viernes, 30 de noviembre de 2018

Poema






Sobre uno de las figuras el brillo.
El aceitoso resplandor de una luz virgen en una superficie.
Puntiaguda como un verbo.

En la ciudad una metáfora continua a otra. Sucede entre
los hombres que declinan entre la oscuridad
y el destello sus palabras; por lo general toda nuestra 
existencia.

Objetos de agua se mueven en las cosas. En la distancia
que separa estos objetos viven los centauros.

También anidan.

Se descuelgan de la verdad. Untan y rotan
entre espejos.

Yo creo en ellos en la medida que al llegar la tarde
se agitan entre los crepúsculos.

Creo en ellos de manera lógica y umbilical.
De manera inasible si lo inasible es una manzana.
Un parpadeo o en su defecto un pergamino.

Un movimiento de helices en el lirismo.

Sobre uno de los reflejos.
En ellos el brillo.

La busqueda industrial de esta primavera llena
de collares no nos dice con su llegada
que el principio en este texto
fue otro.

Lo que sostiene es que aquello que escribió
fue absoluto.













jueves, 29 de noviembre de 2018

Estructura No-Circadiana




El circulo es de papel. El poema no-circadiano.
En los balcones el mar toma una visiòn del mundo
llena de apariencias. En una de ellas el atlas 
del centauro en un 
hilo gira.

Los estados son gaseosos.
Llenos de vapor y coronaciones de humo.
Llenos de crucifijos violetas en 
un globo.

Los lenguajes responden a un diluvio de
manera que cada respuesta es una
fìsica intuiciòn o una langosta.

Un lògico algoritmo suspende 
el trazo del pèndulo en sus semicìrculos.
Surge un extraño punto.

Un leopardo recorre perfiles mànticos y religiosos.

Un leopardo es una brisa sin definiciones
en medio de himnos.

Un proceso de aves en las sienes
orientadas un atardecer hacia la luz lo desnuda.

Y coloca sus caminos sobre un ejercicio
purpura.

-lleno de ghettos-

En vez de un dorado pensamiento.






miércoles, 28 de noviembre de 2018

Performance Estética






Tomas del astro ese invierno prodigioso
que llega de la baba
de un caracol.

Con el mismo hollín que ayer
culminó su viaje en la grieta de un aparejo
en el que un crepúsculo mostraba
sus tejidos de nieve.

Cuando la lectura del oceano
roza plana y concreta el beso de la oscuridad
en la raíz de una jungla.

En cada abalorio
que gira en los números de los dados
cuando son arrojados a las
superficies
mientras las sienes
vuelven a configurar performances aladas
de cachorros.

Cuando las sílabas
recorren la espuma con el mito de un
pubis en su boca
y eso en alguna parte de nuestra sed
es todo lo que nos representa.

En la fogata formando sus circunferencias
y aquello que igual a un recogimiento
termina siendo el resplandor
y la oscuridad de ese presente
que pertenece a un hombre atado a 
los mástiles.

Uno que no ha puesto cera en sus oidos.

Para poder oir el canto de las sirenas.




martes, 27 de noviembre de 2018

Transfiguracion





Durante el invierno hay manantiales.
Dios asciende a una raíz desde el centro de la tierra
acompañado del hambre. Sobre tal raíz
una amapola y en el pistilo el género
de un ave.

No sé si el universo es escencial por ello
pero lo parece. El día es coherente igual que 
un solido humo que devora un astro.

Las calles recitan entre los velódromos mientras
desciende la brisa en sus lunares.
El viento porta un sufijo y transfigura.
Conos de leche toman las bocinas.

El mitón en una de las manos deja ver
un reloj que separa el tiempo, más no el espacio.
El candelabro lleva un corazón en su rostro

proviene de un mundo al cual
nos adherimos como una ventana se adhiere
al amanecer y a los cometas

-todas las dimensiones de la aurora se
encuentran en sus vidrios-

proviene de una imagen en la que
la inteligencia elige el barro para reencarnarse
y llegan a la experiencia más celeste los 
navíos

desfigurados  -eso sí- por una parábola.










Solitario Espacio





Solitario espacio. Durante èpocas de iris 
o mejillas. Cubriendo el halo boreal de esta
fiebre.

