miércoles, 31 de julio de 2013

Antologìa Sonar de un Embarcadero





No habìa reparado en ello.
De no levantar la mirada no hubiera 
sido conciente de ese rostro y ese rostro
no hubiera sido conciente del mìo.

Desde el instante en que fuimos concientes
todo se convierte en un reloj.

Y debido al tiempo encerrado en èl 
podemos sostener esa conciencia.

Por esa conciencia es que algo màs que 
esa mirada caerà, estoy seguro.

Hay un espacio donde las mayòlicas poseen
el dibujo de una constelaciòn, ese es el primer
descenlace.

Existe un niño que acaricia el piso de ese espacio
convencido en absoluto que no hay otro universo.

Este segundo descenlace termina con una
mujer que lo vigila.

Por estas mayòlicas miles de huellas han sido
y seràn borradas por otras. 
Eso es evidente.

Y como yo no soy un buen observador, me dedicarè
a definir en esos pasos, la naturaleza
que los hace diferentes.

Este hombre por ejemplo, camina raudamente,
hay otro que al cruzarce con èl, lo hace de manera
muy lenta.

Es muy extraña esta imagen porque no la considero
poètica, màs aùn cuando no entiendo cabalmente
la poètica de ella. Mi ignorancia no està fundada
en que sea o no cabalistico.

Està la muchacha que aguarda en un embarcadero,
inquieta, auscultando de un lado a otro, tomando
su telèfono una y otra vez. Pregunto...
Cùantos movimientos habrà perdido,
cùantas ideas se habràn quedado a mitad del
camino en esa espera, sin llegar a ver
el pensamiento. Esa muchacha 
que no es otra cosa como todo ser
en este embarcadero; especulaciòn
tras especulaciòn. Nada màs.

Tambièn cito los pasos de un tipo con rostro
muy triste. A cada paso su tristeza adquiere
mas peso, incluso al llegar a la salida de este 
embarcadero, la misma toma dimensiones que
trascienden su existencia y cuelgan ya de su mirada.

- ya no puedo hablar sòlo de tristeza entonces-

No sè si ese hombre llegarà a terminar este dìa.

No conozco nada de su espìritu, asi que afirmarè
nada del mismo. Riesgos como ese no sè tomar.

Lo poco que puedo decir es que ese hombre es
toda la tristeza.

Una tristeza llena de antonomasias.

Una antonomasia llena de hipèrboles.

Ahora: No habìa reparado en las diferencias
que todo ser cede, al atravesar estas mayòlicas,
sino hubiera sido conciente del espacio
que me separaba de una muchacha.

En cuanto a ella, ya ha desaparecido del momento
en que levantè la mirada y de èste.

En cuanto a mì, sigo en el mìo.



Guillermo Paredes Mattos

martes, 30 de julio de 2013

Las Runas del Iris






Si vas a derramar nauticos pedazos.
Si precisas de formas herbaceas como un nido
y puedes acentuarlo con la indiscreciòn
del estro objetando un dìa a las palmeras.
Y si en esas palmeras un arabe te cuenta
la historia de la hiena y el leòn. Si vas a 
recordar el lenguaje del infarto en una
luna de primogènitos, donde el aleluya
es màs dramàtico aùn que su fonema.
Si quieres ser finalmente gramàtico.
Dorado por el platino de una palabra,
forastera entre sus propios sonidos.
Si vas a llevar culatazos.
Ruletas y al lado de ellas, un muro.
Un anciano dormido en un cine
tan elegante en su sueño que sòlo
te queda alejarte.
Ceñirte como lo harìa mi espiritualidad
a enfebrecidas espumas
de citaras y pretorianos.
Si no vas  a buscar en tus venas como lo
hacen las sienes.
Si sòlo quieres la experiencia de paradojas
asimètricas.
Y sus elipses te parecen el asunto perfecto
donde olvidar la sensualidad.
Si no quieres ser un tanto hermeneutico
como una pocilga.
Si buscas entre la noche y la diferencia
entre ella y tus cuadernos,
tantas cosas.

Si no quieres ser tan sobrenatural 
cuando se siente.

Sì, todo eso no serà un  hecho...

Dame a mì la supersticiòn, el amuleto
y el mineral.

Y deja al iris, seguir su camino.



Guillermo Parades Mattos

La Catadura Exponencial






Yo he vivido con la intensidad de un hombre en el
instante en que las cosas mueren.
Esa ha sido mi ùnica articulaciòn con la vida.

Grafiquè la existencia imitando ocasionalmente a plutòn.
No lo hice porque en ello se encerrara alguna
novedad. Tampoco porque sus diagràmas 
pudieran oponerse a todos los
circuitos que 
crecen en una orilla. Yo fui un adolescente que
viviò en ella y si deseaba que mis sentidos
tocaran el agua
sòlo tenìa que escribir en la arena
una palabra. Por ejemplo artificio.

A nadie se nos es dicho que un artificio busca 
la alegorìa para cantar a la providencia.

A ello llegamos por la experiencia
con el barro.

Nadie puede engañarnos con la figura
de una melodìa en sus palabras.

Yo puedo dudar de las cosas que estàn en 
el horizonte.

Pero no de la distancia entre mi vida y 
mi vida.

Por ello escribo que si vìvì, lo hice con esa
intensidad que no tiene mas finalidad
que un principio.

Mi paìs sigue siendo un lugar donde 
son comparables los similes,
el eslabòn de una herradura
o el beso salvaje
del fuego.

Precisamente ese està escondido
en el devenir de este poema.

En su transcurrir.

Y en los verbos con que mi intensidad
intento ser original hoy para
escribirlo.

Tan original como un cadaver sumergido en
un muerto, midiendo a cada instante
la intensidad de 
su catadura y la mìa.




