sábado, 30 de abril de 2011

Ante la Poesìa

Encima de una nuca, hay un palacio.

Sus laberintos nos pertenecen de a pocos.
Sus galerìas nos aman. Es nuestro su corazòn,
cuando va en picada.

Y en su tema dramàtico con las espinas,
epistolarios de hierba reconocen su follaje
con la postrera interpretaciòn del desaire.

Lumenes y soplos de artes embalsamados
puntadas de sangre en la balada beduina
con iconografìas de idolos
renaciendo entre barbaries.


Sacristìas de indicios e iniciaciones
fojas de volatiles ascos con aroma de acero,
la x romàntica de mi arquitectura.

El tacto nuevamente romàntico, el tacto en espiral
la comprensiòn fisilògica donde los muelles
cortan el aceite y estados de coma
digieren el ser, el hombre que llevo.

Ese que me deja como un espìritu.

Un solo espìritu, totalmente perdido
ante la poesìa.




Guillermo Isaac paredes Mattos

viernes, 29 de abril de 2011

La Conciencia del Mar

Si alguien repara, la conciencia es
la misma cuando no lleva agua.

Y las olas al descubrirla develan uno de sus oidos
para que no puedan ser halladas.

-Escribo de un ser frente al oceano-

Asi, la conciencia, busca percusiones
y timpanos. Sòlo sonidos. Todos maritimos, reales.

No busca ni puede encontrar
una marea ontològica.


Y aunque la acustica de esas olas parezca
estar a salvo de hombres y objetos.

Siempre existe algo que toda naturaleza
de la conciencia
y su relaciòn con el agua graban
en el corazòn de la sepia.

De no ser asi, este poema sòlo hubiera
sido soñado, no escrito.




Guillermo isaac paredes mattos

La abstracciòn de los estuarios

Si un hombre estuviera unido a otro como
un pàjaro al cielo.

Si las constelaciones pudieran destruirse
para que una de sus estrellas
mueran al caer en nuestra boca.

Si el tiempo.

Si la noche no derramara tanto azul para
que nos perdièramos una y otra vez
como un bolido. Aquel que en silencio
filtra su corazòn
por una ranura transparente, olfateando
allì y por ùltima vez
la providencia.


Si mi silencio no fuera de probeta.

E inusitado y puro igual que un berberisco
empieza a comprender
que la sabidurìa entra como una pua
cuando los bosques
avisan miticamente de un universo
debajo de los mèdanos
implorando
un ùltima vez imparable.

Un sobrenombre.
Un sobre de cartas fugaces.
Un tinte de algas cuando nos defraudan.

Y nosotros, igual que milenarios herviboros.

Elevamos a lo divino
todo conocimiento.

Porque ninguno puede morir
en la abstracciòn.





Guillermo Isaac Paredes mattos

jueves, 28 de abril de 2011

Narración del Misterio

Tenso al mar de siempre en goletas marrones
en su ceremonia de alas y reflejos
en aquellas praderas que van de la luz
a una tiniebla.

Tiemplo allì el pièlago de mis pupilas
la imagen sangrienta de lo sagrado en el agua
recogiendo recuerdos de estancias con lo divino.

Aquella es su memoria, desciende del hado
transforma este instante en inspiraciones de piedra
y leal a sus simbolos escoge aquel que habla.

Toma tambièn el silencio del que duerme
sobre distancias de redes tejidas por el deseo
por vertigos luminosos de incienzos y calìz.

Fiel a la afrenta mantiene el helecho en cada cita
y despunta entre navios de extraños miradores,
mi dimensiòn es azul y es silueta de otros labios.

Si miras la señal, descansa sobre su uniforme
es cadencia y sepulcro de lo que no pervierte
y encima el canto trascendente desde una pupila.

Tenso al mar, porque escudriña seres entre los candelabros
y llora al lado de su evangelio igual que un desierto
que nocturnas torres eligiendo asaltos.

Este es el decir de calles que jamas nos hallaron.
Se vive dentro de las hojas igual que la arena
se muere dentro de la vida, igual que la vida.

Mi lenguaje se pierde, esta lleno de rendijas
borracho y perfecto, adolece de inmensidades
sabio enfermo de todas sus reliquias. Por ello,
este vicioso del mar lo miro desde lejos
no entrego una de mis venas si no ha amado
aunque su amor siempre viva en el misterio.




