para sus astisticos caballos
sobre todo los que dictan evangelios
y se repiten cada noche
ciclicos en el tedio de un barco que no
calzò jamas sus botines.
Para mì que nunca voy a intentarme
y supongo mil veces antes que algo imagine.
Y alegòrico
voy semàntico en cada luna
en cada astro
en todos mis retornos
sobre todo cuando cuando jamàs se parte
cuando no se abre caminos.
Yo que estoy cansado de las cenizas
y nunca miro atràs cuando llega el veneno.
Para los que rebotan
fieles entre sus pedagogìas
de uniformes.
Entre sus sepulcros
donde la hormiga es paradoja
de los que conspiran de noche con la araña.
Para mì que asesino complices
que grito al mar como en un claro vellocino
para que sòlo una paradoja
de luz
vuelva a encontrarme.


Barranco, 2004


Guillermo Isaac Paredes Mattos.

La Estela Furtiva

La Estela Furtiva


Aprender como la noche a respirar entre silencios,
expresarse igual a tal silencio, sin ninguna consigna.

Observar un àrbol, para ignorar incluso nuestros
vaticinios.

Mirar la nieve, en ella un vidente de agua, se hace
lìquido por primera vez. Su evoluciòn es de angustia.

Dentro de èl, genealogìas de aura, confirman patriarcas
semejantes al granizo y antes que mi hambre los devore,
una arcana sed desprende su matriarcado de luna,
su sacerdote insinuando el universo.

Por ello el sol jamàs pudo convencerme.

Su luz muere en la arena.

Y dentro de nuestros oidos
parlantes de carne ascienden hasta la mantis
simulando conversiones
tremebundas cadenas de aire, un soplo màs
un dìa estreno, escribiendo
en la sustantividad del adjetivo
que la sal que bebe no es de escamas.

Pertenece al libro del genesis.

Cuando el mundo de los hombres
era devastado.

Guillermo Isaac paredes Mattos.

Los Iris Distorsionados

Los Iris distorsionados



Sobre la nave roja de una sepultura
la palabra llega a la aurora
arrastràndo las plagas de sus funerales.

Fàbricas de agua, reconstruyen las pàginas
donde el libro inutilmente se busca
donde el mensaje extraviadamente
tiembla entre su propio manuscrito.

Y el termino...

El termino es sòlo un recogimiento divino.


Proporcionales al templo, etiquetas y màquinas
impregnan su sitio de homicidios.

Los vòrtices conjuran la amenaza del cefiro
al morder los escarpines transparentes
del desdecimiento.

Y desdecido el que abre una galerìa
una caverna de tropos
la trama inconmovible del nudo derramado
por una soga en el cuello.

Alumbran los grilletes el nombre del racimo
clarinadas de uvas
respiran hacia la luz y entre enhebros
de opciones llevadas por el lamento
a una conmociòn de equinos
los espejos sepultan
una herida.

Donde el dolor late con la magia
de los iris distorsionados.


Guillermo Isaac Paredes Mattos.

domingo, 4 de julio de 2010

El Sueño de los Sìmbolos

El Sueño de los Sìmbolos




Κάθε άνθρωπος είναι ένα χρησμό στο άλλο.

Σοφοκλής




En toda apariencia la profundidad deja
un sìmbolo.

Es un sonido que marchita su corazòn, irracional
y lunàtico, como un beso.

Y en medio de ese labio -que quede claro el singular-,
el carbòn con el cual evoluciona es
tridente, lleno de antorchas y
jabalìnas de hiedra
lanzadas al sol por un rostro,
donde el hombre desciende
con un planeta cubierto
de crimenes.

Entonces decimos que èstas
son la paràdoja de un sueño en los labios
buscando su sìmbolo en un beso.

Pobres hombres -que como yo- alguna vez
creyeron ser iluminados por esa angustia
esa angustia que dirige a todo ser
despuès de ese beso a una
misteriosa inocencia.

Pobres seres que aùn en el destierro
arrastràron una hoja para que la memoria
del poema lo estampara en
imperios de escritura.

Y màs pobre aùn esa escritura
porque al intentar sellar el beso
en una palabra...

El beso, el màs bello
de todos los lunàticos...

Huìa con su sueños
a otros sìmbolos.





Guillermo Isaac Paredes Mattos.

Mar

Mar


No sueñes mar,
jamàs tendràs alas
siempre viviràs debajo
del horizonte.


Magdalena. 2005.


Guillermo Isaac Paredes Mattos.