Guillermo Paredes Mattos

lunes, 29 de julio de 2013

El Sentido de las Raices








Lo primero de lo cual hablaràs serà el vèrtigo.
Te sentaràs al lado de sus raices,
caminaràs en ellas segùn el desplazamiento 
de la tierra en las
cuales ha sido enterrada.

Serà extraño pues siempre que hablamos 
de la tierra y las raices,
implicita està la idea de algo
que vive sumergido.

Màs extraño aùn, porque la finalidad
de las raices, està ligada a sostener aquello que
alcanzarà a tocar el aire, a mirar el cielo.
Contrariamente, ninguna raìz lo harà.

Lo primero que tocaràs serà un pensamiento.
No los objetos o la realidad.
Tampoco los materiales que hunden sus ojos
en el valle. -Esa mirada no la veràs-
Tuyo serà el momento de 
esa idea,
virando hacia la conmociòn
para ser pensamiento.
Tuyo el abedul.
El eco de las frondas.

Despuès de ello te daràs cuenta 
que el vèrtigo ha
cruzado tu cuerpo.

Y lo ùnico que queda de èl es un adjetivo.
Extenso y ùnico
como el infinito.



Guillermo Paredes Mattos



domingo, 28 de julio de 2013

El Vestal de las Hienas






Sobre el màrfil rocoso del veneno
durante el tiempo en que se unen las 
tinieblas.

Cuando las habitaciones son antros
de disciplinas creciendo entre las dunas.

Y entre ellos los druidas, los reflejos y
semejantes antinomias de espìritu quimèrico,
nos devuelven astronomìas de 
sepia, derivadas occidentalmente del òpalo,
de gorjeos mediterraneos como 
el agua o un gitano,
leyendole el destino a un maleficio.

Un maleficio donde la magia no perdona.

Maleficio donde las cosas se visten de 
abstracciòn para ver en 
su inspiraciòn el hechizo de otra
reminiscencia,
bajando como un niño
con perdigones de carne.


- No digo que toda abstracciòn se inspire,
generalmente duerme-

- No afirmo que entre ella y la mayeutica
sucedan cosas como el alfil y la 
torre-


Entre ese niño y las libelulas.
Entre su infancia y todos los meridianos 
no existen huesos,
sòlo el presagio de que el esqueleto donde
yerran es sòlo un forastero,
una impresiòn casi romàntica
donde virgenes
de hienas,
conciben las murallas de una construccion
edìpica para mis barcos.

Barcos de donde inexorablemente se elige
aquellos que zarpan,
aquellos donde se encuentra
el brillo màs luminoso de 
nuestra muerte.

Dos ideas, dos obeliscos mentales
que al formar sòlo uno,
recrean los travesaños hermeticos de
la existencia.

No de la vida.



Guillermo Paredes Mattos






sábado, 27 de julio de 2013

Rapsodia de los Elementos






Teorìa del halo convertido en ciencia.
Rotaciòn del musgo en la alambrada.
Balada oceànica de nibelùngos, aquì
la posta de una alameda a la lampara
acompañada de insectos y raices.

Aquì el sìmbolo de una linea
construyendo escencias entre sus figuras
buscando un logos, no necesariamente 
poemàtico; con ese temperamento de verso
el fluir encarnecido de la argamasa
es fluorescente con aroma de bengalas,
naciendo a un monasterio de helices
en los cabellos. Luego el monolìtico rito
junto al alfeizar, raspando el abedul
y si aquella teorìa de halo perdiera
conciencia, tenemos un tejado entre 
las nebulosas, de allì a las mancias
no hay lejanìa.

Y entonces las ramas, entrecortan
el destino de una uva, idealizado por
destacamentos de osculos sobre los
naipes y cadenas. Luego un puño
extiende sus dedos hasta formar 
una mano, tocando entonces el rango
del aposento en la inspiraciòn,
la medida linguistica del rapto; un
instinto desatado por logias
de husares junto al rehen,
en la cofradìa
de su contemporaneidad
y aunque la eternidad diera saltos
de pulga
siempre encontraremos un ladrido
que logre devorarla.

Asi que no te apures...

Tù sigue caminando entre los
elementos.




Guillermo Paredes Mattos

jueves, 25 de julio de 2013

Planos de Astromelias






Hoy la corona de amapolas ciñe su rastro
en el musgo y en las astromelias el giro
de los cròtalos encima la belleza con un
mensaje de epifanìas y otras analogìas.

Busco la exègesis, el plano mortal de una
expediciòn a los diques y los sabotajes, 
esa expediciòn de peninsulas que examinan
explanadas de dimensiones y estrepitos.

Desconocidas mareas de alcoholes, unen
las botellas del advenimiento, la hipnosis
atlàntica del èxodo, el cometa donde los
arquetipos separan elementos de la 
poesìa hasta despersonalizarla,
sòlo asi se llega a su espìritu
o su subjetividad,
sòlo asi se puede conocer
si el encantamiento es sòlo un circulo
personal de academicismo
o la enciclopedica formalidad
de ese aquelarre
intuyendo en los apogeos
de la distancia, nubarrones.

Hoy desfilan sobre mi calle antiguos
amuletos.

En uno lo ancestral advierte que los 
griales existen porque 
su fè es la protuberancia del acero
en los rìos.

Esos rìos donde un cantaro derrama
solitario la supersticiòn
de su poema.

La figura que no es sagrada del
hemisferio.

Donde si me acerco, necesitarè
màs que la vida entre sus
constelaciones.




Guillermo Paredes Mattos




miércoles, 24 de julio de 2013

La Posiciòn del Gatillo







El planeta asciende
con el ritmo del creciente a
un retorno.

Con ese conocimiento de 
aro tocamos o percibimos
mensajes. Rastreamos...

