martes, 31 de diciembre de 2019

Los Seres que se Ceban






No he hallado a nadie en esta hoja
a no ser una palabra.
A nadie a no ser una palabra
que no lleve en sì el enigma de los nombres.
La existencia es un misterio. Eso lo sè.
Luego de colisionar en esta hoja. Lo
es aùn màs.
Debo decir que las iglesias se multiplican
en las veredas.
Absurda manera creo yo de creer en
el acto sexual o un evento
donde la orgìa añade a su llegada a la luz
un racimo.

El mar empieza en el horizonte.
Allì a diario naufraga una runa.

Una araña. 
El lìmite de un rango en
nuestra piel que no serà celeste;hermenèutica
a veces de aquello que gira en los huesos del polvo.
Igual que la memoria en los racimos.

Como el nàcar que en ocasiones
tiene el olor de un dirigible.
De un asentamiento humano.
De una sombra en masculino o femenino
mordiendo una galleta.

O un màstil de carbòn llamado realidad.
Civilizaciòn o leprosario si se quiere.

Donde seres comunes al hombre como los 
animales se ceban.




lunes, 30 de diciembre de 2019

Formaciòn de las Cosas




Lleguè acompañado de una hoja a tu casa.
Los pàjaros aquella mañana habitaban en ella.
Ya habìan llegado.

Las fabulas se sostenìan en nuestras pupilas.
Eran todas las fàbulas.
Incluso las que pertenecìan a las constelaciones.

Una parte de tu casa era de hierba. La otra estaba
compuesta de carbòn. Una tercera de polen.
El silencio descifraba heridas celestes.
Lo digo porque el silencio tambièn descifra heridas
que son amarillas.
Es policromo en ese aspecto.
Y no tiene que ver en nada con su tesitura.

Lleguè guiado por una hoja a tu casa.
En los navìos de tus ojos pude ver los muelles que
conducìan a la redenciòn.

El amor.
Nuevamente el amor era un castillo de fuego.

Y yo contemplaba como sus cenizas atravesaban
las paredes de tu casa.

Se dirigìan a formar el horizonte.




viernes, 27 de diciembre de 2019

Abstracciòn Poètica






Recorre el mar la abstracciòn en una
de sus crestas. Hay un desenlace àmbar 
en ello.

Un hermètico paìsaje anhelando la piedra.
Un jardìn de leche se vuelve iòn
u oràculo.

Auroras
de versàtiles hojas conmueven un tanto
el mundo.

Un limòn de sangre crece
en la herida de un lobo transparente.

En los racimos deletreamos otra vez el origen
del nùmero junto a una amapola.

El girasol duerme en el cuello de un antìlope.

Rachas de aluminio en una chimenea donde
la soledad arranca la silueta de una palabra llegando
a otra.

Rango de un universo de escolleras con
ignotos verbos. Ignotos como la medida de algo
fehaciente. Subdesarrollado. 

Tercermundista
si se quiere como el matìz de este logos.

Una que ahora camina tomando la direcciòn de 
la arena.

Para encontrar el pensamiento.





jueves, 26 de diciembre de 2019

La Misteriosa Oscuridad del Azul por la Noche




Si un dìa un hèlice.
Si un dìa un hèlice abandona tu casa.
Si en sus cìrculos mas que una mitografìa, puedes apostar
que hay màs de un unicornio.

Si descubres que las palabras en esa hèlice son lo ùinico
que queda y estàn acompañadas de movimientos
relativamente esotèricos.

Si -ya en el aire- sus alas colisionan con las
alas de otro pàjaro.
Un pàjaro que acaba de desembarcar de un navìo
en un muelle. Uno apostado en el celaje.
Todo claro sucede en el hemisferio.
Lugar por lo general donde suceden este tipo de cosas.

Si un dìa un hèlice 
abandona tu casa. Si para hacerlo tuvo que cambiar de 
posiciòn y quebrar aùn màs la vulnerabilidad 
del espacio. Si puedes interpretar ese vahìdo en sus labios
que denominase lenguaje.
El mismo confiesa que no es importante 
la llegada de un cometa.
Que tarde o temprano estaràn aqui con el diluvio.

Si tal hèlice sostiene que la felicidad escupe en tu rostro
para que sepas exactamente como escupir en el suyo
y los abalorios que crecen en algùn pètalo muy cerca 
a tus ojos proceden de un invierno en que
las algas arrastraron las palabras
a las calles.

Si todo eso acontece un dìa.
Si el mar vuelve a ser blanco y el azul vuelve al cielo
entre la claridad del dìa sin que por ello muestre esa extraña oscuridad....

Esa misteriosa oscuridad que muestra su azul por 
la noche.




martes, 24 de diciembre de 2019

La Forma del Iris




La brisa es una de las formas con las cuales
un sonido se enlaza a otro.
La forma del iris es fugaz.
Posee un contenido de barro. Una silueta con
la cual rozamos una primavera.
Yo he llegado a èl con una piràmide
en mis sienes.
En la misma se baten nuestras efigies.
Eso que denominamos nuestras sìlabas
y nos pertenecen hasta el principio del mar o
el origen de los astros.
No todas poseen el significado de una palabra.
Algunas toman aquellos que emanan
del sueño. El sueño camina en una hora
de sal mientras los espejos se reencarnan
en los màstiles de los veleros.
En la punta de cada màstil un reguero.
Uno que se esparce por el hemisferio.
Que toma leprosarios de las alas
de las àguilas.
Tienen que ser indispensablemente de las
àguilas. Asì sobre la nieve nuestras sombras
podràn escribir que se conocieron.
Que caminaron en pos de las iglesias y se
quedaron solas despuès de la lluvia.
En un hemisferio que catapultaba
y al hacerlo era mediterraneo.
Junto a esa tesitura donde el infinito
toma el espacio para mostrar su rostro.
Y la primera imagen que tenemos
del mismo.
Es llevada al sacrificio en nuestros ojos. 
Sacrificio en el cual se baten las
estrellas.









lunes, 23 de diciembre de 2019

Regreso al Caos





Amarilla es la hoja que cae.
Amarilla al describir un acento. Un idioma.
Un alfabeto en cuyos àrboles un mono dialoga
por la mañana con cada uno de nosotros.
El dialogo es variopinto.
Subliminal. Muy subliminal.
El mono  es ademàs epistemològico.

El dìa es un antìlope que roza una lìnea.
El pàjaro llega a la multiplicidad pero condenado
a las formas.
El pètalo del lirismo es una inùtil profecìa.

Y yo profundo miserable del vacìo.

Vuelvo al caos.



domingo, 22 de diciembre de 2019

Aleteo Mìstico




Lenguaje especifico con aleteo mìstico.
De agitaciòn sobrenatural.
Rigor de un infinito parpadeo colisionando
con los objetos.

Y de noche hablamos del cuerpo como de un
eslabòn donde el iris es trazado.
Pero. Què entiendo por iris?
Sin ese entendimiento puede ser conducido
por las cosas.?

Luna de mar con zodiacos que imitan
lo esotèrico. Astrologìa con un talòn en los
àngulos del gènesis. 

Birreme de carne que tambièn depositas 
una sombra.

El caos y el vacìo en el salmo.

Los relojes son puertas a esta hora.

Pero algunas de ellas no nos dejan entrar en
el tiempo.








De Aquello que Ignoramos





De esas cosas que ignoramos està hecha la vida.
El que seamos ajenos a ellas la sostiene.

Flautas de limòn nos llegan desde un eco pagano
y prìstino donde el universo escinde o adhierese.

Linternas con celestes relieves nos indican
por la mañana el lugar de las cenizas de uno que otro
hemisferio. El nuestro està aùn allì. Es referencial.
Tambièn radiactivo.
Lleno de invisibles huesos conjuga el verbo
para las arañas.

Colectivos cruzan las avenidas y por sus ventanas
un pez nos guiña el ojo. A la siguiente ventana 
otro pez hace lo mismo.

De esas cosas que ignoramos...
El horizonte es sòlo celeste en el pecho si uno de
sus cuhillos deja de evolucionar en una
imàgen.

La herida màs profunda debe ser profunda, es asì
porque allì se formaran nuestros propios muelles.

Y esos navìos que sòlo son para nosotros. 

Nos mostraràn la realidad.





jueves, 19 de diciembre de 2019

Los Vellocinos Acantonados





Continuidad de una mañana en que los arboles
forman espirales en las ramas que los habitan.

-he allí los pájaros-
-he allí que los arboles dejan de ser arboles-

Y en las hojas de aquellas ramas el presagio.
El vaticinio cuya intuiciòn roza preludios.

Una cascara de nieve con limones
amarillos puede confirmarlo en el recorrido del
ámbar. Un ámbar ontológico. Como
aquel que es trazado en las axilas de un diluvio.

Continuidad subdesarrollada de mi paìs ignoto.
Lirismo contracultural que a nadie importa.
Ebrio de mandarinas luce el idilio
su trascienda.

Con vellocinos acantonados en las puntas de los iris.
Con tratados de sal en el reflejo.
El àguila que se posa allì escupe imaginaria
iones de magnesio.

Nùcleos sombreados a veces por un ser
compuesto de dos triángulos.

Un ser que tose y desciende de las escaleras.

Odradiano a todo esto.

Noeticamente kafkiano.







Mitografìa Xilogràfica





Diarios de arboles en el àngulo de una xilografìa.
Sobre niveles de acorazadas incandescencias.
Con relojes ebrios que disputan el espacio a las brùjulas.