Guillermo isaac paredes mattos

Poema

Allí había un becerro.

Dominaba los espejos y
las iras.


Se levantaba muy temprano para oir
origenes.

Hablaba del amor como una llama
cayendo por la experiencia del fuego.

Imitaba trascendencias y escupia según la
clarinada de la noche.

En una alerta del mundo.



Caminaba sin estilo.

Andrógino de papel y formaciones amarillas
quebró amatistas.

Desnudó al topacio un mediodía
en que los colores respondían a los árboles
y sumían las vertebras de una oración
donde jugaban los vándalos.

Sobre quistes y epopeyas marítimas
sus temporadas derrotaban vencejos
y galopes.

Tiendas de algas inspiradas
por cartilagos y puentes de dudas.

Donde me senté a oir una sombra.


Donde alguna primavera
le arranqué una respuesta
al corazón del aire.




Guillermo Isaac paredes mattos

La Imagen y el Ontos

Què mas es èste oceano que ...de forma ancentral,
algunas noches temeraria. Arriesgàndose en cada palacio
de sed, aquellos que deja un alma en la orilla.

Y en cada alma los templos son existenciales.

Yerran de manera semejante en el movimiento,
en las estaciones, van amordazados
devoran lo absurdo,
como un nihilismo de suaves periscopios
en la punta de una aguja
posan allì el mar para que otra vida
no pueda soñarlo.


Què màs es este lìquido, el fluir
del devenir en ella, los cantos irradiados
por la continuidad en una mañana
donde lo luminoso parece un niño
que es espantado como un cachorro de piedra
por las palabras.

Altisonante y seco, aplastante y sucio
contra la pared y los prados
van mostràndolo las constelaciones evocadas por
una apariciòn, por reminiscencias
que estrujan la veleta de un apellido
elaborando en nuestras pupilas
el instinto, la narraciòn
el relato urdiendose en formulas de brea
donde te inspira la nociòn
de un juego de lumpenes
o el cardo de un espantapajaros
cegado por un observatorio.

Por un farol.
Por una làmpara de anil
conjurada por caravanas de rusos
en el cielo.

Llevando la esperanza de sepultarla
entre sus rostros.



Guillermo Isaac paredes mattos

martes, 26 de abril de 2011

El Destino de mi Corazòn

Existiò un tiempo en que la noche convulsionaba
desatando astros.

Noche bajo la cual el universo multiplicaba.

Asi creaba estrellas.

Ese laberinto era mediatico, era conjunto
liberando flores de carne...Halògenas, como la expresiòn
acostumbrada a un rocìo de piel,
a un vestibulo.

Fue creado por vestidos sumidos en naturalezas
que trepanaban la hoja
para llegar a una sìlaba.

Al horizonte donde escapaba una lìnea
buscando convertirse en una làpida.

Làpidas rematadas en escaramuzas de fiebre.
En matanzas de insomnes sonatas donde mi corazòn
cumplìa con su pulso.

No tuve a nadie màs en sus pasos
por ello nunca medìa la noche, nunca mis pasos,
nunca el hilo de la belleza
o su desastre - da lo mismo- cuando el canto
es una citara siniestra jugando en pieles de titanes
que cumplieron un ciclo.

Y estàn cerca de la muerte o la locura
aprendiendo a acariciarla.

A buscar el temple con el cual poder besarla.

O ser herido - es lo mismo- que estar muerto.

Y esto sòlo existe en esa conciencia
que nos eleva a esa belleza
donde lo intentamos.

O la intenciòn se dedica a burlarse
de nosotros.




Guillermo Isaac paredes mattos

sábado, 23 de abril de 2011

Ruleta del Libro y la Rosa

Comparado con el día, éste es
un martillo.

Un juego de luces.

La formalidad de una tez al bucear
en su entraña
en su carta de madera y la hipnotica
constelación de su boina.


Mesiánios veleros rigen los inviernos.

Ejecuciones de nubes son nacimientos de rituales.
El criterio desde la antonomasia.
El solemne epigrama donde la anécdota danza
con una foto.

Hereditarios corceles presionan monódicas
piezas de antología
abarcando la tierra.

