sábado, 29 de octubre de 2011

Los Cisnes de la Oscuridad

Hay puertas que insinuan peciolos
hemisferios de insomnes caidas por la nieve
cuando el invierno confunde su corazón con el rocío.

Es el espíritu de un sueño
recorriendo pergaminos que fueron del veneno
que una noche juntaron espoletas
que divisaron siluetas
antes que la imagen pudiera hacerlo con su escencia.

Hay cristales donde ninguna transparencia
debe a la existencia una palabra
un sonido de metal
una calle de svasticas trazando
el lenguaje mas facil del arte
esa velocidad de miedo camino
de la playa
cuando el mar nos espera
sumergido en las aguas.

Pero dios es subterraneo
igual que la piel, igual que un bosque
poseido por los ecos
por un disturbio hecho de fabricas
de florecimientos que hurgan ruinas
en los humeros, caminantes de sueño
en las entrañas
y los cascabeles anuncian
caravanas podridas en el viento
fermentando una y otra vez su adios en las pupilas
en esa mirada que ofrecemos para nadie
cuando el mundo parece el atomo
que no dará su corazón a la tierra.

Hay puertas, solsticios de uñas
orfebres de papel
mirando en las maderas
y entonces sobre la oscuridad
emergen las frentes
llevando cintas negras de levantes
incendios donde la soledad recuerda sus juguetes
su castillo de niño
su borde rodeado de pubis
y por amor al mar
vuelvo a creer en un barco
en un verso de metal
en una página de sed
en el nombre que seguramente diré
un día
unido al más extraordinario sacrificio.

No lo conozco.

No sé si llegaré a él.

Sólo sé que traza sus raices
entre cisnes de oscuridad.


Guillermo Isaac Paredes Mattos

La Sinagóga Negra

Cuando el libro de la naturaleza
posea el espíritu de otros ojos.

Y el poema se arrastre ya vacío
entre la persecución y uno de sus sueños
derrame un altavoz
donde vibra el craneo de otro mundo.

Cuando escribir y recordar pertenezcan
a la misma escencia.

Observo. Furtivos espolónes
devoran los ríos.

Vientos de horror parecen esconder la
noche de la oscuridad.

Y entonces, contemplo el día en ella
ese día solitario.

Su temperamento es cerebral, sus visceras.

Me dice, que desde ahora escribirás por dios
porque finalmente queda nada.

Luego, un espejo de huesos lo confirma.

Una carta ancestral que reconozco
en el frío,
en mi cultura del fango.

Cuando todo exhala intelectualidad.

Y hacemos lo único que resta al latido.

Para no ceder a ello.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

viernes, 28 de octubre de 2011

Funerales para Dianoias y Circunferencias

Hoy la curiosidad es tambièn de dios,
por lo tanto mortalmente divina.

Hoy esa curiosidad deja un velo pagano,
ya que los ojos de dios tambièn para llegar
a ello se hicieron idolatras.

Es la unica forma de caminar sobre la sabidurìa.
Digo sabidurìa como verbo obviamente.

Al estar en este texto percibirà su pulso entre dientes.

Y dios piensa bàsicamente cuando està herido y es
decadente pùes quieras o no, arrastra el destino de
los hombres.

Y dios piensa cuando se desangra, cuando
es de noche y los centauros, logran olvidarlo
buscando el seno de su mitologìa.

Hay que alimetarse dicen los centauros.
Fuè èl finalmente quien los creò.

Y asesinamos todo lo que creàmos.


Hoy puedo hablar de un dios absoluto y mayeutico
mientras desplaza su soplo por la perplejidad,
mientras avista perverso la vocaciòn de los astros,
o la unciòn postrera del hombre ante una hoguera,
entregàndose lentamente a una llama.


Y belleza tambièn es mirar como esa llama lo conduce
a la ceniza.

Ante ello dios menta en mi oido que ello
es cosa de magia, pero que no me engañe
tambièn es cosa de la pàgina
y se necesita un funeral y una circunferencia
para crear un poema.