En una noche donde la escritura se transforma en diàspora.
Mientras los pàjaros describen la dispersiòn de 
la transparencia en el viento.
O en un mediterraneo vilo
ejemplificado por millones de serpientes emplumadas.

Diarios de lenguajes con alfabetos dormidos.
Alfabetos que nos escriben desde el sueño.
A veces escuchamos.

Y la ancestral vida del lampo.
La evidencia de que el universo estuvo antes que
esta corola por un dejo de magia que se confirma mientras
extiende la vida de los pètalos.

Crònicas de sal en el crepùsculo.
En una escritura de nieve opuesta a aquella que
gira en el vapor. Que resplandece.
Que toma la soledad como una dramatizaciòn de un reflejo.

Un solo reflejo en este dìa.

Convirtièndose en este instante en una metàfora.



miércoles, 18 de diciembre de 2019

Y lo Incorpòreo Ansìa






Porquè este hombre espera entre la arena?
Porquè se dirige siempre al mar donde sòlo lo 
incorpòreo ansia. Acaso vive nada màs para llegar
a la contemplaciòn de aquello?
Y de ser asì.
Porquè esa contemplaciòn como destino 
ùnico en sus ojos?

Què dicen las palabras que a lo lejos vemos
formarse en sus labios?
Acaso esas palabras sòlo son para la
transparencia'
Las oiremos un dìa?
Nos importan?
Hay en nuestra voluntad tantos pàjaros como 
para llegar a ellas?
Tendràn un significado para cada uno de nosotros?

Porquè tuvo que ser este hombre y no otro?
Porquè esos bosques en sus pupilas?
Porquè la hipèrbole y el neologismo en sus sienes
con coyunturas de sal y enigmas de lìrico albedrìo?

Porque este hombre espera en la arena...

Lamiendo con su lengua - la imagen es un
un tanto extraña- el pico de un pelìcano.

Incrustado en su pecho.









lunes, 16 de diciembre de 2019

La Corola en Simultaneidad




De la noche al sur hay una corola.
Una bòveda de nieve, razòn por la cual reflejamos
de noche un sueño.
Hay ademàs una vereda que es casi reminiscente.
Descubrir un alado torpor para nosotros es
parte de esa noche que dirgèndose al sur descubre 
una corola.
Todo esto para existir es simultaneo.

De la noche al sur o el infinito està colocado 
ante una mirada. Pero la conciencia de esa mirada
se orienta a las imàgenes. Lo hace entre
la profundidad del vacìo.

Con un minimo caos las ciudades forman sus pechos.
Durante un tiempo fue desmedido.
El asunto es que no llegò al equilibrio.
Ello lo heredaron de los hombres.

De la noche y porque el mar en ciernes presagia.
Inunda el pubis de los dromedarios.
Escupe en carbones de leche.

Y cuando la noche convierte todo en sombras.

En la màs completa oscuridad nos concede el 
diluvio.





domingo, 15 de diciembre de 2019

Lenguaje en Espiral




El lenguaje extiende su rostro.
En la apariencia de ese rostro se puede observar
una mente. Tambièn un corazòn.

La abstracciòn en esta aurora no nos pertenece.
Tampoco a las aves.
Las aves que regresan de la noche de tu 
casa y lo hacen segregando. Tu casa
ocupada ya por el vacìo.

El lenguaje.
No es el mismo con el cual descendìamos a los
objetos. 
Es aquel con el que nos fuimos desgarrando
entre la realidad. Tambièn lo conocemos como desengaño.
De eso se trata bàsicamente cuando el lenguaje
se manifiesta.
O sea cuando poetiza.

Poetizar es una ciudad donde vibra la utopìa.
Donde el verbo llega muy tarde para incrustarse en
las cosas. 
-antes de èl llegaron los hombres-
Sòlo el viento conoce el nombre de
tales nombres ocultos en otra inmensidad.
Los muelles donde los pètalos se alimentaban
de su lirismo los pronuncian
en secreto.

Y hay.

Existe una rosa de color roja teñida de sangre con 
lagunas blancas en tu pecho.








sábado, 14 de diciembre de 2019

Naturaleza Fonètica y Metafìsica






Existe un campanario con el cual es invadido el hemisferio.
El sonido desde el mismo no es igual a aquel cuando
se pliegan y despliegan dos alas.
Por la naturaleza del campanario y la naturaleza de
las alas de los pàjaros sabemos porque.

Existe una ciudad.
Llena de muros y ventanas. 
En esa ciudad identificamos los sonidos de los hombres
si los comparamos con aquellos que provienen de los objetos.
Entre los hombres los sonidos estàn condenados
a la pronunciaciòn entre una y otra palabra.
Los objetos poseen màs de una pronunciaciòn.

Por ejemplo.
El crujido de la hojarasca cuando es arrastrada por el viento.
El mismo crujido cuando coloca su peso uno de nuesrros
pasos sobre ella.
La saliva cuando es expulsada de la boca.
El casi imperceptible sonido que tiene cuando cruza el aire
en direcciòn a la hierba.
La colisiòn entre esa saliva y la hierba.
Si cae cerca de un hormiguero tal hormiguero
tendrà un diminuto tsunami.

Existe un campanario.
Existen alas de pàjaros que se pliegan.

Y hay que decirlo antes que los polìticos
digan cuqluier cosa.

La fonètica en ambos casos.

La fonètica en ambos casos no se llama metafìsica.







viernes, 13 de diciembre de 2019

Sòlo por las Formas





Es mìstico.
Quiero pensar por ello que se acerca a lo sobrenatural.
Quiero creer por ello en una intuiciòn cuya
naturaleza presagia màs de dos o tres constelaciones.
Acompañadas de un verano de polen.

Quiero escoltar.
Ser un poco màs de zinc o magnesio.
Asì pues intentarìa volver a una bandada.
A los giros que escupen los adioses.
A esas grietas donde las andanadas son de trigo
sin presenciar el futuro.
Sin enumerar las raìces o alimentarse de gènesis
o diluvios.

Pero mi alma 
probablemente tròpico de apocalipsis o deuteronomio
sirga en un lejano panorama.

En el mismo los acentos de pus son rastrillados
por la imaginaciòn escolar del ion
a todas luces fenòmeno que se incrusta en esas
mediterràneas siluetas
que en los objetos

que en todos los objetos del universo
parece ser conquistadas sòlo por las formas.






Hoy pude ver un Poema






Hoy pude ver un poema por la mañana.
El mismo caminaba.
Es extraño. Es tan inusual ver un poema caminando
por una calle en una mañana.
Por lo general los poemas no caminan o si lo hacen
es un hecho que sucede a espaldas de 
los hombres.
-generalmente los poemas y sus habitantes llamadas
palabras son condenados a una hoja-
La contemplaciòn de tal evento -se debe concluir- nos
ha sido negada.

Pero hoy sucediò lo contrario.
Y no creo que sòlo haya sucedido para confirmar aquello
que sostiene que la excepciòn confirma la regla.
No soy muy racional para creer en ello.
Eso es definitivo.
En lo personal pareciera que aquì hay otra cosa.

Pero què es?
Què significado puede tener un poema que camina
por la mañana en una calle?
Porquè pensar que se dirige a algùn lugar?
Porquè creer que alguien lo espera?

La verdad.
-si podemos hablar fehacientemente de una- 
es que ignoro tales respuestas.

-siempre he vivido absurdamente creyendo
que son necesarias-

Y el poema que hace unos instantes atravesò
la vereda en la cual me encontraba.

Ese poema acaba de perderse.

Al doblar la calle.










jueves, 12 de diciembre de 2019

La Elecciòn del Vacio




En esta noche igual que en una cuidad de trigo
hay en la nieve una bocina.
Un elemento de sal.
Un fragmento alado donde las circunferencias
transfiguran.
Donde las leyes que rigen los cantos de los cisnes
se transforman.
Los sòlidos se enlazan a los objetos pero
no de manera moderna.
El viento es plastico como una naranja
de vidrio.
-su cultura es neoplasica-
En la uña de cada ser sobre la tierra hay
una alameda.
Un pulso.
Un cojin de gravedad.
Semejante a una carta de leña 
el cèfiro arrastra profundos indicios de un diluvio
y el polen adherido a la piel es un
crepùscullo incandescente.
Una flauta que toma el sentido contrario del vuelo
se hace pronunciaciòn y en las sìlabas
que llegan en los picos de
los pelicanos
el reguero de lo invisible es silencioso.
-podrìa ser de otra naturaleza acaso?-
Las respuestas coinciden con las preguntas
pero algunas descubrieron el vacìo
y eligen por la noche el mismo.

Y el hombre que mira el azul bajo las estrellas.
Ese hombre sabe porque ahora
no hay màs respuestas.






Reflejo





Tu reflejo abandona el espejo.
Tu reflejo abandoma el espejo igual que tù lo
abandonas.

Los dos continuan diferentes caminos.

Y jamàs sabràn que sucediò con el otro.








martes, 10 de diciembre de 2019

Contemplaciòn del Dolor





Despuès de ser sombra la luz recoge la intensidad.
Es el camino hacia el brillo.
Ninguna cosa en el universo pasa a su opuesto si
no es acompañada de la desesperaciòn.

Las clepsidras destellan en la arena. Son oriundas.
Nativas como reencarnaciones.
Plieganse como todo significado en la imagen.
Los castillos duermen en los hormigueros.
Eso es algo que no podremos entenderlo.
Ello pertenece a las ventanas donde duermen 
molinos y triàngulos esperando
su luna de cera.