La influencia del jínete otra vez
muestra los florecientes clanes de un individuo.

Su encomio, su vibración
adornada sólo por planetas.

Por tendencias
de especulaciones donde exponemos
nuestra ilusión nuevamente al proverbio.

Y es en ese trance donde caminan entre
lo inmediato los patriarcas.

Asesinando en la noche
todo mandamiento.

Como a una ruleta en el espíritu
del libro y la rosa.






Guillermo Isaac paredes mattos

Pròlogo de Amoniaco

Como si la noche no fuera nada màs que un
reflejo.

Y la realidad una sombra.


Como si faltara el equilibrio y no nos arrastràramos
en el fondo del verano
con arquetipos de otoño.

Y decir basta, ilustrarìa las bicicletas
de un orden absoluto rebasando su imperio.

Su ley de deseo. Su marco luminado por los arrecifes
y èsa columna no llamàse a las sienes
profugas de sì mismas, una vida dentro
de su vida sin comprender ya nada.

Como si no llevàsemos màs de un ser dentro
de nosotros.

Y ello fuera la infamia de una justificaciòn
esbozando ninfòmanas apostasìas.

Viviendo al empujar. Buscàndo lejos
del lenguaje, un silicio trazado por barcos inmensos
de alfombras.

Y no aparecieran con formas de sonido en
el techo donde religanse arenas... Un fondo de eco
en los vidrios, una parodia subliminal
donde lo rutilante ironiza
entre lo atòmico.



Como si la realidad no dejara de ser una sombra
para volver a un incendio en el alma.

Y un prologo de amoniaco
en sus hojas.





Guillermo isaac paredes mattos

lunes, 18 de abril de 2011

La Cabalgata de la Poesìa

El universo posee demasiados signos
para ser autèntico.

En todas sus habitaciones hay un libro
jugando con los relojes.

Con tiendas de radio.

Con cejas caminando debajo del castigo.

Lleva puestos. Posee suburbios. Se dijo
alguna vez que nunca podrìa ser labrado
en la tinta. Eso es falso.

Es extraño, deberìa conservarnos, pero no.

Ese universo nos ha dado una brujula
pavorosa en el espacio.

Còmo vivir en ella...

Còmo desatar un rocìo para siempre,
que caiga y toque la criatura hasta que su fuerza
enseñe el estòmago, escencialmente su estòmago.

Eso es personal, yo sigo extrañado con
la forma en que destruye los alimentos.

He debido ser un brocal azul eternamente.

Ese poseido de culpas cristalinas
sobre lo invisible.

El miedo del sino o ese ir siempre
a una fuente sin fondo.

A un interior donde la superficie gime
alrededor de botellas encantadoras.


El universo està hecho de signos,
pero tambièn de otras cosas.

Cuando el tiempo que nos ha sido dado termine.

Tendrà que mostrarnos el diluvio
que continua tras ello.

Ese alguna parte.

Y hay que tener miedo para representarlo.

Un miedo lleno de limbos y pànicos.

Que pueda compararse al
infierno.

Y no ser èl.




Guillermo isaac paredes mattos

Crisol de Adn

Nuevamente el relàmpago. Aquel
de la circunstancia, aquel del brillo.

Y mi patio a quemarropa, buscando su dios
de adn.

Su nombre inmemorial, el circulo donde
la particula enmudece al mar
para seguir viviendo.

Pero el mar calla sòlo entre vacìos de lunas.

Entre ovulos de ensueño o enfebrecidos sargazos
donde los espolones citan nuestro corazòn
en vano.

Y en vano es dilatar la piel.
Estructurarla en un mundo de trampas y dicotomìas.


Yo quiero una màs èste dìa.
Una que salte la alambrada.
Que doble su esqueleto en esa voluntad
sin regreso, rebelde como una trono de vidrio
asolando tiendas de pubis.

Transtornos semejantes a una balsa
eligiendo hemisferios errantes
condenados a la inteligencia
de una herida.

Y esa es es uno de los màs
terribles conocimientos.







Guillermo isaac paredes mattos

sábado, 16 de abril de 2011

Los Ojos Boreales

Yo tenìa una vela.

No es lo mismo que crecer guìado por
un velo.

No es igual a una antorcha sorprendida
por veranos de gas en el sueño.

