lunes, 15 de marzo de 2010

Caida Isosceles

Caida Isosceles

No irè por un cuadrado para ver como
se pudren los dioses,
esa mejilla la dejo para los angeles.

Idolatrìas antes de mì oscurecieron
la imaginaciòn entrando a la niebla y yo el hermetico, me niego
ante mì, con los adjetivos misteriosos del aire.

Y aunque el aire, descienda de parajes y coloquios,
despiertan entre abarrotes de hambre, como morteros
que sorprenden el sueño y lo impregnan de alevines.

No, no he dejado ninguna prosa ni poema para el ser.
Sòlo un perfil que delatara el poema
el ente en èl del tornasol y su escamosa sabidurìa.

Allì vive la nostalgia de un cirio y su caida isosceles.

Vida, antes que suspendas mi naturaleza
yo te propongo otra calle
una ciudad que nadie podrà ver
un laberinto ante el cual
no podremos enfrentarnos.

Y recuerdalo se estàn pudriendo los dioses
y ello es otra caida.

Un acto sin tallos cerca del mar.

Un bosque asediando una polea, un serventesio
inombrable, asi como se nombra la indiferencia
los cuellos de adversarios buscando
un enemigo dentro de su espìritu
cuando eso sòlo lo decide el destino.

No soy ninguna perpendicular pisada
eso lo convertì en cenizas
eso es polvo que arrastrò uno de mis zapatos
el otro debe arrastrar los libros que escribì.

Esas cosas llamadas poemarios.

Y creeme caida isosceles.

Jamàs viviò la intelectualidad en ella.

Cuando vuelvo a su corazòn no hay ningun poema
donde podamos encontrarnos.

Y entonces sòlo sè que
aguarda otro.



Guillermo.

El Drill del Sueño

El Drill del sueño



Y del terrenal cambio del dolor por el dolor
Emily Bronte



Que una sola nave entre por tu corazòn significa aire.

Un cartel que sube por la cortina del paìs dorado.

El pino asediado por mejillas escrùpulosas entre la cienaga

y

que una fragata se incendie en tu boca

no posee el significado a ciencie cierta de espumas

o bocas para estremecerse.



Es necesario algo màs, aunque la necesidad

no sea el objetivo de las cosas, aunque sus hombros

no sean dadas como sacrificio a la experiencia.



Puedes cortar un castillo con la palabra

observar en la catedral el misterio de ese monje

que por abreviatura lleva un casco pequeño

con tecnologìa de inalambrica desidìa.



Por màs que existan driles los ejercicios

del eje son paradigmas,

de una sombra dogmatica

sin bastarda educaciòn de pez ni amenaza

tan sòlo la formaciòn, esa ontològica

que presiona un sueño

para que este labio y su relato se alimentan

de drilles.




Guillermo.

El Oràculo del Mal

Oraculo del Mal








Aquello de la noche para ser incriminado.


Dòcilmente como una apertura


en el drama de la trascendencia


en un petalo de desasosiego


donde enrumban alfiles


su perfección con la muerte


con arboles rosados que el amor perpetuan


hacia un profundo sueño de barro.





Y entonces serpentean epidemias


caligrafias de sal en la orina


de dos extraños espejos


sin reflejar imagenes.





Y sobre èste jamàs mi aprendizaje


temerario, con lugares de miedo en las hojas


o el alfanje del estribor


y escolleras


dotadas por vientos de vidrio


y paladares de cobre.





Ese es el mundo de mis epitafios


mafias en èl a diario capitulan


estigios de bosque


perversas hadas como el sabor o el olor


de una lengua


y el elixir de la luz en otro sentido


otro simbolo cayendo desde el hemisferio.





Allì detengo mi corazòn como una màscara


Debajo de ella vibra lo profundo.


Un ejemplo de que vivimos para empezar entre dos


cielos.


Y sòlo uno enseñara la carne fermentandose


en la divinidad.



Guillermo Isaac Paredes Mattos.