Y lo hiàlino supura junto a una represa.
El mar despunta en algo del sueño y del coral ya que
es una gnosis.

Tù escupes junto a un parpadeo.
Los megàfonos en la piel son ya lìricos trapecios.
Ese serà todo su equlibrio.

Los vivos mienten en las esquinas
y cada uno se transforma a continuaciòn en esa
fonètica que arrastra heridas.

Que arrastra misteriosas heridas.

Sin darse cuenta que asì llegarà a la contemplaciòn
del dolor.






lunes, 9 de diciembre de 2019

Los Círculos de los Jaguares





Es como cada poema encuentra sus palabras.
Guiado por el misterio.
Se da en un lugar donde la naturaleza oprime
un manantial. Un eje de vidrio que tiembla en 
la brisa. En el espacio cuya única caracola 
se sorprende de un lunes paquidermo.
Ebrio de bozales.
Uno que se enlaza a las preguntas intentando
descubrir el sentido de una respuesta.
Un lunes programado por la intensidad.
Llevando la saliva de una trinchera que
también es un mitológico volumen.
Un collar alrededor de saturno que en realidad
parece un anillo.
Un átomo que colisiona con el ion.
-un ion especifico-
Una logística en la cual las emanaciones están
ligadas a los dirigibles que pesan en mi boca.
Es el alfabeto que se dirige a la espuma
con una biología que habla sin intermitencias
de un centauro. De un don que llama
procolábico a un racimo porque los adioses
nos aguardan allí con una intuición.
Con un pelícano-racimo.
En el interior de una escritura con la que se llega
al desierto pero eso es todo.
Evidencia de tipo coloquial tal vez.
Sinagoga de un mundo para el cual todo desarrollo
está situado en la punta de un eufemismo.

Igual como en la punta de los círculos de los
árboles se sitúan nada mas que los jaguares.





Desenlace Orfico





Creo que habitabas un inmenso crepúsculo.
Y las palabras descendían de él.
Así se originó el lenguaje.
Pero el lenguaje provenía también de los hilos.
De las siluetas.
De las pronunciaciones que oímos a diario y nunca
se convierten en palabras. 
Errantes giran creando sobrenaturales círculos 
por la naturaleza.
Vaya uno a saber si allí principia la magia.
La magia no lo ha confirmado.
Sólo nos habla de un maravilloso abismo que
roza el encantamiento.
Creo que tú habitabas.
Que en cada plano de tu cuerpo tu piel 
descubría esas cosas que del verbo me han sido
negadas.
Lo sé. Es así.
Es lo inexorable y lo inexorable es una forma
del amor completada por el vacío.
Observa. En todo vacío hay superficies.
Anfiteatros y diálogos de cebras.
En todo vacío el universo se inventa 
indefinidamente pues esa es su naturaleza.
Creo. 
-es todo mi órfico desenlace-
Creo, en los aviones.
En los episodios de las hélices.
En los opuestos allende a una represalia donde
las hormigas desatan los nudos con los
cuales ataron la hojarasca.
El extraño devenir que fue dedicado sólo
para ellos.
Los estadios. Las iniciaciones con que
expulsamos un núcleo semántico en los parpados.
Pues es la única manera que llegue
a las mejillas.
Creo.
Y tú sabes que miro la luna a diario a pesar que el
infinito me la niegue.

A pesar de esa negación los pájaros continúan
descendiendo de ella.







domingo, 8 de diciembre de 2019

En Las Alas de los Pájaros




En las alas de los pájaros crecen los árboles.
En cada rama de aquellos árboles forman círculos los niños.
Algunos se alimentan de piedras que son conducidas por
los céfiros. Nada más.

La naturaleza calla en una pisada pero ese silencio es
su fonética. El prodigio extraño de su percusión.
La acústica formada entre jabalinas de polen,
Ahora -separado por un instante de esta imagen- penetro
un minarete dormido. No. No se asemeja
a una en entelequia.

En las alas de los pájaros crecen los árboles.

Y nadie.

Ni siquiera dios sabe en que momento se separan de las
mismas y se convierten en semillas.

Nadie sabe en que momento penetran la superficie
de la tierra para echar sus raíces.

Y rozar algún día con la punta de sus cúpulas.

Aquello que tú y yo denominamos hemisferio.




viernes, 6 de diciembre de 2019

Multiplicidad de la Magia





Las cosas no llegaron al ser.
No alcanzaron el espíritu ni tomaron la existencia.
El sentido del brillo en la luz.
La abstracción que de noche sólo puede ofrecer
el alma.; nihilista acaso; escolástica por momentos.
Tal vez equinodermo de profundas raíces donde
el viento toma de la noche anfiteatros.
Tú duermes.
Y en sueños los ves.
Tú duermes pero es una forma de despertar.
De quebrar las dimensiones que unen esta realidad.
Pero la realidad sólo no ha sido creada para nuestra lucidez.
Tampoco para si misma. En cada uno de sus latidos 
nos engaña. En cada suspiro se aleja.
La realidad es en el fondo un extraño vacío.
Jamás es solida. 
Posee rasgos esencialmente materiales.
Ese debería ser su encantamiento.
Pero existen otras cosas.
Un mundo cohesionado por collares y monedas.

No es el nuestro.
Las cosas no llegaron al ser.
Dialogan por la noche y a veces toman el pensamiento
de los tallos. De la ira de las reencarnaciones.
De la evolución donde se desarrollan los ojos de una mantis.
O un idus un tanto fundamental. Con asideros
y travesaños donde un péndulo
ha determinado los principios del racimo.
En uno de aquellos principios la brisa.
En otro un dromedario.
Un estertor y contrariamente a una pupila
un elástico purpura donde a tu anhelo se une el
desencanto. El deseo. Todo lo quimérico
donde los pétalos despiertan.
Donde aprenden a alimentarse de bujías.
Sin marroneos.

Las cosas no llegaron al ser.
Pero ese no es un equinoccio.
Tampoco la astrología que escupe en tu rostro
por la noche.

Cuando miras como en los naipes se alejan
los rostros de todos esos seres que se oprimían a la vida.

Se oprimían al lado de la tuya.







Iniciación de las Sombras





Llegar a la realidad es otro cuerpo.
Ser iluminado por ella muy cerca de un aparejo
impulsa el alma a otro significado.
En una geometría donde por la noche se recuestan
los navíos vibra un núcleo de éter.
Un paisaje de cascaras prácticamente
de mandarinas.

Pero el cometa que se desfigura esconde un deseo.
Una trenza de leña que tú separas
del iris. 
Un acontecimiento que es pronunciado
hasta que se desvanece en el viento lo que implica
que jamás será un pensamiento.

El verbo lo sabe.

Llegar a la realidad es la fonética de otro ser.
Es el desierto de un individuo con relatos pugilísticos
de la nieve.
De la deshonra.
De esos carbones a los cuales la miseria acaricia debajo
de un árbol.

Cuando el sol ha alcanzado el cenit.

Para que ningún hombre sobre la tierra pueda 
encontrar su sombra.







martes, 3 de diciembre de 2019

Secuencia Lirica





El sol se encuentra entre la lejanìa.
Es una evidencia claro està. El sol siempre se
halla en lo lejano. Lo ùnico que tocaremos de èl serà
su brillo. Ello por ahora. Algùn dìa crecerà
devorando la vìa làctea.  Despuès se convertirà
en supernova.

El sol posee como uno de sus rasgos lo distante.
Hasta cierto punto ello es sobrenaturalmente verosìmil.
Y las agujas de nuestra infancia vuelven a trazar su
semàntica en los puentes debido a esa razón.

Debo suponer porque ello se debe a que cada paso
en el mismo fue siempre un significado.
Uno que nada tenìa que ver con aquel que le 
precedìa.

El sol.
El jaguar de vidrio en èl bebe iones por la noche.
Pero. Còmo es ello posible?
Què clase de adioses permiten esa ceremonia?
Què forma de vilo o eje
donde se dora el pubis de un tatuaje?

De un talismàn que queràmoslo o no se halla 
al final de la noche.

Cuando las transparentes venas de la aurora

Devora aquellas que pertenecieron al azul.








Aquello que la Tragedia Escolta






Es ancestral el cuerpo que habitamos.
Ancestral el alma que yerra en el mismo.
A veces por la noche podemos
escucharla.

A veces. Lo cual implica no siempre.
Cuando no sucede què oìmos?
El extraño sentido de los objetos quizà?
Tal vez la iridiscencia transfigurando hacia
un pensamiento?
Hacia una cùpula?

Los planos sugieren.
Una botella en la orilla al abrirla no muestra el
mensaje que aguardàbamos.
El sol es un acento.
Una ardiente pregunta en ocasiones.

El silencio se desvanece entre la soledad.
Minaretes de polen ascienden en las alas de un pàjaro.
Sucede en el crepùsculo. Ese es todo su lirismo.