Esto ùltimo importa mucho cuando nos escoltan
helices y truenos.

Cuando nòrdicos testamentos bajan con una
esfera inca en la boca.

En ese mundo, todo buscaba su inocencia. Los colores,
el patio de carbòn en la lluvia.

El sitio donde el amor morirìa amenazado por
la venganza del odio.

Ello es milenario. Desde hace siglos el amor
y el odio abandonaron sus barajas entre los hombres.

Y los nùmeros de èstos cumplieron la profecìa.


Tenìa una vela.

Escribìa como un complice.

Entrenaba luces en la oscuridad.

Era semejante al sismo en el sentido de
una nube dotada por percepciones
por jueces floreciendo tal una etiqueta
en la conciencia de la hoguera.

En gremios de alabastros
donde lo insólito construía su nave.

Y entonces, del pàjaro de hordas, nada.

De mi naturaleza, apenas un reflejo
en esta noche
bajo esa inmensidad que no tiene corazòn.

Porque solo asi puede sacrificar sus
ojos boreales.

Igual que el hombre.




Guillermo Isaac paredes mattos

viernes, 15 de abril de 2011

Mi Cara y sus Palabras

Una superficie ambicionada por contradicciones.
Los cantos irreproducibles de una matanza.
Nuestra responsabilidad matizada por un brío.

Dónde a barlovento es llevado por los vientos
los bolidos...preguntámos...

La izquierda del cadaver...

La que sembró politicas junto a la razón.

Cuando ésta se quemaba sudorosa en la playa.



El agregado de las fortalezas y el pico
hundiendo palcos.

El amanecer de las cínicas estrellas.

Yo amé una y le hablé cuando ella no podía
pronunciar palabras.

Y sus sonidos eran atroces como éste poema.

Como todos los escritos que seguramente serán
rotos por mi cara. Mi cara es sólo una
de mis palabras.



Hasta entonces un patio de carbón reconocía
las paredes donde dominaba el secreto
la fatidica horda de lo luminoso.

Y la dialectica retozaba entre faroles
donde escondiase mi poesía.

Temerosa ella de un participio.
De esas comprensiones, anagogías
con que partía a la busqueda
del estremecimiento.


Pero como siempre.


Mi espíritu llegaba tarde.

Y el estremeciemiento junto con
sus archipielagos.

Habían partido.




Guillermo isaac paredes mattos

Los Reinos Inutiles

Somos el fruto de un huesped entre las espinas.
La nube contemporanea de los iris.
Entre nosotros sòlo yerran imaginaciones y poseidos.
Un canto de poder cuando la voluntad gira sola.
Y sus veleros. Y sus veletas nos confinan
a farsas de sol, sin estuarios ni oasis.
Nos enfrascamos con zafiros y lenguas sobre
una ciencia que ha destruido todo y retoca
lo cultivado en noches de motines.
En ese escenario de artefactos como rehenes.
En ese calibre angustioso desde la desesperaciòn.
El sentimiento llega para elevar al mar sus heridas.
No tenemos sombras y tampoco las tendremos.
No buscamos huellas, mucho menos la voluntad
involucràndose en las efigies del destino.
Para ello estàn los magos.
Nosotros los conocimos hace muchos siglos.
Conservamos una imagen de ello
porque los dioses sobre el papel son salvajes
y la furia es una escafandra a la cual volveremos
con redobles de flautas indolentes, esa misma furia
nos quitò un àrbol, un helecho oscilando
entre la madreselva como un aritmetico dìa.
Lleno de poligonos.
Somos algo ecuestre, una piel de eter.
Nos encontramos segùn los celos de los astros
y los ataudes de los planetas. Nos encontramos
y todo semeja un valle de candelabros
donde fermenta su canto una mariposa.
Allà su estirpe, allà su imperio si
canta aùn de esa manera.

Jamàs hay que escucharlos.

Sòlo hay que tener presente, nuestra muerte
nos alcanzarà incluso sin darse cuenta.

Lejos, soberanos en nuetro pequeño, inutil
pedazo de todo.



Guillermo isaac paredes mattos

El Latido del Cometa

El desierto se arrastra con un olivo en
los dedos.

Se anuncian bastardos de huesos en ellos.