La flauta o lo univoco, 
la representaciòn de la marea
donde traversas y detonaciones
nos cuentas que tù o yo
sobrevivimos, sobre todo ello:
Dentro del miocardio
o la platea,
infinitos, semejantes a lexicos
respirando entre
el desorden
o el universo del alga,
del periodico o el pasadizo
donde el antònimo
es felìz como una antorcha.

Pero yo sòlo me ofrezco escarapelas
y siempre al borde.

Pero continuemos.
Deberìamos seguir igual que
todo compatriota, ser el perfecto civil
de la hecatombe, narrar los cuentos
que a ellos los hicieron felices,
nosotros deberìamos 
-yo singularmente-
explicar que todo lo que nos rodea
es simple y detallado,
mental; postmoderno y mental
y por màs que lo contemporaneo
no sirva para nada 
yo deberìa ser antiguo,
morder una moneda
colgar ejes
en los senos de una madre,
ver como fermentan
diariamente.

Ver como estallan diariamente.

Hasta llegar al momento en 
que su posiciòn ante el
universo es de
gatillo.




Guillermo Paredes Mattos

Los Magos y los Nombres







Nunca he llamado a mi vida por su
nombre. Poseo uno es cierto. Tiene
entrañas y caracteristicas, tiene hambre
y juega carnivoro con los centauros. Le he 
ofrecido redenciòn a cambio de una
cùpula. Le he contado mentiras o 
luces de los objetos, he advertido
en èl materialidades o enajenamientos,
movilizaciones de cifras y oleos
allendes al oceano, con toda
la piedad y la precaria
mentalidad que ello implica.

He buscado en ese nombre, como 
si se tratara del mìo, he vivido en èl
intuyendo el poco riesgo que fue adquiriendo
en su existencia, yo hubiera querido
conocer mas de su riesgo, mucho màs,
pero apenas lo roce una noche,
una de tantas donde se baila
con el fuego.

Esta vida y su existencia tienen mucho
que reprocharse entre ellas, yo digo
que aun busco el riesgo, que cada mejilla
para mì es un terceto, que esta oligarquia
de nada es profecìa con los aludes
o las proporcionalidades.

Nunca llamarè a mi vida por su nombre,
lo seguirè oyendo en otras bocas, otros
labios lo pronunciaran segùn acordes
o la potencia calculada por una ciudad
de maleficios.

Una ciudad estrictamente de magos.

De magos. Porque sòlo un mago puede
ofrecer el lugar de nuestros nombres.



Guillermo Paredes Mattos

La Herencia y la Profanaciòn






Es natural revelar.
Pensar en ello cuando nada es
de cromo.
Vivir como una elegìa dentro
de un horno.
Transformar cubiertas de barcos y
si se puede
hablar con cisnes; cisnes metòdicos,
con largos siseos antes de
la apariencia.
Ser una especie de pedregal,
un estribillo,
un naufrago siempre de las auras,
mirar la vestalica personalidad
de una almena,
donde antes juntabas equinoccios
tanto como morteros,
què quieres...de alguna manera
tenìas que caminar entre 
las cosas.

Es dòcil, hasta la violencia
unir hordas de escrùpulos en 
el pubis de una ràfaga, pròxima
a eleverse, pero evolucionando al
cefiro. Pròxima como una
herencia o profanaciòn
en una calle sin botas y
si quieres mas ètica
la encontraràs en
todos los arboles,
yo elegì esos libros que
sòlo pueden leerse
desde el agua, no
es nada que nos
haga diferentes o escualidos,
de todas formas 
seguiremos entre modismos,
con la parafernalia de una
tautologìa o el cinico
resplandor de 
una palabra.

Antes de leer nuevamente en
las aguas.

Aguas llenas de herencias y de 
profanaciònes.




Guillermo Paredes Mattos


martes, 23 de julio de 2013

Los Hombros de Ozono






Ademàs del àrbol, està la aguja.
Junto a ella una primavera como el rito
y los monasterios suenan.
Ese sonido decide si el poema continua.
Nosotros sòlo leeremos.

Existe una crisis, de preferencia decimononica.
Una industria de griales.
La carta de enjambres desolada.
El atomo desfigurado por un elemento.
El lirismo del ciego desafiando laberintos.
En alguno la bestia y el aparejo.
En alguno el suspenso o la silueta
de alguien llevando la lluvia en sus hombros.

Acercate, acercate un poco màs
a esos hombros.

Esa lluvia con todo su peso es
de ozono.



Guillermo Paredes Mattos


Logica Personal







Comprendo estas palabras desde aquellas
que tuve.

Las que formaron una linea o me conmovieron.

Aquellas del jardìn o el cadaver.

Del antecedente a la conclusiòn y viceversa.

Entiendo esas formadas por desenlaces,
porque los decenlàces estàn construidos 
a veces sin comprensiòn.

- Sucede en la vida, sucede en cualquier lògica-

Comprensiòn por decimales, por la tanta definiciòn
o amuletos.

Vuelvo a ellas con la marca espìritual
de una estela, donde lo que oscila se 
halla en manos del resplandor solamente.

Por lo tanto siempre serà tembloroso.

Entre los hombres y el temblor hay una
puerta sin salidas de carne.

Hay menguantes sin omniciencia, pero sì
con miles de homicidas.

Yo vivì en ellas como un camello, ebrio de heuristicas.

Me agolpè a la sed y mi falta de granito en 
los huesos, se debe a carencias de respresalias
o armisticios con los hechiceros.

Yo vivì muy cerca de mì, ese es el ùnico evento
que me mantiene ùnido a la noche esta tarde.

Y ocasionalmente, voy por las calles diciendo 
lo siguiente: hubiera deseado ser otra vida, 
-hubiera afirmo- porque eso me habrìa quitado 
la posibilidad de ser la que llevo.