Solitario espacio yo le canto a la aurora
con botas de nieve. A los enjambres
con racimos de sangre.

Enumerando las crestas que duermen en
las olas. Escribiendo en las puntas de los 
horòscopos. Casi sumido en una
constelaciòn de sienes.

Institucionalizada calle, con rangos
que viven en una linterna extranjera,
supervisada por negras mariposas 
de carne.

Dedicado tropo. Cuantificador de 
industriales liendres y amapolas.
Hay -como decirlo- en tus espirales màs
de un astro que roe un 
espejo.

Hay -lo reitero- un no saber andar.
Un no saber agitarse. Un no conocer de que
manera se direccionan los veleros
cuando -digamos- trajinan
de manera èpica nuestros desencantos.

Solitario espacio. Rubro de sal entre
las tragedias de los caracoles añimentados
por olivos.

Adolescencia que coloca adioses en un
grial por la noche.

Y despuès camina al mar.

Como si todo ello que ha alojado entre la
realidad fuera cierto.









sábado, 24 de noviembre de 2018

El Ser en Epocas de Tràfico





El ser en èpocas de tràfico.
Alguno piensa en èl como meridiano o relieve.
Como algo industrial mordiendo talones.
Los pàjaros a todo esto parpadean.

En el aire si te adhieres profundamente
ves las primeras cùpulas del caos.
Hablan de los frutos en los dientes del
gènesis.

Las revoluciones son atletas con picos de botellas.
En los hospedajes hilan las crònicas nada
mas que verbos.

El mar procesa soledades de fragatas
con mucha elasticidad.

Sòrdidos eslabones sugieren un trazo en el rigor
de una bacilica.

A la orilla se ciñen adioses y dequeismos

-tal dequeismo completa la escena-

a la orilla se ciñen adioses
pero no es la orilla de la playa donde
se enquistan los semàforos,
no es la orilla de un pueblo que besa 
sus muertos llena de extraños 
juguetes. 

-todos son como escoltas inmanentes-

Tampoco es el sueño donde nacen los
jaguares con boreales desasires.

Mucho menos el diccionario que se oprime
una hoja donde lo increìble
se encuentra con las nervaduras 
y eso gesticula en el 
neologismo.

Eso gesticula
en el rigor de una mandarina antes
que en el del trueno.

Se dice

-segùn urbanas leyendas-

que asi nacen los halos.










Mitografìa Individual






El àrbol es una ciudad de arena.
En esa ceremonia millones de desencantos
parecen iluminarse.

Hablo en plural?
No es en singular acaso todo lo que hago?
No es individual como el origen a veces de 
aquello que denomino como mito?

El àrbol es una ciudad de arena donde vivo.
Una ceremonia donde millones de
desencantos personales parecen iluminarse.
Serà asi realmente?
Acaso todo lo personal al alcanzar la
realidad no pierde toda su objetividad?
En todo caso esta estrofa
parece incrustarse en los objetos con màs
propiedad.

El àrbol es una ciudad de arena.
Pero ahora estoy observando la brisa,
allì despiertan las manadas.

Despiertan las manadas y es con
determinado cretàceo en sus poros que
regresa al àmbar. Lo hacen tambièn 
entre colonias de fràctales.

Conjuntos de idolos se despliegan.
Entre ellos los pàjaros aterrizan o pliegan
las alas en el aire. Ello es contrario
a todo lo que estoy haciendo sobre la tierra.

Eso es verdad.

-hasta donde existe lo verosimil, es 
verdad-

Y entonces vuelvo a tomar una de mis
apariencias.

Y sigo trajinando entre escamas.







viernes, 23 de noviembre de 2018

La Superficie del Oceano





El verbo duerme en estos volumenes.
Su rostro puede o no ser un nihilismo.

El silencio se separa de una manzana
en un eje, reencarnandose en la ilusión
y el deseo.

Ritos de propulsión enhebran
fantásticos voceos. No son los roces de
las hojas ni el destierro de la locura

es alguna cinta de escarcha. Profética
es el esplendor de esta miseria donde
las imagenes se pudren

donde los farallones
se arrojan sin encantamientos a
un filo donde el sueño es
aliento de gnosticas ceremonias.
Notables al parecer como un
peso.