Hoy dios se aleja de la divinidad por poca cosa
èl busca miserias, el anhela idolatrìas,
de esto puede escribirse que la idolatrìa humana
puede llegar a 180 grados, la de dios
siente nausea despues de haber completado
el circulo.

Y la curiosidad en sus manos deberìan ser las mas puras
pero no sucederà, porque estas circunvalan
la arena sexualmente.

Asi es citado el infierno.

Se necesita de èl para escribir y quizà terminar
este poema.

A pesar que sea mi absurdo, a pesar que allì termine
el prostibulo de mi clarividencia.

Ese nihilismo con el cual miro al hombre, ese hombre asistiendo
a un rito y el rito
es un conocimiento, una inteligencia que arriesga
sus entrañas en la realidad para iluminarse
en el veneno.

Y este deje atravesar en las columnas
de su ira un destello.

Sòlo uno.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

La Naturaleza de lo Divino

Miro una constelaciòn.

El azul sagrado detràs de ella
puede decirme que el universo empieza.

Las estrellas que la forman arrojan su lenguaje
en su sombra, por lo tanto no puedo leerlo.

Me queda la intuiciòn, pero èsta
tarde o temprano cae entre la inteligencia.

Y la inteligencia no puede escribir sobre
lo que he deseado.

Apenas lo intuye.

Es un caso curioso de esferas.

De cìrculos volviendo a si mismos
sin una razòn.

No por ello irracionales.

Pero oscurecidos por la naturaleza
de una estrella.





Guillermo Isaac Paredes Mattos

martes, 25 de octubre de 2011

Légados Atómicos

No hemos elegido por el nombre
de las efigies.


No hemos admirado dentro del mar
las sospechas de la duda.


Viajamos entre premoniciones, alguna
vez antropomórfismos.


Encendimos culatas, dimos redención
al cultural nombre del templo.


Nos situamos en la hojarasca que rompe el
desvelo y lo situa en ciudades.


En ramplas arcanas de romances.
En nociones de ensueño.


No somos sino el viento, soplando entre
carencias de barcos con superficies
de veleros.

Desvelándose ante el polvo cada
día.

Hermafroditos...

Atómicos.




Guillermo Paredes Mattos

Cuadro de Caballos

Junto a los cirros creaba un corazón.

Lo imagino pues era liviano, no puedo
imaginarlo por sus actos.

Para imaginarlo, tuve que llevarlo
a la sensación donde la inteligencia
deja su brocal de camello
su ira más remota.


Creaba. El látido en él creaba
las cosas por las que el viento
a veces duerme en el cielo
como una corriente que pierde
sus ráfagas sólo para que sumerganse
en la piel del hombre.

En la piel del ser...

Temblando...


Como ante un cuadro de
caballos.






Guillermo Paredes Mattos

Historia del Aire

Cuando interpreto a una palabra no soy yo.

Cuando soy yo estoy representando
alguna cosmogonía.

De mi ser sólo hay una noche, sin respuestas
por supuesto.

Cuando camino debería hacerlo de perfil
asi miles de imagenes no morirían.

Y aunque temo, este temor no dura mucho
en mi interior, de hecho
mi interior no dura mucho en mí.

Cuando presiento al viento perdonar su historia
vuelvo a pertenecerme.

Y el universo me persigue
preñado de cualidades o esta citara de aceite,
lo dije ayer cuando la página arrastraba un disco
una suerte de fábulas comprometidas,
algo en la soledad que vuelve a involucrarse con
la nieve.

Cuando respiro, nada puede compararse
aunque en mi multitud cualquier soplo se rinda
y agite la parábola dentro de mis dedos
para que construyan seducidos por
algun rito de vidrio.

Yo no tengo misterios, el misterio
no alcanzó jamás la realidad.

