sábado, 26 de mayo de 2012

La Ira y el Fuego












"El pensamiento es sólo la reflexión de una figura"











En el inicio los árboles caminaban muy lejos de nosotros.

Y eramos dos árboles.





Los objetos aprendìan a sostenernos

pues esa es su naturaleza.

Los objetos, raramente asimilan cualquier desencanto,

todo inútil espejo.



Y la realidad es uno de los nuestros.







Pero antes de pensar, el pensamiento

logra herirse a si mismo, ardiente y luminoso

como el fondo de una piedra

como el encaje de una estación o el bacín

encaramado en anaqueles de húsares

asilados por el miedo.





En el inicio, era la ira y era mi fuego, la ceniza

se recogía como una esperanza lejana

y vana, todo un remordimiento.



Una venganza incluida por el mar en los papeles.



A veces en ese mi momento más personal todo

es reliquia y debiera dejar de escribir

para ser más poeta,

para embriagarme como la marea y los tridentes,

para ser colonial y llenar

de mercenarios la cima donde bebe mi contusión

un invisible cuerpo.



Y ya que alguna noche pronuncié vellocino, lo hice

por experiencia y casi fenómeno.



Lo hice como un hecho, el más subjetivo de mi vida.



Y sólo soy una inteligencia a base de vacíos.



Algo más, migro e higienico resisto en los baños

menguantes de espermas

condiciones muy largas al buscar su pecho, esa cara

que miro de noche atravesar la luna

es sólo un seno.



El resto de algún pubis, la pus del torno,

el ensimismamiento dado que los giros

e inflexiones llegan de violencias

y sólo violencias,

una, la más superficial

escupe su nombre esta madrugada.



Y entonces nosotros los cuervos somos vetereanos y gnosticos

ànte toda filosofìa.

 
 
 
Guillermo Paredes Mattos

miércoles, 23 de mayo de 2012

Los Meridianos de mi Intensidad






No entiendo de barcos ideales y no por ello inasibles.
No escribo ni arrastro una aurora de calìz sin belleza.
Creo que todo acaba en las puertas del hecho,
con limitaciones y dudas igual a una bandera.
Estoy hecho de pedazos, pero sobre todo de idolos
desenvainando un acero en la hora gamada de 
la niebla y los acertijos de su penumbra.
Sin duda esto empala y conmueve.
Indudablemente esto compromete un cartòn.
Avanza entre los arcos sin tener que inmolarse.
Con la dialèctica de un cielo podrido o un fulgor
que al fermentarse, destruye sus lazos con la tierra.
Me distingo de nada por ecos imposibles
Por la etimologìa y algo de misericordia
incendiando los dìas en que pensar es la diferencia
entre lo pagàno por idolatrìa, un complemento quimèrico,
una farsa neuròtica de algun angel
deduciendo segùn el decimetro, la espera beduina
en los acechos de misteriosas palancas
juntando estrechos donde la intensidad nos oprime.
Y algo como eso que llevamos adentro no resiste.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

sábado, 19 de mayo de 2012

El Infinito Imantado












En el ùltimo momento de las cosas

cuando los candelabros imaginan la polvora

de los precipicios y la vacilaciòn del agua es serena

como un instinto en el sueño.



En ese paraje de consumaciones, donde la extinciòn

presagia la vida de sus monumentos

y extrañas insinuaciones de bosques

tejen sus alas con cenizas de carne.



En esos instantes que el duelo

inspira la apoplejìa instruyendola en mentales rocìos

sin granizos ni memorias de inviernos

representadas por un huerfano de sol

en los vidrios.



Cuando se es derepente para continuar

en las hojas como una danza de clorofila,

para caminar por cadaveres

semejantes al pigmento azul de la muerte,

mientras el tallo preña

su forma de dramaticos holocaustos.



En ese sòlo asi con los muelles

en una aurora sin barcos ni claraboyas de nieve

sin el destino de un cascabel en la serpiente,

ni tramontas de luciernagas

que discursan espinas de necias

cormogonìas de horror hemisferico.



En el final de un horizonte en la aguja

ese que inclina su cuerpo en la piel

de ironicas criaturas,

llenando sus ojos de liquenes y animales

de escrupulos dentro de perpendiculares

abusos en la superficie y la niebla.



Emparentados tan sòlo entre gemelos

y clarividencias, sin mas yelmos

que el rostro de un aire

sosegado por un latido, el màs electrico

el que huyò de cordones y cables

para dar soplo sòlo un segundo a la ràfaga.



En el ùltimo amor y el ultimo preso

separando naipes del agua, conservando màquinas

de horror para los homicidios,

torturas de maravillas y espiritus poseidos

por equilibrios de pustulas y sortilegios

destruyendo ventanas

condenando cada uno de sus hechos

buscando reir casi igual al infinito.





Guillermo Isaac Paredes Mattos.

viernes, 11 de mayo de 2012

La Dimensiòn Errante





Cerca de una dimensiòn se es errante.