Igual que una figura antes de la ola
observando en el mar la playa,

Y convirtiendo en un instante de suprema
intensidad en el agua, la superficie del oceano.





miércoles, 21 de noviembre de 2018

Es Distinto el Mar





Es distinto el mar.
A pesar que lleva una amapola
o sintetiza es distinto.

Pero no lo siento.
No lo siento por este pergamino
o una cuchara donde los carbones
respiran.

Es distinto el mar.
Muy a pesar de dios no es semejante.
Y yo me he adherido a la saliva
de sus resacas muchas veces.
Incontables.

Lleva un extraño cinismo
con el cual puede musitar en sus
escrúpulos.

En su día violeta.
En un purpurado mundo donde alguna
vez los leones
limaros las escamas
del viento
y -básicamente- las onomatopeyas
de aquello encerrado en
los países.

-aparte del hombre, claro está-

Es distinto el mar.
Parece que tuviera más de una bocina.
Más de un páramo donde
los antilopes
tocan la ira de un atlas.

O sea
alguna pupila arcana
voceada entre los puentes.

Entre monólogos
de extraños jabalíes.








Cuadro Atòmico del Sol





Està bien està es una hoja.
El recuerdo del parpado adherido 
a una
botella es descrito en ella.
El solar desencuentro de los 
hermetismos
consigo mismos tambièn.
Eso ùltimo es un tanto màs 
abstracto.
No sugiere una corola.

El àmbar marcha
sobre espejos de arena-ofertorios
y en el velo inexacto de su
pulcritud
hay reencarnaciones azules.

El limbo disipa una apariencia
de eter
y en los cruzados que llegaron
del oriente esta mañana
hay un diario de jerusalèn imposible.

Pero ellos lo narran.
Un ladrido oye con atenciòn y otro
devora una mandarina.

Las calles devoran a los hombres
y en el sentido del mar
hay una esotèrica antropologìa
oprimida por una aguja.

Por una entelequìa.
Por el cuadro atòmico de un sol
que elevàndose desde el mar
alcanza el ala de un 
pàjaro
para apoyarse.

Y lograr volver al cielo
en ella.










martes, 20 de noviembre de 2018

Lo más Probable






He buscado inspiración este día martes
que presenta una estela. Tal estela no 
proviene de un rayo o el crucigrama 
a base de relámpagos. No.

He buscado inspiración desde
tempranamente. Poco lúcido y material 
en una escama que dialoga con un gato.
Sobretodo con aquel que 
representa el lugar donde duermo.
Pero. Será realmente inspiración?
No será acaso un diluvio 
donde los carbones evocan dragones o
algo parecido?

He buscado entre páginas cuya intención
es describir desde los
veleros aquello llamado poesía.

La poesía es siempre un conjunto de 
prismas boreales escarbando en el
hambre.

Lo más posible es que aquí no exista
un encuentro con sus imágenes. Es lo más
posible.

Aquí probablemente despierte un cuchillo.
Una forma de nieve.
Una suposición del parpado si gime o deriva
a un universo de círculos
donde los hipopótamos se alimentan 
o anhelan.

Este día martes de sol ardiente en los 
semáforos.

Dramático en el envés de toda dialéctica
si se quiere.

Hoy martes día cubierto de sapos en 
las veredas de las calles.

En las pupilas de los mismos
desesperadamente se alejan profecías.




miércoles, 14 de noviembre de 2018

Panorama de la Aproximación y el Desasimiento





La noche habla del parpado.
Del coeficiente en el espíritu de una
mandarina.

Entre los escrúpulos es conceptuada
una selva junto a un acápite. Las
bocinas son de musgo entre dogmáticas
poéticas. Todas de sal y hambre.

Alguien escupe sobre toda militancia.

La civilización medita en la imprecación
y los sesos. Entre las nucas la civilización 
medita y serpentea.

Uno de sus resplandores bordea un 
holograma y en los castillos puja un diario
de algodón con las sienes.

Una idea desembarca.
Una idea abandona el pico de un pelícano
y la luz se desborda entre comercios
de hélices. Todas cultivadas
por molinos.