Lima-2007



http://www.youtube.com/watch?v=eYoINidnLRQ

sábado, 13 de marzo de 2010

El Oràculo del Mal

El Oraculo del Mal


Tengo un personaje de vidrio en la arena.
Empujando candelabros de doble procedencia
extasiados por el fervor de alguna evanescencia
iluminada por la lìrica.

Pero creo en ráfagas
en animales carnivoros bajo la escencia
en filtraciones y pedazos de estertor
esculpidos por el mar
por la carne del oceano y las particulas
del tiempo
donde espacios de azul descubren nihilismos
y siento este hilo reencarnado en el lenguaje
como una metàfora
lamiendo el insomnio de cortezas doradas
muertas como el sol
o el halo del plenilunio.

Por eso cito a las palabras
cada una es destino de extrañas insolencias
meditando en el brillo con fuerzas de barro y costumbre
decididas a robles y sueños de làmparas
han puesto sus ojos en mí y enfermo en la arena
recibo el equipaje de misteriosos cetros
dominados por angustias
y truenos.

Y soy obligado a sentir
a palpar la marea del latigo
a recitar bajo las resacas pergaminos suicidas.

Soy detras del torrente
la silueta, una torre
el libro de aceite y cupula de un algido
territorio de lumenes
y balas.

Todas buscando inutilmente
trayectorias.


Guillermo isaac paredes mattos.


Abril 3 - 2007.

El Ala Ciega

El ala Ciega

Dònde empieza la tierra sagrada o dònde
acaba la profana...

Wordsworth



La lìnea porque golpea de noche un niño.

La vida pues suele ser prematura.

El ser porque entre bordes crece
y forasteros de nieve lo acompañan.

Ese tiempo del escrito y del remordimiento.

La venganza y su territorio de auras.

El tornasol detras del mortero.

El sino porque jamàs persiguiò un banquete.

Los monitores de la escarcha insinuando portentos.

El deseo sumergido en el agua.

La brisa que jamàs doblarà un àrbol.

La nupcia de la inspiraciòn con la idea creando
un pensamiento.

Los iluminados con falta de espinas.

Entre cenizas de alcohol y oxigeno mi educaciòn
ante el ahora decapitada.

Una abominaciòn con bofetada de multiplos.

El recreo sin patios del velo extranjero.

Ese poco mañana del ensimismamiento.

La virginidad de la quimera devorada por la fantasia.

Esta alfombra sin cuello de una avenida.

El santuario del funeral.

Los sacerdotes del cuerpo y

el ala porque al volar

es ciega.



Guillermo Isaac Paredes Mattos.


Lima- Febrero 7 - 2010.

martes, 9 de marzo de 2010

El labio del minotauro

El Labio del minotauro





Sucede antes del mar y de cualquier presencia.
Inevitable como esta circunstancia
de àrboles y un purpura que desciende
hasta un sistema de noches
y constelaciones
quemandose en el arrojo.

Sucede y es verdad que nosotros miramos
algo en el dìa de lìricas y truenos
en la balanza de un beso
parecido al minotauro.

Dìa de luces y pergaminos
allà donde una medalla nos aguarda.

Cuantas veces sobre los equinoccios
dibujaron las galaxias
esa dimensiòn sin mas lucidez
que la espina en la llama
buscando el dolor
del fuego.

Y quisiera a veces detenerme
entablar un dialogo con seres
que visten de rayos
cuando nada los toca
cuando el desierto en ellos es ciudad
de modernas entrañas
recogiendo chimeneas y civilizaciones.

Por ello no me importa decirlo,
contemplar es siempre habitar encantamientos
manejar dirigibles
destruir bicicletas,
este mundo es de calles que extinguen centimentros
en una linea,
orbitada por peces o cardumenes
de idolatrìas
bastardas
como un niño dorado.

O la sed de un desierto.


Guillermo.

lunes, 8 de marzo de 2010

El libro del destino

El libro del destino

A Silvia Quimper

Hay palabras que necesitan la salida del sol
entre la nieve y dos mundos separàndose
para decidir un pedazo de ansia en las tinieblas.