Tan errante como para crecer y desarrollar ejemplos.

Para elevar una caida,

una noche de crepùsculos donde las botellas
se ensortijan.


Luego, milenario buque adamantino, lleno de sufijos,
que llenaste algun principio...ofreceme algùn vidrio.

Una silueta, un precipicio donde puedas declararte.

El acontecimiento del nombre y las aguas.

Con cierto desprecio - de màs, està decirlo- esa hipòtesis donde los colores
no duermen y seguramente el tambièn del
capìtulo
antes de un cementerio.

De la agonìa arrastrando paquetes.

Dòsis de astucias, maestrìas sin el amor y esos dìas,
los que ignorados llevan metòdicas
lanzas.

Los que al mirarte en sus ojos el ùnico reflejo que
van a representar es de un juguete.



Guillermo Paredes Mattos



miércoles, 9 de mayo de 2012

Antes del Ser





Yo deberìa saber que el ritmo es un articulo
recorriendo perversiones y danzas.

Que el nombre del instinto està en las estelas
como la naturaleza del pergamino, cuando sus principios
buscan en las mareas su novela. Su poco de ruina,
su miserable selva.


Y deberìa escribir que la noche jamàs pasa del dìa
que el hombre se desvanece entre  la vida,
con el espìritu que los oceanos dejan
en el rito...de un astro que pasa,
de una sombra llena de lunares
donde terribles espejos sacuden la fidelidad
de una aurora,
el resplandor de un tejido que alude
a una liendre o la busqueda de actos
con el hipotàlamo.

Deberìa saber que un don cimbrea
en la escollera
la hecatombe de una posiciòn
la manifestaciòn del escrito en forma de volea,
la intenciòn antes de tocar una sìlaba
donde se arquean todas las cosas.

Y donde tiemblan y suspenden
los seres.




Guillermo Isaac Paredes Matto





Oceanos Croatas





La linea de entrada a un mundo que olvida
a los hombres para jamàs alejarlos.

La noche sofìstica de un compañero mutilado
en la arena de los hilos.

La aguja exacta del horizonte buscando su oraciòn.

La astrofisica muerta del oràculo.

Entre formas descoloridas como la llave
de una piedra, busquè algo que fuera màs individual
que la soledad cuando marca sus huellas
entre las adversidades y por proporciòn
recorre lo que lleva oceanos croatas,
lamparas de miedo como la nube.


La marcha del cipres, el sobrenombre juràsico
de èsta ilusiòn,  esa estirpe cortando un palacio
para soñar  superficies de cicatrices
el animal extraño del agua
cuando entre huesos
podemos creer en una idea
acercaàndose a la expresiòn.

A esa sensibilidad donde los dioses
nos dicen que irracionalmente cuando descubrimos
una vereda somos la lluvia.






Guillermo Paredes Mattos


sábado, 5 de mayo de 2012

La Voluntad de las Sombras


 
 
Deja un movimiento agua que el mar está muerto.
Descifra la vida aliento para que puedas de ella separarte.
Doblate en el confín línea, encontrarás el tormento del contorno.
Deja una estela navío para que tomes algo como la agonía.
Lanza tu humedad a los vidrios porque el aire es sòlo un rehen.
Canta en el tremante suicida ya que no te arrasarán los astros.
Palabra, unete a otra, no te vaya a alcanzar la existencia.
Amor, la voluptuosidad sigue parada en una esquina.
Quiebrate sensibilidad para que nada ni nadie pueda alcanzarte.
Que lejos, como este momento sólo mi alma pueda perseguirte.
Alejense de mí demagogos, una metáfora es ya demasiada historia.
Tanta leyenda presa cuando el viento es un aro.
Busca la soledad vida porque ella no va demasiado lejos sin nosotros.
Ven camino, mis pies quieren llenar tu corazón de heridas.
Allá los labios del barro si no puede tomarnos.
En el horizonte el destino es un dios llamado providencia.
Deja un palacio cristal es hora de cortar la transparencia.
Deja tu mentira ideal en la belleza, sobre todo ahora que se ha desnudado.
Cuelga un racimo misterio, yo comeré de tus uvas.
Y haz que la luz que contemplo sea la voluntad de mis sombras.



Guillermo isaac paredes mattos

Dialèctica de las Galàxias




Entre las cosas doradas de un paciente
mientras nos recluìmos iguales a la espuma
y algo en el aire nos reclama en voz gruesa
que timoneles y grullas son aùn de hierba.

Cuando la venganza de dios no puede tocarnos
y èste fija un sentimiento en una expresiòn
con novelas, con sufijos,
en la obviedad del estrèpito.

Cuando - vuelvo al cuando- no hay muchas cualidades
en el temblor de mi mano y algo ardiente en ella
deja los pinos y una lìnea
recuerda a mi memoria que mi corazòn
memoriza un desierto aplastado por la luna.

Por una metàfora de venus.

Por una dialèctica de galaxias.



Guillermo Paredes Mattos