No hay ciencia para aquello
oriundo y mediterráneo entre destellos
de plástico, bordados o desasidos.

No hay limites en la hierba
donde la clarividencia postra un lapíz
de trigo.

No hay.

Y sólo existe un heliotropo.

Mordiendo infinito eslabones.

Un heliotropo
mordiendo infinitamente univocas 
palabras

anhelando saberlo.







La Palabra que Duerme






El reflejo de una palabra duerme.
Eso quiere decir que la página donde se encuentran
aún no es encontrada por
las heridas.

A veces el dolor es el único que las puede despertar.

-a veces-

Su reflejo duerme pero no es lo único que sucede 
al otro lado del mundo.
Allá donde se halla otra ala del universo.
Sí. Aquí se encuentra aquella que se agita. Que vibra
en los núcleos del sueño.
Que presagia pero no casi siempre como presagia
la magia.

Y cómo presagia?

Cúal de todas las alquimias en las poros de las manos
es la que elige para llegar a la noche.
Para desnudar caracolas.
Para precisar la sed donde llegan al andamiaje
los textos y lo sobrenatural. Las dinastías de cera.
El silencio con que alguna vez se incursionó en el lampo
y fueron frecuentados los vilos,
aquello que con paciencia denominase como eje
o exhalo o pétalo

de madera que en los abecedarios se sume
en gerundios y poéticas.
Pétalo que con frecuencia yerra en un
polinomio

noticia de vapor en una mañana
donde los duendes exploran una boca con
la inteligencia del velo

incrustado por gnosticos diluvios
en un crepúsculo de círculos.












Astrología de Arena





Todavía es la luz.
Esa especie de hollín que vibra en el agua.
Allí donde otra forma de dirigible llega a un 
evento lunar. Sinóptico. Además
hay linternas.
Escalofríos.

También una claridad
que es personal. Hipocondríaca sumamente.
Individual y sesgo.

Y los celajes.
La inversión del hambre y el papel.
El jardín donde calamos o desasidos vertemos
una silaba dentro de otra.
Es el caso de un lenguaje liquido.
Oceánico.

Todavía es la luz.
El arpa en una corola.
En el silencio del éter.
Muy cerca de una hipotenusa.

Allí la escatología promueve
desiertos.

-astrologías nada más de arena-

Para que el corazón pueda
llegar.






martes, 13 de noviembre de 2018

Pronunciaciones






Escena aún de estepas.
Quizá devenir o calle.

Muestra de un jirón.
Lampara que otoña, circunvala.

Deseo de follaje o escafandra
en un punto de arroz donde se pudren
los limones.

Escena aún donde las figuras
buscan sus relieves antes de convertirse
en metáforas.

Brillos de sueño o coherencias
de leche en un parque lleno de birremes.
De rojos birremes digo.

En ellos son celestes.

Celestes los hemisferios donde yerran las
pronunciaciones.

Diario Estètico de un Devenir






Crecer una noche.
Despertar muy temprano en esa hora
que la brisa es frìa como una primavera de
hielo. Una primavera sirgada por
estepas. 

Estar sentado a la derecha de un halo.
Meditar desde èl en toda plusvalìa.

Llegar a una manzana igual que un rayo.
Vivir como la posibilidad en un estètico puerto.
Juntar a la proa invisibles la soledad de un 
destello.

Hablar entre xilografìas.
Incrustar pàjaros de aceite en las premoniciones.
Volver a las reencarnaciòn como lo
hacen las cebras.

Escribir siempre en singular y analìtico.

Disiparse continuamente en una mañana 
en la cual los hilos que recogen los nudos
de ese celeste hemisferio
desfiguran intemperies
hasta rozar imagenes con sombras
de carbones.

Oir el sonido que dejan las alas
de un dragòn en la escarcha
muy cerca de un motìn dorado.

Creer en las hipèrboles por ello.

En el universo lleno de adioses con un
unicornio en las sienes.

Y en la memoria algo reminiscente.

Un encuentro con esa mimesis
donde el mar està en nuestras manos.

Pero no te preocupes.