Por ello recorre el grito
los tribunales donde el vacìo acecha
insinuando una hoja en el destino.

Pero se necesitan miles para construir su libro.
Para escribirlo cerebralmente como
si la nada quisiera,
y la nada se acerca al vacìo
para contemplar los trapecios
ese color de tallo y larva deformandose
esa perversidad que juega entre los dientes
con los sueños de mi demagogìa,
la mas enamorada
aquella posesa para evitar todo lo como otro
a veces puedo vivir pero no enamorar
ni arrojar un dado lleno de religiones
y puertas vacìas.

Esa fatalidad es como un rìo
una mueca deslizandose entre pàjaros visionarios
esa perfecciòn en la cual son casi abominaciones
se llama muerte.

Y ya que la muerte es sòlo una linea del destino
su libro empieza a recordar memorias que no deberìa
y su deber entonces nace en una piedra
y empieza a recoger una ciudad
una ceremonia de polen
el sacrificio lleno de espolones,
por ello menester es vivir estrellandose
existiendo en realidades sin ninguna ojera.

La realidad està hecha de hombres
la realidad es un extraño alimento y jamàs puede demacrarse.
Es inhospita y retorica, casi criatura y genero
de columnas asediadas por grises silencios
y reyes azules.

Reyes perdidos, indeterminados
juntando guitarras y contaminaciones
es lo primero a donde te arrojaran los hombres
ellos no moriran solos con su miseria
sòlo esperan, sòlo aguardan
y sorprendidos de algo tan
pequeño como el arte
forman desasiegos.

Asi empieza el libro del destino.


Guillermo Isaac Mattos.

El libro de los Antepasados

El libro de los Antepasados



En cada lìnea el corazòn de la muerte abre su yesca,
su gesto de magia con los antepasados.


Es una calle de ancestros que cuelgan naves y revoluciones,
un paradigma fugaz con nombres hermeticos, es la definición
del significado al caer sobre el agua.


En cada línea, petrificado tanto o más que el verso del poema,
simulando que la noche no pertenece a las raices,
sensualizando cada parte del mar con páginas ardientes
y esa abominación del pergamino al naufragar humeda
entre arcanos elementos.


También es lo arcano
la mitología en uno de mis gestos,
la balada de la espera voceando armonías,
izando en las venas estelas y paredes
calles de dolor como las que lleva una herida,
incomparables, dicho sea de paso, pues estás
evolucionan como la rafaga de
transparentes sufrimientos.


Es desierto de vocablo, fonetica de luces con los grillos,
el invierno amarillo de esta desilución que debe ser ante todo
como las que nunca viví en mi existencia.



Entonces, entonces mi destino dirà
que esa experiencia encontró al fín su sentido.


Guillermo Isaac paredes mattos

El Arbol

El Arbol



Se dice de un àrbol como de una leyenda.
Se dice de su olor como una medalla
en una aurora donde las escarapelas
suceden entre nieves perpetuas
entre inmortales
que aprenden
el juramento de la vida en
otros altares.

Se dice y respiran los barcos
al lado de mi penumbra,
el desierto con que escucho las sombras
o el angulo de un ala dionisiaca
fermentando frutos de aquella piedad
cegada por una serpiente
una noche de males.

Somos historias uniendo lo perverso
pero perdiendose finalmente en lo divino
porque el amor no es juego de la luna
ni la tarde,
es fuego de esa voluntad aprendiendo
a caminar entre los cisnes
y muriendo cada noche
entre sus rosas.

�Guillermo Issac Paredes Mattos

Falange Dequeista

Epistolario Dequeista



El horror es media silaba de la palabra




Originalmente era una palabra.

Una palabra vive en el corazòn de toda pàgina, aguardando otra.

Por lo tanto su paciencia debe ser magistral,
su esperanza -si la tiene- a prueba de todo.

No emigra ni sutiliza,
no tiene porque vivir entre a realidad, pero ello
no significa desconocerla.