Y la realidad jamás alcanzó su lecho.
Sólo hay un pedazo de jerarquìa en cada muelle
una oración y un pàjaro que espera
modificando a su antojo
su ir y venir por el mundo.

Sólo hay este color que es encantamiento
algùn lenguaje con ojeras y un espacio
despertando a los mares
de mi lengua.

Llenando mis historias
de aire.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

La Dimensiòn de las Ruletas

Hay viajes que son la angustia de un mar en las paredes.

De esa ola que no pudo recoger de las cenizas un pájaro.

De esa muerte que nos saluda como un aurora

que necesita el espíritu para desangrarse.

Yo recuerdo que la desesperación era una reliquia

donde llegó la vida tantas veces

para buscar el nombre que podría formarla.

Yo recuerdo el verbo, porque hay viajes donde

no puede guiarnos

y la soledad es como una mitología de nieve

una forma de concebir la distancia antes que muera

en el horizonte

ese lugar donde sólo es inmortal

la visión regresando a sí misma

después de haberlo dado todo.

Hay viajes que duran un pétalo

una noche donde un cruxifijo enciende su parpado

en los rios de las manos

y uno tiene que representar ese papel

para el cual no fuimos preparados

y vamos por hemisferios y constelaciones

por mundos que aún aprenden entre sus respiros

por dimensiones que nunca fueron formadas.

Hay ese secreto que siempre esconderá sus ojos

para que sólo podamos soñarlo.

Lo dice el agua cuando ilumina entre la transparencia

un fondo de peces amarillos

de residencias como el hado

de altares como el sueño.

Contempla este es el mío

está lejos de la realidad porque sólo allí

vibra el universo

persigue naves celestes

porque si miras hacia lo alto

un hecho cae sin adjetivos por el cielo.

Esta es mi ciencia

una pedagogía de raices celestes es su alimento

y entre naturalezas de arena

crece como una piedra

como una civilización donde el corazón

clava en el espíritu

la espina de su holocausto

y uno sabe que en un purgatorio

el alma corta el universo de su metafísca.

Esta es mi ciencia

controlo caballos,

disparo piedras.

Mi vida sigue siendo una ruleta

jugada por mi espíritu a seis balas.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

sábado, 22 de octubre de 2011

Vellocino del Sueño

Vellocino del Sueño

Sobre los arquetipos, la mimesis...




Preparaba esta noche para ser imitado.
Y fiel a mi interpretaciòn
de las luces
vì al brillo involucrar mafias paganas.

Traducìan extrañamente los aires
los vidrios de una redenciòn iluminada de sepia
de cartilagos y seres oscuros,
llevando candelabros de crepùsculos
en sus interiores,
en esa certidumbre donde la intimidad
redunda en la duda,
como una sabidurìa perpetuada por
àrboles amarillos.

Abundaban los cirios en lapidas de hierro
y furiosos titanes volvìan a destruir las cosas.
Los violines y musicas no representaban
ya a nadie.

Y en esa muerte vì al pàjaro
descender hermafrodito entre lubricantes de polvo
dando pasos de rada marina
y terrestre,
era un gemido iniciandose en morgues de rosas
donde aùn la belleza pregunta en cada acontecer
por mi aliento,
por ese exhalo que dejè en la penumbra
conjurando al espectro del pètalo
de un ciego hemisferio donde
me hacìa tenebroso
y mi lengua se llenaba de virgenes y santos.

Oh dios, tù que eres principe de tumbas y purgatorios
que diste a la libelula el tridente
de los mensajeros,
los senos de un cancerbero llenando tripulaciones
de barro,
el verso maestro de la venganza,
la poetica del feretro nocturno y su llegada
dentro de un patriarca de sed que toma baules
de un reino
donde dialoga el vellocino.

De un reino indomito y sensato
llamado providencia.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

Naturaleza

Igual crearás un piano.

Tendrá la forma del movimiento, por lo
cual no podrás detenerlo.

Pero sí hundir en él tus manos.


Una noche.