Guillermo Paredes 

sábado, 20 de julio de 2013

Mi Sed sobre el fuego







Cuando sea un nudo.
Cuando poetizar deje de ser el eje
que continua a una bala,
a mi multitud de hierro
y uno de mis dedos
sea nada màs que piedra
levantando un interior
procolabico.

Y no existan màs cosas
que asideros y màstiles,
escribièndose entre si mismos
con una cita dorada ya sin cumbres
ni esporàdicos relojes
como el sueño.

Y en las batistas
ciertos opalos bajen de la nieve
llenos de contusiones
plegandose entre
los ojos que derriten
un pino o la herencia 
de un invàlido marco 
lleno de torpedos.

Cuando el entonces sea agua
y en algunos labios
la tristeza haya bajado
con su torpor lunatico
a decidir què libros
de sal 
guiaràn 
muy pocas ilusiones
la solapa de una gravedad
cantada por mi histeria,
esa que no vivirà mucho
diariamente,
pero ofrecerà al universo 
una criatura con que
enfrentar
el carnivoro sol con el
cual despistaba los objetos.

Cuando ya no sea capaz de encontrar
una llama.

Y mi lucha por encontrar el fuego
no tenga sentido.

Y esa llama sea yo.




Guillermo Paredes Mattos

viernes, 19 de julio de 2013

Las Regiones del Punto





Què fuerza tendrà en lo màs secreto el punto
que es capaz de arrastrar a otro
y construir una linea.

Què poder, que eleva otro punto
en vertical, como quien anhelara
tocar un arrebol perdiendose
en los angulos del cielo.


Què poder tendrà la linea...
Que deja que todo ello
màgicamente suceda.



Guillermo Paredes Mattos


El Esoterismo de los Cataros







Yo he caminado por el oceano de manera 
esotèrica.

Ello sòlo me llevò al esoterismo con que 
las olas aprenden o el mar reconoce.

En mis manos poseìa una carta 
groenlandica, era de un cataro.

No tuve, no he tenido mas visiòn que 
aquella plagada de astillas.

Todas habìan conquistado mis dedos.

Y uno de los problemas con ello
es que no sabìa contar. A mi vida le
quedò nada màs mirar lo que acontecìa
en cada dedo.

Yo camino esotèrico y mi problema 
es de astillas.

No puedo dedicar mi vida a arrancarlas
eso es como pensar mis hechos
uno a uno.

Y la existencia para encontrar su espìritu
debe particularizar.

Los convierte asi en un conjunto de mundos
que nos llevan buscando su propio misterio.

Pero nunca sabrè a què...



Guillermo Paredes Mattos

Conclusiòn y Apocalipsis






Conocemos personas que son absolutas.
Por regla, la mayorìa son homogèneas.
Otras pertenecen a esa naturaleza donde las
cosas nos cautivan.
Hay otras, colgando de sus pasos, igual a un
sustantivo.
Enumeramos tambièn las quirurjicas.
Las obscenas.
Las que son dificiles de tocar, porque en un punto
de su piel hay siempre un escalpelo.
Clasificamos a las personas por su forma
de dudar.
De ser idosincraticas como el velero.
Pero este poema es demogràfico con algo
de descripciòn y medida
intenta llegar a la clasificaciòn
que hacemos de ellas.
En conclusiòn; las personas no siempre
son mentales.
Pensativas, irreflexionan dràsticamente,
cruzan los labios
porque una conclusiòn es siempre
una amenaza que corre eternamente a travès
del diluvio.
Al definirnos, podemos recien decir que somos
presas del apocalipsis.



Guillermo Paredes Mattos

miércoles, 17 de julio de 2013

Versiòn Primera de Poetizar







Es lògico poetizar.
No tan lògico, como irracional.
Pero es lògico poetizar.
Establecer relaciones con el aura.
Conquistar por un instante el
eter.
No acceder màs que al universo
que acoje una idea
sumida en los andamiajes del tiempo.
Ser un instante.
Volcarse a los rehenes.
Involucrarse por que el poema en tus manos
asi lo ha decidido
y tambièn la poesia.
Por cuestiones logisticas debo aclarar
que poetizar no es una conjunciòn
poètica.
Asi que la desiciòn que toma la poesìa
en tus manos no està ligada 
al poetizar.
Es un viaje elemental entre variables
que ofrece la inspiraciòn esta
mañana.
Esta mañana de auroras y elegìas
teorèticas.
Pero todo teoretismo aleja sus velas.
Todas son incendiadas en el
poetizar.
En ese poetizar -reitero-
que no es conjunciòn alguna de 
la poesia.
Y mucho menos del poema
en tus manos.


Guillermo Paredes Mattos


lunes, 15 de julio de 2013

La Voluntad del Habla






Cuando escribimos del mar nadie es felìz,
pero como no hay felicidad dejando de caminar
siempre a algo, elige el mar. A ello llegamos
por conclusion neuròtica.


- Esa conclusiòn la debo a la linguistica,
mas que al lenguaje-

Ahora, si la felicidad acuerda otras cosas,
està la arena para comprenderla. Se dirà 
que toda comprensiòn es un suicidio. De 
manera alguna trato de entender ello, de
entenderlo - mas no, como un suicidio-
Es dificil, gnosticamente hablando. Para
mì es tan dificil.

Pero en presente estàn los àrboles.
Alguna vez contuve en ellos el soplo,
la trinidad del barro en mi brazo, la
multitud de mi escarnio lleno de parentelas,
buscando vigìas entre los ataudes, una 
ojiva sin resplandor, ese cuarto creciente
de luz sin convertirse en hiedra, la medusa
del himno advirtiendome de oràculos
preñados de cìmbalos, donde mi patrimonio
era colmado de aeroplanos cuando no 
de vidrios. Ninguno de esos vidrios fue
voluntad de la transparencia

Y tengo una figura de verano en los pròlogos
del aceite, no sè cùal es la manera con que
llegan al oceano, no sè porquè hay tantas 
cigarras cuando el verano desarrolla superficies,
pero el universo es gigantesco detràs de todo
lo que toco. Estoy diciendo, que siempre serè 
muy pequeño, eso simboliza vivir màs abajo 
del latido.