Uno que inevitablemente es escoltado por la
tragedia.


lunes, 2 de diciembre de 2019

El Prisma de Trigo





Quizá un día sumido entre las cenizas estructura 
un prisma de trigo, anunciando en una hoja
lo profano.
Quizá el protocolo donde giran las formas es de
aluminio después de un círculo
o un destello sagrado.
Tal vez la llamarada que contemplas
es la parábola que inunda ese teatro de la piel
en un subversivo tatuaje.
A veces denominado por la pronunciación del amor.
Sólo por la pronunciación del amor.
Probablemente un talismán es el primer sonido de
una palabra que colisiona.
Y en teoría el verbo sacude el iris
con un primigenio borde de mántica en velo por
nuestras sienes.
Quizá. Digo quizá sea el espejismo una llegada a
un velero donde lo inasible tensase
como un equilibrio de algo poético en los labios.
No. No hablo de la saliva.
Tampoco de los reflejos que imitan la invisible
naturaleza de una sílaba.
Una química y sobrenatural como lo ignoto.
O en todo caso la hojarasca es un templo lleno
de imágenes que se aíslan en un soplo.
El más ardiente.
Ese que en la mas profunda oscuridad.
Tan sólo puede oír su corazón.



viernes, 29 de noviembre de 2019

Los Antílopes y las Ciudades






Hay un día semejante a la oscuridad donde la misma 
emana de la luz.
Un lenguaje en el lado oculto de la luna. Allí donde las
panteras escriben por la noche.
Levitan en las andanadas planos sexuales de abalorios.
Líricos algoritmos de un viaje ebrio
de represas.

Existe un destello donde los ojos anuncian la llegada del
brillo en la cúpula de un salto de esgrima.
El siseo de una babosa en la rama.
El estertor suspendido en un invierno de tu pelo.

Veo la flecha que no avanza en linea recta. Todo lo 
contrario, se ampara en el zigzagueo.

Hay una imagen que institucionaliza un producto material
del verbo. Sólido en ocasiones como la penumbra
o la sombra.

Agita la llamarada el calor de un cuerpo muy cerca de otro.
Entonces lo ardiente coloca entre la realidad su trazo.
Entre la realidad de la piel.

Y sólo los antílopes que beben sangre en las ciudades.

Sólo ellos lo conmemoran.





miércoles, 27 de noviembre de 2019

Dimensiones Para la Imaginación




Día de intermitencias para no saber.
Día donde la imaginación regresa a la inocencia.
Calculo de la enfermedad que asciende por un faro.
Velero al final de la calle sin volver jamás al mar.
Diario de mi inútil personalidad en esta
aurora casi enfebrecida. Neologismo y existencia
pero sólo como posibilidad.
No es acaso la posibilidad un desenlace?

Vacilante día, en el cual las cebras persiguen a los
navíos en una hoja.
Vacilante collar que sube por las cascaras de las 
mandarinas con siete caballos en sus ojos.
Con torres de babel rojas.
Nutria polisémica en una distribución de ámbar
llena de canteras que alargan sus sombras
entre los sufijos.

Ubre de trasatlántico en el que mis espinas
deambularon como ráfagas de aire que siguen el
curso de los veleros. De los más sintomáticos.
De aquellos que alimentaron a los venados
con piedras en un invierno mitológico.
No sé si era como el mío.
Y el mío?
Nunca supe en el fondo se me pertenecía.

El silencio cae y las estrellas se pierden en la mañana.
Las hordas llenan ahora el hemisferio de azul
pero lo ignoran. Victimas y puñales en el oxigeno.

Raíces donde extremas palabras
toman los círculos abandonados de las
nomenclaturas. Aquellos
que desde los halos reencarnas sus cascaras
en prosas de jabalíes.

En constelaciones que seguramente han seguido
todo el amanecer una miseria.

Porque de alguna manera
- que no es poética-
Duermen ahora en la puerta de mi casa.







Una Copa Regresa a la Luna





En una era de astros una copa regresa a la luna.
Un fruto de agua pertenece a las incandescencias.
A un teatro de fósforo en el trigo.
En el musgo es elemental el vicio y el sufragio.
La cadeneta con mustios girasoles.
Eso llamado libertad cimentado como una sutil
idolatría en un eje.
Fantásticos bordes oprimen un panal y en una 
libélula compuesta por prefijos emanan a
lo sobrenatural los relieves, los
menguantes de vidrio provenientes de un tiempo 
donde los gorjeos golpeaban las sienes
desde bóvedas extrañas que aún hipnotizadas por 
la descomposición muerden una diéresis.
Toda aquiescencia.
El hambre que se siente a veces en las puertas de 
los equilibrios. De los desembarcos.
De ese ovulo universal con el cual representamos
el idilio de un parpado antes de 
llegar a una conclusión filosófica después de un
diálogo con nuestra sombra.
Esa que en un primer momento conocimos como
una silueta.

Y ahora yerra en las calles 
-no sé sabe como-
convertida en estatua.




lunes, 25 de noviembre de 2019

Alrededor de un Trángulo




Los árboles situados alrededor de un triángulo
semejan una idílica geometría.
Los nidos en sus ramas son como misteriosas hipotenusas.
La piel de las criaturas en los mismos está compuesta de 
fractales ahora. Que duda cabe.

La noche evoluciona y su destino es la aurora.
Pero el devenir no puede explicarlo.
El devenir sostiene que acontece.  Con cierta intensidad 
sucede.

Y con determinada ansiedad las burbujas toman el camino
de tu casa y en una estela de zinc
lo trágico inunda el vacío con amapolas transparentes.

El mar vuelve a ser lírico pero una de sus olas
respira anhelando las sienes.
En las cabelleras que forman sus crestas en la orilla el deseo
crea un médano. Riela la noche.
Bifurcase el anhelo entre convexos gorjeos que toman
los espirales del lenguaje desde sus
propios meridianos con sílabas invictas.
Esas que se unen en la esperanza de rozar
el corazón de una palabra.

De recrear la visión de su latido.

Y en sueños.

-solamente en sueños-

Tocarlo.








En Esta Mañana





En esta mañana los círculos incrustados en el cielo
enseñan el camino de las figuras a los pájaros.
La inercia con que observo ello aquí en mi corazón 
es ardiente. Claro. Todo tiene su umbral.
Y más allá de cualquier significado todo tiene su cúpula.
El ámbar es una insistente curva.

Esta mañana en que instintivas cigarras duermen en
algún punto de la hierba. Lo hacen sin contrastes.
Hegemónicas y por decirlo, puras.
Con esa inocencia que inspira lo terrible.
En otras palabras lo maravilloso.

Los hombres construyen una hoja.
El estrépito de una coyuntura se llena de aluminio
o de animales. Vacilantes ladridos huyen de las calles
con un mito en sus cejas.
El lenguaje es actividad y diáspora.
Diagrama material de otra 
esencia.

Una enciclopedia nos dice que los húsares evolucionaron
sin ser dragones y en el ala umbilical de
todo termino algo agnóstico
con adjetivos nihilistas alcanzó la síntesis.

En esa síntesis fue deshecha la magia.

Y junto con la aurora nació la abstracción.






viernes, 22 de noviembre de 2019

El Piano en los Equinodermos





Han pasado algunos instantes así que me convenzo de que 
no he sido creado por esta hoja.
Y las palabras en ella vienen desde lejos.
Las mismas son básicamente extraños habitantes.
Su sombra consta -entre otras cosas- de verbos.
Evito obviedades y dicho sea de paso el viento
desfigura su propio leprosario.

Han pasado instantes que convieronse en círculos.
En algoritmos.
En esporas centrales y en relación a los advenimientos
todo crustáceo tiene tres paraísos.
Un fractal con motor a vapor.
Una sola pupila.
Una inédita nostalgia con panteras azules.
Dos ornitorrincos y un plano territorial con el ladrido
de una foca. Se hallan allí también el nervio de
un pensamiento. ¿Cómo es? 
Y además cabe la interrogante:¿ladra una foca?
Hasta donde sabemos una foca aplaude
o escupe.

Los pelícanos quejumbran.
El sustantivo puede dejar de ser un monolítico aro.
La ceniza asciende y luego un juguete amarillo regresa
al sentido del plástico.
Al escrúpulo sin ninguna pirámide.
A la distancia que hay entre mi vida y las cosas.
Todas son subversiones de cualquier manera.
Un todo deseo que baja por una bujía.
Por algo más grisáceo que un
plátano.

Para el árbol hay una tijera de trigo.
Para los dinosaurios he elaborado un rito que espero
sea semejante al que formaban a diario
hace millones de años.
Al día le guardo una dedicatoria.

La misma adquiere una única imagen.

En ella tocan piano los equinodermos.



jueves, 21 de noviembre de 2019

La Naturaleza de una Mañana de Iris





La naturaleza de una mañana es un iris.
La referencia a un indicio terrestre bulle entre sus sòlidos.
Esta lluvia -debo confesarlo- es un plural de iones.
Una garrocha por la que desciende una hilera de hormigas.
Un plano sòrdido que conduce la experiencia a 
los lìmites. Todo lìmite no significa sino una renuncia.
No es un dìa metafòrico ni un claxon.
No tiene relaciòn con el peso de una hipèrbole.
No es un abstracto dirigible en el semen. No.
No es esa percepciòn del mar antes de alojar una ola.
Tampoco la naturaleza en una aurora de manzanas.
Es material como todo sujeto que va a un mercado.
Incògnita de destellos abandonados por los nombres.
Por el vilo que se humedece. 
Por el soplo de un planeta mientras dios busca para èl
un predicado. Uno que no escupa vanguardia.
Que sea un tanto xilogràfico.
Que nunca haya tenido la capacidad de aprender
o ser educado. Sintomàtico como toda prestigitaciòn.
Aunado por melenas de polvo.
Guijarresco o rectilìneo.
Grotezco desde una hoja que se sublimiza o un tanteo
de racimos morados en la puerta de un colegio.
De la salud adolescente de la esquirla.
Del colonial iglù.
Del primitivo insomnio donde lo dorado mella.
O las escaleras son purpuras.
Semejantes a un desesperado helio incrustado en 
tu fiebre.