Sòlo es un poco de espuma de la ola
que se quedò en las superficies de la humeda arena.

Allì donde hace unos instantes ha pasado 
la resaca.





lunes, 12 de noviembre de 2018

A partir de la Mirada






No es necesario ver en los ojos de un hombre
para saber que pertenecen a la mirada.
¿Será realmente una verdadera mirada?
¿En espejo devolverá nuestro rostro?
¿Ese rostro que observo en este momento es el que
realmente poseo en mi mirada?

La mirada además está compuesta de narices
y sienes. De labios dormidos donde espera una palabra.
De amarillas axilas donde los fráctales
esperan.

-hay algunas palabras que vivirán para siempre debajo
de la lengua-

Para ellas no existe otro destino.
Allí es donde crean sus raices.
Sus epicentro. También sus eclipses.

Pero existen aquellas cuya representación inhala vacíos
para llegar a la realidad.

Los vacíos crean sus formas.
Son xilografías e imágenes llenas de helices.
Son xilografías de aceite en una multitud de ozono.
Casi de aceitunas.

O prólogos de nieve que llevan una carta durante un
mediodía en el cual los pájaros se posan en las cúpulas
de los árboles esperando el crepúsculo.

Pero no llegarán a él.

La magia dormida en el mismo los engañará.

El verdadero crepúsculo se encuentra a la espalda
del que vemos.

Y en él pelean ángeles y demonios.







Aquello que Renace





El poema renace entre los ojos.
Lleno de naipes tal poema muestra
sus reencarnaciones. Quizà
en algo semejante a los racimos.

Porquè los racimos. Nada tienen que ver
con el poema y sus reencarnaciones.
Nada con el texto marginal y subversivo
encerrada en cualquier limite.

En toda frontera.

Me pregunto hoy que un cuello es guiado por
cigarras y estereotipos a los astros. Un cuello
que descifra ademàs bocinas o conjuntos
de candelabros. De ellos
emerge una corola.

Escribo de ese poema que se enciende
como si hubiese descrito alguna mañana el
futuro una rama. 

Y la misma regresara desde 
los bosques entre prodigiosos maleficios.

Preguntàndo porquè el poema
renace entre los ojos.

Lleno de naipes y reencarnaciones.







domingo, 11 de noviembre de 2018

Descenso de las Amapolas





Dirìa que desciende de las amapolas, pero eso 
no es exacto. Quizà su origen se encuentra en 
las estelas.

El viento busca otro color en los semàforos.
Pronto descubrirà que ello es imposible.
Inconstitucional.

Seres de nieve permanecen en la aurora
como naùfragos de arcilla bebiendo
agua de los relieves.

En alguna parte de la realidad una araña
muerde un àngel.

Hambrientos son los crepùsculos que buscan
un arrebol en el interior de la noche. Llevan 
en sus parpados colonias de antìlopes.

De antìlopes digo.

Ya que una de mis dudas me dice que 
debieron ser cometas.



sábado, 10 de noviembre de 2018

Las Superficies Amarillas





La mañana es el verbo.
En las amapolas se desnuda el crepùsculo.
Parece un girasol.

Los puertos contrastan con los navìos
que llegan. Los hombres en el mismo poseen
la apariencia de un dado

uno con muchos carbones
en los puntos que determinan sus números.

Tal dado -o conjuntos de dados- agitanse 
en los senos de los adioses.

Allí especificos rostros son el existencial
de una bahía. De una paloma
en el cuello.

Trayectorias de salitre o cera en el rostro
de un niño formando la síntesis
de un dìa inasible. 

-es eso posible?-

Los niños parece que
son los ùnicos que pueden crearlos.

Los niños porque sus dietas estàn compuestas
de mandíbulas y dirigibles.

Algunas de esas mandibulas y dirigibles
son de aluminio. 

Otras de carne.

Y tiritan ante lo sobrenatual.

Se llenan  de escalofríos ahora que todas las
superficies en el universo son amarillas.







EL Triàngulo Superpuesto





En una hoja un triàngulo se superpone a otro.
El segundo se encuentra invertido.

Tal imagen tiene un origen remoto y està ùnida
al desarrollo de un pueblo en el desierto.
Un pueblo que -que duda cabe- aprendiò a 
alimentarse de la arena.