Intensidad de liebres que corren tras solsticios, 
meridianos en cuyas latitudes separabanse hilos,
hoy desciendo a sus sonidos, como si cada punto 
en su geografìa despertara un mendigo, un racimo
de erotismo, oprimiendose entre tenazas de agua,
liquidas como el sol de un articulo en la playa,
liquidas en este plano de ilusiòn buscando el
poder de la inspiraciòn en el habla.

Cuando existe decidida sòlo por su silencio.



Guillermo Paredes Mattos



Estadio Espìritual del Erotismo





Un alma.
Frente a ella un arte igual
de equidistante.
Guardando un misterioso equilibrio
entre su espìritu y mis dìas.
Mis dìas que por regla, casi son una pàgina.

Pero accedo a tal alma.
Cualquier noche de mi corazòn lo hace
sin aguardar ya nada. Finalmente en algùn final
eso es todo. Y no hay contradicciòn en ese acto.
Sòlo es la naturaleza de dos movimientos
que se pliegan para contemplarse.

Un alma.
Si hubiera vivido espiritualmente
no tendrìa razòn alguna para exponerla,
tomarìa uno de sus hechos
como un reflejo, otro
tendrìa el rumbo de una manifestaciòn,
a continuaciòn el siguiente
el de un equilibrio.

Y ella seguirìa sin inmutarse
plegandose en ese movimiento donde
se contempla.

En ese movimiento donde yo contemplarìa.



Guillermo Paredes Mattos

domingo, 14 de julio de 2013

Araña de Gas Sarìn






Sòlo una palabra.
Sòlo algo inmediato como
un redondo estereotipo.
Un brisa de gas sarìn guiando
tus fosas nasales.


De aquello que somos capacez
la poesìa es la ùltima en enterarse.
En replicar. En comunicar al aire
que la inspiraciòn es tambièn ralea
-la màs sucia-
cuando no llega al instinto.

A la rabia de una astròfisica.

Sòlo una palabra.
Pero realmente son muchas
y en esa soledad de habitaciones
donde un maullido deja de deambular
sabes ya, que serà para siempre.

Yo especulo.

- No hago màs que ello con toda mi vida-

Que ese maullido dejò el deambular
porque ha encontrado una araña.





El Hemisferio del Arpegio






En este presente.
Bajo un hemisferio de raices.
Cuando el eter de los médanos
toma también el camino
de tu vida.
Y tu corazón lo confunde con
el de la existencia.
Bajo los sonidos acordes o no
a los tridentes o las 
mareas del sueño
mientras decapitan 
en la memoria
algunos recuerdos.
-Sólo los que encontrarán
la muerte a nuestro lado
se quedan-
Bajo esos idolos. Bajo esas 
partituras de tierra
escribes nuevamente 
del oceano, como
si presagiara un reloj
-cuando realmente lo hace-
y las cubiertas del tiempo
en su universo
tuvieran una etíca
de sus figuras, desprendiendose
en cada termino, con la
reminiscencia
que une palacios,
el trueno de la distancia
que existe entre una barricada
y otra. La proa de un lenguaje,
el cadaver de una sistole.
Todo con la admiración 
de un cortejo asombrado
de ancentrales cadenas.
Donde el conocimiento
elabora entre las curvaturas
un declive.
Un delicioso declive.
En busca de su
arpegio.


Guillermo Paredes Mattos



viernes, 12 de julio de 2013

El Luto de la Belleza







Alguien reconoce bòlidos.
Apareciò bajo lumenes de navegantes
con el vidrio, tomò la apariencia de la realidad
y subiò a un enroque.

- Quizà la conciencia que forma, triangula
un hermetismo con  la trascendencia-

A ello podrìa aludir la figura de ese 
enroque.


Quizà al tema del origen en el pulgar.
A la avenida de cobre y el talmud al plegar sus alas.
Tal vez, a ese desplazamiento, donde
la epifanìa corta el humero y dioses de plata
ensartan una lectura, donde somos inasibles.

Como esta goleta, a su lado el birreme,
compara los dìas de diablo en el luto,
la teogonìa con llegada a una
arboleda cristiana, donde los pàramos
comprenden finalmente la visiòn
de la cruz por su propia sombra, màs no
desde las maderas y esto invoca algo solar
como la naturaleza, cuando prepara
desde los manantiales, la guarida
de una estela. 

Asi,si yo fuera poeta, tendrìa que viajar
hasta el luto de ese diablo. Observar detenidamente
entre su cuarentena. Preguntar por todas las camisas
de fuerza que han utilizado los hombres
con la posibilidad de que no sea libre.

Todo por tan poco.

Bien sabemos que la libertad es tocar un poco
de sangre derramada en la madera.

Bien sabemos que esa es toda la belleza.