Para encontrarla su espìritu, debe ignorarla totalmente.

Es como relatar un poema sin ningun apogeo,
lejos de la època.

En los lìmites de una falange dequeista.



Originalmente una palabra,
luminosa al despreciar
y descubrir que sus figuras son sòlo descenlaces
y su visiòn arqueològica del poema
se llena de raices,
forma sus sìlabas acompañada
de toda maldiciòn y con ambas acaricia
y roza la tierra.

Esto ùltimo conlleva dos hechos totalmente diferentes,
opuestos como esa paràdoja de noche al
contemplar el cielo.

Entonces nos preguntamos còmo es posible
que se sostengan los astros.

Còmo estamos solos ante ellos y nada màs guìados
torpemente por la mirada.

Y buscamos una explicaciòn unidos a naves supersticiosas
a campos de vidrio
estelando la concentraciòn de un ejemplo
de un anhelo gamado ante la lluvia
en una canciòn de
diluvios.

Original y caminando en la naturaleza
se ensortijan galaxias
de modo que los seres que despiertan
llamados lenguajes
nunca vuelvan a decir lo que alguna vez
pronunciaron.

Su llegada a nuestra vida es una venganza
dejar el alma que nos pertenece
sobre su fisico cuerpo
la nuestra.


Y sin darnos cuenta el otro mundo del lenguaje
se derrama sobre
nosotros.





Guillermo Isaac mattos.

La tradiciòn de la Luna

Tradición de la Luna
Para ellos, yo era el mancomio entero.



Sí mi corazón evolucinaría entre venus con un martillo en
la mano, como lo hace una estrella.

Sí, dejara de humedecer cada objeto que toco, para involucrarlo
como si tuviera que representar una existencia, un objeto.

Sí pudiera escribir un poema con o sin tradiciones, como si esto
importara a la poesía. Cómo si esto fuera
importante a la historia. Es más a las cenizas
de la humanidad.


Cuando la naturaleza perdona el estigma, mas no la incursión
de un brillo, cuyo espíritu es mortal porque en el fondo
como el mío está hecho de barro.

Y al mirar mis paredes vuelvo a confundirme con el barro,
sencillamente porque está solo.

Porque no hay líricos fundamentos en sus hojas, ni en la realidad
simplemente bordeamos una letra
y son árboles detienendose subjetivamente como
un huerto, o un jardín de espinas.

He dormido en alguno...pregunto.

Acaso he representado en mi vida el brillo que
un cuervo detiene al lado de alguien que agoniza
devorando silenciosamente y con inteligencia
su craneo.

Acaso este remordimiento intelectual de mi frente
podrá ser inasible como la pustula
de un niño absolutamente profético.

A quién miento cuando estoy solo.
Cuando no existe nadie ni nada donde escenificar
bastardos planteamientos de siluetas
viajando publicamente a las sombras.

Y amo las que jamás se pronuncian.
Las que vibran en la soledad como una nave solitaria
que el pulso debe llevar para
no traicionarse.

Y me he traicionado muchas veces.

Inteletual o vivencialmente.

Como lo hace un pájaro cuando lee hemisféricamente
y los colores de sus alas
no pueden ni tienen nada
que explicarnos.

Pero mi intención viaja
al presentimiento de ese brillo llamado conciencia
sin poder ser iluminado
por el fuego de su prodigio.

Cuando tradiciones de velo se detienen porque
mirar en ellas es moderno
como un prostibulo
de mágicas vanguardias.

Lamentablemente no creo en los magos.
Hablo de noche solamente con ellos.

Con la dialectica de un bastardo
que despliega su espíritu entre manantiales
y violentas gravedades.

Manifestèmos y manifestènemos fisicos ante una
de ellas esta noche.


Guillermo Isaac paredes Mattos.



Lima 2008

Angulos de Primavera

Angulos de Primavera
este poema està dedicado.




Nuestra primavera es confusa.

Nace legendaria sin haber rozado la leyenda.

Evita resultados comunes, la formula del sol al caer,

esa fìsica donde la gravedad apaga curiosamente

su voluntad entre la muerte.