-tambièn lo hicimos nosotros-

La arena es el lugar que atravesaron los hombres 
para crearlo. Despuès fue colocado en el centro de 
una bandera. En apariencia no tiene un plural.

El triàngulo que se superpone a otro
sugiere en el fondo una imagen desconocida. 
Cercana en su mitologìa a un vellocino o un grial.

El grial es cristiano. El vellocino griego, hasta
donde sè.

Ahora el silencio es un ser que preludia.
El preludio es un relàmpago que vaticina.
Una hermosa criatura ideal.

Seguidamente caminamos por el interior
de un pensamiento. En uno de sus circulos el
mar es un neologismo y todo lo que es abstracto
determina que en ocasiones
despertamos a la realidad sin darnos cuenta
en que momento penetramos el sueño.
Ese trabajo es desde todo punto de vista tarea
del sueño.

En una hoja como pudo ser en otra hay dos
triàngulos y uno se encuentra invertido.

Los hombres que llevaron su imagen
por el desierto no pueden decirnos mucho 
sobre èl.

Tuvo un nombre; Odradek. Tal nombre
se lo diò un judio checoslovaco. Eso fue siglos,
muchos siglos despùes.

Odradek tenìa una risa como la que se produce
cuando no se tiene pulmones a decir
de aquel escritor.

Viviò entre escaleras, es 
decir en esa dimension que une planos.
Siempre en medio de algo, las escaleras separan
el brillo que està arriba de aquel abajo.
A veces separan sus sombras.

Por lo demàs en los pardados 
de un muelle se empiezan a reunir los pelìcanos.

Todos se encuentran suspendidos de los
mismos en este momento.

Igual que el grito de una figura
que vuelve a desvanecerse en el verbo.

Anhelando la màs extraña realidad.











jueves, 8 de noviembre de 2018

La Profecìa de Lejos





El mar es un orden.
Una profecìa que viene de lejos.

En sus bosques tramas de espuma
y polen descifran hèlices.

Fascìculos ebrios de iglues
anhelan conos en sus superficies.

Desde las mismas, infinitos limites
comparan los adjetivos de una estrella
con aquellos pertenecientes
a una sombra.

La estrella fosforece.
La sombra se incrusta en su oscuridad.

Ambas parecen opuestas.

Es lo ùnico reciproco en ellas.


El mar es un orden.

Una profecìa que llega de lejos.

Conjurando abecedàrios en los cuellos
de las cebras.











Definiciòn de lo Alternativo






Una palabra define lo alternativo.
Lo puede definir en un texto como un evento 
coloquial entre dios y la madera.
Y podrìa ser verdad.

Otra definirìa lo subversivo
como la orientaciòn lejana de una metàfora
en el pubis. 

Como el escrutinio o una palabra que 
fonetica o existencialmente es un crepùsculo
en las cosas. 

Es decir el evento sigue siendo coloquial
entre dios y la madera.

Ahora la luna se encuentra sobre un banco.
Se encuentra en una lìnea con neologimos
creados por primates.
Tambièn por mitògrafos.

No. No estamos cerca de una selva,
pero parece.

El mar se sostiene en una uva.

El desierto cuelga de un espejo.

Y la aproximaciòn a las cosas es el ùnico
nihilismo.

El ùnico que filma el rostro de los peces
que dialogan en el desierto.

Ahora que regresan a la marea.





Emanaciòn





Al igual que en un sueño. Es decir
semejante a un fascìculo de sol rojo, que
desarrollàndose en el alabastro, traza un
purpura.

Una determinada edad de la yesca
rozando las cùpulas. La subversiòn de las cebras.
El nihilismo de un espacio azul en
el cràneo. Allì donde se orillan las sienes y la noche
duerme con uno de sus reflejos.
Ese que desnuda el devenir
en una corola.
Ese que llegado el amanecer crea 
el aire.

Y las raìces porque se acentùan.
La menciòn de un peciolo.
El nervio de una minùscula en el texto.
Casi imperceptible.

Sin embargo basta esa imperceptibilidad.

Remota y pequeña.

Para anunciar el diluvio en las palabras.