Naturaleza de las Cosas






Te encuentras sobre un sonido de nieve.
En una hora lunar.

El lenguaje es un recorrido.
Una diàspora absoluta pero no en sentido hebreo.

La historia del viento es simultanea.
Lo boreal es intermitente como el brillo de
una lucièrnaga mientras parpadea en la penumbra.
Dios es un mìstico. Ahora lo sè.

Hay algo reciproco en las calles.
Algo semejante a los relieves y nihilismos.
Los navìos son idolatrìas que yerran por ello.
Febricentes adioses.
Escandinavos papagayos en una fuente de cera
donde el mar toma el sol y las agujas
beben sangre.

Te encuentras en ese principio donde
la luz resiste entre las sombras con un insòlito latido.
Con un reminiscente soplo o da igual un tintineo
del lenguaje en las cosas.

Cuando descubrimos en ellas
que una de sus naturalezas es la palabra.





miércoles, 20 de noviembre de 2019

Devoración del Opuesto





El silencio es el mismo.
-drástico vestigio de una corona-
Las cucharas en él despuntan urnas invisibles.
El universo en uno de sus rostros deriva
epistemológico a una cresta 
de espuma.
Una ola se enciende en un rango de trigo
sobre una superficie de hierba.
El destello es atávico.
Reminiscente el deseo en las parádojas.
En el movimiento de una constelación oprimida por
los candelabros. 
El génesis evoca con un diluvio en sus labios.
En una de sus palabras.

El silencio es el mismo.
Adquiere la soledad de un poliedro.
De un fantástico oleaje procedente de una quimera.
De una franja donde se bate la ilusión
y lo desconocido memoriza
artículos de polen. 
Avenidas incrustadas en las veredas 
que de una u otra manera articularonse como
andanadas o elefantes desfigurados por
axilas. Por un encuentro con
el violín o un piano
estremecido por ese aliento en las sienes
herido por una amapola.
Una deslumbrado por los pájaros.
Por figuras que irreconocibles
exiliaron su alma entre parques de rocío
con voces de anilina.
Entre fantasmagóricos escenarios
con alfileres de agua
donde el sol recitaba en la penumbra su
amor desesperado por una sombra.
Su carácter de fiebre.
Todo eso acompasado e hialino que
devuelve la noche
a un mundo de pudores.
De escrúpulos de selva.

Contrastados por un círculo que no cree
en el devenir.

Y devora su opuesto.













lunes, 18 de noviembre de 2019

Visión y Palabra





Los objetos son envueltos por el tiempo.
Y más allá del mismo recorre el espacio sus dioses
con infinitas circunferencias de limón.
Todas aluden a la eternidad.
Todas allegan.

Mientras sueñan dormidas en los parpados de
la luna.

El Microscopio de Neón






Desde hace algunos días el mar dejó de ser una 
metáfora. 
El río abandonó un nido de ángulos.
El céfiro colisiona en ellos y eleva intermitencia.
Un verbo de carne multitudinario desprende en 
los objetos del aire el absoluto.
Y qué es el absoluto?
Quizá una imagen que desfigura un velero en la cresta
de un gallo.

Desde hace algún tiempo todo eso contrario en nuestros
ojos formó su opuesto. En la distancia entre lo 
contrario y lo opuesto una linterna de agua.
Un microscopio de neón.
Tiene un eje.
Un tálamo y un epicentro.
Una manada de pianos.
Una oración vestida de aeroplano y cerca del envés
la curva en la que se presagia una cúpula.
Una atroz inocencia.

En las orilla la arena evoluciona.
Sus escamas desarrollan historias de albedríos.
Conjuntos de brea se humedecen.
Constelaciones de escamas que se forman en nuestra piel
según los volcanes y el vacío espejean. Lo hacen desde
sobrenaturales reflejos.
Uno de ellos pertenece al aluminio en el árbol.

Al corazón del arpa en el interior de la madera.
Oprimiendo la subjetividad si es que ello puede hacerse.

Mas o menos como acontece en un poema.









viernes, 15 de noviembre de 2019

Destemporalización




No siempre.
Entre la noche y el balbuceo las ramas.
Entre biotipos o el polen de la lluvia
trajinando en un soplo.
En una bóveda.
En un significados de arena.
En una orgía.
Sobre canteras donde el infinito describe 
a un gallinazo. Claro una hiena
se despide de la luna
pero otra la interroga en un estadio
semejante al que se extiende en un rito.
En un aparejo.
En una noción espiritual mientras intentamos
separar nuestra conciencia del otro.
Llegar a aquello que la hace
individual hasta su llegada al océano.
Eso tan delicado que nos separa
de los pétalos.
Eso que casi es poético.

Que es casi poético con adjetivos donde la epifanía
ya no logra definir ni los muérdagos
incluir en su listado de plátanos.

Sí. No siempre. O sea usualmente 
lo particular es la excepción y empíricas latitudes
confunden la experiencia del vórtice
o el asunto latino de una esfera.
De las escoltas donde un semilúcido hibrido
rozo los collares.
Los acuarios. Las veredas donde 
el estilo contrasta con la intensidad o el velo.
Con la desolación y el enigma.
Entre platos de brea
que aluden a los trópicos un animalito recomienda
el lugar donde se encuentran sus oráculos.

Y un ser que pasa por allí al preguntar
por los mismos.

Recibe la siguiente respuesta.

"Todo empieza y termina entre mis sombras"







La Conversión del Ladrido





Existe un lenguaje perdido en la niebla.
Uno errante como el silencio en medio de una calle
a la que arriban los pájaros.
También los desasimientos.
Los sacerdotes con melenas negras.
Profetas con cargos políticos. Undécimos. Genéticos
en el instante en que el mar se convierte en tiempo.
En pulso de hierba o maldición.
Están las unas y las otras cosas. Las diéresis. Los eufemismos.
Todo aquello que adhierese o certifica nuestro 
recorrido por el verbo.
Buscando brújulas en el pavimento.
Diarios que no anhelen eternidad ni viceversa.
Conjuntos de relieves 
donde la soledad llega del sueño o se irisa.
Donde las urnas descienden con una mandarina en la boca
o un león en el pecho convertido en hoja.
Existe un hipotálamo.
Un aneroide junto a una ceremonia.
Un collar de humo mientras el desdecimiento aloja
un alfiler en la brisa paralelo a campañas
de nieve y fascículos-mandíbulas.
De cráteres y grafitos.
De yacimientos donde las entrañas describen la intuición
de una corteza. El istmo proveniente de una
placa tectónica. Fuelle o rampla
de antiguos remordimientos
en los que la distancia recopilaba la oración de
un búho.

Y el mar.

El ignoto mar lo convertía en ladrido.








miércoles, 13 de noviembre de 2019

Poeticidad de un Panorama






Se encuentra dormido entre el verbo.
Mística o diástole de esoterismo donde los nudos se encrespan.
Soledad de arciprestes que rozan de noche la luna
y responden a los sólidos.
Diluvio sobrenatural donde ansiamos una raíz.
Una silueta. Nada más que la silueta de una
manzana.

En un lugar en que la sílaba se estrella contra el vacío antes
de convertirse en palabra.
En el pubis destruido en tu adolescencia por los minotauros.
Durante crepúsculos donde toda semántica elige el
grito antes que la voluntad de los presagios
y los preludios donde se bate la inocencia.

Se dora en los caballos.
Disputa a lo ancestral un unicornio amarillo con latitudes.
Con jardines o puestos donde la clarividencia muerde
las cúpulas de esta ciudad sin brújulas
e himnos donde las liturgias invaden el camino de las
plagas devorando sus resacas.
Sus estelas.
Su lampo más atroz.
Su paraíso -eso sí- meridional en cada uno de sus acentos.
De sus trasatlánticos.
De esas liturgias con que adrede despide la humedad de
las centellas antes de encaminarlas a los relámpagos
que se separan del fuego.

En la intensidad.
En las parábolas con las cuales llegas a un desayuno con 
una abeja en las mejillas.
Una abeja dorada que arrastra una colmena en sus alas.
Colmena democrática.
Neoliberal. 
Derechista o zurda en cualquiera de sus telegrámas.
Neopoética.

Conduciendo un cisne tuberculoso en una de sus 
imágenes.

Aquella donde el diminuto criterio que posee de la belleza
colisiona contra el infinito ámbar.





lunes, 11 de noviembre de 2019

La Soledad del Verbo






Aguarda en el interior de una palabra. No herido por
los hechos. Abdominal como toda inocencia. Raído por 
uno de los bordes donde nace un equilátero o el celeste
latido de un poliedro.
Las cebras?
Se alimentan de astrologías en esta aurora; aurora
de margenes. De horizontes opuestos.

La sensibilidad es en este momento un presagio.
El amor concede a la niebla el deseo.
El secreto de la luz al final es develado. A su alrededor
tienen que agitarse las sombras.

Barcos y números de agua al superficie de una piel
donde yerran los arquetipos.
Pétalos de urnas que vuelven al trigo luego
de reconocer un verano en las sirtes.
En el lenguaje que elige las esporas.
En la salud dionisiaca del verbo los naufragios se enlazan
entre misteriosos precipicios.
En uno de ellos el insomnio pertenece a la magia.