Guillermo Paredes Mattos


miércoles, 10 de julio de 2013

Los Equilibrio Gemelos






A veces es una cuestiòn de equilibrio.
De largas escencias entre la sensibilidad.
Ofrecer un viraje.
Dormir bajo hemisferios de ejes.
Seguir el curso de los hilos.
Y sin màs que incluir, miramos dentro del 
aluminio para que pueda desenvolverse.
Asi salimos con la figura
para recibir una calle.
Para recoger la ilusiòn del cartilago
cuando une o separa los huesos.
Cuando sus medallas son mandibulas que
citan el hambre.
Cuando los pronombres son historias
de prosodia.
Y mientras lo legendario llena de lagunas
un ente, el estrèpito cimbrea inusuales
caidas, voces de archipielagos que navegan
sin alas, dentro de temblorosas voràgines.
Huertos de ofidios.
La semblanza del flanqueo en
el arte, mientras una goleta
desciende instintiva
a un crisantemo.
Con una guarida de relojes.
Con un arrobamiento de tramas.
Ante el desolador instrumento que curva
el afilado sello de las academias.
Devoradas por cupulas.
Invadidas por orgasmicas distancias.
Todas con un verso de dios
en la necesidad.
Inmolando un centro de lenguajes
ortopedicos.
Donde los gemelos arden 
como cachorros.



Guillermo Paredes Mattos





lunes, 8 de julio de 2013

Los Arpones del Presagio






Rememora un ferrocarril; que sea
en tus arpones, en èl quema un lenguaje,
el màs civil que hayas atravesado con tus restos,
lo reconoceràs por la piel rosada
de sus cofradìas
formadas por lo urbano. Si reconoces ello
serà sencillo llegar al tuyo. Por màs
que no adquiera gramàtica en esta
estrofa llega a èl, citalo perverso,
càntale citadino, porque no traficante.

Ten seguridad que provenga de abortos
donde el escalpelo bañò
de extrama unciòn ese arte.

Evoca la pertiga donde la conmociòn
unìa la perversidad con un hastìo,
dejando el asombro en manos
del planeta donde una runa 
era cientifìcamente
el talento de la sangre
en busqueda de huesos.

Vuelve a convertirte en amuleto 
de algùn papaplejico.

Busca medicinas indagando siempre
en los adioses de ese hecho.

Se veterinario nuevamente.

Violenta su pronunciaciòn porque 
jamàs serà un manifiesto.


Reconoce, reconocer es cierta calidad
del encomio donde sòlo un hombre
hila y cala. Que vamos a hacer, 
asi cruza el tarot las esquinas.
Asi concientemente deja
caer uno de sus halos.

No es una epidemia, no señor.
Oir una cabala imprime un sello 
en la arena, en el mismo
dejamos los oidos
para un centelleo
donde aquiescentes tabernàculos
de lecho son los tartaros que presientes.

La escritura relativa al elixir que 
presagias.



Guillermo Paredes Mattos

El Infinito de Polvora



Calculos pesados de esfericidad.
Uno egocentrico, en otro el equinoccio
caudal del bastòn mientras huye. Luego,
batistas del lapso temprano en las boyas,
crean latitudes de longitud y espera
donde desembarcan leprosos. Seguidamente
un condenado amenaza el zigzagueo del reloj
empalando ardientes tesituras del tiempo.

Tirànicos comportamientos de exodos: El 
lecho y la elevaciòn consumen efigies de
remordimiento, conquistas de subitas ramplas
dominando un rìo. Sobre èl, una caleta de
miedo junta un caliz, una fuente, una especie
de fogata en una cirugìa llamada a 
desprender el extasis, una sentina de orgìa,
el periodo del tramo donde olvidamos
una frente y la iridiscente coherencia
de ilusiòn entre occidentales virajes
donde el extravio
luce mandarines
al follaje del heliòtropo.

Baquicos aludes. Idiosincracias de volcanes
asolados por humaredas, grescas de hipnoticas
laminas, emprendiendo sobre los oleajes
la quìmica de su sesgo,
perpetrando azul tras azul 
en los mares, una ola.


Calculos pesados de esfericidad.
Inalambricas tomas de yesca en el limbo
del eter invocando azogues, ensenadas de 
tierras y vocaciones donde fusiformes unidades
de sol en la plaza de los hunos, en los mastiles
del sumario, monitorean nuevamente
el alfa errante del lèxico.

Sobriedades de talentos mitòmanos
como la corpulencia. Aerea sensualidad
de un invierno
primordial o efìmero,
en imperios donde la aguja busca milenaria
un proceso, un bote, una pira enarbolando 
su mirada todavìa, dirigiendolas
siempre a ese infinito de polvora.


Guillermo Paredes Mattos

domingo, 7 de julio de 2013

Elegìa de un Tisico





Los cìnicos silencios en naturalezas de pez.
Los tisicos.
El pulmòn de una avenida regresa al habla.
El lenguaje asombrado de su universo
en forma de mineral o tramo.

En esa estrofa, circuitos de ègida
dejan de cumplir su papel
en las plagas de los diose. Viejos
emperadores al lado de estos reconocen
empalados la ùltima revoluciòn del nictalope.

Era acaso, el resplandor donde yacia
la episteme de una silaba mi yugo.

Era tambièn la coherencia de una oraciòn
cremada por un veredicto.

Pero volvamos: El cìnico silencio del pez.
El artificio del tìsico.
No olvidar el higado de una neumonia,
ni las flores que caen rojas, màs rojas
que la lluvia, porque en el cielo
estàn sembrados los hombres.

Y todos han sido degollados.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

La Voluntad del Iòn






El relato vagaba por el universo.
Mi corazòn se hubiera acercado a èl
con esas sombras que nunca son definidas.
Mi espìritu, tomaba los alfileres que
desembocan en las playas
conducidos por un rìo,
para saber si podìa logar algo con ellos.
Algo que pronunciara lo que no conocìa.
Siempre fue inutil.

El relato no tiene cumbres, parapetos.
Toda cosa que lo hubiera hecho semejante
a una igualdad en funciòn de otra
- para saber de èl-
no adquirirìa significado. La comparaciòn
pues era mas absurda que inutil.

Continuando con ello, los similes son la màs 
extraña paràdoja, abriendo dimensiones.

Y no es extraño que me dedique
a los encontronazos en ella.