Uno lleno de presagios.

En uno de ellos emanarà el poema.










lunes, 5 de noviembre de 2018

Crepùsculo Lunar





El espacio que que separa un punto
de otro es lunar.

El crepùsculo intentando incrustarse
en los vidrios de la ventana tambièn lo es.

Ese crepùsculo lunar sin astros. Sòlo 
un dorado remordimiento recorriendo los anfiteatros
donde yerran los hombres.

Sòlo un dìa en el cual los destellos se desprenden
de los cometas luciendo barbaries.

Atroces gènesis suspendidos en el sueño.

Reminiscentes brillos.

Donde determinado resplandor es una efigie.

Una silueta.

O la celeste cofìa en un muelle medieval.

Donde los jìnetes llegan al ocèano anhelando
profecìas.











sábado, 3 de noviembre de 2018

Paraje Absoluto de Hélices






El hálito del día. Sobre lo hialino.
La herida en la piel que precisamente muestra
un tejido de carbón. Pero ese no es
su drama.

La tragedia que purifica como entre
atléticos dioses en la antiguedad.
La tragedia en un sentido moderno habilitando
grietas entre los arquetipos.
Grietas por donde entra y sale el hombre
a los pasadizos de su locura.

Desde un mitopoyético ángel vuelven 
narraciones de clorofila
a las encrucijadas del follaje.

El hálito, porque no tiene liendres
y seguramente ha oído del océano en la orilla.
En un atardecer que no es crepuscular
pero irisa la sangre en sus
celajes.

El día en particular listo como un coeficiente.
Igual que un paraje absoluto lleno de hélices.

Entre ceremonias de cúpulas-hombres
que eligen reencarnaciones en el pavimento
distan helechos de brea y embarcaciones
transparentes.

Bueno, sí. Por momentos lo que nos rodea
se hace transparente

Para no estrellarse contra los automóviles.









Inverosímil Poética






Ayer encontré al eternidad.
No era una forma del humo como se sugiere
entre las cosas apiladas en el fuego.
No era el lenguaje después de abandonar
en el sueño elefantes boreales cifrados en cada
una de sus imágenes.

No era el vapor de un manantial que se eleva
a la atmósfera en un ardiente día de verano.
No era ninguna de esas cosas.

Mucho menos el hilo que duerme en un cuarto
de papel donde en los ángulos se escribe
de otras cosas. De heridas amarillos por 
ejemplo.  Sucede casi a diario.
Irracionalmente a diario.

No faltará por allí alguien que diga que ello
es poesía. A veces lo creo. Es un a veces que dura poco.
Que no tiene garrochas.
De las garrochas uno puede sostener cosas
como también de lo incomparable.

No sé si estas tres ultimas oraciones son 
necesarias en este -por decirlo- texto.

Ayer encontré la eternidad pero lo más 
probable es que ella me haya encontrado.
No puedo asegurar en este momento una de ambas
cosas. Sólo sé que son diferentes.

Que tienen hambre porque siempre llevan
una noción del espacio que desconozco.
Una estampa del tiempo.

Los artistas descansan en fases de hojarasca.
La arista alcanza el escrúpulo de un ión.
Aquello que es sombreado muestra su siseo con
tendencias hacia lo perpendicular.

Hacia extrañas temporadas de aceite.

Donde un sagrado halcón sacia su sed.











viernes, 2 de noviembre de 2018

Continuidad





Veo en la arena.
El poniente ha partido llevándose
un navío con su ancla
respectiva.

Un solido se ha materializado
de tal manera que ha construido un
corazón. La tarea del soplo es ahora 
para lo divino.

El horizonte empieza a estrenar
sus formar para que puedan unirse y
dar forma al crepúsculo.

El agua se pierde en el caos. Es un
hermoso caos.

Las hormigas reproducen en los árboles
un preciso movimiento que no es 
sino aquel de ayer.

Tal movimiento está ligado al 
desplazamiento
de toda una colonia entre los
hormigueros.

Veo en la arena.
El sol es aún de plata y el corte de esa
imagen pertenece a la abstracción.

Dios que es un atleta sostiene que
pertenece a la inspiración.

No diré nada al respecto.