Circos de arena en el reloj donde roza la fantasía
un húmero de polen.
Un onomástico de arroz es sorprendido en el viento.
El lecho donde se irisa el devenir posee
collares semejantes a un velo en ese segundo donde
la intuición recoge sus preludios.

A través de ellos

El corazón que habita en cada ser sobre la tierra
encuentra el camino a las hojas

Y a la soledad del verbo.






sábado, 9 de noviembre de 2019

En Qué Raíz de Nieve






Qué otoño aguardo?
Qué raíz de nieve donde empiezan las palabras?

En qué ciudad el universo muestra su talón amarillo?
En qué ceremonia vuelvo a impregnar este corazón de vacío
porque sólo así se conoce lo absoluto?

Qué hebra de cisne que reconozco en tus cabellos
-igual que una noción dorada del albedrío- es un relato
purpura de otros ojos.?

-unos que llegan al insomnio durante una primavera
de iones y escatologías-

Qué mañana es sórdida como un relato de vidrio
o una narración donde las hipérboles se encuentran de 
forma amarilla en una horda de rocío?

Qué lenguaje desnuda el respiro?
Cúal de ellos llega por primera vez a la palabra?
Háblame de esa noción donde tus sílabas muerden un 
paraíso prohibido. Constituido de algas.
De extraños cuadriláteros llenos de cebras.

Que día?
Que representación del sol en la superficie del mar
se hará sabía para representar el orden
de la luz cuando desciende a las sombras?

Qué espiral?
Que búho iridiscente dormido en tu pubis con
determinados travesaños. Todos atómicos.
Todos en el relente de una casa
con espejismos donde vislumbrase un tatuaje.
Un collar de agua.

O un adoquín de polen.

Con el cual en el amanecer tu rozas las estrellas.







lunes, 4 de noviembre de 2019

La Religión de los Dados






Tal vez alguno de nosotros no es sólo aquella silueta que
tú humedeces. Tal vez un análisis de los eventos mas azules
es también contrario.
Tampoco somos una llegada a la imagen mientras las calles
son amarillas como un barco de humo el cual posee
el rigor del color de determinadas cosas en la naturaleza; el ala
en el otoño de una hormiga por ejemplo.
-no voy a hablar de lo objetivo, hasta cierto punto lo objetivo
no determinó jamás nada en mi vida-
Quizá provenimos de un universo donde las formas navegan
como espirales que rozan sus propios crepúsculos
en el pubis de una estrella.
Es posible que no todo este hecho de inasibles catedrales.
No creas, mi esfuerzo por ser lírico se detendrá algún día en 
el agua. Veré allí mandíbulas de ecuestres planos.
Me pregunto -empero- si habrá sido realmente un esfuerzo.
Me pregunto -empero-, - incluso- si la interrogante es valida.

Tal vez irrumpimos en un velo con el álgebra que promete
el corazón cuando estamos dormidos y las sílabas que llevamos
en nuestros latidos muestran sus ojeras.
Debo decir que las ojeras son la mas firme determinación del
ser humano. La irracionalidad mas pura cuando se trata
del abismo. No hay otra cosa.
Es posible que nuestras noches sean días en realidad y los
días. Bueno los días sean noches.

Y según el mar hemos tenido una respuesta diferente para 
cada ola que vimos. Yo recuerdo muy pocas.
Mi memoria no guarda en su trasfondo aquellas que el 
mar hoy desde su propia memoria idealiza.
-evocar sus imágenes para el mar es una manera de 
idealización-
No sé si hay una película en ello.
Un simulacro o una linterna de pus.
No sé si en cada relieve hay una redención.
Observa el tiempo que gira en los muelles es dorado en
esta aurora donde los pelícanos se han convertido en
cisnes, pero no por obra de la magia.

Las vocales eligen.
El invierno reprodujo el frío en todos los parques mientras
pudo. El calor toman el vapor para cómplice.

Yo en este amanecer creo que toda religión proviene de 
los dados.

Y esa es su única mística.





sábado, 2 de noviembre de 2019

Contemplación





Uno de los lenguajes se encuentra con el verbo.
Hecho que acontece en el interior de una raíz.
Una que cuelga del pubis de una araña.

Tal araña reflexiona. Habita. Condiciona.
Se estanca en la naturaleza. Roe.
Tal araña duerme en mi casa como un ladrido o 
la cintura de un pez a través de la arcilla.
A veces piensa en las reencarnaciones.

Los objetos son boreales en este momento por ello.
Rastrillan sus siluetas.
Eligen el punto en la noche donde se oprime un alga.
Un punto que ha girado entre la eternidad llamando
a los collares.

A las silabas donde el anhelo empieza.
Donde el árbol surge en medio de volúmenes.
De extrañas trayectorias.

Yo miro un reflejo.
La figura que lo enlaza a la realidad describe la
inclinación de un prisma.
La metáfora que se desprende de ella
pertenece a un mar invisible donde cada palabra 
tiene que empezar un viaje a través de océanos de silencio
para encontrar la pronunciación.

Yo las observo hasta llegar a la 
contemplación.

-no era el objetivo-

Sobretodo a aquellas que han elegido el silencio.

Y han decidido no tomar ese viaje.





martes, 29 de octubre de 2019

Las Apenas Sílabas







En la arena se desvanece la imagen de un cuchillo.
La resaca al volver al océano lo hace colmada de espuma
en su boca. Entre la espuma se filtra una palabra.
Idearios ahora. Alabardas de incógnitas bujías que
acentuamos. Sólo el texto conoce el porqué.

La playa y un hombre son cómplices de esa imagen.
Ambos eran abstractos al llegar a la arena.
-fueron adiestrados unos segundos-
Seguidamente esa imagen los hizo sólidos.
¿Fué lo poético en esa imagen lo que logró ello?
De ser así...Qué era lo poético?
Dios no estará involucrado en todo esto?

En la arena se desvanece un cuchillo.
No es lo mismo que pronunciar una daga.
Que recoger un escalpelo de las manos de una cebra.
Que vivir a la par de un dromedario que se alimenta
de pianos por la noche y en la aurora
devuelve su corazón a las canteras.

A esas manadas de abalorios donde la distancia
ha puesto un cereal.
Una historia de planos y cartones que muerden.
Que llevan ojeras y presienten el ladrido
en el barro. El ser convertido en estatua cuando
voltea la mirada en el desierto.

Luces. Una para que puedas alimentarte.
La otra es para que acaricies las sombras de la noche.
En ambos casos una suerte de esgrima
ha de supurar. En ambos casos hay un cráter
donde un arpa llega con apenas sílabas
de un canto que oprimen los relojes.

-el que oímos no es igual al verdadero-

Y el mismo pertenece al tiempo.












sábado, 26 de octubre de 2019

De Acuerdo al Desasimiento





De acuerdo al desasimiento.
A las nubes amarillas que poseen la trayectoria de un
anhelo convertido en carbòn o silueta.
Segùn las reencarnaciones y encantamientos.
En esa coyuntura donde el trigo pertenece a uno
de los cuellos de dios.

Desde aquellas imàgenes que en desbande acentùan el aliento
en un poema y muestran su desvelo. La cita con el 
mar. La relación con los pájaros algunas veces nocturnos
disputando un gorriòn al velo. A las cuencas
imaginarias. Iridiscentes.
Muy cerca de una orilla. Una que crece sólo entre
árboles.

Segùn lo genuino que duerme en
las catedrales del viento. Frente a un vaticinio 
de agua. Lleno de aposentos o raìces que buscan collares
de polen. En una habitaciòn donde
millones de cebras se preguntan còmo es que sobreviviràn
en un espacio tan reducido. Còmo lo haràn sus descendientes.
Claro no es lo mismo vivir en el àfrica.

Entre lo inasible.
En el pudor con el cual el pensamiento observa la realidad.
En sus escrùpulos que màs que un ladrido
muerden una media 
en un espiral.

En las estelas donde un brillo se recoge para siempre
devolvièndose al mar.

Con la certeza de que en la pròxima ola
tal brillo serà otro.

Y nosotros.

Sòlo nosotros en un extraño infinito encontraremos
su nombre.





miércoles, 23 de octubre de 2019

Sobre las Primeras Palabras






Creo que era en el tiempo de las primeras palabras.
Cada una de ellas se elevaba desde las cenizas.
El universo era un ritual de fuego.
Una misteriosa cúpula.
Una encerrada en las entrañas de tu cuerpo.

El viento recopilaba.
Las corrientes en él exhalaban crónicas y parentescos invisibles
en sus céfiros.
Sin conocer el sonido de tu nombre entre la pronunciación 
dormías. El sonido lo oías en sueños.

Creo que era un tiempo de primeras palabras.
El amor era una mitología con racimos de arena en su pecho.
Yo bebía desde hace siglos en ellos.
Desde antes que el corazón y el espíritu fueran colocados
en esta forma.

Los ríos formaban serpientes en su curso.
En realidad eran meandros.
La mirada crea sus propias supersticiones para vivir.
Eso es algo ajeno a nosotros.
La mirada crea una estética totalmente desconocida para nosotros.
Sin embargo es la condición para que la nuestra exista.
Y viceversa.

El tiempo de las primeras palabras.
De los ramas de los árboles desde las cuales se desprendían.
Del movimiento de un velero en la superficie del mar
pero con pelícanos que se confundían en las crestas de espuma
de las olas. En realidad eran sus cómplices.

