lunes, 23 de febrero de 2015

Actividad Planetaria






El planeta ha pasado por este corazòn, deja un hilo.
Sobre su sombra seres extasiados comparten una jaula.
Dioses como el espejo y los cabellos en èl, alunizan.
Dioses semejantes a un hemisferio de mandamientos.
A un invierno de otoños sobre alambradas verdes.
El planeta cruza su adviento y narra otras raices.
Otras palabras con el aguila y el azur piramidales.
Ambientadas por nombres de ojivas y artropodos.
Lleva geometrìas de auras y atardeceres siniestros
donde lo maligno resigna virajes, quizà astrologicos.
El planeta camina en la ilusiòn y entre su fantasìa
ordenes de musgo y muelles dan luz a un reporte
a una casa de reptiles con la nuca en el agua
floreciendo como una idea tranquila por la noche.
Origina meandros y tambièn deltas que suponen
una herencia sumergida por febriles dromedarios
enumerando voces por la noche, contiguas al iris
y las proporciones del sueño sobre los sentidos.
El planeta es un gallinazo local, un nombre racimo
un sobreviviente que irradia temporadas de roces
todas entre jabalinas y lances, dan forma al rìo,
a las orillas donde se amansan las temporadas,
los estrepitos y los sumergibles tal vez divinos,
militantes de magia, activistas de violines y helios.
Sobre su sombra hay fantamas que nos reconocen
historias que se reencarnan sobre flautas antiguas
donde un antepasado resucita huesos en el dìa
con nombres inmemoriales en todos los paises.
Y todo pais en su espìritu es una hipotesis.
Un guardìan arcano del iris y la fosforescencia.
Una noche que aprendiò a suponer y otra que
encendio en los maleficios de los archipielagos,
un candil con el que respirar formas de obuses,
fuera la ùnica ventana de espinas, con la cual el
sueño, desertara entre cartas de yesca; ardiendo.








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