Desde los ojos podrìamos recordar
como morìan sus auras, empujarnos a sedas,
envolvernos sobre triangulos desertando en pos
de todo desdeciemiento,
de cumbres inasibles. Hialinas. Todo èsto
en su espìritu.


El desierto. Hay hombres que tallan en su
corazon los hilos de un pulso para que
no se pierda.

Pero el corazòn no tiene destino.

Su pulso y latido ha sido escondido
en los bosques y los titanes para siempre.

No es necesario que el hombre
intente escarbar en su corazòn como
escarba en la vida del otro.

Eso ùltimo es màs innecesario todavìa.

Y en esos dìas que descubrimos
ese desierto y su olivo, ese corazòn
y su pulso sin poder decir ya nada.

Lo ùnico que queda es olvidarlo.

La gnosis de nuestras entrañas
lo transformara silenciosamente en
un cometa en la memoria.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

miércoles, 13 de abril de 2011

Circunferencia del Lirismo

El nido es de sombra,la vida de azulejos.

Como la inocencia la figura es abortada
por las ciudades y el poema pregunta.

Sus interrogantes son de vidrio ahora
aunque esa mirada a travès de ellos
no servirà de nada.

Como una gran metàfora, el poema se convierte
en extensiòn de èsta
y como metàfora existe ahora igual
a una inmensa interrogante
que sòlo puede tocar el lirismo.

Ha formado sin querer un circulo.

Una lìrica y sutil mordaza.

Ese lirismo bendice su rito como un pensamiento.

Su bautizmo es moraleja de metal que sube
por las cordilleras, un otoño de escolleras
centenario y grial
de lo que dimos al oceano
en un amanecer por una ola.

Cuando los elementos presenciabanse a si
mismos desde lejos.

Y nada en nuestro corazòn podìa comprenderlo.



Guillermo Isaac paredes mattos

Los Ataudes del Aulo

Creamos un universo
sombreado por el caos.

Iluminados por su porvenir
desarrollamos otros timpanos.

Conmovidos por una rebelión
le dimos una vida escalonada,
donde burlar la existencia para
originar la suya.

Tratamos que la noche no fuera ilógica,
pero lo fué
y hasta escribimos de su vida
con un óbjeto fabricado por el arte
en días en que caminamos misóginos
como un halcón varado
en el aire.

Sobre ello una ciudad azotada por
los cirros
trajo las centellas de una parádoja,
de otra descolgando un ataud
allí las espinas multiplicaron
el turbante llevado por
rojos mensajeros.

Pero como en halo, volvimos a citar
la perversidad y con ello los astros
llegaron con listas
de zafiros.

Una situación de cobre donde
los nombres eran llamados por el grito.

Y el grito lanzaba ventanas amarillas
a los ojos.

Desde gemelos de
desprecio.



Guillermo isaac paredes mattos

El Camino del Parpado

En escencia la lluvia.
Los tèrminos antiguos del rocìo.
el cirio y el tema donde la perpetuidad
se bate con sus eslabones intentando un instante,
una ceremonia ajena a los tallos,
un lunar sin puas.

Tambièn la arena. El tèmpano dorado. Allì
la especie baña un crucifijo,
la formaciòn de intensidades y musgos,
donde las algas llevaràn tu corazòn
como lleva el cielo una nube,
como la humedad la forma
màs refinada del agua
y eso en comparaciòn con esta noche
debe ser el encantamiento
que sobrevive en mis heridas
y las obliga a cantar igual
que la voluntad en la existencia.

Y los reinos del ser en una hoja
lo afirman, sin esa trompeta
que rompe una cumbre
para albergar sòlo nada.

Sòlo nada y esquimales
de crestas.

Sin ese lègado del tren en los rieles,
lègado de tristezas y vagones
de sombra, cuyo iridio
da origen a los manantiales.

A las purpuras estelas
descubriendo el delirio en una hoja,
en las catedrales de una estrofa,
en ese adivino del cabello
insinuando en las sienes.

Los fantàsticos caminos del parpado.



Guillermo isaac paredes mattos

domingo, 10 de abril de 2011

Diario Necrològico

Observa el hecho como una circunstancia.
Deja tu corazòn un momento en ella, porque no serà
para siempre.

Luego haz lo contrario.

Empieza nuevamente.