La inspiración tanto como la
abstracción.

Saben muy bien que camino
tomar sin nosotros.





El Nombre de lo Poético




Quisiera escribir más a menudo de ti.
Escribir tu nombre sin determinada poesía.
Saber de qué física-material proviene.
Preguntar si mordiste o no una manzana.
Oír entre las catapultas su historia.
Quisiera besar un dragaminas como tú lo haces.

-es algo que no sé si aprenderé de ti-

Escuchar en la hierba la mejor pronunciación
que tuvo la clorofila para él.
Quisiera más a menudo hablar de ti aunque
sea con mi sombra.
Pronunciar algún ritual allí propio
de mi subjetividad.  Nada más que de
mi subjetividad.
Volver a la realidad y las cosas.

Quisiera. Tantas cosas quisiera.

Ver el sol desde él. 
El sol apodíctico con un papagayo
dormido en sus sienes.

Soñarlo como un hígado que deje de crecer
a diario para que Prometeo no tenga nada que comer,
para que se sea -de alguna forma- igual 
al hombre.

-creo que nos lo agradecería-

Quisiera decir tu nombre y con esa
pronunciación en el crepúsculo mirar el final
del tiempo en los relojes.

Es la única manera.

La única manera de que cuelgue de mi
boca infinito.











Iniciación Gramático-Espiritual del Hombre




En esta ciudad vive un hombre.
En realidad más de uno. 
Pero eso lo sabemos.
Es tautológico.

De tanto reiterarse, sin ser 
molestamente fonético
se convirtió en cacofonía.

En esta ciudad vive un hombre
a base de preludios.
Es sintáctico y sintético.
Gramatical como la aurora de una
naranja en el abecedario
cuando descubre que el reflejo
de una palabra
es por lo general una herida.

Un hombre compuesto de arañas.
Lleno de nervios.
Impulsado por la parte oscura de 
la luna y en general por
la parte oscura de todo astro.

Semiestructurado.
Valiente como una uva o un plátano
oculto detrás del racimo.

En su rostro la parte ontológica
del mismo le señala a diario que se
defina metafísico.

Un hombre con mucho pudor a
sabiendas.

Descubierto por algas
y desengaños, ofrece sus pupilas
a los adjetivos del agua mientras se
elevan de un manantial
conducidos por 
el vapor 
entre cúpulas de aire.

Un anhelo del mar en sus ojos
lo ha iniciado en el arte de las planchas
y dequeismos.

Profundamente isocrónico
como la distancia de un acorde a
otro en un arpa

edifica a diario las funciones de una
cascara

de una apariencia raspando 
lo verosímil

hasta la iniciación espiritual

la iniciación espiritual que existe en
la escarcha.










jueves, 1 de noviembre de 2018

Las Raíces de los Arboles






En teoría no significa nada.
En el devenir pareciera que también.

Hablar del océano podría ser uno de
sus equivalentes.

Hablar de las imágenes que pueblan los
anfiteatros sería otro.

Lo cierto es que se mantiene oculto
entre la distancia que separa a dios de una rana.

No es el misterio.

No es esa mitología que se adhiere a nosotros.
No son sus mitos.


En teoría puede

-vaya a saber uno si tiene rituales-

alimentarse de moscas o zapatos.
Ir a los cines o morder de noche una mandíbula.

Claros de aceitunas viajan en sus represalias
ebrias de neón y pus en una lamina.

Sextantes de un momento imaginario donde
se filtra entre el barro el corazón de la lluvia.

Es obvio.

La misión que tiene el corazón la lluvia entre en el
barro es filtrarse.

Hasta llegar a las raíces de los árboles.









Poema





Memorizo el mundo con todas sus serpientes.
Alguna vez logré contarlas.

Mi memoria guardó su número en uno de sus
espejos.

En cuanto a los espejos en mi memoria sé que 
son miles. No los conozco todos.

Son similares a los pensamientos.
Nada más en términos cualitativos.

Con una pequeña diferencia.

Los espejos de la memoria te devuelven las
cosas y objetos intactos.

El pensamiento

-es una salida para terminar de una vez 
este poema-

los lleva por insondables caminos

donde la poesía los transforma.