Un día, intentarás morir en él
pero sus aguas te devolverán a la orilla
pues no será tu momento.

Ello lo decide la naturaleza.

Ello es sentenciado por
la vida y no la
tuya.



Guillermo Paredes Mattos

miércoles, 19 de octubre de 2011

El Fin del Insomnio

Aquí aguardo, donde la experiencia oculta sus
manos entre la tierra y la ilustración llegando
con los peces es un birreme ya antes repasado
por las cenizas.

Dirás, que aquel día las casas eran de polvo.
Que nuestros balcones pertenecían a las violines
que entre las nebulosas y el tacto, la sensibilidad
era un bosque presentido sólo por un aguila.

Este será mi lugar, no tendré mas que vaciós
eludiré a cada momento las palabras ya que siempre
existirán otras y esa condición me dirá
que desaparecer es sólo un caso judicial
para los niños, para esos rostros que nombran
cada amanecer infancias al lado de las llamas
o el cielo inexpresivo, tremante de una voluntad
con monedas o catálogos ardientes, donde en
vez de transparencias tuvimos al hecho
del insomnio como única catapulta.

Pero entonces alguien abrirá nuestra mente.

Y derramará ese insomnio
por el mundo.





Guillermo Isaac Paredes Mattos

martes, 18 de octubre de 2011

Batalla de Tridentes

Conocemos cierto apogeo.
Una herencia.

Alguien deja poèticas materias allì.

Una tendencia donde lo funebre
se organiza senario.

Ese desenvolvimiento interpreta capìtulos nocturnos
capìtulos peculiarizados por ballenas con funciones relativas.
Un testamento quizà, una dinastìa, algo legendario.


En el interior de aquel apogeo
los proverbios de nuestra soledad desarrollan
cultos de samgre, cultos de flauta hechas de uñas
para ello, debemos asumir que todas han sido arrancadas
de los dedos.


- Gèneros de turbulentos caballos vuelven asi
a las perlas-

Yo crecì en esa tiranìa, frstràndome al tocar imagen
tras imagen, dispersado por veranos que eran trenes
ilustrado por lo insòlito. Tuve endèmicas lenguas
un vocabulario de fàbula fue mi mesa, tambièn era
de platino, ahora comprendo el mercurio en mi boca.

Es decir una consecuencia increìble.

Donde se liberaban fabulosas batallas
de tridentes.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

Poema

Este es un cuadrado.

Hablemos de una de sus leyendas...

En su interior resplandecen los cìrculos.


Guillermo Paredes Mattos

lunes, 17 de octubre de 2011

Patologìa del Nombre

La cabellera ciega de una noche.

Las auroras del sentimiento.

Sus hojas y los sìmbolos en una corona.

El nombre abierto.

Nuestra palabra
desierta.

Los muelles del verano y sus
vacilantes culturas.

El òvulo de esa geografìa donde la
patologìa del nombre recorre
làpidas virgenes como un soplo
de hades, como un mètodo de afrodita.

Semejante a los marcos
a dìas verdaderos
como una espada en un ojo
cerràndolo para siempre, pero dejando
esa experanza al otro
de entregarlo a la mitad de una mirada.

En oleos sin argumentos
y ese aliento de puñal
extranjero.

Desapareciendo en las superficies
de una mano,
igual como un pupis desaparece
en un sacrificio
y todo acontece en un nombre.

Para que podamos tener la visiòn
de su patlogìa.





Guillermo Isaac Paredes Mattos.

viernes, 14 de octubre de 2011

Circulos de Gravedad

La palabra es un tiempo. Un cuerpo deforme.

Una estela donde sólo escribiría el recogimiento,
pero no es asi.

El recogimiento es el último lugar donde
despierta el hombre y la escritura.

El espacio es otro maleficio. Camina entre
los ríos porque no nos pertenece.

De la realidad es lo único que podemos
hablar.

De la contradicción y la dialectica.