En esta ùltima estrofa termina mi conversaciòn

con el que habla, estropeàndolo todo desde mi boca. Esto

no es necesariamente otro lenguaje.


Pero es previo a una tradiciòn buscando mañanas

sin espumas.


La verguenza de mi logos hecha de desprecio

porque teoricamente su medalla es ideal,

posee hechos semejantes a un infiltrado,

consideraciones natales como

el nimbo,

generales palacios dentro de astrales esculturas

sellando su nombre

en el màs rustico monumento.


Menciono rustico monumento,

Pues su presente de castigo y làtigo

invade los idiomas donde el abismo

es vertiginoso como una sacudida

de vidrio.



Nuestra verdad no es pensamiento.

No hablo de una verdad que pertenezca a todos,

sucede que dentro de mi hay muchos seres, apenas conozco

uno que otro. Todos caminan con un libro diferente y extraño

bajo los pies, en interiores que pueden ser

llamadas huellas. En consecuencia...


De ellos puedo decir que son arrojados por un velo,

por una torre sin oyentes

y ese poeta incriminàndose en suertes de

capturas o vàndalos,

sigue el desierto de un ladrillo

con una esperanza sin magia ni elasticidad,

trovadora como todas las carceles del cirro.



Nuestro universo deduce.

Abre circulos, territorios de muelles donde

ninguna escollera lograrà identificarse,

esa es una pobreza literaria

un camino sin expresiòn tan lleno de esteticidad

que sòlo me quedan latrocinios. Hablo de puramente hemistiquios.

Un puente sordidamente entre la rodilla

y mi codo,

su incendio sin repeler,

su antiguedad donde la existencia es pobre y generosa

y hasta seres de lucidez y locura

-esos tan ajenos a este texto-

forman la realidad para poder acariciar en mi soledad

la realidad de uno de sus movimientos.


Para mi trama, que puede ser lo mismo

que para mi tragedia

eso se convierte en la màs luminosa

desgracia.



Guillermo Isaac paredes Mattos.

sábado, 6 de marzo de 2010

Ante la arena y el oceano

Poesìa


Nunca hice las cosas que hace la arena
posada perpetuamente ante el mar en la orilla.

Nunca gritè oceano cuando debìa hacerlo.

Jamàs tomè un molusco o esas canciones
desde las conchas de abanico que dejaba la marea
en los bancales
junto a su desgraciado
destino.

Como el mìo ambos descubrimos cada dìa
que las naves en el horizonte eran sòlo rocìo,
que el misterio del vuelo
pertenecìa una y mis veces al pàjaro.

Pero yo querìa su agonìa en mis manos.
Yo querìa el espacio màs subversivo del universo
para decirme como eran
las ventanas que cerraban su soplo
ante el mìo.

Nunca, jamàs, podrìa seguir interminablemente
contando al corazòn que esta mirada persiguio
como se persigue el fondo de una crisalida
en un ala de mariposa en el poema.

Y en su canto de perdida vejez de
luciernaga.

Que desde una visiòn interrogo a las hojas
por ese hombre que jamàs hizo las cosas
que el oceano deja ante en la orilla.

Pero siguiò allì absurda y freneticamente,
como una etiqueta intentando sellar
una tiniebla.

Y asi ofrecerla a los hombres.




Guillermo Isaac paredes mattos.

viernes, 5 de marzo de 2010

Ritual Andrógino

Ritual Andrógino


He caminado para despertar.

Mi corazón aceptaba ese ritual con una
sola sentencia...Nunca leo poesía, sólo la escribo.

Desde ese punto la experiencia era una mujer.


Un hombre con dialectica de polen, estribos
y veredictos de dramaturgos
en un tambor de sexo.


Pero esta noche no sólo la comprensión
dibuja andróginos rostros en la hierba,
situciones de polvo junto a naves de
pupilas, esta noche se desata un intenso amanecer
ebrio
de yescas
como la lumbre.