En realidad el deseo anida en un piano como la esperanza
vibra en esas redenciones que de noche elaboran
solsticios azules. Húsares que llevan una mandarina en la
boca y rozan el idilio de un crepúsculo al
encender sus estandartes milenarios.
Llenos de antepasados como un misterioso cuchillo que
abre la tierra.

Primeras palabras sostenemos en un paraje que describe
la luz y al hacerlo recorre un himno para
mantener en silencio ese periplo del lenguaje por los labios.

Y esas palabras son como un beso.

Un furioso beso que nos lleva a veces a la lucidez.

Pero la mayoría de esas veces nos conduce a la locura.











lunes, 21 de octubre de 2019

Poestética








Claro. Ella es un pubis pero no necesariamente.
Tampoco necesariamente se determina así la naturaleza de nada.
La vida nos vuelve a reconocer en un halo.
En el lampo donde los dinosaurios son procolábicos.
Llevan comunidades extrañas y aposentos recíprocos
en sus mandíbulas.
Recipientes de cromo aislándose en sus sienes.
Fueron hervíboros un día.

Y por supuesto se encuentran los cimientos.
La estética de un día cultural sobretodo. Térmico. Dormido 
en el destello de un fluorescente en la mañana.
Cuando los caminos de los hombre se separan.
Cuando de núcleos y tempestades volvemos a la barbarie
del pan y los acertijos en todo rostro de los hombres.
En toda palabra.

También las constelaciones.
Extasiadas por un evento de alcohol.
Por una estela submarina que en el encantamiento
contempla el destino de los simulacros y las
cosas que aprendemos a escribir
-muy torpemente-
cuando nos queda nada.

Oh miramiento que te tardas en decir.
Oh corola con tirabuzones en las catalinas de las bicicletas
que parecen reflejos y toman la continuidad.
Toman el devenir si es una leyenda donde el amor
confina sus abalorios.
Y un naipe mágicamente se seca.

Aguardando la humedad del otoño.









Ascenso de Abraham







Cierto esbozo se asemeja a un cisne.
Es un poco temprano para decirlo. 
Mucho más temprano para intentar escribirlo. Pero
cierto esbozo se asemeja a un cisne. Sobretodo
en el instante que lo roza.

Ambos. El prefijo y yo evocamos una desembocadura.
Un relato del sol en el océano.
Una narración en la cual el filo vuelve a los cuchillos
abandonados por los ángeles.

Cierto esbozo. 
Pero para ti y para mí es la luna quien participa.
Una chapa de lata quien se desarrolla.
Quien toma de los cabello al agua.
Quien evita la superficie y llega a la profundidad
del vacío. Es decir aquello que se encuentra adelante de 
cada paso casi en toda realidad.

Los carbones sugieren.
El viento es un conjunto de escarcha con estandartes
invisibles. En la orilla la estela 
deja de ser un simulacro y muerde los collares.

El céfiro agita los ángulos de una concha.
El ámbar en él vuelve a ser una experiencia.
Un mundo que vuelve de la sal instruido
por los arquetipos.
Por mi inconsciente. Tan vulnerable entre la
realidad al intentar convertir en señales sus sueños.

Pero eso acontece en el día.
Durante la noche mi espíritu buscará los muelles
de sus sueños otra vez.

Uno de esos muelles es un país lejano.

En el mismo Abraham en estos momentos vuelve a 
ascender a una colina.


sábado, 19 de octubre de 2019

Contemplación Cardinal




Los ojos son como esa traslación que no tuvimos.
El pelícano en la superficie de la arena tomaba las sienes de 
un ser ese día. 

Era una mañana. La particularidad de esa mañana
no era la lluvia ni el sol. Eran los reflejos.

Los precios despiertan igual que un hombre del agua.
Los sacrificios eligen los comercios en
este brillo de plátano.

La coherencia no es un estado que me lleve a las cosas.
La lucidez no es otro estado que me guíe a las cosas.

Sólo tengo un paraíso del barro colisionando consigo mismo
mientras las hienas escriben un nombre en el desierto.
Uno semejante al maleficio. Uno con apariencia 
de acero

Los niveles del tiempo se reencarnan en las dunas.
Algo de sacrificio y menta despide un dado
de los adjetivos.

Los acertijos son de un jaguar ahora.
El mismo lleva historias de sucias mandarinas.

Indómitos muelles que se aíslan
en un génesis de agua.

Elevando su espíritu a los suburbios de los pájaros.




El Negro Vuelo





Todo esto es aéreo.
La sal en el vidrio. El horizonte con un único
velo. El polen en las alas del pájaro.

Sonidos y bucles se orientan hacia otro despertar.
El prodigio extiende sus sílabas en un retrato de amapola.
La lluvia se desplaza en la brisa.
Hoy es leve. Su diámetro cabe en cualquier céfiro.
Te rozo. Alguna puerta en ti desprende lo
hialino. Su botín de carbón.
Sus entrañas de cera.

Navíos con olor a papel zarpan de la piel buscando una boca.
Centinelas de humo cortan en hemisferio. Evento que 
vive apenas un instante. Seguidamente el hemisferio
vuelve a unirse. 

La horda -a la cual pertenezco- lee periódicos y escupe
sobre un pan en una esquina de amatista.
En otra escoltas de bozales danzan.
Todas las palabras en ellos - si las hay- son industriales.
Se componen de violines en ocasiones.
De axilas de trigo.
Obviamente de excrementos.

Todo es aéreo.
La oda para el collar.
El verbo un poco humano que parece sagrado esta aurora.
Aurora de decibeles. Planteamiento que el coral
pone en latido. Insinuación que te recoges
mientras emanan unidos a los gallinazos
en las cúpulas de una catedral

Un negro vuelo.







jueves, 17 de octubre de 2019

Como si Escribieras






Como si escribieras de algo oculto en la noche.
De ese otro mundo sumergido entre alabardas y vórtices.
En el polen donde el espiral ha rozado tu rostro
para así descubrir la sensación de la piel.

Ese otro universo de reflejos que continúan su camino
en el espejo, tomando un destino diferente al de cada
ser sobre la tierra. De todo ser que incrusta su imagen
en ellos. 

Como si escribiera de eso que el misterio abandona antes 
de ascender a un rito.
Como si estuviera hecho de collares y eslabones
despiertos en ese otro mundo. Aquel de la soledad absoluta.
En uno de los nombres que pronuncias en tal soledad
absoluta.

Y.
Las palabras rotan en una industrial figura.
El núcleo de una pirámide recorre los ángulos de la arena.
Allí el viento levanta los granos de un arpegio
escoltado por lo sobrenatural en una científica hebra.
Robada por el amor a una episteme.
Arrancada a los bozales y el ladrido tempranero
de una gota.
De una hoja.
De un sedimento que une tus sienes a los navíos.

Entre boreales circuncisiones formadas por 
otros sistemas.






martes, 15 de octubre de 2019

El Destino no Tomado o la Dimensión Paralela





El espacio ahora conduce tu cuerpo.
-lo debemos al movimiento-
El espacio es una forma del tiempo irreconocible.
Una que apenas es un vórtice.
Un espiral.

Todo filosofo -prosigamos- lleva un poeta 
en su espíritu pero no todo poeta lleva un filosofo.
Esa es la sentencia que llevan las palabras en
esta mañana por las calles.
Con ellas escupen en todas las paredes.

El amor es una botella encerrada en la orilla
con algunos demonios.
Cada uno es una metáfora diferente.

Cada una adquiere meteoros.
Diferentes bengalas con las que seguramente
podrá rozar una hoja. Un hemistiquio.
Una parábola que antes de decir
tu nombre acontecía.

Yo no lo dije por temor a que su forma 
inundara uno de mis sueños.

Yo lo pronuncie en el interior de mi boca, para
que así tuviera más relación con mis órganos.
Pero ello no sucedió.

Lo que sucedió fue una historia en los acantilados.
Una que dos seres forjaron hasta convertirse
en fantasmas.

Una que ahora busco entre esa naturaleza.

Tales seres convertidos en mágicos fantasmas
continuaron esa historia allí donde
la dejamos.  

Su destino es totalmente distinto al que
tomamos.









Las Serpientes Invisibles





Como es extraño el día.
Ninguno de nosotros ha creído en él.
El enigma desciende con un relámpago
cruzando una de sus mejillas.
En la otra el pétalo es 
de sangre. Las venas por donde 
corre levitan entre
lo esotérico.

Ya que es extraño el día en él vila el presagio.
Es semi-estentoreo.
Prologa un exordio en los himnos
que arrastran diluvios.
Prologa un ave.
Llama a aquello que no es exactamente
el día ni la noche.
Hace siglos separó los continentes de
los océanos en la luna.
Nosotros eramos niños entonces.
Nuestros juegos eran de cartón y agua
para poder verlo.

Miro uno de mis sueños
lo hago para precisar aquellas escoltas que
derivan hacia
un mundo cubierto de espinas.
Uno sagrado.
La hiena que críe en mi jardín ahora
posee una mandíbula.

Es misterioso el día.
Posee un alga y un minotauro.
El alga la tomó de la orilla del mar.
El minotauro pertenece al lumen más 
helénico que pudo existir.

Uno que le canto a las serpientes invisibles.

No a esas que se hallan frente a mí
llenando los restaurantes y cines.

Aquellas emplumadas.







lunes, 14 de octubre de 2019

Debió Ser





Debió tener otro nombre.
No aquel que lleva como titulo.
La mayoría de los títulos son por lo general 
un prologo. Una tierra de incertidumbre. Un animalito
donde se humedecen y secan las cosas.
Todas aquellas que no conocemos y a veces
también las que conocemos.