Tú observas, como una mariposa muere en un acto.

Como el oropel se une a la mosca juntando rocíos
para frenar la violencia.

Y creo -que en ese segundo- volvería de cualquier
lugar, insinuando en mi figura otra volición.

Extraño como los minerales lamería las piedras.

Los juramentos rotos del juego.

Ese patio lleno de carabinas donde solté
mis lunares.

El pedazo tan antiguo del amor que ya no
puedo escribirlo.

Una melodía de cosas aterradoras.

Los trópicos del ópalo apoyándose
en un grabado.

La influencia en nuestro corazón de
las raices de la tierra cuando estamos dormidos.

Mi huerto nostálgico.

Esa antropológica nostalgia, ardiente como
la polvora. Su ser, su ser cuyo aliento
expulsa una sombra de espinas
cubriendo el arte.

Una catedra de polvo donde inauguramos
una conmonción.

La conmoción fundamental de nuestra vida,
la que nos tiene asidos a este insomnio,
a este estruendo.

Por ello hablo de un todavía.

De haber vivido persuadido siempre
de los tejidos.

De haber sellado la sangre de los otros
en mis sienes.





Guillermo Isaac Paredes Mattos

Poema

Las estrellas son un fenómeno ante el cual
queda desnuda la noche.

Y sólo entonces podemos ver el azul.



Guillermo Paredes.

jueves, 13 de octubre de 2011

Precipicios

Nadie se sienta en la arena
para escribir de las puertas

Ya que todos los precipicios
dejaron su corazón atrás.



Guillermo Paredes Mattos

Lo General y lo Violaceo

Con algo tan general como violaceo.

Entre las catapultas de alguna noche rota
por hipotenusas.

Junto al barco manchado de trópicos
y eso tan humano que asciende por los ojos
hasta librar azotes en el mundo,
un ojo de arena.

En estelares libelúlas, donde los altares
disciernen raices de polvo.

Y las aguas escriben del oxigeno errante
de la nieve, aquel que toca sal e invierno.

En lo que concibe.

En la primera sustancia de la creación,
es decir alimentarse de una liendre
y pedirle a la providencia
que la entrene
hasta su llegada a la orilla
ebria como antorcha de veletas colosales
jugando su suerte en las murallas
y los ejemplares.



En las notas invisibles de la desolación,
cuando ésta vibra junto al vertigo
y sus alumnos retratan
el aposento con los astros
de una colina
en el instante que viajan al hidrógeno.


Y todo lo que tenemos que hacer es beber
en una de sus yescas.

Esa es la primera ley para morir
y separarnos.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

martes, 11 de octubre de 2011

Oración de Apolo

No tengo una razón para este amanecer.

Tampoco para aquel rostro que se borra
en una decisión, junto con él.

Nunca entendí las cosas del entendimiento,
por ejemplo la ráfaga que sin transpasar un animal
sigue viviendo.

Percibí -como hoy- que todo sigue desvaneciendose.


El planear del ave lo escribe en el aire.


Y para vivir


Eso es suficiente.





Guillermo Isaac paredes mattos

lunes, 10 de octubre de 2011

Las Anclas del Lenguaje

Si el misterio dejara un ala roja llena de remordimientos.
Si al lado formàranse constelaciones sin fuego
y la primera llama concluyera que lo divino es
sòlo un ancla llena de rituales.

Aquellas que se engarzan en el cuello.

Y nuestro cuello divisara un lugar donde pudieran
someterse a la nada, todo aquello que esa ancla desata.

Si tù no pudieras compararme dentro de tus equilibrios
y mi corzaòn repitiera que en el interior
del libro las silabas que nunca tienen la eternidad
como palabra.

Y la palabra dibujara esa ancla con cinco movimientos
con un lègado de miedo o brùlula.Y esos movimientos
no fueran màs que curvas y direcciones
que a veces son ajenas a todo
lo que en ellas sucede.

Aym si una palabra se descubriera linguista.