Observa el hecho como un fenòmeno.
Diremos otra cosa, como una pronunciaciòn.
Posaremos un alma, que no sea nuestra
para tranformala en manuscrito.

El hombre es una libelula, pero no un manuscrito.


Toca ahora a la circunstancia.

- Es posible que algùn dìa volvamos sobre el
hecho-


Escribiremos que es lamento.
Planetario de heridas, mortal relaciòn,
sìmbolo necrològico con la existencia.

La existencia no implica sòlo al hombre.

Debe ser la inspiraciòn de algùn muerto.
Debe -sin ètica- conservar las superficies
donde el puñal conjuraba lìneas macabras
y ningùn amor las creìa.

Pero el amor es otra superficie.

Una siniestra ejecuciòn en la piel llevada a cabo
por el deseo.

Un portentoso onirismo sin ningùn papel
en un diario.

Donde los periodicos sumaban en ellos
noticias de resina,
formulas de traversas, otra percusiòn.


Por ello observa el hecho como
diferencia.

Nunca fue una circunstancia.




Guillermo isaac paredes mattos

sábado, 9 de abril de 2011

El Final del Fuego

Y esa luz buscando su propia
direcciòn.

Ese corte de inspiraciòn frìo, casi humedo como
las tinieblas.

Entre cohortes de ojos naturales
abriendo el espejo dorado, tambièn evanescente,
que lleva el asiento y propicia muladares,
voces demasiado a la trascienda en esta ventana
donde el vidrio se despedaza
para asi volver a unirse.

Pero no todo està hecho de regresos.

No todo da la vuelta con su minotauro,
hay serpientes que lo alargan en su mitologìa
con un conocimiento asilado entre espinas
y puas invernales como ferroviarios anhelos
donde nunca cae el silo,
el ventilador, la morada
de una caricia entregada al eco
y el logro de expropiarlo del sonido.

Cosa burocràtica por supuesto.


Pero no todo, existe en el sonido. Aùn creo
ser lùdico y lìrico segùn mi opiniòn.

Pero la existencia lo apaga en lirios de fuego
para que el pètalo halle su intensidad,
la inmensidad del nardo màs ardiente
donde una axila
o una reacciòn de la niebla
concibe èste adulterio, èsta coartada.

Y yo me quedo en ese fìn sin secretos.

Con miles de antros que apagar y encender en
mis sueños.

Como si esa llama perteneciera a
mi espìritu.

Y no es asi.




Guillermo isaac paredes mattos

viernes, 8 de abril de 2011

La Regiòn de dos Soles

Hàblase de astros.


Por ello puedo detener un poema. Buscar en su continuidad,
pasear entre su devenir.

Cederle el paso siempre y cuando se haya mutilado,
asi mi espìritu puede aconsejar a sus renglones
ya que sòlo puedo hacerlo a partir de lo
que he vidido
y he sido mutilado por mi mismo
muchas veces.

Las evidencias son obvias.

Toda èsta estrofa podrìa resumirse en una sola
pero hoy no es necesaria
tampoco una razòn suficiente para la luna
o su colapso, tampoco.


He creado barricadas
- no sè si sirvan de algo-
intentè asi guardarme de èsta alma
y no crecer tanto
-almàticamente hablando-
ese termino pude ser dañino
pero eso no importa,
basta que mi noche se acerque al diluvio
en el instante que es aplastado.


En el momento que una tormenta persevera
en otra o aquella sin ser vista,
con aires de lugubre mantis de brocal
y abrevadero.

Pero hay que temer a otras cosas.
Al pànico pues logradamente intenta suspenderse.

Al corazòn con propensiòn al milimetro
y su desastre.


Puede el poema detenerse
sin necesidad del hombre,
sin una revoluciòn ni un arquetipo
o el juego provisional de una manìa
cuando es escàndalosa en su reflejo
de verano tàcito.

Puedo y puede detenerse el poema.

Son dos cosas al azar cuando la insurecciòn
lleva a la deriva un texto,
una insurrecciòn personal y misògina, con tintes
de màgicos desengaños.

Es y camina como una psicopatìa metabòlica
debajo de los puentes.

En cada palpito posee el don de traicionarnos.

Eso tambièn es mìstica.

Y sòlo soy el hombre.

El palido juicio que no puede sostenerla.



Guillermo Isaac paredes mattos