jueves, 7 de abril de 2016

Tambièn un Monòlogo




A veces sucede.

La nieve se aleja en el corazòn
mientras los labios se oscurecen y los perdigones
son alas con superficies de zoològicos.

El atleta es de agua y lleva un mensaje en su
espìritu donde siempre vagaràn los trasatlanticos.

En la osa menor un vidrio capitula y se posa en la arena
como una tortuga que se atasca en la duna.

La intensidad vuelve a un estado de protocolo, de 
helicopteros que se secan luego de arribar a los tallos.

Las suturas vibran en las superficies de un cuerpo
donde profundamente se arrastra una bacilica.

Muelles y tornos regresan a las maquinas con
una fabula. El rìo se incendia purpura igual que en un
lienzo en el secreto de los bosques.

Sobre un patibulo
las abejas abandonan el polen y sobre un amanecer
de escombros se ondula la tierra de las casas caidas.

Se religan las voces con siluetas de moscas que llevan
rosadas manifestaciones en sus cabellos.

Imprimense volatiles cabañas de alondras donde 
volvemos a recordarnos entre aquello que era secreto 
para los sedimentos.

Yo vì la playa, escribo. La vì hasta esa pronunciaciòn de
la sed en los balcones llenos de caratulas.

Es todo. Las ballenas se colgaban de la fiebre antes
de llegar a los zocalos.

La lucidez volvìa a los automoviles.

Aletas semejantes a las paràbolas dormìan en los
relampagos que anunciaban el color del misterio.

Era un misterio suspendido de manera coloquial entre las 
escaleras.

Donde al igual que èl.

Nosotros tambièn eramos un monòlogo.






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