Y he visto a mi hermano diseñar
el espanto levantado a la condición de
naturaleza, confirmé el estupor debajo
de una piel donde la carne ilumina postreramente
su estrepito.

Como el final, cual adios
oscilando en péndulos de sobriedad
como la luna.

Y la he visto de una lado para otro cada amanecer.


Cuando a mi lado
los rituales andróginos
llegaban con los buhos.



Guillermo.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Entrada hacia mi nombre

La entrada de mi nombre



Poseo un nombre que no se parece en nada a mi vida.
He hablado con èl como lo hago con las cosas.
No conozco en èl algo que pueda afirmar
lo dicho al principio ante la vida.

Toda vida es otro ser que pasa de largo.

Y la observo, la miro, aprendì ello cuando la infancia
enterraba las espinas de su sepulcro en ese universo
que luego mi adolescencia llamarìa poesìa.

Tampoco sè si ese es su nombre realmente.

Hoy he escrito todo el dìa de ruidos.

De frutos muy cerca del sol sin quemarse.

Tambièn dibujè una montaña. Un hechizero
respiraba en sus faldas con un pulmòn vacìo.

Con el canto de su higado.

Sin duda no sospechaba mi mirada pero podìa
sentirla.

Sin necesidad de sentir ni operar irracionalmente
en los pavimentos de la lòcura.

Por definiciòn entiendo la lòcura como un puñetazo
de fe en esta hoja. En este momento,
en ese logro del devenir recogiendo
los dioses del espìritu.


Yo busco sòlo uno para hablar con mi vida.
Un nombre antiguo y secreto que sin poesìa
ni aliento pueda consumarse con direcciones
de talismanes de ensueño.

Estos ùltimos abstrayendo en la soledad
del oceano una morgue.


Porque quierase o no con un sonido
escriben en la transparencia
los muertos.



Guillermo isaac paredes mattos.

martes, 2 de marzo de 2010

Canto del Polìgono

Canto del Polìgono


El mar al desvanecerse. La orilla alimentando
la arena con uno de sus rocìos.

Entre mudos y dotados por el agua va naciendo
el destino. Su canto recorriò alcantarillas
entre hemisferios de cemento.

En sus pies aìn ronda una veleta
de concreto llamada ente.

Ese es el ùnico recogimiento que llevarè
dìa a dìa, mi toque de queda
mi nave incomparable de calabozos
donde comprendo el ente sobre
si mismo.

El ente, la voz del tropiezo
la superficie llena de algas
la especulaciòn afìn al veneno.

Y aqui desprendiendo cualquier belleza
de mi espìritu
para llegar al ser lleno de
simbolos.

Y a la primavera del polìgono.


Guillermo.

lunes, 1 de marzo de 2010

Jardín de Sangre

Jardín de Sangre



Buscaba una nave que viviera abierta al rocío.
Que sus superficies no escribieran mas que espacios
donde asciende hacia el miedo el sueño originando
la imaginación
el canto de la razón incriminada
en jardines donde abre el yelmo su fervor
mas sucio, sagrado.

Y al hacerlo, el prontuariado jardin
de mi vida volvía a su nave, sobre ella
la naturaleza descubría al ente con el horizonte
de un beso que nunca llego a mi locura.

Ese anónimo, aquel que llega de los dioses.

Acentuado en esa nube de locura arrojada a mi aliento
buscaba que mi vida le diera esa forma
que le da la poesía al que canta, al que dice
que nuestras borrascas logran ser lo único verdadero.

Porque nunca ofrecen mentiras.

Y una verdad es el acontecimiento que arroja
un pedazo de trigo en las sombras
con la esperanza de ver crecer en ellas
el hilo de una primavera.

Una verdad es sonata febril de un funeral
ahora que las sienes recogen la caminata de mis pomulos.

Yo tuve cierto acento, personal, casi un vicio
entrañable y solitario como un guardian que muerde la
vida para conocerla.

Y en esa mentira, la verdad lo único que nos ofrece
es el sabor de su sangre
para conocerla.



Guillermo.