Filosofo del sol.

Palabra griega del estuario.

Donde otros idiomas, donde un ancla llegan para beber
se sus cenizas.





Guillermo Isaac Paredes Mattos

viernes, 7 de octubre de 2011

El Caos de los Huesos y la Carne

En este instante de piedra.

Bajo las columnas o el tiempo que logra derramàrse
sobre nosotros.

En los remordimientos de la creaciòn, ya que dejar caer
el tiempo entre los hombres no està en los planes de nadie.

Nadie tambièn lleva el nombre inspirado.

Los cometas que podemos nombrar
entre capitulos de inspiraciòn.

Cuando èsta se separa de si misma.



En el momento que se supera sin saber que camina
hacia el desastre.

Cuando los mànticos libros de la premeditaciòn
desmienten miles de principios.

Y vacilantes atravesamos un amarillo desvanecièndose.

Un hombre caminando entre sus huesos.


A dònde habrà ido su carne preguntan
los cometas.

Esa pregunta debiò haber sido nuestra.



Ahora cuando el mar deja sus coronas al
entendimiento.

Y entre lo posible la contradicciòn observa
como el lugar de su contrario es tomado
por lo inasible.


Y lo inasible desbòrdase.

Pues su espìritu no logra mantenerse mucho
tiempo en el lugar opuesto.


Y muere -llevado por el caos- entre la carne,
debajo de los huesos.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

jueves, 6 de octubre de 2011

Los Verbos de la Sangre

Los animales cubren la noche con
un verbo.

Un verbo que abre sus venas tanto como
sus entrañas
bajo una aurora de ìdolos.

Una visiòn de ìdolos entre la
sangre vibra en ellos. El pulso sigue perteneciendo
a la divinidad.

A esa belleza de sangre involucrando un tiempo
donde lo milenario despierta la desesperaciòn
como si tratàrase del veneno.

De una historia ancestral
cubriendo de laberintos
lo que resta de la magia
de esa prosa con ensenadas de maldiciòn
porque la experiencia de su sangre
es otra caida.


Pero hoy los animales citan purificaciones.


Un mito de vortices
citando sus espinas.


Riendas de un corazòn abierto por los cielos
de la noche anhelando su inocencia.


Sacerdotes y piedras de bailarines,
monarquìas de altares donde el agua
se confunde con un rojo ebrio de predicciones
y zafiros...Sobre esos montoneros sublevase
el final de un nictàlope con rostro de museo.


Y el horizonte planea, borra, desaparece
aquello que el universo no puede representar
entre las venas.


Un dios olvidado. Ancestral, hoy desconocido
por los verbos de mi sangre.




Guillermo Isaac paredes mattos

La Silueta de las Cosas

Hoy veré el amanecer.

Muchos dioses no podrán saberlo.

Ya que sólo uno me acompañará.


No sé si estaré listo para preguntar.
Una pregunta suele ser una flor vacía.

Tampoco sé, si llegaré al final del río
a la luna...ese antiguo lugar donde
nació el entendemiento. Mi entendimiento.


Hoy estaré convencido de muy pocas cosas.

Viviré bajo las mismas condiciones que la vida
ante la naturaleza.


Hoy acompañaré al amanecer.

Ninguna persona debe despertar por ello.
El ser en ellos no se transformará en pápiro.
Y en ese momento comprenderá
que el universo no es siempre azul de ingenio.

Seré celeste -como mis manos-
Volveré a aprender de todo aquello a lo cual
renuncié alguna vez.

Las turbas serán aladas y exactas gramáticas.

Una condición. Un lamento casi, donde el alma
respira entre las cosas.

Hoy descubriré que las cosas no poseen
palabras.

Que la arena es acustica.

Sus orillas están llenas de travesaños.

Y tendré que afirmarlo finalmente
-será una manera de afirmarme -
son las cosas y no el hombre las que reinan
entre ellas.





Guillermo Isaac Paredes Mattos