El universo pasa - a decir del alfiler-
prepara una làgrima
una rima.

Una làgrima y una rima son camposantos
donde el gallinazo se eleva.

Son la casa del espantapajaros
con ojos de granizo.

Lo menciono para evocar de què
està hecho el frìo.

La soledad afònica de una rapsodia.

Los elementos cuyos puertos
baten todavìa escencias de alquileres.

Agonizantes iones son fluorescentes 
a mi lado no porque
ese prodigio me acompañe.

Asi lo quieren.




Guillermo Paredes Mattos

sábado, 6 de julio de 2013

Forma de Papel






No entiendo de papeles.
- No mucho-
Eso es menos exacto que 
el sentirse extasiado por una barricada.
O una diferencia.

Sobre esos papeles, està la semejanza de los lìquenes
bajo una experiencia de 
acentos o el mètodo autista de una cadena
camino del meteoro.

Los ritos de una era melancòlica
iniciando sus naipes
y a pesar de todo las hojas guardadas
para el àrbol. Esporàdicas, extrañas,
espoloneàndo el techo de luz
migratorio, la escalada
bajo el temple
de un glosario ideado
por las escaleras.

No es entera mi sensibilidad, a no ser
por la multitud de una celula
indagando el lirio,
el crepùsculo en ella de la postrera alga
en el misticismo de
un termitero.

No por anclas, tampoco por lo que
debes olvidar entrando al viento
con una nube de neòn 
en tus osos.

Y luego la raìz.
El motor colonial.
El mesianismo acerico. El horror
a los heraldos baja del espacio
con un cenotafio o el
arrepentimiento de
un libro
ahora que està lleno de palabras
y el papel no tiene forma de
entregarlas
a su sueño.




Guillermo Paredes Mattos



viernes, 5 de julio de 2013

El Desplazamiento entre la Resaca






He atravesado la resaca.
El agua al volver al oceano no impedìa
que recogiera la textura viscosa de la arena mojada.
Un pelìcano en el muelle me trajo un recuerdo
donde el conocimiento era velado por
las escolleras. No era aquel que
recogìa en mis manos,
èste poseìa ya el temblor de mis dedos. Por un
instante pensè que eso era poesìa.

Creì que estaba comparando. Que la humedad
en mis manos incluso era un relàmpago.

Mirè atràs, la geometrìa que un dìa me acompañaba
borraba imagenes. El seco sol de mi intuiciòn
se convertìa en sufijo 
casi semejante a una palma.

He caminado por la arena inundada de agua.
Y sin llegar aùn al muelle mis ojos
pronuncian en su silencio
el sonido de las escolleras.
Mentalmente.
Con toda mi rapacidad.
Desde esa arqueologìa, aprendiendo de
una mecha, de un movil camino 
de una academia.

Olimpico como un hemisferio que ahora se aleja 
tanto con ese muelle como con esa 
escollera.

Y a mì sòlo me deja la arena mojada donde
vive la resaca.

Lugar donde los hombres nunca pueden
desplazarse.




Guillermo Paredes Mattos


miércoles, 3 de julio de 2013

Sobre Hienas y Caballos







Un caballo es un conjunto de tigres.
Un cabello es la realidad sin interpretaciòn.
A travès de ellos el verbo busca una mitad.
La nube del indigente. La proporciòn
en tanto entra al mar como superlativo.
Supongamos que el instinto corrompe.
Que las nebulosas tambièn son una carta.
Y el gong del infinito es el espacio.
Creamos que el eco derrama 
y mis sienes son dentro del cuello
el animal cretaceo,
un ente diccionando el agua
como una ilusiòn de liquidos. Y
despuès del oceano
algo como el horizonte deforma vidrios
inhalando las mallas del eter
inspirado por las cosmogonias.
Un caballo es un relato de panteras.
Incluso el aura masticable.
La soluciòn del indice.
La inclinaciòn al tensar epidemias.
El hecho del higado antes de vivir.
La nave de los pasadizos enumerando 
propagandas.
Y conocemos por ello por intuiciòn 
de las algas.
Por alguna rosaleda forastera entre hienas.
Inspirada antes de la muerte por una
de ellas.




Guillermo Paredes Mattos

La Silueta de los Himnos




                                                                                 Al ser del poema...


 Allì la mente. El espacio sagrado antes del alba.
He allì la hermeneutica, su sombra sin trepar
los sauces o la carencia interminable del nombre
al supurar o pronunciar el auge del libro que nos toca.

Tambièn el narrar, el instinto diluviano o el cuadrado
inutil buscando manifestarse en el punto, cuando las
expresiones llenan de equinoccios cupulas y horarios,
sonetos del mal en un pudor, alegorìas que sòlo
inspira el aire.

Yo no creo en la inspiraciòn como ayer. Està dada
por espacios y tiempos frontalmente inusuales,
calan entre multitudes algo de auroras,
suman fusibles entre imagenes de rapto
sombrean para espolonear 
cadenas.

No creo, es totalmente diferente a convencerse
que un glosario no es liquido o el llamado
de la inercia està lleno de sajones. Libre el 
destino tocando su batista de sangre hasta
el sendero, donde una estela aguarda. Libre
el mar que inunda incluso el sol cuando no vemos
y los ojos caminan en el sueño como
misteriosos vagabundos.

Errantes libelulas giran ante el traqueteo
del pariente, enamorado del romance mas no
del amor, extraño el amor, seducido por si 
mismo en las playas de la polvora.

Es hermoso desconocer que todo sigue un curso.
Llamar al cefiro con un nombre que no puede ser
creado, oscurecerse en la vanidad del idilio
mientras busca una de sus sombras.

Esa sombra indecible.

Arrancada por la perpetuidad de las
siluetas.