Tal vez en ese buscar otro nombre
debió enfrentarse a sus límites y bóvedas.
-sé que agitan las bóvedas cuando van en bicicleta-
No a aquellas que pueblan los horizontes y parques.
Cada parque es un navío de sal.
Una manzana que es disputada por una horda
a las sienes.
Un paraíso siempre y cuando sea de polen.
Y todo horizonte es la niebla que se detiene hasta
formar con el tiempo sus escamas.
Un torneo de cartón en estas.
Un relieve de arcilla en esa plenitud de vidrio
o clorofila.

Debió.
-por supuesto que sí-
Otro nombre sin dudarlo poseer.
Uno donde la escritura fuera meridional como un ejercicio.
Como un molino que describe gamado el principio
de los corazones.
Su inédito mundo donde se inician las entrañas.
El ramar purpura.
La sedición y el planear subversivo de un
ladrido en un parpado.

Debió ser.No una iguana de sal que
oprime los astros en el crepúsculo.

No el abalorio que escapa del eclipse para
beber en las venas de los círculos. 

Esos que yerran en el diluvio.

Uno desvaneciéndose en el sueño de nuestra silueta.







Coyuntura Seminómade






El océano a determinada hora con una moneda 
en la boca.
Encerrado en la performance que todos a diario
diluimos para luego beber.
-no todos-
Una donde juegan leones y cachorros.

Escuadrones de amapolas en las calles liberan sus
coreografías.  En cada uno de sus pétalos
hay un ave roja. En teoría debería ser un hallazgo
de la ironía. Pero sólo es el roce de una extraña
desesperación.

Algunos dicen que ello camina ligado al hermetismo.
Que hay una ciudad.
Un hombre que arrastra espejismos.

El océano que es lo mismo que el mar sin antelaciones
pronuncia un nombre encerrado en la niebla.
Entre él y el pensamiento hay más de un acertijo.
Más de un violín que se convierte en travesaño.

Coyuntura seminómade 
de un lenguaje que a veces proviene del sueño.
De aquello que es una dimensión que une y separa la
realidad de ese sueño.
Un puente diminuto.
Casi invisible.

No lo vemos.

No lo vemos porque creemos que no es un 
pensamiento.

Pero cuando los dinosaurios nos vuelven a mirar
en los ojos.

Volvemos a convencernos de que lo es.












sábado, 12 de octubre de 2019

Esbozo de un Himno




Es el esbozo de un himno el que desciende por la aurora.
Lleva analogías y coplas que escriben del iris.
Conciertan en adagios.
Dosifican aquello que es histriónico en las ciudades.
Una mejilla izquierda por ejemplo.
Mi elástico catolicismo.
Sin huellas digamos.

Yo al respecto he contabilizado las ocasiones en que 
descubrí una hoja y deserté al mismo tiempo de ella.
Preparé incluso una logística para siempre recordarlo.
Así brotaron los muelles.
En todos los tallos que veía en los navíos de esos
muelles brotaron.

De paso surgió la evocación.
La evocación -que es mi evocación- era una efigie.
Una efigicidad compuesta de navíos.
De la palidez de un niño.
Del giro que da un adolescente cuando arrastra para
luego elevar una amapola en vez de un cometa
en el infinito.

En realidad es en una parte del hemisferio.

Sucede durante el crepúsculo.

Y un celaje de sangre detendrá su vuelo.








El Corazón de las Quimeras






Te sitúas en un lugar donde el lenguaje es de papel.
Sólo así podrían alcanzarte estas palabras.
No son poéticas debo decirlo.
Tampoco líricas.
Recorren mediterráneas y esféricas el sonido de los
dados. La coherencia de los astros.
La reencarnación que en algunas ocasiones toman 
los objetos de la mística.
Esa es la poesía que conozco.
La unto de mantequilla cuando llega la tarde y algunos
panes caminan hasta esta mesa.
Hasta este alfabeto de sal ignorado incluso por si mismo.
Lleno de conchas y sílabas destruidas por los
cantos de los animales en los zoológicos.

Y mira.
Los carbones que cuelgan de las ramas de los árboles
son semejantes a todo lo que tú decías.
Uno de los patios que recorrimos guardan algunas
hebras de tu pelo. Por supuesto he intentado
robarlas. Por supuesto fui herido
por las astrologías.

Luces alternativas de linternas que se humedecen
en tus oídos. Relámpagos que conducen minotauros a la
luna. Al lado oscuro por supuesto. Hermético
y marrón como los puentes o esas utopías que oprimen
sus nihilismos hasta rozar un canto de amor
encerrado en las botellas. Velado en los bucles.
Con idiosincrasia de polen vestida de trigo.
Semi-dorsal.
Dicción de naufrago en las sienes de un sueño que mas
que sueño relata el relieve donde gira un
preludio.
Donde el presagio es un ámbito gemelo para todas las
costas que descubren el corazón de las
quimeras.

Y después las arrojan a esos ámbitos.

Donde se agitan para luego parpadear en todo aquello
que proviene de nuestras supersticiones.

De nuestros acertijos infinitos.



Evolución de la Lluvia





En el final de la lluvia con algunos horóscopos.
Tan cerca de esa luz que desprende el silencio en
un collar de humo incrustado en la superficie del mar.
Atiborrada de sienes iluminadas por
una cresta.
Por un océano de carne donde los antílopes
y dinosaurios esperan.

Es el final de la lluvia, aquella que no nos trajo un diluvio.
Que recogió melancolías de los bosques azules.
Que miro en tus ojos con un retrato de aluminio
descubierto por una paradoja.
Por un relato del génesis en el horizonte.
En el horizonte -claro- después de los carbones y tus pupilas
marrones. Dormidas en un profundo celaje.

Es el final de la lluvia que probablemente es el pasado
del diluvio. 

Claro evolucionó hasta convertirse en diluvio.

Creció al igual que las sociedades y los hombres.

Y algún día al destruirse lo hará también con 
nosotros.






viernes, 11 de octubre de 2019

Apariencia de la Ironía




El pétalo es como un antiguo sonido esta mañana.
Uno con cierta devoción.
Los pájaros ya ladran. Lo hacen con determinada
ojeriza. La lluvia es un crepúsculo.
No logro precisar que tipo.
Supongo que esa es toda su escatología.
Su prólogo.
Esa identidad que hace de las cosas una pirámide
y muchas dimensiones de cebras.
Incalculables a veces.
Ductilmente en la verdad desde la hipotesis
que una corola muerde.

El cuerpo que habita lo poético es un ser.
Uno lleno de enigmas.
Con siete catapultas en la boca.
Reiterado en el sur por un frenético hilo.
Uno funcional
Elevado por los callejones y sumido en uno que
otro cuadrante. Un cuadrante púbico.
Talámico.

Hace frío?
Un canto de llovizna y leche es anterior a mí.
Un brillo religioso traza el aluminio 
de una raíz en el sueño.
Todo esto puede ser llamado hipotenusa.
Agnosticidad de infinito cúmulo.
Estilización de trópico exhalado
por el rocío.

Escupo a los opuestos.
A las teorías dialécticas de la hierba.
A la ceniza del barro con hálito de elefante en 
una bicicleta.

La alquimia bosteza.
Helada y circulas como la herida en la superficie
de un cuchillo.

Así empieza a emanar de la superficie de tal
cuchillo el porqué.

Y es completamente diferente.

En nada se parece a la ironía.





jueves, 10 de octubre de 2019

Tradición





Por la mañana el río ha tomado un rostro.
Bueno, para decirlo con más exactitud la mirada que
hay en el mismo.
En esa mirada el movimiento -si es constante- pertenece
sólo a los ojos.
Ellos son los que concentranse en las direcciones del espacio.
Ya que el espacio es una superficie y toda superficie
es parte externa de un cuerpo hablamos de limites.
De ángulos.

Por la mañana vuelvo a tomar una manzana.
Ello es como un extraño capítulo.
Un episodio que me aleja por instantes de aquello que soy.
-¿qué es lo que soy?-
Y si empiezo a definir aquello que soy puedo decir que
soy una manzana que heredé del paraíso.
Una que algunos días de mi existencia me recuerda
una historia. Una alegoría en la cual un hombre y una
mujer se alimentan. Tienen sexo diariamente.
Se fermentan.
Comen pan. Defecan y tratan de no dejar
pedazos de excremento en el esfínter.
-como todos tratamos-
Van las bacílicas o devoran la saliva de los otros.
Se sientan en el filo de un cuchillo 
como sólo pueden hacerlo dos seres que aman.
Todo va bien.
Todo va bien -digo- hasta que llegue
-seguramente será así-
una serpiente.
Ellos sin ninguna duda serán por ello bíblicos.
Se halla en todas las hegemonías del anhelo.
Esta es particularmente cristiana.
Igual que en un blbuceo.

Por la mañana.
Edificado por un rol o una cabellera de frío.
Cumpliendo con ese rol en una vereda donde los anuncios
se filtran y los espejismos coinciden con
el vacío.
De un vacío abstracto hablo.
De uno con vocación amarilla.
Inseguro en todas las trayectorias donde parpadea
una colonia de yeso.
Absolutamente ambidiestro como el humo o el 
jadeo de los rehenes en una navío
de linfa.

Hablo de un rehén que fue atado a los mástiles
para poder oír a las sirenas.

Pero ello a diferencia de la manzana.

Pertenece a otra tradición.