Guillermo Paredes Mattos


martes, 2 de julio de 2013

Vaticinios Astrales






Para memorizar, hace falta un libro de pabellones.
Una adolescencia de fluor, aceptando nuestra fiesta.
Una cadena infinitesimal dorada.
Desde ese lugar desprendemos un fleco.
Una vocaciòn como aquella que tienen  las tormentas.
El anònimo barco del sudor.
La erupciòn donde la mascarilla en la saeta;
lograba separarnos y me unìa al requiem
con mi moda carente de idolos o heroes. Pero
yo representaba. Una medusa en los ojos
poblaba los relampagos. El miedo
del enjambre ante una propaganda
convertiase en desconocida marea,
las venganzas gigantes del oleaje
trascendian gradualmente 
hacia los hoteles.
Desde esos blancos monasterios de oro
incendiaba el blanco solar 
de mis sienes, el indice
del epitafio, donde los solidos emprendìan
un viraje, una sonata de libros descabellados,
el prologo de algun pensamiento en la cabala
reconociendo los aulos freneticos
en cada botella, en cada ortiga,
decididamente entre sentidos originales
maniobrando como un vaticinio
de grasa emparentada
al petroleo. Llena de hollin, sin esperanza
de un màs tarde o hasta nunca los autistas
recogian senderos de saliva.
Inundando derivas astrales.
El onirismo conceptual de una guarida.
El hada corrompiendo aùn el precipicio
de los monjes y las veredas
donde la resaca discrimina
en su extraña luz sacerdotes.



Guillermo Paredes Mattos

Los Brunos Hilos







Es dificil.
Sugieres que el recorrido es la tarde.
Sugieres cosas innatas como una 
invocaciòn, si duermes.
Si toda tu ètica es conjurar.
si sabes que en cada martillo
no fue iluminado ese espejo 
por un corzo de rameras.

Entoces, el oceano mendigaba un tallo
El polen caminando hacia 
otra estrategia, donde aguardaban
las jarcias, yo cantaba entonces
himnos que no conocìan el eter
cantaba llevando la muerte
en todos los pedazos y atomos
y reconocìa la electricidad
en el frote de una bolsa
con mis manos.

Esa era toda mi energìa.


Pero es dificil, los mensajes en una làmpara
cantan al castigo, el sobrenombre del dios
cobija una puta de acero en la nieve,
mansiones sin fe, pueden decir que espectacular
es la verdad, cuando roza la ironìa.

Y veìa juglares
del primer camposanto,
el ùltimo lugar de nuestra trinidad
cruzando la insignia
el sonido que rompe la justicia,
el aquelarre en nombre del derecho y
el amparo de brunas soledades
pensando el sentimiento,
los nevados de las torres.

Allì todo lo que haces cuando llegas
es aguardar la ignorancia y despertar
de ese infinito letargo del segundo
a un hilo.

Y entregarlo a las ruecas.




Guillermo Paredes Mattos

lunes, 1 de julio de 2013

Sobre la Individualidad del Vidrio





Ese es su caracter, extremado.
No vive por lo tanto màs que extremadamente.
No està cercado por territorios.
Inmutable en regiones.
Su existencia no està conectado a sus hechos
porque los interpretò muchas veces.
Pero esa no es condiciòn
para acabar con ellos.
Es sòlo una manera de concebirlos.

Ahora, estos son los garfios con que las cosas
se derraman. Este, el vil aroma sin exactitud
o aquello denominado obra: En el fondo
un mal cultural y autòctono, lleno de rodillas.

No creo en su individualismo, yo que a veces 
hablo de soledad y universos interiores,
yo que jamàs caminè en el filo del cuchillo,
en el jardìn del ave.
Ni fuì amenazado por una de mis cartas
y sus teorìas.

Para mì, es terrible hablar desde una condiciòn,
proponerle a la experiencia objetivos o materiales,
caminar a travès de ellos, lleno de cartografìas
dormir en los crepùsculos de mi vacìo.

Asi es necesario concluir
que algunas cosas pueden ser infinitas
pero nada deben a este circuito de algas,
donde aparecer y desaparecer
posee algo indefinible, algo tan simple
como un alfiler en la nuca.

Un alfiler que siempre logra agitarse.
Encontrarse con el oceano donde la
mantis deja de ser religiosa.

Y ceremonias de vidrio, muerden.



Guillermo Paredes Mattos

Himnos de Caleidoscopios






Antiguas làpidas de musgo,
sobre ustedes la memoria
anuda sobretodos,
historias de hiato,
la menciòn - pero aludiendo-
no sòlo a la continuidad,
tambièn a una vocal tras otra,
a una conjunciòn de nadie.

Arcanas elipticas,
los mùsculos
celebran su victoria
ante los huesos
y con ello, un vaticinio comùn a los sauces,
a lo mas legendario legalizado por lo indòmito
o el derecho del cadmio en una estrofa,
sugiriendose vertiginoso, cae
entre madreselvas.

Làpidas, medito en sus vestales
como lo hace una analogìa,
doy cuenta del simil bajo un fluorescente torpor
cultivado por la belleza: Presagio de nodrizas
desdoblandoze en recorridos eroticos,
donde electricidades de uvas
ascienden nuevamente a sus celulas.

Impresionantes marcas.
Cenizas turcas de sueño.
 Entre omniscientes veletas despiertan
agitares de caleidoscopios, con aventuras de
cinicos telegramas.

Siempre hacia un lecho. Junto a fonomìmicas, el 
teatro de piel inunda territorios lacrimògenos,
subconcientes de hierro deshidratando victimas
de fosforo, sobre ellas, las lunas empujan 
mas torres.

Un caliz de mirra sobre algùn periodico.

Un plano de doricas columnas
donde superficies redondas iluminan
los planos de un imperio.


Guillermo Paredes Mattos